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Capitulo 7

Seiya caminaba solo hacía la salida del instituto.

Kiki le dijo sus noticias de que saldría con una de esos Demonios para conocer la ciudad, algo con lo cual no estaba del todo de acuerdo, pero no dijo ninguna protesta y solo asintió, Kiki sabía cuidarse a si mismo y dudaba que alguien en esta ciudad pudiera siquiera ser un reto para alguno de ellos.

Sonaba arrogante, pero era la verdad.

Cuando ya estaba casi saliendo, Sona se cruzo en su camino, la acompañaba Tsubaki. Por la mirada que le dirigieron, era claro que la chica Gremory les conto todo.

El aire a su alrededor era tenso, el Nipón podía notar que los músculos de ambas chicas estaban tensos, listos para pelear o escapar en caso de ser necesario. Suspiro, vio alrededor, al no haber nadie mas, podían hablar por normalidad.

-De acuerdo, mejor dejémoslo claro ahora, así evitaremos problemas mas adelante, ¿no te parece?-.

-Me parece correctos. Entonces, ¿entiendes que si haces algo que ponga en riesgo nuestra identidad dentro de la academia, tendremos que hacernos cargos de ti?- Señalo Sona con firmeza y frialdad.

Seiya sonrió, un poco cínico. Se notaba que la chica no había vivido lo suficiente como para reconocer el ambiente, o puede que la pelirroja no le contara de su choque con las enviadas de la Iglesia.

-Aunque me gustaría verte intentarlo, no te preocupes. No tengo ninguna razón para hacer eso, de hecho, me gustaría hacerte unas preguntas, ya que algo que no entiendo de su actuar- dijo Seiya, atrayendo un poco el interés de Sona.

-¿Qué es lo que quieres preguntarme?-.

-¿Por que vinieron al mundo humano? Por lo que su Rey Demonio nos dijo, también tienen escuelas en su Inframundo, además que tu y la pelirroja son las herederas de sus respectivas familias, tienen la vida regalada. Así que no entiendo el deseo de rentar una ciudad para tener una vida estudiantil, no le veo lo especial-.

Puede ser por que nunca haya ido a una escuela como esta, ya que la mayor parte de su educación se la dio su hermana Seika y Marín como parte de su entrenamiento, además de que nunca ha tenido interés por entrar en uno, de hecho, para un humano, sería mas genial asistir a una escuela de Demonios. Pero ese era su punto, quería escuchar de la boca de Sona su opinión.

La Presidenta del Consejo Estudiantil dudo un poco en responder, ahora que sabía que el nuevo profesor de gimnasia era mas de lo que imagino, pero también sabe por Rias, que vinieron a conocer a los Demonios, así que lo mejor era ser honesta para que no haya malos términos, ya que ha escuchado de lo que le pasa a las personas que están en la mira del arma de un Dios.

-B-Bueno... la razón por la que Rias y yo vinimos era para demostrarle a nuestros padres que somos independientes, que no tienen porque decidir nuestra vidas, ya que somos capaces de tomar nuestras propias decisiones para lo que queremos y deseamos en nuestra vida, que somos mas que solo nuestros apellidos-.

-¿Solo eso?- Insistió Seiya, intentando ver si había otra razón.

-También por curiosidad, la mayoría de las casas de Demonios tienen un decorado al estilo Ingles, así que venir y conocer Japón era una forma de conocer cosas nuevas-.

Al no ver que parecía ser todo, el pensamiento de Seiya ante la respuesta fue...

Decepcionante.

-Pensé que eras diferente a la pelirroja, pero también eres una niña mimada, aunque tal vez mas rebelde que ella- suspiro Seiya.

-¿Qué dijiste?- Exclamo Sona molesta, Tsubaki, a su lado, frunció el ceño.

-Entiendo lo de querer conocer otros paisajes, incluso yo admiro la vista de los lugares que visito de vez en cuando. ¿Pero venir solo para probarle a tu familia que puedes hacer las cosas solas? Eso sin duda es rebeldía, se de lo que hablo- claro que lo sabía muy bien, ya que fue rebelde desde siempre, solo ahora que es mas adulto se ha calmado.

-Tu no entiendes nada- exclamo Sona.

-Puede que tengas razón, pero tampoco creo necesitar mucho para entender- avanzo caminando, pasando de largo a las dos chicas. -De todos modos, sigamos llevándonos bien, Presi-.

Dejando a las dos chicas en la entrada, Seiya pensó que tal vez podía estar equivocado y si había algo mas, pero hasta no ver o escuchar lo diferente, su opinión sobre Sona Sitri no cambiaría: era una chica lista, determinada y que mantenía el orden, pero con lo escuchado, también supo que es rebelde e intenta no ser la sombra de su familia.

Él realmente no podía comprender sus razones, no solo porque no le agradaban los niños ricos, sino porque no entendía la razón de demostrar su valor a otros, él nunca tuvo tiempo de pensar eso, su mente en los primeros años de entrenamiento era ganar la armadura para reencontrarse con su hermana, luego, solo se enfoco en batalla tras batalla para defender la Tierra hasta que sufrió la maldición de Hades y posterior a eso se volvió Santo Dorado, donde tenía que cumplir misiones y seguir velando por Athena como uno de sus mas fieles y poderoso guardianes, y ser la inspiración de los jóvenes aspirantes, tal como fueron Aioria y el resto de Dorados antes que ellos.

Pero también comprobó otra cosa: Sona no era malvada. Podía tener sus problemas, y esa aura demoniaca lo confundió en un inicio, pero ahora podía asegurar que no era un ser maligno, así como el resto de su nobleza.

Él conocía muy bien a seres malignos, la gran mayoría de seres que enfrento tenían un brillo de despreció a los humanos, pero ella no. Aun le faltaba ver si a la pelirroja tampoco era malvada, aunque si fuera posible, se lo dejaría a Kiki. Esa chica le recordaba demasiado a Saori cuando eran niños y se reencontraron, en el mal sentido.
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-¿Por que siempre que haces algún desastre, tengo que ser yo quien lo solucione?-.

La hermosa voz se escuchaba con bastante molestia. La voz le pertenecía a nadie mas que a Amaterasu, quien estaba mirando con molestia a su hermano, Susanoo, el Dios Sintoísta de la Tormenta, que se veía como un hombre adulto de cabello largo y negro y atado a una cola de caballo desordenada y una perilla conectada a su bigote. Vestía un Yukata verde con partes de armadura de cuero en brazos y hombros. En si cintura tenía atado una katana con funda de color púrpura.

Actualmente, el Dios de las Tormentas estaba siendo regañado por su hermana porque otra vez se emborracho y termino por romper los muros de adentro y hacer un gran escandalo con algunos Youkai que trajo consigo para beber. Esos mismos Youkai estaban siendo regañados, pero por Yasaka en el territorio Youkai.

Nadie salió herido en la borrachera del Dios, pero ese día hubo una fuerte lluvia en Tokio cuando se suponía era día soleado, así que cuando se le paso el efecto del alcohol Amaterasu tuvo que extender de su poder para que no haya problemas con la gente de Tokio, aparte de reparar los muros dañados.

Estaba segura que Tsukuyomi no tenía que pasar por estos dolores de cabeza.

-Bueno, ya perdón, de todos modos iba a dejar el alcohol por el resto de la semana- suspiro Susanoo.

-Eso fue lo que dijiste el otro día cuando estuve en mi reunión con Athena que interrumpiste, y mira donde estamos ahora- señalo Amaterasu.

Y parecía que ella seguía molesta con eso.

La Diosa del Sol suspiro. -De todos, vete, tengo que hacer una llamada y no quiero que interrumpas. Si te veo tomando alcohol de nuevo en lo que queda de la semana, te mando a que visites a nuestra madre-.

Susanoo casi salto de su asiento de terror al escuchar la amenaza, mejor le haría caso a su hermana esta vez, aunque estaba en mejores termino con su madre, a diferencia de su padre, tampoco es que le gustara el Yomi.

Aunque algo de lo que dijo su hermana si le llamo la atención, decidió vengarse un poco.

-¿Acaso vas a llamar a Seiya? ¿Tanto extrañas a tu enamorado que necesitas escucharlo para que te calmes?- Se burlo riendo.

Pero el sonrojo en el rostro de Amaterasu y que parecía avergonzada lo hicieron callar.

-...Oye, ¿vas en serio con él? Pensé que solo era broma o una especie de juego que tenías. ¿Realmente te enamoraste?-.

-¿Tu, me dices eso a mi?-.

Susanoo tuvo que darle un punto. La acción por la que mas se le conoce, que es matar a Yamata no Orochi, fue porque se enamoro de la hija de la familia que estaban siendo amenazados por la serpiente, y la mato para casarse con ella. Lo de la espada Kusanagi y volver a Takama no Hara se podría considerar un golpe de suerte.

Susanoo tuvo que reconocer que el joven tenía carácter. No le tenía miedo a nada y no dudaba en pelear si es necesario, tampoco le importaba el estatus de humano-dios, así que hablar con él era fácil. Era alguien simple y sencillo, pero con gran honor y corazón.

-Además, a diferencia de ti, Seiya es un caballero, y no solo de nombre- agrego Amaterasu, cruzando sus brazos debajo de su gran busto. -Mi alianza con Athena me facilitara mas cuando tenga que declararme formalmente, aunque ahora que el Santuario se esta abriendo al resto del mundo sobrenatural, no quiero imaginar lo que sucederá si descubren lo poderoso que son Seiya y los demás Santos-.

-Yo te diré lo que pasara: las mujeres empezarán a tirarse desnudas a sus pies y pidiendo hijos- declaro Susanoo, pero sus palabras hicieron que la expresión de su hermana se volviera oscura y bastante atemorizante.

Tanto ella como su hermano sabían que la mayoría de mujeres sobrenaturales era atraída por el poder como polillas al fuego. Y decir que Seiya y el resto de Caballeros, sobre todos sus 4 amigos eran poderosos, era como decir que Gran Rojo es solo una gran salamandra.

Para Amaterasu, esas mujeres no eran mas que perras desesperadas por su propia codicia. Ella se había enamorado de Seiya gradualmente y antes de saber cuan fuerte era, y podía ser, así como vio la gran persona que es en realidad.

Sin embargo, un corazón roto no es fácil de sanar. Vio como gradualmente, esa chispa que había en los ojos de Seiya, que era exclusivamente hacía Athena, se iba apagando hasta solo ver aceptación y deber. Después de todo, era un Caballero a su servicio que no podía ultrajar su voto, además de que Athena hizo un voto de castidad.

No culpaba en nada a Athena, considerando que los Griegos eran considerados de los Dioses mas lujuriosos que ni siquiera les importaba las relaciones de sangre, cualquier mujer con sentido y lógica también habría hecho un voto de castidad para no verse a merced de ellos. Mejor para ella de todos modos, así tendría a Seiya sin problemas.

Lo que sentía no era algo pasajero o solo para divertirse, nunca ha sido de los Dioses que usan a humanos como diversión. ¿En que momento se enamoro? Ni ella misma se dio cuenta, pero en algún momento de las visitas que hacía Athena, ya no pudo apartar la mirada de aquel gallardo hombre joven que debajo de la armadura, sin duda debía ser una delicia para cualquier mujer.

Susanoo se dio cuenta que su hermana ya no le prestaba atención. Suspiro, pero sonrió. No tenía nada contra Seiya, le agrada; era valiente, apuesto (aunque él mismo no se de cuenta), sociable, y fuerte. ¿Qué mas podía pedir?

-Un día que vengas, brindaremos amigo, porque de fuerza y paciencia, vas a necesitar mucha- pensó Susanoo.

En Kuoh, Seiya sintió un escalofrío, no sabe bien porque, pero siente que debe tener cuidado.
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(Con Kiki)

-Ten-.

-Gracias, Kiki-san-.

-Solo dime, Kiki. No estoy acostumbrado a los pronombres en Japón-.

Después de la escuela, tal y como se acordaron, Akeno le había mostrado gran parte de la ciudad a Kiki, el joven Lemuriano se dejo llevar al escuchar a mas detalle algunas explicaciones que Akeno hacía con ciertas construcciones. Él había ido a Japón varias veces durante la rebelión de Saga y momentos posteriores, pero en ese entonces era un niño que no admiraba siempre las cosas y se quedaba, o en la mansión Kido, o en el orfanato con Miho y el resto de niños.

Ahora estaban haciendo un pequeño descanso, el sol casi se ocultaba en la ciudad de Kuoh. Kiki había comprado unos helados para él y Akeno, que en todo el tour se comporto amable con él, aunque a veces hacía uno que otro comentario que avergonzaba al castaño.

Lo que no sabía Kiki, era que este tour era mas que solo mostrarle a Kiki que los Demonios no son malvados, sino también para acercarse a él.

-Bueno, Kiki. No debiste molestarte- dijo Akeno, aceptando el helado.

-No estaría bien visto que no ofrezca algo, es lo menos que puedo hacer por mostrarme la ciudad, pero eso no quiere decir que ya seamos amigos- respondió Kiki, comiendo su helado.

Akeno también siguió con su helado, pero movía su lengua en la punta del helado con tanta sensualidad, que Kiki no pudo evitar avergonzarse y apartar la mirada. El castaño no ha tenido mucho contacto femenino, lo máximo han sido Miho y las amazonas, pero ninguna se ha comportado de manera tan atrevida como lo hace la Demonio.

-Supongo que no puede evitar serlo por su raza- pensó Kiki, tratando de darse una explicación para el actuar de la pelinegra. -Bueno, creo que ya deberíamos separarnos, te agradezco lo que hiciste, Himejima-san-.

-No fue nada- Akeno noto que le quedo un poco de helado en la mejilla a Kiki. Ella aprovecho ese momento para pasar su dedo, retirando el sobrante para comérselo. -Delicioso-.

Kiki se pone nervioso. No esta acostumbrado a ese comportamiento, así que empieza a retirarse lo más rápido posible, pero la voz de Akeno lo detiene.

-Antes de irte, ¿te puedo preguntar algo?-.

-S-Si puedo responderlo, claro...-.

-¿Por que tus cejas son tan raras? Es la primera vez que veo cejas de ese tipo-.

Kiki se dio vuelta, haciendo un mohín, a veces le molestaba que señalaran sus cejas como si fuera algo raro o fuera del mundo, pero respondió lo mas calmado posible.

-Toda la gente de mi raza tiene estas cejas, son un distintivo, parece que algún antepasado era el hijo de un Dios, eso explica las habilidades telequinéticas de la gente de Jamir cuando ciertos niños nacen-.

-¿Entonces es verdad que eres del Tíbet? ¿Y como es allá? Nunca he ido, y por lo que escuche, hace bastante frío-.

-A veces. No mucha gente viene, menos en la zona donde yo me entrene, ya que es realmente duro el siquiera subir a la mitad, pero es un buen lugar si quieres alejarte del mundo-.

Eso aumento mas la curiosidad de Akeno, ¿qué clase de sitios vivían los Caballeros?

-Bueno, ahora si me retiro, no fue una mala experiencia este paseo, te lo agradezco, Akeno-san- agradeció Kiki.

-Ara, ¿tanta prisa tienes en irte de mi lado? Apenas esta anocheciendo y la noche es joven- dijo Akeno, con tono provocativo. No dejaría que este Caballero se le escapara tan fácil, así que se levanto y apoyo sus grandes encantos en la espalda de Kiki.

El joven, volviendo a avergonzarse, se intento separar, pero Akeno había colocado sus manos encima de los hombros del castaño para que no se separara.

-Si quieres... puedo mostrarte mi casa, y su interior, fufufu~- susurro sensualmente, dando un soplido al oído.

Ese soplido mando escalofríos placenteros por la columna del castaño, por lo que con algo de fuerza, se separo del abrazo. -¡Ah! ¡No gracias, ya tengo que volver! ¡Seiya se aburre con facilidad si esta solo!-.

Akeno vio con una sonrisa de victoria el rojo en la cara del chico que casi se podía igualar al color de cabello de su amiga. Aunque le divertía esta situación, tampoco era tan mala para seguir torturando a un chico que era obvio que no tenía experiencia con mujeres.

-Es una lastima~ pero bueno, seguiremos después, Kiki- le guiño el ojo provocativamente, dándose la vuelta y retirándose.

Y aunque podría considerarse una tontería, su corazón latía un poco mas fuerte de lo normal al recordar su rostro sonrojado y lo caballeroso que fue, a pesar de que ella era un Demonio.

Sin duda, fue una gratificante cita.

Cuando la Demonio ya estuvo lo suficientemente lejos como para no verla, Kiki se permitió suspirar. En unos cuantos movimientos, ella lo puso mas nervioso de lo que nunca ha estado en su vida. Si así eran todos los Demonios, tenía que esforzare para no volver a caer en provocaciones como estas, o sería perjudicial.

Pero tampoco puede negar que se divirtió.

Puede que estos Demonios no sean malvados como pensaban en un inicio.

Se alejo de la zona en donde se despidió de la pelinegra, pero cuando iba a doblar una esquina para volver a casa, sintió una extraña energía venir de la zona sur de la ciudad.

Se dio la vuelta en esa dirección, gracias a sus poderes psíquicos, tenía un sentido de sensibilidad mejor que sus compañeros, y la energía que sentía era una que ya había sentido recientemente.

Era la energía de esas Espadas Sagradas.

-¿Una? No, son tres, pero dos de ellas están lejos de la primera, y siento pensamientos agresivos. Parece una batalla, no están muy lejos- desde esta distancia esto era lo único que podía sentir con su telequinesis.

Pensó primero en avisarle a Seiya, pero si eran tres Espadas Sagradas, era posible que dos de ellas sean las enviadas de la Iglesia, y la situación con Seiya no termino bien que digamos con ellas, así que podría empeorar si en verdad era una pelea.

Y la tercera energía podía ser ese tipo Freed, entonces no sería necesario que Seiya interviniera.

Analizando, y dándose cuenta que, por ahora, la situación no requería que dos Caballeros Dorados intervengan en un combate, decidió hacerlo solo. Verificando que estaba solo alrededor, se teletransporto hacía donde sentía la energía.

El joven Carnero fue saltando al campo de batalla.
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(Con Seiya)

El castaño estaba en una oficina privada que se ubicaba al lado de su habitación. La oficina estaba rodeada de un mueble con libros y decoraciones estilo Japonés normal que se vería en cualquier casa.

Seiya estaba sentado con el computador encendido, teniendo una video-conferencia con Saori y Nicole para comunicarle lo que la Diosa había pasado en el Olimpo, ya que los únicos que faltaron por decirle fueron a él y Kiki.

-¿Te raptaron solo para quejarte de tu trabajo? Eso ya es el colmo. Son ellos los que buscan conflicto con la Tierra- declaro molesto hacía los otros Dioses.

-"Lo se, pero Zeus, y mi hermano Heracles, apoyaron mi decisión, aunque con cierta limitante para cualquier otra alianza que quiera forjar, pero al menos la alianza con las tres facciones puede seguir de manera segura"- aseguro Saori.

-"¿Qué mas has averiguado del actuar de los Demonios en esa zona?"- Pregunto Nicole.

-Un poco. Estas herederas son bastante malcriadas, vinieron aquí para probarle a sus padres que son independientes y no parecen conocer mucho de la vida. No me agradan mucho, pero la chica Sona es tolerable, ya que es mas seria y trabajadora que la hermana del Lucifer. Aparte de eso, la heredera de Sitri no es una mala persona, y dudo que el resto de Demonios que la sigan sea igual, todavía no estoy seguro de la pelirroja, que Kiki decida eso- explico Seiya a detalle y con ciertas quejas.

Saori comprendió que Seiya no le agradaban mucho esas chicas, mas por su actuar y origen dotados que por ser Demonios, y tenía que admitir que ella era parte de la culpa, después de todo, las heridas y rencores que se forman desde niños es difícil que desaparezcan completamente. Aunque ella si podía entender sus motivos, pero no se lo comentaría, ya que no lo entendería.

-"¿Donde esta Kiki?"- Pregunto Nicole.

-Salió después de clases con una chica del grupo de la pelirroja... Akeno Himejima era su nombre, sino me equivoco. Aun no vuelve- respondió Seiya, viendo por la ventana detrás suyo, notando que ya era de noche.

-"¿Una chica?"- Saori levanto una ceja. -"¿Esta en una cita?"- Pregunto con una sonrisa. Le alegraba saber que Kiki interactuaba con gente de su edad, aunque no espero que fuera con un Demonio, igual le hacía feliz.

Seiya pensó eso un momento. Un chico y una chica, ambos saliendo solos. No era el mas experto en temas románticos, pero si sonaba a una cita.

-Si... creo que si...-.

No sabía si eso lo alegraba o lo molestaba. Aun no confiaba en los Demonios y aunque confiaba en Kiki, siempre lo vio como el hermano menor que debía cuidar, y no solo él, los demás, aunque no lo pusieran en palabras, veían a Kiki de la misma manera, incluso Shaina.

-"Otra cosa que debes saber: en mi estancia en el Olimpo, pude ver a mi hermana Perséfone, Reina del Inframundo, en donde me entere que el alma de Hades aun existe, aunque sin un cuerpo en el que habitar y su cosmos sigue muy dañado después de su derrota. Tu y Kiki tengan cuidado, ya que como están fuera del Santuario, y Hades tiene un gran odio hacía el alma de Pegaso, puede que intente algo contra ustedes como venganza"- repuso la Diosa, mirando la expresión preocupada que puso hace un instantes Seiya, ya que fue quien mas salió afectado de la batalla con una herida mortal que casi elimina su existencia para siempre.

Cuando le notifico esto a sus Caballeros en el Santuario, quien mas había estado preocupado fue Shun, ya que aun recordaba la sensación de ser poseído por el Rey del Inframundo, pero se sintió mas aliviado cuando dijo que el alma de Hades tardaría un milenio o mas en tener la fuerza suficiente para siquiera poseer un cuerpo mortal y ser una amenaza para el Santuario y la vida en la Tierra.

Claro, aun así le preocupo el saber que en algún futuro, alguien podría sufrir lo mismo que él, pero Virgo y todos los demás se quedaron mas tranquilos al saber que Hades no sería una amenaza en mucho tiempo.

-Entendido, te aseguro que estaremos en alerta, Athena- dijo Seiya, cualquier tema que relacione al Inframundo de Hades y al mismo Dios era uno que se debía tomar en serio.
.......................................

Sus pasos resonaron en el vacío templo, llegando a la sala del trono de su esposo, su cabello naranja rojizo meciéndose a su andar, mientras miraba veía la destrucción que Fénix, y la destrucción del Muro de los Lamentos dejo.

Perséfone camino hasta estar al lado del trono de Hades. Coloco una mano encima de uno de los antebrazos, sintiendo el frío de roca del que estaba hecho. Las lagrimas se acumularon en sus ojos.

-Nunca se lo perdonare a mi hermana, nunca creí que permitiría un acto atroz como este- sollozo Perséfone.

A lo lejos, podía sentir el cosmos que desprendía el alma de su esposo, su alma no era tan diferente a las almas que atormentaban las 8 prisiones, apenas tenía cierta consciencia de su entorno, fue el cosmos de Hades cuando Zeus lo salvo de la extinción lo que permitió que el Inframundo no fuera completamente destruido después de la batalla contra Athena y sus Santos. Ella también daba de su cosmos para reconstruir el Inframundo, pero ella no bastaba, tardarían siglos para que el Inframundo se recuperara completamente.

-No importa que, no dejare que Athena gane, hare todo lo posible para recuperarte-.

Athena era una tonta si creía que ya había ganado la Guerra, no se lo dejaría tan fácil, no después de lo que hizo, jamás la perdonaría por atentar a eliminar el alma de un Dios, que además era su esposo. Perséfone ardió en rabia solo recordar la derrota de su fiel compañero, quien siempre le prohibió meterse en sus conflictos con Athena, y que a propósito estallaba las Guerras Santas en el periodo en que ella tenía que volver al Olimpo por seis meses.

Athena, los demás Dioses, e incluso su madre, se equivocaban al pensar que Hades era realmente malvado, él no era como Poseidón y Zeus, que no controlaban sus lívidos y dejaban hijos por donde sea, él siempre fue mas calmado, puede que fuera cerrado al resto de Dioses, pero en la Era del Mito era diferente.

Al recordar la Era del Mito, su mente volvió al momento que fue raptada y se le dio el titulo de señora de los muertos; al principio, ella quería huir de ese lugar, volver a los campos verdes con su madre, el cambio radical del Olimpo y la Tierra al Inframundo la espanto, pero él, Hades, se esforzó para hacer mas amena su estadía, cortejándola delicadamente como ningún Dios era capaz de hacer.

Al principio se sentía aterrada con su presencia, pero con el paso del tiempo, los cortejos que le hacía empezaron a cautivarla poco a poco, hasta el punto en que ya no le temía al Inframundo y la compañía de él se hizo muy especial para ella. Fue la primera vez que le agradeció a su padre por entregarla a Hades.

Pero cuando se entero que su madre torturo la Tierra con un invierno eterno para obligar a Zeus a mandar a Hermes a buscarla, ella y Hades idearon el plan para que comiera aquella frondosa granada, aunque no termino de comérsela por completo cuando salió del Inframundo, provocando que pasara los seis meses del año con su madre y los otros seis con su amado.

Pero ahora, durante la última Guerra Santa, cuando la pelea se desato como nunca antes y los Campos Elíseos se volvieron por primera vez el campo de batalla en una Guerra Santa, Hades, en su forma de alma, hizo que se fuera del Elíseos para no involucrarla, pero ella se negó a dejarlo, pero al final termino siendo convencida por Hypnos de que él y Thanatos bastaban y sobraban para eliminar a Athena y a unos simples humanos.

Cuando estuvo en el Olimpo, sintió los cosmos de los Dioses Gemelos desaparecer, la preocupo como nunca, pero cuando sintió que el cuerpo y alma de Hades fueron heridos y el cosmos del Dios disminuyo rápidamente, corrió desesperada hacía su padre, y le rogó que salvara la vida de Hades y detuviera aquella barbarie que Athena cometía contra los Dioses. No le importo darle el Elíseos a su padre como pago.

-Hades... te vengare y te ayudare a despertar- juro, plantando un besito en la cabecera del trono, como si lo besara a él. -No importa si tengo que derramar mi propia sangre divina-.

-¿Significa que tenemos un trato?-.

De entre las sombras, llegando hasta delante de la pilastra destruida a mitad de las escaleras, salió un hombre: un hombre que se podría considerar apuesto, de piel blanca y cabello castaño un poco debajo de los hombros, usaba una armadura negra con algunos detalles de insecto.

Perséfone levanto la mirada hacía el hombre; ella no tenía nada en contra de los otros Panteones y les daba igual, pero al ver a esos Demonios le hacía sentir asco con solo tenerlos presentes, seres inferiores a sus propios Espectros le molestaban.

Pero situaciones desesperadas requieren medidas desesperadas.

-Si, si ustedes me ayudan, entonces mi Inframundo les ayudara en su pelea, pero si me traicionan, te prometo que no existirá Deidad que los salve de mi ira- declaro Perséfone con dureza al Demonio.

-Le juro en nombre de los verdaderos Maou, que yo, Shalba Beelzebub, descendiente del Beelzebub original, mantendré mi promesa con usted, la Reina del Inframundo Griego, al igual que mis compañeros- juro el Demonio reconocido como Shalba, llevándose una mano al pecho como juramento.

-Entonces no perdamos mas tiempo y empecemos-.

Perséfone se movió alrededor del trono, quedando en la parte posterior de este. Se arrodillo y saco una pequeña caja que al abrirla, saco una daga que el filo era de un color negro como la noche y el mango de color rojo como la sangre, con esmeraldas incrustadas por alrededor.

Esa era la Daga de las Sombras, el equivalente a la Daga Dorada de Athena, pero mas mortal, ya que esta fue hecha del mismo acero que se forjo la espada de Hades y tenía la misma habilidad de darle una maldición de muerte a quien sobreviviera a una apuñalada, aunque en un nivel menor que el de la espada.

La hija de Deméter se encamino fuera del recinto, seguido de cerca por Shalba. Caminaron hasta llegar al templo de Caina, perteneciente al Espectro mas fiel de Hades. Caminaron lentamente hasta llegar a la estatua de la Sapuris de Wyvern.

-Wyvern, mi fiel guerrero, se que tu alma esta sellada para que Hades no te libere, pero no de mi- Perséfone tomo la daga con su mano derecho y elevando su cosmos, se hizo un corte en su muñeca izquierda, haciendo que la hilo de su sangre cayera sobre la Sapuris. -Pero tu sola alma no es suficiente, necesitas de un cuerpo para pelear, por eso, ¡te ordeno, Radamantys, que te levantes de entre los muertos!- Miro al Demonio. -Te toca-.

Shalba asintió y extendió la mano hacía la Sapuris, en la palma apareció el signo del infinito. -Ni siquiera Athena es rival ante el poder del Dragón del Ouroboros-.

Un aura mágica rodeo la Sapuris. Lo que Shalba hacía era no solo ayudarla a liberar el alma, sino que era para que él se encargara del trabajo que comenzó de liberar el alma de su Espectro, ya que Athena no tenía defensas ante la magia, mientras ella traía de vuelta con su cosmos el cuerpo de su Espectro usando como conducto la Sapuris.

Un aura morada se sobrepuso al aura mágica de Shalba, Perséfone hizo elevar lo mas alto que pudo su cosmos, al mismo tiempo que las velas del recinto se encendían por el arder de su poder.

Un brillo morado la cegó a él y a Shalba unos segundos, pero cuando volvieron a ver, observaron que la Sapuris era vestida por su último portador.

Radamantys de Wyvern había regresado, hacía el Inframundo, hacía su hogar.
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N/A: Un montón de cosas pasaron en un solo capitulo, qué intenso, ¿no?

Seiya interactuó a su propia manera con Sona, él le tiene mala a los niños mimados por culpa de Mitsumasa y de como los trataba, y en parte también por lo mimada que era Saori, así que le es difícil interactuar con Sona y Rias, pero algo de buena le agarro a Sona.

También se vio mas del enamoramiento de Amaterasu por nuestro alado favorito, la pobre cree que tiene el camino libre, pero no será tan sencillo como cree XD.

Como se dieron cuenta, emparejare a Akeno con Kiki, ya que es interesante, el inocente e ingenuo Kiki con la provocativa Akeno XD. En serio, en el Santuario la seducción y romance no es lo que mas predomina, así que es normal que sea fácil de avergonzar, aparte que ya es todo un adolescente ¡jaja!

Pero creo que lo que se llevo el capitulo fue el final, Perséfone si que esta llena de ira por lo de Hades y finalmente tomara cartas en el asunto, esta especie de alianza con Shalba y los descendientes de los antiguos Maou me pareció conveniente y natural, además, así la Khaos Brigade tendrá mas poder, ya que si solo ellos se enfrentan a Seiya y los demás, aun con los mejores, no dudarían mucho.

Un dato que a algunos no les gusto, es que puse que Shiva era mas fuerte que Zeus, que es como yo pienso que sería su versión de Saint Seiya con el cosmos, pero aquí explicare ciertas cosas que tengo planeadas.

Primero, la escala de poder de los Dioses en el fic se explicara, pero mas adelante, ya que como el cosmos esta presente, cambia mucho la balanza de poder.

Segundo: voy a cambiar a algunos personajes que aparecen en DxD para hacerlos mas acorde a la historia, Shiva es uno de ellos, aunque se va a parecer bastante a su versión normal, también será bastante cambiado.

Y no será él único, tengo pensado cambiar mas personajes para que se puedan equiparar a los Caballeros, incluso tengo la idea de que Budha, él que hablaba con Shaka cuando era niño aparezca, pero eso ya es para mucho mas adelante, ya que el concepto de los Budha en DxD aun me confunde.

Sin nada mas que decir me despido. Visiten y comenten el resto de mis historias por favor. CHAO.

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