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Capitulo 62

Shun creo cadenas de Cosmos que eran iguales a sus antiguas Cadenas de Andrómeda, pero doradas y las uso para atacar, controlándolas sin mover un dedo.

Esus se movía alrededor del campo e incluso en el aire, evadiendo las cadenas y cortándolas con su hacha, pero a medida que lo segundos pasaban, el número de cadenas aumentaba hasta que Esus fue abrumado y golpeado por estas, siendo elevado al aire y arrastrado hasta impactar ser empujado e impactar contra el suelo.

El Dios se levanto, moviendo el hacha y liberando un corte de energía que corto las cadenas. Se acerco a gran velocidad hacía Shun, pero para el peliverde se movía muy lento. Aun sin moverse de su lugar, lanzo una esfera de Cosmos que Esus golpeo con su hacha, pero que no pudo desviar, sino que exploto en su cara y lo empujo hacía atrás.

-¿Por que peleas?- Pregunto Shun una vez que el Dios se recompuso de la explosión. -Puedo sentir que no eres como los otros dos Dioses que te acompañan. No te mueve la ambición el orgullo como a ellos. ¿Por que estas con ellos y nos enfrentas?-.

-Tu no lo entenderías...- dijo Esus.

-No si no me explicas. No tenemos que pelear-.

-Que alguien como tu diga eso es casi una burla. ¿No son los Caballeros quienes pelean contra Dioses como yo para defender a los mortales?-.

-Peleamos para proteger a Athena y a la Tierra, incluyendo a todos los seres que viven en ella, ya sean Dioses, humanos o Demonios- respondió el peliverde. -Aunque estoy dispuesto a luchar siempre que sea necesario, quiero recurrir al dialogo siempre que pueda-.

-Pues este no será uno de esos casos- Esus clavo su hacha en el suelo. -Parece que tendré que ir con todo contra ti-.

Los músculos de Esus comenzó a crecer, las venas se hicieron visible en sus brazos y un aura roja comenzó a cubrirlo de manera similar a como el Cosmos rodea la figura de los Santos de Athena.

Esus tomo su hacha, pero en vez de sacarla, arrastro la punta por el suelo, dejando un gran corte a su paso hasta que la saco con un movimiento ascendente. Shun se hizo a un lado un segundo antes que una gran grieta con forma de corte partiera el suelo donde había estado antes.

Shun miro a su derecha, viendo que el Dios ya se había acercado y lanzo un golpe con su hacha que, gracias a su velocidad, pudo esquivar al estirar su cuerpo hacía atrás y doblar las rodillas para que se inclinara hacía abajo. Esus dio una patada a sus rodillas para hacerlo caer, pero su pierna no movió a Shun gracias a la protección de su armadura.

Virgo dio un par de brincos hacía atrás y volvió a crear cadenas de Cosmos doradas que lanzó hacía su enemigo. Esta vez, cuando Esus agitaba el brazo con su hacha, también generaba una onda de impacto que destruía las cadenas que no estaban en el rango de su arma.

-Ese aumento de poder aumento su fuerza y también su velocidad. Debó suponer que sus reflejos también- analizo Shun sin dejar de enviar sus cadenas de Cosmos que estaban comenzando a ser inefectivas. -Normalmente, algo así debería gastar mucha energía, pero con una Serpiente de Ouroboros eso no es un problema-.

Entonces dejaría las sutilezas de lado y atacaría con todo. Encendió su Cosmos que lo rodeo como un aura dorada.

-¡Capitulación de Demonios!-.

Junto sus manos y las separo un poco, generando una esfera de energía que fue liberada como una poderosa descarga de Cosmos hacía Esus. El suelo se elevo por los aires y las rocas y toda materia cerca se despedazo.

Esus tomo su hacha con ambas manos y lanzo un corte de energía que choco con la descarga, pero no fue rival y se desvaneció mientras el ataque de Cosmos golpeo de lleno al Dios que fue lanzado por los aires antes de caer desplomado contra el suelo.

Shun descendió su Cosmos, pero aun se mantuvo en guardia. -Me contuve para que ese ataque no te matara y se que estas consciente-.

-Maldición...- gruño Esus, despegando su cuerpo del suelo. Sangre caía de su frente y sentía un dolor terrible de todo su cuerpo. -A pesar de estar luchando con todo, ni siquiera le he podido dar un golpe...-.

-Si hubieras enfrentado a Seiya o Kiki, estoy seguro de que la pelea hubiera sido más pareja, aunque se debería a que ellos prefieren pelear de cerca- explico Shun. -Y aunque también se me da bien pelear con los puños, aunque lo diga yo, mi estilo es más de usar el Cosmos de manera ofensiva y defensiva que los golpes-.

-Así que me toco el peor oponente para mi, ¿eh? Hablando de mala suerte- se quejo el Dios mientras se levantaba.

El Dios se disponía a seguir luchando, pero vio un estallido de luz en el cielo y sintió como la presencia de Seth desaparecía, indicando que fue asesinado.

-Carajo. Ustedes, los Caballeros de Athena son absurdamente fuertes- dijo el Dios, sintiendo como poco después, la vida de Buluc también se apagaba. -Olvídalo. Aunque no me importa pelear a muerte, no me voy a suicidar-.

No le importaba luchar a muerte, pero no pelearía cuando las posibilidades de victoria eran un cero absoluto. Algo apestaba mal desde que Ares los hizo reunirse y les hizo la oferta de enseñarles el Cosmos. El bastardo sabía que no podrían con los Santos de Athena y esperaba que murieran, tal vez llevándose a uno de los guerreros de Athena consigo. Ese hijo de puta era más listo y traicionero de lo que imagino.

También estaba su oponente. Prefería pelear a puños que contra alguien que tener que enfrentarse a alguien que lanza ataques de energía y que tiene esa aura mística.

-¿Significa que te rendirás?- Pregunto Shun, esperanzado de que la batalla terminara pacíficamente.

-Si, si- los músculos de Esus volvieron a su estado normal y la energía que lo cubría se desvaneció mientras soltaba su hacha. -Maldito Ares. Sabía que esto pasaría y nos mando a morir- farfullo para si mismo.

-¿Ares? ¿Qué quieres decir con eso?- Pregunto Shun, acercándose al Dios para aprenderlo.

-Si me aseguras que no moriré te contaré todo- de todos modos, no le debía nada al maldito Griego.

Shun le prometió eso. Cualquier información sobre Ares era aceptada. No lo demostró, pero le alegro que esta batalla terminara pacíficamente... al menos su batalla.
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(Con Jabu)

Pero no todos tenían la misma suerte que Shun.

Jabu se cruzo de brazos, bloqueando las garras de Sejmet que lo empujaron un poco. El japones le lanzo una patada que la Diosa esquivo e intento acercarse para atacarlo con sus garras, pero Jabu la tomo de las muñecas.

-Deberías hacer que te corten las uñas- murmuro el Caballero mientras luchaba para no soltar el agarre que tenía.

-Si no te gustan mis garras, tal vez prefieras mis colmillos-.

De la boca de Sejmet se disparo un rayo de energía que golpeo de lleno a Jabu, lanzándolo hasta estamparse contra una estructura de piedra. Jabu se apoyo en la estructura con sangre cayendo de su frente. Ese fue un feo ataque.

Sejmet no perdió oportunidad y se abalanzo sobre su presa. Jabu la vio venir y esquivo un zarpazo al mismo tiempo que le dio una patada en el estomago que le saco aire a la Diosa, seguido de un puñetazo que la tiro al suelo.

Jabu se alejo de ella un par de pasos mientras esperaba a que se levantara. Era su enemiga y una Diosa, pero él código de batalla de los Caballeros de Athena le ordenaba no atacar a un enemigo en el suelo.

Sejmet comenzó una arremetida de garras y patadas que Jabu bloqueaba y esquivaba. Su enemiga era rápida, tan rápida como un Caballero de Plata, por lo que podía igualar la velocidad de Jabu, además de que era bastante ágil, lo que la hacía ser muy escurridiza y evitaba los golpes de Jabu.

Pero por su lado, Jabu tenía una fuerza y resistencia superior, aunque de nada servía si no podía conectar un golpe a su enemiga. Pero si servía para resistir hasta que pueda encontrar el momento para atacar.

Sejmet dio un salto con giro y lanzo una patada con la que Jabu retrocedió al protegerse con sus brazos. Que él sea físicamente más fuerte no quería decir que ella era débil. Jabu estaba seguro que su enemiga tenía la fuerza suficiente para dañar una armadura de Bronce normal.

Con un grito que fue más bien un rugido, Sejmet dio un corte al aire, liberando cortes de energía con la forma de sus garras que Jabu apenas esquivo al saltar. En al aire, vio otro ataque igual dirigirse hacía él, por lo que lanzo un golpe Khen para destruir el ataque.

Sintió que los pelos de su nuca se erizaban y giro su cuerpo, lanzando una patada que Sejmet, detrás suyo, bloqueo con sus brazos, pero que fue tan fuerte como para lanzarla hacía el suelo.

Aprovechando ese breve momento, cuando los pies de Jabu tocaron el suelo, se lanzo hacía su enemiga, quien apenas recuperaba. Ella lo vio venir, pero apenas pudo cruzarse de brazos para protegerse del poderoso golpe cargado de Cosmos del brazo de Jabu que impacto y la lanzo contra la estructura de piedra a la que él había sido lanzado antes, atravesando la estructura y alejándose aun más del campo de batalla por el impacto.

-Parece que me pase- comento distraídamente Orión.

Jabu vio a la Diosa acercarse, y por sus movimientos, estaba furiosa. No esperaba otra cosa.

Una vez que la Diosa llegó de nuevo, se lanzó hacía Jabu, lanzando una andada de golpes con sus garras que Jabu respondió de la misma forma. Ambos chocaron puños, esquivaron golpes y se protegieron a una velocidad que rompía la del sonido. Entre uno de esos golpes, las garras de Sejmet se lanzo hacía la cabeza de Jabu, quien alcanzo a esquivarlo apenas, pero la Diosa logro quitarle el casco que cayo con un ruido metálico al suelo.

Sejmet se dio cuenta que de manera lenta y gradual, estaba retrocediendo en este intercambio de golpes, siendo superada en fuerza y habilidad ante su enemigo. Un enemigo que no era un Dios o un ser sobrenatural, sino un simple humano, alguien que pertenece a la raza más débil de todas.

No podía permitirse eso. Ella era la Diosa de la Guerra. Su orgullo se negaba a reconocer a un ser inferior como un igual o superior.

Con un grito, lanzo un golpe que Jabu bloqueo con su brazo al mismo tiempo que le golpeaba en la cara con el codo de su otro brazo y seguidamente le dio una patada en el estomago, alejándola unos centímetros de él.

Sejmet escupió sangre. -Nada mal para un simple mortal-.

-Pues este "simple mortal" te esta pateando el trasero- respondió Jabu, antes de endurecer su expresión. -Tus compañeros Dioses ya cayeron. Esta batalla esta perdida para la Brigada del Khaos. Esto no tiene que terminar mal para ti. Ríndete y se te mostrará piedad-.

-¡De ninguna forma! Puede que no gane nada, pero no permitiré perder ante un humano- declaro tajante la Diosa. -Además...- su expresión se volvió a una más sádica. -Esta batalla esta siendo la experiencia más excitante que he tenido en siglos. No pienso huir de ella cuando se esta volviendo buena-.

Jabu nota como la energía comienza en el interior del cuerpo de la Diosa y empieza a cambiar. ¿Alguna transformación?

Con un rugido animal, un estallido de energía mágica se libero de la Diosa, cuya apariencia había cambiado: ahora media 2 metros de alto y tenía patas en lugar de manos y piernas, sus garras se habían hecho más afiladas y su cabeza se había transformado en la de una leona.

-Creo que te prefiero más como humana- dijo Jabu. -Supongo que eso significa que no te vas a rendir. Bien. De todos modos siempre fui más fan de los perros-.

Sejmet se lanzo hacía él, siendo mucho más rápida que antes, tanto que Jabu apenas bloqueo su primer golpe, que lo hizo retroceder un poco. Con eso, también noto que su fuerza mejoro.

La Diosa Egipcia lanzo golpes con sus garras que comenzaron a dejar rasguños de garra en las partes de la armadura que golpeaba, y cuando Jabu lanzaba un golpe, ella se alejaba rápidamente. Atacar y alejarse, aprovechando su fuerza y velocidad aumentada, así fue su estilo de combate en el siguiente minuto. El Santo de Plata solo podía defenderse.

-En este momento maldigo el no haberle hecho caso al maestro George y desarrollar una técnica de Cosmos- pensó molesto Jabu. Aunque sus dos técnicas eran buenas (según él), tenían la debilidad de que eran ataques físicos potenciados por el Cosmos. No tenía ninguna técnica de largo alcance. -Eso es algo que tendré que trabajar después-.

Sejmet se puso detrás de Jabu y le dio un corte a la zona baja de su espalda que la armadura no protegía. Jabu siseo de dolor, pero no cayo. Sejmet volvió alejarse para volver a lanzar zarpazos, ahora atacando a las zonas pequeñas que la armadura no protegía. Incluso ataco al rostro, donde Jabu recibió un corte de garras, pero que no era tan profundo.

-Un poco más...- se dijo a si mismo. En todo momento, se había concentrado en la defensa mientras leía el patrón de ataques de su enemiga. -Solo un poco...- la vio alejarse tras bloquear un corte que iba a su rostro. Fue un segundo, pero vio como sus piernas se tensaron para volver a lanzarse. -¡Ahora!-.

Encendiendo su Cosmos al máximo, Jabu espero hasta que su enemiga, se se decidió por dar un ataque frontal, estuvo frente suyo y lanzar un gran zarpazo a su rostro. Espero al último segundo antes de agacharse para tomar impulso, esquivando el zarpazo de paso, y saltar.

-¡Galope de Unicornio!-.

Usando su técnica insignia durante el tiempo que fue el Santo de Unicornio, concentro su Cosmos en sus piernas y asesto varias patadas encadenadas desde el aire a la velocidad máxima que un Santo de Plata podía alcanzar. Cada patada impacto de lleno en el pecho, cuello y cabeza de Sejmet, quien ni un gruñido pudo sacar ante la arremetida de golpes.

Tras dar una última patada que estrello el cuerpo de la Diosa en el suelo, Jabu uso el golpe para impulsarse en el aire, dar una voltereta y aterrizar limpiamente. Ahí pudo ver como el cuerpo de Sejmet volvía a la normalidad.

-Aun respira, que sorpresa- comento Jabu, notando que la Diosa seguía viva. -Supongo que los Dioses están hecho de un material diferente a los humanos-.
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(Con Akira)

Igual que todos los demás, Akira estaba luchando contra un enemigo singular.

Talus bloqueaba los puñetazos que el Santo de Pez Espada le lanzaba. Su enemigo peleaba con un látigo de empuñadora roja y que parecía estar hecho de cuero negro. Con ese látigo mantenía a raya a Akira y lejos de su enemigo.

Pero a pesar de eso, el Caballero de Pez Espada no se rendiría. Puede que no fuera tan entusiasta como Tatsuya, pero él también quería brillar y destacar como un héroe, igual que Seiya y los demás.

En uno de los movimientos de látigo, Talus atrapo el brazo derecho de Akira y tiro para acercarlo. Akira aprovecho para volar y acercarse a su enemigo, dándole un golpe en la cara, seguido de una patada en el costado derecho de su cintura. Talus apretó los dientes y lanzo un golpe que impacto en la mandíbula de Akira, tirando su cabeza hacía arriba y su cuerpo se elevara un poco en el aire. El Berserker dio un giro con patada que impacto en el pecho del joven que retrocedió, pero que no se alejo mucho ya que Talus tiro del látigo en su mano, atrayéndolo de nuevo al estar aun su brazo atado.

Al tenerlo cerca, el Berserker aprovecho para lanzar una cadena de patadas con algunos puños con su mano izquierda, ya que la derecha mantenía sujeto su látigo. Cada golpe que daba sacaba sangre de la boca a Akira.

Encendiendo su Cosmos, Akira lo hizo estallar como una onda que detuvo los golpes del Berserker por un segundo, tiempo suficiente para que el joven contraatacara.

-¡Corte del Pez Espada!-.

Lanzando un golpe con su brazo izquierdo como si fuera moviendo una espada, Akira lanzo un corte de energía hecho de Cosmos. Por la cercanía, Talus no pudo esquivarlo, recibiendo de lleno la técnica con un grito y siendo empujado por la fuerza de la técnica, alejándose al mismo tiempo que su armadura y piel eran cortados.

Con su brazo derecho libre, Akira se limpio la sangre del rostro que le salió por los golpes. Sentía que tenía algunas costillas y otros huesos rotos. Pasaría unas horas en la Fuente de Athena, pero los huesos rotos y los golpes venían con el oficio. Fue una de las primeras cosas que Seiya les dijo antes de llevarlos al Santuario.

Apenas tiene unos segundos de descanso hasta que siente el Cosmos de su enemigo y ve como el látigo se acerca rápidamente. Akira se mueve por el aire para que no lo toque pero el látigo lo sigue, sin parecer tener un fin en su largo. El joven le lanza unos cortes de Cosmos que no le hacen nada al arma, que tras unos segundos de persecución se detuvo.

Pero el joven no pudo suspirar, porque sus instintos gritan y se da la vuelta, viendo a Talus frente suyo. Su enemigo había usado el látigo como distractor para acercarse sin ser visto y ponerse detrás suyo.

Talus lanzo un golpe al torso de Akira que fallo cuando Akira golpeo su puño con su palma, desviándolo. Talus lanzo una patada que Akira esquivo retrocediendo y agachando la cabeza. El Berserker aprovecho que su enemigo se alejo para atacar con su látigo. Akira levanto los brazos para cubrirse la cara.

Pero el objetivo de Talus no era el rostro de su enemigo, solo lo ataco para que creyera eso. El Berserker movió con gran maestría su arma para golpear las zonas del cuerpo de su enemigo que no estaban cubiertas por su armadura, que era gran parte del cuerpo ya que las Armadura de Bronce no protegía tanto como las de Plata o Doradas. Akira soltó leves gritos de dolor entre dientes ante los intensos golpes que impactaban en su cuerpo, desde las costillas hasta las piernas e incluso la espalda. Cada impacto de la punta del látigo en su cuerpo le sacaba sangre y dejaba moretones, rompiendo la ropa en las zonas que impactaba.

-Sus puños son duros, pero sin duda el látigo es lo peor- con ese pensamiento, Akira se lanzo hacía su enemigo con los brazos extendidos para atacar. -¡Corte del Pez Espada!-.

No solo lanzo cortes de Cosmos con sus brazos, sino también con las piernas, aprovechando que estaba volando para girar y lanzar cortes que alejaban el látigo de él.

-Nada mal, joven. Sin duda sabes usar tu cuerpo como un arma- elogió Talus, esquivando los cortes de energía al moverse por el aire. -Puede que ahora seas un Santo de Bronce, pero se ha quedado claro que hasta los de categoría más baja pueden llegar a superar la elite si hacen arder su Cosmos al máximo. Puede que tu seas uno de esos que tengan esa capacidad- Talus hizo arder su Cosmos a lo más alto que podía. Su cuerpo fue rodeado por energía roja. -En ese caso... tengo que eliminarte ahora antes de que te hagas más fuerte, por el bien de mi bando. ¡Atadura Punzante!-.

Agitando su brazo derecho, Talus lanzo su látigo que brillaba intensamente de una luz escarlata. La velocidad a la que lo agito era superior a las veces anteriores. Rápidamente envolvió los brazos y el cuerpo de Akira.

-¿Qué...?- Antes que Akira pueda pensar en como liberarse, grita por el intenso dolor que comenzó a recorrer su cuerpo.

-Duele, ¿no es así?- Exclama Talus, usando su mano izquierda para sujetar y mantener estirado el largo de la cuerda del látigo. -La Atadura Punzante no solo atrapa al enemigo, sino que mientras este atrapado, mi Cosmos se conectan al sistema nervioso de tu cuerpo y le produce descargas que generan un intenso dolor, como si el cuerpo fuera perforado por cientos de agujas- explico. -De esta forma, no puedes atacar ni defenderse, estas a la merced del Cien pies-.

Akira gritaba de dolor, no teniendo fuerza y su cuerpo colapso, manteniéndose a flote por la magia que hicieron en él para permitirle volar, pero aun así se retorcía de dolor que era tan intenso que no podía concentrarse para hacer arder su Cosmos.

-Pero como no me gusta ver el potencial desperdiciado, te daré una oportunidad de escapar del dolor y no morir- dijo Talus, tirando de la cuerda para acercar a Akira. -Únete al señor Ares. Renuncia a Athena y viste la armadura de un Berserker-.

-¡Jamás!- Dijo Akira entre el dolor que sentía.

Talus ladeo la cabeza. -¿Por que tanta fidelidad hacía Athena? Ella es alguien que osa desafiar a los Dioses, condenándose a si misma y a la humanidad que dice proteger. Esta perdida, sin importar lo que haga o con quien se alié. ¿Por que pelear por ella?-.

-Tu... nunca lo... entenderías-.

Akira y sus amigos son de las pocas personas en el Santuario en conocer a Athena como Saori Kido antes de que se volviera la Diosa que es ahora. Al inicio, ella le parecía la jefa de Miho y todos los que trabajaban en el orfanato en el que él vivía, viéndola a veces cuando ella pasaba con Seiya y los demás, pero no interactuando con los niños.

Cuando era un niño que jugaba y hacía travesuras para divertirse no lo noto, pero ahora podía darse cuenta de como Saori había ayudado a chicos como él, que quedaron sin familia o gente que los cuide. Ahora se daba cuenta como Saori, con los recursos de su compañía para que el orfanato estuviera siempre en las mejores condiciones y los niños no tengan problemas.

Mientras otros empresarios donan dinero a orfanatos y luego se van, Saori se preocupa de verdad por la gente que sus orfanatos cuidan. Se asegura de que estén a salvo, mantienen la mayor seguridad posible para los niños y aun cuando no interactúa con ellos, siempre los visita cada que pueden, diciéndoles con solo su presencia que ella los vigila, los cuida y se preocupa por ellos.

Como Athena, eso no ha cambiado. Aun con las obligaciones de dirigir al Santuario y la Fundación Graad, ella mantiene la alta calidad de los orfanatos que la Fundación tiene no solo en Japón, sino en otras partes del mundo. Como se toma su tiempo para ir una vez a la semana sin falta a visitar las aldeas y pueblos cercanos al Santuario, siempre acompañada por sus Caballeros como guardaespaldas. Los aldeanos, desde los más pequeños hasta los más viejos la reciben con grandes sonrisas.

¿Cuántos Dioses se han molestado en acercarse a la humanidad como iguales y no verlos como menos? ¿Cuántas personas poderosas, independiente de si son mortales o Dioses, se preocupan tanto por los más débiles y vulnerables como ella?

Akira era uno de esos huérfanos que se criaron en la Fundación Graad cuando era niño, una de las personas que fueron salvadas por Saori, y el Cosmos o su luz divina no tuvieron nada que ver.

Por eso, sumado a la gran influencia y admiración que sentían por Seiya, Makoto, Tatsuya y él decidieron ser Caballeros. Para proteger a la señorita Saori. Proteger a Athena. Ser como su ídolo Seiya. Como huérfanos, no existía ninguna otra razón.

-Por eso mismo...- aun con el dolor recorriendo su ser, Akira se puso de pie. -¡No puedo permitirme caer aquí!-.

-¡¿Pero que...?!- Talus ve con incredulidad en su rostro como el Cosmos de Akira se eleva y lo empieza a rodear un aura verde marina. -El dolor que debe de sentir por la Atadura Punzante debería ser tanto que una persona normal ya habría muerto. ¿Cómo es posible que aun tenga energías?-.

Sabiendo que estaría acabado si su oponente logra elevar su Cosmos para superar su técnica, Talus lanzo esferas de Cosmos que impactaron en Akira y explotaron, causando más daño en su cuerpo y agrietando su armadura, al punto de que la parte que protegía el pecho se destruyo en pedazos.

Pero a pesar de los ataques, el dolor y el daño que recibía su cuerpo, la voluntad de Akira no flaqueo, haciendo que su Cosmos se elevara cada vez más alto.

-Mi determinación no vacilara, Talus... yo... ¡pelearé junto a mis amigos por la señorita Saori y protegeremos al mundo, tal como Seiya nos enseño!- Su Cosmos se elevo más y más alto, cubriéndolo como si fuera una llama que iba creciendo. -¡Enciéndete, mi poderoso Cosmos!-.

Y con esa determinación que hacía que su Cosmos se elevara al infinito, rompió la cuerda del látigo que lo retenía, liberándose, para horror de Talus.

Sabiendo que no duraría más, Akira concentró todo su Cosmos en su siguiente golpe. Habría querido esperar más, pero era de mostrar su nueva técnica.

-¡Torpedo del Abismo!-.

Concentrando todo su Cosmos en su brazo izquierdo, lanzo un puñetazo hacía adelante, lanzando un rayo de energía del color de su Cosmos.

Talus intento esquivarlo, pero la velocidad del ataque fue mucho mayor de la que él podía moverse. El ataque no solo impacto en él, sino que perforo su pecho, haciendo un agujero en su cuerpo.

-T-Tu...- Talus veía con incredulidad y asombro a Akira. -Así que esa es... la determinación de los Santos... de Athena-.

El cuerpo del Berserker empezó a caer sin vida del aire hasta estrellarse contra el suelo.

Akira respiraba agitadamente mientras la adrenalina se iba de su cuerpo, permitiendo que el agotamiento lo llene de golpe. Casi se desploma, de no ser por un brazo que lo tomo y lo atrajo para evitarlo.

-Nunca dijiste nada de que estabas trabajando en una nueva técnica. No es justo- se quejo infantilmente Makoto. -Tu y Tatsuya se lucieron hoy. Que envidia- suspiro, para luego sonreír honestamente. -Pero esta bien. Todos merecemos nuestros momentos individuales de vez en cuando. Fue una genial victoria, Akira-.

Makoto no lo admitiría, porque hacerlo podría arruinar la imagen de chico rudo y genial que él tiene sobre si mismo, pero le alegraba tener a estos dos como sus mejores amigos.
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(En el Santuario)

Los traidores del Santuario que estaban en el bando de Ares habían pasado fácilmente el pueblo de Rodorio y ahora estaban en el Santuario, subiendo por las Doce Casas. Pasaron por Aries, Tauro y estaban saliendo de Géminis. Habían escuchado que actualmente al Santuario le faltan varios Caballeros Dorados, pero no creyeron que le faltaran tantos como para que pudieran pasar las tres primeras casas tan fácil.

Al llegar a Cáncer, ingresaron por cuidado en la casa, encontrándola bastante cambiada de lo que ambos recordaban en sus respectivas épocas. Los rostros que habían inundado las paredes y techo del templo ya no estaban y el aura sombría y de muerte que había cubierto la casa parecía casi inexistente.

-¡Bienvenidos!- En el centro del Templo, estaba Mei de Cáncer, con su capa agitándose detrás de él y la careta de la armadura bajo su brazo. -Espero que les guste la redecoración que hice a comparación de como debió verse Cáncer en sus respectivas épocas. Me tomo muchos años eliminar los rostros-.

Los Caballeros del grupo de Shaina se habían comunicado con el Patriarca a través del Cosmos y les habían informado quienes eran los enemigos que atacaban. El Patriarca Nicole les transmitió esa misma información a los Dorados que actualmente protegían el Santuario.

No hace falta decir que todos se sentían realmente molestos ante los traidores que se atrevían a venir y atacarlos. Ninguno iba a quedar vivo.

-Así que ya sabes quienes somos. Eso ahorra tiempo- dijo el que usaba la armadura de Escorpio. -Yo me encargaré de ti, Cáncer- miro a su compañero. -Adelántate-.

-De acuerdo-.

-Ni crean que te dejaré pasar- dijo Mei, poniéndose la careta de la armadura. -Créeme, no quieres enfrentar a quien sigue después de mi. Será más doloroso para ti- levanto su brazo derecho, teniendo el dedo índice extendido. -¡Ondas...!-.

Pero no pudo terminar de decir su técnica, ya que de repente sintió un intenso dolor recorrer su cuerpo que fue lo que lo detuvo. Al verse a si mismo, ve dos puntos brillantes, uno en su hombro izquierdo y el otro en su pecho.

-Lo lamento, pero no pude resistirme de marcarte- dijo el pelinegro. En su dedo índice derecho sobresalía una larga uña roja.

Mei chasqueo la lengua al ver como el que usaba la armadura de Tauro lo paso de largo y llegó a la salida de su Templo.

-Esa fue la técnica insignia de los Caballeros de Escorpio, la Aguja Escarlata- le dijo Mei a su enemigo. -Aunque era obvio por la armadura, igual ayuda asegurar. Hyoga y Shiryu me hablaron de esa técnica. Quince golpes letales que forman la constelación del escorpión y producen un dolor tan intenso que lleva a la locura y después a la muerte. El último golpe es el más peligroso de todos: Antares, que representa el corazón del escorpión- Mei se llevo una mano al hombro. -Ya me diste dos de esas agujas ¿Verdad? Significa que te quedan trece golpes-.

-Sabes bastante de mi técnica, a pesar de que no hay un Caballero de Escorpio actualmente- dijo el hombre, impresionado por el conocimiento que tenía este sujeto, pero sin demostrarlo. No le daría ese lujo. -Dijiste Shiryu y Hyoga, ¿no? Eso son los nombres de los Caballeros de Libra y Acuario actuales. Escuche que hace años hubo una guerra civil en el Santuario en donde los Santos se enfrentaron. Supongo que esos dos se enfrentaron al Caballero de Escorpio y le ganaron. Por eso saben tanto de la técnica-.

-Algo así- respondió Mei. -Antes de matarnos, al menos me gustaría saber tu nombre-.

-Hmph. Muy bien. Soy Zaphiri, fui el Caballero de Escorpio del Siglo XVIII-.

-¿Zaphiri? Pero yo escuche que el Caballero de Escorpio del Siglo XVIII fue Écarlate-.

-¿Écarlate? Debe ser quien me sucedió como Escorpio para la Guerra Santa- murmuro Zaphiri. -Veinte años antes de la Guerra Santa, las Estrellas Malignas de Hades ya comenzaban a despertar, pero el Santuario no hacía ningún movimiento ante eso. No podía soportar la tranquilidad del Patriarca y lo pasivo que era, además de que Athena todavía no descendía a la Tierra. Me negué a sentarme a esperar a que el mal surja. Por eso, traicione al Santuario al intentar despertar a Poseidón y usar su poder para enfrentar a Hades- narro.

-¡¿Despertar a Poseidón?! Eso era bastante drástico, a pesar de las circunstancias- dijo Mei. -Ya me contaron del último que intento hacer algo así y créeme, no le funciono-.

Recordó la historia detrás de la Guerra Santa contra Poseidón, un conflicto que Kanon de Dragón Marino, después Géminis, el hermano menor de Saga ejecuto para su plan de dominar y controlar al mundo.

-Es lo que escuche- dijo Zaphiri. -El Patriarca envió a los otros dos Caballeros Dorados aparte de mi a intentar razonar conmigo, pero como no iba a retirarme, me enfrentaron y me derrotaron. Me dieron por muerto y la armadura de Escorpio me abandono después de la batalla. Era mi fin, pero el Dios Ares sano mi cuerpo y devolvió mi alma al mundo de los vivos antes que el barquero se la llevara- termino su historias. -Desde entonces y como agradecimiento por salvar mi vida le he servido durante los años venideros, sin envejecer gracias a que él extendió mi vida- le lanzo a Mei una mirada mordaz. -¿Y que te parece la historia de un traidor del Santuario? ¿Aun sigues con la idea de eliminarle?-.

-Dependerá de lo que digas a continuación- dijo Mei. -Hades ya fue derrotado definitivamente, lo sabes ¿no?-.

-Por supuesto-.

-Aunque lo que quisiste hacer fue un crimen como Caballero, es claro que tus intenciones para proteger a la Tierra eran verdaderas. Si te rindes ahora y muestras arrepentimiento, te llevaré frente Athena en persona para que confieses y nos digas todo lo que sabes de Ares. Así es posible que se te otorgue el perdón-.

-¿Perdón?- Repitió Zaphiri, para luego estallar en carcajadas burlonas. -Yo ya estaba dispuesto a traicionar al Santuario, a Athena y manipular a un Dios. Aunque fue en contra de mi deber como Caballero, no me arrepiento de mis acciones. Era bien consciente de que ni dando mi vida me absolvería de mis crímenes y estaba bien con eso. Eso no ha cambiado tras más de 200 años-.

-¿Y porque alguien como tu pelea por Ares? Ares destruirá a los humanos y al mismo planeta por sus objetivos-.

-Obviamente. También estoy listo para traicionarlo cuando el momento llegue, pero no olvido que él salvo mi vida cuando mis "compañeros" me dejaron para pudrirme. Le debo mi vida, así que por ahora, pelearé en su nombre-.

Mei pudo reconocer la determinación en las palabras y el Cosmos de Zaphiri, así como su resolución para no retroceder. Él moriría por quien salvo su vida, aunque signifique ir contra el Santuario al que una vez sirvió.

-Muy bien, me doy cuenta que no puedo hacerte cambiar de opinión, así que cumpliré mi deber y te enfrentaré como lo que eres: un traidor y enemigo del Santuario- declaro, empezando a hacer arder su Cosmos. -Como el Caballero de Cáncer, te devolveré al mundo de los muertos a que descanses de una vez-.

-Inténtalo si puedes, chico- dijo Zaphiri, haciendo arder su Cosmos una vez. La aura de Cosmoenergía que envuelve su cuerpo es tan roja como la de los Berserkers, pero más brillante.

Cáncer vs Escorpio. Una vez más, el Santuario se desarrollaría un combate contra los Santos Dorados que protegen a Athena y anteriores Santos que ahora son traidores. La diferencia es que la traición de ellos es genuina.
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(En Leo)

Ikki le había dado indicaciones a Kaiser de que se quedara atrás. Había entrenado a su león para que pudiera contra guerreros del nivel de Santos de Bronce y Plata, pero alguien al nivel de un Dorado era demasiado. Él mismo se encargaría del traidor.

-Soy Nath. Fui el Caballero de Tauro del Siglo XVII. Un periodo de relativa paz, ya que aun faltaba un siglo para el despertar de Hades- se presento el traidor que usaba una copia de la armadura de Tauro en rojo.

-No me interesa quien seas- respondió bruscamente Ikki. -Eres un traidor y enemigo del Santuario. Es lo único que necesito saber sobre ti-.

-Que brusco. ¿No quieres saber porque traicione a Athena? ¿Mi historia? ¿No vas a intentar cambiar mi forma de pensar?- Pregunto Nath con una sonrisa.

-No soy tan ingenuo como el resto de mis compañeros. No me interesa tus motivos y si aun eres leal a Ares tras tres siglos, dudo mucho que cambies en este momento- respondió Ikki. -Solo te diré una cosa: a los traidores se les castiga con la muerte-.

-Veo que eres un hombre de acción y no de palabras. Me agradas- dijo Nath, adoptando la postura de combate de los Caballeros de Tauro: espalda recta, pies separados y los brazos cruzados sobre el pecho. -Entonces no hace falta intercambiar más palabras. No perdamos más tiempo y peleemos de una vez-.

Ikki no era conocido por que le agraden sus enemigos, pero sabía cuando un enemigo le agradaba: era cuando decidía pelear en vez de parlotear sobre lo fuerte que es.
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(Con Shaina)

Rufus se dio cuenta que su enemiga no era una Amazona de Plata cualquiera.

La mujer era más fuerte de lo que su armadura decía. No solo podía combatirle cuerpo a cuerpo, sino que podía esquivar sus técnicas fácilmente. Eso puede deberse a que conoce al Santo de Leo y ha visto sus técnicas, pero aun con eso no debería serle tan fácil poder eludir sus ataques ni mantenerse a la par con él sin esfuerzo.

Cuando chocaron puños, liberando ondas de energía purpura y roja, es que se dio cuenta de lo que todos dicen: la armadura no define la victoria, sino el nivel del Cosmos.

-Tu Cosmos es muy grande para un Caballero de Plata- dijo Rufus a su enemiga. -Tienes despierto el Séptimo Sentido, ¿verdad? Y por lo que siento en tus golpes, lo tienes bastante dominado. Alguien como tu debería tener una armadura dorada. ¿Qué paso? ¿Te la ganaron?-.

-Eso no es de tu interés- respondió Shaina con agresividad, lanzando una patada que Rufus esquivo al retroceder, pero ella lo persiguió.

Ambos iniciaron un choque a la velocidad de la luz por todo el campo, destruyendo rocas y el suelo por el que caminaban, generando ondas de impacto con cada golpe que chocaban.

Rufus lanzo un puñetazo al torso de su enemiga que bloqueo al cruzarse de brazos, pero la fuerza del impacto la hizo retroceder, momento que Rufus aprovecho para lanzar un golpe Khen que Shaina evadió al saltar a la izquierda antes de cerrar la distancia entre ella y su enemigo fácilmente, dándole una patada en el mentón que aturdió a Rufus y lo hizo retroceder.

La Amazona de Ofiuco no perdió tiempo en aprovechar esa abertura para lanzar una ráfaga de golpes a su enemigo. Sus puños estaban cargados de Cosmos y también estaban envueltos por estática para causar más daño.

Apretando los dientes, Rufus desvió un golpe de Shaina con su mano izquierda, para luego atrapar el otro puño con su mano derecha y darle un golpe en el rostro con el codo de su brazo izquierdo, seguido de una patada en el estomago que le saco aire a la peliverde. Rufus soltó el puño de Shaina para tomarla con ambas manos el brazo y lanzarla hacía una estructura rocosa cerca, donde su cuerpo impacto.

-¡Relámpago de Voltaje!- Rufus no perdió tiempo y ataco con su técnica.

Lanzo un puñetazo a la velocidad de la luz, proyectando una onda de golpe que impulsa el golpe en el aire con la forma de una bola de luz, produciendo electricidad en su interior.

Shaina vio venir el ataque pero no podía esquivarlo, solo pudo protegerse un poco al cruzarse de brazos y encender su Cosmos. Aun con eso, sintió el fuerte impacto de la técnica y el dolor de las descargas que tenía. La estructura en la que había chocado se rompió sin dejar nada más que polvo y ella tirada en el suelo.

-Que fuerte ataque...- admitió Shaina, apoyando las manos en el suelo para levantarse. -Su potencia es increíble, pero lo sorprendente es su velocidad-.

-El que hayas podido ver mi ataque en vez de solo un destello demuestra tu poder. Te elogió. Eres la mujer más fuerte con la que me he enfrentado- dijo Rufus. -Para no ser un elegido, reconozco el esfuerzo que has hecho-.

-¿Elegido?- Repitió Shaina como pregunta.

-Un elegido por las estrellas- dijo Rufus. -En todas las eras, los Caballeros Dorados son determinados desde que el guerrero nace, un ser que trasciende a los humanos ordinarios, alguien que posee habilidades excepcionales. Aquellos elegidos no conocen nada más que el camino dorado, por eso no portan otra armadura. Yo fui uno de esos elegidos en mi época junto con la mayoría de Dorados. Guerreros como nosotros no se hacen, se nacen- declaro con arrogancia.

-¿Y eso tiene algo que ver con que traicionaras a Athena?- Pregunto Shaina. Estaba dejando que su enemigo hablara para poder levantarse y recuperar un poco el aliento.

-Guerreros como yo deben permanecer siempre en la cima. No me molesta que los guerreros de más abajo se esfuercen para alcanzar la cima o que logren llegar. Respeto a ese tipo de personas que se esfuerzan con sus capacidades menores, pero...- apretó su puño con fuerza, emanando un poco de rayos. -No soporto a la gente débil que finge ser fuerte para sentirse bien consigo mismos. No tolero que los débiles manchen al mundo con su impureza y debilidad. Athena no fue capaz de ver eso, pero Ares si. Él eliminara a todos los débiles del mundo para crear un mundo en donde los fuertes vivan-.

Shaina negó la cabeza. Había considerado intentar cambiar a este tipo, pero al oír sus absurdas razones le dijeron que sería un desperdicio de aliento. Lo mejor para el tonto sería una muerte rápida. Al menos, como antiguo Caballero, le dará eso.

-Eres una vergüenza para el signo Leo. Si Aioria o Ikki te hubieran escuchado, no hubieran dudado en eliminarte, pero agradece que seré yo quien lo haga-.

-Palabras fuertes para una mujer débil. ¡Relámpago de Voltaje!-.

Lanzo su técnica, pero Shaina atrapo el golpe, usando su Cosmos para detener la bola de luz. Sentía sus manos arder y los huesos de sus brazos sufrir ante la presión de la técnica, pero no los bajo, sino que los mantuvo en alto mientras reducía el Cosmos de la técnica lentamente hasta hacerla desaparecer.

-¿Cómo atrapaste mi puño a la velocidad de la luz?- Pregunto incrédulo Rufus. -Se que una técnica no funciona dos veces contra un Caballero, pero...-.

-¿Alguien más débil que tu no podría hacerlo?- Termino Shaina. Rufus no podía verlo por su mascara, pero sabía que se burlo de él con ese comentario. -Lo que dijiste sobre los Caballeros Dorados era cierto, pero he visto con mis propios ojos como alguien puede hacerse fuerte desde lo más bajo hasta volverse de los más fuertes-.

Ella lo había visto en primera mano con Seiya. Lo había visto vencer a su antiguo aprendiz, Cassios, y ganar la armadura de Bronce, lo había visto luchar y superar a los Caballeros de Plata y Dorados y a los mismos Dioses. Ese chico que festejaba por su victoria y abrazaba la Caja de Pandora de Pegaso como lo más valioso que existía ahora era el guerrero más poderoso de Athena, el Héroe del Santuario, el símbolo de lo que significa ser un verdadero Caballero de Athena. Una inspiración para todos, incluida ella, que entreno y mejoro hasta ser mucho más fuerte de lo que fue en el pasado.

Por eso, aunque las palabras de Rufus tenían cierta validez, eran nada en comparación a la existencia de Seiya y sus amigos, que comenzaron de lo más bajo pero que ascendieron a través de un camino de espinas hasta ser los héroes que todos admiran.

-Te demostraré lo que un "no elegido" puede hacer- declaro Shaina, para luego acortar la distancia entre ellos. -¡Garra del Trueno!-.

Shaina levanta el brazo y la forma en que los dedos de su mano están flexionados apuntando hacía abajo, emula a una cobra levantando la cabeza y mostrando sus dientes. Con el Cosmos morado concentrado en sus manos y dedos, genera descargas eléctricas del mismo color alrededor de sus dedos. Lanza el golpe hacía Rufus, que había bajado la guardia un segundo por las palabras de Shaina y su acción de detener su técnica. El antiguo Leo recibe la técnica de lleno en la cara. Rufus grito de dolor cuando el golpe fue un zarpazo que le corto el rostro y saco sangre. Además del golpe físico, la electricidad de la técnica golpeo su sistema nervioso, dañando todo su cuerpo por dentro.

-Ma-Maldita...- gruño Rufus de rodillas y las manos apoyadas en el suelo. No podía permitirse perder tan fácil, como si él fuera débil. -¡No te lo perdonaré!- Hizo arder su Cosmos lo más alto posible. Shaina se alejo de un brinco para prepararse para el siguiente golpe que su enemigo lanzara. -¡Plasma Relámpago!-.

Shaina ya había visto venir esa técnica, la esperaba. Era hora de usar una de las nuevas técnicas que desarrollo en estos años de paz.

-¡Corona del Trueno!-.

Haciendo arder su Cosmos mientras los rayos se acercan de todos los ángulos, Shaina junta sus manos y las separa, generando un ataque eléctrico en forma de arco que se lanza como un proyectil, cortando y deshaciendo todos los rayos del Plasma Relámpago.

El ataque golpeo a Rufus en el pecho, quien grito de dolor por la electricidad recorrida antes que la técnica explotara, destrozando la zona en donde su enemigo estaba y levantando una capa de humo.

Shaina vio la figura de Rufus salir caminando entre el humo antes de caer al suelo. La copia de Leo que había estado usando estaba totalmente destruida.

-¿Quieres saber una ventaja de los débiles que se hacen fuerte? Es que esas personas resisten mucho mejor los golpes que aquellos que han sido fuertes desde el inicio- dijo Shaina como sentencia a la batalla. -No serviste ni para calentamiento-.

Ese comentario era más de bravuconería que de verdad. Shaina tuvo suerte de conocer las técnicas de Leo por Marín y por haberlas visto un poco cuando Aioria interrumpió su combate con Seiya para matarlo él mismo. De no ser por ese factor, la batalla hubiera sido mucho más difícil.

-Ahora solo quedan los otros dos, pero no me preocupo. Dudo que salgan vivos contra Mei e Ikki-.

Con eso arreglado, Shaina fue a reunirse con su grupo para asegurar los alrededores.
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(Con el Clan Gremory)

Tras la llamada de Azazel, todo el grupo había empezado la misión de salvar a Asia.

Primero se enfrentaron a la nobleza de Diodora, que eran todas mujeres, antiguas miembros de la Iglesia que Diodora recluto y lavo el cerebro para que le sirvan y no sientan vergüenza o pena por lo que hacían, todo en su nombre.

Pero para el experimentado clan Gremory que había sido entrenado por los mejores, apenas sirvieron como calentamiento.

Luego, casi llegando con Diodora, se habían topado con Freed Zelzen, que seguía vivo y se había convertido en un Demonio, devorando otros Demonios para hacerse más fuerte y convertirse en algo grotesco.

Pero aun con eso, Kiba lo derroto con un movimiento de su espada, acabando de una vez y para siempre con el loco sacerdote.

Luego llegaron con Diodora, que se burlo y jacto de como fue él quien hizo que expulsaran a Asia y haciendo comentarios que insultaban la dignidad de Asia, como preguntarle directamente a Issei si ella aun era virgen.

Si el secuestrarla no había sido suficiente, todo eso hizo que la ira de Issei hirviera en su punto más alto. El permiso de Rías para golpearlo fue un agregado.

Diodora se intento defender, pero comparado con Rokudo, este tipo era patético. Ninguno de sus ataques araño la armadura de Issei y el castaño estaba seguro que le dio tremendo susto que lo hizo orinarse en los pantalones.

Si no lo mato, fue porque no valía la pena mancharse las manos con su sangre, porque no era una verdadera amenaza y porque no quería que Asia viera eso.

Tras un poco de ingenio con su Dress Break, Asia finalmente estuvo a salvo y parecía que todo había terminado. Ahora solo quedaba esperar a que Azazel les diga que ganaron y podrán irse a casa.

Pero un pilar de luz basto para arruinar todo.

Un segundo Asia estaba con ellos y al siguiente había desaparecido.

El que hizo eso fue Shalba, quien se revelo para terminar con la tarea que Diodora no pudo completar, eliminándolo de paso.

Pero nada de eso le importo a Issei. Él solo le importaba Asia.

Necesitaba encontrarla y llevarla de vuelta a casa, para que entrenen para la carrera de tres pies, para que sus padres la sigan queriendo como la hija que ya la veían.

Asia dijo que nunca lo abandonaría y ella nunca miente.

-Envié a esa chica a la Brecha Dimensional. Su cuerpo ya fue despedazado. En otras palabras, ella murió-.

Esas habían sido las contundentes y crueles palabras de Shalba.

Cuando Issei escucho esas palabras, cuando su cerebro entendió que Asia había muerto, en ese segundo, la tristeza e incredulidad se habían transformado en ira y odio hacía quien se la quito.

Y eso lleva a la situación actual: Issei con la mirada gacha, caminando lentamente hacía Shalba, que lo miraba desde el aire con arrogancia. Su guantelete rojo manifestado en su brazo.

-[Rías Gremory]-.

-¡¿Dragón Emperador Rojo?!- Exclamo Rías sorprendida. Era la primera vez que el dragón en el Sacred Gear de Issei se dirigía a ella.

-[Si no quieres morir, deja este lugar inmediatamente]-.

-¿Eh?-.

Ddraig sabía lo que iba a venir a continuación. Lo había visto varias veces. Le había advertido a su compañero sobre las fuertes emociones para evitar precisamente esto... pero al final no puedo evitarlo.

Parece que el destino de quienes tienen su poder era morir por el mismo.

-[Oye, Demonio. ¿Dijiste que tu nombre era Shalba?]- Le pregunto al enemigo. -[Acabas de cometer tu peor y último error]-.

Issei levanto la cabeza, sus rasgos eran afilados y salvajes que combinaban con su expresión furiosa, pero lo más destacable eran sus ojos. Sus ojos brillaban de un tono verde.

Un segundo después, una aura carmesí de gran intensidad salió de Issei de golpe y sin aviso. Un segundo después, la armadura de dragón se manifestó en él, liberando su aura aun más, estrellando a Shalba contra la pared y los demás, que estaban más alejados de ellos dos, apenas pudieron mantenerse en pie. Todo el lugar tembló y comenzó a derrumbarse.

-¡Esta cantidad de aura y poder...!- Yuuto no pudo terminar la oración por la sorpresa.

-Es peligrosa- completo Koneko por el rubio.

-¡Issei!- Rías iba acercarse a él, pero un pilar cayo frente suyo, evitando que se acerque. -¡¿Qué esta sucediendo?! ¡Issei!-.

Shalba se puso de rodillas para recomponerse y miro con sorpresa a su enemigo. -Eso es...-.

Orbes verdes con bordes rojos salieron de la gema en el pecho de la armadura de Issei y flotaron alrededor de él. De los orbes, se podían escuchar algunas voces en lamento.

-Yo, que despertará...- hablo Issei. Su voz se escucho muy apagada, como si no hubiera nada.

-Ya empezó-.

-Parece que va a empezar-.

Las voces que hablaron vinieron de los orbes que flotaban alrededor de Issei.

Los ojos del casco resplandecieron de un poderoso verde al mismo tiempo que el aura carmesí que cubría a Issei se hacía más intensa, oscureciendo su cuerpo y viendo solo su silueta.

-Soy el Dragón Celestial que le robo el principio de la dominación a Dios-.

-Siempre ha sido así-.

-Cierto. Siempre lo fue-.

Junto con las palabras de Issei y las voces, el cuerpo de Issei comenzó a cambiar, haciéndose más grande y pareciendo que las partes de su cuerpo se separaban de la armadura como si fuera otra piel.

-Me río del infinito y desprecio el sueño-.

-Lo que el mundo desea...-.

-Lo que el mundo rechaza...-.

La silueta de Issei siguió cambiando, creciéndole una especie de alas en la espalda.

-Me convierto en el Dragón Rojo de la Dominación-.

-Siempre fue por el poder-.

-Siempre fue por el amor-.

El tamaño que llegó alcanzar fue tanto que las "alas" destruyeron unos pilares por extenderse un poco al aumentar de tamaño.

-¡Sin importar la era, siempre eliges el camino de la ruina!-.

El aura que irradiaba su cuerpo se hizo más clara, permitiéndole a Shalba y todo el Clan Gremory ver en lo que se estaba convirtiendo Issei.

-¡Te hundiré en las profundidades del purgatorio carmesí!-.

La apariencia que había adquirido sigue siendo similar a la de Scale Mail, pero ahora tenía una forma más parecida a la de un dragón de un tamaño gigantesco. La armadura posee crecimientos similares a garras en las manos y los pies, así como cuernos, cuello largo y una boca con colmillos en el casco que ahora era una boca. Las alas en su espalda eran una especie de apéndices sin nada de tela o tejido en medio en las extensiones que eran tres en cada lado, y por el largo de estas habían gemas que brillaban de un tono esmeralda.

-¡Juggernaut Drive!-.

Issei libero, no un grito, sino un rugido al mismo tiempo que liberaba una energía que destruyo todo el templo. Shalba y el Clan Gremory tuvieron que alejarse volando para no ser aplastados por los restos que caían o por el poder que Issei emanaba sin control.

La Juggernaut Drive fue activada. El Dragón de la Dominación a llegado.
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N/A: Hasta aquí el capitulo, donde se concluyo los combates de Shun, Jabu y Akira y se preparo los escenarios para los de Mei e Ikki, y se termino el de Shaina.

El de Akira fue mi favorito de escribir. Este niño y los demás tienen tanto potencial de ser Caballeros que es una pena que ningún spin-off los haya usado.

De los traidores, Zaphiri es el único que no es un OC. Apareció al inicio del Gaiden de Los Gemelos de TLC, donde su historia es básicamente la misma. Es cierto que dije que no aparecerán personajes de TLC, pero me refería a los Doce Dorados principales, pero no tengo reparos en usar aquellos personajes que salen en los Gaiden, siempre y cuando no afecten la trama.

Y terminamos con una nota alta, con Issei despertando el Juggernaut Drive volviéndose loco. El siguiente capítulo será uno emocionante de hacer.

Sin nada más que decir me despido. Visiten y comenten el resto de mis historias por favor. CHAO.

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