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Capitulo 61

A las afueras del Santuario y las aldeas cercanas, una batalla se estaba desarrollando. Aunque llamarlo batalla sería ser amable.

-¡Maldito!- Gruño un Caballero de Plata con la sangre cayéndole de su frente. Junto con él, había un pelotón de diez soldados con dos Caballeros de Bronce. -¡No los dejaremos llegar al Santuario!-.

-Admiro tu gran valentía y lealtad, pero es inútil sin no tienes la fuerza para respaldarla- exclamo un hombre que estaba cubierto de pies a cabezas por una túnica roja. -Y aquellos que no tienen poder, ¡deben perecer!-.

Extendiendo el brazo derecho que se descubrió y revelo que estaba cubierto por armadura rojiza. De su puño salió una gran bola de electricidad que golpeo al Caballero de Plata. La esfera exploto, liberando relámpagos que golpearon a los Caballeros de Bronce y a los soldados, matándolos a todos al instante.

-Esperaba más resistencia que solo un Caballero de Plata y un par de Bronces con soldados- exclamo el hombre, decepcionado.

-Según la información, Athena no tiene tantos Caballeros como parece. Se estima que tiene menos de 40 Caballeros, sin contar a los que ya han muerto durante las batallas. Ni siquiera tiene completo a los Doce Dorados- dijo otra de las figuras encapuchadas, que también era un hombre, de una estatura mucho mayor que la de los otros.

-Entonces será mucho más fácil llegar al Santuario- dijo una tercera figura encapuchada. -Tenemos ordenes del señor Ares, de atacar el Santuario mientras la Brigada del Khaos y los Dioses que se unieron a él pelean contra la Alianza. Así que no perdamos tiempo y vamos-.

Esos tres hombres encapuchados habían sido seleccionados específicamente para venir a luchar. No había fuerzas que los respaldaran ni Berserkers a su lado, algo que así preferían. Ellos tres irían a luchar.

Ares fue explicito con sus ordenes. Eliminar a cualquier Santo de Athena, incluyendo a los Dorados. Y si tenían la oportunidad, tomar la cabeza de Athena.

-No les será tan fácil como piensan- dijo una nueva voz.

Los tres hombres alzaron la mirada, viendo a una mujer con armadura de color morado y un brillo plateado, cabello verde y una mascara que cubría su rostro, señal de que era una Amazona.

Detrás de ella, había en total siete Caballeros de Plata y Bronce mezclados, con Shaina al mando. Todos con la misión de evitar que estos intrusos se acerquen al Santuario.

-¿Solo tres? Ares nos insulta al enviar a tan pocos comparados con su último ataque- dijo Shaina de Ofiuco, Amazona de Plata Superior de Ofiuco y la líder de todas las Amazonas del Santuario.

-No necesita más para eliminar a gente tan débil como ustedes- dijo el encapuchado que acabo con la anterior fuerza del Santuario. -Pero esperaba que los Caballeros Dorados ya hubieran salido a enfrentarnos, pero veo que dejan a sus lacayos hacer el trabajo. Las cosas han cambiado-.

Aunque a Shaina y los que estaban con ella les intrigo el último comentario, ella lo ignoro, ya que no dejaría pasar una burla hacía los mejores guerreros de su ejercito que también eran amigos personales de ella en mayor o menor medida.

-Los Caballeros Dorados son la última línea de defensa. Ellos no necesitan moverse para enfrentar a alimañas como ustedes- declaro mordazmente la peliverde, descendiendo hasta estar de pie unos metros de sus enemigos. -Pero no te preocupes, yo jugaré contigo-.

-Bastante confiada para una mujer de plata-.

-No subestimes a una persona por su armadura. Puedo sentir que el Cosmos de esta mujer es alto para ser solo de Plata- dijo otro encapuchado.

-Vaya, parece que hay alguien con inteligencia entre las fuerzas de Ares. Estoy impresionada, ya que había escuchado que todos eran unos brutos sedientos de sangre- se burlo Shaina.

-Lo mismo se podría decir del Santuario- devolvió el comentario.

-¿Y si mejor nos saltamos los comentarios y comenzamos a pelear?- Sugirió un Santo de Plata, ya harto del intercambio de palabras.

-Estoy de acuerdo. De todos modos, ya quiero quitarme estas cosas-.

Los tres encapuchados se quitaron las túnicas que vestían y se revelaron ante todos. Shaina y los demás jadearon de sorpresa en diferentes niveles, no porque conocían a sus enemigos ahora descubiertos, sino porque reconocían sus armaduras.

Todos ellos usaban armaduras rojas como la sangre cuyos diseños eran iguales a las armaduras Doradas.

El sujeto que charlo con Shaina entre insultos era un hombre de rasgos griegos, piel bronceada, cabello negro en puntas y dos mechones cayéndole a los costados del rostro y ojos dorados. Tenía una complexión atlética y su estatura era de 1,88 metros. Usaba una armadura que era igual a la de Leo.

El otro era un hombre tenía tez clara que aparenta tener, quizás, unos 20 o 25 años. Su estatura era igual a la de su compañero, y tiene una complexión media con un cuerpo atlético, aunque no muy musculoso. Posee cabello oscuro y corto, hasta un poco más abajo de la nuca. Su armadura roja era igual a la de Escorpio.

El tercer hombre y el más alto de los tres era inmenso, midiendo 2,30 metros. Su piel era clara y tiene cabello corto de color verde y ojos café con una complexión robusta y musculosa. Tiene rasgos Europeos. Su armadura es igual a la de Tauro.

Ninguno de los Caballeros conocían a esos tres, pero si reconocieron los diseños de las armaduras. Los novatos habían escuchado de las Sapuris y que aparte del ejercito de Hades, también existían Sapuris que copiaban el diseño de armaduras de los Santos para los Santos que Hades revivió para usarlos contra ellos. El que estos sujetos vistieran armaduras rojas iguales a las doradas implicaba una cosa...

-¿Quienes son ustedes?- Pregunto Shaina. Su voz era seria, de demanda que haría que los que estuvieran un rango más bajo al de ella obedecieran por miedo a las consecuencias de no obedecerla.

-Creí que por la armadura era obvio- dijo el que usaba la de Leo. -En el pasado, nosotros fuimos Caballeros de Athena, pero dejamos de creer en su causa y nos unimos al Dios Ares. Y a diferencia de los Santos revividos por Hades en la Guerra Santa, nuestra traición es verdadera-.

-Y no solo nosotros. Somos parte de un grupo especial que el Dios Ares ha reclutado a lo largo de los siglos, compuesto por Santos de Athena, Marinas y antiguos huéspedes de las estrellas malignas de los Espectros- dijo el que usaba la copia de Tauro. -Todos traicionamos la lealtad de nuestros Dioses para pelear bajo el manto de Ares por diferentes razones-.

La indignación y odio de los Santos hacía ellos aumento al escuchar sus palabras que no tenían nada de arrepentimiento. Para Shaina y el resto de los Santos, estos tres eran guerreros sin honor que traicionaron a Athena solo para servir a un desquiciado como Ares. Eso, a sus ojos, no tenía perdón.

-Saben lo que les pasa a los traidores, ¿no? La muerte es el único castigo- dijo tajante Shaina.

-Je...- el de Leo miro a sus compañeros. -Vayan a las Doce Casas. Yo me encargo de estos sujetos. Le enseñare a esta mujer a comportarse-.

-Solo no bajes la guardia- dijo el que usaba la armadura de Escorpio.

Y sin que pudieran evitarlo, los dos traidores, moviéndose a la velocidad de la luz, se fueron como si se hubieran teletransportado, pasándolos de largo para seguir su objetivo.

-¡Maldición!- Grito un Santo de Bronce.

-¿Qué hacemos?- Le pregunto otro de Bronce a Shaina.

-Exploren los alrededores por más enemigos e informen rápidamente al Santuario de esto. Yo me encargaré de este sujeto- declaro Shaina, levantando sus brazos y adoptando una postura de combate.

Sin nada más que hacer, asintieron y todos los demás se movieron a la velocidad que sus respectivos rangos les permitían.

-Realmente eres arrogante si crees que puedes vencerme, mujer de plata- dijo el de Leo, tronándose los nudillos.

-Es bien justificada y te lo demostraré ahora mismo. Soy Shaina de Ofiuco-.

-Bien. Soy Rufus, antiguo Caballero de Leo del Siglo XIII- se presento el ahora identificado como Rufus. -¡Plasma Relámpago!-.

-¡A mi, Cobra! ¡Garra del Trueno!-.
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(En el Inframundo)

Seiya levanto su brazo derecho y bloqueo el golpe del bastón de Seth en el aire, para luego apartarlo, esquivar otro golpe y dar un giro completo en el aire para darle una patada en la cara que elevo su enemigo más arriba en el aire.

Seth se recupero y creo Círculos Mágicos con grabados egipcios de colores dorados y de los cuales se lanzo ataques elementales.

Seiya lanzo un golpe Khen que deshizo todo esos ataques antes que lo tocaran.

Seguidamente, voló hacía su enemigo que lo espero para atacarlo con su bastón, pero Seiya era más rápido, así que evito el golpe mientras le conectaba un puñetazo en el estomago, sacándole al egipcio todo el aire de su cuerpo. Sin detenerse en eso, comenzó una arremetida de puñetazos en el cuerpo del Dios cuya fuerza comenzaba a fracturar su armadura y a sacarle quejidos bastante claros.

La arremetida termino cuando Seth, dando un grito colérico, invoco de la nada una ráfaga de viento con arena en la mezcla que lo empujo varios metros de él, pero no lo daño.

-Bastardo...- gruño Seth, ignorando el dolor que sentía en los músculos de su cuerpo que recibieron los golpes, mirando al Dorado con odio. -¿Cómo eres tan fuerte? Aun con el Cosmos, no deberías poder golpearme a mi, un Dios-.

-Tal vez seas un Dios, pero no por eso eres supremo- replico Seiya. -Amaterasu, Tsukuyomi y Azazel nos hablaron de la actitud y la forma de comportarse de los Dioses de los otros Panteones. La mayoría nació con un gran poder y que desde que la Era del Mito termino, no han entrenado o entrado en conflicto salvo algunas excepciones. Por lo que estoy viendo, tu eres de los Dioses que lleva milenios sin pelear o entrenar. Además de que puedo sentir que tienes esa serpiente de Ouroboros que el resto de miembros de la Brigada del Khaos llevan. Te jactas de tu orgullo, pero usas un poder prestado por otro ser-.

Seiya no era de los que menospreciaban a sus enemigos o buscaba humillarlos, él no era así. Podía decirles algunas verdades a la cara, pero siempre intentaba terminar la batalla tan pronto como pudiera sin perder mucho tiempo en el dialogo; pero son Dioses como Seth, esos que menosprecian a los humanos y se creen con el derecho de juzgarlos solo por ser Dioses, por haber nacido con poderes que los humanos normales no tienen. Ese era el tipo de Deidades, de seres en general, era el que más desagradaba a Seiya.

Así que si, Seiya iba a derrotar a este tipo, pero también iba a humillarlo de paso. No era una conducta propia suya ni que alentaría, pero en medio de una batalla que parecía un escenario de guerra creía que se podía dar ese lujo. Tal vez relacionarse con el grupo Gremory y los demás lo estaba mal influenciando un poco.

Su respuesta, como era obvio, hizo enfurecer a Seth, quien gruño. Oh, iba a matar a este desgraciado, aunque fuera lo último que haga. Le demostraría la diferencia entre un sucio mortal y un Dios digno y todopoderoso.

Usando su autoridad como Dios del Desierto, Seth levanto su mano izquierda y una tormenta de arena surgió de la nada, cubriendo gran parte del campo de batalla y obstaculizando la vista y el vuelo a enemigos y aliados por igual. A Seth no le importaban las plagas, solo eliminar a su enemigo.

Seiya tuvo que hacer esfuerzo para no dejarse arrastrar por la tormenta que su enemigo invoco, los ojos los entrecerró al punto de casi cerrarlos y tuvo que levantar un brazo porque la molesta arena se metía en sus parpados. Ya era molesto que sintiera que la arena entraba entre los espacios de su armadura al interior.

Por los problemas de visión es que Seiya no pudo evitar el golpe del bastón de Seth, pero como golpeo su parte frontal, no recibió daño por su armadura y fue más bien empujado. Dándose cuenta de inmediato que no podría traspasar la Cloth aunque lo intentara, Seth lanzo un golpe al rostro de Seiya que lo mando volando hasta que el castaño se recupero en el aire.

Su enemigo volvió arremeter, pero esta vez Seiya bloqueo el golpe. Si la vista era un problema, entonces usaría el resto de sus sentidos y combinados con la capacidad sensorial del Cosmos, enfrentaría.

Mientras las fuerzas de la Brigada del Khaos y la Alianza luchaban para alejarse de la tormenta de arena que los estaba afectando a todos, Seiya y Seth se mantuvieron en un intercambio de golpes, en donde era obvio que Sagitario tenía la ventaja por la protección de su armadura y la fuerza de sus puños y su velocidad que si quería igualaría a la luz.

El Dios apretó los dientes debajo de su casco y esquivo una patada al alejarse. Optando por otro enfoque, opto por controlar la tormenta y usarla para atacar a Seiya. Aun si no le harían daño, al menos podía usarlas como distracción para atacar.

La tormenta de arena pareció haber cubierto a Seiya, quien no pudo hacer nada para evitarlo. Al ver que su enemigo tenía los ojos cerrados, vio su oportunidad y se lanzo. Parecía que iba a tener un golpe directo y potente, hasta que...

-¡Impulso de Luz de Quirón!-.

Dirigiendo su Cosmos a sus alas, Seiya las uso para crear un poderoso viento dorado hecho de su Cosmos que alejo la tormenta a su alrededor y al propio Seth. Seiya controlo el viento hasta crear un gran torbellino que comenzó atraer y esfumar la tormenta de arena que los había rodeado hasta hacerla desaparecer.

El casco de Seth se fracturo por las fuertes corrientes de viento que lo habían golpeado, mostrando el costado derecho de su rostro que reflejaba la furia y odio hacía Seiya, junto con el sentimiento de impotencia que estaba surgiendo al no poder hacerle ningún daño al mortal.

Antes que Seth pudiera lanzar otro ataque, Seiya estaba a espaldas suyas, se acerco a él usando la velocidad de la luz y lo paso de largo a propósito. A diferencia de Susanoo o Kagutsuchi, Seth no parecía que podía seguir su velocidad. Eso le dijo a Seiya su nivel de poder.

Un segundo después, Seth se elevo por los aire ante los golpes a la velocidad de la luz que Seiya le lanzo y que él estaba recibiendo con total desconcierto. Su armadura se hacía pedazos y la sangre salía de su cuerpo, mientras la comprensión comenzaba asomarse en sus ojos.

Sabía que los Caballeros de Athena serían enemigos muy difíciles de vencer, que serían muy poderosos, pero la posibilidad de perder, de caer ante unos humanos nunca estuvo en la mente del egipcio.

Tras sentir como los golpes se detuvieron, Seth apenas podía mantenerse a flote. Seiya no lo ataco para permitirle a su enemigo un poco de descanso. A pesar de su resolución de humillarlo y derrotarlo, no quería matarlo. Lo haría, pero si Seth podía rendirse, entonces estaría bien.

-Ya debiste haberte dado cuenta que no puedes ganar. Tu poder esta muy por debajo del mío. Ríndete-.

-¡Jamás!- El Dios se negaba aceptar la derrota, menos ante un mortal. A pesar de ser consciente de la situación, su orgullo como Dios le impedía aceptarlo. -¡Soy Seth! ¡Soy la encarnación viva del caos y el desierto! ¡Te mataré y obtendré el puesto que merezco como gobernante de mi Panteón! Y aunque de verdad me ganaras, no me matarás, soy demasiado importante para el mundo por mi autoridad-.

-Se nota que no me conoces- replico el Asesino de Dioses. -Son Dioses malvados como tu a los que elimino para hacer más segura la Tierra. Los Dioses como tu, que se preocupan por sus propios deseos y solo ven a los mortales como escoria y seres que tienen que venerarlos cuando no han hecho nada para hacerlo, son del tipo que yo para los cuales me preparo para enfrentar. Incluso se que ustedes no crearon a la humanidad, no toda, sino que esta surgió sola, por obra de la evolución- recordó la explicación de Kagutsuchi de como surgieron los humanos en todo el mundo. -Para mi, solo eres otro ser al que el mundo no extrañara-.

-¡Desgraciado...!-.

Ya habiendo gastado mucho aire, Seiya comenzó a formar con sus brazos la posición de las estrellas de Sagitario mientras su Cosmos se elevaba a su punto más alto. Seth, colérico, se lanzo a máxima velocidad, cargando toda su aura y poder divino en su bastón para asestar un último golpe definitivo.

Pero para Seiya, Seth parecía venir en cámara lenta. Por un segundo, casi sintió pena por la gran ventana que tenía al poder lanzar golpes y moverse a la velocidad de la luz; pero al final, no le importaba. Por el bien de todos, usaría cualquier ventaja para acabar con sus enemigos.

Seth pudo ver las estrellas y la imagen de la constelación de Sagitario detrás de su enemigo y por una fracción de segundo, le pareció una imagen hermosa y admirable.

-¡Trueno Atómico!-.

Seth apenas pudo ver la ráfaga de luz de Cosmos que lo consumió por completo y destruyo todos los átomos de su cuerpo, no dejando ni polvo de él.

Y con eso, otro Dios malvado caía ante el puño del Asesino de Dioses. Una victoria importante para la Alianza.

Al ver su trabajo hecho, Seiya no sintió regocijo ni nada parecido. Seth eligió esto al dejarse llevar por su orgullo y no rendirse cuando pudo. Seiya hizo lo que tenía que hacer, lo que era su trabajo, nada más.

Sintió los Cosmos de Shun y Kiki elevarse. Parecía que ellos también iban a terminar sus peleas. Sabía que su hermano y su amigo no necesitaban su ayuda, así que se enfoco en los demás.

Jabu y Ban la tienen difícil, en especial Jabu, ya que siente que su enemigo es un Dios, aunque uno mucho más débil que Seth, así que debería estar bien si es esfuerza, al igual que Ban. Con Akira y Tatsuya es igual, además, le servirá mucho a esos dos la experiencia del combate.

-Supongo que puedo acabar con los soldados Berserkers dispersados- con ese pensamiento, se puso manos a la obra.
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(Con Ban)

Ban decidió pronto que los oponentes de usaban el fuego no eran sus favoritos. Algo chistoso, ya que su mejor ataque cuando fue Santo de Bronce de León Menor era de fuego.

Erythro, a pesar de su actitud salvaje y bestial, digna de un Berserker, demostró no ser estúpido. Tras un corto intercambio de puños y patadas se dio cuenta que su enemigo era superior a él en fuerza física, así que comenzó a usar el fuego que podía crear y manipular con su Cosmos para mantenerlo alejado, no solo usándolo en su forma elemental, sino también en su cabello, que literalmente se prendió de fuego y uso los mechones encendidos como látigos para mantenerlo a distancia.

Aunque su armadura lo protegía, la temperatura que generaba era demasiado para correr riesgos, así que solo podía mantenerse al margen y lanzar golpes Khen que no hacían mucho efecto.

-Débil... ¡eres muy débil, Caballero!- Grito Erytrho, el fuego que generaba se libero y expandió más por el campo, comenzando a quemar la zona y llenarla de fuego.

-No seas impaciente, apenas estamos comenzando- dijo Ban, que ya tenía algunos rasguños y quemaduras leves en las zonas desprotegidas de su cuerpo.

-Da igual lo que digas, ¡caerás bajo mi ira!- Erythro hace arder su Cosmos en forma de llamas que se arremolina.

-Ya se enfureció- comento Ban para si mismo. Presiona su puño que carga de Cosmos y se lanza al ataque.

Cuando se acerca a su enemigo, se encontró que el fuego arremolinado a su alrededor tomo la forma de un tigre. Ban le lanza un puñetazo, pero el Berserker cubierto con la forma de un tigre de fuego lo esquiva y se posiciona en su espalda. La bestia comienza a dar vueltas alrededor de Ban, quien trata de mantenerse lejos para evitar que las llamas lo toquen, pero Erythro no lo deja.

-Es capaz de moverse a mi misma velocidad- pensó el Santo de Heracles, preocupándose un poco.

La bestia ataca con sus garras a una zona descubierta de Ban, pero este alcanza a levantar uno de sus brazos para protegerse. Ban siente el dolor y el ardor del corte, pero aprieta los labios para no soltar ningún sonido de dolor. Ve como el ataque daño un poco la protección del antebrazo, dejando una marca de corte de tres garras que estaba hirviendo de calor.

La criatura de fuego lanza feroces y rápidos cortes que Ban se esfuerza en bloquear o esquivar, pero con cada contacto que hacen, el japones siente su cuerpo arder aun cuando es protegido por su armadura. Para empeorar, Ban sentía como sudaba mucho por el calor a su alrededor. La armadura y su Cosmos lo protegen de altas temperaturas, pero sigue siendo un humano, así que puede soportar hasta cierto punto.

El tigre de fuego, usando el Cosmos y la ira de Erythro como combustible, se alza varios metros por encima de Ban y se arroja furiosa.

-¡Lava de la Barbarie!-.

Las llamas se dispersan y su tamaño aumenta mientras se dirigen hacía Ban, que se cubre con los brazos y comienza a se arrasado.

Erythro se pone en pie mientras ve al Santo de Plata consumirse en las llamas. -¿Lo viste? Todos los Caballeros de Athena serán consumidos por las llamas de la guerra de mi señor Ares. Tu solo fuiste el primero de las victimas hoy-.

Sin embargo, ve brillar un Cosmos de plata desde las llamas, y seguidamente, escucha el grito del Santo:

-¡Sacudida del Estínfalo!-.

Alzando los brazos al aire como si lanzara algo al cielo, Ban produce con su Cosmos una poderos ráfaga de viento que aparta las llamas a su alrededor y genera una pequeña onda que apaga las llamas residuales.

El Santo de Heracles sale de las llamas, con rasguños y algunas zonas de su cuerpo quemadas levemente, pero entero y aun con energías para luchar.

-Eras muy optimista si pensabas que con eso me ibas a matar- dijo el antiguo Santo de León Menor. -Yo soy el Caballero de Heracles, quien porta la armadura en honor al legendario héroe y Semi-Dios que ascendió a la divinidad y que sirvió como uno de los primeros Caballeros de la Diosa Athena. En nombre de ese gran héroe, no puedo permitirme perder tan fácil-.

Dawon ruge furioso, sacando fuego de la boca e invoca una vez más al tigre de fuego. Pone las manos en el suelo y el tigre se abalanza una vez más contra Ban, quien lo esperaba mientras hace arder más su Cosmos.

-¡Impacto de Creta!-.

Ban lanza su puño y choca con la bestia, comenzando un forcejeo físico y de Cosmoenergía. El choque dura unos segundos hasta que termina en una especie de empate que saca a los dos volando a cada extremo.

-Ma-Maldito...- maldice Erythro mientras coloca sobre una pequeña estructura de roca como apoyo para levantarse, pero nota una sombra encima. -Qué...-.

Ban, que gracias a su entrenamiento había podido recuperarse antes que su enemigo, uso su velocidad para cerrar la distancia entre los dos rápidamente.

-¡Kornephoros!- Agarro a su adversario y lo lanzo al cielo, creando un tornado de Cosmos que eleva aun más a su enemigo y le impide escapar.

Ban dio un paso hacía atrás, viendo como la corriente del tornado conducía al Berserker a descender caída libre, estrellándose violentamente contra el suelo en donde antes había estado tirado.

-Te perdonaré la vida si te rindes y me dices todo lo que sepas de los planes de Ares- ofreció Ban, aunque sabía que era en vano.

Como esperaba, el Berserker no solo no se rindió, sino que estallo violentamente su Cosmos, volviendo a generar llamas que lo cubrieron y que obligo al Santo a retroceder de un brinco.

El fuego comienza a extenderse por todo el suelo, calentándolo y derritiéndolo, formándose lava de manera rápida. La temperatura del lugar subió de golpe, haciendo que fuera más difícil para Ban respirar.

-Me retracto... eres fuerte, Caballero- dijo Erythro, corrigiendo su comentario anterior donde lo llamo débil. Sangre caía de su frente por haberse estrellado por la última técnica de su enemigo y la careta de su armadura fue destruida. -Por eso...- las llamas que emana de su cuerpo por su Cosmos y la lava en el suelo se extienden aun más. -¡Te mataré con mi mejor técnica!- Mostró sus colmillos que brillaban por el fuego que emanaba de su boca. -¡Locura de Lava!-.

Toda la lava y el fuego generados se levantan y atacan a Ban, que logra saltar para evitar el impacto inicial, pero el fuego y lava lo persiguen y lo empujan hacía arriba.

Ban apretó los dientes ante el calor insoportable. Es demasiado y parece que será su fin.

-No- se dijo en su interior. -Todos nos entrenamos para no quedarnos atrás de nuevo-.

Recordó todas las veces donde Seiya, Shun, Shiryu, Ikki y Hyoga fueron los que tuvieron que ser la fuerza principal del Santuario y salvar el mundo de los Dioses mientras que él y los demás, a pesar de haber entrenado, de ser también los hijos de Mitsumasa en haber sobrevivido al entrenamiento de Santos y obtener su armadura, siempre quedo atrás de sus otros compañeros y relegado, como si fuera un personaje secundario y sin importancia. Si, él y los demás ayudaron con el tema de las Driades y algunos Santos revividos, pero apenas tuvieron algo de participación.

Por eso él, Jabu y los demás se mataron entrenando para ser más fuertes en los años posteriores a la guerra contra Hades, para que al próximo conflicto que suceda, puedan ser de ayuda y no quedarse esperando a que algo suceda. Para que cuando fuera el turno de luchar, él pudiera ayudar a sus hermanos, al Santuario y a Saori. Aunque no pueda ser un héroe como los cinco que se volvieron Dorados, con solo derrotar a un enemigo que amenazaba a todos, le bastaba para creer que todo el tiempo invertido no fue en vano.

Y ese momento era este. No podía morir ante este enemigo, no podía permitirse caer tan patéticamente cuando cuando en él para esta labor.

Con esa determinación, su Cosmos ardió y se elevo a lo más alto que podía y más. Ban no se permitiría caer. Él era un Caballero de Athena tanto como lo eran Seiya, Shun y los demás, ¡y aquí y ahora probaría su valía al hacer arder su vida en esta batalla!

Dawon ve como su enemigo regresa al exterior, abriéndose camino entre el fuego y la lava, sorprendiendo al Berserker. Siente como, aun con las heridas producidas por su ataque, su enemigo enciende su Cosmos a lo más alto.

-¡Como tu me lanzaste tu mejor técnica, es mi turno de devolverte el favor!- Grito Ban. -¡Furia de Nemea!-.

Ban lanza un ataque de Cosmos que se combina con las llamas y las lavas de su enemigo. El Cosmos se moldea y toma la forma de un león, que por los elementos que combino al lanzarse la técnica, se vuelve un león de fuego.

El Berserker es consumido por las fauces del león mientras lanza un grito atronador. Su armadura se destroza por completo antes de que el león explote, liberando un estallido de energía que sacude toda el área.

Ban aterriza encima de una roca, herido y cansado, pero triunfante al ver el destrozado cuerpo sin vida de su enemigo.

-Gracias por este combate, ya que me permitió confirmar que todo este el tiempo que dedique a hacerme fuerte valió la pena- dijo Ban, agradecido por el fuerte oponente que fue su enemigo.
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(Con Tatsuya)

-Es definitivo: odio volar- pensó Tatsuya.

El actual Caballero de Lobo tenía problemas para enfrentar a su enemigo, no porque fuera más poderoso, ya que Tatsuya podía sentir que estaban a la par, e incluso él era un poco más fuerte, sino que el problema era que el Berserker tenía mucha más experiencia y manejo de combate en el aire que él, lo que hacía que la pelea durara más de lo que le gustaba.

Tatsuya esquivo un puñetazo de su enemigo y bloqueo una patada lateral con su brazo para luego él lanzar una patada que su enemigo bloqueo y volvió atacar, solo para que Tatsuya desviara el puño y lo usara para acercarse, dándole un codazo en el rostro al Berserker que lo aturdió, lo que le permitió al joven lanzar una ráfaga de golpes que no duro mucho antes que su enemigo se alejara volando, pero no lo suficiente ya que volvió para atacarlo con furia.

Nachi, el anterior Caballero de Lobo le había heredado su técnica, con ayuda de sus amigos, incluido Kiki, Tatsuya había podido desarrollar otras técnicas para usar y no depender solo de una que podría ser contrarrestada.

-¡Puño del Lobo Blanco!- Encendiendo su Cosmos y concentrándolo en su brazo derecho, lanzo un golpe con su palma abierta y los dedos flexionados hacía abajo, el Cosmos alrededor del brazo tomo la forma de la cabeza de un lobo hecha de energía.

El golpe abollo la zona del torso de la armadura de Edward con la forma de la mano de Tatsuya mientras era lanzado a volar por el impacto. El Berserker apretó los dientes y estiro las alas de su armadura, frenando su empuje hasta detenerse. Sangre caía de su boca por su mandíbula por el golpe que rompió algunos huesos, y que lo hubiera matado de no ser por la armadura, algo que Edward jamás admitirá.

-Desgraciado...- se limpio la sangre con el dorso de su mano. -Tal vez seas fuerte, ¡pero no puedes igualarme en el combate aéreo!-.

Edward se abalanzo hacía su enemigo y cuando Tatsuya lanzo un golpe, lo esquivo rápidamente y rodeo en el aire a Tatsuya hasta ponerse a su espalda y darle una patada que lo arrojo un poco hasta que pudo frenar su empuje.

Intento atacar de nuevo, pero el Berserker volvió aprovechar su experiencia y ventaja en el vuelo para esquivar y golpear de diferentes ángulos a Tatsuya, quien recibía los golpes en todas direcciones sin poder defenderse bien.

-¡Toma esto!- Exclamo Edward, posándose encima de Tatsuya y dándole un golpe cargado de Cosmos del que el joven apenas pudo protegerse al cruzarse los brazos, pero aun así fue arrojado hasta chocar con una estructura de piedra y su cuerpo se quedo clavado. -Aun no termino contigo, Santo-.

Tatsuya trato de salir de la estructura de roca en donde había chocado, pero Edward, siendo más rápido que él, se arrojo hacía donde estaba y estrello su pie en el estomago de su enemigo, clavándolo aun más contra la roca y haciendo que soltara un leve grito de dolor. Aprovechando su ventaja, le dio una en la cara, que junto a la patada anterior, le saco sangre, y Edward esperaba que también unos dientes.

-Así es como los Santos de Athena deben verse: derrotados frente a la superioridad de los Berserkers- se jacto arrogante Edward, cometiendo el error de bajar la guardia.

Un error que Tatsuya aprovecharía.

-¡Aullido de la Muerte!- Concentrando su Cosmos en sus brazos, distorsiono el aire a su alrededor y proyecto una gran cantidad de laminas de aire cortante contra su enemigo que parecían colmillos de lobo. La velocidad con la que fueron lanzadas superaba la del sonido.

Al recibir la técnica de tan cerca, Edward grito de agonía mientras su armadura era dañada y la sangre salía por partes de su cuerpo y comenzaba a desplomarse hacía el suelo. Tras unos segundos en los que tardo en recuperar la conciencia, Edward logro girar y evitar impactarse contra el suelo.

-Tu...- miro con odio al Santo. El daño de la técnica era evidente: su armadura tenía grietas en todas partes, su casco y ala derecha se habían desprendido de él. -¡Te voy a matar!- Hizo arder su Cosmos a lo más alto que podía mientras se elevaba a gran velocidad -¡Impacto Voraz!-.

El Berserker lanzo su técnica como una gran esfera de Cosmos rojizo a gran velocidad que Tatsuya solo tuvo tiempo de protegerse con los brazos, soportando el ataque hasta que exploto en su cara, lanzándolo de nuevo contra la estructura de roca que, al recibir tantos impactos colapso desde su parte superior y aplasto a Tatsuya.

-¡Ha! Lo vuelvo a repetir: así como deben estar los Santos de Athena, enterrados- declaro victorioso Edward. -Ahora veamos...- al buscar con su Cosmos, noto que no estaba el Cosmos de Erythro, lo que significaba que estaba muerto. -Sería peligroso, pero su enemigo ya debe de estar débil, así que si mato a un Santo de Plata, sería un gran reconocimiento a mi parte. Puede que hasta me suban de rango-.

Pero sus pensamientos no pudieron más al sentir un Cosmos elevarse, seguido de las rocas salieron expulsadas al aire, revelando a Tatsuya, cuya armadura tenía grietas y tenía la cara ensangrentada, pero en sus ojos aun tenía el brillo para pelear.

-Maldito, ¿cómo sigues vivo?- Pregunto Edward, frustrado de que su enemigo no se moría.

-No puedo morir así de fácil. Hice una promesa con mis amigos de que brillaríamos tanto como aquel hombre que admirados- declaro Tatsuya, encendiendo su Cosmos. -Y mucho menos moriré ante alguien como tu-.

-Entonces terminaré con tu sueño ahora. ¡Impacto Voraz!-.

Edward reitero su ataque, pero Tatsuya ya lo había visto y una misma técnica no funciona dos veces contra un Caballero. Hizo arder lo más posible su Cosmos, manifestando un aura verde de energía a su alrededor.

-¡Puño del Lobo Blanco!- Reitero su primera técnica, chocando con la técnica del enemigo, comenzando un forcejeo.

Tatsuya apretó los dientes ante la presión que sufría su brazo, pero aguanto toda la tensión y dolor y concentró todo su Cosmos en la extremidad. La protección del antebrazo se destruyo por completo. Con un grito de valor, Tatsuya dio un paso adelante y con toda sus fuerzas, empujo la esfera hacía adelante, de vuelta a quien la lanzo.

Los ojos de Edward se abrieron en señal de miedo y alarma ante su propio ataque que le era devuelto. El miedo y la sorpresa lo paralizaron un segundo, que fue el tiempo suficiente que la técnica requirió para volver y golpearlo de lleno. El Berserker grito de dolor y agonía ante su técnica que, literalmente, le estallo en la cara.

Tatsuya suspiro de alivio al ver el cuerpo de su enemigo desplomarse hasta el suelo. Si la explosión no lo mato, la caída lo hizo. Se llevo la mano izquierda a su antebrazo derecho, sintiéndolo dolorido y entumecido al punto de ni siquiera poder mover los dedos. La táctica que se le ocurrió, de devolver el ataque de su enemigo había sido muy arriesgada, pero dio frutos al final.

-Creo que me quedaré aquí de momento...- dijo Lobo, sentándose en la forma rocosa cuya punta estaba destruida. -No quiero volver a volar-.
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(Con Kiki)

Al mismo tiempo que Seiya comenzaba su lucha, Kiki también comenzó la suya propia.

Apenas se alejaron de Shun y Esus para tener su propia batalla en la tierra, Buluc se lanzo a dar un golpe que Kiki bloqueo para acercarse y dar un codazo en el rostro del Dios que era cubierto por una mascara de demonio Maya. El golpe no afecto tanto al Dios como Kiki pensó, lo que quería decir que la mascara no era solo de adorno. Buluc intento hacerlo caer con un movimiento de pierna, pero Kiki se anticipo y lo sujeto, haciendo que ambos caigan y en el suelo, Kiki giro un poco para darle una patada que lo lanzo hacía adelante.

Buluc aterrizo sin problemas y se lanzo hacía el joven, que ya se había puesto de pie. El Dios lanzó una ráfaga de puños y patadas que Aries bloqueaba o esquivaba. De repente, Kiki vio unos destellos surgir en los dedos de Buluc, lo que le hizo saltar hacía atrás, logrando evitar que una lanza hecha de energía que surgió de la nada perforara su cabeza.

-Buenos instintos- elogió Buluc, desapareciendo esa arma. Puede que su enemigo sea un mortal que olvido su lugar en el suelo, pero podía reconocerle sus habilidades. Athena entrenaba buenos guerreros.

Kiki no respondió ante el elogio, solo lanzo un golpe Khen que saco volando a su enemigo y que vaya tras él. Al acercarse, Buluc lanzo un golpe que Kiki esquivo y le dio una patada en el estomago tan fuerte que le hizo gritar de dolor al Dios.

Buluc tomo la pierna de Kiki, para luego girar y lanzarlo hacía una edificación rocosa cercana; pero Kiki se recupero y giro su cuerpo en el aire para que sus pies tocaran la edificación y la usara para impulsarse hacía su enemigo. Buluc solo pudo cruzarse de brazos ante el puño de Kiki que lo empujo con fuerza, arrastrando sus pies que dejaron marcas de arrastre en el suelo.

El Dios descruzo sus brazos para volver a lanzar una andada de golpes que Kiki respondió por igual. El intercambio de golpes duro un minuto entero, en el que se noto que Kiki tenía la ventaja en fuerza, velocidad y defensa por su armadura, conectando varios golpes que dañaban la armadura que usaba Buluc, mientras que los golpes que el Dios conectaba no hacían nada para mover a su enemigo o siquiera hacerle un rasguño a la Cloth.

Kiki se agacho para esquivar una patada y desde abajo, lanzo un golpe Khen que arrojo a su enemigo al aire, pero que giro y aterrizo sin daño.

-¿Ya reconsideraste tus acciones? Por que aun tienes tiempo de arrepentirte- dijo Kiki.

-¡Nunca! Un Dios nunca se retracta de sus palabras y mucho menos ante un humano- respondió Buluc. En cada mano surgió una lanza de energía. -Por mortales como ustedes, que desafían a los Dioses, condenan a su especie al exterminio ya que hacen que los demás olviden su lugar en el universo-.

-No eres nadie para atreverte a cuestionar las acciones de los humanos cuando no has hecho nada por ellos- replico Kiki. -Si fueras un verdadero Dios, dejarías de lado tus mundanos deseos y ayudarías a la humanidad a encontrar un mejor camino; pero en lugar de eso, los usas para tus enfermizos deseos. Por Dioses como tu es que los Santos existen-.

-Maldito...-.

-Nunca he sido partidario de acabar con la vida de los enemigos, pero al conocer a seres como tu y Kokabiel, entiendo que el planeta estaría mejor sin ustedes, que lo manchan con sus deseos de guerra y violencia sin sentido.

Con un grito de furia, Buluc lanzo las lanzas que creo, pero Kiki, sin mover un dedo, las detuvo en el aire con su telequinesis y las giro para devolvérselas a su creador, que las esquivo apenas, solo para ver que Aries ya estaba frente suyo, dándole un derechazo en el rostro con su puño cargado de Cosmos que logro partir su mascara en pedazos que salieron volando junto con sangre de su boca.

Kiki lo tomo del brazo antes que se alejara y como lo hizo con él, giro varias veces con mucha fuerza y lo lanzo hacía una edificación rocosa cercana en la que el Dios se estrello con mucha fuerza. Kiki no espero a que cayera al suelo para lanzarse un golpe Khen que lo hizo estrellarse de nuevo con la edificación que se derrumbo encima suyo, aplastando por las rocas.

El lemuriano no canto victoria todavía, ya que dudaba que un Dios muriera tan fácil. Tuvo razón, ya que vio a su enemigo hacer explotar las rocas y gritar con furia. La armadura que usaba estaba bastante dañada por los golpes recibido y tenía moretones notables en su rostro.

-¡Te mataré, mocoso!- Fue el grito colérico del Dios Maya.

Kiki lo vio cargar una gran cantidad de energía entre las palmas de su mano de un color celeste. La energía se libero como un potente rayo de energía que iba hacía él.

-¡Muro de Cristal!- Kiki creo el famoso muro de los Aries frente suyo.

El rayo de energía golpeo el muro, haciendo presión para atravesar la defensa, pero sus intentos fueron ineficaces hasta que el rayo se devolvió hacía Buluc, quien apenas pudo esquivarlo.

-Esto no es posible...- murmuro el Dios.

-No voy alargar más esto- dijo Kiki, que al notar que el Dios no cambiaría de opinión, decidió terminar la pelea ahora. -¡Recibe la técnica más poderosa de Aries!-.

Encendiendo su Cosmos que lo rodeo como un aura dorada, Kiki levanto su brazo derecho y Buluc juro que vio detrás de su enemigo las estrellas que formaban la constelación de Aries.

-¡Revolución de Polvo Estelar!-.

Bajando su brazo como si cortara el aire, disparo desde el cielo una ráfaga de proyectiles cósmicos, como si fueran estrellas fugaces que surcaban el cielo. Avanzaron de forma devastadora hacía Buluc, quien intento escapar, pero los proyectiles lo alcanzaron. El impacto genero una explosión cuando el ataque golpeo.

Kiki se acerco al lugar, viendo que esta vez si pudo eliminar por completo a su enemigo y no dejo rastros de su cuerpo. Sería molesto si este también hubiera sobrevivido.

Con su Cosmos, sintió que Seiya ya había terminado su combate, así como Ban y Tatsuya. Akira y Jabu parecían tener algo de problemas con sus oponentes, pero nada demasiado difícil que no puedan superar y Shun parecía estar cerca de terminar el suyo.

Podían sentir también como, a pesar de los soldados de Ares, los números de la Facción del Viejo Maou estaban cayendo rápidamente.

El combate ya estaba prácticamente ganado.

-Espero que les este yendo bien a Akeno y a los demás- deseo el castaño, preocupado por el bienestar de sus amigos y deseándoles suerte.
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Azazel estaba eliminando a los últimos soldados de Ares que encontró. Estos tipos eran más fuertes que cualquier soldado ordinario de la Alianza, pero para él eran muy sencillos, ni siquiera necesito sacar a Fafnir. Una lástima, esperaba probar las nuevas mejoras que hizo desde su encuentro con Katerea.

-No era necesario que estuvieras aquí, Sirzechs-.

Uno de los cuatro Maou había aparecido para ayudar a que la batalla terminara más rápido e intentar convencer a cualquier Demonio enemigo que cesara sus armas, pero en lugar de eso, hizo que los Demonios de la Facción del Viejo Satán lo quisieran atacar, siendo defendido por sus propios soldados.

Claro que Sirzechs no necesitaba que nadie los defendiera, pero estaba agradecido con el gesto de sus fuerzas. Aun así, era una pena que estos Demonios no pudieran entender la importancia y el valor de la paz para su raza.

De pronto, ambos notaron que la gema que tenía el Caído en el bolsillo reaccionaba a algo. Azazel saco la Sacred Gear con el alma de Fafnir y la uso como brujula para ver a donde reaccionaba.

La encontraron rápido, ya que estaba flotando justo encima de ellos.

Ambos líderes vieron a una chica de cabello negro hasta la cintura que usaba un vestido de loli gótica de una pieza, su rostro era sereno y sus ojos también eran negros pero tenían... un vacío en ellos.

-Azazel. Ha pasado un largo tiempo- saludo la chica.

Aunque se veía diferente a la última vez que se vieron, ambos líderes sabían quien era este ser en realidad.

Ambos se elevaron hasta estar a la misma altura que ella.

-Ciertamente ha pasado mucho tiempo... Ophis- devolvió Azazel el saludo. -Te elogió por usar la apariencia de una chica, pero me hubiera gustado más si fuera una mujer desarrollada y no una niña, pero no voy a criticar tus gustos-.

-¿Qué estas haciendo aquí?- Pregunto Sirzechs, entrecerrando los ojos.

El ser que tenían delante suyo era Ophis, el Dragón del Ouroboros, el ser más poderoso de la existencia, siendo el TOP 1 del Ranking sobrenatural. También era la líder de la Brigada del Khaos y quien le daba poder a sus siervos para pelear.

Azazel saco su Sacred Gear y la apunto hacía Ophis. -¿Si te derrotamos aquí, la paz finalmente se alcanzara?-.

-Imposible. No hay manera de derrotarme- dijo Ophis.

Azazel sonrió algo tenso. Era cierto. Ni uniendo fuerzas con Sirzechs podrían ganarle.

-A pesar de poseer un poder inmenso, no muestras interés por el mundo-.

-Entonces, ¿por que eres parte de un grupo terrorista?- Pregunto Sirzechs.

Ophis miro al cielo. -Por un mundo en silencio. Me gustaría volver a la Fisura Dimensional, mi casa, y reclamar el silencio. Eso es todo-.

-La Fisura Dimensional, ¿no?- Pensó Azazel. -Si no recuerdo mal...- sus ojos se ampliaron al comprender algo. -Entiendo. ¡Eso es lo que quieres, Vali!-.

-Así que tu eres Ophis, ¿eh?- Seiya, que había sentido la gran energía de Ophis, apareció al lado de Sirzechs y Azazel. -No eres lo que me imagine cuando me hablaron de ti-.

Los ojos de Ophis se agrandaron un poco al ver a Seiya y por primera vez, Azazel ve un destello en esos ojos vacíos de Ophis, un destello de... ¿reconocimiento?

-Tú...- Ophis parece mirar incrédula a Seiya antes que sus labios formaran una pequeña sonrisa. -Ha pasado mucho tiempo, Pegaso-.

Seiya no se sorprendió que la líder del grupo terrorista que amenaza el mundo sepa quien es él.

-Eres diferente, pero sin duda eres tu. ¿Eso significa que finalmente vas a cumplir la promesa que me hiciste?-.

Esa pregunta hizo que los el Santo Dorado y los líderes de la Facciones levantaran una ceja, con estos dos últimos mirando a Seiya.

-¿Una promesa? ¿De que estas hablando?- Pregunto Seiya confundido.

Ophis ladeo la cabeza. -¿Ya lo olvidaste? Prometiste que me ayudarías a volver a casa cuando terminaras con Hades. Ahora que él ya no esta, significa que ya puedes cumplir con tu promesa-.

¿De que estaba hablando ella? Seiya nunca había visto a Ophis, ni siquiera sabía de su existencia hasta hace unos meses. Es imposible que hiciera una promesa con alguien que nunca había visto.

Pero entonces... su mente recordó el extraño sueño que tuvo cuando se quedo dormido tras consolar a Shoko después de que ella se enterara que era mitad Demonio. No lo había entendido en ese entonces, pero... al ver bien a Ophis, se parecía a la niña de ese sueño y además... aunque era la primera vez que la veía sentía... una sensación de nostalgia.

Pero antes que pudiera decir cualquier cosa sobre el asunto, su cabeza se giro de golpe hacía la derecha al sentir un estallido masivo de energía provenir de la distancia de esa dirección.

Reconocía la energía, pero se sentía mucho mayor a lo que nunca antes había sentido de él y además... podía sentir una gran tristeza.

-Issei...-.
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N/A: Y hasta aquí el capitulo. Se tuvieron grandes batallas y el siguiente capítulo se darán las que faltan.

Bueno, ya sabemos quienes son estos soldados especiales que Ares mando, y son traidores del Santuario y de otros ejércitos. La mayoría son OC del momento, pero uno que otro será un personaje que habrá salido en algún spin-off de Saint Seiya, así que ojito a los que reconocen.

Y si, Shaina tendrá su momento y se verá cuanto ha mejorado estos años.

¿Cómo fueron las batallas? Me gusto escribirlas, sobre todo las de Ban y Tatsuya, que tuvieron sus momentos para brillar contra enemigos que estaban a su nivel.

También tuvimos una revelación al final, donde Ophis hizo una promesa con Seiya, pero este parece no saber de lo que habla. Aunque noten que lo llamo Pegaso y no Sagitario o por su nombre. ¿Qué puede significar esto?

Y Seiya sintió el desborde de energía de Issei ante el despertar de la Juggernaut Drive. Parece que el maestro tendrá que darle unas buenas cachetadas al joven para que reaccione.

El siguiente capítulo será más largo, tal vez de diez mil palabras, ya que quiero abarcar los combates que faltan, dejar el escenario para que capitulo 63 hayan los enfrentamientos entre los Santos traidores y actuales, y el evento de la Juggernaut Drive.

Sin nada más que decir me despido. Visiten y comenten el resto de mis historias también por favor. CHAO.

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