Capitulo 38
El destello de dos choques de Cosmos poderosos iluminaba la entrada de la Casa de Aries.
Kiki chocaba puños con Lior de Amasu, mientras sus soldados subían por los Doce Templos del Zodiaco y atacaban el Santuario. Tenía que despejar su mente de distracciones y enfocarse totalmente en la pelea en su enemigo.
Ambos chocaron puños que esquivaron y bloquearon. A sus ojos, era un intercambio de golpes de dos guerreros, pero a los ojos de cualquiera que no sea un Santo Dorado o superior, eran destellos tan veloces que no podían ser vistos por el ojo, humano o no.
El castaño atrapo a penas el puño de su enemigo con su mano, y con la otra mano intento dar un golpe, pero fue atrapada por la otra mano del enemigo, quedando ambos con los brazos cruzados con agarres firmes en las manos del otro mientras se sostenían la mirada.
Se separaron al mismo tiempo hacía atrás. Quedo claro para ambos que de seguir a un combate de puños, solo quedarían exhaustos.
-Eres bueno, mocoso, pero pelear con los puños no es divertido- dijo Lior. -Así que hagámoslo como solo nosotros sabemos hacerlo- elevo su Cosmos, siendo rodeado por la energía cósmica de un rojo escarlata. -¡Colmillos Gemelos!-.
Levanto los brazos y las alas de su armadura, batiendo las últimas, generando viento alrededor de sus brazos, que extendió hacía adelante, liberando el viento como dos grandes tornados.
-¡Muro de Cristal!-.
Los tornados chocaron con el muro, generando una tensión que liberaba ráfagas de viento a los lados, dañando el suelo y los pilares de mármol de la entrada. Kiki apretó los dientes mientras hacía más fuerza en mantener su muro ante la presión de la técnica enemiga.
Al final, el Muro de Cristal se rompió y Aries retrocedió un poco por la onda de choque, pero cumplió su propósito de parar la técnica para no dañarlo.
Pero había un problema. Lior no estaba al ver adelante.
Alzo la mirada al cielo, viendo como su enemigo caía hacía él, aterrizando justo a su lado y tomando su rostro con la mano derecha, estrellando su cabeza, y por consiguiente, su cuerpo contra el suelo.
En ese momento maldijo no tener puesto su casco.
Lior soltó su cara para tomarlo del cuello y levantarlo mientras lo ahorcaba con fuerza, pero no la suficiente como para matarlo, pero si para que le doliera.
Y en un destello, se teletransporto fuera de su agarre, reapareciendo a espaldas de su enemigo. Su pierna derecha cargada de Cosmos, dando una patada con giro a las costillas, lo lanzo contra un pilar que se rompió por el impacto y lo mando hacía una estructura de roca.
Lior salió del agujero que formo su cuerpo, con algunos rasguños por el choque pero no se le veía herido. Su sonrisa divertida/psicópata seguía, pero se hizo un poco más pequeña mientras que sus ojos tenían un pequeño brillo de curiosidad.
-¿Teletransportación? Eso me tomo por sorpresa, te lo reconozco- camino hacía su enemigo. -Ahora que recuerdo, el Santuario también tenía cierto tipo de personas con habilidades especiales fuera del Cosmos; tú debes ser una de ellas-.
-¿Y que si es así?- Pregunto Kiki.
-Qué hará más divertido matarte- impulsado por sus alas, Lior se abalanzo a gran velocidad, acortando la distancia que Kiki lo mando a volar en cuestión de segundos.
Antes de que lo tomara de nuevo del rostro, Kiki se teletransporto a las puertas de Aries. Odiaba admitirlo, pero su enemigo empezaba a presionarlo demasiado. Tenía que atacar.
Elevo su Cosmos y preparo su ataque. -¡Revolución de Polvo Estelar!-.
-¡Colmillos Gemelos!-.
Lior contrataco con su técnica, pero sus tornados no fueron oponentes para la ráfaga de proyectiles de Cosmos que volaban como estrellas fugaces, que disperso la técnica y lo golpeo, arrojándolo y cayendo por las escaleras. Su casco salió volando por el impacto.
Kiki bajo los brazos. -¿Habrá sido suficiente?-.
Su respuesta llegó cuando escucho la loca risa de Lior, que le mando escalofríos por toda la espalda.
-¡Ese fue un buen golpe! ¡Paso mucho desde que un enemigo me hizo sangrar!- Exclamo Lior con jubilo. Su armadura tenía rasguños pero ninguna herida a pesar de recibir la técnica de un Caballero Dorado, demostrando su gran resistencia. No se podía decir lo mismo de su portador, que tenía hilos de sangre cayendo de su frente por su rostro, pero no parecía importarle. -Los Caballeros Dorados saben pelear- con una mano se limpio la sangre y se lamio esa mano.
-Que asco- dijo Aries. -Pero esto me confirma de que en verdad, los Berserkers no sienten dolor-.
-Oh, eso. Yo no recibí Ikhor-.
-¿Eh?-.
-El Señor Ares me ofreció beber de su Ikhor, como al resto de sus soldados para no sentir dolor, pero yo lo rechace. ¿Cuál es la gracia de pelear sino hay dolor? El dolor es la prueba de que uno esta vivo, y el recibirlo y darlo es el mayor estimulante que podría tener un guerrero. Por eso me hace feliz herir a mis enemigos, y ser herido, porque así me siento vivo luchando contra un oponente fuerte-.
-Estas loco-.
-Existimos en un mundo con Dioses, Demonios, Ángeles y más seres. ¿Quién dice que no todos estamos locos?- Lior rio como el demente que era. -Pero tienes ganado tu merito. Ahora si atacaré con todo-.
¿Le estaba diciendo que no estaba yendo con todo desde el inicio?
-¡Onda de Viento Cortante!- Cerrándose en sus alas, para abrirlas de golpe, liberando una onda de viento que estaba creada y potenciada del Cosmos de Lior.
Kiki intenta resistir, pero la onda de viento y Cosmos lo golpearon de lleno. Mientras era golpeado por la onda de Cosmos, el viento que lo acompañaba le hacía cortes en todas las partes que tuviera la piel descubierta.
Kiki fue mandado a volar al interior de su Templo hasta caer al suelo.
-¡Aun no termino!- Lior corrió hasta adentrarse al templo y dio un gran salto. -¡Caída de Amasu!- Comenzó a caer en dirección a Kiki, apuntándolo con la rodilla.
En un segundo, Aries se teletransporto hincado por detrás de Amasu, quien choco su rodilla con el mármol del suelo, quebrando la zona donde golpeo.
Kiki dio media vuelta, con su Cosmos al máximo e ignorando sus heridas, no perdería tiempo en atacar. Junto sus manos, donde empezó a generar un destello de luz.
-¡Extinción de Luz Estelar!-.
Lior también elevo su Cosmos a su máximo punto al sentir a su enemigo lanzar su ataque. -¡Onda de Viento Cortante!-.
El choque de técnicas hizo temblar toda la Casa de Aries, y abrió un agujero en el techo por el cual salió una luz, producto de ambas técnicas y que se vio por todo el Santuario.
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Mindy y Leyshia vieron el pilar de luz que se formo.
-Lior debe estar teniendo un combate difícil- comento Mindy. No le agradaban los hombres, pero respetaba a los fuertes, y Lior era muy fuerte.
-Sigamos nuestro camino, ya estamos llegando al Doceavo Templo- comento Leyshia.
Ambas terminaron de subir las escaleras y vieron la entrada de la Casa de Piscis, ingresando por el Templo, corrieron por el largo pasillo con la guardia arriba. Casi al final del Templo, vieron a su guardián.
-Así que ustedes son las moscas que entraron al Santuario- Marín miro a las Berserkers. -Es de mala educación despertar a alguien, así que no esperen que sea amable con ustedes-.
-Es una lástima que tengamos que pelear. Por ser una Amazona del rango Dorado ya te has ganado mis respetos- dijo Mindy.
-Pero ordenes son ordenes- dijo Leyshia. -Soy del Batallón de la Llama, Leyshia de Araña-.
-Yo también soy del Batallón de la Llama: soy Mindy de Igor- se presento la otra guerrera.
-Soy la guardiana de este templo: Marín de Piscis- se presento Marín, elevando su Cosmos. -Hola, y adiós. ¡Puño Meteórico!-
Los meteoros celestes salieron disparados hacía sus enemigas. Mindy se puso delante de Leyshia.
-¡Onda Gravitón!- Extendiendo los brazos, creo un campo de gravedad que detuvo los meteoros y los mantuvo en el aire.
-Un campo de gravedad. Eso es impresionante- admitió Marín.
-Leyshia salto por encima de Mindy y aterrizo frente a Marín. -¡Prisión de Telaraña!-.
La Berserker ataco con ataques de Cosmos que Marín desvió y esquivo fácilmente, pero rápidamente noto que esos ataques no eran normales cuando una esfera de Cosmos que aparto con su mano no se aparto, sino que se quedo pegada.
-¿Qué...?- Pronto, se vio a si misma rodeada de telas de araña. Al seguir los hilos, vio los ataques que desvió pegados en diferentes partes del templo. Intento moverse, pero se le dificultaba.
-Mi técnica atrapa a mi enemigo en el momento que toca mi Cosmos, y no podrá liberarse sin importar cuanto quiera- explico Leyshia. -Lo siento, amiga, pero hasta aquí llegaste- se acerco y levanto su mano que se rodeo de Cosmos para un golpe fatal.
-Si cayera en algo como esto, sería una vergüenza para las Amazonas-.
De repente, un olor agradable y delicioso lleno las fosas nasales de Mindy y Leyshia.
-¿De donde viene ese aroma?- Se pregunto la Berserker de Igor. Olfateo un poco más para buscar el origen. -¿De adelante?-.
Curiosa, Leyshia paso de largo a Marín y vio que a las afueras de la Casa de Piscis, había un hermoso campo de rosas que llenaban el camino de subida al templo del Patriarca.
-Que hermosas rosas- Leyshia podría ser una Berserker amante del combate, pero también era una mujer que admiraba las cosas bellas. -Es un desperdicio que tan hermoso campo este en el territorio de Athena-.
-Deja de perder el tiempo y mátala de una vez, Leyshia, o lo haré yo misma- apuro Mindy.
-Que impaciente... pero tienes razón- Leyshia se giro para terminar su trabajo, pero de repente cayo de rodillas. -¿Eh?-.
-¿Qué te pasa?- Pregunto Mindy, confundida de que su compañera se desplomara de repente.
-No siento fuerza en mis piernas...-.
-No deje que llegaran hasta casi al final de la Casa de Piscis solo porque si- hablo Marín. -Tienes razón en decir que esas rosas son hermosa, pero también son letales, su fragancia debilita los sentidos de quien las huele hasta matarlo lentamente-.
-¡Pero eso también debería afectarte!- Exclamo Leyshia.
-No lo hace porque estoy entrenada a soportar y convivir en este aroma, lo cual no puedo decir lo mismo de ustedes-.
-¡Perra!- Mindy dio un gran salto hacía atrás para alejarse de la salida. -¡Sal de ahí, Leyshia!-.
-Lo intento pero... no puedo levantarme...- la chica trataba desesperadamente de pararse, pero hasta sus brazos comenzaban a perder fuerza.
-Pude haberlas dejado cruzar y que mueran en el campo de rosas, pero no es mi estilo- Marín apretó sus puños y con un grito, se libero de la telaraña que la envolvían.
-¡No puede ser!- Leyshia miraba incrédula como su técnica era destruida.
-En el momento que olieron mis rosas, perdieron- declaro Marín. -¡Rosa Demoniacas Reales!-.
Lanzo rosas rojas hacía Mindy, quien grito antes de morir por el daño de las rosas y su dulce fragancia, para después hacer lo mismo con Leyshia, cuyo cuerpo salió volando y cayo al campo de rosas.
-Con eso ya no queda ningún Berserker dentro de las Doce Casas- miro hacía la entrada de su Templo. -Solo queda el que esta en Aries. No te rindas, Kiki-.
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(En la Casa de Aries)
El humo reinaba el paisaje del lugar, junto con algunas columnas caídas y otras apenas manteniéndose con daños, y con un gran agujero en el Templo que daba un vistazo a la Luna.
Kiki se removió quejándose de dolor. Estaba boca abajo en el suelo con varias heridas y la sangre cayendo. Tenía cortes por todo el rostro y en los espacios pequeños entre su armadura.
Lior estaba hincado. Su armadura tenía fisuras y le faltaban varias plumas a las alas. También estaba herido, pero seguía sin perder esa sonrisa divertida que ya era claro un rasgo distintivo suyo
El choque de técnicas fue mortal. Al final, el poder de las técnicas fue despedido al cielo y ambos sufrieron iguales daños, aunque Lior estaba un poco mejor que Kiki, probablemente porque su resistencia era superior.
Lior se puso de pie, lamiéndose el labio partido. -Ese fue un gran choque de poderes, chico. Digno de un Caballero Dorado; pero es hora de tomar tu cabeza- se acerco a pasos pequeños a Kiki.
El lemuriano estaba luchando para levantarse, ignorando el grito de su cuerpo de descansar un poco. No podía descansar mientras su enemigo aun estuviera presente. Con esfuerzo logro levantarse, pero estaba muy resentido de las heridas y Lior ya estaba de pie.
-Por tu fuerza, te daré una muerte rápida- levanto su mano como una daga y ataco al cuello.
Kiki reacciono al último segundo, desviando la mano de Lior con una palmazo y girando su cuerpo para quedar de espaldas a él, tomándolo del brazo y con todas las fuerzas que le quedaban, levantarlo y azotarlo al suelo frente suyo.
Una técnica de karate que Shoko le enseño aplicándosela varias veces.
Por primera vez, Lior dejo escapar una queja de dolor, aunque pequeña. Abrió los ojos e intento atacar a Kiki con sus alas, pero este retrocedió. Lior giro su cuerpo y se levanto.
-Parece que aun tienes ganas de luchar, ¿eh? Bien, así me gusta-.
Cuando parecía que la batalla iba a reanudarse, una nueva figura apareció.
-¡Señor Lior!- Un Berserker llegó hasta donde estaban y se arrodillo. Debió de alguna forma escaparse entre todo el caos hasta llegar. -Recibí ordenes de hacer que vuelva a la base-.
-¡¿Ah?! ¿No ves que estoy a punto de matar a un Caballero Dorado? ¡Será una gran victoria para nuestro ejercito, y un logro para el Batallón del Desastre!- Reclamo Lior.
-Lo se, pero estas son ordenes del señor Deimos. Dijo que ya hizo suficiente... además, si me permite decirlo, siento la presencia de un Caballero Dorado acercarse-.
Ahora que el soldado lo menciono, si sentían el Cosmos de un Caballero Dorado correr por las Doce Casas en dirección a ellos. Kiki reconoció el Cosmos como el de Shiryu.
Lior gruño, la idea de retirarse le desagradaba, pero hasta él admitía no poder ganarle a dos Caballeros Dorados juntos en su actual condición, además que era una orden de su Comandante, y él y el Señor Ares eran las únicas personas a las que obedecía.
-Bien...- se dio la vuelta para retirarse.
-¡Espera!- Kiki no dejaría que escaparan fácilmente.
El Berserker que interrumpió se puso de pie y tomo a Lior del tomo, para al segundo siguiente desaparecerlos y reaparecer a las afuera del Templo de Aries, para luego desaparecer de nuevo.
Kiki reconoció la forma en que desaparecieron. -Teletransportación... así que el ejercito de Ares también cuenta con cierta gente así-.
Ahora que el Cosmos enemigo estaba demasiado lejos del Santuario como para no sentirlo, la adrenalina dejo el cuerpo de Aries, quien se desplomo al suelo, siendo su apoyo las manos contra el suelo que impedían caer.
-¡Kiki!- Escucho el grito preocupado de Shiryu en la salida del Templo, y sus pasos correr hasta detenerse a un lado de él. -¡¿Estas bien?!-.
-¿Qué haces aquí?- Pregunto.
-Sentí como tu Cosmos bajo de golpe luego de esa luz que se elevo en tu Templo y me preocupe. Lo lamento- se disculpo Shiryu, sabía que esta acción podría verse como una mancha en el orgullo de su amigo, pero al menos le aliviaba que estuviera bien. -Parece que pudiste expulsar a tu oponente-.
Kiki negó con la cabeza. -No. Él se retiro porque se lo ordenaron, no porque lo obligue...- apretó sus puños contra el suelo. -Si no fuera por eso... yo tal vez...-.
-Lograste tu cometido de proteger el Templo y evitar que el más peligroso de los enemigos subiera y sobrevivir. Para mi, eso fue una victoria- consoló Shiryu, ayudando a levantarlo. -Ahora necesitas que te curen esas heridas-.
Mientras era ayudado por Shiryu, Kiki agacho la mirada... pese a cumplir su objetivo, esto no se sintió una victoria para él.
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-Mi señora Perséfone, yo nunca le he cuestionado nada, pero por mi lealtad debo hacerle esta pregunta: ¿esta segura de liberarlo?-.
El cuestionamiento de Triptolemos, en otro momento, se habría visto como una ofensa, pero en esta ocasión y con el sujeto al que ella se dirigía ahora, era una pregunta que el mismo Hades consideraría valida.
Y había una respuesta para esa.
-No, no estoy segura. Hades lo sello por una razón, pero en esta circunstancias, no tengo de otra si quiero una oportunidad en mis planes-.
Ella estaba al tanto de los movimientos de los Caballeros Dorados que envío su hermana a terminar con esa farsa de Guerra Santa, se detuvieron cerca de la salida de la Tercera Prisión a descansar, por lo que tenía pocas horas de tiempo antes de que reanudarán su camino y llegaran a la Cuarta Prisión.
Seguida del Semi-Dios, Perséfone llegó a un lugar ubicado entre la Séptima y Octava Prisión del Infierno. En el lugar solo había una puerta doble hecha de roca del Inframundo con grabados griegos y un sello con el nombre de Hades escrito en griego en medio de las puertas.
En este lugar estaba sellado un ser que Hades considero peligroso y traicionero, porque a pesar de ser parte del ejercito de los Espectros, tenía la ambición de convertirse en el nuevo gobernante del Inframundo. Luego de un intento suyo en una pasada Guerra Santa, Hades lo sello en este lugar para nunca más liberarlo.
Y sería ella, Perséfone, quien lo liberaría. Sabe que esta es una acción que su marido nunca aprobaría, pero tiempos desesperados crean acciones desesperadas. Solo puede rogar que su amado entienda sus acciones, aun si no las acepta.
Con nueva decisión, levanto la mano y arranco el sello. Inmediatamente, la barrera que mantenía la puerta cerrada se esfumo, abriéndose las puertas de golpe y el aire entro como ráfaga.
Perséfone ingreso con la espalda recta al interior del lugar, seguida muy de cerca por Triptolemos, que estaba en completa guardia, listo para defender a la esposa de su señor, aunque si se veía de cerca, se podía distinguir un pequeño sudor en su frente.
-Esto es una sorpresa- una fuerte y grave voz masculina resonó por el oscuro lugar que ni una vela iluminaba. -¿Qué quiere la Reina del Inframundo en este lugar?-.
-El Inframundo esta siendo atacado por los Caballeros de Athena, y las fuerzas de los Espectros están en su peor momento- hablo Perséfone con fuerte.
-Lo se, puedo sentir sus Cosmos desde este lugar, así como los sentí hace 9 años cuando Hades fue derrotado- respondió la voz. Un par de ojos se vieron entre la oscuridad, fijándose en la Diosa. -¿Vienes a pedir mi ayuda? ¿Por que crees que te ayudaría, cuando fue tu esposo quien me traiciono y me sello aquí?-.
-Tu traicionaste a Hades, y ser sellado en este lugar fue tu castigo. La libertad y el perdón es lo que te ofrezco a cambio de tus servicios-.
Unos ruidos metálicos se escucharon dentro de la oscuridad, Perséfone y Triptolemos supieron que ese ser se puso de pie y se acercaba.
Aun en la oscuridad, pero la figura de su cuerpo siendo un poco notable para sus dos invitados, siguió hablando. -¿Y que me impide matarte aquí y reclamar el Trono del Inframundo para mi?-.
Triptolemos se puso delante de su Diosa, listo para pelear.
-Por que sigo siendo una Diosa. Puede que no sea una guerrera, pero mi Cosmos sigue siendo superior al tuyo, y Triptolemos aquí, puede derrotarte ahora mismo, y si eso no te convence, los Dioses del Olimpo nunca dejarían que un ser no divino, aunque sea un Espectro, gobierne el territorio de Hades y enviarían a los Ángeles a eliminarte. Al final terminas muriendo. Tu única opción es servir de nuevo al Inframundo y sus únicos gobernante-.
-Je... te has vuelto más mandona y peligrosa desde la última vez que te vi, Reina del Inframundo-.
-Haré lo que sea para que Athena sufra por lo que le hizo a Hades y asegurar su regreso, no me importa lo que tenga que hacer-.
La figura del hombre con quien hablaban desapareció, y ambos supieron al escuchar un golpe en seco que volvió a sentarse.
-Si aceptará tu oferta... ¿quieres que haga algo en específico?-.
Perséfone sonrió. Lo tenía donde lo quería.
-Quiero que enfrentes y derrotes al Santo de Virgo, pero no lo mates, lo necesito vivo. Aunque si tienes permitido matar a los otros Santos si lo ayuda-.
-Necesitaré reponer mi energía. Me he debilitado demasiado por el sello de Hades en este lugar-.
-Puedes absorber cuantas almas quieras el la Octava Prisión hasta que lleguen a ti. Estarás ubicado en la tercera esfera del Cocytos: Tolomea... ¿alguna pregunta, Atavaka?-.
La luz del Inframundo finalmente entro en la habitación, iluminando la oscuridad de esta, y a la figura del individuo que estaba dentro.
La persona era un hombre alto de piel negra y calvo con un tatuaje pasando por su ojo izquierdo, usaba una Sapuris que protegía todo su cuerpo y tenía varios brazos pegados en la espalda.
El ahora identificado como Atavaka, sonrió. -Muy bien, Reina del Inframundo, acepto tu oferta. Yo, Atavaka, el Espectro más cercano a Dios volverá a pelear por Hades. Solo espero que no te arrepientas-.
Perséfone sonrió. Este es su comodín que los Santos no esperaran.
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(Horas después)
Tras dormir un rato cada uno, los cuatro Santos Dorados reanudaron su carrera por las Prisiones del Inframundo, dirigiéndose a la Cuarta Prisión. Según sus relojes naturales, a la hora en que reanudaban su viaje ya debía estar amaneciendo en Grecia.
-Llegamos a la Cuarta Prisión- dijo Hyoga, vislumbrando un gran valle cubierto por montañas oscuras y bañado de las aguas de la Laguna Estigia que formaba un oscuro pantano. -En esta prisión, se castiga a aquellos que sufrieron de ira y desolación-.
Los cuatro se aventuraron brincando por aquellas formaciones rocosas, pasando por encima de la Laguna sin cruzar el agua, atentos a cualquier ataque sorpresa de un Espectro. Pronto se dieron cuenta que no estaban solos, al ver una figura negra en el filo de la montaña le arrojaban rocas.
Shun levanto su brazo, emanando un aura de Cosmos que destruyo las rocas antes de que los golpearan. Al aterrizar al suelo, el grupo se dio cuenta que estaban rodeados: cinco Berserkers los flanqueaban de diferentes direcciones, más el Espectro que les lanzo rocas.
-Así que los Santos de Athena han venido a este territorio a morir- bromeo Rock de Golem, el Espectro que en el pasado custodiaba la entrada de la Tercera Prisión, y a quien Shiryu derroto con su Dragón Naciente.
-No perdamos tiempo. Yo me encargaré de derrotar a estos sujetos, ustedes sigan adelante- dijo Shun.
-No te contengas, hermano- dijo Ikki.
-Suerte, amigo- dijo Hyoga.
-Alcánzanos pronto- dijo Mei.
Los otros tres Santos Dorados brillaron y dieron un gran salto, pasando por encima de todos sus enemigos, reanudando su carrera.
-¿A donde van? ¡No dejaré que nadie salga de esta prisión!- Grito Rock.
-¡Yo seré tu oponente!- Grito Shun, elevando su Cosmos, el aura dorada rodeo su cuerpo y hacía levitar la capa en su espalda. -No quiero lastimar a ninguno, pero me ha quedado claro que nadie de aquí va a retirarse aunque se lo pida, así que aunque me disguste, los acabaré lo más rápido posible para que no sufran-.
-¿Acabarnos rápidamente? ¡No nos subestimes, Santo!- Gruño un Berserker.
-¡Om!- Shun uso el mantra de los Caballeros de Virgo, elevando su Cosmos y concentrándolo entre las palmas de sus manos, donde empezó a generarse un gran brillo.
-¡Matémoslo!- Los cinco Berserkers elevaron sus Cosmos y se arrojaron hacía Virgo.
-¡Bombardeo de Piedras Rodantes!- Rock lanzo un gran número de rocas de gigantesco tamaño hacía Shun.
-¡Rendición Demoniaca!-.
Cuando las piedras y los Berserkers estuvieron a punto de golpearlo, Shun libera el Cosmos que reunió entre sus palmas como una gran descarga de Cosmos que se expande y atrapa a todos los enemigos, para seguidamente explotar, liberando una luz que se elevo al cielo del Infierno.
Cuando la luz se despejo, Shun se mantenía en pie e intacto en su lugar, con el suelo alrededor destrozado y los montículos cercanos destruidos. El cuerpo de Rock y los Berserkers estaban sin vida en el suelo con sus armaduras rotas.
Dominar las técnicas de los Caballeros de Virgo no ha sido fácil para Shun, no por el tema de que, por alguna extraña razón, casi todas estén orientadas a la cultura India, sino por su complejidad y el nivel requerido para hacerla.
-He logrado dominar los mantras de Virgo y sus técnicas, excepto una... El Tesoro del Cielo- pensó Shun, viendo la destrucción que provoco a su alrededor. -¿Es porque no me he sometido completamente a las Doctrinas de Virgo? ¿O me falta algo más?-.
Sacudió su cabeza. No era el momento de pensar eso, ahora tocaba alcanzar a su hermano y amigos.
Pero cuando iba a dar un paso, sintió una presencia fría y escalofriante, pero sobre todo, poderosa detrás suyo. Se gira rápidamente, pero no ve a nadie.
-¿Qué fue esa sensación? Se sintió tan... familiar- pensó Virgo confundido. -¿Estar en el Inframundo me esta afectando tanto? No debo alterarme, no es propio de un Caballero Dorado-.
Se dio unas cuantas respiraciones hasta calmar los latidos de su corazón y perseguir a sus camaradas que se adelantaron.
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-Bienvenidos a la Quinta Prisión, aquella donde quienes no han cumplido con su enseñanza divina, se aferraran a sus tumbas eternamente- menciono un Espectro de gran altura, cuerpo robusto y musculoso de tez blanca, y su rostro era de aspecto tosco con dientes afilados. -Soy Iván de Troll, y ninguno de ustedes pasara-.
-Me acuerdo de ti, te derrote en el pasado, aunque no alcance a escuchar tu nombre- dijo Hyoga burlonamente.
-Yo también me acuerdo de ti, ¡no te perdonaré por tal atrevimiento, Caballero!- Grito Iván. -¡Aullido de Troll!- Iván grito, emitiendo ondas de sonido.
Hyoga sonrió. -¡Polvo de Diamantes!-.
El aire frio choco con las ondas de Troll, superándolas fácilmente y golpeando al Espectro, quien cayo muerto por segunda vez ante Hyoga con la misma facilidad.
-Se que es una misión y son nuestros enemigos, pero esta resultando tan fácil acabarlo que casi me dan pena- comento Mei.
-No bajes la guardia, idiota, aun queda alguien más en la pelea- comento Ikki.
-¿Eh?-.
-Como se esperaba de un Caballero Dorado, has podido sentir mi presencia- una voz se escucho detrás de Mei, y sintió un par de manos rodear su cuello.
-¿Estuvo detrás mío? ¿Desde cuando? ¿Cómo no pude sentir su presencia?- Pensó Mei, sorprendido de las habilidades de su enemigo para que pasara desapercibido para él.
-Soy la Estrella Celeste de la Longevidad, Earhheart de Vampiro. Gracias por deshacerse de Iván, ese tipo nunca me agrado. Se cree fuerte cuando es de los más débiles de los 108 Espectros-.
Earhheart dio un gran salto, esquivando el puñetazo de fuego de Ikki y aterrizando frente al grupo, permitiéndoles ver su apariencia. Era un hombre adulto de cabello rubio de grandes dientes filosos que estropeaban su buena apariencia. Su Sapuris era de un tono más oscuro que otras Sapuris y su casco tenía la forma de la cara de un murciélago y en la espalda dos alas de murciélago.
-Yo terminaré el trabajo aquí- dijo Hyoga con expresión seria. -Ustedes adelántense-.
Ikki y Mei asintieron sin decir una palabra, pasando a ambos guerreros para seguir su curso a la Sexta Prisión.
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(Con Perséfone)
La hija de Deméter salió de las cortinas que estaban más allá del trono de Hades, llegando al lado de dicho lugar, sintiendo una sensación de vacío al ver el trono que corresponde a su amado vacío.
-Pronto, Hades, volverás a reinar conmigo el Inframundo. Solo espera un poco más y te traeré de vuelta-.
A los pies de la sala del trono, Radamantys y Triptolemos estaban hincados en señal de respeto y en absoluto silencio. A pesar de haberlo visto muchas veces, a los guerreros aun les conmovía el amor que Perséfone le profetizaba a su señor, un amor tan grande que esta dispuesta a pelear para traerlo de vuelta y vengarlo. Era digna de ser llamada la Reina del Inframundo.
-Triptolemos, Radamantys, quiero que se preparen. No quiero que fallen en sus deberes. Sus victorias serán cruciales para el regreso de Hades- declaro Perséfone.
-No fallaremos por nada del mundo, en nombre del señor Hades- juro Triptolemos. -Derrotaremos a los Caballeros de Athena a como de lugar-.
Radamantys asintió rigidamente en señal de estar a favor con su compañero.
-Aun te noto molesto, Radamantys. ¿No te gusta tu nuevo poder?- Pregunto la Diosa pelirroja.
A Radamantys también se le dio parte del poder de Ophis como al resto de Espectros, pero a diferencia del resto, Wyvern se negó a aceptarlo en un inicio. Se le tuvo que ordenarle para que lo aceptará, y aun así era claro que le disgustaba la idea. Wyvern era demasiado orgulloso como para aceptar la ayuda de otros en las batallas, así que la idea de usar un poder prestado para tener más poder le debía resultar desagradable.
Pero Perséfone ya dio la orden. Radamantys puede ser de sus mejores guerreros, pero su orgullo era su mayor perdición. Por ese mismo orgullo, no acabo de inmediato con Kanon de Géminis cuando este ya no tenía su armadura y pudo atraparlo con la guardia baja, acabando con ambos.
-¡Vayan a sus posiciones! Estimo que en tres horas, los Caballeros de Athena cruzaran la Sexta y Séptima Prisión para llegar a la Octava. Estoy segura que esperaran a sus camaradas para avanzar todos juntos, y es lo que planeo- ordeno Perséfone.
El acto final de esta batalla se acercaba.
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Hyoga y Earhheart chocaron sus puños rodeado de Cosmos. El poder de Ophis le daba la suficiente fuerza al Espectro de chocar puños en igualdad con un Santo Dorado.
Earhheart se elevo al cielo, esquivando un golpe khen de Hyoga. Encendió su Cosmos, rodeándose del aura violácea de los Espectros.
-¡Cruz Carmesí!- El espacio se rompió arriba de Earhheart en forma de cruz que disparo rayo de Cosmos con forma de cruz con un brillo rojizo como la sangre.
Hyoga se cruzo de brazo, pero aun así recibió el ataque que lo derribo contra el suelo, fragmentando la tierra bajo sus pies con la forma superficial de su cuerpo y dejándole algunas heridas.
-Derramar la sangre de un Caballero de Athena siempre es un placer, ahora la probaré-.
Hyoga sentía como de las heridas que recibió de la técnica, salía gotas de su sangre hacía Vampiro, quien abrió ampliamente la boca y trago las gotas.
-¿Puede absorber mi sangre por el daño que su técnica me causa? Ciertamente es un vampiro- pensó el rubio. -Pero...- elevo su Cosmos y reunió aire frío en su palma. -¡Eso no me detendrá!-.
Earhheart esquivo el aire frío fácilmente y uso una ala de su armadura para protegerse de un segundo ataque de hielo, desplegándola antes de que se congelara. Frunció el ceño cuando Acuario no estaba a su vista, probablemente uso el ataque como distracción.
-¿Pretendes huir para alcanzar a tus amigos? ¡No te dejaré!- Se elevo más al aire. -¡Cruz Carmesí!-.
La cruz en el espacio se formo, esta vez de un tamaño mayor, y en vez de disparar un solo rayo de Cosmos con forma de cruz, del espacio salieron múltiples rayos que cayeron al suelo como lluvia torrencial por toda el área de la batalla.
Entre la destrucción que ocasionaba su técnica, el Espectro de Vampiro localizo al Caballero de Acuario cuando un montículo de rocas se destruyo.
-¡Ahí estas! ¡Muere!- Concentro la técnica para lanzarla como el rayo en forma de cruz.
Hyoga espero a último segundo para que la técnica se acercara, y de un santo, potenciando sus piernas con Cosmos, salto por encima del rayo hacía Earhheart.
-¡¿Qué?!-.
-¡Los Espectros no aprenden! ¡Una misma técnica no funciona dos veces contra un Caballero de Athena!- Grito Hyoga. -¡Tornado Congelante!-.
Hyoga lanzo un golpe, y desde su puño, se libero un tornado de escarcha y hielo que golpeo y atrapo a Earhheart, quien grito de dolor y cayo al suelo.
-Ma-Maldito... Caballero...- el Espectro, con su armadura dañada, sin su casco y un ala rota, se arrastraba por el suelo.
-No me gusta torturar a mis enemigos, así que terminaré esto rápido- declaro Hyoga.
-¡E-Espera...!-.
Hyoga no mostro piedad cuando, lanzando un ataque Khen, destruyo el cuerpo del Espectro de Vampiro, acabando con él.
-Aunque se que es necesario, sigue sin gustarme el tener que matar- comento Shun, que había llegado a la Quinta Prisión a la mitad de la batalla de Hyoga y el Espectro, pero se mantuvo al margen y espero a la victoria de su medio hermano. -¿Estas bien?- Pregunto, viendo las heridas que el Espectro le dejo.
-Son solo heridas superficiales, no son problema- respondió Hyoga. -Y entiendo lo que dices, pero a veces tenemos que hacer estos actos por el bien de la justicia, y lo sabes-.
-Lo se, pero no quiere decir que me guste-.
-Eso esta bien, así eres tu, Shun. Ahora vamos, Mei e Ikki ya se nos adelantaron demasiado-.
-¡Si!-.
Virgo y Acuario comenzaron a correr.
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Con los dos mencionados, luego de que salieran del laberinto que separa al Quinta de la Sexta Prisión, en un recorrido que les tomo dos horas, llegaron a la entrada de la Sexta Prisión. La Sexta Prisión era diferente a las otras, ya que estaba dividida en tres valles: el primer valle era aquel donde todos aquellos que fueron violentos y abusaron de otros por medio de la fuerza debían pagar. El segundo valle era donde eran condenados las personas que cometían el suicidio, y el tercer valle es donde se castigaba a los depravados sexuales. Por todo el largo de la Sexta Prisión, hay un rio de sangre que se formaba y culminaba en una gran cascada del liquido vital, alimentada de las lágrimas y sangre de todos los difuntos de las Ocho Prisiones.
El primer valle era una Laguna de Sangre hirviente, donde se podían ver restos de personas en el interior, gritando en una agonía eterna mientras flotaban en la laguna.
-Hay que tener cuidado aquí, este si es un lago en el que no quiero caer- dijo Mei. -Aunque para ti sería como una ducha- lo último se lo dijo a Ikki en broma.
-Me sorprende tu capacidad de hacer chistes en estas situaciones- comento Ikki.
-Alguien tiene que ser el que contraste con tu seriedad, hermano-.
Recorrieron la Laguna de Sangre a paso veloz, pero con cuidado. Cuando llegaron a la mitad de la laguna, su avanzar se detuvo al tener en frente a un Espectro y un Berserker.
-Ya estaba aburriéndome de esperar a los Santos de Athena- dijo Giganto de Ciclope, el Espectro que lidero el escuadrón enviado por Radamantys a vigilar a Saga y al resto.
-Terminemos con esto, para que pueda volver con mi señor Ares- comento el Berserker que estaba a su lado.
-Tú sin duda no eres un Espectro- señalo Mei al de la armadura roja.
-Soy un Berserker del Batallón del Fuego. Soy Canus de la Salamandra- se presento el Berserker. -En nombre del señor Ares por la amistad y respeto que mantiene con el Dios Hades, prestó algunos de sus soldados a defender el Inframundo de los Caballeros-.
-Eso explica porque hay Berserkers en el Inframundo. Perséfone debe estar desesperada para requerir ayuda de otro Dios- se burlo Mei.
-¡No te atrevas a hablar de la Reina de esa forma!- Grito furioso Giganto por el atrevimiento de Mei al tutear a su diosa. -Vamos a matarlos a ambos con todo nuestro poder-.
-Bien dicho, grandote- Canus elevo su Cosmos, siendo rodeado por su aura roja carmesí. -¡Furia de la Salamandra!-.
-¡Impacto de Ciclope!-.
Canus creo con su Cosmos una serpiente gigante hecha de fuego que fue hacía los Dorados y Giganto, rodeado de su Cosmos, fue para asestar un potente golpe mortal.
Ikki levanto la mano, deteniendo fácilmente la serpiente de fuego y Mei detuvo los puños de Giganto con los suyos.
-¡¿Qué?!- Exclamaron ambos guerreros.
-¿A eso le llamas una salamandra? Ese fuego fue tan débil como la llama de una vela- se burlo Ikki seriamente. Cerró su puño y la serpiente exploto.
-Y tus golpes no son malos, pero parece que solo eres puro músculo, amigo- dijo Mei a Giganto, usando solo su fuerza, levanto al aire los brazos de Giganto al sostener sus manos y le dio una patada que lo alejo.
-¡Plasma Llameante!-.
-¡Llamas Infernales!-.
Los millones golpes ardientes a la velocidad de la luz y el fuego fatuo lanzado como llamarada fue, sin duda, excesivo contra sus enemigos, que no quedaron ni restos de ellos al terminar.
Con eso acabado, reanudaron su carrera, pasando por el primer valle, llegando al segundo valle: era un bosque sin hojas con fuego a los alrededores. En los árboles, se veía rostros y partes de cuerpo de personas, indicando que los árboles eran originalmente personas, que terminaron aquí como castigo.
Más adelante, vieron algo que los sorprendió: las Mariposas del Inframundo, las hadas de este reino, que eran las encargadas de vigilar a los Santos resucitados en el pasado y que su aspecto como mariposas que parecen hechas de cristal las hace ver frágiles pero hermosas a la vez, las hace engañosas.
-Bienvenidos, Santos de Athena- saludo el Espectro que los esperaba: Myu de Papillon, el que fue derrotado por Mü y salvo a Aiacos de morir contra Seiya mientras Kiki y el Clan Gremory luchaban contra Kokabiel. -Ya estaba harto de esperar en este horrible lugar. Por Hades, no es justo que mis mariposas tengan que sufrir en este ambiente solo porque Valentine fue tan estúpido de morir en la misión de reconocimiento-.
Los Santos no perderían tiempo e iban a atacar a matar, pero ambos fueron lanzados sin previo aviso contra los troncos de los árboles más cercano, dejándolos perplejos.
-¿Qué fue lo que hizo?- Se pregunto Ikki. -No vi cuando uso su técnica-.
-No fue una técnica: eso fue Psicoquinesis- reconoció Mei la habilidad del Espectro para inmovilizarlos. -No esperaba que hubiera un Espectro con esa habilidad-.
-Me sorprende que reconocieras mis habilidades al inicio, sobre todo porque siento que tu no eres poseedor de ese don- elogio Myu, levemente impresionado por la inteligencia del Caballero.
-Mi maestro tenía esa habilidad, aunque en un menor grado que la que tu muestras- respondió el peliazul.
-Ya veo. En ese caso, tú serás mi primer oponente-.
Mei cayo limpiamente al suelo, señal de que su enemigo lo dejo de inmovilizar con su telequinesis. Ikki no se iba a quedar quieto y elevo su Cosmos para usar la fuerza para escapar, pero Papillon vio eso y ejerció más presión psíquica en el antiguo Fénix, haciendo que incluso respirar le sea difícil.
-Quédate quieto. Gracias al sello de Ouroboros que la Brigada del Khaos nos dio, mis poderes psíquicos han aumentado. Ni siquiera un Caballero Dorado escapara de mis poderes a menos que yo lo quiera, mucho menos un bruto como tú- se jacto orgulloso. -Aunque la verdad esperaba enfrentar al actual Aries, ya que fue el anterior quien me mato, pero tal vez lo vaya a visitar luego de matarlos-.
-Lo lamento, pero ahora que yo soy tu oponente, no tendrás esa oportunidad- dijo Mei en guardia. Este Espectro era diferente al resto, no solo sentía que era más poderoso, sino que sus habilidades psíquicas serán un reto para él.
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Cao Cao estaba dando ordenes a algunos de sus espías por comunicación mágica. Por ahora solo debían observar a las distintas Facciones y ver las amenazas actuales y potenciales para ellos. Su entrenamiento con el Cosmos va bien, pero no hay que pecar de confiados, algo que el Sensei se ha asegurado de metérselo a la cabeza a golpes.
Metafórica y literalmente.
Cuando termino la comunicación con sus espías, las cortinas de su tienda se abrieron, entrando Georg.
-Cao Cao, hay algo que debes saber-.
-¿Qué sucede?- El chino giro su rostro, interesado en lo que su mano derecha tiene que decirle.
-Al parecer, hay una batalla en el Inframundo Griego entre los Caballeros de Athena y los Espectros de Hades. Parece que la pequeña guerra entre las Diosas Athena y Perséfone esta a punto de acabar, y todo apunta a que ganara Athena-.
Bueno, eso no era una sorpresa, era obvio que Athena sería la ganadora, la única duda sería cuanto resistiría la Diosa Perséfone antes de caer, y ha durado más de lo que él pensó que duraría, aunque puede ser porque Athena estaba enfocada en otros asuntos.
-Esa puede ser nuestra oportunidad para ir a tomar "eso" que esta en el Cocytos- dijo Georg.
-Sin duda lo es, pero esperemos unos días luego de que la batalla finalice, y sin ningún Espectro custodiando las Ocho Prisiones, podremos entrar al Cocytos y sacarlo sin que nadie lo note- dijo Cao Cao. -Aunque el problema será como llegar al Inframundo vivos, aunque tengo plena confianza en mis habilidades y en las del resto, no creo que estemos listos para llegar al Octavo Sentido, si ni siquiera dominamos el Séptimo todavía-.
-¿No podemos ir por un Círculo Mágico?-.
-Por lo que el Sensei me comento, el Inframundo Griego tiene diferentes leyes de movilización que el Inframundo Bíblico. Para entrar necesitaríamos el permiso de su gobernante, a menos que seamos Espectros o despertemos el Octavo Sentido. Y como ninguna de esas dos opciones es viable, tenemos que buscar una tercera opción-.
-¿El Sensei no sabrá otra forma de llegar al Inframundo? Él estuvo como prisionero de los Dioses en ese lugar en el pasado- pregunto Georg.
Cao Cao lo pensó un segundo. -Puede ser, pero sabes que no le gusta hablar de su pasado, aunque no pierdo nada con preguntarle- se puso de pie. -Solo hay una forma de saberlo-.
Salió de su carpa, seguido de Georg en busca del Sensei. Pasaron al lado de algunos miembros de la Facción de los Héroes que los saludaron con respeto y devolvieron el saludo de la misma forma.
Vieron a Harbinger y Heracles sentados en una mesa y tomados de las manos, haciendo una competencia de vencidas. Desde que se vieron la fuerza del otro, entre ambos comenzó una rivalidad amistosa de ver quien era el más fuerte físicamente. Sorprendentemente, Harbinger era capaz de igualar la fuerza de Heracles. Claro, ambos solo usaban fuerza física, sin Cosmos, Magia ni Sacred Gear... la mayoría de veces.
-Lamento interrumpirlos, caballeros, ¿pero alguno ha visto al Sensei?- Les pregunto Cao Cao.
-No- respondió Harbinger con esfuerzo al concentrarse en usar toda su fuerza en la competencia de vencida.
-Yo si... lo vi salir con Lancelot y Siegfried hace una hora... parece que es algo del Proyecto Espada Sagrada- respondió Heracles con esfuerzo por la misma razón.
-Ya veo, así que Siegfried ya esta listo para eso. Entonces tendré que esperarlo- suspiro Cao Cao. -Gracias por el dato. Sigan en lo suyo- se alejo de ambos hombres.
-¿Dónde están Jeanne y Lithos?- Pregunto Georg.
Jeanne arrastro a Lithos a la ciudad... según ella, porque quiere pasar más tiempo con la otra chica del grupo- respondió Heracles. -La verdad, a veces no entiendo a las mujeres-.
-Tu y todos los hombres, amigo-.
Harbinger empujo la mano de Heracles con fuerza a la mesa, ocasionando que se rompa y el descendiente del Héroe Griego caiga. -¡Gane!-.
-¡No se vale! ¡Estaba distraído!- Reclamo Heracles.
-Eso fue tu culpa- Harbinger sonrió arrogantemente.
Georg suspiro cuando ambos hombres se agarraron y comenzaron a luchar en el suelo, levantando un humo que los envolvía y les daba un aspecto de esas peleas de caricatura... eso se estaba volviendo en una escena a la que todos se estaban acostumbrando.
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N/A: Hasta aquí el capitulo. Ya están a la mitad de la Sexta Prisión. En el siguiente capitulo, nuestros Dorados llegaran a la Octava Prisión, donde les espera a tres de ellos peleas difíciles.
La lucha contra los Berserkers en el Santuario termino, aunque Kiki fue quien más difícil la tuvo, logrando sobrevivir apenas contra un poderoso enemigo que se volverá a ver. Pienso explorar más a los Berserkers y a Ares a lo largo del fic hasta que termine su momento.
¿Les sorprendió la aparición de Atavaka? Es un personaje de TLC que sale en el Gaiden de Virgo, donde es considerado la contraparte de Asmita y el enemigo a vencer en el Gaiden. Explique su aparición y falta de ella en el canon y será un poderoso enemigo que tendrá que enfrentar Shun. Earhheart también es un Espectro que sale en los Gaiden, más específicamente, en el Gaiden de Aspros.
A veces me arrepiento de no ponerle títulos a los capitulos. Podría hacerlo ahora, pero no quedaría bien.
Sin nada más que decir me despido. Visiten y comenten el resto de mis historias por favor. CHAO.
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