Capitulo 36
Este no era el comienzo del día que Jabu esperaba al volver al Santuario.
Después de la Guerra Santa contra Hades y que Seiya despertara, él, junto a sus otros amigos de Bronce que casi siempre se habían mantenido casi ajenos a los conflictos, decidieron dedicarse más a entrenar en cuerpo y Cosmos para no solo quedarse atrás de Seiya y los demás, sino de ser ayuda en los siguientes conflictos.
Gracias a esa dedicación, todos ascendieron a Santos de Plata. Tal vez nunca puedan ser Dorados como sus otros compañeros, pero eso no los hace menos inútiles.
Cuando se volvió el Santo de Plata de Orión, a Jabu también se le encomendó ser un mayordomo de la Fundación Graad, bajo enseñanza de Tatsumi. Su deber era estar al lado de la señorita Saori cuando ella desempeñaba su deber como la líder de la Fundación. Aunque ella siempre estaba acompañada de un Santo Dorado en ese tipo de cosas, él siempre estaba de vigía, y asegurándose de proteger a su Diosa de cualquier amenaza insignificante o asesinos enviados por compañías rivales.
Cuando llegó ayer en la noche al Santuario, escucho de los ataques que comenzaban a suceder y se le ocurrió inspeccionar esta mañana.
Pero no pensó hallar al culpable tan pronto, mucho menos que este sea un soldado del ejercito de Ares, otro Dios que es enemigo jurado de Athena.
-¿Qué significa esto?- Pensó Jabu, observando al ahora identificado como Arkas de Damarcus. -¿Qué hace un Berserker en el Santuario? ¿Ares ha declarado la guerra a Athena? Pero creí que el Dios Zeus prohibió las Guerras Santas. ¿Acaso el Dios Ares se rebela contra el Gran Dios?-.
-¿Qué tanto piensas, Caballero?- Pregunto Arkas al ver al Santo tan callado. -¿Acaso piensas la razón de mi presencia cerca de tu querido Santuario?- Sonrió sanguinariamente. -Pues para tu mala fortuna, no sabrás esa razón- y elevando su Cosmos, el Berserker salto hacía Jabu. -¡Lycan Slasher!-.
Arkas movió sus manos como si cortara con ellas, creando cuchillas de Cosmos de color rojo que se dirigieron hacía Jabu.
El actual Santo de Orión vio venir el ataque y elevando su Cosmos, que lo rodeo como una capa de energía verde, esquivo las cuchillas saltando, el montículo en donde estaba de pie fue destruido por la técnica mientras él daba una voltereta en el aire.
-¡¿Qué?!- Arkas se sorprendió que el Santo esquivara su técnica fácilmente, observo que el salto que dio lo elevo a una gran altura.
Elevando su Cosmos aun en el aire, Jabu comenzó a caer en picada hacía Arkas, juntando sus piernas con sus brazos, haciendo que su cuerpo adquiera la forma de una bola mientras su Cosmos lo rodeaba.
-¡Choque Megatónico de Meteoro!-.
Al estar cerca de su oponente, Jabu abre su cuerpo, aplicando una violenta patada al pecho de su enemigo, mandándole a estrecharse contra el muro de rocas, levantando una gran cantidad de humo.
Jabu aterriza hincado luego de la patada. El casco de su enemigo cayo al suelo cerca de él. Al despejarse el humo, vio su cuerpo enterrado en la pared, aparentemente sin vida.
-¿Eso es todo? Esperaba más de los guerreros de Ares- exclamo Jabu ante su fácil victoria. -Pero una victoria es una victoria- se dio la espalda para irse. -Tengo que informarle de esto de inmediato al Patriarca de su presencia y...-.
-¡No tan rápido, Orión!-.
Jabu se detuvo de golpe y abrió los ojos desmedidos. Girándose rápidamente, vio a Arkas despegarse del muro y caer de rodillas, escupiendo sangre.
-Si piensas que esto es suficiente para vencerme, estas muy equivocado-.
-¿Cómo sigues vivo? Te ataque con todo mi Cosmos- pregunto Jabu sorprendido.
Arkas se puso de pie. -¡El dolor no es problema para nosotros, los Berserkers! Al jurar lealtad a nuestro señor Ares, eso no nos importa más- se jacto orgulloso. -A cambio de servirlo con nuestras vidas, él bendijo el cuerpo de todos los guerreros de sus batallones con su Ikhor, y desde entonces, el dolor es como una suave brisa para nosotros-.
Ikhor era como se le llamaba a la sangre de los Dioses. La sangre de los Dioses tiene propiedades que las hace especiales. La sangre de Athena permite revivir su armadura y evolucionar las armaduras dañadas de los Caballeros, así como protegerlos de la Dimensión de los Dioses y que si el Caballero eleva al máximo su Cosmos, hacer que su armadura evolucione a una armadura Divina.
Esa misma cualidad la deben tener la sangre de todos los Dioses, al menos los del Olimpo, pero Jabu nunca escucho que también pudiera ser usada de esa forma.
-¿Como puedes llamarte guerrero y sentirte orgulloso de no sentir dolor? No importa, en ese caso significa que la batalla apenas comienza...- se puso en guardia para seguir con la batalla.
Arkas se limpio la sangre del labio. -Aunque no espere que alguien que no fuera un Caballero Dorado me hiciera tanto daño... estoy impresionado, Orión, pero tengo algo para tipos fuertes como tú- aspiro aire y elevo su pecho hacía adelante mientras estiraba la cabeza y espalda hacía atrás. -Deja que tu cuerpo sucumba a la maldición de... ¡Horror de Licántropo!-.
El Berserker dio un aullido casi igual al de un Lobo y Jabu sintió que su brazo, no, ¡era incapaz de mover todo su cuerpo!
-¡¿Qu-Qué esta pasando?!- Exclamo el Santo de Orión al no poder moverse.
-¡De ahora en adelante no podrás moverte por más que lo intentes!- Exclamo Arkas. -Las vibraciones de Horro de Licántropo entran en resonancia con los impulsos eléctricos de tus músculos, dejándote incapaz de realizar ni un mísero movimiento- explico. -¡Voy a entregarle tu cabeza a mi señor, así que quédate quieto por un momento! ¡Prepárate para tu fin, Caballero!-.
-¡Si no recupero la movilidad de mi cuerpo, me matará!- Jabu intentaba desesperadamente mover su cuerpo al ver a su enemigo lanzarse y a punto de realizar su técnica ofensiva.
-¡Electrocución Espiritual!-.
Arkas vio de reojo como una cruz hecha puramente de rayos se acercaba a él, por lo que cambio la dirección de su Lycan Slasher hacía la técnica. Las cuchillas y la cruz de Cosmos chocaron, creando una explosión que obligo al Berserker a retroceder.
Una nueva figura apareció entre Jabu y Arkas, una que el primero conocía muy bien.
-¡Maestro Georg!-.
El hombre que salvo a Jabu era un hombre rubio en sus treinta y tantos de tez blanca, cabello rubio hasta los hombros y tiene una barba de candado. Usaba una armadura de plata que protegía la zona de los pectorales, antebrazos, piernas y tenía hombreras cuadradas. En el centro del pecho de la armadura tenía dos líneas que dibujaban una cruz.
El hombre era Georg de la Cruz del Sur, un Caballero de Plata veterano, y también fue maestro de Jabu cuando este entrenaba para tener la armadura de Unicornio. Hace años, él y su compañero Juan del Escudo, fueron enviados junto con Katya para capturar a Saori cuando aun estaba en curso la Guerra Galáctica y aun se creía que ella era una falsa Athena. Esa misión termino en un fracaso cuando Saori y las Saintias a su lado escaparon y fuerron derrotados de manera humillante por Mayura.
Después de eso, fueron retirados de la misión que fue a pasar a los otros Santos de Plata que Seiya y sus amigos derrotaron, siendo de los pocos Santos de Plata sobrevivientes de la guerra interna. También ayudaron a proteger a las personas del Cometa Repulse del ataque de Eris.
Georg vio una expresión seria a Jabu, aunque en sus ojos se notaba un poco de decepción. -A pesar de que ya eres un Santo de Plata, sigues confiándote cuando crees que estas ganando. No has madurado nada, Jabu-.
-¡Su técnica de paralización me sorprendió! ¡Eso es todo!-.
-Un Caballero siempre debe estar preparado para todo, sobre todo contra un enemigo del que no sabe nada- reprendió, y antes de que su ex-discipulo pudiera discutir, pregunto: -¿Y contra quien es el que luchas?-.
Jabu (ahora pudiendo moverse) respondió: -Es un Berserker del ejercito de Ares, fue él quien asesino a los soldados de anoche y lo estaba enfrentando para sacarle las respuestas-.
-¡¿Un Berserker, dices?!- Exclamo Georg sorprendido, para luego adoptar una pose seria. -En ese caso, no podemos dejarlo escapar-.
-¿Otra basura de Plata viene? ¡Como deseen, los mataré a ambos!- Grito Arkas.
-¡Un momento!-.
Una cuarta voz los interrumpió, y los tres vieron a otra persona con una armadura escarlata, detonando que era aliado de Arkas.
-Lamento la interrupción, pero este combate no puede continuar-.
-Así que habían más de uno...- murmuro Jabu.
-¡Hmph! Para que tu te dignes a estar aquí es que algo te ha llamado la atención. ¿Acaso los caballeros te parecen algo fuertes?- Pregunto Arkas, colocando una mano en la cintura y mirando sobre su hombro al recién llegado.
-Claro que si. Es evidente que no podemos subestimar a los Caballeros de Athena, no solo los Caballeros Dorados son de tener cuidado- respondió el segundo Berserker a su compañero. -Son guerreros formidables, sería un placer enfrentarlos, más este no es el momento-.
-Si al menos interrumpes una batalla, preséntate- ordeno Georg.
-Soy Cheval de Diomede, del Batallón del Fuego Rojo como mi compañero, y estoy aquí para entregar un mensaje de nuestro señor Ares a la Diosa Athena...-.
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(En la Mansión Gremory)
En el gimnasio de la Mansión Gremory, Koneko continuaba con su entrenamiento. Esta vez, entrenaba junto a Shoko. En cuanto la vio volver de supervisar el entrenamiento de sus compañeros, se acerco a ella para ayudarle a entrenar, dado que era la única guerrera mano a mano que podía ayudarla.
El entrenamiento consistía en algo básico, pero vital: tenía una venda sobre los ojos, cubriendo su visión. Según Shoko, no debía depender siempre de la vista, porque un enemigo no siempre jugaran limpio y estorbar la visión era la manera más usada para entorpecer a uno, por lo que en un escenario que no podría contar con la vista, debía depender de sus otros sentidos.
Koneko escucho un paso moverse a su izquierda, por lo que giro su rostro a esa dirección, pero rápidamente sintió un barrido a sus piernas, lo que la hizo caer al suelo.
-Tu reacción fue tardada, aunque ya vas mejorando- dijo Shoko. Es la primera vez desde que comenzaron a entrenar de ese modo que Koneko puede sentir sus pasos.
Koneko se quito la venda, su rostro normalmente serio tenía una expresión de frustración. Le molestaba de que a pesar de que tenía los sentidos aumentados por ser un Demonio, no pudiera escuchar los pasos de Shoko. Eso demostraba la gran diferencia de entrenamiento y habilidad de ambas.
-¿Te parece si descansamos un segundo?- Pregunto Shoko al notar la expresión de Koneko, y la pequeña asintió.
Ambas mujeres se sentaron en el suelo y bebieron de una botella de agua. Shoko le acaricio la cabeza a Koneko y esta solo se dejo. Normalmente golpearía a cualquiera que no sea la Presidenta por acariciar su cabeza, pero la presencia de Shoko le era tranquilizadora y se sentía cómoda a su lado, sin contar que la esta ayudando a entrenar y la esta empezando a ver como una figura a seguir.
Era extraño... pero la presencia de Shoko era parecida a la de Rias, aunque más fuerte y confiable.
-No te sientas frustrada por no hacerte fuerte, nadie se hace fuerte de inmediato, primero se entrena y gana experiencia. Con ambas, te harás fuerte enseguida- consoló la pelirroja.
La pequeña suspiro. -Lo se, es solo... que no quiero quedarme atrás de la Presidenta y los demás, no quiero que piensen que soy un estorbo -.
-Estoy segura que ninguno de ellos pensará de ti de esa manera, puedo ver que hay un gran lazo de amistad que los une-.
-Aun así... quiero ser de ayuda para ellos- se vio el puño.
-¿Entonces porque no usas tus poderes de Yokai?-.
Koneko abrió los ojos ampliamente y vio a Shoko con una expresión de sorpresa, y un poco de temor.
-¿Cómo...?-.
-Ya he visto a muchos Yokais cuando acompaño a Saori a las reuniones con Yasaka o la Diosa Amaterasu, así que supe de inmediato que eras una Yokai que fuiste reencarnada en un Demonio, aunque no se que tipo de Yokai eres- explico Shoko con calma.
-Yo... yo...- Koneko estaba con la mirada al suelo. No quería que nadie descubriera ese secreto aparte de la Presidenta, Akeno y Yuuto, pero parece que subestimo las habilidades de los Caballeros de Athena. -No quiero usar ese poder, no lo necesito-.
-¿En serio? He visto un poco de lo que es capaz el Senjutsu de un Yokai, y son sorprendentes- exclamo Shoko, confundida por la actitud de Koneko. -Además que te permitirá hacer más fuertes tus golpes y...-.
-¡No lo necesito!- Shoko se sorprendió del grito de Koneko. -No dependeré de ese poder, no seré como ella-.
-¿Ella?-.
Koneko se puso de pie y volvió a colocarse la venda en los ojos. -Por favor, volvamos al entrenamiento, Shoko-sensei, ya puedo seguir-.
Viendo que no quería discutir más el asunto, Shoko se puso de pie y reanudaron el entrenamiento.
-Si rechaza sus poderes terminará estancada. ¿Qué le habrá pasado para que los rechace de esa manera?- se pregunto internamente.
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(En el Santuario)
Jabu y Georg estaban de rodillas frente al Patriarca y Athena, dando un reporte de su encuentro con los Berserkers de Ares.
-¿Están seguros que se trata de Berserkers?- Pregunto Nicole, queriendo asegurarse, ya que podía ser una situación peligrosa.
-Así es, ellos mismos se presentaron como tales, y uno de ellos dijo que tenía un mensaje del Dios Ares a Athena- respondió Jabu.
-¿Cuál es el mensaje?- Pregunto Athena.
-Pues...-.
FLASHBACK.
-¿Qué mensaje?- Pregunto Jabu.
-Nuestro señor Ares declara en este momento, una nueva Guerra Santa contra Athena y todos los aliados fuera del Olimpo que tenga. Los Doce Templos se mancharán con la sangre de sus Caballeros y él personalmente le traerá las cabezas de Sagitario y Águila antes de tomar la suya- entrego Cheval el mensaje.
-¿Acaso tu Dios es demasiado cobarde como para entregar él mismo el mensaje?-.
-Los Dioses no necesitan molestarse por deberes mundanos, para eso estamos nosotros, sus leales servidores-.
-¿Por que el Dios Ares comienza quiere una nueva Guerra Santa? el Gran Dios Zeus prohibió las Guerras luego de la derrota de Hades hace 9 años. Comenzar una nueva es lo mismo que ir contra su palabra- dijo Georg.
-Athena merece ser castigada por su pecado de ir contra los Dioses, y Zeus siempre la preferirá sobre todos sus hijos, por lo que nuestro señor se canso de ese trato preferencial y le dará a Athena el castigo que se merece desde hace siglos, por el bien del Olimpo- declaro Arkas.
-Más bien por su sed de sangre...- mascullo Georg.
-Por ahora nos retiramos, pero espero volver a verlos, esta vez en un nuevo campo de batalla- dijo Cheval.
-¡No creas que dejaré que termine así!- Arkas señalo a Jabu. -¡Recuerda bien mis palabras, Orión! ¡Tu cabeza será mía!-.
-¡Como si dejaremos que escapen!-.
Georg y Jabu se lanzaron hacía los dos Berserkers, pero dos Círculo Mágico de color azul oscuro apareció debajo de cada uno, teletransportándolos lejos del alcance de los Santos.
FIN FLASHBACK.
-Lamentamos mucho por haber dejado que el enemigo escapara, fuimos incompetentes- Jabu estaba molesto consigo mismo por no haber evitado el escape de los Berserkers, así tal vez tendrían más información.
-Hiciste lo mejor que pudiste, y estas a salvo, que es lo importante- dijo Saori.
Nicole se llevo una mano al mentón. -Esto es malo, no solo aun tenemos el problema con la Diosa Perséfone y los Espectros que quedan, sino que ahora Ares comienza una nueva Guerra Santa para la que no estamos listos. No solo eso, sino que si tomamos fidelidad a ese mensaje, es que también atacará a las Tres Facciones, y probablemente a los Panteones Sintoísta y Nórdico-.
-Por los Panteones no hay que preocuparse. Ares será un sádico, pero no es estúpido. No lanzará un ataque contra un Panteón y contra todos sus Dioses, aunque puede que las Tres Facciones si estén en peligro- aclaro Saori, también preocupada. -Me comunicaré con mi Padre para saber sobre las actividades de Ares-.
-Yo le notificaré de esto a los líderes de las Facciones- dijo Nicole. -Quiero que ustedes aumenten las guardias alrededor del Santuario y Rodorio el triple y le informen al resto de Santos Plateados de la situación, pero sean discretos, no quiero que cunda el pánico- le ordeno a Jabu y Nicole.
-¡Entendido!- Ambos asintieron y se retiraron deprisa de la sala Patriarcal.
Cuando salieron, el Patriarca se llevó dos dedos al puente de la nariz.
-Lidiar con los restos del ejército de Hades parecía fácil, pero ahora tenemos que encargarnos de los Berserkers de Ares...-.
-Aun así es extraño-.
-¿Que quiere decir, Señorita Athena?-.
-¿Por qué Ares iniciaría una Guerra Santa en este momento? Dejando de lado que Zeus prohibió las Guerras, Ares necesita un cuerpo humano para descender a la Tierra. Lo conozco bien. No es su estilo mandar a su ejército en una guerra en mi contra mientras él se queda de espectador. Puede ser un general, pero ante todo siempre será un guerrero-.
-¿No puede poseer el cuerpo de un humano adulto para solucionar eso?-.
-Es probable, pero elegir un cuerpo de alguien que ya ha madurado físicamente y sea compatible y resistente con su alma será muy difícil. Por eso los Dioses normalmente eligen a quienes serán los huéspedes de sus almas desde una edad temprana, para que la esencia de su Cosmos arregle el cuerpo y alma del joven para ser tomado por el Dios-.
Hades eligió a Shun desde que era un bebé y por el medallón que el joven guardo, pensando que era un recuerdo de su Madre, es que Hades tuvo una conexión al cuerpo de Shun que usar para cuando finalmente lo poseyó. Mismo caso se aplicaba a Shoko y Kyoko con Eris. La Diosa de la Discordia tenía intención de poseer el cuerpo de Shoko desde niña, cosa que se evito por la intervención de Milo de Escorpio, pero años después volvió a intentarlo, tomando el cuerpo de Kyoko por error. En ese caso, la sangre de Eris en las venas de las hermanas funcionó como la conexión para el alma de la Diosa.
Algo similar fue el caso de Julián Solo, dónde el alma de Poseidón durmió en el interior de Julián desde que era un niño de 3 años cuando fue despertado por Kanon. No sabe que relación tiene la familia Solo con Poseidón, pero el cuerpo de Julián era lo suficientemente compatible para el alma del Dios de los Mares aún sin nunca haber entrenado antes en su vida.
Si Ares decide hacer una Guerra Santa ahora, es porque ya encontró un cuerpo al que poseer, o incluso, que ya haya tenido uno preparado desde antes sin saberlo.
Saori sacudió levemente su cabeza. No tenía sentido revolverse la cabeza por dudas de las cuales no tenía fundamentos o siquiera una pista. Ahora debían concentrarse.
-Voy a hablar con mi Padre sobre Ares, Nicole, quiero que en una hora llames a todos los Caballeros Dorados que estén disponibles- ordeno con voz autoritaria.
-¿Incluyendo a Seiya?- Pregunto Nicole.
-No. Su deber en el Inframundo es importante, además esto es algo que podemos solucionar nosotros- en los ojos de la pelilila había un fuego de determinación. -Es hora de terminar esta pequeña guerra con mi hermana Perséfone-.
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Y hablando de la Reina de Inglaterra...
-Esto es realmente la sorpresa del siglo- la voz de Perséfone retumbo en el lugar, mientras sus ojos contemplaban la figura de Ares. -¿Tú, de todos los Dioses, prestándome soldados para mi lucha contra Athena?-.
-Solo te voy a prestar algunos, después de mi declaración de guerra, Athena seguramente se canso de jugar contigo y enviará un ataque contra ti, así que necesitas toda la ayuda posible- hablo Ares.
Si algo había aprendido la Reina del Inframundo, era en no confiar en las apariencias. Ares era un sanguinario que disfrutaba de las batallas y la masacre que él causaba, y esta actitud "amable" de él hacía su persona la hacía sospechar. ¿Quería usarla para debilitar al ejercito de Athena o ver las habilidades de sus nuevos guerreros?
-¿Qué tramas, Ares?- No perdía nada con preguntar. -No somos tan cercanos como para que me hagas esta muestra de amabilidad, y tú nunca le prestas atención a nadie que no sea Afrodita y Athena, por diferentes razones, así que este gesto tuyo me confunde-.
-Tienes razón, lo que te pase a ti no me importa en lo absoluto, pero si me importa Hades- los ojos de la Diosa se abrieron al escuchar las palabras del rubio. -Hades ha sido el único dentro del Olimpo que siempre a apoyado mis luchas, aun si era porque la cantidad de muertos llenará el Inframundo, él siempre me apoyo y me dio resguardo cuando venía al Inframundo. Ni siquiera Afrodita apoya mis luchas. Para mi, Hades es más mi padre que Zeus, así que toma este gesto por el respeto que le tengo a tu esposo-.
Perséfone se aseguro de ver a los ojos de Ares para buscar cualquier indicio de mentira o que fuera una trampa... algo que no encontró... de verdad Ares hacía esto por el respeto y, aparente cariño que le tenía a Hades. Esas emociones nunca espero verlas de su medio-hermano.
-...De acuerdo, acepto tu ayuda y te lo agradezco, Ares. Aun si termino en fracaso, me aseguraré de caer luchando hasta el final-.
El Dios de la Guerra Violenta estiro los labios, casi formando una sonrisa. -No se esperaría menos de la Reina del Inframundo-.
Y con su buena, pero rara acción hecha, se retiro del Inframundo.
Perséfone chasqueo los dedos, y Triptolemos apareció arrodillado a un lado del trono.
-¿Si, mi señora?-.
-Quiero que llames a todos los Espectros restantes. Mi hermana va a comenzar con su ataque y es hora de hacer lo mismo-.
-Entendido- y con esa orden, se retiro.
¿Athena quería una última lucha contra el Inframundo? Bien, se asegurará de darla, pero no importa, aun si pierde esta lucha, a largo plazo, ella tendrá la ventaja.
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(1 Hora después)
Los siete Santos Dorados que estaban en el Santuario se reunieron en la Sala Patriarcal. Todos fueron informados de la aparición de Berserkers esta mañana y creían que de eso se trataría la reunión. Todos se hincaron con sus capas tocando el suelo cuando Athena entro, acompañada de su Patriarca, y se sentó en el trono de piedra. Portaba a Nike en su mano derecha y un grueso cinturón de oro resaltaba su figura.
-Estoy segura que ustedes ya han sido informados de lo sucedido esta mañana, pero no les llamo por ese incidente, sino para terminar de una vez por todas el conflicto con el Inframundo y vencer a la Diosa Perséfone- la voz de Athena se escuchaba fuerte y firme.
-Elegimos a cuatro Caballeros Dorados para ir al Inframundo, para exterminar a todos los Espectros que quedan y asegurar la captura de la Reina del Inframundo- continuo el Patriarca. -Los otros se quedaran a defender los Templos que se quedarán vacíos. Saldrán en cuanto el sol se ponga-.
-¿Quiénes serán los Caballeros elegidos para ir al Inframundo?- Pregunto Shiryu de manera respetuosa.
-Athena y yo discutimos quienes serán los elegidos, y al final nos decidimos por los siguientes cuatro: Mei de Cáncer, Ikki de Leo, Shun de Virgo y Hyoga de Acuario-.
La elección al inicio no fue fácil elegir a los Dorados que había. Hyoga e Ikki eran una elección correcta, porque el primero recorrió por completo las Ocho Prisiones y el segundo poseía un gran poder, pero Shun y Mei fueron la elección difícil de hacer, ya que aun no se sabía que quería Perséfone con Mei y no podían olvidar la conexión que Shun tenía con Hades, pero al final los eligieron, porque Mei no podía proteger a Mei en el Santuario cuando sabía que este no estaría contento y la fuerza y habilidades de Shun serían importantes para atrapar a Perséfone.
Y aun si querían cambiar a Shun y Mei por algún otro, no podía. Kiki y Marín eran los primeros y últimos Caballeros para defender los Doce Templos, y aunque enviar a Shiryu era una opción, no quería preocupar demasiado a Shunrei y sus hijos, además que necesitaba a Shiryu para mantener la calma entre los aprendices, ya que era a él a quien más los aprendices hacían caso sin recurrir a la intimidación.
Los ojos azules de Athena se posaron en Hyoga. -Hyoga, como el único de los asignados para la misión que recorrió las Ocho Prisiones, tú estarás al mando de la misión, por lo que te ruego que los traigas bien a casa, y que tu regreses con ellos. Aunque se separen y vayan a territorio enemigo, mis plegarias y Cosmos siempre estarán con ustedes-.
-Así será, Athena. Le prometo que todos regresaremos, y será con la victoria- juro Hyoga, en nombre de su título de Santo y por el nombre de su maestro.
-¿Pero que pasará con la Diosa Perséfone? No creo que nosotros seamos suficientes para enfrentar a un Dios- las palabras de Shun era valida.
-Aunque el poder Cósmico de mi hermana es superior al de un humano, es incluso más débil que Thanatos e Hypnos, y sobre todo, no es una guerrera. No esta entrenada en las artes de la lucha correctamente, por lo que aunque su poder Cósmico es superior, entre todos juntos es suficiente para detenerla- explico Saori.
El Patriarca les indico que podían levantarse y se retiro un momento con su Diosa a la sala contigua para permitirle a sus hermanos de orden despedirse.
Shiryu y Hyoga estrecharon sus brazos.
-Suerte a todos. La misión que les asignaron será muy difícil, pero confío en que ganaran y volverán-.
-Tenlo por seguro. El conflicto con el Inframundo terminara de una vez por todas-.
-¿No es un poco arriesgado enviar solo cuatro Caballero Dorados? ¿No sería mejor que fuéramos todos para asegurar la victoria?- Cuestiono Kiki.
-Con la amenaza de guerra de Ares, no podemos dejar desprotegido el Santuario, hacer que cuatro Caballeros Dorados dejen el Santuario ya es un gran riesgo en si- explico Marín. -Además estarán bien, ya derrotaron al ejercito de Hades cuando eran de mayor número, estoy segura que podrán con esto- miro a Ikki. -Rómpeles una pierna por mi-.
-Les romperé las dos-.
Shiryu miro a Mei. -Ve con cuidado, ese Semi-dios y la Reina del Inframundo tienen asuntos contigo, así que destrúyelos antes de que intenten cualquier cosa- le aconsejo.
-Pienso hacerlo. Tengo una deuda con Triptolemos que pienso saldar-.
Shun miro el rosario de las 108 cuencas que traía a mano. Solo quedaban 12 Espectros por sellar, sin contar a Triptolemos... debían asegurarse de completar el rosario.
No solo esto, la lucha que se desatará en el Inframundo, también es personal para él... es hora de que la sombra del alma de Hades desaparezca de una vez por todas.
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(En la Mansión Gremory)
El sol artificial casi se oculta en el Inframundo Bíblico. A Shoko aun le sorprendía lo avanza que es la tecnología de este Inframundo a comparación con la tecnología humana.
Ahora mismo caminaba a la biblioteca de la mansión, donde Rias esta estudiando como parte de su entrenamiento. Hay algo que quiere preguntarle y... sabe que puede estar metiéndose en donde no la llaman, pero realmente quiere ayudar a Koneko con su problema.
Al entrar, se sorprendió por el tamaño y la cantidad de libros que había, era incluso más grande que la biblioteca que había en el Santuario. Más adelante vio a Rias leyendo una pila de libros con gafas para leer. La pelirroja menor dejo la lectura al escuchar la puerta abrirse y verla.
-Oh, Shoko-san, bienvenida. No esperaba verla- Rias sabe que Shoko tiene que supervisar el entrenamiento de todos, incluida ella misma, pero era la primera vez que la veía venir a la biblioteca. Normalmente era Seiya o Penemue cuando podían.
-Lamento interrumpirte en tus estudios, Rias, pero quería hablar contigo de algo- dijo Shoko, acercándose a la chica.
-¿De que se trata?- Rias se quito los lentes y los dejo en el escritorio.
-Se trata de Koneko. ¿Por que ella no acepta usar sus poderes Yokai?-.
Rias suspiro y cerró los ojos. A este punto ya no le sorprende que Shoko haya descubierto eso, seguramente Seiya, e incluso Azazel también sabían.
-Bueno... es porque ella esta luchando ahora contra su propia existencia-.
-Lo puedo notar, ¿pero porque?-.
-¿Por que quiere saberlo?-.
Shoko suspiro. -Quiero ayudarla. No se porque, pero al verla... me recuerda un poco a mi cuando comencé a ser Saintia- Rias se sorprendió de escuchar eso. -Cuando mi hermana fue secuestrada, quería desesperadamente ser más fuerte para salvarla, para ser de ayuda... así que entiendo un poco los sentimientos de Koneko al querer ser más fuerte por sus amigos, pero si sigue así como esta, solo se sobre esforzara y quedará estancada en poder-.
Rias miro unos segundos a Shoko, como si la analizara, para luego sonreir dulcemente. -Usted es realmente una gran persona, Shoko-san. Agradezco el interés que muestra en ayudar a Koneko- se puso de pie y camino hacía la ventana de al lado. -Así que supongo que no hay problemas en decirle. Hace mucho, nacieron dos Nekomatas...-.
-¿Nekomata?- Interrumpió Shoko, leve confundida.
-Es así como se le llaman a los Yokais con rasgos de gato- aclaro Rias. -Ambas eran hermanas y habían perdido su casa y a sus padres, pero siempre estaban juntas. Vivían apoyándose la una en la otra, hasta que un día, uno fue recogido por un Demonio, y aunque fue criada y adherida a la Nobleza de ese Demonio, al reencarnar como Demonio contaba con un poder escondido y poderoso. Al no poder detener el crecimiento de su poder, termino volviéndose loca y mato a su amo y luego desapareció. Empezó a ser un peligro y fue perseguida. "Puede que tal como su hermana, ella se salga de control en cualquier momento", fue lo que los Demonios pensaron sobre la hermana menor y decidieron eliminarla, y no solo ella, se hizo toda una purga de de los Neeko-.
-Entonces Koneko es...-.
Rias asintió. -Pero mi hermano la recogió con la condición de que la vigiláramos. "Quiero que le enseñes el sentido de sonreír en la vida", fue lo que me confío mi hermano, y yo le puse un nombre a esa pequeña al volverla un Demonio-.
-Koneko es esa hermana menor, ¿verdad?- Más que pregunta, lo que dijo fue una afirmación.
-Si. Por eso odia sus poderes, ya que le recuerdan a su hermana y como la abandono. No solo eso, sino que por culpa de su hermana, la raza de los Neeko esta casi extinta-.
-¿Exterminar a casi toda una raza por las acciones de una sola? Es demasiado radical- exclamo Shoko.
-Eso es porque Koneko, así como su hermana son parte del clan más fuerte dentro de los Nekomata: Nekoshou, que son capaces de usar las artes de los Sabios a un nivel de habilidad y poder que pocos pueden alcanzar en vida. Temiendo que surja algo así de nuevo, la familia del Demonio asesinado del que te hable los extermino a casi todos-.
-¿Y los Satanes aprobaron algo como eso?-.
-Claro que no. Mi hermano y Serafall-sama nunca aprobarían algo así, pero cuando se enteraron de lo sucedido ya era tarde, y aunque fue indirectamente, la culpa de la casi extinción de los Neeko cayo en la hermana de Koneko. Tuvieron que hacerlo, o correría el riesgo de una guerra con el Panteón Sintoísta-.
-Entonces la hermana de Koneko es inocente, ¿no?-.
Rias negó con la cabeza. -Aunque no haya sido su intención, no cambia que se volvió loca de poder y mato a su amo, que es un crimen en la sociedad Demoniaca y provoco la masacre de su clan, aunque no tuvo nada que ver en eso, no hubo de otra que hacerla la chivo expiatorio-.
Rias podía tenerle algo de compasión a la hermana de Koneko por causar indirectamente la casi extinción de su clan, pero no puede perdonar tan fácil que haya decidido abandonar a su hermana y todo lo que ella sufrió por eso.
Con esa nueva información y contexto, Shoko tenía una mejor manera para ayudar a Koneko, pero tenía que hablar con ella, así que se despidió de Rias y fue hacía la puerta.
-Shoko-san- la voz de Rias la detuvo de abrir la puerta. -Por favor, si puedes ayudar a Koneko, le suplico que lo haga. A pesar de que he intentado, ella siempre se ha negado a sus poderes y su propia existencia... tal vez la ayuda de alguien más pueda hacerla entender-.
-No te preocupes, porque si alguien puede entender a una hermana menor, es otra hermana menor- enviándole una sonrisa para que no se preocupara, Shoko salió de la biblioteca.
Rias sonrió con tristeza. Le alegraba contar con el apoyo de personas tan buenas para ayudar a los miembros de su nobleza, pero también la hacían sentir una inútil. Ella ha estado con ellos por años y solo basta que personas que conoce de poco tiempo los ayuden para solucionar.
-Creo que después voy a tener que hablar con ellos- se dijo a si misma, quedándose viendo en la dirección de la puerta. -Realmente espero que pueda ayudarla, Shoko-san-.
Sin que lo notará, Venelana estaba en el piso superior de la biblioteca y había observado todo. Ella había estado aquí poco antes de que Rias llegara, y aunque su hija la vio, se concentro tanto en sus estudios que se olvido de su presencia. No le molesto, ya que ve como su hija se esfuerza por mejorar, menos después de presenciar su interacción con Shoko.
-No te mártires por no poder ayudar a tu nobleza como hubieras querido, Rias. Ni siquiera un Rey puede solucionar todos los problemas, pero si puede encargarle esa tarea a otros que pueden ayudar- suspiro. -Es bueno que te lleves bien con Shoko... porque es probable que las ayude a superar lo que viene-.
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Shoko estaba de pie frente a la habitación de Koneko, que tenía un cartel con la imagen de la pata de un gato como indicación de a quien pertenecía la habitación.
La pelirroja sabe que esta siendo entrometida y que debería de abstenerse... pero siente que no puede dejar a Koneko así, menos ahora que sabe su historia. Al menos debe hacer el intento.
Toco un par de veces la puerta, pero no escucho nada, así que diciendo un "disculpa", entro en la habitación.
Vio un bulto en las sabanas de la cama que seguramente era Koneko. Viendo que estaba dormida, probablemente por el agotamiento, decidió salir y hablar con ella después de cenar.
Pero no fue cuidadosamente silenciosa, lo que hizo que el bulto se removiera y comenzara a avanzar hasta el borde de la cama, las sabanas cayeron, revelando el rostro somnoliento de Koneko... con unas orejas de gato.
La loli parpadeo con sueño. Cuando dormía sus rasgos de Nekotama salían involuntariamente. Vio a Shoko, que estaba congelada en su lugar al ver que estaba atrapada. Por el sueño Koneko no la veía bien al principio, así que la confundió con...
-¿Presidenta...?-.
-...Pelirroja equivocada-.
Al escuchar esa voz, Koneko se rasco los ojos, quitándose el sueño, pudo ver ahora con claridad a la Saintia de Águila.
-¿Shoko-sensei? ¿Qué hace aquí?-.
-Hola... quería hablar contigo, pero no espere que durmieras. Lo siento por entrar en tu habitación-.
La Nekomata salió de su cama, permitiéndole a Shoko ver su cola blanca. -No importa, ¿pero que hace aquí?- Al notar que Shoko mira sus orejas y cola, la avergüenza e intenta desaparecerlas, pero Shoko le pone una mano en el hombro.
-No hace falta que las ocultes, ya se que eres, y personalmente me gustan. Te dan un aspecto más lindo- elogió la pelirroja.
-Gr-Gracias...- dijo Koneko, era la primera vez que alguien la elogiaba por sus rasgos Nekomata, por lo que no sabía que más decir. -Pero no evada mi pregunta-.
Shoko suspiro rascándose el cabello. Ya no podía dar marcha atrás. -Rias me hablo de lo que te paso y tu raza...- Koneko abrió los ojos. -¡Pero no lo hizo con maldad! ¡Yo se lo pregunte y me explico todo, así que no la odies!- Aclaro rápido para no causar problemas entre Koneko y Rias.
-¿Por que hizo eso?- Pregunto la peliblanca molesta.
-Por que quiero ayudarte, no solo a superar ese dolor que sientes, sino a que no te quedes estancada-.
Sus palabras confundieron a la niña. -¿Estancada?-.
-Tu entrenamiento no va bien... honestamente, al ritmo que sigues al negarte usar tus poderes, llegarás a tu limite de poder. Si sigues entrenando arduamente, solo terminaras exigiéndote de más y podría ser perjudicial para la salud-.
Eso le cayo como balde de agua fría a Koneko. El escuchar que dentro de poco no podría hacerse más fuerte de lo que es era lo peor que podría pasarle, no porque no estuviera contenta con su fuerza actual, sino que significaría que no podría ayudar más a sus amigos.
-E-Eso...-.
-Todo cuerpo tiene su limite, Koneko- la voz de Shoko se escuchaba seria. -Y a pesar de que seas un Demonio, eso no cambia. Lo se mejor que nadie, porque no importa cuanto entrene, se que físicamente no seré más fuerte de lo que soy ahora, porque mi cuerpo tiene un limite. Por eso, como Saintia, lo principal al entrenarme es el Cosmos, porque en los combates de los Caballeros, quien eleva su Cosmos más alto y tenga un mejor control de él es quien gana la batalla-.
-¿...Dice que debo usar las mismas habilidades que mi hermana? ¿Esas habilidades que la volvieron loca de poder e hizo que me abandonara?- El pequeño cuerpo de Koneko empezó a temblar mientras tenía la mirada al suelo. -No quiero. No quiero volverme como mi hermana, no quiero que la Presidenta y los demás me odien, yo... no quiero estar sola de nuevo-.
Shoko rodeo el cuerpo de Koneko con sus brazos, acercándola para abrazarla. La niña no lo soporto más y empezó a derramar lágrimas con pequeños gemidos de tristeza. Shoko comprendía que en esas lágrimas estaba toda la tristeza y la sensación de abandono que Koneko debió sentir por mucho tiempo, así que dejo que salieran sin importar si manchaba su ropa.
Pasado un minuto que se hizo largo, la Nekomata se separo del abrazo. Sus ojos estaban un poco rojos por llorar, pero su expresión se veía más relajada.
-¿Te sientes mejor?- Pregunto Shoko suavemente, tomando la mano de Koneko, ambas se sentaron en la cama de la niña.
-Si...-.
-Bien- Shoko acaricio la cabeza de Koneko suavemente. -No puedo decir que entiendo el dolor que has debido de sentir, pero no puedes dejar que eso te afecte, o no podrás avanzar-.
-¿Cómo? ¿Cómo puedo avanzar? No quiero quedarme atrás y que todos me olviden-.
-Empieza por aceptarte a ti misma. Ese es el primer paso para todo- Shoko le sonrió cálidamente. -No conozco la situación con tu hermana, pero si creo que tu no te volverás como ella, ya que tienes amigos importantes que te rodean-.
Era cierto. A diferencia de esa época, que solo tenía a su hermana, Koneko ahora tenía a más gente. Tenía a la Presidenta, Akeno, Yuuto, Asia, Gasper, Xenovia, incluso el pervertido de Issei lo consideraba un amigo a estas alturas, aunque no se lo diría tan fácil.
Shoko apoyo las manos en el colchón de la cama por detrás suyo y miro al techo. -Si algo he aprendido, es que cuando no puedes superar algo por ti mismo, recuerda que tienes a otras personas contigo para ayudarte-.
Ella nunca se habría podido convertir en Saintia por si sola, siempre recibió ayuda de alguien: de Mii para explicarle lo básico de los Santos y Saintias, de Mayura, que la protegió toda su vida en secreto y la entreno en lo básico para ser Saintia. Sus amigas, que le confiaron todo antes de la batalla final contra Eris, de su hermana Kyoko, que fue su razón para volverse más fuerte y, aun en el más allá, sabe que la apoya.
Es por esas personas que se esfuerza cada día y siempre esta dispuesta a ayudar quien lo necesite. Como ahora, que quiere ayudar a Koneko.
-¡No te preocupes! Si algún día veo que te vas a volver loca de poder, te daré un golpe tan fuerte que volverás a la normalidad-.
Koneko río. -Usted es una marimacha, Sensei. Si sigue de esa manera, Seiya-sensei nunca le prestará atención-.
-¡¿Qué dijiste?!-.
Koneko río un poco más fuerte por la reacción escandalizada de Shoko, lo que provoco que esta inflara los cachetes.
-Ya quiero verte cuando te enamores de alguien...-.
-Eso no pasará próximamente. A mi no me gustan los pervertidos-.
Siguieron hablando ociosamente, también de cual sería el siguiente plan de entrenamiento de Koneko la próxima semana.
Por primera vez, Koneko se sentía cómoda al hablar con alguien sin ocultar su cola y orejas.
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(Con los Caballeros Dorados)
-Aquellos que entren aquí, abandonen toda esperanza"- leyó Hyoga la descripción que estaba en el gran arco. -Este lugar no ha cambiado mucho en 9 años-.
-¿Estas bien, Mei?- Pregunto Shun, al ver al peliazul teñido un poco mal.
-Si... solo que no estoy acostumbrado a este tipo de viajes... para la próxima viajaremos como yo lo se hacer-.
Ikki, Shun y Hyoga, al tener despiertos el Octavo Sentido pudieron llegar sin problemas al Inframundo vivo, pero Mei no lo tenía despierto, a pesar de tener la habilidad de viajar del mundo humano al Yomotsu. Se requirió una canalización de Cosmos de Shun y las habilidades de control de almas de Mei para que este pudiera seguir vivo a sus hermanos a la entrada.
Los cuatro Caballeros Dorados estaban delante de la entrada de las Ocho Prisiones del Hades... era hora de terminar de una vez por todas con la cadena de guerras entre Hades y Athena.
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N/A: Y hasta aquí el capitulo. Espero les haya gustado.
Y en este capitulo, Ares ya declara la guerra contra Athena, aunque esta guerra no será como las que hemos visto, donde van a chocar uno contra otros, pero Ares será bastante activo y aprovecho para aclarar unas cosas sobre algunos miembros de su ejercito.
¿Los líderes de los batallones serán los mismos que Ares Chapter? No, aunque esos personajes si aparecerán, pero como los segundos al mando.
Y sobre Georg, a este punto no hace falta decirlo, pero es un personaje de Saintia Sho. En el manga se dice que fue maestro de uno de los de Bronce que participaban en el Torneo Galáctico, y como obviamente no puede ser ninguno de los cinco protas, debió ser de los otros cinco, y elegí a Jabu porque me pareció divertido.
La técnica que uso Jabu es de Jaga de Orión, que aparece en la película de Eris. La armadura de Orión de Jabu también tiene el mismo diseño que ese personaje, pero de color blanco.
También, Shoko ayuda a Koneko a aceptarse a si misma. En un inicio pensaba en dejarlo igual que el anime y novela, pero decidí que fuera ella, para mostrar que Shoko es más madura y comprensiva que su versión del manga, no solo por ser mayor, sino que también a asimilado y aceptado todo lo que le paso.
Aunque no la preparara para lo que viene.
Y el siguiente capitulo será de nuestros cuatro Dorados elegidos en el Inframundo, donde les espera más resistencia de la que creen.
Aprovecho para aclarar que se dijo en un capitulo anterior que Hyoga y Shiryu se tardaron una semana en cruzar las Ocho Prisiones, pues aprovecho para decir que en parte fue para los descansos y enfrentamiento de otros Espectros que no se vieron en pantalla, así que en esta ocasión les tomara menos, aunque tampoco les tomara solo un día.
Y por si no lo notaron de inmediato, cambie un poco el contexto de porque Kuroka es perseguida. La razón sigue siendo la misma, pero ahora tiene más sentido, dentro de lo que todos saben.
Sin nada más que decir me despido. Visiten y comenten el resto de mis historias por favor. CHAO.
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