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Capitulo 3

Ya ha pasado una semana desde que Seiya y Kiki llegaron a Kuoh, haciéndose pasar por profesor y alumno respectivamente. En ese tiempo, han aprovechado para disfrutar de la normalidad de sus puestos todo lo que pueden, ya que saben que no durara para siempre, sin olvidar por supuesto su misión de vigilar a los Demonios, consiguiendo información de ellos.

Kiki verifico lo que ya sabía, que las dos Demonios de su salón eran como las ídolos de la escuela, eran las mujeres que cualquier chica joven deseaba ser y la que muchos hombres querían como pareja. Ese pensamiento le daba un poco de repulsión, entendía que cada quien tenía una imagen de alguien a quien querer ser en la cabeza, pero tener ese tipo de pensamientos sobre dos jóvenes era algo asqueroso para él, que fue enseñado desde pequeño a respetar a las personas, excepto a sus enemigos, sin importar como se vean.

Con Seiya, él averiguó mas sobre Issei y Asia, además que aprovecho de preguntar sobre el chico rubio y la chica de cabello blanco, nadie sospecharía ya que a pesar de que esos dos no eran de su clase, parece que tenían cierta fama.

Issei era parte del "Trío pervertido", como era llamado el grupo que hacía él y aquellos dos chicos que castigo hace unos días, ya que desde que llegaron siempre espían a las chicas de los clubes en los camerinos privados, y terminan por ser golpeados por todas las chicas, pero a pesar de eso siguen y siguen espiándolas, así se ganaron ese apodo.

Seiya frunció el ceño cuando escucho de ellos y tuvo ganas de golpear a esos tres. ¿Cómo eran tan descarados? Del Demonio lo entendía, los Demonios eran seres malvados y que obedecían sus propios deseos, incluido la lujuria, pero los otros dos, o eran unos estúpidos sin remedio, o estaban mal de la cabeza. Él sabía bien que las mujeres eran mas que seres de cuerpos atractivos, él mismo servía a una Diosa y había sido entrenado por otra mujer muy fuerte. Lo que hacían era una falta de respeto.

Además le molestaba que ningún profesor les haya llamado la atención por eso, era intolerable. Ya aprenderán ellos en sus clases de gimnasia.

De la chica Asia no averiguo mucho, solo que era una estudiante extranjera que llegó hace unas semanas y que se lleva bien con todos, aunque parece que hay rumores de que tiene cierto interés amoroso por Issei, aunque eso ya no le interesaba.

El chico rubio que vio el otro día se llamaba Yuuto Kiba, y era llamado el "príncipe de la Academia Kuoh", ya que su apariencia y personalidad iban de acuerdo a las de un príncipe de cuentos, así que era el chico número 1 de la escuela, teniendo una gran cantidad de fans, e iba en el mismo año que los otros dos, pero en otro salón.

La chica de cabello blanco fue de la que menos averiguo: su nombre era Koneko Toujo e iba en primer grado. Solo era conocida por juntarse con Kiba y ser parte del club de Investigación de lo Oculto de la escuela, un club bastante reservado a la hora de admitir nuevos integrantes.

Eso le llamo mas la atención, y tras preguntarle a algunos profesores, se averiguo que ese club solo tiene a 6 integrantes, que eran los 6 Demonios que ya conoce, y que fue fundado cuando Rias y Akeno llegaron a la escuela. Usan como lugar de reunión el viejo edificio que hay detrás de la escuela.

Y esa fue toda la información que pudieron recabar; el resto de información que obtuvieron fueron opiniones diversas de maestros y alumnos sobre cada uno individualmente, la mayoría positiva (excepto Issei por ser pervertido). No habían podido investigar a fondo a los miembros del Consejo Estudiantil, ya que habían verificado que todos eran Demonios, pero sería un poco mas difícil ya que eran mas miembros y al tener una posición bien elevada en la escuela podrían notar sus acciones como sospechosas.

Por ahora no harían nada, seguirían vigilando en silencio mientras disfrutaban de estas clases ordinarias.
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Kiki estaba guardando sus cosas para ir a la cafetería a almorzar con Seiya. Esta semana yendo solo a clases como un alumno normal han sido una grata experiencia para él, por primera vez pudo experimentar lo que era ser una persona normal, sin responsabilidades mas allá de las normales, y descansar un poco del estrés del Santuario y como Reparador de Armadura.

Los Caballeros de Aries han sido siempre los encargados en Reparar las Chloths de los Caballeros, ya que la mayoría era originaria de Jamir, el hecho de ser Santos de Aries era como si esa Constelación hubiera elegido a su gente para ser siempre los encargados de su Signo y la primera defensa de los Doce Templos del Zodiaco.

Paso la correa de su bolso por su hombro izquierdo. A diferencia del resto de estudiantes, él usaba un pequeño bolso hecho de cuero de correa larga para guardar sus cuadernos. Al momento de levantarse, vio como de la mochila de un compañero que estaba saliendo delante suyo cayo un cuaderno al suelo, pero este no se dio cuenta y siguió caminando.

Kiki recogió el cuaderno y se apresuro hacía su propietario. -¡Espera!- Alzo un poco la voz, y cuando este se dio vuelta, Kiki vio que se trataba de Akeno Himejima. -Se te cayo esto- le extendió el cuaderno.

-Oh, no me di cuenta. Gracias por eso- agradeció Akeno, tomando su cuaderno y guardándolo de inmediato en su mochila.

-No fue nada, ten mas cuidado con tus cosas la próxima vez- dijo Kiki como consejo. La paso de largo y avanzo con destino a la cafetería.

Cuando el castaño la paso, Akeno parpadeo dos veces, sorprendida. Era la primera vez que le pasaba.

No la primera vez que se le caía algún útil, le había pasado algunas veces desde que ingreso a la escuela con Rias, pero cuando los hombres llegaron a la escuela, cada vez que se le caía algo y uno de ellos lo recogía y se lo entregaba, siempre intentaban coquetearle o hacerle algún intento para invitarla a salir, cosa que ella rechazaba casi enseguida que decían la primera palabra luego de que recibiera su objeto, pero esta vez no.

En esta ocasión, el hombre le entrego el cuaderno que se le cayo, le dio un consejo suave y se retiro. Sin dobles intenciones, sin halago por su apariencia. Nada, hizo lo puramente correcto.

Era la primera vez que alguien, sobre todo un hombre, que no la conocía, se acercaba a ella con la intención correcta. Eso fue lo sorprendente.

Y se sintió un poco bien.

-¿Qué te ocurre, Akeno?- La pelinegra volvió a la realidad cuando escucho la voz de Rias a su lado. -Te estaba hablando, pero no me contestabas-.

-Lo siento, Rias, es solo que no te note, ya que se me había caído el cuaderno y un chico me lo entrego- respondió Akeno.

-¿Otra vez? Eres bastante descuidada con tus cosas, así les das la oportunidad a los chicos a acercarte a ti y molestarte- suspiro Rias, ya conociendo el resto del relato.

-Lo se, pero esta vez no paso. Él me entrego el cuaderno y después se fue, sin ninguna intención oculta- respondió, asombrando a la pelirroja.

-¿En serio? ¿Quién?- Pregunto Rias, se le hacía sorprendente escuchar sobre un hombre acercándose a su amiga sin la intención de querer que se acueste en su cama.

-Fue el que llegó la semana pasada... Kiki, creo que se llamaba. El que se sienta al lado nuestro-.

Rias recordó el rostro del chico. -¿El de las cejas raras? Ahora que lo pienso, parece mas del tipo calmado y responsable. Si es así, entonces tiene sentido. ¿Te molesto eso?-.

-No, fue bastante agradable que alguien mas aparte de Yuto no me haya mirado con una expresión lasciva-.

Tras esa conversación, ambas comenzaron a caminar hacía su Club.

-Bueno, ¿qué me estabas diciendo?- Pregunto Akeno.

-Qué ya hable con Sona, mañana, el Consejo Estudiantil limpiara el Club, así que tendremos que hacer la reunión en otro lugar- explico Rias.

-¿Sabes a cual?-.

-He pensado en hacerlo en la casa de Issei, en su cuarto para que sea mas privado-.

-Ara. ¿Estas segura? ¿No te quitaríamos tiempo de privacidad con Issei-kun?-.

Akeno se río cuando vio el pequeño sonrojo en el rostro de su mejor amiga. Desde que su compromiso con Raiser se termino, el cariño y afecto que le mostraba Rias a Issei se volvió genuino, además que se había ido a vivir con él, así que ella lo aprovechaba para molestar a su amiga cada que podía.

Pero aun así, estaba feliz por Rias, ya que finalmente encontró a un buen hombre como Issei. Claro, era pervertido, pero un buen hombre que podría quererla como se debe.

Ojala... ojala un día ella encuentre a alguien así, alguien que pueda apreciarla como es, y no por su cuerpo.
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(Mas tarde)

-...Y eso es todo lo que paso, nada sospechoso- dijo Seiya.

Ya habían terminado las clases y estaba en la residencia. Él se encontraba dentro de su habitación, recostado en la cama. En su mano izquierda, estaba un celular con él que le estaba hablando directamente a Saori para informar de todo lo que descubrieron en su primera semana en Kuoh.

-"Ya veo, ¿y han intentado interactuar con los Demonios?"- Pregunto Athena.

-Kiki es compañero de clases de una de las herederas y otro Demonio, y yo le doy clases a otros dos, pero aparte de eso no. No sabemos como actuarían si saben que están siendo vigilados, así que por ahora seguiremos en nuestros papeles- escucho como Saori hacía un sonido afirmativo, entendió su punto.

-"De acuerdo, entonces le diré de esto a Amaterasu para que se tranquilice, llama si algo pasa"-.

-No se preocupe, Athena. Si algo pasa, somos lo suficientemente capaces de solucionarlo-.

Escucho reír a su Diosa. -"Lo se, pero es normal que me preocupe por ustedes, los conozco desde hace mucho"-.

-Supongo. ¿Cómo han estado las cosas en el Santuario al irnos?- Aprovecho para preguntar.

-"Bien, Ban y Geki te han reemplazado en los entrenamientos de los mas jóvenes, y lo están haciendo bien. Shaina sigue igual de estricta con las aspirantes a Amazonas, y Shiryu..."-.

No termino de hablar, ya que otra voz se escucho de su lado, era otra voz femenina, y mas animada que la de Saori.

-"¿Con el que esta hablando es Seiya? ¡También quiero saludarlo! ¡Hola, Seiya-san"-.

-Hola, Shoko, ya me preguntaba donde estabas cuando me fui...- dijo Seiya con una mueca de diversión.

Shoko, aquella chica que conoció en el puente cuando llegó a Japón en el Torneo Galáctico hace años. Se sorprendió de verla en el Santuario después de la batalla en Asgard. Al parecer, hubo otro incidente relacionado con otros Dioses mientras él y sus amigos recuperaban sus heridas después de la batalla de las 12 Casas. Por los acontecimientos con el resto de batallas que vinieron no pudieron charlas mas, pero luego de eso y su recuperación, fueron capaces de conocerse mas y entablar una relación casi fraternal, algo curioso ya que sus armaduras de Bronce eran consideradas constelaciones hermanas.

El grupo de Caballeros Femeninos conocidos como las Saintias era diferente a las Amazona, ella si podían mostrar su rostro porque eran algo así como acompañantes para la Diosa Athena, como un grupo femenino para que la Diosa no se sintiera incomoda con dirigir a tantos hombres, además de cuidarla cuando ella descendía como un bebe, criarla y hacerla compañía, pero era un grupo privado solo para la Diosa, así que aparte del Patriarca, no muchos sabían sobre ellas desde que fueron creadas.

Pero con la rebelión de Saga, que termino matando a todas las Saintias de esa época, supo por boca de una de las Saintias, llamada Katya, que el viejo Mitsumasa, creo una escuela de Saintias con ayuda de algunos Santos que estaban en contra de Saga en secreto, y así pudieron resurgir, y esta vez, Saori decidió que no sería un grupo privado, así que la existencia de las Saintias ahora es de conocimiento general en el Santuario.

También era el puesto por el que la mayoría de mujeres querían tener al llegar al Santuario, por el hecho de que podían conservar su feminidad y no usar mascara como las Amazonas.

-"Si, lamento no poder despedirlo aquella vez. Pero tuve que ir en una misión con Erda hasta España, fue muy lejos y recién pudimos volver"- se quejo Shoko, como si fuera una niña pequeña.

Seiya se río. -Si que quedo lejos, pero mira el lado positivo, ahora puedes descansar un poco-.

-"Bueno, eso si- HMPH"- No termino de hablar, ya que parece que algo se lo impidió.

-"Lo lamento, pero tengo que volver a mis deberes, Seiya, cuídense tu y Kiki"- se despidió Saori.

-"Adiós, Seiya-san"- Escucho a Shoko despedirse.

Cuando la llamada se corto, dejo el celular en la pequeña mesa que esta al lado de su cama y puso las manos detrás de su cabeza, observando el techo. Su armadura seguía guardada en su caja de Pandora en la esquina de la habitación.

Era demasiado aburrido estar sin hacer nada, así que se puso de pie y salió de la casa. Caminaría un rato hasta encontrar algo para divertirse o se devolvería mas aburrido y vería televisión en la sala.

Camino por unos minutos, hasta que al estar tan concentrado en sus pensamientos, choco con alguien por error.

-Perdón, fue mi error. No estaba prestando atención en el camino- se disculpo de inmediato después del golpe.

Al ver con quien choco, vio a un hombre adulto mas viejo que él, de cabello negro pero con mechones largos de un color rubio que se extendía por todo su cabello frontal y tenía una barba corta que pasaba por toda su barbilla y los lados. Ojos de color purpura y vestía solo con un yukata negro. Colgando en su brazo derecho estaba una bolsa de plástico que contenía adentro una botella de licor.

-...No te preocupes, tampoco preste atención al camino- él hombre se había quedado unos segundos en silencio al verlo, hasta que finalmente pudo decir esas palabras.

-Ya veo, bueno, con su permiso, me retiro- Seiya paso de largo al hombre.

-Algo me dice que nos volveremos a ver, chico- dijo el hombre en voz alta, pero Seiya no le respondió, y sabía que el hombre tampoco esperaba respuesta.

Mientras el Japonés se iba, el hombre se le quedo viendo con una sonrisa misteriosa. A los ojos de cualquiera, incluso para los seres sobrenaturales mas jóvenes, solo se vería como una persona ordinaria, pero a los ojos de él, que ya tiene experiencia en muchos ámbitos, puede ver claramente la pequeña esencia dorada que lo rodea.

-¿Quién pensaría que ellos estaría también en esta ciudad? Esto se pone cada vez mas interesante- empezó a caminar. Ya había comprado el licor para mañana cuando viniera el joven dragón.

Tuvo suerte que estuviera ocultando su energía desde que llegó a la ciudad y que él haya estado tan desconcentrado como para notarlo, de lo contrario, la sorpresa que vendría se abría arruinado.
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(Al día siguiente)

Seiya camino por los pasillos, ya había terminado su clase de deportes, donde otra vez le toco con la clase de Issei y Asia, y otra vez puso ejercitar sobre todos al trío pervertido, como escarmiento por ser tan pervertidos.

El día parece que iba a ser como cualquier otro, pensó Seiya. Pero una llamada interrumpió su caminata. Saco el celular y contesto la llamada.

-Habla Seiya-.

-"Hola, Seiya. Lamento molestarte"- dijo una dulce voz femenina al otro lado que el castaño reconoció.

-No se preocupe, Lady Amaterasu. No me importa que llame. ¿Llama por el reporte que le envió Athena sobre Kuoh?-.

-"No, Athena ya me lo dio y estoy complacida que todo este tranquilo. Llamo porque necesito decirles informarles de algo a ti y a Athena. ¿Puedes hablar ahora?"-.

-Pues...- Seiya miro a su alrededor. -No, pero puede ser en la tarde, si es posible-.

-"De acuerdo, le hare saber a Athena de que necesitamos hablar, hasta entonces"- y colgó tras despedirse.

Seiya separo su celular de la oreja y lo vio por unos segundos, preguntándose de que querían hablar con ellos. Lady Amaterasu era una mujer muy agradable, orgullosa como cualquier Dios, pero eso no le nublaba la cabeza como a todos los que conoció y a pesar de ser humano, no le impidió que pudieran hablar.

Guardando su celular, fue a hablar con Kiki sobre esto.
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(En la tarde)

Tras la salida escolar, se apresuraron para ir a su residencia y comunicarse con ambas Diosas sobre los detalles de como se realizaría la reunión, ya que Athena estaba en Grecia, ellos en el Santuario y Lady Amaterasu estaría ocupada.

La solución la dio la Diosa del Sol Japonés, quien hizo aparecer un circulo mágico en la mesa de la sala que estaba delante de ellos y delante de Athena para comunicarse visualmente.

Delante de los Caballeros, se mostro un cuadro de gran tamaño dividido en dos partes, en el de la derecha estaba la imagen de Athena, sentada en su trono. Los dos hicieron un saludo de respeto que ella devolvió.

En la izquierda, apareció una mujer de increíble belleza, una mayor que cualquier mujer que hayan conocido, incluso la de Athena, con una figura muy voluptuosa que también superaba a todas por mucho. Tenía el pelo negro y largo que parecía brillar, ojos como brasas que tenían un brillo ardiente sobre ellos y llevaba un Yukata negro con adornos rojos con dibujos del Sol. Sobre su cabeza había una pequeña corona dorada con la forma del sol.

Ella era Amaterasu, la Diosa Sintoísta del Sol y la líder del Panteón Sintoísta. Ese puesto normalmente debería ser ocupado por su padre, pero por diversas cosas, ella ocupa ese puesto.

-"Ya estamos todos, Amaterasu. ¿Qué sucede para que tuvieras que contactarnos a nosotros?"- Pregunto Athena.

-"Normalmente hubiera contactado solo a tus Caballeros, pero como sin duda van a tener ciertas dudas del tema, decidí también hablar contigo para esto, además que son tus guerreros"- Respondió Amaterasu. -"Lo que sucede es que recibí un informe de Yasaka. La gente de la Iglesia enviaran a gente a territorio Sintoísta"-.

-Para que nos llamara, deben venir a la ciudad, ¿cierto?- Señalo Kiki.

-"Si"- Vieron como Amaterasu parecía estar buscando algo en el escritorio que tenía adelante -"Son dos, ambos portadores de Excalibur"-.

-¿Excalibur?- Exclamaron los Santos y su Diosa al mismo tiempo. La única Excalibur y pensaron que era la única que existía, y que actualmente Shiryu es el poseedor del arma/técnica.

-"Si. Es por eso que llame también a Athena, porque iban a estar confundidos con eso"-.

-Athena, ¿que quiere decir con portadores de Excalibur? Pensé que usted le había dado la Excalibur al Caballero de Capricornio en la Era Mitológica y esa paso como técnica hasta Shiryu- pregunto Seiya confundido.

-"Y no se equivocan, pero no fue la única Excalibur que existió"- al ver que la confusión de ambos Dorados aumento, continuó. -"En la Era Mitológica, le pedí a mi hermano Hefesto que construyera una espada tan fuerte y que pudiera incluso superar el plano físico para que pudiera ser usada por uno de mis Caballeros, a lo que resulto una espada de gran poder como belleza para cualquier herrero. Esa espada se la di al primer Caballero de Capricornio, y fue el primer Caballero que uso un arma como uso principal"-.

Seiya y Kiki solo escuchaban con atención. Nunca habían escuchado esta versión de la historia sobre la técnica, Amaterasu igual escuchaba interesada.

-"Pero en el conflicto contra Poseidón, la espada fue rota por su Tridente, pero como se lo pedí a Hefesto, el arma trascendió el plano físico, volviéndose una técnica que los Caballeros de Capricornio empezaron a pasar y usar como técnica principal, aunque perdiendo parte de su fuerza original como arma"-.

-Y así fue como nació la Excalibur que conocemos, hasta que Shura se la lego a Shiryu, y en un futuro sea Shoryu quien use esa técnica- termino Seiya. -¿Pero que pasa con el nombre?-.

-"Excalibur es el nombre que le di a la espada, porque había escuchado que existía una espada que fue creada por un Dios extranjero con ese nombre, y al encontrar ese nombre digno, se la puse"-.

En resumen, al no tener un mejor nombre que dar, tomo uno que ya estaba hecha se la puso a la suya.

-Pero... los tiempos no coinciden. Usted dijo que la espada se la dio al primer Caballero de Capricornio en la Era Mitológica, pero el relato que existe de esa espada paso después de ese tiempo- comento Kiki.

Él había leído ciertos textos y cuentos de otras Tierras mientras se quedaba en Jamir, y entre ellos, el de la leyenda del Rey Arturo y de Excalibur.

-"La Excalibur que creo el Dios Bíblico ya era de conocimiento divino cuando fue creada, que fue mucho antes del suceso del que hablas"- respondió Amaterasu. -"Pero la Excalibur original fue destruida durante la Gran Guerra que el Cielo tuvo contra el Infierno y se dividió en siete pedazos que la Iglesia recolecto. Por eso existen mas de una Excalibur en posesión de la Iglesia"-.

-¿Sabe porque vienen?- Pregunto Kiki.

-"No, pero se que últimamente ha habido algunas sospechas sobre actividad de los Ángeles Caídos"-.

-No hemos visto a ninguno desde que llegamos, pero si sentimos residuos de otro tipo de energía aparte de la Demoniaca, así que supongo que debió ser de ellos-.

-¿Serán un problema?- Pregunto Seiya.

Amaterasu lo pensó un segundo. -"No creo. Lo mas probable es que intenten evitar a los Demonios, o que no se metan en sus asuntos, además, dudo que tengan la fuerza para hacerles algo a cualquiera de ustedes. Aunque recomiendo no meterse en problemas con ellos igualmente, no creo que quieran tener problemas con la Iglesia, y por consiguiente, el Cielo"-.

Personalmente, Amaterasu no creía que el Cielo fuera una amenaza para el Santuario. Los Caballeros tenían una fuerza que fácilmente los hacía tener un puesto de entre los mejores ejércitos sobrenaturales, y eso que todavía siguen afectados por sus constantes guerras contra los Dioses de sus Panteones, pero si se enfrentan al Cielo, existía una posibilidad que se enfrenten al Inframundo y a Grigory, y si llegan a triunfar, el resto de Panteones podrían verlos como una amenaza. Todo eso pondría en aprietos a Athena y al Santuario, y como aliada de ellos, no era algo que deseaba.

-"Lady Amaterasu tiene razón. Traten de no causar algún conflicto con sus enviados, vigílenlos, de ser necesario"- ordeno Athena.

-"Llegarían por la noche, y es probable vayan mañana a reunirse con los Demonios en la tarde para no levantar sospechas"- dijo Amaterasu.

-"Gracias por informarnos de esto, Amaterasu"- agradeció Athena.

-"Somos aliados, es normal, ¿no?"- Respondió la Diosa del Sol. -"Por cierto, Seiya..."- el aludido la miro.

-¿Si?-.

La sonrisa de la Diosa cambio a una coqueta. -"¿Qué te parece si un día, vienes a Kioto y allí...?"-.

Pero no pudo terminar de hablar cuando un fuerte estruendo se escucho al otro lado de la Diosa, y se vio como algo de humo salía por detrás de ella.

El bello rostro de Amaterasu se oscureció de enojo y molestia. -"Lamento que tenga que terminar tan pronto nuestra charla, pero hay algo que debo solucionar"- y sin esperar respuesta, se levanto. -"¡Susanoo, no escapes, bastardo!"-.

La imagen del lado de Amaterasu se fue, dejando a los dos Santos y la Diosa con una gota de sudor estilo anime por lo último que vieron, aunque Seiya también estaba intrigado por lo que la Diosa le quería decir.

Saori tosió, recuperando la atención de sus Caballeros. -"Bueno, con esta información, quiero que estén atentos, siento que algo se acerca"-.

Con esas palabras, Athena también termino la transmisión, haciendo que el circulo mágico delante de ellos desapareciera.

-¿Qué debemos hacer? No me siento bien dejando que las cosas solo pasen y puedan subir a peores- dijo Kiki.

-Yo tampoco estoy de acuerdo. ¿Qué te parece si esta noche salimos juntos para saludar?- Pregunto Seiya con una sonrisa.

Kiki asintió. Entendió el plan de Seiya: buscar a los dos enviados cuando llegaran y presentarse para saber que quieren.
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(En la noche)

En una iglesia ya destrozada por una batalla que sostuvieron los Demonios y los Ángeles Caídos, habían dos figuras encapuchadas de blanco que entraban al lugar.

Una de las figuras se quito la capucha, revelando a una mujer joven, de la edad de los Demonios en Kuoh, de cabello azul corto con un mechón verde y ojos de color avellana con un traje negro que se ajustaba a su figura voluptuosa, aunque no tanto como la de Rias y Akeno.

-Escuche que aquí hubo un conflicto entre Demonios y Ángeles Caídos, pero todo esta destruido- menciono la joven.

La persona que estaba al lado suyo también se quito la capucha, revelando a una mujer con el mismo traje negro pero un poco menos voluptuosa que su compañera, cabello largo de color castaño claro que estaba atado a dos coletas a cada lado y ojos de color morado.

Mientras que la peliazul tenía un semblante frío y serio, la castaña clara tenía una sonrisa y actitud alegre.

-¿Estas segura que esa persona que conoces esta en esta ciudad?- Pregunto la chica peliazul.

-¡Por supuesto, Xenovia! Yo vivía aquí con mis padres cuando era pequeña- respondió la castaña, levantando su mano. Entre sus dedos estaba una foto de ella cuando era una niña y un chico de cabello castaño, ambos jugando con una consola en mano.

Comenzó a llover en la ciudad.

En la lluvia, una persona caminaba sin importar que se mojara. Por la luz de un reflector, se vio que el caminaba era Kiba Yuuto, pero su expresión era diferente a su habitual sonrisa, esta vez su expresión era una sin emociones y en sus ojos guardaba una gran furia.

Mientras caminaba, vio a que alguien estaba apoyado en la pared, y cuando este hombre vio a Kiba, se acerco hacía él pidiendo ayuda, pero cayo al suelo débilmente.

-¿Un sacerdote?- Susurro el rubio al reconocer las ropas que el hombre traía.

-¡Vaya, vaya!-.

Una voz conocida e indeseable para Kiba se escucho, y adelante de él vio a un hombre de cabello plateado un poco largo, ropas también de sacerdote y expresión psicópata en su rostro. En su mano tenía una espada.

-Eres el maldito Demonio de ese grupo de Demonios de mierda, ¿no?-.

-¡Freed Selzen!- Dijo Kiba el nombre de aquel sacerdote que enfrentaron y no habían visto desde que rescataron a Asia. -¿Aun vagabas por esta ciudad?-.

-¡No puedo contener las lagrimas por esta fatídica reunión!- Exclamo Freed riendo un poco.

-Lo lamento, pero no estoy para bromas en este momento- un circulo mágico apareció en el suelo y se elevo hasta arriba, haciendo aparecer una espada que Yuuto tomo con ambas manos.

Freed se río como psicópata. -¡Bueno, eso es bueno! Me estaba aburriendo de solo matar sacerdotes-.

Freed empezó a agitar su espada por encima de su cabeza, y esta comenzó a brillar de un tono anaranjado que Yuuto reconoció al instante.

-Ese brillo... ¿eso es...?-.

-¡Perfecto! Buena oportunidad. Me gustaría probar algo que te devuelva el favor- se refirió a la última vez que lucharon y en que termino herido y tuvo que escapar. -Quiero comparar tu pedazo de mierda de espada demoniaca, con mi espada sagrada: ¡Excalibur!- Saco la lengua y la presento con un tono teatral y espectacular a su espada.

Kiba apretó los dientes y miro con odio a la espada. La destruiría, aunque fuera lo último que haga.

Ambos iniciaron un choque de espadas debajo de la lluvia. Kiba libero el poder de la espada demoniaca que estaba usando, pero la energía fue absorbida por la Excalibur, ocasionando que Freed se burle y enojando mas a Kiba, quien se lanzo a atacarlo.

Pero por la furia y el odio que le tenía a esa arma, su modo de pelear estaba siendo arruinado, consiguiendo que Freed esquivara uno de sus cortes y el le diera un corte en su brazo izquierdo. Yuuto cayo de rodillas ante el intenso dolor, y por la herida no salía sangre, sino miasma negro y rojo.

-¿Olvide mencionártelo? Esta espada fue hecha para matar a los malditos Demonios. ¿Entendiste?- Explico con burla el falso sacerdote.

-Lo se. ¡Como si fuera a olvidarlo!- Kiba deslizo su pierna, golpeando los tobillos de Freed, haciendo que este caiga al suelo.

-¡Tramposo!-.

-Soy un Demonio, ¿no?- Kiba ya estaba de pie y blandiendo su espada para cortarle la cabeza a su enemigo.

Pero Freed se impulso en sus pies y esquivo por debajo la espada, moviéndose para quedar detrás de Kiba y darle otro corte. Él rubio intento girarse, pero fue lento, recibiendo otro corte en el brazo derecho que lo hizo tambalearse hacía atrás y caer arrodillado, apretando los dientes para no gritar.

-¿Qué, eso es todo? ¡Entonces muere!- Freed alzo su espada para cortar en dos al Demonio, sin quitar su expresión de placer lunática.

Kiba solo vio como iba a morir por mano de este sujeto. No podía aceptar que todo terminaría aquí, sin que pudiera cumplir con su venganza por sus compañeros fallecidos.

Pero algo paso.

El metal de la espada choco con otro metal, y lo siguiente que vieron Kiba y Freed fue dorado.
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N/A: Hasta aquí el capitulo, ya empezamos con el arco de las Espadas Sagradas. Lamento si han considerado estos capitulos algo lentos, pero solo sigo el ritmo de la trama y no acelerar las cosas para arruinar la trama.

También se dio la explicación de la Excalibur de DxD y la que Athena le entrego al Santo de Capricornio, espero que esa les haya servido, porque fue lo mejor que se me ocurrió para no ocasionar un choque.

También se vio que las Saintias serán parte del elemento de esta historia, sobre ellas se verá mas adelante, pero no en este arco, y algunas de las Saintias principales ya hasta subieron de rango.

Sin nada mas que decir me despido. Visiten y comenten el resto de mis historias por favor. CHAO.

Siguiente actualización: Fate: Strange Dragón.

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