Capitulo 27
Las dos divinidades y Marín, estaban en unas de un campo de pelea de gran tamaño, el suelo era de madera así como las paredes. Parecía el interior de un dojo por los decorativos y la arquitectura, pero mucho más grande.
En la arena estaban Seiya y Susanoo, el castaño viendo como el Dios de las Tormentas se ajustaba las partes de armadura que traía sobre el Ogi.
-¿Realmente esto esta bien, Athena?- Pregunto Marín. Susanoo había pedido pelear contra Seiya, y aunque Athena acepto, la moral de los Santos es solo pelear contra enemigos que amenacen el mal, no por otros fines. A veces pueden competir entre si, pero eso era en las arenas de entrenamiento y peleando a mano limpia sin Cosmos, ella misma ha tenido un par de combates así con Shaina luego de la batalla de las Doce Casas y que arreglaran sus diferencias.
-Aunque es cierto que no apruebo el uso de violencia como entretenimiento, a veces es necesario para llegar a ciertos resultados que no se pueden llegar por las palabras. Si esto sirve para que el Dios Susanoo también apoye esta alianza, estoy dispuesta a aceptar, y Seiya también-.
A las palabras de su Diosa, Marín fijo la vista en su antiguo alumno, viendo en sus ojos chocolate la determinación de pelear y ganar.
-Sabía que esto iba a pasar, Susanoo siempre ha sido así de impetuoso...- suspiro Amaterasu, teniendo la punta de los dedos en su frente y negando con la cabeza. Susanoo no era un adicto al combate, pero cuando veía un reto que le llamaba la atención aceptaba, y al escuchar que el "Asesino de Dioses" estaba en Taka no Hama, no puedo evitar ir a verlo. -Voy a hablar con él después, Athena. Puede que sea mi hermano, pero no puede actuar así-.
-No te preocupes por eso, Amaterasu. Entiendo que a veces los Dioses buscan enfrentarse a oponentes fuertes, ya que sus vidas inmortales ocasionan que puedan aburrirse de hasta la vida y algo como un combate hace que se sientan vivos, y puedo sentir que eso es lo que quiere Susanoo, por lo que puedo estar tranquila en que no peleara a matar contra Seiya. Además que esto también puede ayudarlo a ganar más confianza-.
-¿Ganar más confianza?- Repitió la Diosa del Sol confundida.
-Seiya... todavía no acepta del todo que es digno de la armadura dorada, a pesar de sus logros y que la armadura lo reconoció, todavía no se siente digno de usarla como su portador-.
Saori conocía bien a Seiya, y sabía que aunque él era un joven enérgico al punto de lo tonto y muy positivo, también tenía sus momentos de duda. Él cree que aun no es suficiente para ser el heredero de Aioros, aun cuando el mismo espíritu de Aioros lo reconoce, y no es el único, los demás pasan por algo similar.
Ikki todavía no esta cómodo con la armadura de Leo, Shun esta entrenando exhaustivamente para usar las Doctrinas de Virgo mientras tiene que llenar el gran espacio vacío que Shaka dejo, lo cual no era fácil, Hyoga siempre tiene una mirada melancólica al verse en un reflejo, seguramente recordando a su maestro Camus. Shiryu parecía el único que esta sin problemas con usar la armadura de su maestro Dokho, probablemente porque no tiene nada que lamentar o algún problema al usarla.
Y ella entiende como se sienten; pasar tantas batallas siendo los Caballeros de Bronce, forjando un lazo con sus armaduras, para ascender al rango dorado que se merecen, pero que viene con mucho peso encima y muchas responsabilidades que no están acostumbrados.
La de cabello ilia miro a su fiel Caballero... esperaba que su estadía en el territorio de los Dioses Sintoístas, hicieran ver algo por él.
-Bien... estoy listo- Susanoo termino los estiramientos que estaba haciendo. -Lamento la espera, hace siglos no tengo una batalla, desde mi combate contra Yamata No Orochi-.
-No hay problema, no quiero escuchar que te gane porque estabas oxidado- dijo Seiya.
-¿Oh? Había escuchado que eres atrevido con los Dioses, parece que es cierto- comento Susanoo, sus palabras no tenía molestia, sino una curiosidad combativa.
-Me he enfrentado a suficientes Dioses como para importarme hablarles con respeto que no se merecen. El respeto se gana-.
-Estoy de acuerdo, y no te culpo por pensar así, los Griegos son unos hijos de perra que se creen amos del Universo solo por dominar el Cosmos; pero al final del día son unas gallinas cuando algo no sale como quieren. En ese sentido te doy mis respetos por hacerlos callar y enojar, aunque esto último no es muy difícil-.
Seiya parpadeo sorprendido... era la primera vez que un Dios que no sea Athena le halaga. Ningún otro Dios que ha conocido le ha dicho algo así, lo más cercano a eso fue cuando Hades juro destruir su alma por haberlo dañado, entendiendo que lo vio como una amenaza, objetivo que casi logra de no ser por sus amigos.
-Bien...- Susanoo puso un pie delante suyo y el otro atrás, mientras llevaba sujetaba la funda de su katana con la mano izquierda y tomaba la empuñadura con la derecha. Seiya se puso en guardia con los puños en alto. -¡Quiero que me hagas disfrutar de esta pelea!-.
A una velocidad que rompía con la del sonido, Susanoo dio un paso y salto hacía Seiya, desenfundando su katana en un corte cuando estuvo a la suficiente distancia. Seiya retrocedió su cabeza, evitando el filo de la hoja que le corto unos cortos mechones.
Cuando los pies del Dios tocaron tierra, Seiya lanzo un golpe que el Dios esquivo moviendo la cabeza y contraatacando con su espada que Seiya bloqueo con una de sus alas y que con un movimiento de ellas alzo la Katana, pero Susanoo mantuvo firme el agarre en su arma para que no saliera volando; pero dejo una apertura que Seiya aprovecho para atacar, aunque su puño fue bloqueado por un círculo mágico de color verde con el símbolo sintoísta de Susanoo.
Ambos oponentes se separaron para tener distancia un segundo y se vieron a los ojos. Aunque el combate apenas inicio, con la experiencia que precede a ambos, supieron que esto no sería fácil, tampoco esperaban que lo fuera.
Los dos se lanzaron a una velocidad tan impresionante que parecía que desaparecieron y reaparecieron chocando fuertemente, el puño de Seiya hacía presión en la hoja de la katana del Dios, que más que atacar, parecía defenderse ya que usaba la parte plana de la hoja.
-La velocidad de los Caballeros Dorados es tan impresionante como dicen los rumores- Susanoo tuvo que admitir que Seiya fue más rápido que él y tuvo que cambiar su ataque a defenderse, o sino hubiera recibido un golpe que lo podría dejar mal. -Pero...-.
Seiya vio como la espada del Dios se rodeaba de descargas y de inmediato retiro su puño de la hoja, momento que Susanoo aprovecho para atacar con un corte diagonal que Seiya bloqueo cruzándose de brazos, pero el corte libero un corte de energía hecho electricidad que empujo arrastras a Seiya.
-No soy el "Dios de la Tormenta" por nada, chico- Susanoo sonrió arrogantemente mientras balanceaba su espada.
Sin responder, el castaño deshizo la estática que quedo del ataque en sus brazos con solo agitarlos. La protección de una armadura dorada si que era impresionante.
Ambos volvieron a lanzarse contra el otro. La velocidad a la que se movían casi parecía que aparecían y desaparecían chocando sus ataques. La armadura dorada era lo suficientemente resistente para defender a su portador de la espada de un Dios que no domina el Cosmos, lo que le permitía a Seiya bloquear los cortes y atacar, y Susanoo, aunque no podía moverse a la velocidad de la luz como su oponente, podía seguirle el ritmo bloqueando sus golpes y contraatacando, pero esa armadura era molestamente resistente, ¿de que estaba hecha?
Después de otro choque de espada y puño, se separaron por el impacto de ambos. Seiya aprovecho el impuso de retroceso para elevar su Cosmos y concentrándolo en su brazo, lanzo un golpe khen que Susanoo esquivo apenas saltando, pero era lo que esperaba Seiya, quien ya estaba en el aire esperándolo. Cuando el Dios de la Tormenta lo vio, fue pateado a chocar contra el suelo, levantando un poco de humo y rompiendo los tablones de madera en donde impacto.
-A los Dioses si que les encanta presumir- comento Seiya con una sonrisa ladina viendo desde el aire el agujero que dejo el cuerpo del Dios.
Susanoo salió y se dirigió hacía Seiya a una velocidad alucinante, chocando su espada con los brazos del castaño que eran protegidos por la armadura, ocasionando un ruido metálico al chocar.
-¡Ese fue un buen golpe, mocoso!- Comento Susanoo extasiado, no recordaba la última vez que recibió un golpe de un oponente. -¡Pero apenas estamos comenzando!-.
La hoja de Susanoo se rodeo de rayos y brillos de un aura azul marino. Hizo más presión en la espada para mandar al suelo al humano, que aterrizo pesadamente pero ileso. Seiya miro por un segundo los antebrazos de la armadura, no encontrando ningún daño en la superficie. Alzo su mirada para ver a Susanoo caer con la espada bajando hacía él, e inclino las manos a los lados atrapando la hoja de la espada entre sus manos, acción que pareció sorprender al Dios de la Tormenta, quien hizo forcejeo para hacer descender la espada.
Los cuerpos de ambos temblaban intensamente, mostrando que usaban una gran cantidad de fuerza para no ceder ante el otro.
Notando al fin que parecía que la hoja no se iba a mover del agarre del humano, Susanoo hizo otro movimiento: pateo las piernas de Seiya que estaban vulnerables en este momento, ocasionando que el castaño perdiera equilibrio y se hincara a la fuerza, haciendo que pierda la fuerza por un momento y la hoja de Susanoo descendió delante del castaño, que para su suerte no lo toco, ya que la tiara en su cabeza bloqueo el corte de la espada al quedarse esta clavada en la delantera de la tiara.
Susanoo se alejo rápido con su katana en mano, con tiara clavada y todo; pero Seiya no dejo que se fuera tan rápido. Cargo su puño con energía cósmica y golpeo en el estomago a Susanoo, mandándolo a volar hasta que el Dios piso tierra y uso toda su fuerza para detener su empuje, evitando chocar con la pared.
El Dios escupió algo de sangre que se formo en su boca por ese último golpe... ese le dolió bastante, pero no iba a reconocerlo. Tomo la tiara con su mano libre y la saco de su espada para tirarla a Seiya. -Esto es tuyo-.
El castaño chasqueo la lengua al notar lo dañada que quedo su tiara por protegerlo. -Kiki se molestara al ver esto-.
-¡Oye! ¡Se supone que es un combate amistoso, le pudiste cortar la cabeza con ese ataque de tu espada!- Grito Amaterasu desde su posición.
-¡Cállate! Lo se bien, me habría detenido si hubiera visto que pude matarlo- respondió Susanoo, era odioso que su hermana se metiera en sus asuntos. -¡Ahora mantente en silencio, esta es una batalla entre hombres!-.
-¡¿Cómo te atreves a hablarme así?! ¡Soy tu hermana y tu líder, tenme más respeto!- Grito Amaterasu indignada.
-¡No quiero escuchar eso de la chica que corrió espantada a esconderse a una cueva!-.
-¡¿Otra vez eso?! ¡Fue hace mucho tiempo! ¡Era joven y tonta, no puedes estar echándomelo a la cara cada vez que discutimos! ¡Eres insoportable!-.
-¡Tu igual! Con razón sigues soltera...-.
-¡¿Qué dijiste, estúpido borracho?!-.
Athena y sus dos Santos veían la discusión de ambas Deidades hermanas con una gota de sudor... esto era totalmente diferente a lo Dioses que estaban acostumbrados, muy pero muy diferente.
-Con hermanos como estos, a uno le dan las ganas de decir que es hijo único- una nueva presencia Divina se unió a ellos. Era un hombre alto de piel pálida, cabello blanco como la luna y ojos plateados sin pupilas y tenía el dibujo de una media luna en su frente. Vestía un Ogi de colores claros que se ajustaba a su figura masculina. -Un gusto conocerla, Diosa Athena. Yo soy Tsukuyomi, el Dios de la Luna del Panteón Sintoísta-.
-Un gusto conocerlo, Tsukuyomi-san- saludo Athena a la contraparte Sintoísta de su hermana Artemisa. No se esperaba conocerlo en este instante. -¿Por que esta aquí?-.
-Estaba buscando a mi hermana para discutir un asunto y me dijeron que aquí estaría, aunque no espere que Susanoo estuviera luchando, y contra un humano más encima- Tsukuyomi miro a Seiya. -¿Es él? Realmente es poderoso, y eso que no se esfuerza en liberar su poder-.
-Eso lo sabemos, Seiya se ha esforzado mucho para tener la fuerza que tiene- dijo Saori con orgullo.
-Entiendo... ¡Amaterasu!- Hablo fuerte, interrumpiendo la discusión de sus hermanos que recién notan su presencia. -¿Puedes dejar de gritarle a Susanoo por ahora? Están en medio de un combate y es de mala educación interrumpir uno-.
-¡Es cierto! ¡Gracias, hermano!- Por cosas como esas, Tsukuyomi era el hermano favorito de Susanoo.
Amaterasu bufo molesta y se cruzo de brazos, volviendo a sentarse en las gradas. Tsukuyomi hizo lo mismo para ver el combate.
-Bien... ¿en que nos quedamos?- Susanoo miro a Seiya, que seguía en blanco por la discusión un tanto infantil que presenció entre dos Dioses. -Cierto, te iba a patear el trasero-.
Seiya recupero la compostura al sentir como Susanoo concentraba energía que se reunía en su espada, que empezó a emanar un brillo azulado de la hoja antes de enfundarla en su espada y colocarse en posición de desenvaine.
Seiya sabía cuando venía un gran ataque, recibir cientos de ellos en su cuerpo esponja al agua le hicieron identificar cuando algo grande se acercaba, así que empezó a elevar su Cosmos mientras formaba con sus manos las estrellas de la constelación de Pegaso.
Susanoo dio un gran paso hacía adelante, desenvainando su espada, al momento de hacerlo, salieron de la funda como si hubieran estado escondidas allí, olas de agua que avanzaron a gran velocidad hacía adelante, con ráfagas de electricidad que usaban las olas como corriente, y que avanzaban con forma de cuchillas y destrozaban todo a su paso.
-¡Meteoros de Pegaso!- Seiya lanzo los meteoros celestes cargado de su Cosmos.
Ambos ataques chocaron con gran fuerza que hicieron temblar el campo y sus cercanías, el choque de poderes iluminaban el campo mientras ambos oponentes daban más energía a sus ataques.
El choque de ataques se desquebrajo en partes; algunos meteoros golpearon a Susanoo y algunos rayos golpearon a Seiya. Susanoo apretó los dientes al sentir como los meteoros que lo golpeaban parecían romperle algunos huesos, por lo que apretando los dientes dio un corte diagonal, liberando otra descarga que fue hacía el choque de poderes, ocasionando una explosión que elevo los poderes al cielo e hizo estallar el techo, ¡literal y figurativo!
Cuando los ataques se fueron y el humo que se creo por el rompimiento del techo se empezó a desvanecer, los Dioses espectadores pudieron ver a Seiya y Susanoo de pie, el Santo tenía algunos cortes en su rostro pero nada grave, mientras que la armadura de Susanoo tenía daños que parecían haber sido hechos por golpes y sus telas estaban rotas. Ambos respiraban de manera un poco cansada hasta calmar su respiración y verse... para posterior sonreírse.
-Fue un buen combate... Seiya- reconoció Susanoo, guardando su katana en su funda. -Nadie me había golpeado así desde... nunca, creo- se rio rascándose la parte trasera de la cabeza.
-Igual, tu manejo en la electricidad es excelente, me hubieras dado problemas en el pasado. Tampoco me espere que pudieras sacar olas de tu espada- dijo Seiya. No había tenido dificultades con un oponente que manejara el rayo desde su combate contra Aioria dominado por el Satán Imperial.
Amaterasu suspiro fastidiada al ver como ambos estaban relajados luego de destruir el techo de una arena de practica. -Hombres...-.
Al menos no era una de sus arenas, así que no era su problema.
Marín, debajo de su mascara, observo con orgullo a su ex-discípulo, lo entreno lo mejor que pudo, pero nunca se imagino que se volvería uno de los Caballeros más fuertes del Santuario, superando a varios Dorados de su generación para volverse uno. Como alguien que lo conoció desde niño, hace que se sienta orgullosa por ser quien forjo la fuerza que Seiya ahora tiene.
Pero al verlo así de fuerte... también le dejo una sensación amarga. Seiya y sus amigos, que solo eran Santos de Bronces, enfrentaron las mayores guerras y amenazas por todo el Santuario, y ni siquiera ella, una Amazona de rango Plata pudo hacer de ayuda. En la Batalla de las Doce Casas descubrió la verdad sobre la muerte del Patriarca Shion y pudo ayudar a Seiya a cruzar el camino de rosas que tenían una fragancia muy dulce y al mismo tiempo venenosa que lo hubieran matado, y porque aun sufría las consecuencias de exponerse a ese veneno, no pudo ser de ayuda ante el ataque de Eris.
En Asgard pudo averiguar la verdad tras la derrota de Aldebaran y la estrella de Zeta, pero no pudo hacer nada más por el maldito Alberich. Cuando Abel apareció, Athena dio la orden a todos los Santos para no hacer nada, lo que resulto en su muerte y fueron Seiya y los demás quienes la trajeron de vuelta. Tampoco hizo nada en la Guerra Santa contra Poseidón, esta vez por ordenes del viejo maestro y en el ataque de Hades, ella estuvo ocupada localizando y trayendo a Seika al Santuario, y la guerra se llevo directo al Inframundo, donde lo máximo que hizo fue proteger junto a los demás a Seika del Cosmos de Thanatos.
Y cuando ese Ángel llegó intentando matar a Seiya, ella apenas hizo algo hasta que llegó Hyoga y entre los dos lo forzaron a retirarse.
A pesar de ser llamada la mejor de su rango, Marín sentía que no era suficiente. Su alumno y los demás se han matado en conflictos que lo superaban y ella no ha podido ser de tanta ayuda como quisiera... si fuera un poco más fuertes.
En eso una idea se le vino a la mente... pues claro, era tan obvio que era estúpido por no pensarlo antes.
Si quiere ser más fuerte para las próximas batallas, tiene que volverse un Caballero Dorado.
Hasta donde sabe, no hay registros de que una Amazona en la fila de los dorados, pero existe una primera vez para todo.
-¿Marín?- Llamo Athena a la pelirroja, quien se quedo como congelada por unos segundos. -Marín- la llamo más fuerte, haciéndola reaccionar.
-Lo lamento, Athena, me distraje-.
-No te preocupes, ¿pero estas bien? Parecías congelada-.
-Si... solo estuve pensando en algunas cosas, no se preocupe- La Amazona de Águila dejo sus pensamientos a un lado, seguía en una misión de escolta.
-Hum... interesante- Tsukuyomi observo a Seiya... tal vez él...
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Después de pelear y ordenarle a algunos asistentes Yokais que limpien y reconstruyan la arena, todos fueron de vuelta al templo de Amaterasu, aunque Susanoo tardo para sanar las heridas internas que recibió. Estaba más herido de lo que quería admitir.
También tenía un gran chichón en la cabeza, de parte de Amaterasu.
Seiya estaba casi ileso gracias su armadura que bloqueo la mayoría de rayos que lograron alcanzarlo pero no le hicieron nada por la resistencia de esta misma. A este punto, solo los ataques a nivel atómico podrían hacerle algo.
-Espero que ese combate no haya sido un insulto para usted, Santo de Sagitario. Sabemos que los Caballeros solo pelean por la paz de la tierra y como última opción, no como método de diversión como este loco- dijo Amaterasu, refiriéndose a Susanoo con lo último.
-No se preocupe, no fue una molestia... de hecho, ayudo a liberar un poco de tensión que he sentido por los deberes en el Santuario- dijo Seiya sin problemas.
-Me alegro oírlo- Amaterasu paso a mirar a su hermano con dureza. -Y más te vale que cumplas con tu palabra, hermano. O juro que te dejaré sin alcohol por todo un verano-.
-Ya, ya. No te enojes tanto, iba a aceptar esta alianza de todos modos- dijo Susanoo cansado en la actitud de su hermana. -Pero tengo que decirlo: no puedo creer que un humano haya sido capaz de seguirme, a pesar de que no fuimos con todo. ¿Todos los Caballeros Dorados son tan fuertes?-.
-Me enorgullece decir que si. A pesar de las difíciles batallas que han afrontado, todos ellos han sido capaz de levantarse por mi y por la Tierra. No tengo palabras para expresar mi agradecimiento por todos sus esfuerzos- declaro Athena.
-Por favor, Athena, no es para tanto. Somos tus Caballeros, protegerte es parte de nuestro deber- dijo Seiya, un poco avergonzado de esos halagos.
-Eso no cambia que siempre han estado ahí para mi. Por eso, lo mínimo que puedo hacer es comportarme como Athena y hacer mi parte para proteger a la humanidad y a la Tierra para que ustedes ya no tengan que enfrentar batallas tan encarnizadas-.
Se veía el compromiso y dedicación que Athena, Saori, daba en su deber como guardiana de la Tierra; pero al mismo tiempo siempre mostrando compasión y velando por sus guerreros, tratándolos como son: personas que pelean por una misma causa que ella. Athena realmente era una Diosa que era muy difícil de ver en estos tiempos.
Tsukuyomi sonrió conmovido por esas palabras. -La fuerza en sus palabras es agradable de sentir. Alguien tan comprometida como usted en los asuntos de los mortales es difícil de ver en los Dioses. ¿Se debe a que reencarna en mortal?- Pregunto.
-No niego que reencarna como humana me ha ayudado a comprender el valor de la vida humana a lo largo de las Eras, pero me gusta creer que este pensamiento que tengo se forjo cuando aun estaba en mi cuerpo divino, y que solo se acento y reforzó con el paso del tiempo- respondió solemne Athena.
-Entiendo... entonces tal vez usted pueda ayudarnos con un asunto-.
-Hermano...- la voz de Amaterasu sonó como advertencia, ¿acaso Tsukuyomi iba a...?
-Sabes bien que hemos tratado de tratar este tema en silencio y calma, pero ya no se puede, y como los Dioses principales no podemos actuar tan libremente- Tsukuyomi detuvo a su hermana de decir cualquier algo con sus palabras.
-Creo que nos estamos perdiendo de algo- dijo Marín, cruzándose de brazos.
Tsukuyomi, tomando el mando en la conversación, se dipuso a explicar. -: Esto es más un asunto interno del Panteón Sintoísta, por lo que Amaterasu no quería involucrar a extranjeros en nuestros problemas, pero tras comprobar la fuerza de su Caballero Dorado, tal vez sea necesaria su ayuda, ya que esto puede afectar a todo lo sobrenatural-.
-¿Qué tipo de problema se refiere, Tsukuyomi-san?- Pregunto Athena. Por el tono del Dios era uno bastante grave.
-En las últimas semanas, han habido asesinatos en Kyoto descritos como grotescos, tal vez han escuchado algo de eso en las noticias- Saori asintió, recordó vagamente que mencionaron eso en las noticias antes de entrar al Taka no Hama. -Los asesinatos no son razón para entrometernos, ya que ocurren mucho; pero el problema es que los causantes de estos asesinatos han sido Yokais renegados o incluso algunos Shinigamis que han estado en desacuerdo con el gobierno de mi hermana. Ya tenemos un pequeño grupo que se encarga de ellos-.
-¿Y porque nos cuentan esto entonces?- Pregunto Seiya sin entender el punto, ya que parece que ellos lo tienen controlado.
-Paciencia, Seiya- suspiro Marín, el castaño seguía siendo igual de impaciente.
-El problema... es que estos asesinatos no son al azar. Recientemente, el grupo que esta a cargo, descubrió que estos Yokais y Shinigamis son liderados por otro grupo, pero compuestos por Dioses de nuestro Panteón-.
Seiya y Athena abrieron los ojos con sorpresa, y seguramente Marín también, pero no se veía por su mascara. Escuchar que Dioses Sintoístas estaban liderando un grupo de asesinos que matan a su propia gente era algo para tomarlo en serio.
-No sabemos cuantos Dioses son, pero si que han comenzado a ordenar de que las muertes sean más brutales y han usado magia para eso. Las Cinco Familias han sido capaces de ocultar esos asesinatos, pero hace unos días unos Yokais intentaron matar a la heredera del Clan Himejima, por suerte se logro evitar y ordene a varios de mis soldados Semi-Dioses proteger las residencias de las Cinco Familias más importantes de Kyoto- explico Amaterasu, ya no tenía sentido no decírselos. -Y esta mañana me llegó un reporte de que intentaron matar a miembros importantes de las Cinco Familias, solo las familias del Clan Himejima y Shinra no perdieron a ninguno, las otras tres perdieron a algunos miembros influyentes, pero no tantos como parecía ser el objetivo de los atacantes-.
-¿Por que hacen estos ataques? ¿Cuál es el punto?- Pregunto Marín.
-No lo sabemos, tampoco sabemos quienes son los Dioses que dan las ordenes. Es lo malo de ser el Panteón con más Dioses de todos, es difícil recordar las caras de todos- respondió Susanoo, su expresión dejo de ser relajada para ser más seria.
-¿No hay alguna pista del responsable?- Pregunto Athena.
-Bueno... en primera instancia pensamos que era otro intento de nuestra Madre, Izanami, para atraer a nuestro Padre y matarlo, pero lo descartamos al comprobar que ella tampoco sabía de estos ataques y comprobar que algunos Shinimagis de clase media y alta no estaban cumpliendo sus deberes- explico Amaterasu y soltando un suspiro agotador.
-¿Problemas con los padres?- Pregunto Seiya al ver el gesto de la Diosa del Sol.
-¡Ni te imaginas! A pesar de que mi relación con mi Madre es buena, molesta cuando ella muestra deseos de matar a nuestro Padre por dejarla en el Yomi y rompió su matrimonio, aunque esos deseos no son injustificados. Me gustaría que al menos arreglaran sus cosas para que no haya tensión entre nosotros y hacer una reunión familiar-.
-Considerando la cantidad de Dioses que tienen, sería la reunión familiar más grande de la historia-.
Tsukuyomi y Marín tosieron al mismo tiempo, haciendo que sus respectivos acompañantes recuperaran el hilo de la conversión original. Seiya rio nerviosamente y Amaterasu se sonrojo un poco por distraerse y dejarse llevar.
Pero Susanoo observo la corta interacción entre su hermana y el humano que enfrento con una sonrisa, parece que ese chico le cae bien a la seria de su hermana.
-Retomando...- hablo Tsukuyomi. -Hay algunos posibles sospechosos, Dioses de bajo rango y jóvenes que no están de acuerdo con la forma pacifista de Amaterasu en hacer las cosas, pero nada confirmado... salvo por una cosa-.
-¿Cuál?-.
-Que uno de los Dioses que lidera el grupo... es uno de los más importantes del Panteón y esta a nuestro nivel-.
Esa relevación sorprendió aun más a Athena y sus siervos. Aunque el Panteón Sintoísta se consideraba politeísta, osea, que nadie es superior a otro, en un Panteón con tantos Dioses es normal que haya uno o varios líderes para dirigir a los demás y controlar de que no hagan ningún caos en el mundo. Ese es el deber de Amaterasu y sus dos hermanos y padres.
Mientras los tres hermanos y su padre dirigían a los Dioses en el cielo y velaban por la Tierra, en el Yomi, Izanami dirigía a los Shinigamis, dándole muerte a los humanos y ellos llevaban las almas de los pecadores a su Inframundo para que reciban el castigo que merecen de acuerdo a los pecados que hicieron en vida.
Por lo que Athena había visto, el sistema de Cielo e Inframundo en el Panteón Sintoísta era diferente al del Olimpo, ya que solo la almas más puras y dignas entrar a los Campos Elíseos, mientras que el resto se va al Inframundo a pagar todos sus errores, sin importar si hicieron más bien o mal o solo cometieron un pecado por error. Eso era algo que a ella no estaba de acuerdo, ya que creía que todos los humanos cometen errores y hacen pecados sin querer, pero no por cometer un error se debe condenar a sufrir eternamente.
Ahora que ha tenido más tiempo de vivir con Athena, puede aceptar que quienes hicieron mucho mal en vida paguen por esos errores, pero que al final sus almas sean purificadas y todas las almas consigan el descanso eterno. Obviamente Hades no esta de acuerdo en como deberían ser las cosas según su opinión, ya que incluso su propio Inframundo era su arrogancia encarnada. Una razón más para haber enfrentado al Rey del Inframundo en el pasado.
Pero escuchar ahora que un Dios que en fuerza puede estar al nivel de Amatarasu y el resto era preocupante, ya que se escuchaba que no era un oponente fácil.
-¿Están seguros de eso?- Marín quería confirmación de que lo que escuchaba era cierto.
-Sus integrantes son habilidosos en el Senjutsu, la energía que usamos aparte de la magia y que se puede usar para sentir la energía de la naturaliza, así como de las personas. Me aseguraron con miedo de que uno de los Dioses era tan fuerte como nosotros, y no tenemos razones para no creerles- respondió Susanoo.
-Se que esta es una solicitud impertinente, Athena; pero nos gustaría que tu Caballero Dorado colaborara con el grupo que tenemos encargado para este asunto. Con su fuerza y experiencia con otros Dioses, estaremos más preparados para los siguientes ataques- solicito Tsukuyomi. -Se que no somos todavía aliados, pero le aseguro que nosotros estamos a favor con una alianza con el Santuario, pero con los problemas internos que tenemos no estamos capacitados para aceptarla todavía-.
-Entiendo el predicamento que enfrentan- claro que Saori lo entendían, tuvo que ganarse la lealtad y aceptación de los demás Caballeros en que ella era Athena a través de una guerra civil que ella y Saga disputaron.
-¿Pero porque no lo hacen ustedes mismos? Si hay Dioses involucrados debería ser razón suficiente para que ustedes se metan en el asunto en vez de pedírnoslo a nosotros- cuestiono Seiya con duda. Era lógico pensar que si un Dios causa problemas, era deber de otro Dios detenerlo, eso era lo que hacía Athena con su familia.
-Es cierto que debería ser nuestro deber detener a quienes sean que causan esto, pero si actuamos sin medir las consecuencias, castigando o matando a quienes orquestaron todo eso, y sin siquiera saber sus razones, seremos vistos como Dioses tiranos por los otros Dioses que nos sirven y los Yokai, eso podría traer más conflictos internos para el futuro. Por eso hemos decidido no intervenir todavía hasta saber las identidades de esos Dioses y lo que planean- explico Amaterasu. -Lamento que tengan que meterse en problemas por nuestra incompetencia-.
-No se preocupe, Amaterasu-sama. Es normal querer mantener la paz y equilibrio en tu gente, y debe ser muy difícil entre tantos Dioses con diferentes pensamientos- dijo Marín con mucho respeto a la pelinegra, probablemente porque era una Diosa de su país y tenía que hablarle con el respeto que merece.
-Marín tiene razón. El deber de los Caballeros es proteger la paz y el amor del planeta, y si alguien intenta perturbar la paz, sea Humano o Dios, nuestro deber es detenerlo- dijo firmemente Seiya.
-Y ahora que escuche todo eso, no puedo ignorarlo, no por el riesgo de que lo sobrenatural se sepa, sino para detener estos asesinatos- dijo Athena. -Tendrán todo mi apoyo en el asunto-.
Y así fue como empezamos a ayudar al Panteón Sintoísta, en lo que sería la primera colaboración entre el Santuario y su Panteón. El Dios Tsukuyomi me llevo a donde estaba el grupo que era el encargado de esta misión, que era un grupo formado por humanos, Yokais, y Shinigamis.
El grupo tenía experiencia en estos asuntos de trabajo de espionaje y combates. Claro que yo era el más fuerte, pero estos tipos no eran de subestimar.
Pase una semana trabajando con ellos para evitar asesinatos e investigar. Yo no era muy bueno para esas, fuí más del asunto de combates cuerpo a cuerpo que ser un espía, esa era la especialidad de Hyoga, así que no hice mucho más allá de derrotar algunos asesinos. Pero también conocí a algunos integrantes con los que tengo contacto hasta el día de hoy.
Uno de los líderes se llamaba Byakuya Kuchiki, era un Shinimagi de clase alta bajo el mandado del Dios Tsukuyomi y uno de sus guerreros elite y de más confianza. Me entere después que habían dos divisiones de Shinigamis en el Panteón Sintoísta: estaban los que estaban bajo el mando de la Izanami y llevaban las almas de los humanos al Yomi, y estaban los que trabajaban para Amaterasu y sus hermanos, que llevaban las almas de los difuntos al Taka no Hama y cada uno tenía un grupo de Shinimagis bajo su mando.
Byakuya era un tipo serio y que no era de sonreír, además que me tenía cierta apatía por servir a otra Diosa siendo Japonés, por lo que no hablamos mucho.
Otro Shinigami que conocí se llamaba Toshiro Hitsugaya, otro Shinigami bajo el servicio del Dios Susanoo. Toshiro también era algo serio, pero se podía hablar mejor con él a comparación de Byakuya, además que era divertirlo molestarlo con su altura.
Otra persona que lideraba el grupo era Tsunahi, una Diosa al servicio de Amaterasu y su asistente personal, así como la líder de todo su ejercito. Ella era una mujer respetuosa y se puede decir que profesional, el mismo Susanoo aseguro que ella es de los Dioses más fuerte que incluso le daría a él bastante pelea.
En esa semana no paso mucho, hubieron intentos de asesinato a las Cinco Familias, todos evitados y cuando capturábamos a los atacantes para sacarles información, explotaban como bombas humanas, era un hechizo que mataba a la persona cuando era capturada. Se notaba que los Dioses no querían que ninguna información se le escapara, pero matar a sus propios compañeros así... era despreciable.
Así que la semana paso con tranquilidad... hasta que...
Seiya caminaba por las calles de Kyoto observando los alrededores. Kyoto era un lugar muy hermoso con muchas atracciones, con razón es el lugar turístico más famoso de su país, sentía como el misticismo y la era moderna convivían entre si, muy diferente al Santuario que parecía quedarse en los siglos pasados, algo que Saori intentaba mejorar.
-Parece que le gusta Kyoto, Seiya-Dono- quien hablo fue una hermosa mujer en sus veintitantos, cabello negro largo atado a una cola de caballo a la mitad del cabello, ojos verdes y vestía un kimono amarillo con lazos rojo y un collar de metal alrededor de su cuello que en el centro tenía el dibujo de un sol.
-Nunca había venido a Kyoto antes, y ahora que la observo con más calma, tengo que admitir que es realmente hermosa, Tsunahi-san- respondió Seiya.
La mujer que caminaba a su lado era Tsunahi, una Diosa menor y mano derecha de Amaterasu. Ambos habían terminado recién un trabajo de eliminar a algunos Yokais renegados. Según Tsunahi, los ataques estaban siendo más pausados y los miembros eran menos, parece que los números del grupo que se oponía a Amaterasu estaban cayendo.
Seiya no usaba su armadura en las calles obviamente, sino su típica ropa de una polera sin manga de color rojo con vendas rojas en los brazos y unos jeans con zapatillas. Cargaba en su espalda la caja de su armadura que estaba cubierta por vendas.
Seiya y Tsunahi caminaban por el distrito comercial de Kyoto, ya que el castaño quería saber más de su país de origen, porque se daba cuenta que sabía más de Grecia que Japón, algo inevitable por la Diosa a la que sirve, pero igual debe saber cosas por pura cultura. Saori le dio permiso para caminar un poco y Amaterasu le pidió a Tsunahi que fuera su guia por la ciudad.
-Y dígame, Seiya-Dono...- hablo Tsunahi.
-Solo llámame Seiya, el "Dono" sale sobrando, ambos servimos de igual manera a nuestras respectivas Diosas- dijo Seiya, se le hacía un poco incomodo que lo llamaran con "dono".
-De acuerdo, Seiya-san...- el castaño suspiro al notar que esta mujer no lo llamaría sin honorifico. -Veo que usted y mi señora han estado llevándose bien-.
Seiya levanto una ceja. Es cierto que últimamente Amaterasu y él han hablado mucho, pero él cree que eso se debe por el favor que le están haciendo y porque curiosamente, ambos se parecen en cierto sentido.
-Es cierto, y la verdad a mi mismo me sorprende, el 99% de los Dioses que conozco me quieren muerto, así que conocer a otra Deidad aparte de Athena con la que pueda hablar es un buen cambio- comento con una pequeña risa.
Tsunahi observo las reacciones del hombre, aun se le hacía un poco difícil de creer que este joven era el tan famoso "Asesino de Dioses". Puede que ni el mismo castaño lo sepa, pero es conocido por los Dioses de todas las mitologías. Que un humano pueda lastimar, e incluso derrotar a un Dios es algo que se hace voz en todo el mundo, tal vez no todos los Dioses sepan quien es Seiya, pero si han escuchado de él como el "Asesino de Dioses" y el mortal a quien el Olimpo más odia.
Dejando la pregunta sobre la creciente amistad del Santo y su Diosa de lado, Tsunahi le mostro varios lugares turísticos de Kyoto a Seiya, también mostrándole buenos lugares de comida o zonas de entretención.
Duraron un buen rato así hasta que...
-Vaya, es raro verte acompañada, Tsunahi, ¿acaso finalmente dejaste tu mascara de seria o es alguien a quien Amaterasu estima mucho como para que tu lo acompañes?-.
Seiya y Tsunahi voltearon al escuchar la voz de un hombre, viendo directamente a un hombre que parecía estar entre sus veintitantos de largo cabello rojo como las llamas que era sostenido por una cola de caballo alta, ojos dorados, piel algo bronceada y marcada por cicatrices. Usaba distintos trajes japoneses que eran de colores rojos y grises.
Seiya y Tsunahi reconocieron algo al ver al hombre... reconocieron la gran divinidad que emana solo con su presencia y sin esforzarse en mostrarla.
-Usted es...- la pelinegra reconoció al hombre que tenía delante.
-No te asustes, chica, vengo en son de paz...- aquel hombre mostro una sonrisa relajada en su rostro. -De hecho, me gustaría que me acompañaran a beber algo- señalo con el pulgar un local que estaba detrás suyo.
-¿Y tu quien eres para empezar?- Pregunto Seiya, listo para cualquier ataque.
-Cierto, me olvide presentarme, mi madre me regañaría por mi falta de modales- el pelirrojo se rascaría la cabeza. -Soy Kagutsuchi, el Dios del Fuego y de los Herreros. También soy quien lidera al grupo que los ha estado atacando todo este tiempo-.
Y fue en ese momento donde no solo conocí a Tsukuyomi y Susanoo y me gane sus respetos, también fue donde aprendí lo que de verdad significa ser un Santo Dorado y donde mi visión de la justicia cambiaría.
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N/A: Hasta aquí el capitulo. Deberían quedar dos o tres capitulos más de este mini arco de los recuerdos de Kyoto de Seiya. Esto puede parecer relleno, pero ayuda a entender cosas, como el enamoramiento de Amaterasu por Seiya, el deseo de Marín por querer ser más fuerte que la convirtió en la primera Amazona Dorada, y como Seiya acepto finalmente su titulo como Santo de Sagitario como suyo.
Y ahora la duda que muchos tendrán con los últimos personajes agregados al final... ¿Acaso triple crossover con Bleach? Y la respuesta es no.
Una de las cosas buenas de DxD es su mundo que trata con diferentes mitologías, y es un mundo en el que se puede establecer y colocar muchos personajes de otros animes como parte del mundo con su justificación justa, por eso DxD tiene tantos crossovers y en otros fanfics colocan otros personajes de anime a sus historias, porque el mundo esta construido de forma que eso se pueda hacer sin usar el cliche de "viajar de otro mundo al de DxD".
En mi mismo fic sucede. Puse los mundos de Saint Seiya y DxD como uno solo, colocando como afirmación que el Santuario es cerrado al mundo sobrenatural por los secretos del Cosmos y que sus Guerras han sido siempre dentro de los Dioses de sus Panteones, así que los otros Dioses no se han involucrado porque es algo que los Griegos tienen que resolver porque son sus asuntos.
Pues con los personajes de Bleach como Byakuya y Toshiro hice lo mismo. Pertenecen al mundo por el argumento que di de que los Shinigamis están divididos en dos grupos, los que están bajo el control de Izanami y los que están bajo el control de Amaterasu y sus hermanos. Tendrán sus mismos poderes con su justa explicación de como los usan en este mundo.
Por lo que no se sorprendan si hago que aparezcan otros personajes de otros anime, aunque no creo incluir a muchos más, tanto Saint Seiya como DxD ya tienen muchos personajes.
Y si lo hice aquí, es porque como habrán notado, el Panteón Sintoísta tendrá mucha participación con los enfrentamientos a gran escala, pero los únicos pesos pesados que hemos visto de ese Panteón son Sun Wukong y Yasaka. Por lo que agregue estos personajes porque son perfectos para el Panteón y dan más poder y peso en fuerza. Además que es más fácil que tener que inventar un OC.
Espero que se me haya entendido y les parezca correcto la idea. Como dije, no planeo meter a muchos más, eso dependerá de lo que se me ocurra.
Y volviendo a la historia, lamento si alguno le decepciono que la batalla de Seiya y Susanoo no fuera tan larga o explosiva como esperaban, pero considerando la razón que puse y que ambos no peleaban en serio, así me salió, pero al menos se demostró bastante pareja.
Y se revelo que al final es Kagutsuchi quien esta detrás de los ataques. Se explicara sus razones en el siguiente capitulo, así como explicar porque esta vivo, ya que en la mitología le quemo las entrañas a Izanami al nacer ocasionando que ella vaya al Yomi, y de la ira, Izanagi lo mato. De su cuerpo y sangre nacieron varios dioses.
Esta es mi última actualización de este año. Agradezco a todos por seguir este fic y que les encante tanto, ustedes ayudan a mis ganas de escribir cada capitulo. Tengan una feliz Navidad y un feliz Año Nuevo.
Sin nada más que decir me despido. Visiten y comenten el resto de mis historias por favor. CHAO.
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