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Capitulo 16

El Juez de Garuda y los dos Espectros que todavía tenía acompañándolo veían a la mujer que resulto ser un Santo Dorado, cosa que los sorprendió completamente. Raimi y Gregor estaban en guardia, pero Aiacos se cruzo de brazos.

-¿Una mujer como un Santo Dorado? El ejercito de Athena si que debió quedar mal luego de la Guerra Santa-.

-Mejor que ustedes, que fueron eliminados en el Inframundo por tan solo 5 Santos de Bronce y dos Dorados- contesto Marín, sacándole una mueca de odio a Aiacos. Salto del pilar que estaba sentada y camino entre las rosas hacía ellos.

-¿Cómo puede caminar entre esas rosas venenosas?- Pregunto Gregor sorprendido.

-Escuche que el Caballero de Piscis tiene veneno en su sangre, así que sus ataques también son venenosos- explico Aiacos. -¿De verdad piensas que un montón de rosas nos detendrán?- Pregunto burlonamente.

-No los veo acercarse-.

Aiacos sonrió y encendió su cosmos, siendo rodeado por el aura violácea. Marín se detuvo y levanto un puño en señal de guardia.

-¡Aleteo de Garuda!- El Juez elevo sus brazos hacía arriba. Una fuerte corriente de viento sacudió todo el lugar y mando a volar al cielo las rosas, destruyéndolas por la fuerte ráfaga de viento que creo.

Marín se quedo quieta en su igual, la técnica de Aiacos no fue contra ella, sino fue para quitar del camino su campo de rosas.

-Como ves, tu campo de rosas nunca fue un problema verdadero- se jacto orgulloso el Juez. -Adelántense, yo me ocupare de esta mujer. Destruyan la aldea y vayan al Santuario-.

-¡Si!- Asintieron ambos Espectros.

Los dos Espectros bajaron y comenzaron a correr para pasar de largo a la Santo que no haría ningún movimiento con Aiacos delante suyo. La pasaron de largo y siguieron adelante.

-Escuche que para las amazonas es más humillante que un hombre vea su rostro a que estar desnudas... será interesante quitarte esa mascara antes de eliminarte-.

-Grandes palabras para un Espectro- Marín creo una rosa roja roja con su cosmos en su mano. -¡Rosas Demoniacas Reales!-.

Marín empezó el ataque, lanzando la rosa roja que creo y que fue seguida de un grupo de rosas rojas que se crearon con el cosmos de la Amazona. Aiacos, levanto la mano y con su cosmos destruyo las rosas sin problemas. Cuando iba a ser un comentario de ese pobre ataque, Marín ya estaba delante suyo, uso las rosas como una cubierta para acercarse. Le dio una patada al estomago del Juez que lo hizo retroceder y se acerco de nuevo para darle una segunda patada, que también uso de impulso para saltar y elevarse al aire.

-¡Puño Meteórico!- Los meteoros celestes salieron del puño de Marín y golpearon al Juez, que al ver ese ataque lo intento esquivar, cosa que logro, pero aun así recibió algunos. -¿Eso es todo? Esperaba más de un Juez del Inframundo. Que decepción-.

Aiacos se llevo una mano a la boca, notando que uno de esos meteoros golpeo su rostro y le dejo un raspón. Apretó el puño furioso ante tal ofensa. Era uno de los Jueces del Inframundo, y no se dejaría humillar así.

-Veamos si te gusta esto. ¡Aleteo de Garuda!- Realizando su técnica, levanto del suelo hasta el aire a la Amazona, pero ella ya había visto esta técnica cuando la uso para quitar sus rosas. Una ventaja que aprovechara.

Concentrando cosmos alrededor de su cuerpo, lo expulso como un tipo de onda que despejo la ráfaga de aire que Aiacos creo con su técnica. Con una mano aterrizo en el suelo antes de caer y con ese apoyo dio un impulso para saltar y caer de pie delante del Juez.

-¿Eso es todo? No estoy impresionada. Deberías de saber que una misma técnica no funciona dos veces con un Caballero, y que usaras la misma técnica que usaste para quitar mis rosas fue un error-.

-Admito que no eres mala- reconoció Aiacos. -Pero esto apenas esta empezando, y mis hombres ya deben estar destruyendo el pueblo a tus espaldas-.

-¿En serio? Porque lo único que escucho son las palabras que salen de tu boca-.

Aiacos entrecerró sus ojos. A la velocidad que Raimi y Gregor se fueron ya debieron de haber llegado al pueblo y empezar a destruirlo, desde la distancia que están podrían escuchar los gritos de las personas. Además que aunque no podía verle el rostro, esta mujer parecía muy calmada.

-No me digas que tu...-.

(...)

-Cómo... ¿Cómo una simple rosa pudo atravesar mi Sapuris que es tan dura como el diamante?- Pregunto incrédulo Gregor, escupiendo sangre.

Mientras se dirigían al pueblo, unas rosas blancas salieron de la nada y se clavaron en el pecho de Raimi y el suyo, atravesando sus Sapuris y succionando la sangre.

Raimi cayo muerto cuando la rosa blanca de su pecho se torno roja. Gregor vio incrédulo a su compañero, antes que la rosa en su pecho también se volviera roja y él tuviera el mismo destino.

(...)

-Rosa Sangrienta. Una rosa blanca que se clava en el corazón del oponente y se vuelve roja cuando succiona toda su sangre. Para este punto, esos dos ya deben estar muertos- explico Marín.

Aiacos río. Los Caballeros de Athena si son un adversario de temer.

-De acuerdo. Ahora lo admito: ustedes, Caballeros de Athena, son poderosos. Entonces iré con todo en este instante-.

Marín abrió los ojos debajo de la mascara al ver a Aiacos acercarse a ella a una velocidad superior a sus anteriores movimientos. Se cruzo de brazos, protegiéndose de un golpe de cosmos que la empujo un poco y agacho la cabeza para esquivar un puño del Juez. Cargando cosmos en su mano, lanzo un puño que Aiacos esquivo haciéndose a un lado y le dio un golpe en su espalda que la empujo hacía la pared de roca en donde encima habían estado de pie antes los Espectros. Poniendo los pies firmes en el suelo, evito chocar con la pared y se dio la vuelta, no encontrando a Aiacos en donde estaba.

Alzo la vista arriba, viendo al Juez de Garuda caer, usando el sol como tapadera para que no pudiera ver bien. Dio un brinco hacía la derecha, evitando la patada del enemigo que se clavo en el suelo, haciendo un agujero.

Garuda levanto el pie. Esa mujer era veloz de reacción. Esto esta siendo divertido.

Marín lanzo el Puño Meteórico contra Aiacos, quien demostró que sus alas no están de adorno, elevando el vuelo para esquivar los meteoros. En el aire lanzo un golpe Khen contra Marín que lo esquivo fácilmente y con fuerza en las piernas, dio un gran salto que supero la altura en la que estaba flotando Aiacos. Con cosmos rodeando sus piernas, Marín empezó a descender con los pies apuntando a su enemigo.

-¿Te atreves a combatirme en el aire? ¡Los vientos son mi dominio!- Declaro el juez, estirando los brazos hacía adelante y cruzándolos. -¡Ilusión Galáctica!-.

Antes que Marín pudiera impactar en el cuerpo de su enemigo, su alrededor cambio un espacio con algunas estrellas y con planetas rodeándola. Ojos purpuras aparecieron a su alrededor y abrieron sus parpados, liberando una poderosa luz violácea que golpeo tanto el cuerpo como el sistema nervioso de Marín, interrumpiendo su ataque al recibirla de lleno en el aire.

La mujer Caballero de Piscis cayo pesadamente al suelo, su mascara tenía unas grietas por los costados de la cara y su casco cayo a un lado suyo, dejando ver todo su cabello rojo anaranjado.

-¿Ya te moriste con mi ataque? Qué aburrida resultaste ser- Marín escucho burlarse Aiacos de ella. Los pies del Juez aterrizaron en la tierra. -Aunque algo me llamo la atención. Tu técnica anterior es igual a la de Sagitario-.

-¿Viste a Seiya?- A todos los Dorados se les informo que durante el ataque en Kuoh que amenazo con romper la paz de las Tres Facciones, Seiya se enfrento a un Juez del Inframundo, debió ser Aiacos. -Yo fui quien lo entreno...- coloco las manos en el suelo para apoyarse en levantarse.

-Con que fuiste su maestra. Bien. Quiero ver su rostro cuando le diga que te asesine- Aiacos concentró cosmos en su mano derecha, estiro los dedos, iba a cortarle la cabeza a esta mujer.

Pero por creer que gano, bajo la guardia. Marín noto eso y aprovechando su posición, cuando Aiacos estuvo lo suficientemente cerca, elevo su cosmos y...

-¡Destello de Garra de Águila!- Marín conecto una poderosa patada con su pierna derecha al vientre de Aiacos, sacándole sangre de la boca y mandándolo a volar unos centímetros y caer de espaldas contra el suelo.

-Mal... dita...- la zona de la armadura en donde recibió la patada fue destrozada y Aiacos tenía todo su cuerpo entumecido por ese golpe; pero estaba haciendo el esfuerzo para levantarse.

Marín ya estaba de pie. Aunque podía acabar ahora con su enemigo al no poder moverse por su ataque, no lo iba a atacar como una cobarde y lo derrotaría cuando ya estuviera de pie.

Aiacos tardo unos segundos en levantarse, pero cuando lo hizo, su cuerpo estaba temblando de dolor y de la ira que sentía.

-¿Ya te levantaste? Te tardaste demasiado. Los Espectros no aguantan nada- dijo Marín.

-¡Me las pagaras, desgraciada!- Aiacos estiro sus brazos adelante y los cruzo. -¡Ilusión Galáctica!-.

-No será así, porque tu ya perdiste, Aiacos- Marín alzo los brazos y detuvo la técnica con su cosmos, empujando a Aiacos hacía atrás, haciéndolo retroceder. Sus manos ardieron y comenzaban a desgarrarse por la presión del cosmos de Aiacos.

-¿Qué diablos haces?- Pregunto el Juez.

-Ustedes los Espectros no aprenden. ¡Una misma técnica no funciona dos veces contra un Caballero!-.

Planto firmemente un pie en la tierra, deteniendo el empuje del ataque de Aiacos, quien la miraba estupefacto ante aquello. Con su cosmos reducía el ataque en sus manos lentamente, comenzando a extinguir la técnica hasta que la hizo desaparecer por completo. El Juez la miro lleno de furia y su expresión se desfiguro por el odio que ahora le tenía.

-¡Te matare!- Aiacos intento darle un golpe en el rostro, pero Marín lo esquivo fácilmente.

-Te dije que ya perdiste. Mi Destello de Garra te daño demasiado que apenas pudiste levantarte, y ya me acostumbre a tu velocidad- explico Marín, esquivando otro golpe de Aiacos. Con su cosmos creo una nueva rosa en su mano: una rosa negra. -¡Muere entre las rosas, Aiacos! ¡Rosas Piraña!-.

Una lluvia de rosas negras mando Marín contra el Juez, las rosas golpearon a Aiacos, destruyendo su Sapuris y su piel con cada golpe hasta dejar agujeros en el propio cuerpo de Aiacos, y cuando el ataque termino, el cadáver del Juez cayo boca abajo al suelo.

Al ver que gano, Marín se hinco un poco y suspiro. Los ataques de Aiacos si que fueron fuertes. La Ilusión Galáctica casi la deja inconsciente y fue una fortuna haber visto el Aleteo de Garuda antes de que la usara contra ella, no hubiera deseado sentir que era caer como una estrella al suelo.

Se paro correctamente y camino hasta donde estaba tirado su casco y lo recogió. Ella había estado patrullando por el pueblo cuando sintió a lo lejos el cosmos de los Espectros. Como los había sentido algo lejos, había tenido tiempo para colocar el campo de rosas y las Rosas Sangrientas como segundo escudo por si lograban pasar su campo.

Pero con esta victoria, ahora la Diosa Perséfone había perdido a uno de sus más poderosos guerreros, además que Marín probo que el entrenamiento al que se sometió dio frutos... esta vez participaría activamente en el campo de batalla.

-Será mejor que vuelva y le notifique al Patriarca. De seguro alegrara su día- se coloco el casco y se retiro del campo de batalla, dejando el cadáver de su enemigo pudrirse.
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(En Kuoh)

-Creí que al llegar encontraríamos sucio el lugar, pero esta bastante limpio- comento Mii.

-¿Qué imagen tienes de mi? Admito que no soy el más ordenado de la Orden, pero se mantener limpia una casa- comento Seiya un poco ofendido.

-Supongo que tiene razón-.

Saori, acompañada de sus dos Saintias y de Mei ya habían llegado. Usaron el circulo de Senjutsu y se teletransportaron al templo donde Seiya se había reunido el otro día con Amaterasu, y donde él los espero y escolto hasta la casa. Se sorprendió un poco de ver a Mei, ya que no fue notificado de que él también llegaría pero su alegría por verlo fue mayor.

Mii, así como Shoko y Erda, había subido de rango de plata. Ahora era Mii de Ballena. Aunque ninguno de los que acompañaron a Saori traía puesta su armadura por obvias razones. Las cajas de Pandora de cada uno estaban a un lado de la entrada de la casa.

-¿Donde esta Kiki?- Pregunto suavemente Saori, sentándose en el sofá de la sala. Shoko se sentó a su lado mientras Mii iba a la cocina para hacer algo de té, Mei y Seiya se sentaron en el sofá de al lado.

-Debe de seguir estando con los Demonios del Clan Gremory. Se lleva bien con ellos- respondió Seiya.

-Ahora que lo mencionas...- Mei recordó lo que vio en el Inframundo. -Hay Demonios en el Inframundo de Hades, parece que Perséfone hizo una alianza con ellos- no quería tratar ese tema ahora; pero no podía quitárselo de la mente por lo sospechoso que fue.

-¿Qué?- Eso sorprendió a Seiya.

-Todavía no saltemos a conclusiones apresuradas- intervino Saori. -Aun no sabemos mucho sobre la civilización de los Demonios Bíblicos, así que puede que no sea algo que el Maou sepa, y en el caso de equivocarme, entonces necesitaríamos pruebas-.

Seiya pensó esa posibilidad. Las herederas no eran de su total agrado, más Rias que Sona, pero no las ve como seres malvados a pesar de su raza ahora que las conoce un poco. Puede que sea como Saori dice y esos Demonios que supuestamente hicieron una alianza no tengan nada que ver con el Maou Lucifer.

-Oye, ¿cómo es la ciudad de Kuoh?- Pregunto Shoko, en un intento de cambiar el tema.

-Bonita, hasta tranquila, dejando de lado que es territorio de Demonios-.

-¿Por que no nos la muestras? Hace tiempo no vengo a Japón, así que quiero aprovecharlo al máximo-.

-De acuerdo-.

Mii llegó con una bandeja donde traía té para todos. Siguieron hablando un poco más, relajándose un poco de los deberes del Santuario. Sabían que luego las cosas serían tensas en la reunión de las tres facciones.
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En el Olimpo, en el templo personal de Ares, Dios de la Guerra. El Dios golpeo una pared de mármol, dejando un agujero por su puño.

-¡Estúpido Heracles! ¡Maldito Zeus! ¡Maldita Athena!-.

Odiaba esta situación. Athena estaba haciendo alianzas con Dioses inferiores a ellos sin impórtale su opinión. Estaba manchando el nombre del Olimpo. Pero la verdadera razón de su actual furia era que Athena siempre salía impune. Salía impune en sus conflictos contra Poseidón y Hades, y cuando finalmente se sobrepaso, acabando con el segundo, pensó que tendría el deleite de verla sufrir; pero el maldito de Zeus perdono todo. Y además de eso, coloco al bastardo de Heracles como uno de los Doce Olímpicos.

Si fuera por él, ya hubiera comenzado una Guerra Santa entre sus Berserkers y Athena, aprovechando que estaba vulnerable tras dos Guerras Santas y conflicto menores con otros Dioses, pero Zeus prohibió por completo las Guerras Santas, según él, que habían traído discordia por mucho tiempo al Panteón y dañaba la Tierra. Cualquiera que osara ir en contra de su palabra, sería eliminado por su propia mano.

Ares podía ser sanguinario y un amante para las guerras, pero no iría nunca contra su padre, no por cariño, sino porque sabe que perdería.

Además que estaba el factor de que no tenía un recipiente para su alma en esta Era, y si buscara o creara uno igual tomaría mucho tiempo. Para un Dios, 10 o 20 años no es nada; pero en ese tiempo, las fuerzas de Athena ya estaría recuperadas, además que podría tener más alianzas con otros Panteones. No sería lo ideal para él.

En momentos de enojo iría con Afrodita para tener un encuentro pasional para calmarlo, pero ahora no tenía ganas de sexo.

-Yo recordaba que el Dios de la Guerra no era tan temperamental-.

Ares giro su cuerpo, no había sentido la presencia de alguien entrando a su templo. Al ver quien se atrevió a entrar sin su permiso, vio a una mujer. Por el cosmos que irradiaba era una Diosa Menor, ya que no era tan fuerte como el suyo, y la armadura que vestía era una de las Sapuris de su tío.

-¿Quién eres?-.

-Soy Ker. La Diosa de la Muerte y del Destino. Lamento haber entrado a su templo sin su permiso, señor Ares- la mujer se hinco y agacho la cabeza en señal de respeto y sumisión.

Si Ares no la mataba ahora, era porque esa Diosa Menor al menos le mostraba algo de respeto, cosa que no obtenía de nadie más aparte de su ejercito en el Olimpo.

-Pero humildemente pido que me escuche, ya que esto puede ser algo que a usted también lo beneficiaría-.

Eso si atrajo la atención de Ares. -Te escucho; pero si no me gusta lo que tienes que decirme, te puedes dar por muerta-.

-Agradezco su gran bondad- Ker levanto la mirada. -Como sabe, Athena ha ido contra los Dioses por proteger a los humanos, seres que ya no alaban a los Dioses, ocasionando la muerte de varios de estos y una perdida de poder en el Olimpo; pero en vez de que ella y sus Caballeros reciban el castigo que merecen, Zeus los perdono como si nada. Y ahora mismo, Athena hizo alianzas con el Panteón Nórdico, que es el mayor rival del Olimpo, el Panteón Sintoísta, con sus habilidades extrañas, y ahora con el Panteón Bíblico con esos sucios seres de las tres facciones, y además de cuyo Dios se atrevió a ofender una vez al gran Zeus, e incluso lo ofendió a usted-.

Al mencionar al ya muerto Dios Bíblico, un escalofrió involuntario recorrió la espalda de Ares. Recordaba a la perfección a ese sujeto. Por su culpa, mucho de los humanos que los idolatraban dejaron de hacerlo para idolatrarlo a él y a su religión.

Él mismo intento ponerlo en su lugar una vez, demostrarle quien era el verdadero Dios superior... y las cosas no fueron como esperaba.

-Pero yo, y un pequeño grupo de otros seres, no pueden perdonar las acciones de Athena. Los Dioses son seres perfectos que deben ser alabados por los humanos, eso es una ley Divina que no se debe cambiar-.

-¿Estas con Perséfone?-.

-No. Aunque respeto a la esposa de mi señor Hades, ella esta destinada a fracasar en su conflicto contra Athena- cierto pesar se oía en su voz. -El grupo que se opone a Athena es un grupo que quiere mantenerse en las sombras por el momento, pero el líder me envió a invitarlo, ya que lo ve como un aliado... el Mar Negro lo quiere de aliado-.

Al mencionar ese nombre, un gesto de sorpresa lleno la cara de Ares... tal vez sus Berserkers si podrían disfrutar de un buen combate.
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(En Kuoh)

Si hay algo que todos hemos pasado alguna vez, es la vergüenza de ser grabados en ciertos momentos que uno desea olvidar. Y si no le a tocado a uno... su momento llegara.

-¿Esto es un nuevo tipo de tortura?- Kiki se llevo una mano a los ojos, no quería ver el video en la TV de él en clases que Seiya grabo.

Cuando llegaron él y Xenovia a la casa, Athena, Shoko, Mii y Mei ya habían llegado. Kiki de inmediato se disculpo por no haberla recibido como se debe y Xenovia solo se tenso al ver a Saori, ya que tenía delante a una Diosa. Saori le dijo que no había problemas, que era bueno que él disfrutara de convivir con gente de su edad. También se presento ante Xenovia como Saori y que la llamara así mientras estuviera aquí, luego el resto se presento a la peliazul.

Cuando preguntaron donde estuvieron, Xenovia respondió que se encontraron con el padre de la Presidenta y los padres de Issei. Conversaron un poco con ellos antes de que los padres de Issei y Rias se fueran a la casa del primero a convivir.

Al menos Kiki le daba algo de paz saber que no era el único sufriendo por grabaciones. No era correcto pensar así, pero lo necesitaba ahora.

El video llego a una parte en donde Kiki respondió fácilmente.

-No espere que fueras tan bueno en la escuela, Kiki- declaro Shoko.

-Era de esperarse de quien fue entrenado por Mü-san, tiene un conocimiento de materias escolares bastante adecuado- halago Mii.

-Por favor paren...- el flash de una cámara lo alerto. -¡¿Pero que...?! ¡Mei!-.

-Esto valdrá oro- dijo Mei risueño, viendo la foto que tomo de la cara avergonzada de Kiki.

-¡Devuélveme esa foto!- Exigió Kiki, intentando quitarle la cámara a Mei, pero este la lanzo hacía Seiya. -¡Seiya!-.

-No hagas una rabieta, Kiki. Cálmate-.

-¡Lo dices porque a ti no te humillan!-.

Xenovia veía sorprendida la actitud de Kiki. Desde que lo conoció, lo tomo como alguien calmado y tranquilo que nada podría perturbarlo, pero ahora mismo no era nada de eso.

-Fue una buena idea haberlo enviado aquí- Xenovia se sobresalto un poco al escuchar a Athena alado suyo. Ella había ido al baño. Se sentó al lado de ella. -Actúa más como alguien de su edad-.

-¿Por que dice eso?- Pregunto Xenovia con un poco de curiosidad, sin olvidar que su voz tenga el tono de respeto para la Diosa.

-No tienes que estar tan tensa- Saori puso una mano en el hombro de la peliazul. -Puedo ser una Diosa, pero también soy una mujer, y ahora soy eso, por lo que no hay razón para formalismos-.

-Lo siento es que... no es fácil hacerme a la idea de que este conviviendo con una Diosa ahora mismo... en el Vaticano nos enseñan que el único y verdadero Dios es el nuestro y el resto son Dioses paganos, y aunque ahora soy una Demonio... no es fácil olvidar esas cosas-.

Saori entendió su punto. Lo poco que sabe del Vaticano es que son muy cerrados, puede que tanto como el Santuario, así como estrictos en sus métodos; son fieles seguidores de su Dios, aun cuando este murió, algo que respeta. Pero tras el informe sobre las Espadas Sagradas, es probable que aunque sus motivos sean buenos, tal vez los lleven algo lejos.

-Entiendo que tal vez mi presencia te pueda generar cierta incomodidad, pero si me gustaría que nos lleváramos bien, sobre todo porque eres la primera amiga que Kiki tiene en mucho tiempo-.

-¿Qué quiere decir? ¿No tiene amigos en el Santuario?- Pregunto Xenovia confundida. Saori sonrió un poco triste al recordar uno de los motivos por los que eligió a Kiki para esta misión.

-Es más complicado que eso...- agradecía que todos estuvieran concentrados en Seiya y Mei molestando a Kiki, eso les daba espacio para hablar. -Kiki era un niño muy bromista cuando lo conocimos, pero tras la muerte de su maestro, se tomo más en serio su entrenamiento como Santo Dorado, y se volvió uno a los trece años-.

-¿A tan temprana edad? Increíble- Xenovia había escuchado de gente prodigio logrando hazañas de niños, Kiki debió ser un prodigio en el Santuario si obtuvo de inmediato la armadura dorada a tan corta edad.

-Sin duda se vio como un honor, recibir tal rango a tan corta edad... pero también tiene sus consecuencias- el rostro de Saori se volvió un poco más triste. -Kiki no podía socializar con nadie dentro del Santuario, porque todos le hablaban con respeto por su rango, así que paso la mayor parte de su infancia solo. Claro, nos tenía a nosotros; pero no era lo mismo, ya que todos éramos más grandes que él y habíamos tenido diferentes experiencias que él no podía entender del todo... así que siempre quise que él tuviera más amigos de su edad-.

Cada vez que veía a Kiki ejercer su puesto como Santo de Aries, o se arrodillaba delante de ella con respeto, lo veía con dos emociones: felicidad y tristeza. La primera, porque el niño que conoció había cumplido su sueño de volverse un hombre digno como su maestro... pero a cambio de esto, tuvo que soportar la muerte de quien considero su figura paterna muriera cumpliendo su deber y abandonando su infancia para hacerse más fuerte.

Una de las cosas buenas que agradecía de Seiya fue la idea de traer a esos niños del orfanato de Miho. Esos tres chicos eran amigos de Kiki y no les importaba que este fuera de rango dorado, siempre le hablaban como amigos, algo que la ponía contenta, ya que veía que Kiki si disfrutaba de la compañía de esos chicos de su edad.

-Por eso, cuando decidí aprovechar el favor de Amaterasu sobre supervisar la ciudad de Kuoh para saber si los Demonios son confiables o no, decidí enviar a Kiki, ya que sentí que podría ser una buena oportunidad para que él pueda ser más libre- vio a Kiki, quien le estaba gritando a Seiya por las tonterías que hacía, que él ya no era un niño y como el resto de ellos se reían. -Y me alegro haberlo hecho, ya que ahora que lo veo... puedo ver a un chico feliz. Verlo sonreír, molestarse, avergonzarse, como un chico de su edad me da felicidad-.

Como Athena, ella ama a todos sus Santos y quiere que sean felices, pero como Saori, no puede evitar tener cierto favoritismo por el grupo de Santos que han estado con ella desde el inicio, y Kiki era también parte del grupo como aquel niño que los ayudaba de vez en cuando por ordenes de su maestro.

Xenovia miro con admiración a Saori. Cuando le hablaron sobre la Diosa Athena, ella pensó mucho como sería, que clase de mujer es la encargada de liderar a todo un ejercito de super hombres... y no fue lo que espero. Ella espero una figura que imponía respeto con solo respirar, que siempre exigía respeto y obediencia... no que fuera como cualquier otra mujer, eso la sorprendió por completo, en el buen sentido.

-Ahora entiendo porque Kiki y Seiya-Sensei le son fieles... usted si que sabe entender el corazón de las personas-.

-Agradezco tus palabras, pero solo quiero lo mejor para mis amigos, así que espero que sigas siendo amiga de Kiki- de repente, la sonrisa de Saori se volvió una traviesa. -Aunque si quieres ser algo más, tienes mi apoyo-.

Xenovia aparto la mirada con un pequeño sonrojo por esas palabras. Saori rio ante el sonrojo de Xenovia... ojala ella pudiera tener ese tipo de oportunidad con...

Kiki y Seiya se dieron un golpe cada uno al rostro. El sonido de sus puños chocando con sus caras llamo la atención de las dos mujeres. Parece que Kiki llegó al limite de su paciencia y como buen hombre, decidió ir por la respuesta más fácil... los puños. Seiya le siguió el juego.

-¡Ya cálmense, parecen niños!- Saori se puso de pie. ¿No podía tener una conversación normal sin que se empezaran a agarrar a golpes? Por eso no lleva a Seiya como escolta a galas o fiestas de otras compañías.

Los Dorados se vieron entre si y de inmediato se pararon rectos.

-Saori si que los tiene amaestrados- río nerviosamente Shoko.

A su lado, Mii suspiro. Con esos hombres en el Santuario, tenía sentido que ella siguiera soltera... Ese último pensamiento fue algo triste.
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N/A: Hasta aquí el capitulo. Tuvo un poco de todo: acción, misterio, algo de interacción y calma.

Algo se mueve oculto en las sombras y no es Rizevim, no señor... por si no lo dije, en mi fic también contara que paso Episodio G, así que para los que lo leyeron ya tienen una idea.

Me alegro que el revelar que Marín era la Octava Caballero Dorado fue bueno. Se verá más adelante como fue su entrenamiento, ya que a diferencia del resto de Santos Dorados, Piscis necesita tener la sangre envenenada. Solo digo que el entrenamiento no fue placentero.

Ahora, seguro me van a destacar ese pensamiento de que el Dios Bíblico, Heloim, como creo que se llama el de DxD, derroto a Ares, un Dios que usa el cosmos, como de la misma manera que lo hicieron cuando dije que Shiva era más poderoso que Zeus, así que aclaro ahora.

Creo que lo dije en el capitulo 6, cambiare y hare más fuertes a algunos personajes de DxD ahora que el cosmos esta involucrado. Y si, Heloim es uno de ellos y si, podía usar el cosmos, pero no lo usaba mucho para mantenerlo oculto, lo que lo volvería el Dios más poderoso. Ya se explicara más de eso mucho más adelante. Solo lo pongo aquí para aclarar.

Si, algunos tienen dudas sobre el poder de cada Panteón. Más adelante hare una escala de poder, creo que la hare cuando aparezca Odín en la reunión en el Inframundo.

Sin nada más que decir me despido. Visiten y comenten el resto de mis historias por favor. CHAO.

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