Capitulo 11
Era un nuevo día en Kuoh, Kiki caminaba hacía la academia al lado de Xenovia, quien se encontraba un poco nerviosa, ya que sus estudios fueron en la Iglesia, así que sería la primera vez que va a una escuela pública. Seiya se fue antes que ellos ya que, como profesor, debe dar el ejemplo y no llegar tarde. Aunque la mañana no fue fácil para el castaño, pero ya estaba acostumbrado.
Eventualmente, se encontraron con Issei, Asia, Yuuto y Koneko. Los 6 jóvenes caminaron juntos hacía la escuela, aunque Kiki noto que la expresión de Issei estaba algo decaída.
-¿Pasa algo?-.
-Bueno... mejor lo cuento en el club, creo que es algo serio-.
Para que alguien tan relajado como Issei diga eso, es porque debe serlo. Kiki no dijo nada más y era mejor esperar.
De repente, Koneko hizo una pregunta...
-Kiki-Senpai, ¿de que están hechas las armaduras que usted y Seiya-Sensei usan?-.
La pregunta de la loli se gano el interés de todos. Podían decir que no habían visto algo igual a esas armaduras doradas, incluso podían decir que eran más poderosas que aquella armadura que Issei vistió cuando salvo a Rias de su compromiso arreglado con Raiser.
Kiki no vio problema en contarles, ahora eran aliados, además que le encantaba hablar el tema de las armaduras.
-Las armaduras que uso fueron creadas en la Era Mitología por las personas del continente de Mü, Athena las mando a crear para combatir al ejercito del Dios Poseidón, que usaban sus propias armaduras, las de ellos se llaman Escale y las de los Caballeros se llaman Cloth. En el Santuario, existen 88 armaduras, cada una con un rango distintivo y les dan a su portador el poder de las 88 constelaciones-.
-¿El poder de las constelaciones?- Exclamo sorprendida Asia.
Kiki asintió. -La armadura que Seiya y yo usamos son llamadas Armaduras Doradas, son las mas fuertes dentro del ejercito de Athena y existen 12 de ellas, cada una representa una de las doce constelaciones del sistema solar. Es gracias a que tenemos una armadura y somos protegidos por su constelación, que podemos realizar las técnicas que usamos los Caballeros y heredamos de Caballeros anteriores a nosotros-.
-¿Tu constelación es la de Aries, cierto?- Pregunto Akeno, al recordar como se presento Kiki ante Kokabiel.
-Si, Aries es el primer Caballero Dorado de los Doce, y que en la mayoría de eras, es el encargado de reparar las armaduras cuando estas se dañan o mueren. Mi maestro me enseño lo básico y aprendí el resto a medida que crecía, actualmente, soy él único reparador de armaduras que existe-.
-¿En serio? ¿Tu solo reparas tantas armaduras?- Xenovia parecía muy interesada en el hecho que Kiki era el encargado de hacer algo vital para su ejercito.
-Es un trabajo agotador, pero es una tarea importante y de la cual me siento orgulloso- todos pudieron sentir que realmente se sentía orgulloso de su trabajo.
-Kiki-san es increíble, a pesar de que tiene nuestra edad, ya tiene un puesto importante- pensó Issei, admirando a Kiki, no solo por el poder que este demostró contra Kokabiel, sino por la seguridad y confianza que emanaba.
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-Entonces, déjame ver si entendí- Seiya se pellizcaba el puente de la nariz. -¿Estas diciendo que un cliente que estabas frecuentando recientemente era en realidad el líder de los Ángeles Caídos, y no sabían quien era en realidad?-.
Actualmente, Seiya estaba sentando en un sofá en el club de ORC, donde Issei estaba contando aquello serio que le dijo a Kiki que contarían cuando estuvieran todos, y que era que estuvo frecuentando todo el tiempo al que era el líder de los Ángeles Caídos, Azazel, a quien Kokabiel menciono varias veces.
-Si- admitió Issei, bajando la cabeza con culpa y vergüenza.
-Pensar que el líder de los Ángeles Caídos se infiltraría en mi territorio, y lo peor es que se estaba metiendo con mi Issei- Rias abrazo protectoramente a Issei, era obvio que estaba enojada.
-Necesitas aclarar tus prioridades- comento Kiki al notar que a Rias le importaba mas Issei que la presencia de un posible enemigo que no noto hasta que se hizo mostrar. -¿Qué hacemos? Lo más seguro es que sabe también de nuestra presencia- Le pregunto a Seiya.
-Nada- la respuesta despreocupada del castaño sorprendió a los Demonios.
-¿Cómo que no? Puede que ayudara a Kokabiel en su intento de crear una nueva Gran Guerra entre las Facciones, eso sería muy grave- exclamo Rias.
-No creo que haya tenido algo que ver por dos razones: uno, Kokabiel dijo claramente que Azazel no quería una nueva guerra y por eso hizo lo que hizo solo, y dos: ese tipo, el Dragón Emperador Blanco, fue enviado a llevarse a Kokabiel por ordenes de Azazel. No tendría sentido enviar a alguien para llevarse a Kokabiel si estaban del mismo lado-.
Rias y el resto pensó y tenía sentido lo que decía Seiya, Kokabiel había declarado odiar al líder de su raza, incluso lo llamaba cobarde y el Dragón Emperador Blanco también dijo que vino por ordenes de Azazel, lo que indicaba que este estaba en desacuerdo al plan de Kokabiel.
-Es tal como dice- un circulo mágico con el emblema de los Gremory apareció, de él surgieron Sirzechs y Grayfia. -Azazel no haría algo tan precipitado como reiniciar la Gran Guerra. Es alguien que prefiere estudiar las Sacred Gear y ha demostrado claras señales de querer paz-.
-¡Onii-sama!- La nobleza de Rias se inclinaron en señal de respeto a la presencia del Maou Lucifer.
-Cálmense- dijo Sirzechs ante la muestra de respeto de los jóvenes. -Son de la nobleza de mi hermana, como tal, son parte de la familia, así que no hay necesidad de ser tan serios- sus ojos se fueron a Xenovia. -¿Tu eres la nueva pieza de mi hermana?-.
La exorcista asintió como respuesta. -Es un honor conocerlo, Sirzechs Lucifer-.
-Cuando escuche que la portadora de Durandal se unió a la nobleza de mi hermana, casi no podía creer lo que oía-.
Tenía sentido lo que decía, ya que las Espadas Sagradas eran armas peligrosas para cualquier Demonio, y la mayoría de sus portadores ven con odio y desprecio a los Demonios, así que enterarse que una usuaria de Espada Sagrada, y que mas encima sea la portadora de Durandal, una poderosa Espada Sagrada, debió ser una gran noticia.
-Siendo honesta, no espere volverme una Demonio; pero al ver como su hermana trata a sus sirvientes y que me volví una hereje, pensé que sería la mejor decisión- comento Xenovia.
-¿Qué haces aquí, Onii-sama? Creí que llegarías esta tarde- pregunto Rias, sabía que su hermano vendría, pero no tan pronto.
-Tuve un poco de suerte y pude venir antes, así que no te preocupes- dijo Sirzechs despreocupadamente. -Además, que también quería hablar con nuestros amigos Santos-.
-¿Con nosotros?- Pregunto Seiya.
Sirzechs asintió y su expresión se volvió un poco mas seria. -Tras lo que sucedió con Kokabiel, los tres líderes de las Facciones vamos a reunirnos y discutir lo que va a suceder de ahora en adelante con respecto a nuestras relaciones-.
Kokabiel, aunque no logro su plan, estuvo más cerca de lograrlo de lo que todos piensan. Casi tenía que agradecerle a los Caballeros Dorados, ya que fue su intervención que su hermana y nobleza sobrevivieron y ganaron. Si él hubiera enfrentando personalmente a Kokabiel, lo hubiera eliminado fácilmente, pero políticamente, que el Rey Demonio asesine a uno de los líderes de Grigory seria una señal de amenaza a los Ángeles Caídos, aun cuando este fuera considerado un traidor por Azazel, habían muchos que seguían a Kokabiel en su ideología de comenzar una nueva Gran Guerra y no solo entre los Ángeles Caídos.
-No quiero sonar irrespetuoso, pero, ¿que tiene que ver con nosotros?- Pregunto Kiki, la reunión de los líderes de las facciones era sin duda importante, pero para las facciones, no para ellos.
-Su Diosa quiere hacer una alianza con las tres facciones, ¿verdad? Rara vez nos reunimos, así que esta podría ser una oportunidad para ella para que el Panteón Bíblico y el Santuario de Athena formen una alianza que fortalecería a todos, ya que al igual que yo, Michael y Azazel también quieren la paz-.
Sagitario y Aries se vieron, sin duda sonaba como una gran oportunidad y se vería como una falta de respeto si Athena no asiste a la reunión de los líderes; pero sonaba muy conveniente.
-Suena demasiado bueno, ¿cómo podemos confiar que no es una trampa?-.
Sirzechs no se inmuto, se esperaba esa respuesta, ya que también noto lo convincente que sonaba.
-Se que se escucha como una trampa, les aseguro que no lo es, ya estamos cansados de tantas Guerras que solo matan a nuestra gente, estoy seguro que Athena puede entender ese sentimiento-.
Seiya y Kiki miraron molestos al Rey Demonio por usar esa moneda con Athena, pero tenían que darle la razón. Luego de tantas Guerras Santas, Athena de verdad quiere detener cualquier conflicto de los Dioses a los humanos, de eso vino toda la idea de hacer alianzas.
Mientras tanto, Rias y su nobleza veía con la sangre helada como los dos humanos conversaban de manera casi irrespetuosa a Sirzechs, un Super Demonio. ¿No le temen a las consecuencias o que?
-...Lo conversaremos con Athena de su propuesta- dijo Seiya.
Sirzechs sonrió ante esa respuesta.
-Además, pronto serán las clases abiertas y no quiero perdérmelo-.
Rias reacciono ante esas palabras. -¡¿Q-Qué dices?!- Un temor y pavor poco característico de ella se asomo en sus ojos.
-Ahora que lo pienso, en la sala de profesores también han estado hablando de eso...- murmuro Seiya. Las clases abiertas eran actividades en donde los padres asistían a la escuela y veían las clases de sus hijos.
-Me encantaría ver a mi hermana dando lo mejor en la escuela. Nuestro padre también vendrá-.
-Fuiste tu la que le conto, ¿no es así, Grayfia?- Acuso Rias.
La pequeña y casi imperceptible sonrisa de la sirvienta era una clara respuesta.
-Eres un Rey Demonio, ¿no? ¿Cómo puedes dejar tu trabajo para venir a algo como esto?- Se notaba que Rias no quería que su padre y hermano vinieran.
-No, esto también cuenta como trabajo, ya que se decidió que la Cumbre de los Líderes se realizara en esta Academia-.
Las palabras del Rey Demonio sorprendió a todos, Seiya y Kiki incluidos. No creían que una reunión tan importante fuera realizada en una Academia humana.
-Azazel fue quien propuso la idea y Michael estuvo de acuerdo al ser el lugar donde ocurrió el incidente, y personalmente, yo también lo estoy- aclaro Sirzechs.
La calma fue buena mientras duro.
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(En el Santuario)
-Mei de Cáncer, respondiendo su llamado, Patriarca- Mei llego a la gran sala donde fue llamado por el Patriarca Nicole.
Al estar delante del trono donde el mencionado lo ocupaba, se hinco en señal de respeto.
-Gracias por responder este llamado tan repentino, Mei. Hay algo que quiero que hagas- dijo Nicole con un tono de voz serio, pero lleno de calma. -Han pasado dos días desde tu reporte y ha habido mucha calma sobre los Espectros. Sin duda, la Diosa Perséfone esta siendo cuidadosa al tener pocos Espectros y nosotros tener mas Caballeros que en la Guerra Santa, por lo tanto, quiero que vayas al inframundo a observar lo que esta ocurriendo en estos momentos, te acompañaran dos Santos de Bronce que te esperaran a la salida de Aries-.
-¿Esta seguro de que es buena idea que vaya con dos Caballeros de Bronce? Yo basto para una misión de reconocimiento- Mei no quería decir que los de Bronce eran débiles, él y sus hermanos eran claro ejemplo de que la armadura no importaba, pero solo si tenían sus vidas al limite y los Espectros, por lo que ha escuchado, no tienen piedad y tal vez no den oportunidad.
-Con más personas explorando el área abarcaran más espacio, si ocurre cualquier cosa, puedes devolverlos a la superficie- respondió el Patriarca.
-Entendido-.
Con esa orden, salió de la gran sala y bajo a paso acelerado los Doce Templos, llegando a la salida de Aries donde efectivamente, los dos Santos de Bronce lo esperaban. Para su sorpresa, eran esos jóvenes que Seiya había entrenado de vez en cuando y ganaron hace meses sus armaduras de Bronce.
-Ustedes son Akira y Tatsuya, ¿verdad?-.
-Si, es un honor que nos recuerde, Mei-san- dijo Tatsuya, había visto de vez en cuando a Mei, pero casi nunca hablo con él.
La armadura de Tatsuya era la de Lobo, que era exactamente la misma que usaba Nachi, excepto que el color de esta cambio por el cosmos de Tatsuya, siendo ahora de color café. La armadura de Akira era de un color azul marino que tenía protección en los brazos y piernas, una pechera como la de Tatsuya y su casco era mas una tiara que en el centro tenía la punta de la nariz del pez espada que era una espada, de ahí su nombre.
Mei se sintió un poco mas confiado, si estos jóvenes recibieron enseñanzas de Seiya, entonces no tendría que preocuparse tanto. El Santo Dorado levanto su dedo índice y un hilo azul comenzó a aparecer de la punta.
-Esto podría marearlos un poco- advirtió antes de lanzar las Ondas Infernales de una manera que no les provocaría dolor a sus almas.
Cuando los jóvenes de Bronce reaccionaron, se vieron de pie en la Colina de Yomotsu, donde las almas de los que murieron continuaban lanzándose hacía el vacío del infierno el cual ahora solo tenía el nombre, ya que sin el poder de Hades, las almas que iban al Inframundo podían descansar y tener el sueño eterno que merecían.
Lo que escucharon del Infierno era subestimado. El lugar era uno de muerte que aunque no corría viento, se sentía un frio mortal. Era casi sacado de esas películas de terror, o sería mejor decir, que las películas fueron sacadas de este lugar.
-¿Están bien?- Les pregunto la voz de Mei a sus espaldas. Ambos voltearon para ver el peliazul teñido sentado en una roca. -Les dije que podría marearlos-.
-Estamos bien...- respondió Tatsuya.
-Solo que nos sorprendió este lugar- dijo Akira.
-Esta es la Colina de Yomotsu, la entrada del Inframundo- explico Mei en donde estaban. El Dorado se puso de pie. -Síganme y no se separen de mi, es peligroso-.
Ambos jóvenes asintieron y siguieron al Dorado que fue a una de las entradas que su maestro le enseño cuando lo llevo hasta aquí en una de sus sesiones de entrenamiento y que conducía al Inframundo, o una parte de este. Miro sobre su hombro hacía atrás para asegurarse que los jóvenes de Bronce lo seguían, sabían que estos chicos eran muy importantes para Seiya, así que no quería que les pasara algo grave.
-Sería mejor separarnos, así recorreremos mas terreno- sugirió Lobo.
-No- negó Mei de inmediato. -Aunque sean pocos, Perséfone debió resucitar a los Espectros mas fuerte que tiene su ejercito y no sabemos de que son capaces, además, es fácil perderse en este lugar y si se pierden no podré devolverlos a la superficie en caso de emergencia-.
-Vamos, no es para tanto. Seiya y los demás lograron ganarles cuando eran Santos de Bronce, como nosotros- dijo Akira.
-Solo que Seiya y los demás habían despertado el Séptimo Sentido y ya tenían experiencia al enfrentarse a ejércitos de otros Dioses, ustedes no tienen ninguna de esas cosas, así que no correré riesgos innecesarios. No tienen que subestimar al enemigo- las palabras duras del Cuarto Guardián, aunque hirió el orgullo de los dos más jóvenes, eran ciertas.
-Pero el Patriarca también nos envió porque quería que exploráramos lo más que pudiéramos el Inframundo, y para eso considero que es necesario separarnos. Si estamos en problemas, elevaremos nuestros cosmos para que sepas donde estamos- replico Tatsuya, intentando usar la lógica a su favor.
Mei hizo una mueca de fastidio, al no tener otra opción, acepto y se separaron con esa condición.
Akira camino por los escombros de esa parte del Inframundo, no sabía como se habría visto cuando Seiya y los demás estuvieron por estos lugares, pero ahora era un lugar de escombros y deshabitado.
Akira camino en silencio, estudiando los alrededores como aprendió, buscando algún Espectro o cualquier señal de actividad, pero no se veía nada hasta que escucho unas voces venir más adelante por una esquina. Busco donde esconderse y vio una gran roca, se arrodillo detrás de ella y vio pasar un grupo de seres.
-¿Esos son Espectros?- Se pregunto, estos seres no eran humanos por la energía que emitían. Tenían alas negras de puntas en sus espaldas con diferentes armas cada uno y usaban ropas oscuras. -Me los imagine más grandes-.
Parece que hablo fuerte, ya que uno de los seres lo escucho. -¡¿Quién anda ahí?!-.
-Al diablo el elemento sorpresa- se levanto de su escondite, los seres le apuntaron con armas y extraños círculos que no reconocía. -¡Soy un Caballero de Athena! ¡Akira de Pez Espada! Déjenme ir y no los lastimare-.
Los individuos se rieron al escucharlo.
-¿Un humano, herirnos? ¡No nos hagas reír! ¡Los Demonios son superiores a cualquier otra raza, sobre todo a los humanos!-.
-Oye, si es un Caballero de Athena, podemos matarlo y llevar su cadáver con la Diosa del Inframundo, de seguro nos recompensara generosamente-.
Akira pudo sacar algo de información de las palabras de esos seres que se hacen llamar Demonios, al ver que tenían intenciones de atacarlo, actuó más rápido, elevando su cosmos que lo rodeo en un aura celeste.
-¡Lo lamento, pero los que comerán tierra aquí son ustedes! ¡Navaja del Pez Espada!-.
Concentrando cosmos a lo largo de sus brazos, los extendió velozmente hacía adelante, lanzando dos ataques de cosmos con forma de una hoja cortante que golpeo a todos los Demonios, eliminándolos en el acto.
-Fue fácil- dijo fanfarronamente ante lo fácil que fue eliminarlos. -¿Eh?- Se agacho y recogió un pedazo de tela que se le cayo a uno de los Demonios, este pedazo tenía un emblema. -Parece un escudo de esas casas nobles...-.
-Los Demonios si que son débiles, la Señora Perséfone no debió hacernos aliados-.
Akira escucho una nueva voz detrás suyo y se giro levantando su guardia, viendo a un tipo con una armadura violeta oscura y que el casco parecía un animal.
-¿Tu eres un Espectro?- Pregunto al sentir un cosmos maligno y poderoso emanar de ese tipo.
-Así es, soy Flegias de Licaon. Recuerda mi nombre cuando estés muerto, Caballero- el Espectro que a Shiryu y Hyoga les costo vencer sonrió mordazmente.
Sintiendo el cosmos de Tatsuya acercarse a donde estaba, decidió ganar tiempo y lanzo su técnica contra el Espectro, quien la rechazo fácilmente con su cosmos para su sorpresa; pero su enemigo no se detuvo allí, cargo unos rayos en cada mano que se los lanzo tan rápido que no puedo esquivarlo, recibiendo todo el daño, cayendo muy resentido al suelo mientras su tiara se caía.
-¡Akira!- Lobo llegó y se acerco a su amigo herido, quien intentaba levantarse con una clara expresión de dolor y tosió sangre. Tatsuya lo ayudo a levantarse y ambos miraron al Espectro que sonreía con superioridad.
-Parece que siempre me toca eliminar a débiles Santos de Bronce- rio el Espectro.
-¡Te enseñare quien es en verdad el débil! ¡Vamos, Akira!-.
-¡Si!-.
-¡Aullido de la Muerte!-.
-¡Navaja del Pez Espada!-.
Los dos Santos de Bronce lanzaron sus ataques contra Flegias. El Ataque de Tatsuya fue concentrar su cosmos y liberarlo como una onda sonora que imitaba al comienzo el aullido del lobo.
-¡Aullido Infernal!- El ataque de Flegias choco con el de ambos, su cosmos era superior al de los dos juntos, así que supero las técnicas y golpeo a los dos Caballeros de Bronce al mismo tiempo, mandándolos por separado contra el suelo.
Tatsuya se removió en la tierra, levantando la cabeza para ver que su amigo también hacía lo mismo. No podía creer que ni entre los dos juntos podían vencer a ese Espectro. Seiya no bromeaba cuando dijo que los Espectros de Hades eran los más poderosos enemigos que enfrentaron de entre todos los ejércitos de Dioses que enfrentaron.
El Espectro sonrió con superioridad, su señora Perséfone estaría complacida al saber que Athena tenía dos Santos menos, de Bronce, pero era algo. Cuando iba a dar el golpe de gracia, un haz de luz eléctrico comenzó a danzar en el aire y aparecían otros haces iguales.
-Les dije que no tenían que subestimar al enemigo- Mei de Cáncer camino junto a él y lo ayudo a levantarse, ignorando la mirada de fiereza que le lanzaba cuando llego.
-¿Qué hace un maldito Santo Dorado aquí?- Pregunto Flegias, acumulando su cosmos.
Mei se acerco a Akira y también lo ayudo a levantarse. -Parece que no notaste que mi técnica ya hizo efecto en ti-.
El Santo levanto su mano derecha y los haces de luz azul envolvieron rápidamente a Flegias y se extendieron desde las colas hasta los dedos de la mano de Mei. El Espectro sintió todo su cuerpo entumecerse hasta no poder moverlo.
Flegias empezó a sentir que su cuerpo estaba siendo apretado con tanta fuerza que su Sapuris empezó a agrietarse. ¿Cómo lo había atrapado?
-¿Que? No, espera- exclamo asustado, pero era tarde.
-¡Niños Perdidos!- Toco la cuerda y todo el cuerpo de Flegias se destruyo y exploto en cosmos, dejando solo rastros de su Sapuris. -Con ese, es el tercer Espectro que elimino-.
-Guau...- soltó Tatsuya impresionado. Él y Akira juntos no pudieron hacerle nada, pero Mei pudo derrotarlo fácilmente. ¿Esa es la diferencia entre un Caballero de Bronce y un Caballero Dorado? -¿Cómo lo hiciste?-.
-Puedo usar mi cosmos para crear cabello de cosmos que uso como hilos, pero aquí en el Inframundo, donde las almas rebosan, puedo usarlas también como hilos, así puedo no solo atrapar el cuerpo de mi enemigo, sino también su alma- explico Mei. -¿Están ustedes bien?-.
-Si...- respondió Akira. -Lo lamento, me deje descubrir y atraje a ese Espectro y tuviste que venir y salvarnos-.
-No se preocupen, ustedes todavía son novatos, no es malo admitir que hay enemigos que los superan- dijo Mei para reconfortar a ambos. Él sabía bien sobre enemigos que lo superaban, ya que él mismo se enfrento a los Gigantes y a Tifón junto a sus hermanos.
Mei noto el grupo de cadáveres a un lado de ellos, se acerco a revisarlos y se dio cuenta de algo.
-Estos no son Espectros, ni siquiera son Esqueletos- él nunca vio a los Espectros o Esqueletos en persona ya que seguía en recuperación cuando ocurrió la Guerra Santa y el Gran Eclipse, pero si sabe que tienen armaduras y apariencias más humanas. Estos seres no, por el obvio hecho de tener alas orgánicas y que emitían un aura maligna, pero diferente a la de los esbirros de Hades.
-Uno de ellos se le cayo esto, parece un emblema- Akira le paso a Mei el trozo de tela que recogió y el joven lo examino. -Dijeron que son Demonios-.
-¿Demonios? Ahora que lo pienso, Seiya y Kiki están en una misión en Japón para hacer una alianza con Athena y las tres facciones Bíblicas, que una de las facciones son los Demonios. ¿Tienen algo que ver?-.
No pudo seguir divagando al sentir la presencia de un gran cosmos que se podía equiparar a la de un Caballero de Oro. En ese momento, vio una esfera de fuego oscuro se dirigía hacía ellos, era de tal tamaño que ninguno de ellos pudo esquivarla cuando impacto, aunque Mei se puso delante para recibir la mayor parte del golpe. El impacto los mando a volar junto a varios pedazos de tierra.
Los tres cayeron desplomados boca arriba al suelo en un golpe sordo y mareados por el impacto del ataque sorpresa, Mei sentía el dolor de las quemaduras que el ataque le dejo pero podía resistir sin problemas. Se apoyo con las manos para levantarse y vio que sus dos acompañantes hacían lo mismo.
-Qué patéticos son los Caballeros de Athena si ese ataque fue capaz de hacerles daño- escucharon una voz grave y unos pasos acercarse a ellos.
Vieron a un Espectro ponerse de pie con imponencia delante de ellos. Era un hombre alto de piel bronceada por estar bajo un intenso sol por mucho tiempo, cabello corto que estaba dividido en dos colores: los mechones y la mitad de adelante eran de color rosa y la mitad hacía atrás de color azul y ojos de un tono ámbar.
La Sapuris del Espectro era una que protegía todas las zonas del cuerpo y era de un tono más oscura que el resto de Sapuris, además de tener dos grandes alas negras cuyas plumas metálicas tenían la punta filosa.
-¿Quién diablos eres?- Pregunto Mei, el cosmos que emanaba de este hombre era muy poderoso, pero no era tan oscuro como el resto de Espectros, incluso, había cierto tinte de divinidad que solo había podido sentir en Saori y Tifón. ¿Quién era este tipo?
El de cabellos de dos colores intento darle un golpe, pero Mei lo esquivo y dio un brinco hacía atrás. Levanto su mano derecha para invocar cabellos de cosmos que empezaron a envolver el cuerpo de su enemigo, pero este respondió elevando su cosmos y generando llamas negras que quemaron sus cabellos de cosmos.
-¿Eso es todo, Caballero Dorado?- Pregunto su enemigo con burla.
-¿Quien eres?- Pregunto Tatsuya levantándose apenas.
-Yo soy el Cuarto Juez del Inframundo- se vanaglorio y extendió los brazos a los lados, el fuego oscuro broto de sus palmas y avanzo hasta sus hombros, cubriendo sus dos brazos de ese fuego. -Soy Triptolemos de Benhu, la Estrella Celeste de la Justicia-.
-¡Eso es imposible!- Exclamo Akira. Él había escuchado que solo existían tres Jueces del Inframundo que eran los mas poderosos del ejercito de Hades.
-No soy como los otros Jueces, yo busco la justicia, así que no me relaciono con ellos- el hombre no oculto su despreció por los otros tres jueces. -Yo no juzgo a las almas corrompidas por el pecado, yo apruebo la entrada al Elíseos, soy el encargado de proteger los misterios de ese lugar sagrado, por eso no participo en las Guerras Santas y mi alma no necesita apoderarse de cuerpos humanos como el resto de Espectros, ya que uso mi cuerpo verdadero desde siempre. Pero ustedes, Caballeros de Athena, tuvieron el descaro de pisar Elíseos sin mi permiso-.
-Seiya y los demás nunca mencionaron nada sobre un Cuarto Juez- comento Mei, observando el fuego negro en los brazos de Triptolemos danzar peligrosamente.
-Eso fue porque el señor Hypnos me ordeno sacar de los Elíseos a la señora Perséfone y durante mi ausencia los Dioses Gemelos y mi señor fueron derrotados por la maldita de Athena. ¡¿Se imaginan la furia y humillación que sentí al no haber apoyado en ese combate?!- El fuego oscuro en sus brazos se elevo ante su furia. -¡Reciban mi furia, Caballeros! ¡Infierno de Apolo!-.
Triptolemos extendió los brazos hacía adelante y los junto, lanzando una sola ráfaga de fuego oscuro en avanzaba girando en espiral hacía Akira y Tatsuya; pero antes que el ataque pudiera impactarlos, las almas de ambos desaparecieron del Inframundo.
-Veo que los has devuelto a la Tierra- menciono el Cuarto Juez, mirando como en la punta del dedo índice de Cáncer salía una línea azul. -Pero no podrán huir del poder de un Semi-Dios-.
Genial, aparte de ser un servidor de Hades, también era un Semi-Dios. Vaya oponente le toco a Mei.
-¿Por que estas del lado de Hades? Según la Mitología, tu aprendiste las artes de la agricultura por parte de la Diosa Deméter-.
A diferencia de Seiya que no tocaba un libro de no ser necesario, Mei amaba la lectura, así que se volvió normal para muchos en el Santuario verlo en la biblioteca. En sus lecturas, leyó muchas historias de la Era Mitológica y de las hazañas de grandes héroes.
Según la Mitología, Triptolemos fue un príncipe Eleusinos que recibió a Deméter hospitalariamente cuando esta recibió la notica de que su hija se quedaría en el Inframundo, ganándose la amistad y cariño de la Diosa que le enseño las artes de la agricultura, incluso, en una ocasión lo salvo de un Rey maligno que intento matarlo. En algunas versiones, él ayudo a la Diosa de la Agricultura a buscar a su hija.
-Cuando fallecí, Hades me obligo a comer el fruto prohibido del Inframundo, aquel que te ata para a este lugar por toda la eternidad. Al inicio, lo vi como un castigo; pero al paso de las eras y contemplar la confianza y fuerza de Hades, me volví uno de sus leales seguidores, ganándome así esta Sapuris que es digna de mi- explico Triptolemos. -Ahora, Santo de Cáncer, mi Diosa quiere hablar contigo, así que no te dejare ir. ¡Infierno de Apolo!-.
El Semi-Dios lanzo su ataque de llamas negras que Mei esquivo a la velocidad de la luz, pero Triptolemos vio eso y detuvo su ataque y se lanzo contra él a la velocidad de la luz, demostrando que podía moverse igual de rápido que un Santo Dorado. Golpeo a Mei en el rostro que lo empujo y agito sus alas, lanzando plumas metálicas con fuego negro en las puntas que se clavaron en la armadura de Cáncer, agrietándolas con un agujero en la zona de las piernas y pecho. Las llamas empezaron a extenderse y adentrarse en el cuerpo de Mei bajo la armadura, el ardor y el dolor de esas llamas recorrer su piel fueron muy agonizantes para el chico, pero no se caería tan fácil.
-¡Ondas Infernales!- Las Ondas Infernales tenía mas usos y habilidades de las que alguien pensaba, no solo enviaban el alma de una persona al Yomotsu.
Levanto su dedo índice derecho arriba y salió una línea azul fantasmal que recorrió todo su cuerpo, separando momentáneamente su alma de su cuerpo, de esa forma, hizo arder su cosmos y ayudado con las Ondas, saco las plumas metálicas y apago el fuego, así su alma volvió a su cuerpo.
-Nada mal. Mis llamas negras son las mas poderosas de todo el Inframundo, ya que permite extinguir las almas de los pecadores y purificar a los justos, y aunque no ataque con la temperatura más alta que podía generar, igual es de reconocer que te libraras de ellas fácilmente- reconoció Triptolemos.
Mei no respondió, su piel recibió demasiadas quemaduras graves y que solo por fuerza de voluntad seguía en pie. Su Sapuris demostró no ser cualquier cosa, ya que aunque fue pequeño, esas plumas penetraron su armadura lo suficiente para hacer un agujero para que las llamas pasaran.
-Triptolemos- el Semi-Dios escucho una suave voz femenina llamarle y volteo su cabeza, encontrándose con que la misma Perséfone había venido.
-Mi señora- se arrodillo de inmediato a su presencia.
-Has sido un poco rudo con él, recuerda que lo necesito vivo-.
Mei observo a la fémina, esa debía ser la Diosa Perséfone, admite que es bonita pero no es su tipo, pero no puede bajar la guardia ya que es una enemiga, así que como pudo se pudo en guardia y concentro su cosmos.
La mirada de la hija de Deméter se poso en él y se sintió muy incomodo, ya que podía ver detrás de sus ojos sus oscuras intenciones.
-Tu debes ser el Caballero de Cáncer, Mei, ¿verdad? Tengo una oferta jugosa que no creo que rechaces-.
-Lo lamento, pero si la rechazo. No hay nada que quiera de la mujer de Hades- respondió Mei.
-Maldito...- siseo furioso Triptolemos ante la falta de respeto que el Caballero se dirigió hacía la esposa de su señor.
-Supongo que no estas en condiciones de escuchar mi oferta- observo Perséfone. -Triptolemos, por favor-.
Sin perder tiempo, el Semi-Dios concentro su cosmos, el fuego oscuro volvió a hacerse presente, pero esta vez se concentro en sus alas, cubriéndolas por completo de un manto oscuro.
-¡Fénix Oscuro!-.
-¡Llamas Infernales!-.
Mei contrataco con sus propias llamas, el fuego fatuo que concentro con su cosmos se lanzo como una llamarada azul que salió de su puño hacía adelante. Mientras que el ataque de Triptolemos, consistió en batir sus alas, creando fuertes corrientes de viento que sacudieron la tierra y levantaron escombros, para que después aparezcan las llamas oscuras siendo conducidas con el viento.
La técnica de su enemigo le recordó a Mei las Alas Ardiente de Fénix de Ikki, tal vez de ahí su nombre. Para su horror, sus llamas azules estaban perdiendo terreno ante las llamas oscuras del Espectro. El daño que había recibido anteriormente y que su enemigo sea un Semi-Dios, alguien con un cosmos mas cercano a lo divino que cualquier humano, lo pusieron en gran desventaja.
El fuego oscuro arraso con todo a su paso, golpeando a Cáncer, sus llamas oscuras extinguieron su luz dorada.
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(En el Santuario)
Un bate de agua fría despertó a Tatsuya y Akira, cuyas almas habían regresado del Inframundo a la Tierra. Se levantaron sobresaltados y vieron por todas partes, dándose cuenta que estaban de nuevo en el Santuario.
-¿Qué les pasa?-.
Escucharon aquella voz y vieron a Ichi, quien ahora era conocido como Ichi de Hidra Macho, un Caballero de Plata. Algunos encontraban singular que existiera una Armadura de Plata que sea como una evolución de una Armadura de Bronce, pero nadie iba a criticar.
-Maldición, estos jóvenes de hoy en día creen que pueden holgazanear donde sea, rayos- se quejo Ichi, pero ni Akira ni Tatsuya le escucharon. Comenzaron a subir por las Doce Casas. -¡Oigan, les estoy hablando!- Ya no existia respeto de rango.
Caminaron por los Templos vacíos, dándose cuenta que Cáncer también estaba vacío, el miedo y preocupación de que algo pudo pasarle a Mei los estaba carcomiendo. Cuando estuvieron llegando a la Quinta Casa, de Leo...
-¡Guaah!-.
-¡Mama!- Tatsuya dio un salto hacía atrás del susto, casi cayéndose de las escaleras.
Delante de la entrada del Templo, había un gran león con protecciones doradas por su cuerpo, su melena rubia casi brillaba. Por su gran tamaño sin duda no era un león normal.
-¿Qué hacen ustedes aquí? Se supone que están en una misión-.
Ikki apareció colocándose al lado del león, que al igual que él, protegía el Quinto Templo.
-¡Ikki! Paso algo terrible, nos atacaron en el Inframundo, hay que avisarle al Patriarca Nicole- aviso Akira acelerado. No había interactuado tanto con Ikki como el resto de los amigos de Seiya, pero creía que era igual de confiable.
-Es normal que hayan sido atacados, estaban en una misión de reconocimiento. Vuelvan por donde vinieron, que no tengo tiempo para perder el tiempo en molestias como esa- ordeno Ikki.
-¡No entiendes! ¡Fue un Juez del Inframundo! Un tipo llamado Triptolemos- dijo Tatsuya.
Ikki se detuvo al oír ese nombre. -¿Triptolemos?- Hasta donde tenían entendido, los Espectros resucitados eran los mismos que enfrentaron en la Guerra Santa, así que los Jueces del Inframundo debían seguir con los nombres de Radamantys, Aiacos y Minos.
Akira asintió. -Dijo que era el Cuarto Juez del Inframundo y es muy poderoso, Mei nos trajo de vuelta, pero no sabemos que puede hacerle ya que nos ataco por sorpresa y Mei parecía herido-.
¿Cuarto Juez? Nunca había escuchado o visto algo como eso, ni en su Guerra Santa o en la Guerra Santa del pasado, si eran tan fuerte como el resto de Jueces, Mei no la tendría fácil y por eso devolvió a estos chicos, pero si esta herido, sus probabilidades son menos.
-De acuerdo, por esta vez dejare que sigan avanzando. Dejalos pasar, Kaiser- indico Ikki a su león, quien emitió un maullido de afirmación.
Con esa indicación, los dos jóvenes siguieron avanzando. Si en verdad existía un Cuarto Juez del Inframundo y era poderoso, Ikki, en el fondo, temía lo que podría pasarle a su medio hermano.
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(En Kuoh)
-¿Vas a ir a limpiar una piscina?- Exclamo Seiya por su teléfono. Él se había retirado poco después de que Sirzches se fuera y había estado paseando un poco por la ciudad hasta que Kiki lo había llamado por una actividad del ORC.
-"Si, es un favor que pidió Sona a Rias por tener que reparar la destrucción causada por la pelea con Kokabiel. La mayoría de los destrozos fueron por mi culpa, así que acepte ayudar, es lo menos que puedo hacer"-.
Si alguien viera que uno de los respetables Caballeros Dorados sea mandado a limpiar una piscina, sin duda perdería algo de prestigió, pero entendía el punto de Kiki.
-Bueno, cuídate y eso- termino la llamada. -Ahora, ¿que debo hacer?-.
-Bueno, parece que estas aburrido amigo. ¿Qué tal si te invito un vaso?-.
Seiya se giro al escuchar una voz hablarle, al ver, se topo con...
-Buen día, Caballero de Athena, soy Azazel, el líder de los Ángeles Caídos y pensé que sería una buena oportunidad para conocernos mejor-.
Sip, ya no estaba aburrido.
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N/A: Realmente tengo inspiración para escribir este fic. Hasta a mi me sorprende. Aunque tampoco se acostumbren.
¿Qué les pareció la aparición de Triptolemos? Vi al personaje aparece en otro fic de Saint Seiya y al investigar de su mitología, me di cuenta que se dice que al morir se volvió un Juez del Inframundo, así que dije "ven a mi fic". También aproveche de meter y mostrar las técnicas y apariencia de Akira y Tatsuya.
Ya se explicara que va a querer Perséfone con Mei, pero será parte del plan de ella.
Y si, Ikki tiene un león grande que se llama Kaiser, en honor al Caballero de Leo del siglo XVIII que le hizo la prueba de Leo. Considero un buen elemento de Kurumada también meter animales como guardianes secundarios.
Y si quieren tener una mejor idea de la Sapuris de Triptolemos, es la misma armadura de Kahago de Benhu de Lost Canvas, que es de quien saque el titulo de Espectro para Triptolemos.
Hablando de mis notas del capitulo anterior, a varios les gusto las parejas que establecí para cada Santo y a algunos que no. Sobre Penemue para el harem de Seiya sigo indeciso, pero ahora me decidí que Rossweisse se ira al de Hyoga, ya que el pobre solo tiene a Sona.
También han estado insistiendo en que Saori quede con Seiya, y el problema no es que no quiera, es que esta el hecho de que Athena es una Diosa Virgen, y que de repente tenga un amante, aparte de ser parte un harem, causaría escandalo en el Santuario y todos los Panteones que podrían afectarla. Si tienen una idea para meterla y no hacer que afecte tanto su opinión que los Caballeros tienen de ella, coméntenla.
Sin nada mas que decir me despido. Visiten y comenten el resto de mis historias por favor. CHAO.
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