Después de que Chat Noir se hubiera llevado a Marinette, su padre despertó y a duras penas, Félix, Tommy y Tom (el padre de Marinette) corrieron apresuradamente hacia el pueblo. Muchos de los amigos de Marinette tomaron armas sin dudar y se adentraron en el bosque, pero cuando llegaron al sitio indicado, ya era muy tarde.

La noticia había destrozado a los padres de Marinette, pero más que nadie a Alya. Marinette era su mejor amiga y era una de las pocas personas que realmente la comprendía. Podía hasta llegar a pensar que se complementaban la una a la otra. No podía creer que realmente Chat Noir se hubiera llevado a su mejor amiga.

Apenas se enteró de la noticia, junto con Nino y otros amigos de Marinette, se internaron en el bosque. No le importaba en absoluto que fuera la una chica o que todos dijeran que era demasiado débil como para lograr algo; lo único que le importaba era encontrar a su amiga.

Incluso cuando todo el pueblo ya se hubiera dado por vencido, ella no lo haría, y en cuanto terminaba sus tareas del hogar, a escondidas se internaba en el bosque con una daga, cada día más profundo, con la esperanza de encontrara a su amiga o por lo menos oírla. Aunque fuera una sola vez. Más lo único que podía oír eran los suaves murmullos de los árboles y la triste música del silencio.

El único que sabía de las escapadas de Alya era Nino. Durante el tiempo de la desaparición de Marinette, Alya había encontrado consuelo en Nino. El se había enterado cuando en una ocasión, había salido con su padre a cazar y en un lugar profundo del bosque, se encontró con Alya, avanzando sigilosa como la noche.

Nino no estaba de acuerdo con lo que Alya hacía, pero la apoyaba. Sabía lo importante que Marinette era para Alya. Nino tenía mucho por la vida de Alya, pero sabía que no había manera de convencerla de que dejara de hacerlo, así que muchas tardes, salía con su arco y sus flechas y la acompañaba. Alya parecía moverse por el bosque con tanta facilidad como si fuera parte de él. Nino siempre se encargaba de que no se alejaran más allá de lo desconocido. Ya había perdido a Marinette. De ninguna manera iba a perder a Alya. Y con cada día que pasaba, las esperanzas de encontrarla, eran cada vez menos..

Más el día anterior, Alya había decidido caminar cerca del río, para esperar la llegada de el batallón que había llevado Félix al bosque. Nino tenía edad suficiente para participar, y aunque generalmente odiaba ser llamado al batallón, esta vez no tenía miedo, era la última oportunidad para encontrar a Marinette, antes de que se rindieran y no volviera a ver ni a su amiga, ni a la sonrisa de la chica que le gustaba.

Alya no podía hacer más que esperar que Nino regresara con bien. Sabía que Nino era un chico fuerte, pero aun así tenía miedo. Nunca se lo sino a Nino, pero siempre que se adentraban al bosque, tenía miedo. Ella no era precisamente muy expresiva y no todo el mundo podía ver sus sentimientos. Pero a pesar de tener miedo, lo haría todo por recuperar a su amiga. No dejaría que Chat Noir se la llevara. No dejaría que el miedo la derrotara.

Sin embargo esa tarde en particular, se sentía morir. Si no encontraban a Marinette ese día, se darían por rendidos. Y junto con Marinette, sus esperanzas morirían también.

Hablando sola, caminaba cerca del río. Veía al bosque. Lo maldecía en voz alta. Los oscuros tonos verdes del bosque le habían arrebatado a su mejor amiga. No había nada que ella quisiera más que volver a oír su voz.

Pero entonces como si fuera un milagro, creyó oír la voz de Marinette llamándola. Al inicio, creía que era solo su imaginación que le estaba jugando una mala pasada, pero tras una segunda vez. Pudo notar que era completamente real. Sin pensárselo dos veces, cruzó el río y entro al bosque. No demasiado lejos, pudo ver a Marinette tirada en el piso.

Estaba inconsciente y había una gran mancha roja en su costado, pero estaba viva. Podía ver que respiraba. En su corazón explotó una combinación de inmensa felicidad y gran miedo. Alya estaba extasiada por volver a ver a su amiga, pero no era tonta, así que reunió fuerzas para levantar y cargar a Marinette. Vaya que era bastante pesada. Alya realmente tenía que agradecer que esa zona del río no era tan honda.

Alya dejó con cuidado a Marinette en el piso y corrió con todas sus fuerzas. Ya que Marinette estaba a salvo de cualquier criatura salvaje  que pudiera atacarla al otro lado del río, era necesario conseguir ayuda rápido. A la primera a quien acudió fue a Sabine, la madre de Marinette. Casi no le dio tiempo de explicarle, pues terminando fue corriendo a buscar a la curandera del pueblo, le rogó que fuera a la casa de Marinette.

Por último fue con la mujer del carpintero del pueblo. Ella era una mujer robusta y fuerte, muchas veces la había visto ayudando a su esposo con la madera de su trabajo. Si había alguien en el pueblo que no hubiera ido con Félix al batallón que la pudiera ayudar, era esa dulce señora.

Ella se vio muy comprensiva y en cuanto supo, siguió a Alya hacia donde estaba Marinette. Sabine ya estaba allá. Después todo pasó muy rápido. Llevaron a Marinette a su casa, la curandera la ayudo, llegaron los hombres a recibir la impactante noticia. Pero Alya supo que nunca se había sentido tan feliz como cuando al día siguiente, Marinette abrió sus ojos y volvió a ver aquel deslumbrante azul.

Pero sin embargo, no sabía que Marinette estaba pensando en otros ojos. En unos penetrantes y brillantes ojos verdes.

Hola chicas. Feliz día de Reyes. Sé que publique un capítulo hace 2 días, pero bueno es por compensación por haber pasado medio año sin subir nada. Espero poder escribir de ahora en adelante un capítulo por semana. Y si me saltó una semana, perdónenme la vida pero no se preocupen, si voy a terminar la historia.

Espero que les haya gustado. Este es como un capítulo de flashback desde el punto de vista de Alya. No tiene mucho de romance, pero creo q es necesario para que la historia se entienda.

Las quiero mucho y nos vemos el siguiente capítulo.