Nathaniel caminaba lentamente hacía la escuela, golpeando una piedrecita en el camino. Las últimas semanas habían sido muy duras y casi no había dormido. Sus amigos estaban bastante preocupados por el pero él no les dijo nada al respecto, salvo que había tenido unos cuantos problemas en casa. Pero la razón de sus problemas no había sido su casa o la escuela sino el bosque. El maldito bosque y la horrible creatura que en él vivía.

Jamás había tenido problemas con el bosque y era una persona que a diere vía de muchos no le temía. Recordaba que cuando era niño, varias veces entraba al bosque para demostrarles lo valiente que era a sus amigos. Y de igual manera en ocasiones entraba al bosque en busca de inspiración cuando dibujaba. Los oscuros tonos verdes no le daban miedo.

Pero hacia un mes o algo así, había cambiado. Ya no era lo mismo y ver el bosque le provocaba escalofríos solo de imaginar. Le había entrado como una terrible paranoia al bosque y sobre todo, al maldito monstruo que en él vivía. Lo odiaba con toda su alma.

Aquella ocasión en la que había visto a su dulce azabache hablando con el demoniaco ser en el bosque, se le había helado la sangre. Sentía que debía de huir o hacer algo. Detener a aquel monstruo de lo que fuera que planeaba hacerle a su dulce chica, pero no pudo. Su cuerpo estaba paralizado.

Pero para su gran sorpresa, el monstruo solo se había limitado a hablar con la chica y esta simplemente a escucharlo, a pesar de su gran temor de que le hiciera daño a la chica, en espera del momento en el que el monstruo sacara su daga y le apuñalara en ese mismo instante. Pero aunque ese momento nunca llegó, pasó algo peor. Nathaniel vio como el chico se levantaba y ella le imitaba. Entonces el chico se acercó a ella y depósito un pequeño beso en su mejilla. Nathaniel se quedó paralizado y sin saber qué hacer. Escucho que la creatura se despedía y le decía que se verían el miércoles.

Nathaniel sintió que se le helaba la sangre y que no se podía mover. Pasó el resto de la semana temblando de miedo y cuando llego el miércoles, casi no podría respirar. Durante la noche se la pasó despierto mirando a su ventana hasta que vio cómo su chica salía a su balcón. Nath pensó que saltaría hacia el campo y se dirigiría hacia el bosque como la vez pasada. Pero Marinette no salto de su balcón. Se quedó de píe recargada, viendo las estrellas.

Nath pensó que quizás había desistido y no iría a ver a la criatura del bosque. Pero antes de que pudiera suspirar aliviado vio como una sombra se acercaba hacia dónde estaban. Podía notar el sutil movimiento de las cosechas al tiempo que algo pasaba por ellas.

No tuvo que quedarse mucho tiempo más  para que el ser saltara de las cosechas hacia el balcón de Marinette. La chica se sobresaltó algo cuando le vio, pero rápidamente se calmo. Al igual que en el bosque solo se limitaron a hablar antes de que el chico se fuera.

Entonces comenzó un mes de martirio en el que Nathaniel  apenas dormía por miedo a que el ser apareciera alguna noche y asesinara a Marinette sin que el pudiera hacer nada. Noto que las reuniones con el monstruo eran más o menos una vez a la semana y Nath estaba casi seguro de que el ser solo estaba ganándose su confianza para luego terminar con ella.

Mas sin embargo, esto comenzó a cambiar. No era nada fuera de lo usual que Nath observará a Marinette, pero con ello comenzó a notar ciertas cosas como que en ocasiones, la azabache se ruborizara sin razón, o que de la nada se pusiera a sonreír como tonta. Alya también lo había notado y Nath pudo escuchar unas cuántas ocasión que la morena le preguntara a su amiga si había algún chico especial en su mente para que esta sonriera así, pero hasta donde Nath sabía, no había logrado sacarle nada de información.

Más pronto, Nath comenzó a notar un patrón. Siembre que su adorada azabache se juntaba con el monstruo, al día siguiente se mostraba más risueña y alegre que los demás días. Y entonces fue cuando Nath notó que su chica, ya había caído en las garras del monstruo.

Nathaniel miró a su derecha al escuchar pasos y pudo ver cómo Marinette caminaba junto a él. Cuando sintió su mirada, volteo la cabeza y le sonrió. Nath sabía que ella se preocupaba por el, una de las cosas que más amaba de ella. Nath miro al sol sobre su cabeza. Tenía que hablar con ella, tenía que decirle algo. Quizás todavía no era demasiado tarde para alejarla del maligno ser. Tomó una bocanada de aire y deteniéndose abruptamente, dijo:- Marinette, tenemos que hablar

Hola chicas.
Espero les haya gustado el capítulo. El siguiente se viene bueno. Si les gusto voten y comenten y nos vemos las siguiente semana.