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Capítulo 15

Nathaniel caminaba como todos los días a la escuela local del pueblo. Estaba un poco lejos de su casa, pero nada en el pueblo estaba demasiado lejos de todos modos. Miraba hacia el piso, golpeando constantemente una piedra en el camino.

Cuando levantó la vista, noto una figura familiar a unos metros de él. La chica se amarraba su azulado cabello en sus usuales dos coletas de cabello. Mientras Nathaniel se acercaba, uno de los listones de Marinette cayó al suelo, pero antes de que pudiera recogerlo, una mano amiga ya se encontraba haciéndolo.

Cuando Marinette levantó el rostro, se encontró con una cabellera roja y con unos familiares ojos turquesa.

- Hola Marinette

Marinette se sorprendió algo al encontrarse con Nathaniel, pero le saludo alegremente de la misma manera - Oh, hola Nath. No te había visto.

Nathaniel solo sonrió un poco y se dispuso a devolverle su listón.

- Gracias Nath

Marinette se recogió todo el pelo que le quedaba suelto y se lo amarró con el listón. Nathaniel la miro un poco, antes de desviar la mirada. Tenía ganas de decirle que quizás se vería increíble si fuera a la escuela con el cabello suelto, o preguntarle si le permitiría ayudarla a amarrarse el pelo, pero se contuvo. No valía la pena.

Marinette se termino de arreglar y se volvió hacia él- quedé bien?- Para él, bien no llegaba ni a la mitad de cómo se veía. Él quería decirle que se veía hermosa. Que siempre lo hacía.- Sí, quedaste bien. Quieres que vayamos juntos a la escuela?

Quizás era una estupidez, pero valía la pena intentarlo. - Bueno, planeaba esperar a Alya, pero, no creo que se enfade mucho si me vengo contigo.

Nathaniel sonrió y comenzaron a caminar. Antes, cuando eran chicos, solían irse juntos a la escuela todos los días. Platicaban mucho, él le enseñaba sus dibujos y jugaban a corretearse hasta llegar a la escuela. Eran momentos mágicos. Sin embargo, crecieron y las cosas cambiaron. Ella cambio y el también. Ahora solía verla todas las mañanas con Alya. Y no era que le molestara, simplemente, le gustaría que las cosas volvieran a ser como lo eran antes.

- Y bien, como te ha ido todo Nath?

Marinette lo miraba con una mirada expectante. - Pues bien, todo normal. Dibujando, pasando tiempo con mi madre, reprobando ciencias, lo mismo de siempre. Y tú? Cómo va todo?

Marinette rió un poco. - Pues bien también. Tú ya sabes que suelo meterme en más líos de los que me gusta admitir. Pero bueno. Creo que sigo viva, así que todo va bien.

Nathaniel la miro con un poco de preocupación. Era cierto que quizás Marinette era un poco torpe, y se metía en muchos apuros, pero vaya, del último problema en el que se había metido casi no salía viva. Se había reintegrado a la escuela hacia un par de semanas y claro que todos estaban muy felices de tenerla de vuelta, pero Nathaniel la había visto  constantemente antes de que regresara a clases. La había visitado constantemente cuando estuvo en cama una vez que había regresado de su "aventura" en el bosque, y sabía que no todos habrían sobrevivido a lo que ella sobrevivió.

El cretino de Félix se había encargado de que todo el pueblo supiera que Marinette había sido secuestrada por Chat Noir. Cuando Nathaniel se enteró de esto, sintió que el alma se le caía a los pies. No se podía dar el lujo de perder a Marinette. No se podía dar el lujo de perder a su musa.

Fuero días muy negros para el. Cada día se levantaba con la esperanza de que su chica apaciera. Que algunos cazadores la encontraran, o que simplemente llegará un día al pueblo. Que algún día regresará a su vida. Y sin embargo, todas las noches, se acostaba rogándole al cielo que siguiera viva. Pues nunca podría lograr superar que su amada ya no estuviera más.

Que ya no la pudiera ver en las mañanas caminando con Alya. Que ya no la pudiera observar cuñado se sentaba frente a él en clases. Que ya no pudiera contemplar su hermoso cabello negro azabache cuando se lo soltaba. Que no pudiera ver más sus hermosos ojos que parecían hermosos diamantes. Que no pudiera volver a tocar su tersa piel cuando sus manos chocaban accidentalmente. Que no pudiera sumergirse en sus fantasías, en las que ella siempre estaba presente. Simplemente nunca podría aceptar a realidad como esa.

Quizás por eso, en cuando se enteró que Marinette seguía viva y que estaba en el pueblo, corrió tan rápido como sus piernas le permitieron a la casa de Marinette. Volver a ver su rostro y sus hermosos ojos azules había sido como encontrar un oasis en medio de un desierto de desesperación.

Nathaniel miro a Marinette, la cual parecía ajena a todo lo que el pudiera estar pensando. Nathaniel notó que se detenía un poco el costado al caminar. Quizás todavía le dolía un poco.

En un arrebato de valor, Nathaniel estiro un poco el brazo y le tomó la mano. Marinette se sonrojó de golpe y le volteó a ver con los ojos bien abiertos. - Estoy muy feliz de que estés bien Mari. Eres muy importante para mí.- Bastante avergonzado, Nathaniel consideró quitar su mano, pero se detuvo cuando sintió que Marinette entrelazaba sus dedos con los propios. - Tu también eres muy especial para mí Nath.

Y tomados de la mano, continuaron caminando hacia la escuela.



Hola chicas.
No sé si lo han notado, pero he gestado corrigiendo los primeros capítulos. No he terminado, pero en eso voy. Espero que les haya gustado el capítulo. Vote y comenten y nos vemos en el siguiente capítulo.

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