Marinette caminaba por los caminos de su pueblo mientras era acompañada por Alya. Se dirigían a comprar telas y la tienda se encontraba cerca del centro del pueblo. El pueblo en el que vivía no era tan grande como algunas ciudades vecinas, pero era suficiente para todos. Últimamente había mucho revuelo entre la gente del pueblo.

El padre de Felix, el gobernador del pueblo se había mantenido indiferente ante el incendio de dos casas a las afueras de la ciudad. Los dueños eran gente humilde y no podían pagar los daños, pero el gobernador se negó a ayudar a aquella gente y cuando le pidieron a Felix que les ayudara él, se negó rotundamente siguiendo los pasos de su padre. A Félix no le interesaba en absoluto la gente de su pueblo. Tan solo le interesaba el dinero que le podían dar. O lo que lee pudieran ofrecer, como era el caso de Marinette.

Habían pasado dos semanas desde que Marinette había hablado con Chat Noir y realmente se sentía mucho mejor después de hablar con él. A veces miraba al bosque, pero ya no se sentía cohibida por el, del mismo modo que en ocasiones, juraba ver unos destellos verdes desde la oscuridad, pero ahora cuando lo hacia, no sentía miedo de que Chat la tuviera en la mira. De hecho, en ocasiones se sorprendía a si misma con la mirada perdida en el bosque imaginando sus brillantes ojos verdes o viéndose en su mente charlando con él.

Sin embargo, aunque sus padres no parecían darse cuenta, Alya sí lo había notado. Ya habían pasado varias veces que su amiga la cachaba con la mirada perdida, sumida en sus pensamientos. Alya lo había dejado pasar al inicio, pues pensaba que solo recordaba el incidente hacia unos meses, pero ya después comenzó a sospechar algo. Y no es que a Marinette le gustara Chat Noir ni nada por el estilo, si no que simplemente, le causaba una sensación un poco distinta a la que sentía generalmente con otras personas. Una sensación desconocida para ella.

Marinette miraba el piso, pateando unas cuantas piedras que se encontraba en el camino. Alya la miraba un poco desconcertada, pero lo dejo pasar. No era la primera vez que Marinette actuaba de esa forma, pero por lo que había descubierto en los últimos días, sabía que probablemente no lograría sacarle nada de información. Sin embargo, al ver que su amiga la miraba con intriga, la miró de regreso y le sonrío.

Tras una agradable tarde, después de comprar las telas que Marinette había ido a buscar, era hora de regresar, pues el sol se ponía en el horizonte. Llegaron a la casa de Alya y esta se volteo hacia su amiga, la cual se disponía a seguir su camino hacia su casa.

-Marinette, quieres que te acompañe a tu casa? 

Esta se volvió hacia Alya.

-No gracias Alya. Ya está oscureciendo y no me gustaría que tus padres se enojen con migo por llegar tarde.

-Estas segura? No me gustaría que te pasara nada malo.

Marinette le sonrió delicadamente, al tiempo que se acercaba a su amiga para darle un abrazo.

- No me pasará nada. te lo prometo

Se abrazaron fuertemente y luego Marinette siguió su camino. El camino no era demasiado largo, pero sin embargo Marinette comenzó a apurara el paso. desde hacia un tiempo, tenía la sensación de que alguien la seguía, a pesar de que la calle estaba prácticamente vacía. tenía la sensación de que alguien la seguía.

Un rato después, ya estaba segura de que alguien lea seguía. Oía pasos detrás de ella, y sentía una mirada penetrante sobre ella. Sintió escalofríos y el miedo correr por sus venas.

Comenzó a correr. Oía los pasos comenzar a correr detrás de ella. se volteó y vio una figura encapuchada que corría detrás de ella. Podía ver su casa, pero parecía que el camino se alargaba con cada paso que daba.

Y finalmente sintió un jalón en su brazo que la apartó del camino y la encerró en un callejón. la figura negra la aprisionó contra la pared. Marinette apenas y podía respirar presa del pánico. Y cuando el desconocido se levantó la capucha, pudo ver una cabellera rubia familiar. Pero eso no era bueno.

-Félix?- Marinette miro con temor al hombre que se encontraba frente a ella- Qué estas haciendo? Suéltame!

Marinette trató de forcejar contra él, pero solo consiguió lastimarse las muñecas. Los azules ojos de Félix la miraba con odio y lujuria. Entonces comenzó a hablar...

- Marinette. Le has dicho a todo el mundo que no recuerdas el incidente. Le has dicho a todos que no viste a nadie. Que no recuerdas quien te salvó. Y le has dicho a todos que no recuerdas a Chat Noir. Me has hecho quedar en ridículo con todos. Pero yo sé lo que ví. Se que Chat Noir estuvo ahí y sé que él te llevó con él. Así que quiero la verdad. Qué fue lo que pasó en realidad? RESPÓNDEME.

-No se de que hablas Félix. no recuerdo nada de lo que estás diciendo.

-MIENTES!!!

Félix aventó a martinete contra la pared, y luego volviendo a acercar a ella.

- Si no me quieres decir, podemos lograr que hables con otros métodos. Tárdate ele tiempo que quieras.

Félix  estampó sus labios contra los de Marinette de una forma brusca, mientras que recorría sus manos por su cuerpo, provocándole escalofríos de repulsión a Marinette, quién por más que forcejeaba, no podía escapar.

La azabache sentía que ese, era el final, cuando de repente, oyó una sonora risa, que logró que Félix se despegara un poco de ella, para contemplar la negra silueta que se alzaba desde la entrada del callejón.

- Yo no lo creo, niñato.

Una cálida sensación recorrió a Marinette al oír la voz del personaje.

- Quién te crees para hablarme así a mí?- Preguntó Felix alzándose dispuesto a combatir contra aquel que se encontrara arruinando su momento. Más cuándo volteó a ver el rostro de aquel ser, su cara adquirió un tono blanquizo, mientras que en el rostro del contrario una sonrisa algo tétrica se formó.

- Alguien con quien no te gustaría encontrarte.

hola Chicas.

Ya se, no actualizo desde hace dos semanas pero bueno, espero que les haya gustado. Creo que no voy a poder actualizar la siguiente semana, pero lo intentare. nos vemos en el siguiente capítulo.