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9. PODEROSOS.


—Te reto a correr en pelotas por el patio trasero.
—propone James a Wesley haciéndolo negar.

—Estas idiota, claro que no.

—Marica.

—¡Hay mujeres aquí!—Wesley señala a las tres chicas que le ven con sonrisas burlonas.

—Nadie te juzgará si lo haces.

La chica pelirroja le dice en forma graciosa pero Wesley vuelve a negarse. Toma la botella y le da un duro trago mientras le contamos hasta diez, lo suficientemente lento para que pueda emborracharse de nuevo y por segunda vez.
James no ha dejado de beber tampoco pero tiene más de media noche con el mismo trago en la mano solo re meneando a los lados.

—¿Entonces vas a hacerlo o no?
Emma le reta elevando las cejas logrando que varios de nosotros sobremos abucheos, pero Wesley niega.

—No me meterán en su juego, lo siento pero no.

—Deberías retirarte entonces, ni siquiera has hecho ningún reto—James brama.

—Bueno, tal vez porque este juego es aburrido y estoy demasiado sobrio.

Enarcó las cejas bufando.
—¿Demasiado sobrio? Casi te terminas la botella tu solo—digo haciéndole reír entonces Emma responde.

—Es tu turno Evan, ¿verdad o reto?
Sus ojos verdes me apuñalan hasta las entrañas mientras espera una respuesta.

Voy a decir lo mismo que Wesley porque siento que mi cuerpo está relajándose cada vez más, pero entonces me prometo que este es el último juego antes de irme a dormir de una buena vez.

—Verdad.

—Escoge reto, has escogido verdad todo el tiempo.
—James se ríe y entonces entiendo por donde va cuando señala a Emma con desdén.

—No voy a dejar que escojas sobre mi, olvídalo.

—En realidad sería bueno que cambies de verdad a reto, tus confesiones no son muy buenas—Emma dice mas sarcástica haciéndome sonreír.

Todos en la sala asienten y por un instante comienzo a sentir que mi energía vuelve. Asiento sin meditar palabra y entonces todos se cuchichean hasta que Wesley por fin me señala con un dedo junto a una sonrisa maldita.

—Te reto a que tu y Emma se vayan al cuarto juntos y pasen la noche.

Los abucheos resuenan pero menos el de Peter que me ve abriendo los ojos como platos. Aún no he entendido el punto de decir la verdad o la mentira a pasar de un juego donde ahora tengo que dormir con alguien. Emma pronto respinga pero sus amigas la empujan dándole ánimos cuando no digo nada.

—Yo no creo...—Carraspeó haciendo que los ojos verdes de mi lado me vean esperando a que esté bromeando—Bueno, si tú....

—Claro—una ligera sonrisa sobre sale de sus labios.

—Aunque preferiría no hacerlo, Wesley ni siquiera hizo ningún reto—me quejo haciendo que Wesley señale una botella vacía antes de contestaros

—Si pero en mi defensa me bebí toda la botella de un maldito trago, si tú lo haces entonces quedas libre.

Peter que está en el otro lado de la sala recargado en el sofá me ve con cara de inténtalo, pero sé que si tomo otro trago de alcohol voy a terminar vomitando, creo que he llegado a mi límite en mal momento. Y no es bueno.

—Bueno, entonces háganlo. No los extrañaremos.
—James nos ahuyenta a irnos.

Emma se pone de pie cuando lo hago mientras inclino la cabeza oyendo a los chicos chiflar haciéndome negar sin ganas. Dejo mi vaso de tequila en la mesita pasando del pasillo a las escaleras sintiendo los ojos de todos en la espalda pero sobre todo de Emma. Los chicos siguen hablando como si no estuviéramos una vez que terminamos por girar al pasillo de las habitaciones.

—¿Cual es la tuya?

—La ultima—señaló con la cabeza—O bueno, eso me dijo Peter. Cabe la posibilidad de que sea de alguien más y nos hayamos equivocado.

La hago reír mordiéndose los labios nerviosa cuando abro la puerta. El aire de la habitación se vuelve tenso cuando la noche se filtra por la gran ventana dejándome ver mis maletas esparcidas por todo el suelo como si las hubieran sólo lanzado desde la puerta. Pinche Peter.
Al cerrar la puerta me cercioro de poner el cerrojo para que los chicos no puedan subir y abrirla como si no estuviera pasando nada.

—Es una linda noche—Emma se vuelve de ver la ventana para verme—Oye sé que esto es incómodo,
no tienes que hacerme tanto caso...

—No no, está bien—carraspeó y por una vez le doy un vistazo a la habitación que se ve todavía más amplia—Si quieres...

—Tu me gustas, en serio—me ve—He intentado toda la noche no lanzarme a ti para que no creas que soy así, porque claro que no lo soy—despista haciéndome sonreír—Pero si, me gustas.

Pestañeo incomodo. El alcohol no me ha bajado por completo y siento que necesito dormir más de lo que necesito tener sexo ahora.
Voy a mencionarle que si quiere puede quedarse en la cama y yo me quedaré en el sofá pero en cuanto se me acerca la idea se disipa como humo en el aire.

—Dime algo ¿porqué sigues buscándola a ella solo si solo es una chica?—Susurra a centímetros de mi cara sabiendo a que se refiere, y sé que no viene a jugar.

Sus labios rosan delicadamente con los míos. Sus manos se posan en mi pecho causándome un escalofrío en seco mientras sus ojos se pasean por mi sin cuidado, mis manos van a su cara recorriéndole un mechón de cabello, parece estremecerse mientras sonríe pensando que le he dado luz verde cuando se acerca para besarme.

—Eres muy hermosa—le susurro chocando su nariz con la mía sintiéndola satisfecha. Mis labios palpitan y enseguida la acerco sellando nuestras bocas.

Gime al contacto haciéndome estrecharla más cerca de mi cuerpo. Sus labios húmedos succionan los míos en un debate por ganarme la delantera cuando su lengua se abre paso entre mi boca, mis manos viajan a las orillas de su vestido pero enseguida me empuja hacia atrás haciéndome caer sobre la cama.
No le presto demasiada atención al momento sintiendo todo darme vueltas hasta que siento su piel caliente sobre la mía.
Sus manos levantan mi playera despojándome de ella en segundos, le tomo de las caderas paseando mis manos por sus delgadas piernas haciéndola suspirar en cuanto me desabrocha el pantalón pero me detengo y ella lo hace también.

Nos quedamos unos minutos suspendidos el uno sobre del otro con nuestras respiraciones agitadas de fondo. Dejo caer la cabeza en la almohada de atrás intentando normalizarme, en un intento por encontrar las palabras adecuadas sintiéndola bajarse de mi para acortar este enorme silencio pero por el contrario habla primero:

—Lo lamentó—carraspea—Es obvio que vienes aquí por alguien, no debí...

—Nos dejamos llevar...

—Fue mi culpa

—Estamos medio ebrios....

—Sigue siendo mi culpa

—No, no es tu culpa—me quedo viendo al techo.

—De acuerdo—Dice entre riendo haciéndome sonreír—Podemos fingir que no pasó nada si quieres.

Dice y entonces me giro a verla.
—¿Y tu que quieres?

—En teoría veo que tus sentimientos están ocupados por ahora, así que...—dice con sorna terminando por girarse de costado para verme por igual—Quiero ser tu amiga entonces.

—Vaya cambio radical.
Me río sintiendo el aire faltarme.

—Acostúmbrate.

—No prometo nada—suspiro viéndola asentir—Pero no te preocupes, nada saldrá de aquí si así quieres.

Las comisuras de sus labios se elevan alejando por fin la gran nube de denso aire. Mis ojos comienzan a cerrarse y siento mi cuerpo relajarse en conjunto dándome por vencido de una buena vez, no sé si es por el alcohol que ni siquiera me doy tiempo de pensar en Emma pero enseguida la siento acurrucarse a un lado de mi con las manos frías.

—Oye, Evan—balbucea a mi oído.

—¿Ummh?

—Antes de que nos besáramos tan increíblemente.
—dice y sin querer sonrió—¿Recuerdas que te pregunté porqué no la dejabas ir si solo era una chica?—asiento—No me contestaste; ¿que tiene de especial que te hizo moverte a kilómetros?

Abro los ojos lentamente volviendo al techó blanco sintiéndome algo mareado. Trago saliva exhalando.

—Bueno, espera a que la conozcas y verás.
—elevó la comisura de los labios cerrando los párpados antes de quedarme profundamente dormido.

**************

Heatclif creía que el amor era algo con lo cual se vivía aún después de la muerte. Tenía la esperanza de un día dejar cumbres borrascosas mientras caminaba por aquel sendero de mano de Katherine por toda la eternidad. Toda su vida se transformó en un infierno, en parte gracias a él.
Cada acción y palabra que profanaba, lejos de acercarlo a Katherine lo alejaba todavía más. Su arrogancia, el egocentrismo, la rudeza de sus sentimientos eran el ejemplo más claro. Creía que estaba haciendo lo correcto, creía que su forma de actuar era la adecuada, creía que ella volvería. Pero entonces, la perdió.

—Traigo una cruda que casi vomito por el trasero.
—James se soba las vienes sentado en el sofá.

Estamos los cuatros desparramados por la sala con las caras largas sintiendo todo darnos vuelta. Todos menos Peter y su ánimo mientras hace jugos desde la cocina con el extractor que hace un ruido insoportable y me bombardea la cabeza.

—Este día está lejos de ser productivo.

—Tenemos que hacerlo, tengo planes para hoy
—James nos señala pero a duras penas—Pero igual podemos descansar y mañana ir al combate.

Recargo la nuca en el filo del sofá cerrando los ojos adormilado. No dormí lo suficiente Gracias a que Wesley la paso tocando a todas las puertas para molestarnos por la mañana. No supe a qué hora Emma se fue y siendo honesto aunque me lo haya dicho no creo recordarlo.
Peter entra a la sala con tres vasos entre las manos, nos pasa uno a cada uno de un líquido rojo, voy a preguntar que es pero James se lo bebe de un trago y en cuanto lo tiene en la boca palidece poniéndose de pie de golpe corriendo hasta el baño.

—Y ahí va el hombre de nuestras vidas, a vomitar.
—Wesley se ríe pero cuando huele el vaso arruga la nariz—¿Que carajo es esto? ¿Un muerto en un vaso?

Peter rueda los ojo.
—En realidad se llama levanta muertos, es un remedio para la cruda.

—Pues a James si que le ayudó—bramo meneando el líquido viscoso en el vaso transparente—Se ve asqueroso.

—Y huele horrible.

—Y sabe de la mierda—James sale del sanitario haciendo una mueca—¿Que tanto lleva esa cosa?

—Cebolla, ajo, tomate, y apio—Peter dice mientras se recarga en el sofá relajado. Entonces Wesley y yo rápido dejamos el vaso en la mesita de centro haciendo vernos mal pero no dice nada.

—Entonces, continuando con el show ¿qué tal la madrugada con las chicas?—James eleva la comisura de los labios como si su borrachera todavía le permitiera recordar un poco de anoche.

Yo emito un suspiro de mi parte haciéndole verse en espera de una respuesta del que sea. Voy a decir que nosotros sólo dormimos pero enseguida Wesley se señala haciendo una mueca.

—Yo trate de ligar con Emma pero ella me rechazó.
—me apunta—Creo que tú tuviste suerte.

Si me quedo callado sabrá que es así, pero si hablo tengo miedo de terminar vomitando sobre la alfombra, así que solo niego. Y James ve a Peter.

—Que hay de ti macho alfa, ya deberías de haberte acostado con medio Seattle.

Voltea los ojo.
—Sorpresa, te he fallado campeón.
—dice con sorna haciéndome reír antes de ponerme de pie. Necesito darme una maldita ducha antes de salir de aquí a lo que vine a hacer. Solo tenemos tres días, no puedo dejarlo pasar.

—¿Hey a donde vas?
Wesley me ve interrogante pero simplemente elevo los hombros restándole importancia antes de caminar de nuevo a la habitación de anoche.

Me doy una ducha rápida saliendo para vestirme con lo único que traigo en la maleta. Me peino el cabello hacia un lado y vuelvo a mirar por quita vez seguida la dirección de la casa donde está quedándose Angie, que si le calculo al paso de la mini van yendo a ochenta, llegaré en unos veinticinco minutos.

Cuando bajo solo veo a Peter en donde mismo mientras los otros desaparecieron, siento un enojo al pensar en que se han largado en la camioneta pero en cuanto Peter me ve parado en medio de la sala señala las habitaciones de abajo.

—Fueron a dormir de nuevo.
Vuelve la vista a su celular pasando por desapercibido. Asiento tomando las llaves de la mesita haciéndolo verme.
—¿Vas a salir?

—No se si sepas pero no vengo de vacaciones—gruño haciéndolo rodar los ojos.

—Eso ya lo sé pero no pensé que fuera a ir con ella tan pronto. Como sea, suerte—eleva su pulgar.

Camino a la puerta sin más pero el remordimiento me hace cerrar los ojos maldiciendo, entonces me giro sobre mis pies para invitarle a venir. Pero para mi suerte este niega.

—Estoy desvelado y no tengo ganas de ver reconciliaciones, a parte tengo que hacer algo—le miro incrédulo cuando dice—Pero si te sirve de algo me encargare del asunto.

Frunzo el entrecejo.
—¿Que asunto?

—Wesley.—carraspea mientras ave a las habitaciones
—Tu vete tranquilo, yo me encargo de que no salga de aquí, al menos no solo.

—¿En serio vas a ayudarme?

Asiente con desdén.
—Pasaré por alto que no te tomaste el jugo que hice, pero si. Lo haré.

—Ambos sabíamos que no lo haría—lo señaló mientras abro la puerta—Pero gracias, por lo otro.

Le resta importancia regresando los ojos al celular como hace unos minutos atrás y entonces salgo con los hombros más relajados. Bajo los escalones de la entrada viendo las casa frente de otras, el lugar tiene jardines muy verdes y frondosos, tanto que me recuerda a la calle en casa de la abuela.
Me subo ala mini ven recorriendo el asiento que Peter recorrió hasta atrás como si fuera pie grande antes de dar en marcha. Me paseo por la calle hasta la salida pero entonces una melena rubia se mece contra el aire en una casa casi frente a la nuestra. Entrecierro los ojos para ver mejor y cuando la pelirroja sale de casa ayudándole con las cajas que trae cargando ya no tengo duda de que es ella.

Me estaciono casi enfrente viéndolas batallar con los montones de cajas tiradas por la cochera junto con un par más a media calle.
Cuando el bajo de la camioneta ambas voltean y enseguida Emma sonríe rascándose la frente.

—Vaya, el bello durmiente despertó por fin.

—Y aún no duermo del todo bien—le sigo viéndola con un par de cajas—Déjame ayudarte.

Se niega pero enseguida su compañera de adentro grita que me deje hacerlo porque van a llegar tarde a clase. Son al menos unas diez cajas que entre ambos llevamos, no tengo idea que es lo que contienen adentro pero unas son mucho más pesadas que otras y una vez que las dejo por dentro de la casa en la estancia, entiendo que les hubiera costado casi medio día meter todas por sí mismas mientras también acomodan dentro.

—¿Se están mudando?
Pregunto y Emma asiente limpiándose las manos a los costados de los vaqueros.

—Si, vivíamos dos casas antes que esta. Pero era demasiado pequeña para tres mujeres desquiciadas dentro—Juega lanzándose al sofá—¿Y tú, ibas a ir al centro o a irte de una buena vez?

Sonrió negando.
—Me iré por la opción uno todavía.

—Menos mal, no deja de hablar de ti—la pelirroja sale de entre el pasillo haciendo que Emma abra los ojos como platos pero la ignora—Kate está casi moribunda, no irá a clase hoy.

Asiente y enseguida se pone de pie arreglándose el cabello en una coleta mientras me ve.

—¿Estarás ocupado en un rato?

Meto las manos en los bolsillos del pantalón vacilando.
—No tengo idea de que quieran hacer los chicos.

—Pues si no tienen planes, pueden venir conmigo y con las chicas a comer algo—sube el pie al filo del sofá arrugándose el dobladillo del pantalón.
—Es solo una opción.

Aplanó los labios para no reír al verla nerviosa.
—Gracias, lo tomaré en cuenta.

Salimos de la casa mientras la pelirroja sigue hachando cosas a su mochila sin salir todavía. Señaló la camioneta con la cabeza como indicio para irme viéndola asentir con las comisuras de los labios elevadas y los ojos entrecerrados por la poca luz de afuera. Quedamos en vernos después y una vez que me pongo en marcha tengo la ligera sensación de que no quiero irme en tres días, quiero quedarme por más tiempo y tengo miedo de que sea lo que ocasiona esa sensación.

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