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8. PERDIDOS EN LA FIESTA 2/2


Las mujeres suelen decir que los hombres mezclados con alcohol y multitudes de gente solo nos vuelven más agresivos, explosivos o en el peor de los casos ligadores empedernidos. Y tengo que decir que realmente creía lo mismo antes de entrar a este bar y encontrar a James y a Wesley encima del escenario borrachos y cantando
"i want it that way" de los Backstreet Boys mientras se mueven elevando las manos como si fuera un concierto de baladas románticas.

—Dime que es una broma.
Digo mientras Peter se toma el puente de la nariz antes de negar.

—Creo que ellos necesitaban mas el cuidado que yo
—me ve—Vamos a beber algo.

Asiento mientras le acompaño pero enseguida un chirrido del sonido nos hace formar una mueca. Me volteo para el escenario y encuentro a James señalandome desde arriba; Ay no.

—Con ustedes, mi buen amigo Evan.
Oh mierda.

Me apunta desde el escenario y los ojos de los espectadores voltean a nuestra dirección. Peter se atraganta con la bebida en cuanto escucha mi nombre y tengo que darme media vuelta para que no logren verme. Oigo un gruñido y de nuevo y como si nos les hubiera importado nada, vuelven a reproducir Backstreet Boys.
Suspiro tranquilo relajando los hombros intentando no tomar a pecho la risita de Peter a mi lado. Le doy una mirada sin gracia haciéndolo borrar la sonrisa enseguida girando a otro lado bebiéndole a su trago.

Pandeo los dedos sobre el vasito con medio trago. El mesero parece resbalar de una esquina a otra llenando los vasos de adolecentes sedientos de alcohol y descontrol. Todos parecen disfrutar mas que nosotros y eso me pone a pensar en lo mal que pareciera estar todo ahora, ni siquiera tengo el animo para sentirme dentro de la ecuación sin verme en el espejo de enfrente. Al menos James y Wesley parecen estarla pasando bomba.

—¿Problemas en el paraíso?
La voz de mi lado rompe el momento con mi conciencia. Mis ojos caen a la rubia a mi lado sentada en un taburete mientras pasa los dedos por el caballito de tequila medio lleno.

No puedo verla bien gracias a las luces parpadeantes, pero en cuanto rie mi atención se centra totalmente en ella.

—Pensaba que este era el paraíso.
—suelto haciendola ensanchar los labios en una amplia sonrisa.

—Bueno, el paraíso de las personas que aman emborracharse, si. En efecto.—la oigo carraspear y enseguida extiende una mano frente a mi—Soy Emma.

—Evan—le estrecho el saludó viendola elevar las cejas.

—Ahora me resultas más atractivo que antes, ¿te invito un trago?

Lo dice como si fuera lo mas natural y entonces niego fingiendo resistencia.

—¿A cuantos hombres les has invitado un trago esta noche?

Vacila meneando la melena larga.
—En realidad a cinco, no te sientas muy especial.

—No lo estaba considerando, no te preocupes.

—Pero no lo aceptaste.

—Lo sé—me recargo en ma barra de espaldas para seguido verla—No soy chico facil.

Una risita jocosa se oye por encima de la musica mientras me muerdo los labios para no reírme.

—¿Entonces va a costarme demasiado poder ligarte?

—En efecto—la señalo—Aunque los buenos ligadores no preguntan si aceptan un trago.

Rueda los ojos recargándose contra la barra.
—A mi me gusta que me lo pregunten.

—Eso es porque eres mujer—digo y enseguida la veo fruncir el entrecejo, entonces corrijo—Eso se escucho muy misógino, no sonaba asi en mí cabeza.

Le resta importancia con una mano.

—No te preocupes, las mujeres siempre estamos esquivando la misoginia, es nuestro pasatiempo favorito.—dice con ironía incorporándose mas a mi.
—Entonces, ¿vas a aceptar mi trago?

Las luces dejan de parpadear y la musica baja poco a poco haciéndome entender que James y Wesley dejaron de cantar por fin. Los ojos verdes penetrantes de la rubia se ciñen mas a mi una vez que podemos vernos las caras mejor que como focos parpadeantes. Alzó la vista para ver a Peter platicando con una chica morena y entonces termino por contestar.

—No, gracias—digo y en cuanto lo hago la ligera sonrisa que tenia se le baja poco a poco, carraspeo gracioso.
—¿Te invito un trago?

Sus cejas pobladas se arrugan entendiendo en segundos. Una risa sancarrona sale de ella mientras niega y seguido se incorpora para verme.

—Los buenos ligadores no preguntan si aceptan un trago—contra ataca haciéndome tomarme el pecho fingiendo sorna.

—Touche, aunque yo no estaba ligandote.

En cuanto se puso de pie pense que se lo había tomado demasiado personal y se iría, pero enseguida esa idea se desmoronó cuando su mano se poso en la botella de tequila sirviendose y sirviendo otro trago para mi extendiendo el vaso.

—Eso me gusta.

Frunzo el entrecejo.
—¿Que no estabas intentando ligarme hace un instante?

—Cambio de planes—eleva su trago chocando con el mio—Mejor pongámonos una maldita borrachera.

Las comisuras de mis labios se elevan, ahora es mi hora de disfrutar.

Diez shots de tequila después...

—¿Entonces estás aquí por una chica a la que literalmente dejaste destrozada?—pregunta y asiento—Vaya desastre.

—Ella no va a perdonarme ¿cierto?

—Oye no te desanimes—me da un ligero apretón en el hombro—Pero claro que no lo hará.

Le da un trago mas a la botella haciendome verla mal. Estamos afuera del bar sentados en el cesped de un pedazo de juegos para niños que hay enfrente. Ambos bebemos de una sola botella mientras platicamos de todo lo que se supone que no se debe de platicar en una noche de borrachera frente a un bar en seattle.

—¿Hubieras preferido que todo fuera diferente?—me observa atenta—Me refiero a que si pudieras cambiar lo que te hizo venir aquí ¿lo harías?

Cuando vuelve a preguntar siento que pudiera ser tan facil decidir. No lo habia pensado de esa forma, al solo hecho de pensar en decir que si, eso me llevaría al inicio. Un inicio donde seguramente mi historia con Angie no se repetiría de ser asi.

—Aunque lo quisiera, ya nada puede ser diferente ahora—le doy un trago a la botella haciendo una mueca—Y tu, ¿cual es tu historia?

Frunce el entrecejo.
—¿Mi historia?

—Claro, todos tenemos una historia.

—Bueno, yo no—me quita la botella de entre los dedos viendome. Enmarcó una ceja divertido.

—¿Y entonces quien eres?

Eleva los hombros restandole importancia.
—Solo soy una chica en un bar.

Se rie como si hubiera sido gracioso a parte de ingenioso. No digo mas quitándole la botella dándole otro trago hasta el fondo, veo la hora en mi reloj con las dos de la madrugada. Necesito dormir, tengo solo cuatro días para hacer todo lo que tengo que hacer, y ya desperdicie uno.
James se subio a la camioneta a dormir desde hace una hora mientras Peter y Wesley siguen dentro del bar con dos chicas. Se suponia que yo salí para cuidar la camioneta y a James adentro, pero muy apenas he mirado la mini van unas cuantas veces; si se la robaran ahora con mi amigo dentro estoy seguro que no me daría cuenta hasta no escucharlo chingar por un buen rato.

—Y bien, chica en un bar, ¿eres de aqui?—pregunto haciéndola negar.

—Soy de Canadá pero estoy aqui por la escuela.
—menea sus dedos contra si—No voy a preguntarte lo mismo, esta claro que no eres de aquí.

Me trueno el cuello.
—No, soy del centro de California.

—Lo sé.

—¿Lo sabes?

Le resta importancia.
—Soy muy visual—me da una buena mirada de arriba a abajo—Y sigo pensando que eres demasiado guapo.

—¿Siempre eres asi de directa?

—Solo cuando alguien me gusta, y tu me gustas—me da un golpecito en el hombro—Pero no te preocupes, no voy a presionar.

Una risa me sale del pecho cuando la escucho y parece sentir lo mismo porque me sigue mientras niega. Volvemos a quedarnos sin decir media palabra solo con la musica cruzando la calle rebotar hasta afuera. Para mi fortuna no tengo que vigilar a James tanto tiempo en cuanto veo salir a Wesley y Peter a fumar junto con las chicas mientras ríen.
Wesley me ve y me hace una seña dandome a entender que es hora de irnos. Me pongo de pie de golpe pero enseguida siento el alcohol que pensaba no estaba haciéndome tanto efecto. Emma se rie cuando casi resbaló.

—¿Es hora de irte?
Pregunta poniéndose a mi altura con la botella bien agarrada.

—Los chicos quieren irse.

—¿Y tu...?

—Quisiera decir que no pero muero por ir a orinar a un lugar decente—bromeó haciendola asentir.

—Bueno, entonces nos vemos.
—me da una ligera sonrisa lista para irse pero enseguida Wesley llega.

—Hermano debemos irnos—suelta dandole una mirada a la rubia—Si quieres puedes venir.

Arrugo el entrecejo y cuando volteo a ver a Emma tiene la misma expresión.

—¿Hasta donde irán?
Pregunta haciéndolo señalar la calle.

—Al fraccionamiento sur ¿sabes donde demonios queda eso?

Se mofa.
—Yo vivo ahi, con mis roomies.—posa sus ojos verdes sobre mi—¿Les molesta si nos vamos con ustedes?

—Para nada, ve por ellas y podemos irnos todos juntos ¿verdad Evan?

Wesley habla como si fuera mi casa a la que vamos a ir cuando el verdadero dueño de este desmadre es James y ahora esta dormido en los asientos traseros como un niño en una boda.

Me rasco la cabeza elevando los hombros.
—Claro, adelante.

Emma sonrie conseguida mientras menciona que ahora vuelve. La vemos bajar de la acera mientras el vestido de lentejuelas ceñido a su cuerpo brilla desde una distancia bastante considerable. Aprovecho para girarme en cámara lenta a Wesley quien intenta prender un cigarro sin encender siquiera el encendedor.

—Eres un pendejo.
Le digo pasando por su lado oyendo gruñir en vez de ayudarle.

Al llegar a la puerta veo a una chica pelirroja y a otra pelinegra hablando con Emma. Parece sentir mi presencia porqué conseguida se gira encontrando mis ojos sobre ella y una sonrisa se le escapa a la vez que me señala con el dedo dejándome ver con sus amigas quienes tienen el entrecejo entre fruncido.

—El es Evan, el chico del que les estaba hablando
—dice y ambas asienten sin ganas.

—Somos Emilia y Trina; amigas de Emma—la pelirroja me barre con desconfianza.

Voy a decir algo pero Wesley llega para irnos. Nos señala la camioneta pero las tres se quedan quietas sin moverse, no entiendo hasta que oigo a la pelirroja Emilia decir que es mejor que pidan un taxi.

—Si se sienten mejor llendo solas, esta bien. No se preocupen por nosotros.
—digo haciéndolas respingar dejando de balbucear.

—No te lo tomes a mal, es solo que...

—Entiendo, igual podemos vernos ahi cuando lleguen. Creo que podemos encontrar el camino nosotros—aclaro.

Las tres asienten rapido como si les hubiera leido la mente y enseguida piden un taxi llendo un poco antes de nosotros. Obviamnete vamos a seguirlas porque no tenemos ni puta idea de cómo llegar por nosotros solos. Peter se ofrece a manejar porque es él más sobrio de los cuatro.

—Debiste decirles que vinieran con nosotros. Estoy aburrido—Wesley escupe fanfarrón desde el asiento de atrás sobre los ronquidos de James.

—No iba a pedirles que vinieran aqui para que dejaras de estar aburrido, no chingues—digo entre una risita—Dijo Emma que viven en la misma residencia.

—¿Y esa Emma...

Arrugo el entrecejo.
—¿Y esa Emma, que?

Peter vacila mientras Wesley borracho tararea una cancion de la radio. El ojitos de playa le da un vistazo por el retrovosor subiendo el volumen de la musica, y entonces regresa los ojos un instante.

—Pues si, ¿que hay con ella? ¿te gusta?—carraspea
—O bueno...

—No Peter, no me gusta.

—Pero es linda.

—Ya lo sé.

—Y parece que tu le gustas.

—Eso tambien ya lo sé—y solo porque me lo dijo pienso—Pero eso no quiere decir nada.

Peter enarca las cejas.
—Si, como no.

Me giro abrupto mientras subo más al estéreo en cuanto veo a Wesley cerrar los párpados, pero lo suficientemente bajo para poder reclamarle a Peter.

—¿Porque estas diciendo eso? Crei que iba a ayudarme hace unas horas atrás.

Asiente aplanado los labios.
—Y lo voy a hacer, pero eso no quita que la duda de que puedas estar interesado de alguien más me entre.

—Vamos Peter, apenas la conozco.

—Si, pero en mi defensa a Angie apenas la conocias—gira a la derecha junto con el taxi delante—Yo solo quiero que tengas cuidado esta noche, no venimos solos.

Sé que a solos se refiere a la unica persona que hasta ahora podria arruinar nuestros planes, o lo que sea que es esto. Con un simple clic o una abierta de boca Wesley puede acabar con todo.
Y no puedo pensar en como hacer para mandarlo de vuelta a California pero a la vez conseguir los papeles que necesito. Suena estupido, lo sé. Pero no puedo darme el lujo de regresar sin alguna de las dos cosas por las que vine, en especial Angie.

—Alto—escuchamos detrás y rápido vemos a James sentado en el asiento.

Peter y yo nos vemos asustados de que hayan podido escucharnos pero enseguida lo vemos palidecer.

—Mierda, va a vomitar.
Wesley se hace a un lado en posición fetal. Peter frena de golpe a media carretera y quita los seguros oyendo la puerta ser abierta.

Cierro los ojos haciendo una mueca mientras Peter le sube a la musica para no oir ruidos del exterior mientras Wesley sigue hecho bolita a una esquina.
Peter menciona que no iba tan recio como para hacerle vomitar pero se le olvida que era James el que estaba cantando en un escenario con casi un litro de alcohol en el cuerpo.
Permanecemos por unos cinco minutos parados en medio de la nada hasta que James nos da el visto bueno dandole un trago de agua a la botella tirada en el tapete.

—Más te vale no vomitar de nuevo.

James voltea a ver a Wesley sin ganas.
—Vete a la chingada, la próxima vez recordaré hacerlo sobre ti.

—Pendejo

—Cierra el hocico, solo vomité alcohol. Tu vomitas pendejadas todo el tiempo—contra ataca haciendome rodar los ojos.

—Será mejor que...

—Sera mejor que ambos cierren la boca de una jodida vez—digo volteandome para verlos.

Los dos solo se dan miradas de flojera pero ya no se dicen nada más. Cosa que agradezco porque no quiero seguir aqui escuchando peleas de crios borrachos. Pense que me sentiría cansado por el viaje y por fin podria dormir siquiera en este lugar. Pero lejos de eso parece que me he recargado de energía y no se que tan bueno sea eso a plena madrugada.

Cuando llegamos al lugar nos piden los datos de la dueña de la casa y tenemos que despertar de nuevo a James para que diga lo que sea que le haya dicho su tia. La casa es grande, demasiado grande.

—Pido la habitación que tenga baño.—Wesley dice entre riendo. Entonces James le lanza unos ojos de desaprobación.

—Estas idiota, la habitación grande es mía. Ustedes consigan la suya.

Pelea una vez que nos aparcamos en la acera y este baja como alma que lleva el diablo al ver a Wesley hacer lo mismo. Peter y yo nos vemos con flojera dandole un vistazo a las afueras de este lugar.

—Es un buen lugar.

—Para unos borrachos, si creo que si. —Peter dice mientras se pasa las manos por la cara—Estoy muriéndo de sueño.

—Ni que lo digas.

—Y no creo que podamos dormir con ellos aqui dentro—ambos miramos a la puerta viéndolos intentar prender el enorme televisor.

—Maldición.

—Les dije que no bajaran a ese bar.

—Si bueno, nadie te pidio tu opinion acerca de eso.
—me recargo en la camioneta sacando un cigarrillo.

Peter niega viendome como si fuera la unica persona a la que no quisiera ver aqui. Y si es así creo que es mutuo.

—Pensé que seriamos amigos.

—Mal hecho—carraspeo y entonces le veo—Somos compañeros de crimen, es todo.

—No, ya no voy a ayudarte.

Ruedo los ojos.
—Deja de portarte como una mujer enojada. No quieres ayudarme pero ya estas aqui, pague tu boleto y tolere tus preguntas todo el maldito vuelo, asi que si, vas a ayudarme.

—Tu forma de pedir las cosas es un puto asco.

Suelto una risita viéndolo cruzarse de brazos molesto. El aire frio me hace querer meterme pero en cuanto la musica retumba de adentro cierro los ojos estresado. Entonces digo:

—Fuiste la persona que iba a salir con Angie por pedido de Lily, y la que empujó a Barbara estando borracho en un bar. ¿Y aun asi te atreves a decir que mi forma de pedir las cosas es un asco?—me mofo.
—Suerte con eso.

Va a decir algo pero somos interrumpidos por las chicas. Las tres cargan dos bolsas entre los dedos mientras observan la casa una vez que las seguimos para hacerles compañia mientras James pone vasos de plástico y una botella vacía.

—Menos mal que trajimos mas alcohol—dice la morena amiga de Emma una vez que nos sentamos en la sala.

—No, en realidad esa botella es para otro fin mejor. Si tenemos dinero para alcohol—James le dice entre molesto y borracho pero ella lo ignora mientras volteo los ojos.

—¿Y entonces para que fin es?

Wesley carraspea saltándose hasta mi lado. Entonces una sonrisa algo maníaca atraviesa su cara.

—Vamos a jugar verdad o reto.

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