6. Armario de cadaveres.
—Los oídos me están matando.
James se soba las orejas haciéndome impacientar.
—Ponte unos malditos tapones.
Me mira incrédulo.
—Dije que me dolían, no que me molestaba el ruido.
—A mi si me molesta el ruido, en especial el que sale de tu boca.
Wesley brama al otro lado de James. El moreno no vuelve a quejarse de los oídos y yo tampoco digo nada formando una sonrisa zancarrón. Peter va a dos asientos delante de nosotros y no ha parado de levantarse al maldito baño y saludarnos cada que lo hace. Comienza a fastidiarme.
Wesley se ha dormido dos veces y contando, cada una de unos diez minutos y cada que despierta vuelve a preguntar cuanto falta para llegar. Las turbulencias lo marean y es por eso que puse a James en medio, al menos así terminará vomitando encima de James y no de mí.
He traído unos cuantos papeles del trabajo para arreglar mientras llegamos, no me puedo dar el lujo de descansar mientras Maggie me sigue presionando para que no tenga problemas con mi padre. Sé que lo hace para ayudarme, aunque no siento que me ayude de más el presionarme con trabajo que para nada me despeja.
Llevamos volando apenas una hora, he intentado ver las películas que pasan por las pantallas pero cualquiera que sea no logra retener mi atención. Últimamente mi cabeza se dispara a otras partes cuando debería estar en una, y eso para nada me gusta. Pienso demasiado en todo, pienso en lo importante que sería la única idea de dejar de pensar tanto, y quisiera hacerlo porque siento que es lo mejor en gran parte porque no he podido dormir con tal tranquilidad, tanto que hasta podría decir que he olvidado la sensación de ir a descansar y realmente poder descansar. Pero mientras olvidó esa parte, sigo pensando.
Mi psicóloga una vez dijo que el pensar tanto es tan malo como fumar una cajetilla completa de cigarrillos al día. Jamás le pregunté que tan malo era que se hicieran ambas a la vez.
—Gracias por dejar que Peter viniera con nosotros
—James me da un pequeño golpecito llamando mi atención—Sé que no te cae muy bien...
—Eso no es importante ya.
—Claro, lo sé—se remueve viendo a Wesley volver a dormirse con los auriculares puestos. Entonces suspira—Estaba pensando en como...
—Hablaremos de eso después.
—Pero...
—Escucha, si por casualidad se entera antes de que haga lo que tengo que hacer, todo se irá a la basura.
Digo en cuanto mi cabeza comienza a repetir por quinta vez las consecuencias de mis decisiones y de si estás fallan. Si Wesley se entera y comienza a hacer su drama como suele hacerlo, Lily va a enterarse y no necesito que lo haga. Porque entonces Apolo caerá al igual que James, y después de James sigo yo. Y ya he probado que se siente caer sin poder meter las manos.
—Gaby quiere que nos mudemos a vivir juntos.
—James vuelve a hablar pero esta vez si alcanza a alzar mi atención—Dice que podemos ir a la misma universidad, y no se como decirle que no sin sonar como un completo imbecil.
Me rasco la cien.
—Sólo así, diciendo no.
—Suena fácil si no eres tú quien va a decírselo en la cara—se mofa—Me gusta mucho pero no lo suficiente, no siento que sea la....Ya sabes.
—¿La chica para ti?
Pregunto y aunque se queda callado se que eso significa un si—Es mejor que seas honesto.
Me ve incrédulo en cuando digo.
—¿En serio? ¿vas a hablarme tu sobre honestidad y esas idioteces?
—Sólo estoy aconsejando lo que de saberlo hubiese hecho—casi susurró mientras veo a la anciana de enfrente voltear a vernos mal.
—Como sea, tu decide.
—No se que decidir, por eso estoy preguntando.
—carraspea remeneándose en el asiento—Si le digo la verdad voy a romperle el corazón. Ella cree que quiero estar con ella por buen tiempo. Y es cierto pero...—menea la cabeza.
—Las relaciones serias no son lo mío.
Al oírlo sonrió enseguida negando. El eleva los hombros en señal de rendición,. He escuchado esa plática antes, uno antes de que James la dijera y no me trae buenos recuerdos.
—Ambos sabemos que no te gustan los compromisos. Si sientes que no estás dándolo todo, —inclinó la cabeza—Déjala ir de una vez.
No dice nada más. Yo tampoco abro de nuevo la conversación y agradezco que nadie vuelva a intentar hablarme por lo que resta del vuelo.
Una vez que aterrizamos, los cuatro comenzamos a ver departamentos cerca del campus donde se supone que voy. Wesley escoge varios lejos de mi destino sin entender porque a fuerza necesitamos estar cerca del centro. No digo nada y James tampoco. Peter sólo mensajea en el celular en espera de que nos decidamos por completo, y mientras eso pasa comienzo a ver que realmente no tenemos un plan elaborado. Esto es un desmadre.
—Liso, tenemos un lugar para pasar estos días.
—James nos ve dejando el celular—Mi tía nos prestará una de sus casas en renta.
Wesley hace una mueca.
—Pensé que nos quedaríamos en un hotel. No me resulta cómodo la casa de alguien más.
—Opino lo mismo.
Peter se une por fin haciéndome verlo sin ganas.
—Es lo que debemos si queremos gastar ese dinero en otras cosas—James intenta convencerlos—No es tan difícil, sólo dormiremos ahí.
Wesley vacila un rato antes de terminar aceptando a regañadientes. James nos menciona que salgamos a rentar un auto antes de que se haga mas tarde, mientras tanto Peter sigue mensajeando entre tropezones hasta afuera del aeropuerto. Los demás se ponen a hablar pero yo omito hacerlo, me siento cansado y sólo deseo llegar a dormir con la única esperanza de esta vez si poder hacerlo.
Brent Young.
Genial. Ahora soy el único idiota que se ha quedado aquí mientras los otros se largan a vacacionar como si fuera verano. Malditos imbéciles.
Mia no ha dejado de quejarse del departamento, todo el maldito día moviendo cosas y cajas que ha traído de su casa para intentar adornar este lugar tan deprimente.
He buscado departamentos en mejor estado pero la mayoría exceden el precio que estoy dispuesto a pagar. Mis padres me quitaron toda la ayuda posible desde que les mencione el embarazo de Mia, así que ahora trabajo en un maldito taller mientras ganó un sueldo mínimo intentando no querer salir corriendo.
Mi tío Daison se ha ofrecido a ayudarme económicamente pero no quiero tomarlo a menos que lo necesite cuando nazca el bebé. Sé que sabe que Mia vivía en un castillo de miel y que el departamento donde estamos ahora junto con el lugar no es de muy buen ver. La gente hace fogata toda la maldita noche y los autos pasan demasiado rápido por los angosto de la carretera haciendo estruendos con los baches a la madrugada. El agua de grifo sale café antes de salir del color normal, y si queremos ducharnos tenemos que calentar agua en la estufa que casi se desmadra cada que intentamos encenderla. Sé que Mia se esfuerza mucho por no quejarse, pero las únicas veces que lo hace, hace que esto resulte todavía más una porquería.
—La calefacción es una mamada.
Gruño cuando golpeó el cuadro sucio pegado a la pared.
—Por suerte tenemos cobijas para el frío, esta bien.
—suspira encargándose en la barra de la cocina.
—Podemos ver si hay algún lugar cerca del centro.
Niego rascándome la nuca.
—Si es cerca del centro nos saldrá al triple que esto. No podemos pagarla.
—Mi padre puede ayudarnos...
—Claro que no, eso no es una opción.
—digo mientras doy otro golpe a la rejilla. Entonces la escucho mofar.
—Veremos después como pagarle, no vamos a dejarlo que sea gratis Brent.
Me giro para verla.
—Y yo no voy a dejar que se entere que necesitamos dinero.
Se que estaba acostumbrada a un estilo de vida diferente. Yo también lo estaba pero eso no significa que quiera que todo el mundo sepa que vivimos de lo que los demás nos dan.
—Bueno, yo sólo estaba dando una maldita solución a esta mierda.
Gruñe antes de cruzar el pasillo hasta la habitación y cerrar la puerta de golpe haciéndome negar al ver como la madera desgastada y enmohecida cruje al golpe.
—No vuelvas a azotar la puerta o nos dejaras sin puerta—digo con sarcasmo mientras sigo peleando con la rejilla.
Un sonido de celular se roba mi atención. Y no sólo una vez si no unas cuantas cuando el sonido comienza a serme molesto. Intento pensar en que realmente es mi imaginación pero la luz parpadeante en la cocina me hace dejar mi poco buen trabajo haciéndome caminar hacia la barra. En cuanto llegó noto que es el celular de Mia, los mensajes siguen agotando en la bandeja de entarda pero antes de que pueda leer de quien son la puerta del cuarto de abre haciéndome brincar en cuanto aparece con los ojos cristalinos.
Llega hasta mi lado y arrebata el celular de la barra haciéndome verla sin entender. En cuanto sus ojos ven el celular los regresa para verme, entonces carraspea para hablar:
—Mañana tengo chequeo con el médico. Por si quieres venir.
me dice como si fuera mas un deber a como si quisiera que lo hiciera. entonces dejo de pensar en los mensajes que le llegaban para simplemente terminar negando.
—No es seguro que pueda, debo ir al trabajo.
enarca las cejas terminando por negar.
—Bien, entonces has lo que te venga en gana.
va a intentar irse de nuevo pero ya me ha colmado la paciencia. No seguiré dentro de este juego de mocosos, no sin dejar claro mi participación con todo esto.
—No es que estoy haciendo lo que me venga en gana, estoy haciendo lo que se supone que tengo que hacer Mia. no puedes ir por ahí maldiciendo a todos solo porque nadie hace las cosas que quieres que hagan.—se para en seco—Y no me interesa que creas que soy un imbécil, pero no puedo darme el maldito lujo de perder el día de mañana y no poder pagar la renta.
—¡Pero es nuestro hijo!—se gira fulminándome con la mirada. —Pareciera que no te importa nada, solo estas aquí llevándome la contraria en todo.
tiene que estar jugando.
—¡¿Y solo por llevarte la contraria resulta que no me importa nada?! vaya, no tenia idea que tenia que estar de acuerdo en todo contigo para poder estar bien con el feto—gruño.
se queda quieta sin emitir ni un solo ruido. caigo en cuenta que no eran palabras correctas, no para Mia ya que todo siempre lo quiere disfrazado de palabrería bonita y tonos sutiles, pero yo no soy así. no puedo ser quien ella quiere que sea siempre que lo quiere. tengo que comenzar a darme a entender como quiero que lo haga, o de lo contrario esto seguirá cada vez peor.
—No acabas de decir eso—dice con voz temblorosa. pienso en retractarme pero regreso a mi postura anterior.
—Claro que lo acabo de decir, te dejé decidir, tú decidiste esto así que por eso estoy haciendo lo que creo correcto, estoy en esto contigo. Pero tienes que empezar a entenderlo porque no voy a pasarme toda la maldita vida que nos reste explicándote ni aclarando nada.
—suspiro pasándome las manos por la cara—No tengo tiempo para jugar a la familia Mia, esto no es como en tu imaginación ni en las películas, esto es real, esta pasando ahora y no me lo estas haciendo mas fácil.
—¿Qué no lo estoy haciendo fácil? ¡estoy haciendo todo lo que puedo!
—¡Y yo también lo hago! pero estoy cansado de sentir que nunca hago suficiente para ti.
Mi pecho sube y baja con irregularidad. La cabeza me punza y el aire me arde cada que inhalo con fuerza intentando relajarme. Esto esta mas que lejos de ir en mejora. odio que se quede sin nada para decir, porque la conozco y se que siempre tiene algo mas que decir.
lejos de lo que pensaba que haría, se sienta en el sofá frotándose las piernas sobre los jeans desgastados. luce cansada, agotada. tanto que comienzo a sentirme una mierda por como acabo de hablarle, pero es como si no pudiera detenerme o cambiarlo, ser un pendejo ya es parte de mi y se que ella lo sabe.
—Perdón—susurra sin verme. tiene las manos entrelazadas como si estuviera apunto de echarse a rezar
—No quiero que pienses que no valoro lo que haces, solo yo...no me he sentido muy bien últimamente, perdón.
cierro los ojos exhalando. camino al otro sofá terminando por sentarme casi enfrente de ella, necesito tener paciencia y no explotar antes de hablar.
—Escucha, no quiero pelear por esto siempre. entiendo que te sientas mal y que tal vez no estoy haciendo lo mejor para ambos, pero lo intento—me tomo el puente de la nariz—El trabajo y este horrible lugar me estresa, y a veces un poco tu voz chillona pero ya aprendí a vivir con eso.
bromeo y rápido veo una ligera sonrisa salir de entre sus labios, entonces continuo:
—Tenemos que aprender a escuchar nuestras señales de ayuda porque si no esto no funcionara, se que creímos que esto seria fácil pero claramente no lo es y cada vez es mas difícil y se que te imaginabas algo diferente a esto, pero es lo que tenemos por ahora.
—suspiro —Y también odio decirlo pero no siempre andaré de humor para quejas y tu tampoco para las mías. sé que odias mis formas groseras de decir cualquier mamada pero...—hago una mueca—Quise decir, de decir las cosas. y cambiaré algunas pero también aprenderás a vivir con ellas y yo con las tuyas.
asiente frotándose las piernas.
—Lo se, lamento quejarme demasiado. es solo que este departamento en serio parece un armario de cadáveres—dice seria pero termino por reírme haciéndola negar—No es gracioso.
—Pues buscaremos otros en cuanto nuestro presupuesto mejore.
—Y comenzare a buscar algún empleo de medio tiempo, para ayudar un poco.
niego rápido—No tienes que hacerlo, es peligroso.
—Buscare alguno que no implique peligros, y que este cerca de aquí. así cuando salgas tal vez puedas pasar por mi—propone y aunque quiero decir que no, se que si quiere hacerlo simplemente lo hará aunque me niegue.
aplano los labios asintiendo lentamente. me quedo mirando mis manos sobre mis piernas antes de decir algo que he querido decir antes de la pelea.
—No quiero que le pidas ayuda a tus padres—rápido se tensa—Necesito que por ahora entiendas que si pudiera dar mas de lo que estoy dando ahora lo haría, pero soy nuevo en el trabajo y no puedo exigir demasiado. pero en cuanto pueda ascender prometo que nos largaremos de esta pocilga.
—De cadáveres.
asiento chistando.
—Aunque no esta tan mal, al menos la humedad disfraza el olor.
suelta una risita y enseguida le sigo. menciona que hará pasta una vez que ambos volvemos a serenarnos y me ofrezco a ayudarla cuando enciende el televisor y busca películas haciendo que termine olvidando por completo que aun no he terminado con mi pelea con la calefacción para ahora adentrarme a una nueva con la estufa.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro