33. NEGATIVO
-¿Y como va todo?
Sebastian pregunta una vez que nos sentamos en la cafetería del hospital. Me he ido a donar sangre, así que ahora estoy bebiendo cantidades industriales de jugos de una fruta roja que sabe a césped. Cuando mi hermano me pregunta sobre cómo va mi vida, los siento como si fuera mi padre en su representación.
Y es horrible.
-Bien, no me quejo.
Asiente dándole un trago al café
-Bien.
-Bien-suspiro queriendo creer que estoy tranquilo. Pero al regresar los ojos sobre este, me doy cuenta que no ha dejado de mirarme-¿Qué?
-Eres un cabron.
-Que gusto saber de ti también.
Niega recargando la espalda al asiento detrás-Supe que viste a Angie y que no te disculpaste.
Inmediatamente le veo sin entender.
-Quién eres ¿un detective?-chisto-Solo no te metas en mis asuntos. No se quien te dijo pero no sabes nada de lo que ha pasado en mi vida últimamente.
Si ni siquiera yo lo sé.
-Claro que lo sé, es pura puta basura igual que lo que te has convertido últimamente-pienso en que bromea pero su tono no suena como una-No se que es lo que este pasando exactamente, pero tienes que arreglarlo.
-¿Arreglar que?
-Nunca has tomado responsabilidad de lo que haces Evan-ahora me ve-¿Cuándo te disculparas por la "ayuda" que le hiciste Lily?
Me tenso. Más de lo que ya estaba, sabía que vendría con una de sus tantas conversaciones incómodas queriendo ser el gran hermano que promete y ayuda al hijo pródigo por su vida descarriada y dolida.
-Ahora no.
Enarca ambas cejas.
-Nunca es buen momento para ti.
Arrugo el entrecejo ofendido.
-Wow, relájate. No tienes que convertirte en papá cada que nos vemos-me recargo en el respaldo de la silla dura y fria-No tienes idea de todo lo que ha pasado.
Al terminar de decir esto último, caigo en cuenta de que yo tampoco he tenido mucha idea de lo que he hecho con mi vida últimamente.
Sebastian solo eleva los hombros restandole importancia. Pero sé que vaya que le importa sino ¿a que viene esto? No se si trata de ayudarme o solo se encarga de recordarme lo bueno que es el y lo mal que estoy siempre.
-Se lo iba a decir-tamboreo los dedos sobre el vaso de café-Pero cada que la veo, solo yo....-suspiro-No puedo hacerlo.
Sebastian me regresa la mirada.
-Lo importante nunca es fácil.
-Pero ella va a odiarme.
-¿Y que te hace creer que no te odia ya?-chista serio-Imagina lo que pasaría si solo te disculpas. No tienes que verla nunca más, solo hacerlo.
El nudo en mi garganta se aprieta hasta darme un ligero dolor. El ruido de las bocinas a emergencias, las charolas con cubiertos y las platicas se quedan de fondo entre mi hermano nada igual a mi, y yo.
Siempre hemos sido muy diferentes, físicamente es la vida imagen de mi padre, ojos verdes, rubio canela, la sonrisa de papá. Yo, soy más parecido a mamá al igual que nuestra hermana. Algo que me logra reconfortar aunque sea un poco dentro de esta familia de locos.
-Creo que tengo miedo de perderla-me sincero haciéndole verme.
-Ya la perdiste Evan. Desde que aceptaste ayudar a...
-¿Porque siempre tienes algo contra ellos?, ¡lily solo quería ayudar a Peter!, ¿qué no para eso es la familia?-me hergo para enfatizar lo que he dicho y que euede claro. Pero una risa de este me hace saber que nunca es suficiente.
-No digas pendejeadas-ahora el se inclina más hacia mi-La familia está en cosas cómo estas, no en mamadas de niños de quince años. -se pone de pie-Y bien ¿donde esta tu gran familia?
Niega cuando es claro que no puedo defenderme. Camina hasta la puerta de salida, mientras lo veo desde mi asiento pensando en que es mejor no hablar con el de nada, pero en que tambien necesito un cigarrillo.
El aire de afuera es tan frío que podría congelarme la punta de la nariz y caerseme al estornudar. La gente entra y sale con normalidad, cansados, angustiados, aliviados. Odio los hospitales desde que era un niño, mamá siempre solía traerme con mentiras cuando estaba enfermo, me hacia creer que iríamos a un paquete de diversiones y debo darle creditos por ser
buena mintiendo, algo que también parezco haber heredado.
Me poso a un lado de sebastian quien ya se ha prendido un cigarro. Me ve de reojo pasándome este para prender el mio.
Le doy la calada más fuerte que puedo tratando de disipar la ansiedad dentro de mi.
-Todavía la quiero-suelto viendo hacia la neblina. Por su parte, este ahora no me interrumpe y me obligó a continuar-Claro que sé que estoy con Emma, y la quiero pero no...no así.
-¿Así como?
-Como quiero a Angie.
Lo dije. Ya está.
Chista sin gracia.
-Lo que yo creo, es que no te haría mal ir a terapia-Sebastian me ve cuando me río. Pero no tiene una pizca de gracia en el rostro-Evan, hablo en serio.
-Si-veo al frente-Ya lo sé.
-Escucha, Emma es buena. Demasiado para ti y odio ser portador de malas noticias pero tienes que decidir.
De todas las cosas que me han hecho pensar que mi vida no está yendo de mejor en excelente. Son las decisiones. Cualquiera se hubiera dado cuenta de lo mal que se me da decidir cosas importantes y darle el beneficio de la duda a momentos en mi vida que desearía haber saltado. Y decidirme entre Emma y Angie, eso no era una opción.
-No, no hablo de ver con quien te quedas-me espabilo oyendole como si me hubiera leído la mente, entonces le miro sin entender haciéndolo darme un apretón en el hombro-Sé que sabes que la vas a perder de igual manera-se gira a mi-Ella se fue, no ha regresado a tu vida. Pero es mejor saber dejar ir con una buena despedida.
-Pero es que yo le he seguido....
-¿Y ella te sigue a ti?-se gira a los lados con sorna al no oirme decir ni pio-Exacto, no, ubícate.
Siempre creí que corregimos en círculos que nos hacían reencontrarnos una y otra vez sin despedida. Yo le llamaba destino.
Y es curioso, como la mente nos juega sucio a la información que le transmitimos. Pues podemos decir miles de mentiras y esta podría creerlo sin dudar, sin cuestionar hasta que vemos las cosas desde otra cabeza e ideas. Y vemos que estamos jodidos.
En estas mentiras yo he corrido detrás de Angie pero ella no ha corrido detrás de mi. Solo ha corrido, escapando o reaccionando a lo que yo incentivo, a lo que yo hago pero jamás hacia mi.
Puta madre Sebastian.
Inhalo sintiendo.
-Debo pedir perdón ¿no es así?
-Si-me da un golpe amistoso-Al fin lo entiendes.
-¿Ustedes son familiares del señor Tikert?-una enfermera nos llama haciéndonos tirar el cigarrillo de inmediato cortando con la platica.
-Así es, ¿todo esta bien?
Sebastian pregunta teniendo como siempre, todo bajo control.
Cuando esta asiente, señala una tabla que trae en las manos.
-Ya están listas las pruebas que solicitaron de ADN.
Mi entrecejo se frunce y el de sebastian más que el mio.
-No, nosotros no ordenamos pruebas, fuimos donadores.
Esta se queda con la vista fija en las hojas dobladas frente si.
-Ya, entiendo-un sobre por el frente de la tabla se asoma.
-Esta bien, déjelo. No importa.
Camino a tomarlo. Sebastian se aparta hermético cuando el agradezco a la enfermera ojeando estas con los ojos medio nublados.
-Evan, deja eso, vamos dentro. Papá ha de estarse preguntando donde carajo estamos.
Camina hacia la puerta viéndome sobre su hombro. Y le sigo, pero lo hago con el sobre abierto.
Muchas veces dicen que la curiosidad mato al gato, pero esta curiosidad no es la que esperaba. lo que si esperaba era entrar al hospital con las hojas en mano, ver como esta papá y reírme con mamá sobre cómo confundieron la transfusión con una prueba. Eso esperaba.
No esperaba ver la cata de un sebastian desencajada, preocupado mirándome como si trajera una bomba de entre las manos.
Y lo que definitivamente no esperaba era ver junto a mi nombre un Negativo a paternidad.
Mierda.
Brent
He comprado, sonajas, pañales, calcetines del tamaño de mi pulgar. Talco, crema, jabón, shampoo para rizos definidos que Mia cree que va necesitar, tenemos todo. Todo menos el paquete de parto.
-Si es un parto en casa sería más recomendable, es saludable para el bebé y hace que los padres conecten que la mami que da a luz-la señora canosa de ojos cansados nos repite lo que seguro ha repetido unas diez veces en lo que va del día.
-Si, esa opción me gusta más, ¿tú que dices?-Mia se gira a mi, pero no dejo de observar los precios en el tablero de enfrente. ¡¿38, 000 dólares por una alberca llena de agua y una mujer pidiéndole pujar?!
Me rasco la barbilla.
-Bueno, si es lo que quieres...
-El papi debe estar involucrado en este proceso, ya que estará dentro con la mami para darle calidez y apoyo-termina y ahora mis ojos viajan a ella.
-No, papi no quiere hacer eso pero Gracias-me saco rápido.
No pienso hacerlo, meterme a una alberca con jugos estomacales, vaginales y anales.
Eso es lo último que te dicen de un parto, la palabra "bebe" viene con la idea de todo bonito de un nacimiento, hasta qué meses antes estás sentado en una casita de colores con marcos llenos de crías de bebés felices por doquier escuchando cómo sale más barato un paquete funerario que un trabajo de parto que Mia ni siquiera sabía que quería, todo por su entrometida madre.
-No es opción, de no querer será mejor hacer un parto tradicional natural o a cesaría.
-No, no haremos eso. Queremos el natural-Mia me observa con ojos que chispan lumbre pero sigo en trance. En trance de finanzas.
-¿Si sabes cuánto cuesta no?, no podemos permitirnos semejante gasto-señaló una hoja de parto en hospital-Ese no suena mal.
Se gira hasta a mi con un gesto de desaprobación logrando que "papi" salga del chat de parejas que toman decisiones juntos.
La madre de Mia ha vuelto, le ha pegado las ganas de maternal ya unos ocho años después de vivir una vida bohemia. Es todo una mierda, yo tengo que comportarme y mientras tanto ella tiene que meterse en todo lo que no le importa. Ha hecho planes de parto con Mia, han ido de compras, han remodelado el departamento con un verde chillon asqueroso. Y no puedo dejar de pensar en que debí de usar dos cordones puestos.
-¡Brent!
-Si, ¿qué?-me espabilo regresando a los ojos verdes frente de mi.
-Tenemos que tomar una decisión.
Aplano los labios viendo las cuentas sobre la mesa. He hecho todo lo que ha estado a mi alcance, terapia de pareja, alquiler, remuneración al maldito alquiler, terapia de parto, leer libros de paternidad. Y no se porque, siempre hay más cosas agregadas a la lista.
-Es demaciado-le veo con seriedad-No puedo pagarlo.
La expresión de Mia cambia de esperanzada a enojada.
-Bien-se gira a la planificadora anciana-Tomaremos una decisión lo antes posible.
Al air del consultorio solo quiero llegar a casa, dejar a Mia y largarme.
-No puedo creer que me dejaras como una idiota ahí adentro-la oigo detrás de mi-Esto es un error.
Me detengo de golpe para verla.
-¿Que dices?-se para en seco entendiendo que ahora su enojo en lo de menos-¡¿Acabas de decir que tener am bebé es un error solo porque no compramos un puñetero paquete de una hippie?!
Me llevo las manos a la cara con ganas de arrancarme la piel. Camino de un lado a otro en el estacionamiento sintiendo como em enojo me corroe pero me enoja más no verla decirme nada.
-Yo solo digo que esto no es como yo esperaba-susurra.
Sonrió sin gracia.
-Claro que no es como lo esperabas, ¡porque tenemos diecinueve años Mia!-pateo una lata del suelo lejos de mi-Yo te dije que esto se haría como tu quisieras, yo...-tomo aire relajándome-Yo estoy tratando de hacer todo lo que puedo para ti. Para el bebé, pero esto-señaló el lugar-No necesitamos gastar todo ese dinero en un parto de agua.
Sus preciosos ojos verdes no se despegan de los míos. Han cambiado de enojados a unos más apenados, seguro no más de lo que yo estoy ahora. Es una mierda.
-Mia, Perdón yo debería dártelo todo, y lo sé y quiero hacerlo pero no tengo el dinero ahora-me paso las manos por la nuca-Pero lo conseguiré ¿esta bien?
Niega.
-Esta bien. Puedo pagarlo.
Esto es una broma
-Pagarlo sola ¿o de la bolsa de tu madre?-me quejo negando ahora.
-¡Es que no sabes lo difícil que ha sido esto para mi!-gruñe a unos pasos de adentrarse a la camioneta.
-Yo he hecho todo....
-¡¿Y que he hecho yo?!-me giro de golpe a verle-He dejado todo por esto, he dejado la universidad, mi trabajo, he empezado un puto negocio que apenas y da para el alquiler-su cara cambia de molesta a apenada. Pero no quiero que se sienta asi-Sé que tu la has pasado mal, soy consiente pero no puedo hacer todo Mia.
Niega-Yo no te pido que hagas todo.
-No con palabras-suspiro más sereno-Tu madre si. Que si el departamento, que si el cuarto del bebé, que si deberíamos de casarnos, que si aliviarte en agua o mejor hacer un invernadero-chisto viéndole bajar la mirada-Yo por ti y por el bebé lo doy todo. Pero por ella no, y no quiero que le pidas ni un solo peso ¿entendido?
La rubia solo asiente. Siento un golpe en la garganta viéndola limpiarse la cara, rápido me le acerco tomándole esta entre las manos. Sus ojos verdes son lo único que me mantiene de pie por ahora, y eso tendría que ser suficiente ¿no?
-Perdón, yo no estoy siendo justa...
-No, shh, tranquila esta bien-le beso la cien-Estás pasando por mucho más que yo. Pero aquí estoy.
Sus brazos se enganchan a mi torso lo las cerca que podemos estar. El estómago no le ha crecido casi mada, pero de vez en cuando la noto viéndose en el espejo con la esperanza de que este crezca más rápido.
-Puedo aliviarme de cualquier manera, esta bien-se despega de mi pecho viendome-Pero quédate conmigo.
La curva de mis labios se ensancha.
-Contigo siempre.
Sus mejillas sonrojadas y pecosas me encantan. Me pregunto si nuestro bebé las tendrá o saldrá con el ceño fruncido molesto por tener padres apenas saliendo de la adolecencia.
Camino a casa Mia se ha quedado dormida. Así que al llegar solo la tomo en brazos y la subo al segundo piso del departamento. Mi celular no ha dejado de sonar desde que entramos a carretera, pero no he tendió ganas de atender. Juro que si es la madre de Mia una vez más voy a lanzar el teléfono al puto océano.
Jamás conocí a nadie tan entrometida después de Barbara. De verdad que es la señora menos soportable del planeta, me he tratado varias veces las ganas de correrla del departamento cuando algo no le parece o quiere manipular a Mia para hacer todo perfecto y exigir más. Ni siquiera pudo ser buena madre y ahora intenta que Mia se convierta en una. Que ridículo.
Al cerrar la puerta de la habitación saco el teléfono del bolsillo lanzándome al sofá. Los mensajes y llamadas se Sebastian me alertan enseguida, y pienso que se trata de su padre. Mínimo ha muerto. Eso es seguro con la urgencia de las llamadas y mensajes seguidos. Pero enseguida me quedo tenso al leer el último mensaje:
-Brent dime que Evan esta contigo, por favor si esta ahí solo dilo para que mamá esté más tranquila.
-No, no está conmigo. Lleve a Mia a cita-contesto ansioso y al ver que lo lee pero no contesta, presiono.
-¿Todo está bien?
Escribiendo...
-Evan se enteró.
Y enseguida, me quedo helado.
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