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33 Deseos.

⁎        ࣪     Advertencia    ⁎        ࣪  ☆

One-shot Kokv. Alerta de alta concentración de dulzura, clichés románticos y un final feliz garantizado.  Si eres alérgico al azúcar o a los finales felices, lee con precaución.


“A veces, el destino necesita un pequeño empujón.”


Eran exactamente las doce de la noche cuando el timbre sonó, un alegre repiqueteo que anunciaba la llegada mis amigos más alocada del campus.  Podía escuchar sus voces y risas, una mezcla de entusiasmo y travesura, mientras me dirigía a la puerta.  La imagen que se me presentó fue un torbellino de colores: Hoseok, con su sonrisa radiante, luchaba por colocarme un ridículo gorro de cumpleaños; Seokjin, con su habitual aire de elegante caos, me urgía a apagar las velas antes de que el pastel se derritiera por completo.

—¡Que los cumplas feliz, que los cumplas feliz, que los cumplas Tae Tae, que los cumplas feliz! —cantó Hoseok, su voz llena de alegría.

—¡Feliz cumpleaños, Tae! —exclamó Seokjin, regalándome una sonrisa tan brillante como el sol de mediodía.

—Gracias a los dos, de verdad, no era necesario tanto alboroto.

—Claro que sí, además sabemos que en este día siempre estás un poco... melancólico —dijo Hoseok con una pizca de comprensión en su tono.

—Cierto, los demás quedaron en ir mañana al festival porque estaban ocupados hoy —añadió Seokjin, su mirada llena de complicidad.

Cada año, por estas fechas, nuestro campus celebraba un festival musical con las bandas más populares. Entre ellas, la joya de la corona: "Heaven", el grupo formado por Namjoon, Yoongi y otros talentosos compañeros.  Siempre íbamos todos juntos, una tradición que se había convertido en sinónimo de diversión y celebración.

Pero este año era diferente.  Este año, mi asistencia al festival tenía un objetivo mucho más específico: volver a ver a él, el chico del collar.  El chico que solo había compartido un día conmigo, pero que había dejado una huella imborrable en mi corazón.  No podía explicar la intensidad de ese sentimiento, esa conexión inexplicable que había surgido entre nosotros.  Solo sabía que necesitaba volver a verlo, hablar con él, pedirle su número... confesarle que desde aquella tarde, su recuerdo había sido un constante eco en mi mente.

—¡Tierra llamando a Tae! —gritó Hoseok, sacándome de mis ensoñaciones.

—Dios, ahora entiendo por qué Yoongi te golpea a menudo —bromeó Seokjin, con una carcajada que resonó en la habitación.  Acercó una bolsa misteriosa; la miré confundido, y él solo me hizo una señal para que la abriera. ¿El regalo?

—Emm... ok, esto es raro, ¿por qué me están dando velas y papel? —pregunté, con una mezcla de curiosidad y confusión.

—¡Cambia esa cara! Lo necesitarás —respondió Hoseok, con una sonrisa pícara.

—¿Necesitarlo?, ¿para qué? —insistí, mi confusión creciendo.

—Ok, no nos mires raro, pero este año decidimos darte un regalo algo... innovador, ya sabes, algo que realmente quieras —explicó Seokjin, con un brillo travieso en los ojos.

—Claro, ¿y ustedes creyeron que anhelaba velas y papel? —pregunté, con una mueca divertida. Ambos se miraron, fingiendo indignación.

—Claro que no, Seokjin hizo una exhaustiva búsqueda para poder lograr este regalo —dijo Hoseok, defendiendo a su amigo.

—¿Y de qué va todo esto? —pregunté, mi curiosidad superando mi incredulidad.

—¿Alguna vez leíste sobre la ley de la atracción? —preguntó Seokjin, con una sonrisa enigmática.

—No, ¿es algo que debería saber? —pregunté, completamente perdido.

—No lo creo, solo las personas intelectuales como yo lo saben —se burló Seokjin, con una sonrisa arrogante—. En tus manos están las herramientas para encontrar al famoso chico del collar.

Los miré boquiabierto.  Realmente no entendía nada de lo que hablaban.

—En palabras más fáciles, mi querido amigo —dijo Hoseok, con paciencia— Con esto, vamos a poder atraer a tu chico.

—¿Cómo? —pregunté, mi curiosidad a flor de piel.

—Es un proceso largo, pero te aseguro que funciona —contestó Seokjin, con una seguridad casi religiosa—. Yo logré conseguir que Namjoon me invitara a cenar y que Yoongi usara una camisa de color, ¡así que funciona completamente!

Todavía no entendía qué clase de magia negra me estaban ofreciendo, pero en situaciones desesperadas... ¡medidas desesperadas!  Así que acepté.

—Ok, ¿qué tenemos que hacer? —pregunté, y ambos sonrieron cómplices.

Nos sentamos en círculo, y cuando todas las cosas necesarias estaban listas, comenzaron a explicar el ritual.

—Lo primero, es escribir en una hoja tu deseo, pero no solo eso, ponerle una intención, para poder manifestarlo —dijo Hoseok.

—¿Cómo hago eso?

—Sencillo, tienes que visualizar tu deseo, como si ya se hubiera cumplido. En tu caso, hablamos de encontrar a ese famoso chico, así que deberías poner algo como: “Deseo encontrar al chico que me regaló una cadena, mañana en el parque, a las cinco de la tarde” —explicó Seokjin, con una sonrisa.

Los miré desconfiado.  La verdad es que no estaba creyendo mucho en su "show", pero empecé a escribir de todas maneras.

"Deseo conocer al dueño de mi cadena, mañana en el festival del campus, a las 17 hrs. PD: Gracias al ser místico que va a cumplir este deseo."

—Ok, listo —dije.

—Bien, ahora necesitas escribir esto 33 veces en todas estas hojas —dijo Hoseok, entregándome una pila de hojas que parecía interminable.

—¡¿Qué?! ¿Me están tomando el pelo? —bufé, molesto.

—¡Claro que no!, esto es algo serio, Taehyung —gritó Seokjin, con una expresión dramática.

Refunfuñando, comencé a escribir treinta y tres veces mi deseo, hasta sentir calambres en los dedos y la muñeca.  ¡Treinta y tres veces!  Esto era más un castigo que un ritual.

—Bien, ¿ahora qué más? —pregunté, con la voz cansada.

—Tenemos que grabar un vídeo repitiendo tu deseo, y listo —contestó Seokjin, con una sonrisa triunfal.

Después de una hora de repetir mi deseo treinta y tres veces frente a la cámara, por fin había terminado nuestro "ritual".  Me sentía como un monje budista en un comercial de televisión.

Según Seokjin, lo único que faltaba era doblar el papel con algo que me recordara a él (en mi caso, la cadena que me había regalado).  Metí la cadena entre las hojas y, con mucho esfuerzo, logré doblarlas y colocarlas bajo mi almohada.  Esperaba que esto funcionara y que todo ese trabajo no hubiera sido en vano.

La noche pasó demasiado rápido, o estaba lo suficientemente nervioso como para haber perdido la noción del tiempo.  Cuando menos lo esperé, ya me estaba arreglando para encontrarme con Seokjin y Hoseok.  Habíamos quedado a las cuatro de la tarde, aunque sabía que los demás probablemente llegarían tarde.

—¿Y, nervioso por encontrarlo? —Alguien interrumpió mis pensamientos, haciéndome dar un sobresalto.  Era Hoseok.

—La verdad, no creo que su plan vaya a funcionar, pero trato de tener esperanza —contesté, con una sonrisa forzada.

—No te preocupes —me consoló—. Tengo el presentimiento de que hoy lo vas a encontrar.

Los minutos pasaron como si fueran años. Mi corazón latía tan fuerte que temía que mis amigos se dieran cuenta de mi nivel de nerviosismo.  Las manos me sudaban y mis pies se movían con ansiedad.

Desvié la mirada hacia mis amigos; ellos también parecían ansiosos.  Traté de calmarme; no quería hacerlos sentir mal, después de todo, solo querían ayudarme.

—Tal vez... —interrumpió el silencio Seokjin—. Deberíamos separarnos y buscarlo, ya saben, si él no viene hacia nosotros, nosotros vamos hacia él, o algo así era el dicho —dijo con una risa nerviosa, mientras observaba el horario en su teléfono.  Los tres compartimos una mirada, y decidimos tomar direcciones diferentes.

Eché una última mirada a mis amigos antes de perderme en la multitud.  El reloj marcaba las 16:59 p.m.  Por lo menos, todo esto había servido para distraerme un poco.  Cabizbajo, caminé hacia un costado para ver si podía encontrar a los chicos.

Por accidente, choqué con alguien, haciendo que este tirara su mochila al suelo.

—Lo siento —dije rápidamente, mientras recogía su mochila. Pero no fue hasta que escuché su voz que quedé helado. La respiración se me cortó, y sentí que todo pasó en cámara lenta cuando levanté la cabeza y me crucé con sus ojos.

—No hay problema —contestó, con una sonrisa.

Cerré los ojos con fuerza. ¿Esto era un sueño? No podía ser. Él estaba justo en frente mío, sonriendo.

—¿Eres tú? —dijo, robándome la pregunta de los labios.  Llevó sus manos a su cabeza y sacudió su cabello nervioso—. Pensé que nunca más te vería.

—Te estuve buscando —respondí, con ansia.  Sentía la adrenalina recorrer todo mi cuerpo.  Sus ojos se abrieron sorprendidos, y puedo jurar que vi su cara volverse de un tono rosado.

—Yo también, te busqué —contestó—. Pero parece que este maldito campus es demasiado grande, porque jamás logré encontrarte.

Ambos soltamos una risa nerviosa.

—Jungkook... —pronuncié su nombre con nervios.  Él solo me miró con esos lindos ojos de Bambi, los mismos que me habían flechado en nuestro primer encuentro—. Esta vez necesito tu número.

—Realmente deseaba oír eso —soltó, con una risa.

Puedo decir que ese momento fue tan mágico como la primera vez que nos conocimos.  Todo a nuestro alrededor desapareció; ahora solo existíamos él, yo y la música de la banda que estaba tocando.  Pero no fue hasta que el animador nombró a "Heaven" que recordé a mis amigos. ¡Dios! ¿Cómo había podido olvidarme de ellos?  Llevaba una hora hablando con Jungkook que ni siquiera había recordado avisarles a Seokjin y Hoseok, y mucho menos que nuestros amigos tocaban en el festival. ¡Me iban a matar!

Con prisa, busqué mi teléfono para llamarlos, pero una voz interrumpió el momento.  Di media vuelta para encontrarme con Seokjin, Hoseok, Namjoon, Yoongi y Jimin, mi mejor amigo.

—¡Jiminnie! —dije sorprendido, mientras me abalanzaba hacia los brazos de mi amigo.

—¿Pensabas que no iba a venir al cumpleaños de mi mejor amigo? —contestó, regalándome una sonrisa. Últimamente lo veía poco, ya que su academia de baile quedaba al otro lado de la ciudad y sus clases terminaban demasiado tarde. Estaba tan conmovido de que hubiera hecho tiempo para venir a verme.

Lo que me dejó completamente en shock fue el hecho de escuchar a Yoongi decir "Kookie" mientras movía su brazo hacia los hombros de Jungkook.

—¿Eh? —solté, sin entender la situación.

Miré a mis amigos confundido.  Yoongi y Namjoon soltaron una risa cómplice, mientras decían: "¡Feliz cumpleaños!"

—Es nuestro turno, Maknae —añadió Namjoon, mientras tocaba el hombro de Jungkook y corría hacia el escenario.

Yo todavía estaba estático, sin entender absolutamente nada.  Solo reaccioné al roce de Jungkook; este se acercó a mi oído, erizándome la piel—. Espero que una canción cuente como regalo —susurró, para luego correr hacia el escenario.

Lo seguí con la mirada, con una sonrisa plantada en mi rostro.  Jimin golpeó mi hombro, llamando mi atención—. Creo que esta vez sí nos lucimos con la sorpresa, ¿verdad? —dijo, mientras sonreía.  Abrí los ojos de la impresión.

—¿Ustedes planearon todo esto? —pregunté, incrédulo, mientras señalaba a los tres que sonreían orgullosos.

—En realidad, todo fue gracias a Yoongi y Namjoon.  Ellos hicieron audiciones para encontrar un vocalista, y apareció Jungkook.  Después de quedar, y en uno de los ensayos, él les comentó sobre un castaño que buscaba, y ¡taran! Resulta ser nuestro amigo —dijo Jimin entre risas—. Lo demás lo planearon Hoseok y Seokjin, así que dale las gracias —terminó, señalando al par.

—Esperen, ¿todo lo que hice anoche era mentira? —pregunté, mirando a mis amigos, quienes estallaron en risas.

—Algo así —contestó Hoseok, después de calmarse—. En realidad, tu deseo se cumplió. No sabíamos si Jungkook iba a venir hoy; ayer les había avisado a los chicos que tal vez no podría presentarse por problemas con su moto, pero parece que lo solucionó. Así que sí, tu deseo realmente funcionó de alguna manera.

La verdad es que estaba demasiado feliz. Las treinta y tres hojas habían quedado atrás.  Fuera o no un plan, se había cumplido.  Tenía a los mejores amigos del mundo a mi lado, y no podía estar más agradecido por ello.

Los gritos interrumpieron mis pensamientos.  Desde aquí podía ver todo el escenario, pero mis ojos se cruzaron con los de Jungkook, quien tenía su vista pegada a mí.  Me dedicó una dulce sonrisa antes de empezar a cantar.

Mi corazón dio un brinco al escuchar aquellos acordes. Era nuestra canción. La canción que había tocado "Heaven" el verano pasado, justo cuando había conocido a Jungkook.

Lo miré nuevamente.  Su voz era tan dulce y atrapante; sentí mariposas cada vez que cruzábamos miradas.

Y aunque todo esto hubiera comenzado como un simple engaño de cumpleaños, no podía encontrarme más feliz.  Este sería el primero de muchos cumpleaños que pasaríamos juntos.  Porque yo, Kim Taehyung, había logrado encontrar al chico del que me enamoré aquel verano.

F  i  n.

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