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08 "¿De nuestro amor?

Capítulo 08
"¿De nuestro amor?"

...
*Narra Skyler*
...


🎼🎶
Mini maratón
2/2
...

Después del pequeño incidente con la tubería, el cual mejoró un poco el día horrible que estaba teniendo todos volvimos a nuestras actividades recurrentes.

Maritza fue a recoger el desastre echo en el patio una vez que Santiago e Iker pudieron hacer que el chorro dejase de salir.

Marina e Iker decidieron preparar la comida para disfrutarla todos juntos y Santiago se la pasó arriba con su encantadora novia. Yo por mi parte había subido al tejado y había estado jugueteando con las cuerdas de la guitarra.

Hacía años que no componía una canción, no desde que todo mi mundo cambió, y no es que no quisiera, es que no podía, las únicas melodías que se me ocurrían eran tristes y nunca lograba terminar una, sólo eran un par de acordes y no obtenía nada más.

Con las letras era similar, los chicos dejaron de pedirme ayuda desde que miraron que no se me ocurría nada para una canción. Tenía un bloqueo y no podía salir de el, dejé de cantar y me limité a solo cantar las canciones que los demás crean.

Comienzo a tocar, poco a poco la melodía se va formando, es una de las primeras canciones del grupo, para ser exacta la que cantamos frente a la clase, con la que nació D5.

Hace años que no la tocamos en un concierto, de echo, ya no tocamos esas  canciones, muy rara vez cantamos algo del álbum "trota sueños" cantar o hablar de esa temporada nos trae malos recuerdos, nos regresa al caótico pasado que hemos tenido.

Cuando la melodía termina me quedo con la mirada perdida durante no se cuanto tiempo hasta que me pongo de pie y bajo para reunirme con los demás, antes paso a dejar la guitarra en el lugar donde ensayamos cuando no queremos ir al estudio.

Al entrar a la cocina veo a Iker del otro lado de la barra cortando algún vegetal.

— Por fin te veo hacer algo productivo —señalo mientras me siento en uno de los banquitos—.

— Yo hago muchas cosas productivas.

No levanta la vista ya que, si se distrae de su tarea lo más seguro es que se termine cortando el dedo.

— No creo que sea muy partir verduras con un solo ojo.

Él deja de picar y levanta la cabeza para verme, o eso creo, con esos lentes oscuros no se a donde está mirando.

— ¿Te estás ofreciendo a ayudarme?

— No, solo resalte lo obvio, ya sabes, tocas la batería, necesitas tus manos intactas.

— Ya.

Regresa a su tarea de partir zanahorias.

Nunca se lo diría jamás pero, de los cinco el y Mar son los que más aportan a la casa, siempre están pendientes de si algo falta, hacen el aseo de la casa más veces de las que los hemos echo nosotros y tratan de que en esta casa haya más comida casera que comida rápida.

Claro, cuando no está detrás de las faldas de alguna mujer, porque entonces no le vemos ni en pintura.

— Sky —me llama— ¿Te puedo preguntar algo?

Lo miro con el ceño fruncido.

— Dime.

Deja de partir la zanahoria, suelta un suspiro y regresa a su tarea, estoy pensando que no va a preguntar nada cuando habla.

— Lo que dijo Maddie ¿Es cierto?

¿Qué dijo Maddie?

— ¿Qué parte? ¿Qué la golpee?, si es verdad, se los merecía por...

— No. —Me interrumpió— Lo de... Sabes que... Olvídalo.

Siguió con su tarea de cortar, ahora unas papas.

Marina ingresó a la cocina con una sonrisa de oreja a oreja mientras iba directo al lavabo.

— Este pollo al horno va a quedar delicioso —chilló—.

— ¿Dónde estabas? —Inquirió él—.

— Fui a preguntarle a Santi si su novia se quedaría a comer.

— ¿Y? —preguntamos los dos al mismo tiempo—.

— Si.

Otro acontecimiento que se suma a las desdichas que me han sucedido el día de hoy.

Y seguiremos añadiendo, lo presiento.

Me marcho de la cocina cuando veo a Mar con intenciones de ponerme como su segunda ayudante de cocina.

La comida se llevó con tranquilidad, hablamos de diferentes temas, aunque siendo sincera intervine muy poco en la conversación, al igual que Iker y Santiago, las que hablaron más fueron las tres chicas restantes en la mesa.

Yo no hablé porque lo que menos me apetecía en ese momento era entablar una conversación con la mentirosa de Maddison, Santiago no dejaba de lanzarme miradas, teníamos una conversación pendiente, no se me olvidaba.

Iker por su parte se miraba tenso, y con su mirada fija en su plato, o eso me parecía ya que sus lentes no me dejaban ver donde tenía la vista.

Probablemente le doliera el ojo, el golpe fue fuerte y en un área sensible, por eso esos tipos se merecían esos golpes, para que ya no anduvieran golpeando a más personas por no tener cuidado.

Una vez que finalizamos la comida Santiago se fue con su novia al cine, Mar salió con unas amigas, Maritza al parque a su reunión semanal de no se que y yo me fui a dormir.

Cada uno en sus planes.

[...]

No salí de la habitación hasta que ya eran casi las diez de la noche y mi estomago me exigió algo de comida.

Probablemente ya todos estuvieran dormidos o mirando alguna película en el cuarto de alguien.

Cuando ingrese a la cocina me sorprendió ver a Iker.

Pensé que estaría en algún antro bailando y seduciendo a alguna chica.

— Vaya, que sorpresa —musito—.

— Vivo aquí ¿Se te olvida?

Ok. Parecía irritado.

Yo no le había echo nada. Aún.

— ¿Cómo vas de tu ojo? —Inquirí sentándome en el banco frente a él—

— Bien.

Tomé una de sus tostadas de mermelada y antes de que me reclamara hablé.

— Que no se te olvide que tu te quedaste con mi desayuno.

Eso pareció ser suficiente porque cerró la boca, se puso de pie y comenzó a untar otro par de tostadas en mermelada.

— ¿Por qué no podemos llevarnos bien? —Preguntó de la nada—.

— Nos soportamos ¿Qué más quieres?

— Hacer algo más que soportarnos —volteo a mirarme mientras dejaba de untar su pan tostado— es raro que no te lleves bien con un integrante de tu grupo cuando prácticamente lo ves todo el tiempo. Me gustaba como era todo antes.

— Antes tampoco nos tolerábamos —digo demasiado rápido— solo cruzábamos palabras para demostrarnos odio mutuo o para alguna conversación estrictamente necesaria.

— No siempre fue así, hubo un tiempo en el que éramos buenos amigos ¿Por qué no podemos volver ahí?

Imágenes de ese tiempo aparecen una tras otra en mi mente. Hubo un tiempo, cuando todo estaba mal que él y yo nos apoyamos mutuamente, hicimos tregua y pudimos convivir, fue una buena amistad.

Pero yo no podía... Estar cerca de él me recordaba aún tantas cosas que me hacían volver al momento en el que todo se destruyó.

No era fácil olvidar...

Él me recordaba una época que quería borrar.

— Iker, años atrás no podía ni verte, hemos llegado a un punto en el que puedo hablarte por más de cinco minutos, no pidas más —sentencie— es difícil.

— Ya ha pasado mucho desde entonces...

— ¡Si! —Exclamé — Han pasado casi tres años, lo sé, pero sigue siendo difícil, sigue doliendo.

— Sky...

— Ya no me hagas regresar ahí, por favor —murmuro con la mirada fija en la barra— tu y yo fuimos amigos, pero no funcionó, los dos somos iguales, tenemos actitudes parecidas y eso hace que nuestras personalidades choquen y pasemos peleando todo el día.

Levanté la mirada justo para verlo asentir y continuar con la tarea que había abandonado.

Le di un mordisco a mi tostada pero me supo mal... Se me había ido el hambre o...

— Iker —lo llamé— creo que el pan o la mermelada están vencidos.

Tomé una servilleta y escupí lo poco que me quedaba en la boca.

El revisó ambos empaques.

— La mermelada venció hace un par de meses.

Corrí hacia el lavabo y me enjuague la boca.

Que forma impecable de romper la tensión del ambiente, el corrió a tirar la mermelada y las tostadas ya inservibles a la basura.

— ¿Se te antoja un cereal con leche? —Inquirió—.

— Delicioso y le añadimos trozos de plátano y fresas.

— Perfecto.

Fui a por la leche y las frutas en cuestión mientras él iba por el cereal y los platos.

Mientras yo vaciaba el cereal en los platos y el partía las frutas la puerta de la casa fue abierta, ambos levantamos la vista confundidos, al cabo de unos segundos Santiago atravesó el umbral.

— ¿Qué hacen despiertos a esta hora? —Inquirió acercándose a nosotros—.

— Comer —Señalo—.

Él mira hacia la mesa mirando lo que estamos haciendo y sonriendo de lado, luego lleva su mirada hacia mi y su sonrisa desaparece.

— Skyler necesitamos hablar.

— ¿De qué? —Me hice la loca mientras tomaba la fruta ya picada que había en la tabla y la iba colocando en los platos junto al cereal—.

— De lo que sucedió en el jardín.

— ¿De nuestro amor? —Indagué divertida—.

Apenas solté esa pregunta pasaron dos cosas:

Santi contestó

— Si, de eso —parecía un poco incomodo y hasta nervioso—.

Iker por su parte lanzó una maldición y al voltear a mirar que rayos le pasaba me percate que se había cortado el dedo.

Había pasado todo el día cortando todo tipo de cosas y hasta ahorita se le ocurrió cortarse.

Tomé su mano y la llevé al lavabo y la puse bajo el chorro de agua.

— ¿Estas bien? —Inquirió Santiago acercándose a nosotros—.

— Si, le digo, fue un corte superficial, solo que Iker es un sangrón.

Iker me arrebata su mano y cubre su dedo con un pedazo de papel de cocina.

— Iré a curarme —murmuró desapareciendo en el umbral de la cocina—.

— ¿Qué le hiciste? —Inquiere Santiago caminando de vuelta hacia los bancos de la barra para sentarse en uno de ellos—.

— ¿Por qué estás tan seguro de que yo le hice algo? —llevo un mano a mi pecho ofendida— tal vez se enojó porque es un imbécil y no puede hacer nada bien.

— No lo maltrates tanto.

— Pero si yo no lo maltrato, él se maltrata solo.

Dibuja una sonrisa burlona en su rostro.

— Tienes formas muy raras de mostrarle cariño a las personas.

Hago una mueca.

— ¿Yo? ¿Demostrarle cariño a él? Jamás.

— Muy a tu manera pero le tienes afecto.

— Claro que no.

— Entonces ¿Por qué golpeaste a los tipos del staff?

¿Que...?

Finjo indiferencia.

— No se de que me hablas.

— Mary lo comentó en la mañana y nadie le hizo caso, pero yo ate cabos. Ayer te desapareciste unos minutos y después en el auto miré tus nudillos rojos —hace una seña a mi mano derecha—.

Odio que sea tan inteligente.

— Pensé que le habían sacado el ojo o algo parecido —me encojo de hombros— nos iba a costar la imagen de la banda.

— Si tu lo dices.

— Lo hubiera echo por cualquiera de la banda, aunque no los soportara.

Santiago niega con la cabeza divertido.

— No tienes remedio.

— Lo que no tengo es tiempo, ya me está dando sueño asi que hablemos de lo que de verdad interesa —bufo—.

— Esta bien —soltó un suspiro— Maddie a veces es muy pesada en algunos temas y si a eso le añadimos sus celos, lo es más. Cuando los conoció a ustedes y miró como era nuestra relación se sintió amenazada. Comenzó a hacerme preguntas acerca de ti y al principio las evité pero poco a poco comenzamos a pelear y ella aprovechaba cualquier oportunidad para reclamarme.

— ¿Por qué no la dejaste? Estaba desconfiando de ti.

— La quiero mucho y siento que nuestra relación es verdadera, en ese entonces también lo creía así que decidí contarle algo para que ya no preguntara más. Le dije que tu familia y tu tenían una relación difícil y que tu estabas mal por eso.

Rodo los ojos.

— Claro porque soy ese tipo de chica —mascullo—.

— Fue lo único que se me ocurrió y con lo de las muestras de afecto le dije que tu y yo nos conocemos desde hace bastante tiempo y nuestra relación iba más allá de una de amigos cualquiera, ella intuyó que nosotros fuimos novios y no la desmentí, fue mi error no pensé que ella seguiría estando celosa de ti.

Claro porque si a una chica le dice que tu amiga más cercana anteriormente fue tu novia lo va a tomar lo más tranquila posible.

— Debiste haberme dicho que ella desconfiaba de mi, pude haber hablado con ella y explicarle las cosas, no decirle la verdad, pero estoy segura que una mejor mentira si se me hubiera ocurrido.

Asiente con la cabeza mientras de manera distraída juega con sus manos.

— Lo voy a solucionar —murmura—.

— No. Lo voy a solucionar yo. Hablaré con ella —aunque sea lo último en el mundo que me apetezca hacer—.

Noto el agradecimiento en su mirada, sonrió con los labios apretados.

— ¿Quieres cenar? —Inquiero haciendo señas hacia el cereal—.

— No gracias, cene antes de venirme. —Aún así rodea la barra y se pone a preparar el plato— pero se de alguien que se quedó con ganas de cenar.

Santi toma el plato y después de darnos las buenas noches se marcha rumbo a las escaleras.

Yo me marcho una vez que he acomodado todo en su lugar.

[...]
*Narra Santiago*
[...]

La puerta de la habitación de Iker se encuentra entreabierta por lo que ingreso sin tocar, él se encuentra sentado sobre la cama con un libro en su regazo.

— ¿Puedo pasar?

Enseguida cierra el libro y voltea a mirarme.

— Ya lo has echo.

Ingreso a la habitación y me siento en la cama.

— Te he traído la cena —le paso el plato el cual toma— pensé que tendrías hambre.

— Estaba esperando que ustedes terminaran de hablar para ir por algo —murmura comenzando a comer el contenido del plato—.

Su dedo se encuentra rodeado por una bandita y ya no llevaba sus lentes por lo que pude ver el morado que tenía alrededor de la zona donde estaban los cortes.

— Hoy has estado muy disperso ¿Te pasa algo?

La pregunta lo hace fruncir el ceño.

— No, es solo que me ha pasado punzando el maldito ojo todo el día y me ha dolido la cabeza —confiesa— no ha sido un buen día.

Ya lo creo que no.

— Bueno, entonces te dejo descansar —me levanto de la cama y camino hacia la puerta— sueña bonito.

Cierro la puerta y me marcho rumbo a mi habitación, me coloco el pijama y reviso el celular mientras me acuesto en la cama, tengo un mensaje de Maddie dándome las buenas noches y uno de un número desconocido, lo abro y lo que dice en el hace que me siente de manera brusca.

"¿Listos para abrir el baúl del pasado?"

...

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