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04 "Yo te hago casita, y tu me hace a mí."

Capítulo 04

"Yo te hago casita, y tu me haces a mí."

*Iker*

....


El sonido proveniente de cada uno de los instrumentos se mezcla creando la melodía que Mar y Skyler cantan a dúo mientras la última se mueve por toda la sala de ensayo.

Maritza toca la guitarra de una manera desenfadada pero a la vez cuidando muy bien la posición de sus dedos y tarareando la canción, siempre ha echo eso, aunque se las sabe de memoria todas y cada una de las canciones y no necesita tararear para saber cuando es su turno.

Santiago se encuentra tocando el bajo, sus brazos se encuentran tensos y su ceño fruncido, pero cuando levanta el rostro está sonriendo, disfrutando de lo que hace. Marina se divierte jugando con las teclas del teclado, lo disfruta y lo mejor es que esa energía la transmite a todos los que la vemos.

Skyler da vueltas e inventa coreografías mientras canta o escucha a los demás integrantes interpretar sus partes de las letras, y yo me entrego en la batería, la toco con decisión y potencia.

Doy los golpes finales, escuchamos el solo de guitarra de Mary y la canción finaliza.

— Descanso de diez minutos —ordena Mar mientras corre a tomar agua—.

— Se escuchó bastante mejor que ayer —menciona Santiago tocando algunos acordes en el bajo— pero hay algunas cositas en las que debemos de trabajar.

Si, están esos detalles que se deben de pulir.

— Skyler, en la segunda estrofa entras cuando se te antoja y debes entrar junto conmigo —reprocho—.

— Queda mejor así.

— No, no queda mejor así, por algo está escrito que vamos juntos.

— Pues lo siento, yo voy a entrar cuando a mi me de la gana —sonríe y camina hacia Santi— oye, si tienes planes para mañana cancélalos, Roger nos invitó a desayunar.

Roger.

Skyler nunca ha tenido un novio, ni ha ido enserio con ningún hombre y desde hace una semana eso es lo único que sale de su boca.

Roger esto, Roger esto otro, con Roger fui a tal lugar. No se le cae de la boca el nombre de ese tipo.

Es desesperante.

— No me gusta ir de sujeta velas —contesta Santiago mientras deja el bajo en su lugar—.

— No vas a ir de sujeta velas, mira te explico —lo toma de la mano y se lo lleva lo más alejado de nosotros que puede—.

No es hasta que veo que vienen de regreso que aparto la vista y volteo a mirar a mis otras dos compañeras las cuales están enfrascadas en una conversación sobre la canción.

— Oigan acérquense un poco por favor —pide Skyler yendo hacia la mesa donde tenemos nuestras cosas, de ahí toma lo que parece una agenda— Esta es la agenda de la banda, en ella cada uno de nosotros va a seleccionar una fecha para hacer algo de manera grupal, los cinco. Entendido.

— ¿Qué? ¿Por qué? —Inquiero—.

Ella voltea a mirarme y se acomoda un mechón de cabello ahora colorido tras su oreja.

No puedo evitar desviar mi vista hacia el resto de su cabello y ver cada uno de los diferentes colores, yo pensé que se lo desteñiría y volvería a ser la de antes, pero decidió no dañar más su cabello y quedarse con esos colores hasta que sea prudente eliminarlos.

Ella es tan de colores oscuros, actitud dura y ropa para nada convencional o colorida y su cabello parece manchado por un unicornio que vomita arcoíris. Parte del fandom le han dicho que se le ve horrible y otra parte que se le ve bien.

Yo creo que se ve como ella misma, ella siempre va en contra de los demás, le gusta sentirse única y de alguna forma con ese nuevo look lo es.

— Marina tiene razón, pasamos más tiempo en nuestras cosas que dedicándole tiempo a la banda, si seguimos cada uno por nuestro lado va a llegar el momento en el que no vamos a conectar y la convivencia será difícil.

— No creo que eso suceda —le resta importancia Santiago— así como estamos funcionamos perfecto, nos conocemos bastante.

— Ay por favor —gime Skyler poniendo la agenda en la mesa— te apuesto a que ninguno de ellos saben que te apasionan las carreras de motocicletas y te gusta ir a pescar.

— ¿A Santi le gustan las motocicletas? Eso es nuevo para mi —confirma Mary—.

— Ves.

— Llevamos casi cinco años juntos y todavía hay cosas que no sabemos de nosotros mismos —recalca Skyler— Ya hablé con Cristóbal y no tiene ningún problema en que hagamos eso, solo que las fechas no interfieran con nuestro trabajo. Elijan una fecha y ese día se realizara algo que ustedes quieran. Yo ya elegí el mío.

Mar aplaude y toma la agenda para poder apartar su fecha.

No se porqué pero siento que esto podría no salir bien.

[...]

Un saco color café claro, camisa rosa, pantalones al color del saco, zapatos negros y mi cabello bien peinado es lo que veo cuando me pongo frente al espejo para observar mi apariencia.

Dentro de una hora tenemos un concierto a beneficencia que hemos venido organizando desde meses atrás, el plan era una fiesta donde fuesen personas que contribuyeran ya sea con dinero, ropa, víveres, juguetes, lo que gustaran y al final D5 haría su presentación cantando algunos temas, pero algunas cosas cambiaron debido a que algunos artistas se sumaron.

Ahora la fiesta se realizará por la noche y dentro de una hora comenzara el concierto de beneficencia donde el dinero recaudado de los boletos se repartirá a personas que lo necesitan.

Bajo las escaleras a toda prisa, Santi y Sky son los únicos que están en el salón.

Santi está recostado en uno de los sillones, él va vestido con un pantalón de vestir negro y una camisa blanca con rayas color azul marino, lleva su cabello peinado hacia atrás igual que yo.

Skyler está parada junto al ventanal mirando hacia fuera, ella está vestida con un pantalón de tela color negro que tiene un peque moño enfrente su abdomen se encuentra al descubierto y trae puesto un top color rosa de mangas largas que le dejan los hombros al descubierto.

Alrededor de su cuello trae una cadena plateada con el dije de una mariposa con piedras de diferentes colores.

Pensé que ya no lo tenía...

— Guau, se pusieron de acuerdo ¿O qué? —Inquiere Santi—.

— Si, solo te faltó el cabello de colores.

Miro su cabello, se lo ha rizado de cierta forma que algunos colores se mezclen en un rizo.

—Lo siento, no me queda bien el arcoíris.

Ella hace una mueca y se vuelve a girar para mirar hacia afuera.

— ¿Aún no están listas? —Cuestiono regresando mi vista a las escaleras—.

— No.

Esperamos cerca de media hora cuando Maritza y Mar bajan las escaleras. Mary trae su cabello recogido en una coleta alta y un vestido blanco que le llega hasta las rodillas. Mar por su parte trae un vestido azul marino a los muslos que es entallado a comparación del de Mary que es más holgado.

— Que bellas señoritas —les digo en cuanto están junto a nosotros en el salón.—

Ellas sonríen, pero no llegan a decir nada porque Skyler las toma de las manos y las comienza a arrastrar hacia la salida.

— Ya vámonos que se hará tarde, luego hacen lo que se les venga en gana.

Salimos y ya nos está esperando el auto que Cristóbal envió por nosotros.
Mar se adelanta y se sube en el lugar del copiloto dejando que nosotros cuatro nos acomodemos en la parte trasera, Santi, Mary y yo nos sentamos en los asientos y a Skyler no le queda otra opción que sentarse en las piernas de Santi a lo largo del trayecto.

Cuando llegamos al lugar el concierto ya a iniciado.

Se encuentra cantando una chica que se me hace de voz conocida, nos vamos tras bambalinas y allí vemos a todas las personas como locas yendo de aquí para allá, caminamos hasta que llegamos a la zona destinada para nosotros.

— ¿¡Qué es esto!? —Exclama Mar mirando el lugar— ¿Dónde está Cristóbal? Yo tengo que quejarme de esto.

El concierto fue de último momento, se podría decir que improvisado —y aún así se vendieron casi todos los boletos— por lo que no hay camerinos como tal, la zona que nos tocó a nosotros al igual que a todos los demás es una carpa semitransparente con un par de espejos y sillas, un aparador donde están nuestros vestuarios y nada más.

— Yo no pienso cambiarme aquí —se queja Mary— las personas de afuera me van a ver hasta el alma.

— Concuerdo.

— Chicas no es para tanto —les dice Santi mientras se sienta en una de las sillas— Además van a estar en ropa interior, no desnudas.

— Bueno, en eso tiene razón Santi, la ropa interior es como si fuese bikini —comenta Skyler—.

No me importaría ver ese bikini...

Sacudo la cabeza alejando esos pensamientos.

— !AAAAAAAH! —El grito estrepitoso de Mar nos hace dar un salto— Cristóbal aún no llega y me dijeron que no se puede hacer nada.

— Ya no te quejes, nadie te va a ver nada.

— Yo no pienso cambiarme, haré el show así —se cruza de brazos y mira hacia otro lado—.

Me pongo de espalda y estiro la toalla tras de mi al igual que mis otros tres compañeros que conforman el círculo mientras Mar se cambia dentro.

Al final llegamos a esa resolución hacernos "casita" para poder vestirnos más cómodamente, ya solo faltábamos Skyler y yo para estar todos preparados, estábamos a escasos veinte minutos de salir al escenario.

— Ya estoy lista.

Suelto la toalla de una parte y dejo caer mis manos a los costados, ya me duelen de tenerlas tanto tiempo estiradas.

Skyler se dirige a buscar su ropa por lo que no es difícil intuir que voy a ser el último en vestirse.

— Mi amor —Ingresa Maddison saludando a Santi mientras se abalanza sobre él— vamos necesito enseñarte algo.

Se lo lleva tirando por lo que lanza la toalla y murmura un "enseguida vuelvo" que todos sabemos no es cierto.

Al estar la puerta de la carpa abierta vemos a nuestro representante pasar, como siempre, hablando por teléfono.

— Mary, acompáñame a reclamarle a Cristóbal esta humillación —la toma de la mano y ambas se van corriendo tras Cristóbal—.

Skyler se queda con la boca abierta de la impresión, yo meto las manos a los bolsillos del pantalón y me balanceo algo incomodo.

— ¿Te hago casita? —Propongo aunque suena más a pregunta.—

— No, no, no... No.

— Vamos, se hace tarde y solo faltamos tu yo —tomo una de las toallas y la extiendo— yo te hago casita y tu me haces a mí.

Termino guiñando un ojo y ella bufa por lo bajo.

— Prefiero quedarme así.

— Bueno, entonces ayúdame tu a mí —voy hacia mi vestuario bajo su atenta mirada— no quiero ir sudado a la fiesta.

Extiendo la toalla hacia ella, después de unos segundos camina hacia mi y la toma.

— Rápido.

Nos quedamos en la percha donde está la demás ropa y ella extiende la toalla para tratar de cubrirme.

— Sky, da la vuelta, así no me vas a tapar nada —explico—.

— No.

— Anda.

— Que no.

La tomo de un brazo y la giro, estiro mis manos para quitarle la toalla y posteriormente entregársela y posicionarla de tal manera que si me cubra.

— Ahora no mires —bromeo—.

— Ni que me este muriendo por ver miserias.

— Ya quisieras que lo fueran.

Rueda los ojos.

— Apresúrate.

Me quito el pantalón y me coloco el jean de mezclilla lo más veloz que puedo.

— Listo.

Se aparta como si tuviera la rabia o alguna enfermedad contagiosa, coloco el pantalón de manera que no se arrugue y procedo a quitarme la camisa, estoy por abotonarme la camisa negra para el concierto cuando escucho a Skyler llamarme, hago un sonido para que sepa la escucho.

— Esta bien, has casita en lo que me visto.

Le regalo una media sonrisa y tomo la toalla que estaba en la silla para extenderla y pedirle que se acerque.

Giro mi cara hacia la puerta de la carpa que ahora se encuentra cerrada aunque la tentación de mirarla cambiarse es demasiada, solo debo girar mi cara noventa grados y... Sacudo la cabeza alejando esos pensamientos.

Levanto mi cara hacia arriba y la giro hacia el otro lado, siento como ella se mueve mientras se viste. Yo bajo un poco mi vista y me encuentro con que el espejo al que miro de frente me refleja la espalda de Sky.

— Puedes subir la toalla, por favor.

Obedezco sin desapartar la vista del espejo.

Miro como se despoja del top y comienza a enfundarse en un vestido negro que le llega a la mitad de los muslos.

— Me podrías ayudar con el cierre.

— ¿Ya puedo bajar esto

— Si —murmura—.

Tiro la toalla al piso y ella se pone de espaldas a mi, tomo el cierre y comienzo a subirlo lentamente hasta que el vestido está completamente cerrado.

Gira la cabeza hacia donde yo la tenía anteriormente y se da cuenta, no le cuesta ni dos segundos.

— ¡ME ESTABAS MIRANDO! —Chilla—.

— Claro que no.

— ¡ERES UN CERDO!

— !Tranquila!

Se viene sobre mi lanzándome golpes a diestra y siniestra.

Trato de evitarlos y detenerla, la tomo por las muñecas pero ella sigue tratando de zafarse y golpearme.

— Escúchame, no te miré, cuando me di cuenta del espejo giré más mi cabeza —explico— no miré nada, lo juro.

Eso parece tranquilizarla así que la suelto, da un par de pasos atrás y se me queda mirando.

— Mas te vale —amenaza—.

Y se aleja para seguir preparándose.

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