025 El universo en contra
Capítulo 25
"El universo en contra"
Narra Skyler
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¿Qué hacen mayormente las personas cuando están solas y aburridas mientras esperan a los impuntuales de sus compañeros?
La mayoría no se.
Pero yo coloco música en mis audífonos y comienzo a cantarla o a interpretarlas en la guitarra o el piano, también está la opción de tirarme en el sofá y mirar hacía el techo mientras la música es el único sonido que me rodea.
Han pasado ya tres canciones de tres o cuatro minutos cada una y no hay rastro del resto de D5.
Cierro los ojos y entonces los escucho, los acordes de la canción que me hace regresar a esos momentos en los que era una adolescente ingenua.
Aunque se que por mi bien debería saltarla, lo que hago es comenzar a tararear y cantar una parte de la letra.
— "Quise quedarme contigo una vida, pero los planes no siempre se dan. Antes me hirieron tus balas perdidas, hoy si las puedo esquivar. Pero no puedo obligar, ni engañar al corazón y que sufra por dos, cuando el amor se escapa, nunca dice adiós."
Tengo una relación amor-odio con esta canción, con la mayoría de este grupo en realidad, es como si hubieran escuchado de todo lo que ha sucedido en cuanto a mi historia amorosa y dijeron será un éxito volvámosla canción.
Una canción pegajosa que no me puedo sacar de la cabeza y que desearía no haber descubierto o que al menos no me trajera a relucir los peores momentos de mi vida.
Pero al ser una persona masoquista encuentras esta canción en la mayoría de mis playlist.
Escucho murmullos, así que pongo pausa y me quito los audífonos, cuando me incorporo veo a cada uno de mis compañeros esparcirse por el cuarto hacía los instrumentos. Nadie se ha percatado de mi presencia así que me quedo allí observándolos sin hacer ruido.
Pasan unos segundo cuando Mary gira hacía mi dirección, sus ojos se abren y su gesto se vuelve de terror salta hacía Santi mientras suelto un grito que alarma a todos los demás y giran a ver que le pasa.
No aguanto más y me tiro en el sofá carcajeándome.
— ¡No me parece gracioso! —Exclama indignada— Casi se me sale el corazón del susto.
— No seas exagerada, no fue para tanto —argumento entre risas—
— Nunca vas a cambiar —murmura Santi negando con la cabeza—
—Jamás.
Sonrío de lado y me levanto del sofá para ir hacía ellos, al levantarme se cae el gorro de lana, supongo que debido a que estuve revolcándome de la risa, de inmediato todas las miradas recaen en mi.
— ¿Qué te hiciste? —Inquiere Marina acercándose—
— Un cambio de look ¿Te gusta?
— ¿Por qué lo has hecho? —Inquiere Mary— Te ves divina pero, tu cabello largo era hermoso.
— Estaba muy dañado, así que corte todo lo que ya no se podía salvar y de paso todo lo que tenía tinte, lo dejaré natural por el momento.
Por la mañana lo decidí, ya no quería nada que me atara a nada de mi pasado, fue una manera de cerrar ciclos, desde que tengo memoria siempre me lo había cortado con el mismo estilo y decidí inclinarme por algo nuevo.
Ahora luzco un corte pixie que deja a la vista todas las perforaciones que llevo en mis orejas y el tatuaje tras una de ellas.
No sabía como iban a reaccionar los demás así que por momento había decidido llevarlo bajo el gorro en lo que se me ocurría una manera de decirles, pero al parecer no va a ser necesario.
— Entonces el tinte que te colocó Iker si te lo daño después de todo.
— Sip. ¿Tan mal me veo como para que tengan esa cara?
— Claro que no, te ves hermosa —comenta Santiago pasando un brazo por mis hombros— es solo que no lo veíamos venir, tu te ves hermosa hasta con un saco de papas puesto.
— Si, ese corte se ve precioso.
— Me voy a esperar a que te crezca para realizarme el mismo corte, me encanta —Añade Mary emocionada—
— Y el lado bueno es que por un buen tiempo no voy a necesitar peinarme.
— No tienes remedio —Santi niega con la cabeza— anda vamos a ensayar.
He estado tanto tiempo sonriendo y prestando atención a mis tres compañeros que no había recordado al quinto integrante de la banda el cual ha permanecido al margen de la conversación y no ha volteado a verme ni una sola vez.
Tampoco es que la necesite.
Nos colocamos en nuestra posiciones y comenzamos con el ensayo.
Marina inicia tocando suavemente la guitarra, después de segundos se le une Maritza con el teclado, inicio interpretando la letra, conforme la melodía va incrementando la canción pasa de ser una canción lenta a una más rítmica. Iker y Santi se unen con sus instrumentos para después escuchar la voz de ellos unirse a mi en el coro.
Termino mi parte y las chicas continúan con las siguientes estrofas, coreamos otra vez y después de una última estrofa en mi voz, la música va disminuyendo hasta desaparecer.
— Para ser una canción nueva ya la dominamos bastante bien —festeja Mar— podríamos añadirla para tocarla en la siguiente gira, puede servirnos para promocionar el siguiente disco.
— Me agrada la idea —señalo— después de Bajo la luna esta canción va a ser mi segunda favorita de este disco.
— ¿Por qué Bajo la luna es tu canción favorita? —Inquiere Mary—
— Porque Santi se inspiró en mi para escribirla —les guiño un ojo—
La canción habla acerca de que no importa la distancia, las discusiones o si todo parece estar en contra siempre serán ellos dos contra el mundo y la luna llena ha sido testigo de eso muchas veces.
Lo cual hace alusión a nuestra amistad y todas esas veces en las que nos quedábamos charlando bajo la luz de la luna, de nuestros sueños, ideas e inclusive componiendo y mientras las demás personas dormían nosotros éramos libres.
— Un hermoso tema para una bella chica —contesta Santi lanzando un beso en mi dirección—
— Basta, son demasiado empalagoso, sigamos con el ensayo —ordena Marina—
Y así se nos van dos horas entre canciones, acordes y bromas entre canciones.
— Oh no —la rubia mira su reloj y comienza a guardar sus cosas— si no me apresuro llegaré tarde, lo siento, luego les ayudo a recoger todo, lo prometo —chilla mientras sale a toda prisa de la habitación—.
Santi mira su reloj y se rasca la nuca nervioso.
— Yo también debo marcharme.
— ¿A donde? —Inquiero acomodando las partituras—
— Estoy planeando enviar un regalo a mamá y tengo que ir a ver eso —contesta tomando su mochila— nos vemos en casa.
Lanzo una mirada a Maritza, la cual se ha escabullido hasta la puerta muy lento.
— Déjame adivinar, también te vas.
— Necesito, umm... Yo... Adiós.
Huye despavorida.
¿Qué le pasa a todo el mundo?
De la nada todos tienen planes, excepto yo.
Yo y el otro chico.
Lo ignoro y me concentro en guardar la guitarra en su funda, inicio a tararear una de nuestras canciones tratando de sumergirme en mi mundo y olvidarme de la presencia de cierta persona.
Guardo la guitarra, coloco en su lugar el teclado, guardo las baquetas y el otro ser humano en la sala solo ha pasado de pie mirando como guardo todo.
Desconsiderado.
Coloco los cojines de vuelta en el sofá, tomo mi mochila y estoy lista para largarme de aquí.
— Sky —Detengo mis pasos al escucharlo llamarme— ¿Podemos hablar?
He estado evitando llegar a este punto, sabía que tarde o temprano el querría venir y disculparse conmigo.
Siempre es igual, hace mierda a las personas y después viene con su mirada hacía abajo, sus ojitos tristes y esa voz que denota lo triste que se siente a pedirte disculpas.
Y yo podría disculparlo una vez más, pero no quiero, ya no más.
— No tengo nada que hablar contigo —afianzo el agarre en uno de los tirantes de la mochila— así que si me disculpas...
No alcanzo ni a dar dos pasos cuando vuelve a hablar.
— Claro que tenemos cosas de que hablas —silencio— lo sabes muy bien.
Inhalo y exhalo antes de girarme y dibujar una sonrisa.
— ¿Quieres seguir echándome cosas en cara? Muy bien, te escucho.
Me cruzo de brazos y lo miro fijamente, alentándolo a hablar.
— No quiero hacer eso, lo que quiero es... que hablemos sobre lo que pasó ese día.
Evita mirarme a los ojos.
— No entiendo sobre que debamos hablar. —Finjo demencia— ¿Tenemos algún tema en común?
— ¿Por qué tienes que hacer que todo sea más complicado?
Enarco mis cejas mirándolo con incredulidad
— ¿Disculpa?
— Quiero disculparme contigo y lo único que estás haciendo es hacer que esto se vuelva difícil para mi.
Sus gestos muestran la desesperación que está sintiendo en este momento.
Se fuerte Skyler, no caigas otra vez.
— No tienes porque disculparte, después de todo mentiras no dijiste.
— Skyler... —Advierte—
— ¿Skyler qué? Tu y muchas personas son libres de pensar en lo que quieran a mi me da igual. Así que ahórrate tus disculpas, no las necesito.
Le doy una última sonrisa y retomo mi camino a la puerta, pero como el universo me odia la puerta se abre e ingresa la pelirroja que trae babeando las banquetas al idiota tras mi espalda.
— Ah... Hola —saluda ingresando en la habitación— me dijeron que toda la banda estaría aquí y quería que miraran como quedaron las fotos...
— Los chicos se fueron hace unos minutos —le comenta Iker—
— Oh que mal —chasquea— entonces vendré en otra ocasión o los citaré por que se está agotando el tiempo.
— Bueno, ya será en otra ocasión entonces —intervengo sonriendo falsamente—
La mirada de Madeline recae en mi y luego pasa al chico, así un par de veces hasta que algo hace clic en su cabeza y sonríe ampliamente.
— ¡Ya se! —Exclama provocando que de un pequeño salto— les enseñaré las fotos a ustedes.
— No se puede —intervengo a toda velocidad— tenemos que estar todos juntos.
— Claro que no, les enseñaré solo en las que salen Iker y tu para que las vayan eligiendo y así vayamos logrando un avance, vayamos al estudio.
Se gira a toda velocidad y crea su camino hacía el estudio.
El castaño pasa por mi lado yendo tras su novia.
Cierro fuerte los ojos y echo mi cabeza hacía atrás.
¿Qué le hice al mundo para merecer tal castigo?
Llegamos al estudio de Madeline, el cual está todo desorganizado y con cosas desperdigadas por todas partes, frente a nosotros se encuentra una pantalla en la cual la chica, durante cerca de 30 minutos, nos ha estado mostrando fotografías individuales o donde estamos posando Iker y yo.
— Madeline, ya me duele la cabeza —y no precisamente de estar mirando las fotos— todas están bien, dejo a tu criterio la elección de las fotos.
— ¿Enserio? —Inquiere asombrada—
— Has hecho un buen trabajo, tienes talento, así que decide tu.
Puede que en mi tono de voz se perciba desagrado, pero lo estoy diciendo enserio, tiene talento y no existe una razón para menospreciarlo.
Menos aún cuando reconocer su talento puede hacer que me marche y deje de estar compartiendo el mismo espacio que ellos.
— Y tu que opinas corazón —finjo una arcada—
— Eh... Ah... Yo también confío en ti.
Madeline se pone de pie feliz y comienza a deambular por el lugar, evito verla y sigo con mi mirada fija en la pantalla.
— Perfecto, entonces elijo las fotografías y luego les doy a conocer cuales fueron para que ustedes den el visto bueno. —Regresa a su lugar y comienza a escribir en un pedazo de papel—.
— Genial, entonces me voy —aviso poniéndome de pie— adiós.
Oh no.
No, no, no, no, no, no, no, no, no, no.
NO.
No puede ser, esto no está pasando.
— ¿Qué pasa? —Inquiere Iker acercándose—
— La puerta no abre —digo paranoica— ¡No abre!
El castaño me aparta e intenta abrir.
Lo cual no pasa.
¿Por qué? ¡Porque la puerta está sellada!
Al parecer hoy es uno de estos días en los que no debí levantarme de la cama.
— Tranquila. ¿Madeline?
— Nunca había sucedido eso —mira hacía todos lados hasta que toma su celular— ya se, llamaré a alguien de recepción para que venga a ayudarnos.
— Si, si, has eso.
Busca en su celular, da con el contacto y lleva su celular a la oreja.
— Hola, soy Madeline, perdón por molestar, pero estoy en el estudio y me he quedado atrapada dentro ya que al parecer la puerta se atascó... Si, ya intenté... Si gracias. —Cuelga— Vendrá a revisar y si no puede abrir llamará a un cerrajero, no se preocupen todo estará bien.
Nos regala una cálida sonrisa.
Y aunque tal vez ella trate de tranquilizarnos estoy de todo menos tranquila.
Nada va a estar bien.
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Narra Santiago
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No me gusta mentirle a mis amigos.
Mucho menos a Skyler que ha estado para mi en todo momento, pero no tenía otra opción, si le hubiera dicho la verdad la tendría aquí con un bate de beisbol lista para volarle la cabeza a la chica que ha ingresado al lugar y viene en mi dirección.
Skyler se ha convertido en una persona muy explosiva y cuando algo se le mete en la cabeza es difícil lograr que cambie de opinión.
— Hola —saluda la rubia sentándose a mi lado— me alegra que hayas venido.
— Después de pensarlo decidí que merecías que te escuchara.
— ¡Ay Santi yo sabía que tu me escucharías, eres la persona más noble del mundo y...!
— Maddie, Maddie —la llamo, ella deja de parlotear y me mira fijamente— tranquila, no hagas que me arrepienta de esto.
— Perdón —se acomoda en su asiento—
— Me he adelantado en ordenar, te pedí un jugo de fresa y unas mini donnuts.
— Gracias —murmura, guarda silencio durante un par de segundos— Santi he pasado días y noches pensando en todo lo que sucedió, en nosotros y en especial, en lo mucho que te extraño.
— No me extrañarías tanto si hubieras pensado en lo que harías.
— Lo se, pero hay algo que no te conté y se supone que no debo contarte —juega con sus manos nerviosa— me obligaron a hacerlo bebé.
— Maddie no digas tonterías.
— ¡No son tonterías! Un día antes me enviaron un mensaje raro que decía que si no arruinaba la carrera de ustedes arruinarían la mía —sus ojos se llenan de lágrimas— me enviaron fotos que forman parte de mi horrible pasado y podrían destruirme. No tuve opción.
Frunzo las cejas analizando lo que me ha dicho.
— ¿Te amenazaron? ¿Por qué no me lo dijiste antes?
— ¡No podía! —exclama— me dijeron que si alguien se enteraba de esto terminarían conmigo, estaba aterrada. Tampoco quería que te hicieran daño a ti, yo te amo bebé y me destrozó hacer eso.
— ¿Por qué decidiste contarlo?
Limpia las lagrimas con sus manos antes de mirarme fijamente.
— Porque ya no puedo seguir viviendo con este miedo y la culpa, aunque yo no soy la única culpable. —Se acerca un poco a mi — te quiero y mucho, daría todo por ti y no me importa sacrificar mi carrera si eso significa que estarás a mi lado.
Parpadeo varias veces asimilando lo que está sucediendo.
— Préstame tu celular, hay que buscar la manera de rastrear a esa persona que te amenazó, esto no puede quedarse así. —Ordeno extendiendo mi mano hacía ella—
— No lo tengo.
— ¿Qué?
— Antes de decidir contártelo decidí ir a investigar el culpable, lo tiene un chico que se le da bien rastrear y eso, aunque aún no me da noticias.
Mira alrededor como si sintiera que la están observando, aunque es una modelo y yo soy un cantante más de alguna persona nos ha reconocido o se preguntan que hacen un par de bobos en una cafetería con gorras y lentes.
— Maddie...
— Se que debí haberte dicho antes, pero tenía miedo, miedo por ti y por mi.
— Te comprendo, se lo que se siente pasar por todo eso. —estiro la mano hasta tomar la suya— va a sonar sorprendente pero, a nosotros también nos han estado amenazando por medio de mensajes de texto.
Sus ojos se dirigen a nuestras manos unidas y después regresan a mi.
— ¿Cómo?
— Si, a cada uno de nosotros nos han estado llegando mensajes que amenazan con sacar a relucir los datos más oscuros de nuestro pasado.
— ¿Ustedes tienen un pasado oscuro también?
De repente deja de estar triste para estar atenta a lo que dice.
— Todos tenemos un pasado, tu tienes el tuyo, yo el mío.
Coloca su otra mano encima de la mía y me da un ligero apretón.
— Yo estaré para ti, pase lo que pase.
— Y yo para ti —confirmo—.
Ambos nos miramos fijamente y nos sonreímos como si nada hubiera pasado a nuestro alrededor y nuestra relación nunca hubiese terminado.
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Narra Iker
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No es la primera vez que me quedo encerrado con Skyler, aunque si es la primera vez que quedo atrapado con Madeline y Skyler.
Al inicio creí que esto no iba a ser nada bueno.
Y más aún cuando una de las chicas es una persona que está dispuesta a lanzar veneno a todo el que se le cruza.
Para mi buena suerte los primeros cinco minutos de encierro Sky se dedicó a observar todo lo que hay a su alrededor, después se centró en su celular y así a estado desde entonces mandando mensajes a su novio.
— ¿Por qué la miras así? —Inquiere Madeline a lado— pareciese que la quieres desintegrar con la mirada.
— No, nada que ver —desvío la mirada— Sky no es de las personas que se la pasan calladas todo el tiempo, tiene que estar peleando con alguien.
— No seas exagerado.
— No exagero —murmuro— te lo digo yo que he sido el blanco de su ira por mucho tiempo.
Niega con la cabeza y se pone de pie.
— Exagerado.
— Hey ¿A donde vas? —Trato de tomarla del brazo pero se escabulle hasta llegar al lado de Sky—.
Ella llama la atención de la otra chica y se sienta a su lado, no se de que hablan pero veo a Skyler sonreír y después se sumergen en una conversación entre susurros.
Hago distintos tipos de movimientos para tratar de escuchar lo que dicen pero no hay manera, no logro hacerlo.
Solo espero y Skyler no esté lanzando su veneno en mi contra.
Lo peor que me podría pasar es que eso suceda.
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