023 "la peor versión de mí"
Capítulo 23
"La peor versión de mí"
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Narra Skyler
N.A: Capítulo largo para compensar la falta de actualización durante mucho tiempo.
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Ignoro todo lo que me es posible la luz que ha ingresado por la ventana, no quiero despertarme pero, tengo que hacerlo antes de que llegue Maritza argumentando que es un bonito día y que me lo estoy perdiendo acostada debajo de las mantas.
Me incorporo y dispuesta a pasar todo el día en pijama y desarreglada me coloco las sandalias y un gorrito de lana en la cabeza y salgo de la habitación rumbo a la cocina. Anoche llegué demasiado tarde y no cené nada en casa de Oliver así que en estos momentos si me pusieran enfrente un elefante al carbón probablemente me lo devoraría bajo la mirada reprobatoria de mi compañera amante de los animales.
En cuanto llego a la planta de abajo un dolor dulzón y a masa invade el ambiente, confundida y queriendo saber de que se trata sigo el trayecto hacía la cocina donde encuentro un desastre, harina esparcida por toda la barra, trastes sucios, una sartén en el fuego pero, la cocina vacía.
Camino inmediatamente hacía el sartén y le doy la vuelta al hot cakes que ya se estaba pasan un poco de cocción.
¿Quién estará haciendo esto?
— Hey, veo que amaneciste de buen humor —me sobresalto al escuchar la voz de Iker a mis espaldas— hacía mucho tiempo que no cocinabas hot cakes. Espero y también vayas a hacer una porción para mi, sabes que soy fan de tus comidas.
Estoy por hablar cuando una voz desconocida se entromete en la conversación.
— Hola, ya has despertado —se acerca a Iker y le da un beso en la mejilla— quería llevarte el desayuno a la cama.
Se que probablemente no sea lo correcto pero, la escaneo de pies a cabeza, trae una camisa de Iker con, espero, algún short debajo y el cabello recogido en una trenza.
Se de quien se trata desde el momento uno, la fotógrafa a logrado atrapar a Iker.
— Así que los estás haciendo tu —confirma Iker lanzándome una mirada—.
— Claro corazón.
Miro hacia el techo y lamo mis dientes asintiendo varias veces.
— Que bonito cuadro —murmuro yendo a la jarra de agua y servirme un poco en un vaso—
— Ah, hola no te había visto —saluda, lo cual es mentira, ha sido muy consciente de mi presencia—.
— Una lastima —murmuro—
— ¿Qué?
— Nada, genial verte otra vez ¿eh?
Ella sonríe pero no llega a hablar porque los demás integrantes de la familia comienzan a unirse.
— ¡Sky estás haciendo Hot cakes! —Canturrea Marina— no puedo creerlo, ya los estrañaba.
— ¿A qué se debe? —Inquiere Santiago—
— No los estoy preparando yo —digo en voz alta— Jaqueline los está haciendo para su Corazón —enfatizo mirando a Iker—.
— Oh, por un momento pensé...
— Oh, no se preocupen puedo hacer para todos, tal vez no sean los de Skyler pero también están ricos.
Lo dudo.
— No queremos molestar —comenta Marina— y hola Madeline no sabíamos que estabas en la casa.
Y ojala no nos hubiéramos enterado.
— Bueno, ya no hay que atosigar a la parejita y hay que dejar que sigan disfrutando de esta bella mañana —digo con sarcasmo yendo otra vez tras la barra de la cocina— se te está quemando eso
— ¡Oh no puede ser! —Corre hacía el sartén y saca su hot cakes del sartén y comienza a colocar una nueva mezcla en el— puedo hacer para todos enserio. Ya tengo varios y solo me falta picar la verdura.
— Nosotras te ayudamos —propone Maritza caminando hacia el refrigerador—
— Me parece bien.
Mientras ellas comienzan a movilizarse por la cocina yo me acerco al bowl donde está elaborada la mezcla y lo miro con atención.
— Yo paso —digo llamando la atención de ellos— voy a desayunar con mi novio —dejo el vaso en el lava trastes y camino hacia la salida de la cocina—.
— Podrías invitarlo a desayunar y así comer todos juntos —propone Marina—
— Por mi no hay problema —señala Madeline sonriendo—
Y aunque lo hubiera.
— Ya tenemos planes y no los podemos cambiar. Tal vez para la próxima.
— Entonces, disfruta tu día —Santiago me sonríe cálidamente—
— Lo haré —antes de marcharme veo a Madeline acercar un pedazo de hot cakes a la boca de Iker y aunque no quisiera suelto un suspiro y me giro hacia la salida pero antes de irme evito el desastre— Madeline
— Si
Espero y no sea tarde.
— Tu Corazón es alérgico a la canela.
Sin esperar nada más salgo de allí y subo a mi habitación.
Cuando salí de casa lo hice sin hacer contacto visual con nadie y sin despedirme, por suerte aún seguían en la cocina, supongo que haciendo una nueva mezcla que si fuera consumible para el alérgico.
Una vez salí ya estaba el auto esperándome, así que no me entretuve demasiado en la casa, por primera vez en mucho tiempo enserio quería escapar de ese lugar, sentía que me estaba asfixiando.
Llegué a una tienda de comida rápida y después de hacer el pedido y recogerlo fui directo a la casa de Oliver, por suerte estaba allí ya que, no le había avisado que iría y tenía miedo de no encontrar a nadie.
— No te esperaba —murmuró al verme de pie frente a su puerta—.
Sonreí y pasé, comimos en silencio y después el continúo con su labor de afinar los instrumentos mientras yo garabateaba en un cuaderno.
— ¿Por qué estás así? —Inquiere—
— ¿Así como?
— Ausente —señala— cada que vienes hablas y hablas, sonríes, me cuentas lo que pasa en tu día a día y hoy vienes comemos, te sientas y no dices ni pio.
Se acerca a mi lado quitándome el cuaderno de las manos y sentándose a mi lado.
— Es uno de esos días en los que me gusta estar en silencio —murmuro recargando la cabeza en su hombro— no sabía que hablaba tanto.
— Cuando te comencé a conocer creí que eras una persona reservada —comenta mientras juguetea con el cuaderno— pero poco a poco miré que eras una persona a la que le cuesta abrirse con las personas y sólo es cuestión de confianza.
— Antes yo no era así —jugueteo con mis manos y sonrío con nostalgia— era reservada pero, confiaba en todo el mundo —relato—.
— ¿Y qué pasó? —Inquiere—
—Exceso de confianza —suelto un suspiro—
Recordar esa época siempre ha sido difícil, no me gusta que nadie se entere de que hace cinco años existía una Skyler frágil, soñadora que creía que todas las personas eran buenas y que podía confiar en ellas.
Que ilusa, aunque bueno, yo vivía de ilusiones.
— ¿En qué sentido?— me tenso al escuchar su pregunta, él lo nota y deja el cuaderno en uno de sus costados para voltear a mirarme, logrando que deje de tener mi cabeza recostada en su hombro— no tienes que decirme sino quieres, no te voy a obligar.
— No, si quiero —murmuro.— Digamos que comencé a vivir hace cinco años. Viví la mayor parte de mi vida en un internado, hasta los diecisiete años, cuando después de mucho pensarlo le dije a mis padres que quería estar con ellos y no se que tantas chorradas —digo entre risas— mis papás me creyeron, entré a un colegio, armé un grupo musical y... Me enamoré —niego varias veces con la cabeza—
— Y el infeliz te traicionó —se adelanta a decir—.
Asiento con la cabeza y aunque quisiera dejarlo hasta ahí y que él ya no se enterará de nada más seguí hablando.
— Comenzamos peleando, después nos soportábamos y sucedieron cosas que nos hicieron más cercanos y después de un tiempo intentamos ser algo más —trago saliva, los recuerdos comienzan a arremolinarse en mi mente— yo lo quería, dejé todo en esa relación, le di todo... Él no me dio nada, al contrario me quitó todo.
Parpadeo varias veces y apenas en ese momento, en ese momento cuando siento la calidez de sus manos en mi mejilla limpiando las lágrimas que se han abierto paso por mi rostro.
— Ya no sigas, no me gusta verte así
— Quien lo diría, con la pinta de chico malo que te cargas yo pensaba que tenías corazón de piedra.
Sonrío y le golpeo levemente la rodilla.
— Sólo es la pinta —susurra— además no me gusta ver a una mujer llorando y menos por alguien que no se lo merece.
Esbozo una sonrisa que aunque no llega a mis ojos es sincera y de agradecimiento.
— Me juré que nunca derramaría una lágrima por él nunca más pero, he abierto la caja de los recuerdos y debo continuar —digo entre risas—.
Una caja que hace años me juré nunca más volver abrir y la enterré en los más profundo de mi mente.
Ojalá no volver a abrirla jamás.
— Entonces adelante, yo te escucho y te sostengo —entrelaza sus manos con las mías y me da un beso en la coronilla—.
— Duramos meses juntos pero, de repente comenzó a comportarse demasiado raro, pensé que era por todo lo sucedido y no le presté importancia, al contrario puse más esfuerzo para que la relación funcionara. —Intensifico mi agarre, los recuerdos de ese día siguen llegando uno más doloroso que el otro— Un día se descubrió la mentira, llegué y lo descubrí con otra persona, alguien que era muy importante para mi. Después de eso el caos se desato.
— Esas dos personas son las causantes de todo esto —asegura—.
— En parte —asiento mientras suelto un suspiro— desde ese día las mentiras que me rodeaban se cayeron, mis padres me mostraron su verdadera identidad, él me lastimó, en ese momento fue como si todas las personas cercanas a mi se quitaran su mascara y me mostraron como son realmente.
— Supongo que te alejaste de todo.
Ojalá me hubiera alejado para siempre.
— Si, me sentía lastimada, herida y que todo el mundo me había traicionado. Me fui de mi casa y me escondí de todo mundo —cierro mis ojos tratando de aislarme de todo— pasé hambre, viví en las peores condiciones durante casi un mes y estuve a punto de tener un cuadro de anemia y depresión.
Esos momentos con los ojos rojos de tanto llorar, las noches en vela por pasar pensando porque me sucedió todo. Llegué a pensar que nunca fui suficiente para él, comencé a odiar mi cuerpo y a sentir inseguridad, perdí a personas pero sobre todo, me perdí a mi misma.
— No puede ser...
— Por suerte una amiga me encontró y me ayudó, gracias a ella fui al doctor y de a poco comencé a rehacer mi vida, hasta que me lo volví a encontrar y quiso hablar conmigo, yo de tonta traté de escucharlo y una vez más me traicionó. —Cierro los puños con fuerza— le dijo a mis padres donde estaba y estuvieron a punto de mandarme lejos del país, pero por suerte me volví a escapar y esconderme, una de mis tías me ayudó en todo y seguí adelante con mi vida.
No entiendo porque las personas disfrutan de hacer sufrir a los demás.
— Dime por favor que ya no te encontraste con ninguno de los dos nunca más.
— Hace más de cuatro años que no la veo a ella —volteo a mirarlo— a él... Desgraciadamente a él lo veo diario —ante la confusión en su rostro continuo hablando— es mi compañero de banda.
La sorpresa en su rostro no tenía precio.
— ¿Cómo es posible? —Inquiere—
Lo mismo me pregunto yo cada vez que lo miro a los ojos. Podré haber dejado muchas cosas atrás, hablado con él y convertir el fuego que antes estaba en mi interior en hielo.
Dicen que las rupturas cambian a las personas y vaya que tienen razón.
— Siempre había escuchado que es mejor que en las bandas no haya lazos más allá de amistad —relamo mis labios— me equivoqué y me salió cara la estupidez.
— Ammm, no soy bueno con las palabras pero, debió haber sido muy difícil para ti —asiento mientras me atrae a sus brazos— no, no se que decir.
— No me digas nada —acaricio su rostro— con tu comprensión y compañía me basta.
Algo que me ha gustado de Oliver desde el día que lo conocí es su sonrisa, me encanta ver como su se le marca un pequeño hoyuelo en su mejilla izquierda y se le achinan los ojos.
Oliver debería de cobrar a las personas cada que sonríe.
— Si te puedo decir... O bueno, prometer —su rostro se acerca un poco más a mi rostro— que yo nunca te voy a traicionar, puedes confiar en mi.
— Lo se, no tengo miedo de confiar en ti.
Compartimos una sonrisa y cerramos el poco espacio que había entre nosotros uniendo nuestros labios en una cálido beso.
(....)
Hoy por la mañana cuando salí de la casa me sentía asfixiada, como si los fantasmas que me rodean me dieran más peso del que ya cargo pero, hoy al salir de la casa de Oliver me siento más ligera, después de compartir una parte de mi secreto.
Después de seguir hablando un poco más a Oliver se le presentó la duda que yo esperaba que no me preguntara.
¿Quién me rompió el corazón?
Cuando le dije el nombre del susodicho me dijo que ya lo sospechaba y que había cosas que no entendía. Para mi suerte no quiso preguntar nada más y la conversación cambió de rumbo, durante cerca de una hora nos la pasamos hablamos de tonterías me enseñó a afinar una guitarra, cosa que agradezco, para así no seguir pidiendo ayuda y hacerlo yo solita.
Ahora frente a la casa espero que Iker y su noviecita ya no estén en la casa para que no arruinen mi paz mental.
—Sky —escucho que alguien me llama y regreso la vista a la persona tras de mi—.
Al ver al rubio suelto un suspiro y llevo dramáticamente la mano a mi pecho.
— Por un momento pensé que eras un fan loco y me secuestrarías.
Ambos reímos y me acerco a él.
— Si yo fuera un fan loco, sin ofender, pero no te secuestraría a ti.
— Irías tras cierta rubia, lo se —le guiño un ojo—
Sus mejillas se sonrojan y para disimularlo voltea su cabeza y finge estar mirando hacía alrededor. Trato de que no se me escape una carcajada y solo dejo que se esboce una sonrisa llena de burla en mi rostro.
— ¿Fuiste con Oli?
— ¿Saliste con Mar?
Preguntamos al mismo tiempo, lo que provoca que se sonroje más.
¡Es tan adorable!
— Si, estuve en su casa —me adelanto antes de que volvamos a hablar otra vez al mismo tiempo— desayunamos juntos y afinando instrumentos toda la mañana.
— Yo también estuve con Mar, acabo de dejarla en casa.
— Eso me está dando a entender que las cosas están saliendo bien —insinúo—
— Quiero creer que si.
— Ya verás que si, solo no apresures nada ¿Entendiste? —Asiente con la cabeza— todo va bien.
Guarda las manos a sus bolsillos y comienza a balancearse un poco.
No necesito nada más para saber que se ha puesto nervioso.
— Nunca había salido con una persona famosa y...
— Ey, ey, ey —lo detengo— no te comas la cabeza con eso. Olvida ese detalle —estiro mi mano para tocar su brazo— somos personas ordinarias, no tiene nada de especial salir con un famoso, solo el hecho de que nos acosan periodistas con cámaras todo el tiempo y se nos acercan personas a que les demos autógrafos o fotografías, nada del otro mundo.
— Y dices que no tiene nada de especial —ríe entre sarcástico y nervioso—
Niego con la cabeza repetidas veces mientras retiro mi mano para ponerla frente a él.
— Dámela mano —me mira con desconfianza— vamos, toma mi mano —después de una mirada más de desconfianza saca una de las manos de su bolsillo para cubrir con ella la mía— ves, soy de carne y hueso igual que tu, igual que Mar, igual que todas las personas que hay en el mundo, o eso quiero creer— fijo mi mirada en la suya— si me pellizcas me duele, si me atropella un carro en este momento puedo morir, igual que tu. No tenemos nada excepcional, somos simples humanos, como todos.
— Simples humanos que otros simples humanos adoran.
— Detalles —bromeo, ambos retiramos la mano al mismo tiempo— ambos se gustan, eso es lo que te debe interesar, no si te toman fotos o hablan mal de ti. A ciertas personas no les gusta ver a otras triunfar y van a hacer de todo para hacerte sentir menos pero, está en ti si les prestas atención y te crees sus mentiras o los mandas a la mierda y les demuestras que vales mil veces más de lo que ellos dicen.
— Se te dan bien los mensajes motivacionales —asegura—
— Lo se —aseguro apartando mi cabello en un movimiento con la mano derecha en señal de superioridad, cosa que lo hace reír— tu sigue adelante y olvídate de todo lo demás.
— Lo haré. —Ambos nos sonreímos mientras compartimos una mirada cómplice, ese momento se rompe al escuchar su celular comenzar a sonar, lo saca inmediatamente de su bolsillo y lo revisa— ¡Ah no puede ser!
— ¿Qué pasa?
— Le prometí a tu novio que iba a estar su casa hace como media hora para lo del trabajo que tenemos pendiente y se me olvidó —inclina la cabeza hacia atrás mientras se lamenta— me va a matar
— Y mientras más tardes, peor será la tortura.
Eso lo pone en alerta.
— Tienes razón, nos vemos.
Ni siquiera alcanzo a decir adiós cuando lo veo correr a toda velocidad rumbo a su auto y arrancarlo para salir de la calle a una velocidad considerablemente más alta de la permitida.
Mientras sonrío por lo que presencié camino hacía la casa, ingreso la llave y me adentro, cierro de vuelta, voy directa a mi habitación y hago mi buena acción de día, mando un mensaje a Oliver donde le digo que Richie ya va de camino y que sea comprensivo con él, que es mi culpa por haberlo entretenido.
Aunque no es cierto, fui parte del problema pero Richie se olvidó y mejor se fue a pasear con la rubia que lo trae loco.
Oliver me dice que solo porque yo se lo pido no será tan duro y le envío el emoticón de la carita guiñando un ojo que está tirando un beso. Bloqueo el celular y decido que lo mejor será ducharme y ya después lo que surja.
Pero no llego al baño porque la guitarra que tengo en mi habitación se interpone en mi campo de visión, en automático camino hacía ella, la tomo y me siento en la orilla de la cama, la coloco en mi regazo y con la mano izquierda comienzo a acariciar las cuerdas, es así como lo que surja se convierte en una tarde de acordes, palabras al azar y melodías que en un futuro podrían ser una canción.
(...)
Cuando siento que ya es suficiente coloco la guitarra de vuelta en su lugar y bajo para buscar algo que comer.
No he visto el reloj pero deben de ser cerca de las ocho de la noche, cuando bajo las escaleras me sorprende el silencio ya que esta casa no es conocida por estar así a menos que no estemos todos. Lo cual me hace suponer que estoy sola en la casa.
Suposición que queda en el olvido cuando veo a Mar sentada en uno de los sillones de la sala con la laptop entre sus piernas.
— Holaa —canturreo—
Me impresiona que da un salto y mira hacía todos lados asustada, cuando aparezco en su campo de visión suelta un suspiro.
— Oh por dios Sky no llegues así.
— ¿De qué hablas? —Pregunto extrañada— Yo entré como siempre, tu pecadora que estarás haciendo en esa computadora que por eso te asustaste.
— Yo... Yo nada —agita sus manos en el aire— estaba leyendo un libro y estaba absorta en la lectura, por eso me espantaste.
Entrecierro los ojos mirándola como si la estuviera acusando por haberse comido lo que yo había guardado en el refrigerador.
—Seguro.
— ¿Qué tal tu cita con el rubio?
La pregunta la toma por sorpresa abre sus ojos lo más que puede y comienza a juguetear con sus manos, está por contestar cuando la puerta se abre y por ella ingresa el ser humano más insoportable que he conocido jamás. Bueno, el tercer ser humano más insoportable, existen dos personas que le ganan el primer y segundo puesto.
— ¿Estás bien? —Inquiere Mar dirigiendo toda su atención a él— te noto raro.
— Está perfecto —intervengo antes de que Iker hable— su novia lo complace demasiado como va a estar mal.
Camino hasta sentarme en el sillón y dibujar una sonrisa burlona en mi rostro
— Pues tu lo has dicho, me complace demasiado bien, no como ciertas personas.
Sabe lo que esas palabras pueden provocar en mí, aún así mantengo firme la sonrisa, ambos nos miramos fijo, desafiándonos.
No entiendo porque hace esto, se supone que ya estamos en paz, cada uno hace su vida por su lado y ya.
Aunque no me sorprende Iker es tan bipolar que en un momento puede profesar estar en paz contigo y al siguiente ya te está declarando la guerra como por quinta vez.
— Al menos espero que no busques a otra que te complazca "mejor" mientras estás con ella —hago énfasis en mejor, mi rostro se endurece al igual que el de él—.
— Chicos
Ambos ignoramos a la rubia.
De repente se relaja y lleva una de sus manos a la barbilla fingiendo que piensa algo.
— ¿Es por eso que tu estás buscando a otro porque tu novio no te complace lo suficiente? —Frunzo el ceño al no saber de que habla— después de todo somos iguales
— NO —grito poniéndome de pie señalándolo— nunca seré la misma mierda que tu eres.
— Skyler —me llama Mar— chicos no comiencen esta guerra otra vez, por favor.
— Tiene razón Mar, esto no tiene sentido —niego con la cabeza— ya habíamos aclarado las cosas.
— Claro, no te gusta que te digan tus verdades.
— ¿De qué verdades hablas idiota?
— Según tu mucho amor a Oliver, lo adoras, te vas con él, te sientes mejor que nunca a su lado pero esas, esas son puras mentiras —cada palabra que sale de su boca va cargada de odio— te las das de muy digna pero eres peor que yo.
— Cállate de una vez, no sabes lo que estás diciendo —me acerco lo suficiente para poder saber porque está actuando de esa manera— estás borracho.
— Y eso a ti que más te da —resta importancia— pero no, no estoy borracho, sólo me tomé un par de cervezas para tener valor.
— Valor ¿Para qué?
— Para decirle a Mar lo que su amiguita "la santa" hace a sus espaldas.
— Iker por favor, si no la controlas no la fumes por favor ¿Qué voy a poder estar haciendo a las espaldas de Mar?
— ¿De qué habla? —Inquiere Mar con un deje de preocupación—
— Está borracho no sabe ni lo que dice —aseguro—
— ¡Skyler no lo niegues más! —exclama— ¡Los vi! Ya no digas más mentiras y acepta que le coqueteas al rubio que sale con Mar a espaldas de ella —¿Qué dice este loco?— los vi afuera, estaban tomados de la mano compartiendo miraditas y sonrisas.
— ¡Ay por favor! —suspiro—
— Sky ¿Es eso cierto? —Inquiere Mar—.
Me giro hacía ella y miro que tiene sus ojos cristalizados, mira a ambos insegura.
— Pero por supuesto que no.
— Y esto que es entonces —extiende su celular hacía Mar mostrándole una serie de fotos donde estamos Richie y yo tomándonos la mano, sonriendo y mirándonos fijamente— seguro son imaginaciones mías.
Miro de Mar hacía el celular y viceversa.
— Sky... ¿Cómo... Qué...
— Mar, esto no es lo que parece, tiene una explicación, yo puedo...
— ¿Ves que tan santa no eres? De hecho nunca lo has sido te has revolcado con cuanto has podido, eres igual que...
— Iker —lo llama Mar antes de que termine su oración—.
— No, déjalo, que lo diga —pido— si quieres yo lo digo, soy igual de zorra que ella ¿No?
— Yo no... Lo mejor será que yo...
— No, tu nada, has las cosas y no te arrepientas —reclamo— nunca seré igual a ella y lo sabes, pero estás tan enfocado en que yo sea la mala de la película que buscas la manera de que todos estén en mi contra. Ya me harté, me he defendido con garras y dientes pero hasta aquí llego.
— Sky...
— Crees que soy una zorra, que me les ofrezco a los hombres y me abro de piernas ante cualquiera, bueno. A partir de hoy así va a ser, para que así tengas argumentos y no andes inventado mierdas. En este momento comienzo a ser la peor versión de mi. Para que así a partir de hoy las mentiras sean verdades.
Sin mirarlos, ni contestar a sus llamados corro hacía la habitación, coloco el seguro y me dirijo hacía mi celular y los auriculares, los cuáles una vez vinculados coloco música a todo volumen.
Es en ese preciso momento donde ya no puedo más, me tiro al suelo y dejo que todo salga, las lagrimas, lamentos y gritos salen de mi interior, soy consciente de que varias veces tocan la puerta y me llaman durante bastante tiempo. Me sorprende que no llamen a un cerrajero para sacarme de la habitación.
Supongo que alguien los haría entrar en razón y solo me están dando el espacio que necesito.
Aunque no se si estar sola sea lo mejor, aunque en realidad nunca he estado acompañada del todo.
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