021 "aura"
Capítulo 21
"Aura"
"Narra Marina"
...
La última relación que tuve fue con Dylan, después de que el se marchara y lo nuestro terminara no me interesó en iniciar una relación con nadie.
Y sigue sin interesarme, aunque, no niego que Richie es un gran chico, desde que Skyler se aferró a que lo conociera he estado hablando con él y hemos salido a pasear, me encanta que tenemos cosas en común.
Aunque no se si podríamos llegar a tener algo más que amistad.
Estoy confundida y se que si no aclaro mis ideas y sentimientos voy a hacerle daño a él.
Por eso, he aceptado salir hoy con él, para aclarar la situación y que no vaya a haber malos entendidos.
No me gusta hacerle daño a las personas, así como tampoco me gusta que me hagan daño a mí.
Mientras busco las palabras adecuadas para mi conversación con Richie comienzo a bajar las escaleras y me dirijo a la cocina para preparar algo para desayunar.
Cuando ingreso se encuentra ya Sky cocinando.
— Pero bueno ¿A qué se debe este milagro? —Inquiero caminando hacia ella—.
— No he podido dormir en toda la noche, no tenía sentido seguir rodando en la cama buscando hacer algo que no iba a conseguir —explica sin despegar los ojos de la fruta que está picando—.
Comienzo a caminar hacia el refrigerador.
— ¿Qué es eso que te ha tenido sin sueño? —Inquiero mientras abro la puerta—.
— Cosas sin sentido —contesta después de un rato—.
— Y si son sin sentido ¿Por qué te quitan el sueño?
Tomo la mermelada, uvas y cierro el refrigerador.
— Porque me encanta sobre pensar las cosas —se queda mirando a un punto fijo y luego regresa la vista hacia abajo— quiero que mi vida sea más tranquila.
Suspira y se gira al sartén.
Comienza a vaciar todo lo que ha picado en el sartén y comienza a batirlo.
Por mi parte yo comienzo a picar mi fruta para la ensalada de desayuno.
— Y estás pensando mucho sobre como lograrlo. —digo después de un tiempo—.
— Algo así.
Desde hace semanas ha estado comportándose extraña, de la nada a comenzado a usar gorros para cubrir su cabello, el cual por cierto ya está volviendo a ser castaño.
— Buenos días, alegrías —Saluda Iker ingresando a la cocina—.
Le sonrío en saludo, frunce el ceño al no recibir algo de parte de Sky y se sienta en un banco con el celular en la mano e instintivamente se dibuja una sonrisa en el rostro.
— ¿Por qué esa sonrisita? —Inquiero—.
— Mi futura novia me ha mandado un mensaje cari...
El sonido del sartén cayendo y el grito de Skyler nos hace girarnos hacía ella.
— ¡Mierda!
Abre la llave del grifo a toda velocidad y coloca su mano debajo del chorro.
— ¿Estas bien? —Inquiero colocándome a su lado—
— Me he olvidado que la parrilla estaba caliente y me he apoyado —dice entre dientes—.
— Iré por el botiquín —me giro hacia el otro individuo— ayúdale, ya vengo.
Corro a toda velocidad al baño y abro las puertas del mueble bajo el espejo, saco el botiquín y regreso lo más rápido que puedo a la cocina, me detengo un instante para asegurarme que haya algo que me pueda ayudar para las quemaduras.
— ¿Por qué eres tan orgullosa? —Escucho que Iker le pregunta a Sky—.
— No soy orgullosa, no me da ningún trabajo tener la mano bajo el agua —argumenta—.
— Pero aún así quiero ayudarte.
— No te preocupes, yo puedo. No es cómo si me vaya a morir por quemarme la mano.
Creo que debería intervenir.
— Esto no te hubiera pasado si prestaras un poco más de atención no te habría pasado nada y yo no estuviera insistiendo por ayudarte.
Bien, creo que ya debo de entrar.
— Tienes razón —me detengo, sorprendida— debo prestar más atención, es mi culpa.
Parpadeo varias veces ante la sorpresa de lo que acaba de pasar.
— Claro que es tu culpa... —Iker se calla abruptamente— espera... ¿Me has dado la razón? —Silencio— ¿Estas bien? ¿La quemadura te afectó el cerebro o algo?
— Ya me cansé de pelear, creo que ya es hora de que tu y yo fumemos la pipa de la paz.
¿Estoy soñando?
— Ya hemos intentado varias veces ser amigos y no ha funcionado —recalca Iker—.
Creo que o debería marcharme o debería entrar pero, me niego a interrumpirlos y tampoco puedo marcharme, es raro escuchar una conversación normal entre ellos dos.
— No quiero ser tu amiga —silencio— sólo dejar de lado los gritos, insultos, desconfianzas... Iniciar de cero.
Sí, por favor.
— Iniciar de cero... Me... Me parece bien, yo también estoy cansado.
— ¿Entonces este es el fin de la guerra?
Que hermoso momento.
— Es el fin —después de eso hay un breve silencio hasta que escucho a Sky gritar— lo siento, no recordaba la quemadura.
— No... No pasa nada.
Cierto, la quemadura, Sky está con una quemadura de no que grado en una mano y yo quieta aquí sin ir a atenderla.
Cierro el botiquín e ingreso a la cocina... Me arrepiento al instante, ambos están frente al fregadero, muy, muy juntos y se miran fijamente, al escuchar mis pasos se separan a toda velocidad haciendo que parezca una alucinación lo que vi segundos antes.
— Lo siento —murmuro, me aclaro la garganta— yo... Creo que... Es mal momento.
— De echo —Iker se aclara la garganta— creo que llegas en un buen momento, debes de atenderle la mano. ¿Lo olvidas?
Asiento y me acerco a ellos, Iker suelta la mano de Sky y se aleja para que yo pueda tener más espacio, colocó el botiquín en la encimera y tomo lo que necesito para curar la quemadura de Sky.
Le coloco un poco de ungüento en toda el área afectada con cuidado.
— Con eso debería ser suficiente, si te sigue dando molestias te llevamos al hospital —comento mirando aún su mano—.
— Tranquila, es una quemadura superficial.
— Bueno pero, por hoy, yo cocinaré para ti —sonrío y me inclino a recoger lo que quedó en el suelo—.
El resto de la mañana lo paso realizando el desayuno y acomodando el desorden que hay en mi habitación, el cual es bastante.
Hoy no hay ensayo, oficial en el estudio pero, ensayaremos por la noche en la habitación que tenemos destinada para trabajar en nuestra música.
Así que el tiempo me da perfecto para salir un rato con Richie y volver para trabajar en todo lo que tenemos pendiente respecto a nuestra música.
(...)
No estoy acostumbrada a salir sola, cada que salgo acompañada voy con alguno de mis amigos o llamo a un par de agentes para que vayan escoltado, creerán que soy paranoica pero, nunca está de más un poco de seguridad extra.
Richie estaba encantado de irme a recoger, me dijo que no importaba.
Decidí venir sola, necesitaba pensar como iba a hablar de esto con él sin lastimarlo y aunque el trayecto de mi casa al sitio de encuentro fueron cerca de media hora y aún no se como abordar el tema.
Entro a la cafetería, recorro con la vista el lugar hasta que doy con la mesa en la que se encuentra sentado, está al fondo del local, lleva unos jeans desgastados junto a su chaqueta de mezclilla con el logo de la banda de rock AC/DC, está encorvado con los codos apoyados en la superficie y la cara apoyada en las manos.
Lo conozco desde hace poco pero, puedo llegar a decir que está concentrado pensando en algo. Acomodo el gorro y los lentes, comienzo mi recorrido hacia su mesa sin mirar a los alrededores. Se que probablemente no somos tan famosos como pensamos, no somos un fenómeno mundial ni mucho menos pero, nos reconoce bastantes personas y cada vez obtenemos más visibilidad.
Recuerdo cuando estábamos iniciando, miles de personas nos pedían canciones, llegamos al primer millón de seguidores y no cabíamos de la emoción. Hoy día tenemos cerca de veinte millones de seguidores y muchas cosas que antes hacíamos con naturalidad ya no las hacemos más o somos demasiados cuidadosos realizándolas.
— Hola.
En cuanto escucha mi voz gira su rostro hasta que sus ojos azules conectan con los míos, se achinan un poco y sin ver más parte de su rostro se que me está sonriendo.
Me siento antes de que se ponga de pie y le sonrío de vuelta.
— Hola —me regresa el saludo— pensé que me dejarías plantado.
— Yo no te haría eso —le digo colocando el bolso en la otra silla vacía— estuve con unas cosas de la banda y se me hizo tarde.
— Comprendo —asiente varias veces y hace una seña al personal para que nos atienda— ¿Tendremos éxitos pronto?
— Dentro de un mes comenzaremos a grabar nuestro cuarto disco.
— Me imagino que todos están muy emocionados. —Comenta—
Estoy por contestarle pero veo al mesero acercarse y guardo silencio, espero a que nos levante la orden y se marche para seguir conversando.
— Cuando estemos a medio camino de la grabación estaremos más frustrados y cansados pero, cuando tengamos el resultado en nuestras manos va a valer la pena y estaremos muy orgullosos.
— Me gusta cuando hablas de tu música, se te ilumina la mirada y sonríes inconscientemente.
No puedo evitar sonrojarme y oculto mi rostro mirando hacía abajo.
— Me gusta el arte —murmuro— y disfruto estar en la banda, crear música con mis amigos.
Sonrío y procedo a darle un sorbo a mi malteada.
— Es lo más genial del mundo.
Su mirada se pierde por un momento.
— ¿Estás bien?
— Sí —esboza una sonrisa triste— solo estaba pensando en tonterías. —Agita la mano restándole importancia—.
— Tal parece que esa tontería te ha quitado toda la alegría que te inundaba minutos antes.
Al instante me arrepiento de haberlo dicho y trato de buscar las palabras justas para remediarlo pero no me da oportunidad.
— Mi hermano estaba en una banda y me recordaste a él, es todo.
— Perdón, no quería incomodarte —digo rascando la parte detrás del cuello—.
— No me incomodas —toma la mano que tengo sobre la mesa— es un tema bastante complicado, sólo es eso.
Después de ese pequeño inconveniente continuamos hablando de otras cosas como su trabajo, el mío, cosas sin sentido, sobre la comida que pedimos y algunas cosas que nos gustarían hacer en un futuro cercano.
Por ese momento dejo de lado todo lo que venía pensando de camino aquí y me concentro en lo feliz que estoy siendo justo ahora.
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Narra Maritza
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Es increíble como la naturaleza puede transmitir tanta paz a las personas, estoy segura que si las personas se sentarán a admirar el paisaje, sentir el aire en su rostro, escuchar cantar a las aves, los rayos de sol acariciar tu piel y aspirar los increíbles aromas que desprenden árboles y flores no destruirían el mundo de la manera en que lo siguen haciendo.
Cuando yo estaba pequeña decía que me iría a vivir a un bosque y que viviría entre animales, y bueno, lo más cercano a animales que hay en la casa son Iker y Sky cuando se pelean.
La vida que llevo no es la que imagine pero me gusta, porque tal vez siendo una persona reconocida puedo influir más en las personas y lograr que se interesen por preservar el ambiente.
— ¿Acaso no tienes amigos?
Doy un salto y giro lo suficiente el cuerpo para mirar a la persona que está tras de mí.
Es el chico de la otra vez, aunque ahora lleva su cabello de color morado con mechas negras y sus ojos son negros.
Su piel se ve más pálida que la última vez que lo miré y quizá esté más delgado.
Recuerdo como fue nuestra interacción hace tiempo y me giro para seguir admirando el paisaje. Espero a escuchar sus pasos alejarse. Contrario a eso siento su vista clavada en mi espalda.
— El otro día no parabas de hablar ¿Por qué tan callada?
Cierro los ojos y suelto el aire tratando de que mi corazón, el cual a acelerado sus latidos, se regule.
— El otro día no te veías muy amistoso, sólo respeto tu espacio —digo lo suficiente fuerte para que me escuche—.
Da un par de pasos hasta que se deja caer a mi lado, recoge sus rodillas y las abraza con sus brazos.
— He estado observándote desde ese día —confiesa haciendo que yo gire a verlo sobresaltada— no te asustes —dibuja una sonrisa de lado— nunca alguien se había preocupado tanto por mi. Por lo general las personas huyen o me miran mal.
— Pues si las tratas así como me trataste a mi, los comprendo.
— No vale la pena ser buena persona en un mundo lleno de malos corazones e intenciones —dice después de unos segundos de silencio— Perdón por tratarte mal, estaba llevando un día de mierda y te atravesaste en mi camino en el momento menos indicado... Me desquite contigo y lo siento mucho... He estado mirándote desde lejos después de ese día tratando de buscar la manera de disculparme.
— ¿Y la única que se te ocurrió es asustarme por la espalda? —Inquiero arqueado una ceja mientras lo miro—.
— Sentía que si seguía buscando una manera de hablarte nunca lo haría.
Se coloca de pie y yo lo imito.
Ambos nos miramos fijamente unos segundo y luego bajo la vista.
— Acepto tus disculpas... Todos tenemos días malos. —Comento— cuando quieras hablar, de cualquier cosa aquí estoy.
— Adiós —se despide y comienza a marcharse—
— ¡Oye!
— ¿Sí?
— Me gusta tu nuevo look
Vuelve a dibujar su sonrisa de lado.
— Gracias, a mi me gusta tu aura.
Él se marcha y me deja allí de pie con una sonrisa dibujada en mi rostro.
...
Cuando llego a la casa todo parece silencioso hasta que escucho gritos provenientes de la habitación de Santiago.
Me quito los zapatos y camino en dirección a ella tratando de ver de que se trata. Conforme me voy acercando los gritos se escuchan mejor.
— Entiende una cosa, no quiero que me vuelvas a hablar, al menos no en un tiempo ¿Ok?
No necesito ser una genio para saber de que se trata.
— Ahora la culpa es mía ¿Es enserió? Mira, ya estoy harto... Háblame cuando la cordura se apodere de nuevo de tu cuerpo porque justo ahora parece que la dejaste en alguna de tus campañas... Lo que digas... Adiós.
Antes de ser capturada in fraganti retrocedo lentamente e ingreso a mi habitación, tal parece que oficialmente Maddie y nuestro buen amigo han terminado su relación.
Le debo dinero a Sky.
....
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