Trampa
Lo que Jimin le propuso a Jungkook era estratégicamente inteligente, pero al hacerlo se pondría en riesgo su vida. Por eso cruzó los brazos, negando con la cabeza, no iba a pelear en serio con él.
—¿Por qué no? —cuestionó Jimin, con voz llena de curiosidad.
—Vas a perder y serás condenado a muerte, me niego —respondió Jungkook.
—El otro día peleamos en el campo de entrenamiento y te vencí —dijo Jimin, sonriendo con confianza.
—No estaba peleando en serio —replicó Jungkook, su mirada intensa y su quijada apretada—. Si peleamos de verdad, morirás —añadió.
—Déjame demostrarte que puedo partirte en dos en un duelo —dijo Jimin—. Si te gano, podré pedirte cualquier cosa y no podrás negarte y si pierdo podrás matarme. El único que saldría perdiendo soy yo porque si se me llegara a cruzar por la cabeza matarte durante el duelo, todos los guardias me atacarían.
—No quiero que mueras y yo me tomo muy en serio las peleas, no insistas.
—Entonces te propongo otra cosa —dijo Jimin, poniéndose de pie.
—¿Qué cosa? —preguntó Jungkook, mirándolo con recelo.
—Mi cuerpo —respondió Jimin, el corazón de Jungkook dio un pequeño brinco al escucharlo decir eso—. Si pierdo, follaremos de la manera que tú quieras, no pondré resistencia y será sin ningún lazo emocional, justo lo que quieres.
Los ojos de Jungkook centellearon con interés y deseo, y su mirada se posó en el cuerpo de Jimin, evaluando la proposición.
—Eso sí me interesa...
Ambos hombres se miraron con una mirada intensa y desafiante, sabiendo que el duelo que se avecinaba sería más que una simple pelea, sería una lucha que era ganar, ganar para ambos.
—¿Entonces aceptas?
—Por supuesto, pero. ¿Qué vas a pedir si es que llegas a ganar?
—Lo sabrás cuando gane. —Sonrió confiado.
Ese mismo día, al salir el sol, Aritxa organizó una salida con diez concubinas, todas ellas irían a cabalgar a las montañas de manera rutinaria, cuando salían al bosque nadie las acompañaba porque eran sus momentos de descanso. Organizaron su picnic para comer y beber como de costumbre, pero había algo distinto en aquella ocasión, pues Aritxa se acercó a la habitación de Jimin. Él había despertado temprano y tenía puesta su armadura porque iría a practicar al campo con los otros caballeros, se sorprendió al ver a la concubina principal del rey parada frente a él.
—Hola Jimin —dijo Aritxa, sonriendo ligeramente y alzando la barbilla.
—¿Te envío Jungkook? —preguntó Jimin, confundido e intentando entender por qué Aritxa estaba allí.
—No, el rey no sabe que he venido —respondió Aritxa, su voz susurrante.
—¿Y... A qué vienes? —preguntó Jimin.
—El rey te aprecia y ha surgido el rumor de que te convertirá en su rey consorte —dijo Aritxa, su sonrisa aumentando—. Así que debemos llevarnos bien.
Jimin se sorprendió al escuchar las palabras de Aritxa. Sabía con exactitud su relación con el rey, pero que el rumor de que lo fuera a hacer su rey consorte se extendiera por los pasillos del castillo le medio molestaba, además, él no aceptaría tal propuesta porque para casarse debía estar enamorado. Le gustaba el sexo con Jungkook, también la forma dominante en la que lo veía, pero no lo amaba, estaba lejos de hacerlo.
—He hablado con el maestro caballero para pedirle que te permita faltar hoy a tu entrenamiento —continuó Aritxa—. Acompáñame a mí y a otras nueve concubinas a cabalgar, te aseguro que nos divertiremos.
Jimin se sintió tentado por la proposición de Aritxa. No había salido con las concubinas del rey antes, y la idea de pasar el día con ellas era intrigante. Pero también se sentía un poco nervioso, no sabía qué esperar de la salida. ¿Por qué lo hacían? ¿Había algo detrás de esa proposición?
—¿Y si me niego? —preguntó Jimin, intentando ganar tiempo.
—¿Rechazarías mi invitación? —respondió Aritxa, su sonrisa disminuyendo ligeramente—. Es que algunas chicas están nerviosas porque varias han muerto, creen que es por tu causa y yo les he dicho que no eres temible, quisiera comprobar mi punto.
Jimin se sintió un poco incómodo al escuchar las palabras de Aritxa. No había pensado que las concubinas del rey lo vieran como una amenaza. Aunque si se era sincero a él mismo, realmente era una amenaza y más con el permiso del rey para matarlas.
—Mmm... —Jimin se rascó la barbilla, intentando tomar una decisión—. No lo sé.
—Si no quieres, descuida —dijo Aritxa, dándose la media vuelta para irse—. Supongo que no somos de tu agrado.
Pero Jimin la sostuvo del hombro para que se detuviera.
—Iré —dijo, sonriendo ligeramente—. Al fin y al cabo, es nada más una cabalgata y picnic.
—Sí, claro. —Sonrió—. Sígueme, los caballos ya están ensillados.
Once caballos con diez concubinas hermosas y Jimin, salieron del castillo. Dirigiéndose al bosque, Aritxa dirigía la cabalgata, el camino ya estaba pisado, sabían muy bien a dónde iban. Cuando llegaron al campo alto, donde había césped y flores, bajaron de los caballos y tendieron mantas en el suelo para acomodar las canastas con comida, todo calentito, todo lucía apetecible. Se sentaron en círculos alrededor de la comida y todas ellas veían a Jimin con curiosidad, pero fue Aritxa quien le invitó a ser el primero en comenzar a comer para que probara la deliciosa comida hecha por sus manos.
Jimin se sintió un poco incómodo por la atención que estaba recibiendo, pero Aritxa lo animó a comer, y él no quería ser descortés. Así que mordió el sándwich, masticó y tragó, delicioso. Después bebió jugo de naranja, y se sintió un poco más relajado. Pero pronto comenzó a sentir un hormigueo en la lengua que ignoró, sin embargo al pasar los minutos ese hormigueo se le extendió a todo el cuerpo.
Era una trampa.
Trató de ponerse de pie al sentirse mareado, pero un par de manos suaves lo tomaron de los hombros, recostándolo encima de la manta. Pronto comenzó a escuchar las risas de las concubinas y las pudo ver tomar cuerdas que llevaban guardadas en las canastas de comida y amarrarle las manos y pies. ¿Qué estaban haciendo? Jimin intentó resistirse, pero era demasiado tarde. Las concubinas lo habían inmovilizado, y él se sentía completamente a su merced.
—Lo siento, Jimin —dijo Aritxa acercándose a él maliciosamente—. Pero tenías que aprender a no subestimar a las mujeres.
Las concubinas se rieron, y Jimin se sintió un poco asustado. ¿Qué iban a hacer con él? ¿Por qué lo habían drogado y amarrado? ¿Querían matarlo?
Sintió el veneno esparcirse por su sistema mientras era cubierto con mantas, las concubinas iban a arrojarlo al acantilado, dejarlo morir envenenado.
Pero había algo que las concubinas no sabían, o se les había olvidado y era que Jimin poseía la telequinesis, así que cerrando los ojos trató de imaginarse el veneno en su sistema, al igual que con Orión, el caballo de Jungkook. Después de localizarlo en los pedazos de comida que había ingerido comenzó a vomitar, manchándose y manchando la manta en la que estaba cubierto, apretó los puños y extendió los brazos al mismo tiempo que sus alas de dragón. Ese acto, sorprendió a las concubinas, todas ellas se aterrorizaron al ver las enormes alas blancas. Los ojos azules de Jimin brillaban bajo la luz del sol y su cabello revuelto en vómito le dio asco al albino.
Se arrancó las cuerdas de sus piernas y avanzó hacia ellas, lanzando feromonas dominantes. Las diez concubinas hicieron emerger sus garras de panteras, gatos, leopardos y tigres, Aritxa también hizo emerger sus garras de leona. Pero ninguna de ellas era un oponente digno para Jimin, quien abrió sus labios, lanzándoles fuego azul, provocando gritos y sollozos. Aritxa al ver que estaba el peligro se transformó en leona y corrió de regreso al castillo, Jimin terminó incinerando al resto de concubinas y después emprendió vuelo en su forma humana, pero con alas y manos de dragón para alcanzar a Aritxa.
Sin embargo, se detuvo al verla a medio camino siendo abrazada por Jungkook. El rey, había sido avisado acerca del atentado en contra de Jimin, junto a él se encontraba Taehyung, quien vigilaba al albino muy de cerca y había ido en búsqueda del rey para informarle que las concubinas planeaban algo en contra suya. Jungkook miraba a Aritxa con preocupación, mientras que Taehyung permanecía en silencio. Aritxa, por su parte, parecía aterrorizada, y se aferraba a Jungkook como si él fuera su única esperanza de salvación.
Jimin se sintió un poco confundido al ver la escena, pero pronto llegó a la conclusión de que Jungkook y Taehyung habían llegado porque eran sus concubinas y con el antecedente de las muertes de las otras cuatro era entendible que se preocuparan por ellas.
—Llévala al castillo —le ordenó Jungkook a Taehyung y él asintió.
—¡Mátalo, es un monstruo, es un dragón! —gritó Aritxa y Jungkook continuó corriendo hacia el lugar en donde habían sido incineradas sus concubinas.
Jimin batió sus alas, volando de regreso a la escena del crimen y aterrizando frente al rey león. El escenario era catastrófico, nueve concubinas totalmente incineradas y dos amantes mirándose a los ojos sin decir una sola palabra. El aire estaba lleno del olor a carne quemada y el silencio era opresivo. Jimin se relajó un poco, sus alas de dragón comenzaron a desvanecerse, dejándolo en su forma humana. Miró a Jungkook, quien lo miraba con una expresión que el dragón no podía descifrar. Sabía que tenía que hablar con él y explicarle lo que había sucedido, explicarle que las mató a todas porque intentaron envenenarlo, pero no sabía por dónde empezar.
—¿Qué pasó aquí? —preguntó ante lo evidente, con voz baja y seria.
Jimin respiró profundamente, intentando encontrar las palabras adecuadas.
—Ellas... intentaron envenenarme. Me drogaron y me amarraron. Pero logré escapar y... y las maté.
—Entiendo, Taehyung me advirtió de lo que te estaban haciendo y vine para rescatarte, pero veo que no necesitas ser rescatado. —Jimin se encogió de hombros.
—Soy un híbrido de dragón, unas gatas no pueden conmigo.
Jungkook se acercó a él, colocando un par de dedos en su barbilla, obligándolo a que lo mirara a los ojos.
—Al menos están incineradas, nos ahorraremos el funeral.
—Treinta y cuatro... —susurró Jimin con ojos vidriosos. Jungkook no comprendía de lo que estaba hablando.
—¿Qué?
—Te quedan treinta y cuatro concubinas vivas.
—Eso es bueno. ¿No? —preguntó extendiendo la mano para acunar la mejilla del dragón.
—¿De verdad permitirás que haga esto? Me siento mal al cargar con el peso de estas almas.
—Todas esas almas te querían muerto.
—Yo no las quería muertas, si no fuera por ti... —Apretó los puños sosteniéndole la mirada—. Diablos Jungkook, arruinas mis planes.
—¿Cuáles planes? —Deslizó el dedo pulgar, acariciandole el labio inferior.
—Yo no fui al castillo contigo para esto. —Jimin estiró la mano colocándola con suavidad en el pecho del león—. No fui al castillo para dormir en tu cama y tampoco para sentir mis hormonas alteradas cuando te veo.
—Estás diciendo que te gusto.
—¿A quién no le gustas? Eres enorme, feroz, felino, rudo, fuerte, apuesto, además eres el rey.
—Me gusta gustar. —Apartó la mano del rostro de Jimin, sosteniendo las del albino con suavidad—. Mis concubinas. ¿Dijeron por qué te atacaron?
—No —dijo—. Pero seguían órdenes de Aritxa, a ella sí que quiero matarla.
—Entiendo. —Jungkook asintió con la cabeza—. Pero a Aritxa no la puedes matar, a ella no.
—¿Qué dices? Me acabas de dar luz verde para matar a todas tus concubinas, pero no quieres que lastime a Aritxa. ¿Por qué? ¿La quieres?
—Es la única híbrido de León.
—¿Y eso qué?
—Ella me puede dar hijos.
Jimin sintió eso como un golpe bajo, un golpe en el estómago. Pero no dejó que Jungkook notara lo afectado que estaba, él sonrió dando un paso hacia atrás y mirándolo con calma.
—Me parece estupendo, después de todo es tu concubina, casi tu mujer y es de tu misma raza. —Suspiró—. Es una lástima para mí que no existan más dragones o de lo contrario ya estuviera rodeado de hijos.
—Escuché que los dragones no engendran con sexo —dijo Jungkook frunciendo el ceño.
—¿Y tú qué sabes de eso? —Alzó las cejas—. ¿Eres un dragón? No, eso solo lo podría saber yo.
—¿Cuando será el duelo? —cuestionó Jungkook cambiando el tema.
—Si quieres hoy mismo, da igual, estoy listo para pelear a cualquier hora.
—Perfecto, regresemos al castillo. Voy a mostrarte porqué soy el rey.
Ambos caminaron cuesta abajo para salir del bosque y dirigirse al castillo. Al llegar se sorprendieron porque habían carruajes con el símbolo de la serpiente estacionados en la entrada del castillo y distintos hombres del clan Serpente. Jungkook enderezó más su cuerpo y Jimin pudo ver que sus músculos incrementaron un poquito de tamaño, el león agudizó sus sentidos e hizo emerger las garras de sus dedos. ¿Había algún peligro?
—El clan Serpente no fue invitado —dijo Jungkook en un susurro—. Quédate atrás de mí, como si fueras mi guardia.
—¿Estás tratando de protegerme? —Jimin alzó las cejas—. Puedo cuidarme solo.
—Si descubren que eres un dragón la noticia se esparcirá rápido, las serpientes son escurridizas.
Jimin asintió, colocándose atrás del cuerpo de Jungkook, quien estaba esparciendo feromonas de León para opacar cualquier aroma de Jimin, para ocultar su aroma original de las serpientes. Al llegar a las puertas del castillo, Namjoon se acercó a Jungkook algo agitado y alterado porque tampoco esperaba la llegada del clan.
—Majestad, ha venido el lord del clan serpente.
—¿Y qué quiere? —cuestionó molesto.
—Felicitarlo, majestad. Acaba de cumplir treinta años y no pude asistir a la... —Serpente Yoongi se quedó en silencio al ver al albino atrás de Jungkook—. Fiesta... ¿Quién es ese caballero? —cuestionó señalando a Jimin.
—¿Por qué te interesas en mis sirvientes? —cuestionó Jungkook—. ¿Y por qué demonios vienes sin avisar? El año pasado no viniste a mi cumpleaños, deja de mentir, dime la verdad.
—Se trata de algo grave, majestad. —Yoongi agachó la cabeza y Jimin pudo escuchar un sonido muy parecido a un cascabel.
—¿Qué es?
—Mi clan está enfermando, tienen algo muy parecido a la lepra, pero sus pieles se ponen verdes, sus cuerpos esqueléticos y... Mueren. Una vez contagiados no duran más de dos días con la enfermedad.
—¿Y porque vienes? Debiste enviarme una carta o algo, apártate de mi, no quiero contagiarme. —Dio un paso hacia atrás.
—Yo no estoy infectado, majestad. Mi clan se enferma cuando se transforman en serpientes, creo que la naturaleza nos indica que ya no nos transformemos, nos indica que seamos más humanos.
—Esta sucediendo parecido que con el clan Viddeur, Timsash, Rhino y Elch... —contestó Jungkook.
—No olvidemos al clan Slon, ellos se quedaron con cabezas de elefantes permanentemente luego de la fiebre del elefante —añadió Namjoon.
—Es la maldición que nos lanzó la antigua reina Fedora. —Jimin se tensó al escuchar al híbrido de serpiente decir eso, pues estaba hablando de su madre.
—No creo que sea eso —dijo Jungkook con aburrimiento en la voz—. Enviaré mis médicos a tu territorio para que te ayuden a evaluar lo que está sucediendo, mientras tanto ordenaré que ningún híbrido de serpiente se transforme para tratar de parar el brote.
»Namjoon, indica en el informe que cualquier serpiente que veamos arrastrarse por las calles será asesinada. Sin serpientes, no hay virus.
—No quiero que se aniquile a mi clan —dijo Yoongi, nervioso.
—Y yo no quería que vinieras de visita hoy, queda claro que los planes de ambos se vieron afectados. Ahora tendré que compartir mesa contigo. —Se quejó—. Adelántate al comedor, iré a lavarme las manos.
—Sí, majestad.
—Namjoon, guíalo y no le quites los ojos de encima.
—Por supuesto, majestad.
Ambos se fueron, dejando a Jungkook y Jimin solos. El rey tomó la muñeca del albino, arrastrándolo por el pasillo para alejarse de Yoongi. No quería que la serpiente los escuchara. Cuando estuvieron en la segunda planta del castillo soltó la muñeca de Jimin, dejando visiblemente sus dedos marcados en su blanca piel.
—Hoy no comerás conmigo, ordenaré que te lleven comida a tu habitación. No salgas, quédate adentro y no confíes en nadie. —Suspiró—. Cuando el peligro termine enviaré a Taehyung, solo en él puedes confiar. ¿Entiendes?
—¿Todo esto es por la enfermedad de las serpientes? ¿Tienes miedo que me contagie? —Alzó las cejas.
—No es por eso.
—¿Entonces qué es?
—¿Eres tonto? —Jungkook se talló el rostro con la mano—. ¿No viste las intenciones de Yoongi? Seguramente escuchó que bailé con un albino y quiere conocerte para perjudicarme.
—¿Por qué te perjudicaría? ¿Por qué se interesaría en alguien con quien bailaste en tu cumpleaños?
—Porque maté a su novia, a su prometida.
—¿Qué? —cuestionó confundido.
—Lo hice antes de conquistar su territorio, los serpente les son fieles hoy en día al clan Zmaj y no querían doblegarse ante mí. Finalmente lo hicieron, pero sospecho que ellos mismos inventaron esa enfermedad para hacer más realista el cuento de la maldición de la reina Fedora y esparcir miedo en la sociedad.
»No solo soy guapo, también soy inteligente.
—¿Cuál maldición lanzó la reina Fedora?
—Te la cuento después. —Se talló el rostro—. Quédate en tu habitación y... —Jungkook tomó el mentón de Jimin obligándolo a que lo viera a los ojos—. No te preocupes por lo que les pasó a mis concubinas allá en el bosque, ellas se lo merecían, Taehyung me contó la sospecha de sus planes para matarte.
—Están pasando un montón de cosas al mismo tiempo, pero al menos ya sabemos dos cosas.
—¿Cuáles?
—Tus concubinas quieren matarme y yo no dudaré en defenderme. Incluso de Aritxa, no pienso agachar la cabeza por ella ni por nadie. —Jimin cruzó los brazos.
—Quédate en la habitación, mis concubinas no tienen permitido ingresar a las habitaciones de otros hombres, saben que eso sería la muerte para ellas.
»Mantén tus sentidos alertas por si una serpiente trata de acercarse a ti y... Prepárate para el duelo, no será hoy, pero será mañana y pasado mañana te estaré montando igual que en mi cumpleaños.
Jimin sonrió, colocando su mano blanca en la mejilla del rey.
—¿Piensas anudar en mi garganta de nuevo?
—Ya veremos. —Sostuvo la mano de Jimin y besó sus nudillos—. Enciérrate.
Al decir eso, soltó la mano de Jimin, dejándolo solo en el pasillo, con los brazos a los costados y con el corazón acelerado.
«Creí que Jungkook nunca se fijaría en un híbrido de dragón, pero comienzo a creer que me quiere y es evidente que yo siento una asquerosa atracción por él. ¿Por qué me gusta tanto un hombre así de cruel y despiadado? ¿Nada más porque follamos? ¿O será que el hecho de qué me trate bien y me haya contado eso que lo aflige me ablandó?». Pensaba Jimin a medida que avanzaba hacia su habitación.
Una vez dentro, se encerró justo como Jungkook le pidió, por algo lo habrá dicho. Se dejó caer en la cama, lanzando una pregunta al aire.
—¿Qué demonios me estás causando, traidor Jeon?
Cuando Jungkook llegó al comedor todos se pusieron de pie, ahí estaba Namjoon, Taehyung, Hoseok, Yoongi y a los costados distintos sirvientes y guardias. Todos ellos de pie, esperando a que se sentara el rey para tomar descanso y los comensales para tomar sus asientos.
Jungkook se sentó en su silla, después le entregó con sutileza una nota a Taehyung, mientras él la leía todos tomaban asiento.
—¿Qué esperas? —preguntó Jungkook—. Ve a hacer lo que te he ordenado.
—Sí, majestad —dijo Taehyung, abandonando su lugar en la mesa y dejando el comedor.
—Creí que vendría su guardia, señor —dijo Yoongi.
—¿Cuál? Estoy rodeado de ellos. ¿No ves?
—Hablo del albino.
—¿Tanto interés tienes? ¿Lo quieres? ¿Te gusta? Es un híbrido de serpiente, tal vez por eso te sientes atraído por él.
—¿Atraído, majestad?
—¿Me equivoco? —Jungkook alzó las cejas.
—Simplemente me pareció extraño que el guardia que lo custodiaba no estuviera aquí en el salón. Ambos parecían venir de las montañas y...
—No te atrevas a querer cuestionar a tu rey de nuevo, ni a preguntar acerca de su personal —dijo Namjoon con voz amenazante.
—No lo hago con mala intención —susurró Yoongi.
—Comamos y al terminar hablemos de la enfermedad de tu clan —dijo Namjoon.
Hoseok escuchaba y analizaba todo en silencio, mirando con miedo y respeto a Yoongi. Pues las serpientes eran los cazadores de su raza y le tenía miedo.
Todos ellos comieron, pero Jungkook no le quitaba los ojos de encima a Yoongi. Sabía que no estaba ahí por la dichosa enfermedad, sabía que quería algo más.
Y todo estaba relacionado con el clan Zmaj, por eso no podía permitir que Jimin se acercara a él.
Hasta aquí el capítulo de hoy.
(TEORÍAS AQUÍ)
Nos leemos el siguiente sábado bellas🤍
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