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[4]Obsequio

"Pareces aburrido, baila conmigo y después te doy tu obsequio"

Jimin se acercó más al trono, estirando la mano hacia el rey, ese acto hizo que todos se escandalizaran. ¿Un plebeyo ofreciéndole la mano al rey? ¿Por qué haría eso? El albino sonreía sin mostrar los dientes, El león estaba confundido ante el acto igual que todos, pero quería reír, no podía negar que sentía algo extraño en el abdomen, no podía negar que quería aceptar la propuesta y bailar con el híbrido de dragón.

—¿Intentas tocar a nuestro rey? —cuestionó la concubina principal poniéndose de pie—. ¿Qué clase de trampa es esa?

—Siéntate Aritxa —dijo Jungkook sin voltear a verla, su mirada seguía fija en el rostro del albino—. Jimin no es peligroso.

—Como ordene, majestad. —Aritxa volvió a su asiento.

—¿Y si no quiero? —preguntó Jungkook sin moverse para tomar la mano de Jimin—. ¿No me darás el obsequio?

—Así es, primero quiero verte sonreír de verdad y sin falsedad.

—Que propuesta tan interesante, dos varones bailando juntos...

—Eres alfa de León y yo soy un omega. —Sonrió—. No le veo lo extraño o interesante.

Jungkook sintió las palabras de Jimin retumbar en todo su cuerpo, eran como una revelación, como un permiso para acceder, es que no había notado que era un omega de dragón, él creía que era un alfa.

Con razón le parecía hermoso, con razón le parecía atractivo y por eso quería poseerlo.

Soltó un gruñido profundo y largo, después estiró la mano, tomando la de Jimin por primera vez.

—Bailemos.

Los invitados se escandalizaron en su interior, el rey bailaría...

Por primera vez.

Recordaron que el año pasado una de sus concubinas lo invitó a bailar y se enfureció tanto que la golpeó ahí frente a todos. ¿Quién era ese albino que estaba rompiendo con lo que conocían del rey? Era más que un caballero, en ese momento las concubinas se pusieron celosas porque ninguna de ellas había bailado nunca con Jungkook, pero ahí estaban, ingresando a la pista de baile, con Jimin.

La música comenzó siendo tranquila, las voces de las coristas parecían celestiales y los tambores aceleraban los corazones de todos los presentes. Los ojos celestes de Jimin centellearon, convirtiéndose por un momento en blancos, Jungkook admiró la belleza de estos y entonces ambos comenzaron a bailar.

La mano fuerte del rey, se posó en la cintura del albino y bailaron, al principio con rudeza, siendo guiados por Jungkook, pero Jimin se quedó quieto, un poco agitado y con el cabello revuelto, sosteniendo, de manera atrevida la barbilla del rey.

—Oye, déjame guiarte.

—¿Qué? ¿No te gusta como bailo?

—Lo haces muy cuadrado, muy rudo, hay que ser como un cisne... Delicados, armoniosos y tienes que disfrutar...

Jimin tomó la mano de Jungkook en el aire, sus dedos se entrelazaron en una manera suave y delicada. Mientras bailaban, sus pies se movían con armonía, como si estuvieran flotando sobre el suelo de mármol. La música de la flauta y el arpa sonaba en el aire, coordinando perfectamente con los movimientos de sus pies. El sonido era celestial, como si los dioses mismos estuvieran bailando con ellos.

Su cabello blanco se movía en ondas suaves, rodeándolos a ambos como una corona de luz. La danza era etérea, como si estuvieran flotando en un mundo de ensueño. Jungkook comenzó a sonreír, admirando la belleza del dragón. Su rostro se iluminaba con una luz interna, reflejando la magia de la escena.

Jimin guiaba la danza con gracia y elegancia, como si fuera un cisne, una garza, su presencia parecía iluminar el aire a su alrededor. Jungkook se dejaba llevar por la música y los movimientos de Jimin, sus pies siguiendo la armonía sin esfuerzo. La unión de sus cuerpos y almas creaba una conexión profunda, como si estuvieran bailando hacia un futuro común.

En ese momento, el rey León y el dragón iniciaban un nuevo capítulo. La danza era un símbolo de la unión de dos castas poderosas, de la fuerza, belleza y majestuosidad que podían surgir de la colaboración.

Pasadas las horas, los invitados ingresaron a la pista de baile, todos ellos rodeando al rey y a Jimin.

Las concubinas se acercaban a pedir la mano del rey, pero este las rechazaba, prefiriendo a Jimin como acompañante. Bailaron durante varias horas, bailaron hasta hartarse, hasta que vieron que los invitados se estaban poniendo ebrios.

Hasta que les ardieron los pies, hasta que sus almas se acostumbraron a estar una en sincronía con la otra, hasta que ambos escucharon sus corazones latir casi al mismo ritmo.

—Vayamos por algo de aire, me siendo sofocado —dijo Jungkook quedándose quieto.

Jimin asintió con la cabeza y le dio el pase, porque aunque le hablaba de tú y eran una especie de amigos, seguía siendo el rey y tenía que pasar primero a cualquier lado. La multitud los observó salir del salón, algunos murmuraban que Jimin sería un nuevo concubino del rey, otros que lo nombraría su nueva mano, y unos más que simplemente el rey le tenía lástima. Pero todos ellos estaban lejos de averiguar la verdad que estaba ocurriendo entre ese par.

De poco a poco se fueron alejando de la música, hasta llegar a un balcón enorme en el que había un bar pequeño, ahí Jungkook le pidió a un par de sirvientes que les diera algo refrescante con alcohol, pero Jimin pidió agua, o limonada porque no consumía.

Una vez con las bebidas en las manos se recargaron en el barandal de mármol mirando hacia las afueras del castillo, mirando hacia el bosque, hacia las montañas en las que se encontraron por primera vez.

—¿Tenías algún techo? —preguntó Jungkook, refiriéndose a su vida en la montaña.

—No. Yo dormía en una cueva.

—Como un animal —dijo, luego bebió de su cerveza.

—Como una bestia —corrigió Jimin, luego bebió de su limonada.

—¿No te daba frío?

—En mi forma humana, sí. Pero cuando llegaba el invierno me transformaba en dragón, la piel es gruesa, transformado no me da frío y al ser reptil pues tampoco me da calor en los días calurosos.

—¿Y qué prefieres? ¿El frío o el calor?

—Mmm... ¿En mi forma humana? Prefiero el calor, me gusta el agua calentita en la ducha, pero en mi forma de dragón puedo tolerar cualquier clima. ¿Y tú?

—Adoro el agua helada, somos distintos en eso. —Suspiró—. Mi cuerpo genera mucho calor, mis baños matutinos son en tinas con hielo y en tiempo de frío no me veo afectado por el clima.

—¿Y tus poderes?

—Es la regeneración, aunque se rompa uno de mis huesos, en cuestión de segundos se vuelve a formar. También, mi rugido es capaz de doblegar las rodillas de quien yo anhele.

—Interesante...

—¿Los tuyos?

—Además de lanzar fuego, convertirme en un monstruo enorme y volar... Tengo la telequinesis, telepatía y también soy creador.

—¿Creador? —cuestionó Jungkook confundido—. No había escuchado de ese poder.

—Puedo crear dragones.

—¿Qué?

—Ajá. —Sonrió—. Deja tu bebida a un lado y extiende las manos como si fueras a recibir algo.

Jungkook tragó saliva, luego hizo lo que Jimin le pidió, al dejar la bebida en el barandal del balcón extendió las manos. Jimin le tocó las palmas, trazando sus líneas con su dedo índice.

—¿Cuál es tu color favorito?

—¿El mío?

—Sí. ¿De qué color quieres tu dragón?

—Yo... —Jungkook se quedó en silencio, mirando los ojos celestes de Jimin, perdiéndose en su reflejo—. Uno blanco, mi... Mi caballo es blanco, quiero que mi dragón sea de ese color.

—Excelente, entonces será blanco.

De las manos de Jimin comenzó a brotar una luz incandescente entre blanco, azul y amarillenta. El corazón de Jungkook estaba acelerado, no podía creer lo que estaba viendo, en sus manos apareció una pequeña bolita de cinco centímetros que fue creciendo de poco en poco hasta convertirse en un huevo de dragón blanco con tonos violetas.

—Este es mi regalo de cumpleaños, un dragón para el rey. Por ahora es un huevo, pero con los cuidados necesarios nacerá sano y fuerte dentro de unos meses.

—¿Cuántos dragones puedes crear al día? Con esto mi imperio sería indestructible.

—Tranquilo, los dragones no nacen así porque sí. Para que yo pueda crear algo debe ser sin intenciones maliciosas, tiene que haber algún sentimiento positivo de mi parte, pero también de parte de quien recibe el dragón.

—¿Y por qué pudiste crear esto? ¿Porque ambos tenemos sentimientos positivos?

—Porque bailé contigo. —Se ruborizó—. Porque la danza que tuvimos fue por tu cumpleaños y porque quien lo recibe tiene buenas intenciones conmigo, si tuvieras malas intenciones este huevo nunca hubiera aparecido en tus manos.

—¿Mis intenciones son buenas? —Preguntó alzando las cejas—. Nunca nadie me había dicho eso.

—Tu corazón es puro para conmigo, al menos lo fue esta noche. ¿Estás disfrutando tu cumpleaños, Jungkook? —preguntó, chasqueando los dedos y haciendo que el huevo de dragón flotara en el aire para acercarse al rey y tocar sus manos.

—¿Por qué me tocas las manos otra vez? ¿Harás que aparezca otro dragón?

—¿Eso quieres? —Sonrió—. ¿Alguna vez has volado en el lomo de uno?

—Nunca, los creí extintos.

—Vamos a tu habitación, me lanzaré desde el balcón para convertirme en uno y que puedas montarme.

Por supuesto que Jungkook quería ir a su habitación para montar a Jimin, pero primero lo montaría en su forma de dragón para volar por los cielos.

Ambos caminaron por los pasillos del castillo, con el huevo de dragón flotando a sus espaldas. Se encerraron con llave en la alcoba real y Jimin comenzó a desvestirse de manera fugaz, después se lanzó por el balcón, tomando la forma de un pequeño dragón que fue aumentando su tamaño hasta ser uno enorme, tan grande, majestuoso y aterrador.

"Vamos, sube a mi espalda".

Le habló al rey, sus palabras sonando en su mente. Jungkook se paró en el barandal del balcón y brincó, cayendo en el lomo escamoso del dragón. Era suave, pero rasposo, se tomó con fuerza de las escamas y Jimin sonrió emprendiendo el vuelo por los aires, lanzando fuego azul que impresionó al rey.

La respiración de Jungkook era agitada, el aire era muy pesado y Jimin lo notó, pero quería llevarlo a las montañas, quería mostrarle la cueva en la que vivió escondido durante tantos años. Sobre volaron el bosque hasta aterrizar en una cueva brillante, la luz azul de dragón en las antorchas que Jimin había colocado estratégicamente antes de irse al castillo seguían brillando, pero de manera tenue.

Jimin aterrizó.

Jungkook se deslizó por su espalda, cayendo de pie en el suelo y el dragón comenzó a cambiar su forma a una humana, sin ropa, pero Jungkook se quitó el saco de su traje elegante para cubrirlo.

—¿Qué es este lugar?

—Mi cueva...

—¿Por qué me traes acá?

—Para mostrarte dónde vivía. —Sonrió—. Pasa, no muerdo.

Jungkook ingresó sin miedo, el lugar era todo rocas, en el suelo había algunas pieles de animales y huesos viejos. Jimin vivía en un estado asqueroso.

Vivía como una bestia, pero no parecía una, no actuaba como una, al contrario, parecía más un ángel.

—Por eso aceptaste ir a mi castillo...

—Sí, me gusta la vida como humano, pero no tengo posesiones así que vivir como dragón era lo único que me quedaba. Además cazaron a toda mi familia en el pasado y quedé solo, si caía en manos equivocadas me utilizarían como armas, pero por suerte te encontré a ti.

—¿Cómo sabes que mis manos no son equivocadas? Tú mismo lo dijiste, yo te trato bien porque quiero que pelees a mi lado en caso de ser necesario, porque me eres útil, porque eres un dragón.

—Si fueras tan malicioso como dices no hubiera aparecido el huevo de dragón en tus manos luego de nuestra danza.

Jimin se mordió los labios, después se quitó el saco de Jungkook quedando de nuevo desnudo, le entregó la prenda al rey y salió de la cueva al mismo tiempo que decía:

—Vamos, es hora de regresar. Aquí es aburrido.

Jungkook lo miró salir, miró su trasero, miró sus piernas y su cabello largo. Imaginó las posiciones en las que lo colocaría si tan solo le permitiera tomarlo, si tan solo estuviera de acuerdo.

Cuando Jungkook salió de la cueva, Jimin ya estaba convertido en dragón, así que sin preguntar lo tomó entre sus garras con cuidado, elevándose y elevándolo en el aire. Jungkook soltó un leve quejido, pero no se asustó, no tenía miedo.

Pudo ver desde un mejor ángulo el bosque, las luciérnagas y el castillo. A medida que se acercaban al castillo pudieron ver a algunos invitados del baile de cumpleaños salir, pero ninguno de ellos los miró. Jimin arrojó a Jungkook por su balcón y después aterrizó a su lado con elegancia. Se agachó para tomar su traje blanco y marcharse, pero en ese momento sintió las cálidas manos del rey en su cintura, dejándolo totalmente petrificado.

—Muy bonito tu obsequio, el huevo de dragón, también el paseo por los aires, pero... —susurró a su oído, después cambió la voz a una más profunda—. Me interesa otro tipo de obsequio de tu parte, Jimin.

—¿Qué clase de obsequio? —preguntó al ponerse de pie, pero Jungkook no quitó sus manos de la cintura del albino.

—Tú.

—¿Yo? ¿En qué aspecto? —volvió a preguntar.

Jungkook deslizó sus manos calientes con habilidad, acariciando no solamente la cintura, no también el vientre de Jimin, apretándolo en contra de su cuerpo con sutileza.

—Te quiero en mi cama...

—Pero, tus concubinas deben estarte esperando. Escuché que esta noche estarías con ellas en la intimidad.

—No quiero estar con ellas, quiero estar contigo.

—¿Nada más conmigo?

—Ajá... Desde que te miré correr por el comedor descalzo y despeinado comenzó a volverme loco tu aroma natural, después entré al salón y pude sentir tus feromonas, pero no las pude distinguir con claridad, no sabía si eras omega o alfa, pero ahora que sé que eres un omega todo tiene sentido. Me siento atraído a ti, por tu belleza, y por tu naturaleza.

—Estás en celo, lo supe desde que entraste al salón, si hacemos algo esta noche, mañana te arrepentirás.

—Nunca me arrepentiría de follar.

—No quiero ser tu concubino.

—¿Quién te ha ofrecido serlo? —ronroneó en el oído de Jimin.

—¿Una aventura de una noche? ¿Eso es lo que me estás ofreciendo? —preguntó Jimin.

—Quiero que seas mi regalo de cumpleaños. ¿No entiendes?

—Ah... —Jimin tocó las manos de Jungkook, acariciando sus nudillos—. Acepto, quiero ser tu regalo de cumpleaños.

—¡Maravilloso! —El rey se apartó de Jimin, después lo tomó del brazo con brusquedad tumbándolo en la cama y se desvistió.

Jimin lo miró por primera vez desnudo, admiró su abdomen perfectamente marcado, sus muslos, sus brazos, sus clavículas, su grueso y largo miembro que se alzaba como estandarte entre sus piernas. No podía creer que debajo de todas esas prendas hubiera una belleza como tal. Era mucho más de lo que aparentaba, era divinamente irresistible.

Jungkook lo tomó con fuerza y lo obligó a voltearse, a ponerse en cuatro. No iba a admitirlo en voz alta, pero le era irresistible ese hombre albino, y tenerlo a su merced, tenerlo con sus glúteos redondeados y voluminosos alzados hacia él, dejándole ver su círculo rosado le confirmaba que podía tener cualquier cosa que anhelara, es que así había sido siempre.

—Con suavidad, soy virgen.

Las palabras de Jimin provocaron una erosión en el interior del rey león. Eso significaba que estaba mucho más apretado de lo que imaginaba, pero sobretodo que sería el primero en explorar las paredes candentes de su interior.

Con ambas manos tomó el trasero del albino, lamiendo con su lengua áspera y felina su entrada, provocando que Jimin jadeara de manera exagerada.

—¿Eres ruidoso? —preguntó Jungkook—. Si vas a gritar, que sea mi nombre.

Jimin maldijo para sus adentros cuando sintió que la lengua de Jungkook se introducía a su círculo nunca antes invadido, explorando, saboreando y succionando de manera felina al mismo tiempo que soltaba ronroneos inconscientes.

Luego de escupirle la entrada, introdujo el dedo índice en su interior de manera directa, rápida y hasta el fondo. Jimin se removió, lloriqueando para intentar apartarse porque le era incómodo, pero el león con una de sus fuertes manos, lo sostuvo con fuerza de la cintura evitando que se apartara.

—Ssssssss, apenas comienzo dragoncito, aguanta.

—Escuché que el nudo de los felinos es doloroso. ¿Dolerá más que esto?

—Podrás soportarlo porque eres un dragón.

Introdujo un segundo dedo sin avisar, en esa ocasión fue más satisfactoria que dolorosa, aunque el ardor seguía permaneciendo. Soltó la cintura de Jimin para tomarle el cabello con fuerza, obligándolo a que su cuerpo estuviera arqueado, luego metió y sacó los dedos de manera rápida y precisa, tanto que el albino estaba soltando pequeños gemidos de manera brutal, gemidos que eran música para los oídos del rey.

Le gustaba, su trasero se estaba acostumbrando a la delicia de los dedos del león en su interior, pero justo cuando eso estaba sucediendo m, Jungkook se detuvo y en lugar de dedos lo que sintió fue su miembro golpearle las nalgas, estaba lubricado de manera natural. Jimin no pudo evitar sentirse nervioso porque pronto sería profanado, aunque en realidad anhelaba sentir al rey, anhelaba ser poseído.

—Siempre sé qué es lo que me van a obsequiar mis súbditos —dijo Jungkook al poner la punta de su pene en la entrada de Jimin—. Todos ellos vociferan y alardean de sus regalos, pero no ha habido nada que yo quiera.

—¿Es tu manera de decir que me quieres? —preguntó Jimin, tragando saliva.

—Eres inesperado, mi regalo de cumpleaños intrigante que quiero probar. —Y de una sola estocada se introdujo en el interior de Jimin—. Aunque quiero tu cuerpo, no tus sentimientos. Espero que no te moleste.

No le molestaba.

Porque en ese momento el tiempo pareció detenerse, Jimin pudo sentir sensaciones que nunca antes había experimentado, ardor, dolor, placer en su máxima expresión y deseo.

Deseaba que Jungkook no detuviera los movimientos
bruscos y descontrolados que estaba dando en contra de su cuerpo delgado, deseaba que aquella noche no terminara. Aunque eran penetraciones violentas y sin compasión, se sentían como el paraíso.

Un paraíso del que no quería salir jamás.

Los gemidos de Jimin se escuchaban en toda la habitación real e incluso fuera de ella, pero nadie les prestaba atención porque la música del salón de baile los opacaba, nadie ponía atención porque todos seguían en la fiesta, esperando por el regreso del rey. Sin saber que no volvería porque había encontrado algo muy entretenido.

Jimin quería sentir más del cuerpo hostil de Jungkook, por eso se levanto, pegando su espalda al torso bien esculpido y cincelado del rey, en ese momento fue tomado por el cuello de manera asfixiante, de manera delirante.

—Tu piel se siente fría a comparación de la mía —susurró Jungkook a su oído, provocando que se le erizarán los bellos—. Eres refrescante.

—Y tú eres, ardiente... —Jadeó—. Tanto que quiero y anhelo probarte más, mucho más.

Jungkook sonrió, deteniendo sus movimientos y soltándolo del cuello para saltar encima de la cama, parándose frente a Jimin. Colocando frente a su rostro su trozo de carne. El albino comprendió de inmediato y abrió la boca de manera delicada al principio, pero después la abrió más amplia a medida que el miembro le entraba a su cavidad bucal. Con sus manos delgadas tomó el trasero del rey, moviéndolo de adentro hacia afuera, sintiendo que su erección crecía más y más dentro de su boca, sintiendo las espinas felinas emerger y anclarse a su lengua, sintiendo el nudo del alfa en su boca. El orgasmo del rey se liberó al mismo tiempo que su nudo, nunca le había sucedido eso, sus nudos eran casi nulos y siempre que le pasaba era luego de varias horas de sexo descontrolado, pero en esa ocasión había llegado a tenerlo en la boca del albino, en la boca de Jimin.

—Bébelo todo, dragón —dijo satisfecho, en un susurro mezclado con ronroneos.

Jimin permitió que el semen se deslizará por su garganta, haciendo a un lado el dolor de las espinas emergentes que se anclaban a su lengua y encías.

Después de tragar un poco del líquido quiso apartarse, pero Jungkook lo tomó con fuerza de la nuca impidiéndole que se moviera.

—Si te mueves, vas a arrancarte la lengua, deja que se desinflame. Estaremos en esta posición un buen rato...

Jimin alzaba la mirada, mirando el abdomen del león alfa, sus pectorales, sus brazos, su mandíbula y sus ojos amarillos que brillaban con deseo. Se le dificultaba un poco respirar, por eso trató de concentrarse para no morir ahogado con el semen que seguía resbalando por su garganta, luego de varios minutos las lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas. Provocando más deleite en el rey.

Le gustaba hacerlo llorar en medio de ese acto exquisito, debía admitir que le gustaba e intrigaba mucho más de lo que pensaba.

—No te muevas, ya se está desinflamando —susurró Jungkook y Jimin estiró sus manos tomándolo de los antebrazos para hablarle telepáticamente.

"¿Esto es el nudo?".

—Sí, es el nudo de un alfa.

"Duele".

—Lo sé y si te mueves va a doler más, así que quédate quieto.

"Confío en ti, me quedaré quieto".

Jungkook sonrió, de alguna manera que alguien confiara en él como Jimin lo hacía le llenaba de paz porque todos a su alrededor le tenían miedo en lugar de confianza. Todos andaban con cuidado y trataban de no molestarlo midiendo sus palabras, pero ahí estaba ese hermoso albino que llegó a su vida sin temerle.

Sin lugar a dudas era el mejor obsequio que le habían dado en muchos, muchos años.

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