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Murmullos

Las concubinas se preguntaban quién era aquella mujer que había entrado con el rey a sus aposentos, quién era la persona de belleza albina que había mantenido a Jungkook encerrado junto con ella durante más de veinticuatro horas. Estaban nerviosas porque el rey nunca había estado en soledad con ninguna, siempre que salía con ellas era en grupo y cuando tenían relaciones era en el salón del concubinato. ¿Sería la nueva reina? ¿El rey se iba a casar?

Los chismes y habladurías recorrían los pasillos del castillo e incluso salían de su interior llegando a oídos de plebeyos y de todo el reino.

Mientras tanto, Jungkook seguía charlando con Jimin en el interior de su habitación sin enterarse acerca del revuelo de afuera.

—Diremos que eres un híbrido de serpiente, tienes los rasgos parecidos a esa raza —dijo Jungkook mientras Jimin comía carne con las manos—. También debes aprender a comer con utensilios.

"Yo sé comer con utensilios, pero no los encuentro necesarios porque puedo utilizar mis garras y fuerza para partir la carne"

—Y deberías aprender a hablar con los labios, no es normal que alguien hable telepáticamente.

"Puedo intentarlo"

—¿Sabes luchar? Te nombraré caballero, me gustaría tenerte frente a la batalla en caso de alguna rebelión. Aunque he conquistado los doce reinos, nunca falta el oportunista que quiera intentar doblegarme. Eres delgado, pero al ser híbrido de dragón supongo que eres fuerte. Además, lanzas fuego. ¿No?

"Soy fuerte"

—Cuéntame de tu familia...

"Crecí solo en el bosque, de vez en cuando visito el pueblo en las noches para robar comida"

—No tienes oficio.

"No"

—Entonces estás solo.

"Por elección, si quisiera ya hubiera encontrado y formado una familia"

—Entonces no eres un tonto, tampoco un analfabeta...

"Soy más inteligente de lo que piensas"

Estupendo, haré que te preparen un aposento individual. También haré que inicies con tu entrenamiento como caballero y al finalizarlo haré el nombramiento. —Jungkook se puso de pie—. No me defraudes Jimin, estoy siendo muy amable contigo.

"¿Amable? Tú buscas tener a un híbrido de dragón a tu lado para que te defienda, yo no lo veo como amabilidad, yo lo veo como conveniencia"

Jungkook sonrió porque Jimin tenía razón. Él lo único que quería era sacar beneficios del híbrido de dragón.

—Si estamos siendo claros déjame decirte que a la primer traición de tu parte no dudaré en arrancarte las alas, tampoco dudaré en comerme tu corazón. Adoro comerme los corazones de los traidores.

"Una amenaza bastante perturbadora, pero descuida. No soy un traidor, solamente quiero algo a cambio ya que estamos siendo sinceros"

—¿Qué quieres?

"Techo, comida y libertad"

La libertad tienes que ganártela, cuando confíe en ti te dejaré salir del castillo.

Al decir eso, Jungkook salió de su habitación para dirigirse a sus caballeros. Ellos escoltaron a Jimin a su nueva habitación que era mucho más pequeña que la del rey, también más austera. Le entregaron una armadura, una sirvienta le ayudó a trenzarse el cabello para que al practicar no le molestara. La armadura plateada le hacía resaltar más sus facciones y su piel pálida lo hacía lucir como una estatua andante.

—Todos en el castillo pensaban que era una mujer —dijo la sirvienta.

—¿Mujer? ¿Yo? —preguntó Jimin hablando audiblemente por primera vez. Su voz era muy agradable al oído.

—Sí... Como tiene el cabello largo e ingresó a la habitación real, las concubinas supusieron que sería la nueva reina.

—¿Nueva reina? ¿Yo? Que gracioso.

—El rey hace una fiesta cada año... —La mujer se aclaró la garganta—. En esa fiesta selecciona una nueva concubina, el rey odia los números impares y ayer perdió una concubina, quedándose únicamente con cuarenta y nueve.

—¿Eso qué tiene que ver conmigo?

—Pues muchos pensaron que usted sería la concubina número cincuenta, o en su efecto la nueva reina.

—Ni reina, ni concubina. —Sonrió mostrando sus dientes blancos y perfectos—. Estoy con el rey por otros asuntos.

—Ya veo, esparciré por el castillo que todo esto son chismes...

—No lo hagas, deja que el chisme abunde. Me gusta ser el centro de atención —dijo mirándose en el espejo—. ¿Cuándo es la fiesta del rey?

—En tres días.

—¿Y quienes asisten?

—Todo aquel que sea invitado personalmente por la corona.

—O sea, por Jungkook.

—¡No debería mencionar su nombre así a la ligera! Siempre diríjase a él como su majestad, el rey, pero nunca trate de tutearlo, podría cortarle la cabeza —dijo con miedo en la voz.

—A mí me parece que es amable e inteligente —contestó Jimin—. Pero bueno, claramente es porque soy su invitado. ¿Me guías al área de entrenamiento? Tengo que entrenar con los caballeros.

—¿Van a nombrarlo caballero? —preguntó sorprendida.

—Eso dijo Jungkook. —Apretó los labios—. Eso dijo el rey. —Sonrió.

—Vamos, yo lo guío.

Jimin recorría lentamente las paredes del castillo, examinando cada detalle con atención. Memorizaba cada arco, cada columnilla y cada ornamentación. Aunque su rostro permanecía serio, no parecía sorprendido por la elegancia y majestuosidad del lugar. Sin embargo, era evidente que era nuevo para él. La riqueza y la historia que emanaban del castillo parecían fascinarlo, aunque su naturaleza tranquila no lo dejaba mostrar emoción alguna.

Aunque todavía no habían salido del castillo, Jimin podía escuchar claramente el sonido de las espadas de los caballeros que entrenaban a lo lejos. Su oído agudo, gracias a su ascendencia de dragones, le permitía captar cada sonido, cada movimiento. Su visión también estaba agudizada, capaz de detectar el más mínimo detalle. Su olfato, igualmente refinado, percibía los aromas más sutiles. Como descendiente de dragones, Jimin poseía sentidos sobrehumanos, una herencia de su linaje legendario.

Era el último híbrido de dragón con vida, un legado de una época pasada. Su presencia en el castillo era un secreto guardado, conocido solo por el rey. La responsabilidad de proteger su identidad recaía únicamente en ellos dos.

Jimin continuó explorando el castillo, su conciencia alerta a cada ruido, cada movimiento. Al pasar por el salón de las concubinas se detuvo ante las murmuraciones, ladeando la cabeza con diversión porque algunas de ellas hablaban de ladeando mujer de cabello blanco que se durmió en la habitación real.

—¡Nosotras ni siquiera podemos tocarlo en la intimidad y aquella mujer pasó la noche con nuestro rey en la habitación real! —chilló una de ellas, su aroma era como a jazmines.

—Matémosla —Jimin escuchó la voz de otra de ellas, podía sentir sus feromonas felinas en la distancia, era claro que era un híbrido de León—. Si nos la presentan como concubina o como reina, la quiero muerta.

—El rey nos castigaría si se entera —dijo otra de ellas.

—No tiene porque hacerlo.

Jimin siguió caminando, en silencio, pero en las escaleras comenzó a hablar.

—Dígame. —Se dirigió a la mujer que lo guiaba—. ¿Qué tanto aprecia el rey a sus concubinas? No lo vi triste y mencionó que ayer murió una de ellas.

—El rey... —La mujer miró hacia todas partes para asegurarse de que nadie los escuchara—. A él no le importa nadie en realidad, cambia de concubinas de la misma manera que cambia de zapatos. La única que ha permanecido a su lado por un año entero es su favorita.

—¿Tiene una concubina favorita? —Jimin sonrió—. Que interesante. ¿Quién es?

—Es fácil reconocerla, es la más hermosa, su piel blanca como porcelana y su cabello oscuro como la noche, ella es un híbrido de León.

»Las otras concubinas son híbridos de jaguares, panteras e incluso de tigres.

—Ya veo.

—¿Por qué pregunta esto?

—Porque puede que se pongan celosas de mí ya que pasaré bastante rato con su rey. ¿Continuamos caminando? —cuestionó y la mujer asintió.

Cuando llegaron finalmente al área de entrenamiento, Jimin observó a los caballeros montar sus caballos, cada uno de ellos tenían una armadura exactamente igual a la suya y chocaban sus espadas con majestuosidad. Hábiles, fuertes y veloces.

—Aquí es —dijo la mujer—. Me retiro, tengo muchísimas cosas por hacer.

—Por cierto —Jimin la miró, tocándola del hombro. Sus ojos azules y vibrantes haciendo contacto con los de ella al mismo tiempo que centelleaban con un color blanco y mágico—. Olvida lo que hablamos, es mejor que nadie se entere.

—Ah... Sí. —Asintió, después se fue caminando un poco aturdida porque estaba olvidando poco a poco la conversación que tuvo con el nuevo caballero del rey.

Jimin estaba estirando su cuerpo, sintiendo como sus huesos se acomodaban y tronaban con suavidad. De pronto se acercó uno de los líderes de los caballeros hacia él, lanzándole una espada que tomó con rapidez antes de que cayera al piso.

—Me dijeron que vendría un albino, no me dijeron que era delicado como una flor —dijo el caballero entrenador.

—¿Quieres probar qué tan delicado soy? —cuestionó con voz perturbadora, el caballero sintió que sus huesos se paralizaron ante la ferocidad de Jimin. Es que era descendiente de los dragones, era obvio que su naturaleza poderosa ocasionara eso cuando se lo proponía,

—Vemos si eres tan bueno con la espada como lo eres con tus palabras. Vamos al centro.

Los caballeros que estaban entrenando dejaron de hacerlo, todos ellos rodearon la arena de entrenamiento del castillo, ansiosos por presenciar la pelea de espadas entre el gran maestro de caballeros, el señor Toking, y el nuevo recluta, Jimin.

El señor Toking, un caballero experimentado con más de veinte años de servicio, se movía con confianza, su espada brillando bajo la luz del sol. Su oponente, Jimin, un joven desconocido y albino con una mirada intensa, parecía tranquilo, pero su postura denotaba despreocupación y un toque de cinismo.

La pelea comenzó con un saludo formal, pero luego, ambos se lanzaron al ataque. El señor Toking, con su experiencia, intentó dominar el ritmo de la batalla, pero Jimin se movía con una agilidad sorprendente, esquivando cada golpe con facilidad, era como si danzara entre las espadas de manera armoniosa, luciendo además de ágil, hermoso y delicado.

Toking se sorprendió al ver cómo Jimin respondía a cada ataque con una contraofensiva precisa y potente. Su espada se movía con una velocidad y precisión que no había visto antes. La multitud se quedó en silencio, asombrada por la habilidad del nuevo recluta.

A medida que la pelea avanzaba, el señor Toking se enfurecía cada vez más, pero el Jimin seguía ganando terreno. Su técnica era impecable, su estrategia innovadora y su fuerza sobresaliente. Toking comenzó a retroceder, cada vez más agotado.

De repente, Jimin lanzó un golpe devastador, haciendo que la espada de Tokin temblara entre sus manos y el sonido del metal aturdiera los oídos de los presentes. El caballero experimentado se tambaleó, instante en el que Jimin aprovechó la oportunidad para terminar la pelea con un golpe decisivo. Elevando la pierna en el aire y dándole una patada en el abdomen con la planta del pie, tan fuerte que el señor Toking cayó de sentón en la arena.

La multitud estalló en aplausos, sorprendida por la impresionante victoria del Jimin, aunque otros murmuraban la procedencia del albino.

Jimin se acercó a Toking, encajando la espada en la arena y extendiéndole la mano para ayudarlo a ponerse de pie, el entrenador aceptó el gesto y se puso de pie con una sonrisa ladina en los labios, reconociendo su habilidad en la lucha.

Jungkook veía sin expresión alguna el espectáculo desde el balcón de la habitación real, reconociendo en su interior que Jimin era bueno en la pelea, había demostrado tener capacidades, su reputación como un guerrero formidable se estableció en ese momento ante el resto de reclutas, caballeros y el propio rey.

—¿Quién ha sido tu maestro de lucha? —cuestionó el maestro caballero. Jungkook inclinó la cabeza para escuchar la conversación, pues al ser híbrido de León podía escuchar a cierta distancias si se lo proponía.

—No tengo un maestro, solo sigo mis instintos, señor. Pero usted es bueno luchando, me gustaría aprender —dijo con humildad.

—Bueno, no hay mucho que pueda enseñarte, pero con gusto lo haré.

De la nada, Jungkook rugió desde el balcón. Todos miraron hacia el cielo, escuchando el llamado de su rey, quedándose quietos porque cuando el rey rugía significaba que diría algo importante o que alguien moriría. Sin embargo, esa ocasión era la excepción, en esa ocasión nadie moriría y el rey tampoco diría nada importante ya que el rey saltó del balcón de más de diez pisos, aterrizando de pie en el centro del campo de entrenamiento, su aroma y presencia impactando a todos, atemorizando a los soldados novatos, pero no a Jimin.

El albino no sentía ninguna amenaza proveniente del rey, al contrario, le parecía fascinante que causara ese efecto en sus súbditos, le parecía fascinante que todos le tuvieran tanto miedo.

—Jimin, veo que eres bueno con la espada.

—Ah... Sí, un poquito.

—No le dijo majestad... —susurraron los caballeros asustados y Jimin recordó lo que le dijo la mujer acerca de llamar a Jungkook rey o majestad.

—Pelea conmigo.

Hubo un silencio expectante en el lugar, Jimin suspiró, tomando la espada que había enterrado en la arena y sonriendo de tal manera que se vieran sus dientes blancos perfectamente alineados; dijo:

—¿Crees poder aguantarme el paso? Soy bueno en esto.

—Le va a arrancar la cabeza y se comerá su corazón... —susurró uno de los novatos, asustado ante el aparente cinismo de Jimin.

—Eso está por verse. —Sonrió, sus ojos amarillos brillando por la emoción causada, es que nadie se atrevía a luchar espada a espada contra el rey por miedo a lastimarlo, por miedo a hacerlo enojar.

Jimin, con su piel pálida y cabello blanco como la nieve, comenzó a moverse en círculos alrededor del rey, con una gracia elegante, su espada brillando como un rayo de luz del cual Jungkook, con su fuerza sobrehumana y cuerpo musculoso, no despegaba la vista, él era un gigante en comparación con Jimin. Su piel era de un tono dorado, y sus ojos brillaban como estrellas en la noche.

Luego de un par de minutos ambos se lanzaron al ataque. Las espadas chocaban con un sonido musical, Jimin y el rey León se movían con una armonía perfecta, cada golpe respondiendo al otro con precisión y fuerza.

La pelea se convirtió en un baile de espadas, con cada movimiento más lujurioso y apasionado que el anterior. La multitud que observaba se quedó embelesada, fascinada por la belleza y la habilidad de los combatientes.

A medida que la pelea avanzaba, la intensidad aumentaba. Jimin y Jungkook se empujaban mutuamente, sus espadas chocando con un sonido creciente.

Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, la pelea llegó a su clímax. Jimin hizo un movimiento ágil, dando una marioneta por encima del cuerpo del rey y rodando con la punta de la espada la mejilla de este. La multitud se quedó en silencio, esperando la reacción del rey, esperando que se enfureciera. Jungkook se tocó la mejilla, mirando la sangre rojo carmesí entre sus dedos, pero en lugar de molestarse o seguir luchando comenzó a reír.

Una risa que nunca había sido escuchada por los oídos de los presentes, el rey estaba feliz.

—Gana el albino —dijo el rey, guardando su espada en su cinturón y caminando lejos del campo a medida que la herida en su mejilla cicatrizaba como si nunca hubiera estado ahí.

—Tal vez va a matarte o enviarte a la horca —dijo uno de los caballeros al acercarse a Jimin.

—¿Por qué lo haría?

—Porque es el rey...

—Se divirtió. ¿El miedo que le tienen no les deja ver su lado humano? —Alzó las cejas.

—¡Basta de charlas! —gritó el maestro caballero—. ¡A entrenar!

Jimin entrenó el resto del día, hasta que se escondió el sol, en ese momento todos los caballeros irían a comer a la taberna del castillo y a beber cervezas, pero Ekron Hoseok apareció antes de que se marcharan con un mensaje del rey.

—Jimin, el rey quiere verte ahora.

—Les dije, va a matarlo —murmuró uno de los novatos.

—¿Te sigo o me dices dónde quiere verme?

—Ah... Sígueme y háblame de usted, soy tu superior —dijo alzando la barbilla, Jimin rodó los ojos.

—Pues vamos. —Encorvó los hombros sin prestarle atención a lo último que dijo.

Jimin entró al castillo, acompañando a Hoseok que iba con pasos apresurados, pero el albino se estaba tomando su tiempo, no entendía porque todos estaban tan esmerados en cumplir los caprichos del rey de manera tan veloz porque Jungkook había sido amable con él, lo trataban como si fuera una bestia o algo por el estilo.

—Oye ardilla...

—¡¿Ardilla?! —chilló Hoseok.

—¿A dónde vamos?

—Al comedor real y ya te dije que me trates con respeto.

Jimin se detuvo, mirando a Hoseok a los ojos.

—Para que te trate con respeto, primero tienes que ganártelo. —Amplío sus fosas nasales sintiendo el aroma del pavo y del res servido en la mesa real—. Que delicia, el comedor está cerca. ¡Vamos!

El paso de Jimin se apresuró al igual que el de Hoseok, ambos entraron al comedor, Hoseok haciendo una reverencia al rey y Jimin olfateando la comida y mirando el banquete emocionado y con la saliva a punto de salirse de la boca.

—Los caballeros piensan que vas a matarme —dijo Jimin al tomar una manzana de la mesa del comedor y morderla.

En ese momento Namjoon, Taehyung y Hoseok se escandalizaron porque era una falta de respeto comer algo de la mesa sin que el rey lo permitiera o sin que el rey diera inicio al banquete. Sin embargo Jungkook hizo una señal con la mano para que todos comenzaran a comer y beber vino cuando quisieran.

—¿Por qué haría algo como eso? —preguntó Jungkook—. Siéntate aquí a mi lado. —Señaló la silla vacía junto a la silla real y Jimin obedeció.

—Porque corté tu linda mejilla con mi espada.

—¡Por todos los híbridos, le habla a nuestro rey de tú! —chilló Hoseok.

—Y ya sanó. ¿Viste? —Jungkook se señaló el rostro ignorando el comentario de Hoseok.

—Sí. ¿Ventaja de rey Léon?

—Tengo poder regenerativo, es por eso que ganó mis batallas, es por eso que me tienen miedo.

—Ya veo, que interesante. —Sonrió—. A mí no me causas miedo,

—¿No? —preguntó Jungkook relamiéndose los labios y acomodándose en su silla.

—Nop, eres dulce, amable y tu cabello oscuro es como el de un lindo osito pardo.

Namjoon que estaba bebiendo vino casi se ahoga ante el atrevimiento de Jimin, ante la comparativa del rey con un lindo "oso pardo"

—Ni mis concubinas se atrevieron a tanto —dijo Jungkook riendo—. Come Jimin, un híbrido como tú necesita nutrientes luego de un entrenamiento como el que tuviste hoy. Por cierto, te quiero aquí cada vez que sea la hora de comida, odio comer solo y es bueno tener a alguien que no se sienta intimidado cada vez que tomo el cuchillo de la mesa para partir mi carne de res. —Jimin tomó la pierna del pavo y antes de morderla dijo:

—Debe ser difícil estar rodeado de gente lambiscona, descuida, no soy de ese tipo.

—Me alegra, ah... Hoseok, encárgate de ordenar un traje para Jimin. Está invitado a mi fiesta.

—Me dijeron que cada año realizas una fiesta. ¿Qué festejas?

—Mi cumpleaños —admitió—. Me traen regalos de todo el reino y suelo elegir una concubina nueva.

—¿Tus concubinas tienen marca en el cuello? Eres un león alfa...

—No deberías hacer ese tipo de preguntas —advirtió Taehyung—. El rey no tiene porque respond...

—No tengo a ninguna de mis concubinas marcadas, ese es un lazo bastante importante que planeo realizar únicamente con mi futura esposa.

—Así que eres romántico, Jungkook —dijo Jimin.

—Soy... Selectivo.

Jimin sonrió, había algo en Jungkook que hacía desearlo y no era porque fuera el león alfa, tampoco porque era el rey. Era su aroma, su presencia... Su voz.

Pero había un gran problema...

Parecía que al rey Jungkook le interesaban nada más los híbridos de la familia felina y para ser más preciosos los híbridos de mujeres felinas.

«Jamás se fijaría en un híbrido de dragón». Pensó, mientras masticaba el pavo.

¡¡¡HASTA AQUÍ EL CAPÍTULO DE HOY!!!

A lo mejor este tipo de fanfics no les gusten porque son de fantasía, pero es mi zona favorita al escribir, con este tipo de tramas fluyo como cascada.🥹🙂‍↔️

¡GRACIAS POR LEER Y DARME UNA OPORTUNIDAD, EN ESPECIAL A LAS PERSONAS QUE LEEN CUANDO LAS HISTORIAS ESTÁN EN EMISIÓN, SUS COMENTARIOS ME ALIENTAN MUCHÍSIMO!🙌🏻

Rugido de León!🦁
Beso de dragón!🐲

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