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Jacuzzi

Jimin estaba de pie en el calabozo, mirando por las rejas el pasillo vacío. El aroma del lugar era nauseabundo, insoportable. Por eso decidió tomar los barrotes con ambas manos, abrirlos y salir. Caminó con cautela por los pasillos, para su suerte no había nadie vigilando así que subió las escaleras para ir en búsqueda de Jungkook y en búsqueda de Orión, quería demostrar que él no lo había envenenado.

—¿No se supone que estás en los calabozos? —cuestionó Hoseok cruzando los brazos.

Olvida que me has visto... —dijo en un susurro y Hoseok rodó los ojos.

—¿Por qué lo olvidaría? Yo sé que tú no lastimaste el caballo del rey.

Jimin amplió los ojos sorprendidos. ¿Por qué su mandato no surtía efecto sobre Hoseok?

—¿Cómo lo sabes?

—Porque he visto a Sirá, yo vigilo el salón de concubinato transformado en ardilla y esa pantera astuta es buena mintiendo, nuestro rey no detectó la mentira en su ser.

»Voy en camino a las caballerizas para desenmascararla. ¿Quieres ver el espectáculo?

—Ah... Sí, claro.

—Por cierto. ¿Qué es esa voz extraña que usaste? —Sonrió mientras caminaban hombro a hombro—. ¿Es tu voz de omega?

—No... —susurró.

—Podré ser híbrido de ardilla, pero mi mente es fuerte. —suspiró—. Los reyes antiguos hacían que sus servidores más cercanos le dieran a sus hijos pociones para evitar el control mental y eso sigue hasta el día de hoy. ¿Intentabas utilizar tu voz de mando para controlarme?

—No...

—Mientes. —Sonrió—. Por cierto, que baño de sangre hiciste anoche...

—¿Por qué tu actitud conmigo es distinta? Antes me veías con altivez, creía que me odiabas o algo por el estilo.

—¿Odiarte? ¿Sabes lo desgastante que es ese sentimiento? No te odio, simplemente me parecía excesivo que un plebeyo le hablara a nuestro rey con tanta familiaridad.

—Oh...

—Pero la noche del baile descubrí la razón de tu confianza. —Jimin se mordió el labio. ¿Hoseok lo miró convertirse en dragón?

—¿Qué viste esa noche?

—Te he visto entrar a los aposentos del rey, pero no te miré salir. —Se relamió los labios—. Me transformé en ardilla, trepé las paredes, subí por el balcón y los miré muy acaramelados en la cama, pero descuida. Soy el más fiel servidor y nunca divulgaría nada acerca de la relación especial de nuestra majestad real.

—Jungkook y yo no tenemos ningún tipo de relación especial.

—¿No? —Hoseok lo miró de reojo—. Yo diría que sí, te ha puesto por encima de sus concubinas, ellas son intocables para él y en el carnaval de cumpleaños no le ha dado beso a ninguna. También se puso como loco cuando descubrió que los fuegos artificiales te lastimaban los oídos, incluso golpeó a los encargados de lanzarlos para que se detuvieran antes, yo creo que el rey te aprecia. —Sonrió de nuevo—. Algo que creía imposible, pero le haces bien, lo he visto menos... Salvaje.

—Todo eso es por... —Jimin se quedó en silencio, no le quería decir a Hoseok que era porque era un dragón, si menos personas lo sabían era mejor—. Olvídalo.

Ambos llegaron a las caballerizas, estaban a punto de dormir a Orión para siempre, Jungkook enfureció al ver a Jimin, los guardias y caballeros iban a aprisionarlo de nuevo, pero este fue más ágil y se paró frente al rey mirándolo a los ojos.

—Yo no lo he hecho —dijo con sinceridad—. Incluso puedo sanarlo.

—¿Cómo podrías hacer eso? —preguntó sin despegarle la vista de sus ojos.

—Telequinesis, puedo detectar el veneno en su sistema,  juntarlo y guiarlo para sacarlo de su cuerpo... Lo he hecho antes.

—Si haces algo extraño...

—¿Qué cosa extraña podría hacer? Lo están dando por muerto, déjame ayudarte.

—Bien, arregla lo que ocasionaste.

Jimin ignoró las palabras del rey, su atención se centró en Orión, que yacía en el suelo, su cuerpo temblando de dolor. Él se acercó al caballo, se puso de cuclillas y acarició su cuerpo con la mano, intentando calmarlo. Cerró sus ojos, tratando de sentir las palpitaciones de su corazón, tratando de reconocer el fluido de su sangre en su sistema para después localizar el veneno.

Su mano se movió con suavidad sobre el cuerpo de Orión, buscando cualquier señal de dolor o malestar. Su respiración se volvió lenta y profunda, intentando conectarse con la energía del caballo.

Mientras tanto Hoseok le susurraba al rey algo en el oído, le susurraba la verdad que había visto con sus propios ojos, le susurraba que Sirá había mentido.

Cuando Jimin localizó el veneno, comenzó a moverlo a su antojo, utilizando su energía para empujarlo hacia afuera. Su mano se movió con rapidez y precisión, guiando el veneno hacia la salida. En un par de minutos, el veneno salió por el muslo del caballo, por una perforación causada por una aguja.

El veneno se derramó sobre el suelo, formando un charco oscuro y viscoso. Jimin se levantó, su rostro cubierto de sudor y su respiración agitada. Miró a Orión, que ya estaba empezando a recuperarse, su cuerpo lucía un poco más relajado y su respiración más tranquila.

—Estás bien, amigo —dijo Jimin, acariciando la cabeza de Orión—. Te recuperarás pronto...

Jungkook se acercó a Jimin y a su caballo, colocándose de cuclillas junto a ellos y acariciando el lomo blanco de Orión.

—Así que no fuiste tú quien lo envenenó.

—No.

—¿Cómo saliste de los calabozos?

—Fue más fácil de lo que esperaba... —susurró.

—Me alegra que hayas salido, así salvaste la vida de Orión.

—Tenía que hacerlo, es inocente. Lo estaban usando para incriminarme.

Jungkook se puso de pie, mirando a sus guardias.

—Ejecuten a Sirá, inyéctenle veneno de serpiente, quiero que muera de la manera en la que iba a morir mi caballo.

—Sí, majestad.

—Jimin, ven conmigo. Vamos a comer.

—Ah... Sí.

Jimin se puso de pie y siguió a Jungkook hasta el comedor en silencio. Las cosas con Jungkook iban de cero a cien, era alguien con decisiones inmediatas, y Jimin se sintió parado sobre el agua porque en un momento lo había mandado a los calabozos y ahora lo estaba invitando de nuevo a su mesa.

¿Eso era porque demostró sinceridad? ¿O era que las palabras de Hoseok tenían algo de razón? Para Jimin era imposible que Jungkook tuviera sentimientos hacia él porque le había dicho que jamás sería su esposo, mucho menos rey, le había dejado claro que eran una aventura de una sola noche, entonces. ¿Por qué era así de atento? No perdonó a sus concubinas, tampoco las vengó y eso que ellas llevaban más tiempo en el castillo y tenían ese título, Jimin era nadie comparado con ellas.

Al llegar al comedor, Jimin se sentó en la mesa, mirando a Jungkook con desconfianza. Jungkook lo miró con una sonrisa, su rostro iluminado por la luz de las velas. La atmósfera era tensa, pero Jungkook parecía no notarlo.

—Come —dijo Jungkook, señalando el plato de comida que estaba frente a Jimin—. Debes estar hambriento. —Lo miró con escepticismo, pero finalmente comenzó a comer. La comida era deliciosa, pero Jimin no podía disfrutarla porque su mente estaba llena de preguntas y dudas.

¿Qué quería Jungkook de él? ¿Por qué lo estaba tratando de esta manera? Jimin no podía entenderlo, y eso lo frustraba. Se sentía como si estuviera caminando sobre una cuerda floja, sin saber qué iba a suceder a continuación.

Mientras comía, no podía evitar mirar a Jungkook, intentando leer sus pensamientos y sentimientos. Pero Jungkook era un libro cerrado, y el albino no podía descifrar su código. La única cosa que sabía era que Jungkook era un hombre peligroso, y que debía tener cuidado alrededor de él.

—He comprobado una teoría —dijo Jungkook al enredar espagueti en su tenedor—. Mis concubinas sienten celos de ti.

—No deberían... —susurró Jimin—. Solo soy un plebeyo que aspira a caballero. Por cierto. ¿De verdad vas a matar a tu concubina?

—Seguramente ya está muerta, odio que me mientan. —Encorvó los hombros.

—¿Para qué me llamaste al salón de concubinato anoche?

—No te voy a decir. —Sonrió de una manera extraña, como soltando un ligero rugido.

—¿Por qué no?

—Porque no quiero.

—Deberías matarme, han muerto ya cinco concubinas por mi causa.

—Han muerto más por causa de Aritxa y sigue aquí en el castillo. —Jimin se quedó en silencio.

—¿La híbrido de leona? —preguntó y Jungkook asintió—. Ella es tu concubina, es distinto.

—¿Sabes qué es lo distinto entre tú y Aritxa, Jimin?

—¿Qué soy un dragón y ella leona?

—Eso sí, pero hay otra cosa.

—¿Cuál?

—A ella le anudé el vientre, pero a ti la garganta —dijo con calma y Jimin casi se ahoga con la sopa de verduras.

—No deberías decir algo como eso a la ligera...

—Hay más cosas distintas, Jimin... ¿Quieres saber cuáles?

—Ah... Sí, claro.

—Anudé a Aritxa luego de varios meses, luego de varias horas de tener sexo incontrolable con ella.

—No deberías ventilar cosas como esas...

—Aunque la he anudado no siento la necesidad de invitarla a comer a mi mesa, tampoco le he permitido que toque mi rostro, pero a ti te permití anoche tocar mi mentón.

—¿Y eso qué significa?

—Siento como si yo fuera un imán y tú la contraparte. ¿No sientes lo mismo?

—¿Te estás declarando? —Jimin alzó las cejas—. Contradices tus argumentos a cada rato, eres muy impulsivo.

—No me declaro, te digo lo que siento.

—Eso es declarársele a alguien. Hasta yo que soy un inculto que creció en las montañas lo sé bien. —Rodó los ojos.

—Quiero repetirlo —dijo Jungkook de pronto y Jimin lo miró a los ojos sin comprender—. Quiero volver a tener sexo contigo.

—Dijimos que eso no volvería a pasar, además no quiero meterme en problemas con tus adoradas concubinas.

—Entonces dúchate conmigo, quiero ver tu piel desnuda.

—Vaya que eres morboso. —Negó con la cabeza.

—¿No quieres? —cuestionó con voz profunda.

La verdad era que Jimin sí quería porque no había visto bien el cuerpo de Jungkook y quería mirarlo con atención, además le gustaba bastante, tanto que quería tomarlo en ese instante del cuello, dejarse follar y esparcir sus feromonas para que las concubinas que querían joderlo se molestaran.

—¿Quieres que tome la ducha en tu baño? —cuestionó Jimin mientras tomaba un pan de la mesa.

Jungkook gruñó, poniéndose de pie, acercándose a Jimin sentándose a su lado y quitándole el pan de la mano para morderlo y saborearlo.

—Sí. —Masticó el pan—. Le ordenaré a las mucamas que preparen el jacuzzi calentito para nosotros.

—Sólo prométeme una cosa, Jungkook.

—¿Qué?

—Nada de follar.

—Bien. Además no te bañaste bien anoche porque hueles a sangre.

—¿De verdad? —Jimin comenzó a olfatearse a sí
mismo, detectando el olor a sangre y sudor.

Al terminar de comer, se dirigieron al baño real, ambos caminando mientras conversaban.

—Es lo que querías. ¿No? —cuestionó Jungkook mientras caminaban—. Matarlas, para quedarte conmigo.

—¿Qué? ¿A tus concubinas? ¡No!

—Pareciera que sí, pude ver en tus ojos alivio cuando te dije que Sirá seguramente ya estaba muerta.

—No, es triste que mueran así de fácil y que tú como su rey actúes como si nada hubiera sucedido.

—¿Triste? ¿De verdad? No lo creo... Vamos caminando muy lento, apresurémonos.

Jungkook, tomó a Jimin del antebrazo, jalándolo por el pasillo para ingresar a su habitación y después al baño, al entrar las mucamas bajaron la mirada en señal de respeto hacia el rey y hacia el futuro rey consorte porque Hoseok les había avisado que lo trataran con respeto también.

—Dijiste que te gustaba tibia, quítate la ropa.

—No puedes ordenarme que haga todo lo que me pides cuando quieras, Jungkook. Todavía estoy alterado por lo que pasó, desnudarme frente a ti así de rápido es complicado... —Tragó saliva—. No tienes idea de todo lo que ha pasado por mi cabeza estas últimas horas desde que comenzaron los fuegos artificiales, por favor. Se comprensivo y dame mi tiempo.

Jungkook gruñó.

—Salgan de aquí —les ordenó a las mucamas y ambas obedecieron saliendo en silencio luego de hacer una última reverencia.

—Estar solos no va a hacer que... —Jungkook tomó a Jimin de las mejillas, dándole un beso en los labios que lo dejó casi sin aliento.

—En el comedor acordamos que te ducharías conmigo.

—Me acabas de besar, eso no era parte del trato —susurró.

—Te equivocas, lo que estaba prohibido era el sexo y esto fue un puro y casto beso.

—Que astuto eres.

—¿No vas a entrar al agua? —le preguntó a Jimin—. Planeo entrar contigo y tallar tu espalda...

Bastó ese beso y esa teoría para desarmarlo, el albino asintió con la cabeza y Jungkook comenzó a quitarle el armadura de caballero, dejando ver su pecho blanco como la nieve.

—¡Mi rey, escuché un disparate por parte de las mucamas! Ellas han dicho que va a ducharse con... El albino —dijo Aritxa, entrando al baño sin invitación previa.

La concubina se quedó parada al pie de la puerta, mirando a Jungkook que estaba ayudándole a Jimin a desvestirse. Su corazón se invadió de celos porque comprendió que las palabras de la boca de las mucamas eran ciertas.

—¿Por qué entras sin permiso? —cuestionó Jungkook—. Vete de aquí.

—Pero, majestad...

—El rey tomará un baño conmigo, nos gustaría estar solos —dijo Jimin sorprendiendo a Jungkook y enfureciendo a Aritxa.

—¡El rey odia el agua tibia y eso emana vapor! No lo conoces. —contestó enojada.

—Aritxa, sal de aquí, no volveré a repetirlo. —Jungkook ni siquiera volteó a verla.

—Si me necesita, llámeme, majestad —contestó conteniendo la furia, pero Aritxa nunca le llevaba la contraria al rey, era muy sumisa.

—Claro y no vuelvas a entrar a mi habitación sin permiso, si lo vuelves a hacer voy a castigarte. —La señaló con el dedo sin mirarla y ella asintió, yéndose por donde llegó.

Jimin se terminó de desvestir cuando Aritxa abandonó el baño, después se encaminó hacia el jacuzzi, sintiendo el agua templada, igual que el otro día, había sido preparada con cuidado para que las fragancias y relajantes penetraran la piel de forma artesanal. Tomó una esponja y resignado a que se bañaría con el rey, comenzó a tallarse las piernas y los brazos.

—¿Por qué le dijiste que ingresaría al jacuzzi contigo? —preguntó el rey.

—Porque dijiste que lo harías, por eso estamos aquí, también dijiste que tallarías mi espalda —contestó en un susurro, pero Jungkook escuchó a la perfección porque tenía buen oído.

—¿No fue para darle celos? —Alzó las cejas.

—No. —Apretó la quijada—. No tiene porque sentir celos de mí, ella es tu concubina y yo soy el deseo de una noche, tu deseo pasional y carnal.

Jungkook avanzó hacia el Jacuzzi, se quitó la ropa de manera brusca e ingresó, sumergiéndose despacio y acercándose a Jimin para quitarle la esponja de entre las manos, después lo tomó de la barbilla obligándolo a que enfocara los ojos en los suyos.

—No eres el deseo de una noche, eres mi regalo de cumpleaños.

—No quiero ser tu concubino —susurró—. Tienes cuarenta y nue... Tienes cuarenta y cuatro, no pienso ser el número cuarenta y cinco.

—¿Por qué no?

—Porque me dijiste que no sería tu concubino y porque no quiero. ¿Además qué es eso de que un día me salvas y al siguiente me metes al calabozo? Tú sí que te metes cosas a tu sistema eh. Digo, deberías estar bastante ebrio o drogado para hacer disparates como ese, ni siquiera sabes lo que dices.

—Se lo que hago.

—Pues no parece...

—Jimin... ¿Serías mi esposo si te lo propusiera?

—No —contestó tajante.

—¿Por qué no quieres ser mi esposo? —Jungkook parecía ofendido y Jimin sonrió, lo había atrapado. Ya sabía que sentía algo por él. Aunque intentara ocultarlo, era demasiado evidente y fácil de descifrar.

—Porque odio compartir y si eres de muchas, entonces no eres mío. —Jungkook sonrió, luego se acercó a Jimin, dándole un exquisito beso en los labios y enredando las piernas con las suyas.

—No puedo deshacerme de mis concubinas sin razón aparente porque mi palabra es ley y un rey no puede ser infiel a su palabra —dijo luego del beso.

—No te estoy pidiendo que te deshagas de ellas.

—¿Qué harías si no tuviera ninguna concubina? ¿Te casarías conmigo sin rechistar? —Alzó las cejas.

—Mmm... Para empezar lo que tuvimos fue de una sola noche. ¿No?

—Anudé en tu garganta, Jimin. Eso no me había pasado nunca, eres especial.

—Especial, mis huevos de dragón. —Colocó ambas manos en el pecho de Jungkook, sintiendo sus fuertes músculos. su piel ardiente—. Di-Dijimos que sería algo de una noche.

—¿Y si no quiero? —Soltó un rugido leve que lejos de asustar a Jimin, le gustó.

—Pues te aguantas.

—Ja.

El león tomó al dragón por el cuello, obligándolo a quedarse callado, mientras lo pegaba a la pared del jacuzzi, después lamió su clavícula, sus mejillas y succionó sus labios de manera lujuriosa.

—No me hables así, me haces querer follarte de nuevo.

—Nada de sexo. ¿Recuerdas?

—Contesta mi pregunta. ¿Qué harías si no tuviera ninguna concubina?

Jimin se quedó en silencio un par de segundos, pero arriesgándolo todo, contestó:

—Te reclamaría como mi alfa, te reclamaría como mío.

Jungkook sonrió y soltó el cuello de Jimin.

—¿Sabes lo que le sucedió a la concubina número cincuenta? La que murió el día que llegaste al castillo...

—No...

—Aritxa la mató, la lanzó del balcón del salón de concubinato porque yo se lo pedí, estaba aburrido. —Suspiró—. Después de conocerte no ha habido un solo segundo de aburrimiento porque no paro de pensar en ti.

—Wow...

—Yo no me puedo deshacer de mis concubinas, pero me puedo hacer de la vista gorda. Así como lo acabo de hacer.

—¿Permitirías que asesine a cuarenta y cinco almas? —Alzó las cejas—. ¿Me estás diciendo que las mate a todas?

—Eso lo dejo a tu interpretación, dragoncito.

—¿Por qué lo haría? ¿Qué harías tú si te reclamo como alfa? ¿Aceptarías? ¿Me harías tu omega y después me marcarías? Soy un plebeyo, no te convengo.

—Ya te dije que eres mi regalo de cumpleaños y no sé qué haría... Tal vez lo que estoy sintiendo en estos momentos cambie con el tiempo y me aburra de ti.

—¿Y qué sientes en estos momentos?

—Mucha curiosidad —admitió encorvando los hombros—. Eres bello, transparente y me haces venir. Quiero ver a dónde nos lleva todo esto.

—¿Y si te aburres de mí me echarás del castillo?

—¿Crees que echaría del castillo a alguien que es creador de dragones? Eres útil y un buen guerrero, además de un híbrido de dragón, casta que creí extinta.

—Creo comprender...

—Experimentaré sexualmente contigo, si me aburres todo volverá a ser como lo habíamos planeado. No soy de estar atado a alguien de por vida, por eso no me he casado, pero si logras conquistarme te convertiré en rey y si fracasas, entonces te convertirás en caballero. ¿Algo mas que quieras que te aclare?

—No. Ya te entendí, según tu inmenso cerebro de rey conquistador de doce reinos yo haré lo que tú digas y cuando digas, no te importan mis sentimientos y tampoco lo que quiero. —Jimin se puso de pie—. Soy un omega, pero que no se te olvide que también soy un dragón y no me doblaré ante ti, no me importa que seas el rey.

—Y eso es lo que me tiene fascinado. —Sonrió—. No me tienes miedo.

—Que ridiculez, yo me largo de aquí. Iré a mi habitación.

—¿Estás seguro?

—Sí, ya cumplí, me duché contigo, me viste desnudo, me besaste, dialogamos y la cagaste.

—Bueno, haz lo que quieras.

—Sí, haré lo que yo quiera. —Jimin salió del Jacuzzi, envolviéndose en una toalla y dejando a Jungkook ahí metido en el agua tibia.

El rey se molestó, golpeando el agua y saliendo de manera rápida para terminar de bañarse en la regadera con agua helada. No podía controlar los sentimientos que Jimin le causaba, era tan necio, tan soberbio, tan...

—Se queja de mí, pero también quiere tener el control de la situación. ¡Que difícil! Pero caerás Jimin, te tendré comiendo de mi mano, te tendré suplicando por mi presencia y alabándome, lo haré.

¿El rugido de un león será lo suficientemente poderoso para doblegar a un dragón?

HASTA AQUÍ EL CAPÍTULO DE HOY!!!!!

Maratón, regalo de navidad y de cumpleaños de Lary!!!

Lo subo ahora porque mañana y pasado mañana estaré enfiestada🤫

Les deseo una bonita navidad, que se la pasen bien en compañía de sus seres queridos!!!
Les mando un abrazo de loba virtual!!!

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