Cacería
Se corrió dentro de su concubina luego de dos embestidas más. Ella estaba hecha un desastre, casi moribunda, mientras que Jungkook parecía fresco como lechuga. Caminó desnudo por la habitación mientras veía a cinco concubinas más esperando a ser tomadas, pero no tenía interés alguno por ninguna de ellas. Estaba aburrido, así que se colocó una bata de seda fina, luego de avanzar al balcón para ver el reino a sus pies.
La concubina favorita de Jungkook que era un híbrido de leona y la más hermosa de ellas lo persiguió tambaleante, parándose a su lado sin atreverse a tocarlo porque nadie podía tocarlo sin su permiso.
—Mi rey. ¿Qué quiere que haga por usted?
—Nada. —Apretó los labios, sus ojos amarillos seguían fijos en el bosque.
—Haré lo que usted me pida, quiero verlo sonreír. —Jungkook respiró fastidiado.
—Lánzate desde aquí, quiero ver sangre derramada en el patio.
—¡¿Qué ha dicho, mi rey?!
—¿No dijiste que harías lo que te pidiera? —Cruzó los brazos—. Te quiero muerta.
—Pero mi...
—Olvídalo. —Apretó la mandíbula—. Eres muy bonita como para desperdiciar tu belleza de esa manera. —La concubina se ruborizó—. Tráeme a cualquier otra y tírala desde aquí, no bromeo cuando digo que quiero ver sangre en el patio.
—Ah... ¿Es en serio lo que me está pidiendo, mi rey?
—¿Vas a hacer que lo repita? —cuestionó molesto.
La concubina corrió al interior del castillo, para después llevar arrastrando a otra concubina, después comenzó el forcejeo entre ambas. Jungkook veía el espectáculo con aburrimiento en los ojos y soltó una ligera sonrisa cuando su concubina favorita lanzó a la otra al abismo.
El sonido de su cuerpo chocando contra el piso lo hizo mirar hacia abajo, había sangre, pero no había diversión. Jungkook no se estaba divirtiendo.
—Ve a asearte —le dijo a su concubina—. Te despeinaste y odio el cabello revuelto.
—Sí, mi rey.
—¡Por cierto! —Jungkook gritó—. Buen trabajo.
La concubina se detuvo en la puerta y se volvió hacia Jungkook, una sonrisa de satisfacción se dibujó en su rostro. Pero Jungkook ya no la estaba mirando, su atención se había desviado hacia el balcón, donde podía ver el jardín del castillo. Su mirada era vacía y su expresión era de desinterés, como si estuviera viendo algo que ya había visto demasiadas veces.
Soltó un rugido, no era cualquier rugido, era uno para convocar a su mano, un hombre leal de la casa de las aguilas, ellos eran híbridos de águilas, pero con el paso del tiempo lo único que les quedó era el emblema, puesto que su sangre estaba bastante corrompida.
La mayoría de "híbridos" del mundo estaban corrompidos, eran pocos los de sangre pura, eran pocos los que seguían teniendo poderes sobrenaturales y entre esos pocos estaba Jungkook.
El rey salió con pasos agigantados del salón de concubinas para dirigirse a su habitación. Se dio un baño rápido, se colocó su armadura de caza y se dirigió a la gran mesa real. Lugar en el que se reunía con el consejo para tomar decisiones importantes.
Al llegar ya estaban sus fieles servidores en el lugar.
Adler Namjoon, su mano derecha de la familia de las águilas. En su cuello colgaba el emblema de su familia y en el pecho llevaba el emblema que lo autorizaba como mano del rey. Un rango bastante ejemplar e importante. En la mesa también se encontraba Kharju Taehyung, descendiente de los osos, era un buen consejero y estratega. Por último estaba Ekorn Hoseok, descendiente de las ardillas, bastante escurridizo y bueno para conseguir información.
—Majestad. —Todos se pusieron de pie—. Nos ha convocado. ¿En qué podemos servirle? —cuestionó Hoseok.
—Estoy aburrido, por eso iremos de cacería a las montañas.
—¿Es por eso que ha lanzado a una de sus concubinas desde el salón de concubinato? —preguntó Namjoon.
—Sí. —Suspiró—. Ahora tengo cuarenta y nueve, necesito buscar otra.
—Le ayudaré a conseguir una hermosa mujer —dijo Hoseok—. Para que no estén incompletas, yo sé lo mucho que odia los números impares, majestad.
—Que preparen las monturas, iremos nada más nosotros cuatro a cazar. Necesito algo de adrenalina, haber conquistado los doce reinos desde hace bastante tiempo es aburrido, ya no tengo guerras por ganas, ni estrategias para planificar.
—¿Y no ha pensado en casarse y engendrar un hijo, majestad? —preguntó Taehyung—. El amor y la familia es una buena distracción.
—No digas tonterías y mejor vámonos. —Al decir eso dio media vuelta y salió de la habitación para dirigirse a la entrada del castillo.
Al pasar por el patio miró a los sirvientes que estaban terminando de limpiar la sangre de la concubina que acababa de morir. Se detuvo para mirar a la encargada de la servidumbre y le hizo una señal con la cabeza para que se acercara a él.
—Majestad...
—Nelyra, encárgate de buscar a la familia de mi concubina muerta y dales un millón de monedas de oro.
—Como ordene, majestad. Es una pena que haya caído de tan alto...
—Pena es que su muerte no haya servido para quitarme el aburrimiento, haz lo que te digo y ahórrate los comentarios.
Jungkook siguió caminando, Nelyra le hizo reverencia agachando la cabeza durante varios segundos y hasta que el rey se alejó lo suficiente volvió a hacer su trabajo.
Los dos consejeros del rey y su mano lo alcanzaron, al igual que los sirvientes de las caballerías que les llevaban cuatro sementales con armaduras, arcos y flechas para que se marcharan a la cacería.
Jungkook se acercó a su caballo blanco, adoraba el color blanco, lo pulcro, la limpieza. Acarició su trompa y miró sus ojos celestes, quería bastante a ese caballo desde que era un potro porque los de ese color eran escasos en el reino. Jungkook era más amable con el animal que con la mayoría de personas. El caballo blanco se llamaba Orión, y Jungkook lo había criado personalmente desde que era un potrillo. Orión era fuerte y veloz, y Jungkook confiaba en él para cualquier aventura.
Luego de acariciarlo lo montó y en ese momento Hoseok, Namjoon y Taehyung montaron sus tres caballos negros. No lo habían hecho porque era una falta de respeto subir al caballo antes que el rey. Los tres caballeros se alinearon detrás de Jungkook, listos para seguirlo en la cacería.
—Volveré con la cabeza de un oso, o tal vez con la piel de una serpiente, aunque si la caza se torna aburrida terminaré trayendo liebres —dijo Jungkook un poco más animado, sonriendo a sus súbditos.
—¡A por el oso, majestad! —gritó Taehyung, levantando su espada en el aire.
—¡A por el oso! —gritaron los plebeyos, sirvientes y todos los que estaban presentes, animando a Jungkook.
Jungkook jaló las riendas del caballo, Orión comenzó a trotar y se dirigieron al bosque, listos para enfrentar cualquier desafío que se les presentara.
Pero pasaron dos horas y lo único que se les había atravesado en el camino eran liebres. Taehyung y Hoseok llevaban bastantes de ellas cargando a los costados de sus caballos y las flechas casi se terminaban.
—No nos iremos hasta que se terminen las flechas o hasta que encuentre algo interesante —dijo Jungkook medio molesto.
—Majestad, podemos ir al coliseo. Hoy habra una pelea estelar entre la casa de las serpientes y la casa de las panteras... —comentó Namjoon.
—No me interesa ver a dos estúpidos pelear. Las peleas del coliseo dejaron de interesarme desde el momento en el que quise participar y todos se dejaban vencer.
—Es que nadie se atrevería a lastimar a nuestro rey —dijo Namjoon.
—¡Pues quisiera que alguien me retara en alguna ocasión! Estoy harto de los lamebolas.
Jungkook seguía quejándose cuando un aleteo llamó la atención de los cuatro jinetes. Al alzar la vista se encontraron con una criatura mística que se suponía había dejado de existir cientos de años atrás.
—¡Un dragón! —gritó Hoseok, señalando la cría de Dragón de piel blanca que volaba entre los arbustos, media cerca de dos metros.
—¡Es una cría! —gritó Jungkook haciendo que el caballo galopara para perseguirla—. ¡No le disparen, lo quiero vivo!
Orión era el caballo más veloz, por eso el rey se adelantó bastante, dejando a sus consejeros atrás. El dragón había desaparecido de su vista, pero habían unos arbustos frente al rey que se movían de manera sospechosa.
Jungkook bajó del caballo, desenvainando su espada, dispuesto a rebanar la cabeza del dragón si se ponía violento. Sus sentidos de León se agudizaron y sintió una fragancia exquisita, no podía describir el aroma, pero era dulce y bastante ácido al mismo tiempo. Parecido a la granada, parecido a las frambuesas y la miel, pero también al azufre. Su respiración era pesada y de sus manos comenzaron a emerger sus garras a medida que se acercaba al arbusto.
Se quedó petrificado un par de segundos cuando del interior del arbusto emergió un apuesto hombre albino. Tenía sus ojos azules, tan hermosos como el mar azul, tan brillantes como las estrellas y su piel era tan pura como la nieve. Era tan hermoso que al rey no le molestó verle el cabello revuelto, tampoco le molestó verle la suciedad en sus pies descalzos. Jungkook se sintió atraído por el hombre albino de una manera que no podía explicar. Era como si su corazón estuviera latiendo más rápido, como si su respiración estuviera más pesada.
El hombre albino se acercó a Jungkook, sonriendo de una manera que parecía casi mágica. Jungkook se sintió hipnotizado por su sonrisa, como si estuviera bajo un hechizo. El hombre albino se detuvo frente a Jungkook, mirándolo con ojos que parecían ver directamente al alma.
—Eres el dragón —dijo Jungkook, después soltó un gruñido suave, eso provocó que aquel hombre regresara al interior del arbusto para esconderse—. Sal, es una orden.
"No quiero salir"
Escuchó una voz dulce y amable en su cabeza. ¿Era esa persona? ¿Se estaba comunicando con él telepáticamente?
Jungkook se sintió como si estuviera en un sueño, como si nada de esto fuera real. Pero salió pronto de su trance, y se sintió de nuevo en el mundo real.
—Soy tu rey, ven a mí, es una orden.
"Yo no le debo nada al reino".
Jungkook sonrió, finalmente había encontrado la distracción que tanto estaba buscando.
—Si no vienes voy a matarte. —Hubo silencio, lo único que Jungkook escuchaba era el cántico de las avecillas y el sonido de los caballos de sus consejeros que se acercaban a él—. Te llevaré al castillo, me interesas.
El silencio seguía.
—No le diré a nadie que eres un híbrido de dragón, lo prometo.
El hombre albino salió de los arbustos, cubriéndose el cuerpo con las manos. Jungkook se quitó la capa roja real, cubriéndole el cuerpo. En ese momento llegaron sus tres consejeros, sorprendiéndose al ver que el rey estaba ayudando a ese hombre a subir a su caballo.
—Majestad. ¿Quién es ese hombre? Nosotros lo llevamos, usted no debería compartir caballo... —dijo Hoseok.
—Yo lo llevo —contestó el rey.
—¿Y el dragón, majestad? —preguntó Namjoon.
—Se fue volando, casi mata a este tipo. —Jungkook mintió—. ¡Vámonos, la cacería ha terminado!
Jungkook se subió al caballo, atrás del hombre albino, los tres consejeros se miraron a los ojos.
—Supongo que el rey encontró algo mejor que un oso —susurró Taehyung.
—No digas estupideces, al rey no le interesan los hombres. Si te escucha rodara tu cabeza —dijo Namjoon galopando detrás de su rey.
—¿Y cuál es tu nombre? —le preguntó Jungkook al albino.
"Jimin".
—Interesante... ¿Y no sabes hablar como una persona normal? —preguntaba mientras cabalgaba.
"Nunca lo he intentado, no sé hacerlo".
Jungkook sonrió.
—Que interesante eres Jimin, un híbrido de dragón que no sabe hablar. ¿Al menos me conoces, sabes quién soy?
"Eres el rey".
—¿Puedes leer mis pensamientos?
"No".
El reino entero murmuraba acerca de la joven albina que el rey había llevado al castillo. Cómo Jimin era delgado, delicado y tenía el cabello largo muchos creyeron que era una nueva concubina, pero Jungkook no habló al respecto, tampoco sus tres consejeros porque si alguien hablaba algo acerca de Jimin les sería cortada la lengua, eso en el mejor de los casos.
CAPÍTULO ESTRENO DE NUESTROS L&D (León y dragón) Espero que les guste, la verdad este es el género que más disfruto en escribir.😭💗 Que bueno que fue el más votado para comenzar a escribir aldhksksks
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