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Capitulo XXIX



1932


—¿De donde vienes tan tarde?

Aurora pego un brinco ante las palabras de su padre, el hombre la estaba esperando sentado en el comedor, los brazos cruzados en su pecho con una mirada seria en su rostro. La chica se acomodo mejor el bolso que tenía colocado, la correa le atravesaba el pecho y jugo nerviosamente con los flecos del mismo.

Su padre alzo una ceja oscura mientras la miraba esperando una respuesta.

—Estaba con Harry.

—Últimamente estas mucho con tu novio—responde bebiéndose su taza de té, Aurora siguió jugando con su

—¿No es de eso las parejas? ¿pasar tiempo juntos para conocerse? —pregunta ella moviéndose hacía su padre—Apuesto a que tu pasabas muchas tardes con mamá antes de tenerme.

Algo se movió en la mirada de su padre, fue un milisegundo, pero sus ojos reflejaron ciertas cosas que eran mejor no hablar. El hombre termino su taza de té sin contestarle, echo la silla hacia atrás y se acerco al fregadero para lavarla. Aurora se coloco al lado de su padre.

—Harry y yo solo perdemos el tiempo hablando, no pasa nada mas que eso...

—Últimamente siento que me ocultas algo Aurora, eh ido a tu editorial, ¿esa que tanto te costo abrir? Tu secretaria me dijo que no estabas, ¿y enserio quieres que creas que te vas sola con él sin hacer nada mas que hablar?

—No se si me gusta lo que estas sugiriendo—dice ella apoyándose en el mueble con los brazos cruzados sintiéndose ligeramente ofendida por aquel reclamo. Su padre suspiro.

—Solo digo, que conozco a los hombres, más de lo que crees. Y más de lo que saben que pueden aprovecharse de algo.

—¿Por qué me das el consejo como si tuvieras toda la experiencia? ¿eso te paso a ti? Porque no se que fue lo tan malo que hiciste en tu pasado, papá, pero Harry es un caballero. Y yo claramente no me lanzo al primero, tenemos un noviazgo, y los años están avanzando, puedo hacer lo que quiero. Asi que déjame en paz.

Era la primera vez que Aurora le respondía de aquella manera a su padre. Pero le molestaba su poca confianza en ella.

Claro que ocultaba un secreto, pero no era porque quería. Le habían prohibido hablar de aquello hasta que la reina lo deseara. ¿No podía simplemente confiar en ella y ya está? ¿era tan difícil?

Su padre se situa al frente de ella, coloca ambas manos al costado de su rostro acariciándole las mejillas y luego deposita un suave beso en su frente. Aurora suspira mirando hacia otra parte, decidió enfocar su mirada en los muebles de madera que estaban detrás del hombre.

—Se que no confío mucho en Harry, y tal vez no me agrada del todo, pero mi deber es cuidarte de todo momento. Claro que confío en ti hija, solo temo mucho que algo malo pueda sucederte.

Levantó la mirada hacía su padre, en ese momento lo vio mas viejo que nunca. Pequeñas canas relucían de su cabello negro, y le estaban apareciendo las arrugas en la frente, se había dejado crecer la barba, salvo en un pequeño punto donde tenía un corte en la barbilla que dijo que fue provocado en un robo. O al menos esa fue la historia que le contó cuando era pequeña y andaba demasiado preguntona.

—Es porque no le das una oportunidad, solo lo cuestionas—dice soltándose de su agarre y se encamina a las escaleras para irse a su cuarto.

A la mañana siguiente, Aurora estaba sentada en su cama en pijama leyendo todo lo que había escrito hasta ahora, con la pluma en mano iba tachando las cosas que no creía que fueran importante. Aunque tenía demasiadas preguntas para hacer en aquel momento, la historia de Levy y Lilith seguramente traería mucha controversia en el reino.

Esperaba que nadie fuera a por su cabeza una vez ya publicada, debería hablar con la reina sobre eso.

Se escucharon unos pequeños golpes en la puerta, se apresuro a guardar las hojas de su manuscrito debajo de la cama y acomoda bien las sabanas al mismo tiempo que la puerta se abrían.

Su madre le sonríe, se había acomodado el cabello en su cabeza y ya estaba vestida. A diferencia de ella que aun seguía en pijama.

—¿Cómo estas, cariño? No esperaba verte despierta, tu padre dijo que llegaste muy tarde.

—No era tan tarde, era una hora aceptable, y dormí lo suficiente. Aparte debo ir a trabajar, Harry vendrá por mi en cualquier momento—contesta caminando a su armario empezando a sacar su ropa, pero su madre no se había movido, seguía ahí parada con los brazos cruzados y el cuerpo apoyado en el marco—¿Pasa algo?

—¿Me repites en que trabajaba Harry?—pregunta, Aurora suspira.

—¿Tu también, mamá? Harry es mi repartidor de manuscritos, me los trae, los devuelve, esas cosas aburridas. Me ayuda. ¿Por qué?

—Bueno, tu padre tiene razón de que no pasas mucho tiempo con la familia, te vas muy temprano y vuelves muy tarde. ¿Por qué Harry no se encarga de la editorial? Seguramente puede hacerlo.

—Pero...

Aurora vio los ojos serios de su madre. No era una petición ni una sugerencia, era una orden escondida en palabras amables. Cuando se escucha el timbre, Aurora deja rápidamente la ropa antes de salir corriendo escaleras abajo a la vez que su padre abre la puerta.

Harry ingresa, vestido como usualmente lo hacía, con su traje y los guantes blancos escondiendo las cicatrices de sus manos. Los ojos celestes del chico se abren con sorpresa cuando Aurora le echa los brazos detrás del cuello y le planta un beso en la boca.

Todos en la casa se quedaron en un profundo silencio.

—Hola cariño, hoy llegaste demasiado temprano—dice ella.

—Em...

—Harry—se escucha la mamá de Aurora hablar, la mujer baja las escaleras con una sonrisa amable.—Que bueno verte cariño.

—Igualmente.

—Veras, eres bienvenido a esta casa todas las veces que quieras, pero mi esposo y yo estuvimos hablando. Y no creo que sea bien visto que Aurora y tu pasen demasiado tiempo juntos, las personas podrían hablar mal de ella, espero que lo entiendas.

—Perfectamente, señora.

—Por eso Aurora hoy no podrá acompañarte, tiene deberes familiares que atender.

Ambos jóvenes se miraron, Aurora se veía atrapada, y Harry era incapaz de ayudarla. ¿Qué mentira podría decirle que fuera lo suficientemente conveniente de que la dejaran ir con él? El muchacho simplemente asiente y se obliga a sonreír.

—Claro, entiendo perfectamente. Pasa un día agradable con tu familia.

—Te acompaño al auto.

Nadie dice nada. Ambos jóvenes bajan las escaleras del porche hasta el auto de Harry, ambos suspiraron. Eso no era parte del trato sin duda, pero no tenía muchas opciones, por mas que a Aurora le encantara escuchar las historias de la reina y quería escribirlas, era cierto que estuvo descuidando demasiado a su familia.

Harry se acerca demasiado a ella.

—¿Qué?—termina por preguntar cuando quedaron en silencio.

—Lo siento, pero anoche papá me agarro con la guardia baja cuestionando que hacemos. No cree nuestros noviazgo y tuve que actuar, y hoy mamá también me lleno de preguntas y me dijo esto. Y ahora la reina...

—Yo me encargo de su majestad, es mas comprensiva de lo que crees.

—Gracias Harry, y lo lamento.

—No te preocupes, es como dijiste, hay que actuar enamorados—responde viéndola. Aurora iba a contestarle, pero no pudo hacerlo cuando el chico la sostuvo de la cintura y junto sus labios en un largo beso. Los labios de la chica se movían sobre los suyos, sintiendo como una corriente eléctrica recorría todo su cuerpo desde la cabeza hasta la punta de los pies.

Las manos de ella se aferraron a sus hombros mientras seguían besándose, los labios del chico sabían a café y azúcar, estuvo absorbiendo el sabor un rato mientras sus dedos le acariciaban.

—Eso es un beso para callarlos—dice al separarse, se saca el abrigo del traje y se lo pone en los hombros—Y vete adentro, sigues en pijama.

Con una sonrisa, Harry se sube al auto. Mientras que Aurora se lo queda viendo sintiendo sus mejillas arder, al volver al interior de su casa, se encontró con la mirada de sus padres sobre la de ella. Pero ninguno de los tres dijo nada, subió arriba para cambiarse, y aspiro el aroma del traje unos segundos antes de irse.

—¿Cómo estuvo tu día familiar?

El día siguiente, sus padres esta vez la dejaron irse. Habían pasado un día demasiado agradable, a pesar de que la cabeza de Aurora estuviera constantemente pensando en otras cosas. Como en todas esas mañanas, Harry la busco, pero lo que cambió, fue el beso de bienvenida que ambos volvieron a darse.

Los labios de Harry eran demasiado dulce debido al azúcar que quedaba en ellos al beber su café.

Ambos estaban en el invernadero de la reina esperándola, para variar Lilith no había llegado todavía. La joven miraba un jarrón que tenía grabado las tareas de Heracles, fingía prestarle atención pero la verdad es que la cercanía de Harry ocupaba la mayoría.

—Estuvo bien, ayude en la panadería y todo eso. ¿Qué dijo Lilith cuando no llegue?

—Nada, me dijo "Gracias, Harry" y se quedó sentada terminando su té. Se levantó y se fue. Luego estuvo en su oficina gran parte de la tarde—contesta, cuando Aurora se voltea, se da cuenta de que Harry se había aproximado demasiado a ella sin darse cuenta—Creo que le puso algo decaída, disfruta sus charlas.

—Solo soy la escritora de su vida, literalmente, no creo que me añore tanto.

—No te subestimes, eres demasiado fácil de querer, aun cuando alguien intenta no hacerlo.

—¿Hablas de ti?—pregunta, el rostro de Harry se mantuvo serio. Pero sus ojos adquirieron un brillo de diversión mientras la contemplaba—Esos dos besos que me robaste eran innecesarios.

—Yo no escuche que te quejaras, aparte, la mordida que tu me diste fue demasiado.

—Yo no muerdo—dijo indignada viéndolo seriamente.

—Si, lo haces.

La muchacha frunció el ceño acercándose a él, y tomándolo por sorpresa lo besa. Harry no se opone, le agarra de la cintura aproximándola mas a él, sus dedos acariciaron la espalda de la chica mientras que sus cuerpos pedían mas cercanía. Los dientes de Aurora mordieron suavemente la boca del chico, y lo sintió sonreir.

Se separaron de golpe cuando escucharon un carraspeo. La reina los contemplaba desde donde estaba, lucía de lo mas divertida vistiendo un largo vestido de algodón color rosa con mangas tres cuarto y zapatos blancos. Detrás de ella había una doncella que tenia la mirada gacha, pero también sonreía.

Harry se lleva los dedos al labio donde salía un pequeño tramo de sangre.

—Lo siento majestad, nosotros...solo...

—Pasaban el rato—sugiere ella. Harry ríe pero se calla ante el golpe de la chica—¿Nos sentamos?

—Por favor.

Harry hace una reverencia, le sonríe a Aurora ligeramente y luego se retira.

La reina y la escritora tomaron asiento en su lugar, en la mesa de hierro blanco con sillas a juego. La doncella dejo las tazas de té, una tetera blanca con dibujos de flores rosas y la comida. Dio una reverencia y se marcho con la risa contenida.

—No sabía que tu y Harry se tenían algo—habla la reina. Aurora sintió el estomago ponerse tenso.

—Es...algo complicado.

—Ya veo, Harry es un buen muchacho, ¿te ha contado que fue uno de mis guardias que lo adopto? Tenias que verlo dar vueltas en el castillo como si fuera su casa. Lo perdone todas esas veces, era un niño pequeño.

—¿Quién lo adopto?

—Es una pregunta para mas tarde, todo a su tiempo. ¿Qué tal tu día con tu familia?

—Sobre eso, lamento mucho no venir, pero es que mi madre me retuvo a ultimo momento, y papá...

Lilith mantuvo un rostro sereno, inquebrantable, de aquellas miradas que no podías saber lo que pensaban. Pero a veces los ojos hablaban, y los suyos parecían reflejar grandes tormentas del pasado que se avecinaban.

—No debes pedirme disculpas, soy yo quien te las debe. No me di cuenta que te estaba pidiendo mucho, no quiero ponerte en problemas con tus padres. Creo que podremos organizar mejor nuestras sesiones así no hay malos entendidos.

Aurora quiso reclamar como una niña pequeña a la que le prohíben mas de un cuento a la noche, pero la reina tenía razón. Tenía una editorial que dejo de lado, y a sus padres quienes ya le habían dado un reclamo de su atención. Así que la joven no le quedó otra que asentir, bebió un trago de su té y luego saco su cuaderno con su pluma para comenzar a escribir.

—Bien, ¿Dónde continuamos?

—Ah eso. Bueno, el padre de mi marido falleció dos años después, y por dolor, la reina se quitó la vida poco tiempo después dejando a Bellamy como rey. La madre delos muchachos nunca la sentí como madre honestamente, era más una marioneta, una esposa mas que una reina y una madre. Vivía por y para su marido, para nada más. Nunca vi a Ambrose tan triste y enojado a la vez como aquella, y el reino de Amissa Stella estaba nervioso, ¿un nuevo rey tan rápido? Fue un caos sin duda—la reina tomo un sorbo de su té—Me intenté distanciar de Levy esos años, sentí que le estaba hiriendo demasiado al no poder corresponderle abiertamente como él quería. Y luego aparecieron dos cosas.

—¿Qué tipo cosas?

—Bueno, el imperio de Mixchongwan declaro la guerra a Shera cuando quisieron robar las islas del sur. Y apareció Genevive.

Aurora bebió su trago de té antes de seguir

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