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Capitulo XXIV

1883

—¿No podemos tomarnos cinco? —pregunta Carlo, pero Levy no lo escuchaba mientras seguía dándole golpes a un saco de boxeo, el heno se salía por todos lados y los puños del guardia se encontraban completamente rojos.

"Estoy embaraza" parecía que las palabras fueron dichas hace demasiado tiempo. Estaba embarazada de su esposo,¡por supuesto!, ¿de quién más? No sería de él. Jamás podría ser de él, y aun asi, tenía que soportarlo, ver como Ambrose la besaba sabiendo lo que le hizo, y odiándolo con cada poro de su piel.

Carlo decide sentarse en el suelo a unos metros ambos estaban en el gimnasio, el muchacho abre la botella de agua y le da un trago. Luego de eso, suelta un suspiro pasándose el dorso de la mano por los labios y le extiende la botella a su amigo.

—Ten, deberías tomar un poco, aunque viéndote se ve que necesitas algo más fuerte...¿puedo preguntar a que se debe tu mal humor?

Levy deja en paz el saco y se mira los nudillos. Los mismos ya se encontraban del rojo vivo, apenas habían curado los golpes de su espalda, pero él necesitaba seguir, necesitaba amortiguar todos los dolores de su corazón de alguna forma. Se masajeo los nudillos acercándose a su amigo dándole un trago, sintió el agua caer por su garganta mientras se apoyaba en la pared, el sudor le caía por todos lados.

—Una mujer.

—Ah, entiendo, las mujeres ponen de mal humor a todos. No entiendo porque lo tienes difícil aun asi, las chicas se desmayan por hombres con uniforme.

—Digamos que esta fuera de mi liga—responde echándole otro trago de agua. Pero aun así, recordaba el beso. El beso que se dieron en la cocina de su casa, aquel beso lo perseguía en sueños, cada vez que cerraba los ojos podía sentir la boca firme de Lilith abriéndose paso a la suya, sus finos labios acariciándolo mientras que sus manos hacían lo posible para ubicarse en una zona que no le doliera.

—Si es una vizcondesa tal vez tengas suerte, al no ser que sea una reina...joder, ¿es una reina?

—No seas ridículo Carlo, ¿Cuántas reinas conozco?—pregunta Levy mientras agarraba la camisa que había dejado tirada en el suelo mientras ejercitaban. Se la coloca en el cuerpo evitando ignorar a su amigo, sabía que Carlo no diría nada de lo que Levy le dijera, pero era su secreto. Lilith era su secreto, el amor que sentía hacía ella y las ganas de matar a Ambrose eran suyo y de nadie mas.

Si lo compartía dejaría de ser solamente su secreto. Quería adueñarse con algo que fuera propio.

—Bueno, en el baile que se hará por la unión de países conocerás muchas reinas, yo que se.

—Eso es más que nada político, ni siquiera es una fiesta.

—Pero puedes conocer a alguien, otra chica que te robe el corazón—dice su amigo colocándose detrás suyo—Mira Levy, no se de quien estas enamorado, si una reina, una princesa o una emperatriz. Pero te aconsejo que mejor te olvides de esas, no lograras nada bueno.

Levy lo sabía. Era consiente que su enamoramiento hacía Lilith nunca podría ser, que el beso de aquel día solo lo tendrán como un recuerdo al cual se aferrarían en los momentos difíciles. Pero el corazón es egoísta, y a veces quiere tanto aquello que sabe que no podrá tener.

Carlo le da una palmada en el hombro antes de retirarse dejando al muchacho solo. Levy termino de juntar sus cosas antes de irse.

La casa en la que vivía junto a su hermano Brian pertenecía a ambos, cuando unos de ellos se casaran podrían adquirir su propio hogar. Pero al menor no le importaba compartir la casa con su hermano, después de todo, por temas sociales Brian no podría casarse con quien realmente quería. Y por temas de corazones y coronas, Levy tampoco, así que suponía que ambos se quedarían un buen tiempo en aquella casa.

Todos los guardias la tenían de un tamaño similar, los que tenían hijos o algún otro pariente con ellos solo les agregaban una habitación extra. Pero por lo general todas eran de madera, tamaño mediano, y sin demasiados lujos. No muy lejos del castillo para llegar lo más rápido que pudieran a sus deberes, en una zona exclusivamente para los trabajadores.

El chico se estaba preparando una taza de té cuando escucha la puerta emitir un chirrido de lo mas desagradable que aturdía sus oídos, siempre dijeron que debían arreglar aquella puerta pero ninguno lo hacía. Escucha los pasos cansado de su hermano, y como arrastra una silla hacía atrás para sentarse.

—¿Le pongo azúcar a tu té?

—Papá esta enfermo.

Levy se queda quieto con la cuchara aun en sus manos, le da unos tres giros suavemente mientras largaba el aire.

—Sin azúcar entonces.

—Levy, ¿me escuchaste?

—Si, lo hice. ¿Qué quieres que haga al respecto? —pregunta Levy viéndolo fijamente dejando olvidada su taza de té. —¿Qué nos olvidemos de los años de palizas que nos dio a los tres? ¿Qué nos olvidemos que por su culpa nuestra madre está muerta?¿ Qué vaya a verlo y darle mi perdón cuando textualmente me dijo "Si te vas, estas por tu cuenta"?

—No voy a pedirte que vayas a verlo si no quieres Levy, a mí tampoco me agrada nuestro padre, nunca lo hizo. Las pocas veces que lo eh visto en el transcurso de estos años fue porque me avisaron que estaba teniendo una pelea en algún lugar y debía sacarlo si no lo quería encerrado en un calabozo. Pero es nuestro padre aun así, ¿no quieres despedirte, aunque sea para decirle que se vaya al infierno?

—No, la verdad no—dice viendo el reloj que tenían en la pared—Mira, es hora de mi turno, debería cambiarme.

—Levy...

El menor de los hermanos no lo escucho, se colocó su uniforme y se retiró.

Para Lilith era muy raro saber que había alguien creciendo en su vientre, no dejaba de mirárselo como si esperara que de un día para el otro su vientre se hinchara mágicamente aun cuando faltaba demasiado. Su bebe no debía ser más grande que una aceituna, pero la realidad era que estaba completamente aterrada por esa cosa de pequeño tamaño.

Su madre por otro lado estaba sumamente emocionada, sus dos hijas estaban embarazadas. Ophelia solo tenía unos meses de mas adelanto que Lilith (y la reina como bien empezó a sacar cuentas descubrió que su hermana se embarazo antes de su casamiento, lo que le dio libertad de hacerle bromas). La ex reina estaba sumamente feliz, y quería que Lilith diera un gran anuncio sobre el futuro nuevo rey para dejarles por asegurado que la monarquía seguiría por muchos años mas.

Lilith se negó, diciendo que era muy pronto. Pues los primeros meses son los más frágiles. Pero, por otro lado, porque quería negarse rotundamente a que estaba embarazada. Embarazada de Ambrose y no de una forma que le gustara recordar. Se preguntaba cuáles serían sus sentimientos con el nuevo bebe, había leído en muchos libros que siempre se creaba un vínculo, que el amor era instantáneo. ¿Y qué pasaba si no era así? ¿Qué pasaba si no era lo que deseaba?

—Majestad, ¿se encuentra bien?

Lilith llevo su mirada a su doncella. La misma la miraba sosteniendo el vestido que usaría en aquella cena.

—Si, solo pensaba—responde ella, su doncella asiente acercándose mientras la ayudaba a ponerse el vestido—Me gustaría ver al medico real mañana, haz una cita.

—¿Algo malo ocurre?

Era difícil saber si algo malo sucedía. El medico ya le había confirmado lo que ella tanto temía. Pero por alguna razón esperaba que estuviera sumamente equivocado, aun cuando todos en el castillo ya lo sabían. E incluso su propio cuerpo daba claras señales. Pero quería pensar que todos se equivocaban y nada de lo que sucedía era cierto.

Se coloca el vestido cuando su doncella se acerca. Le ato suavemente los listones del vestido sin apretar demasiado.

—Solo tengo unas preguntas que quisiera que fueran respondidas.

—Claro majestad, le hare saber que desea verlo.

—Bien, tengo una cena a la que ir—dice mirando el reloj de su pared—¿Ya se encuentran todos?

—Si, su majestad, todos los representantes han llegado antes. Llega algo tarde me atrevería a decir.

—Una reina no llega tarde, Constanza. Los demás llegan temprano—dice Lilith comenzando a caminar a la salida de su habitación.

Como Lilith sospechaba. Se aburría durante la cena, pues las conversaciones de tratados políticos y risas forzadas no era de su mayor agrado en ese entonces. Había demasiadas personas sentadas en una larga mesa, y todas las miradas estaban puestas en su esposo. Porque claro, todos ellos también debían pensar que Ambrose debía ser el rey gobernante del país, tenía todo para serlo, educación, un largo linaje, siempre fue preparado.

Y no importara que Lilith tuvo el mismo sacrificio, los mismos estudios y cuidados, el mismo aprendizaje de su propio país. Nadie parecía verlo. Veían una reina demasiado emocional, demasiado sensible.

Su madre también estaba muy sumergida en una conversación con una vieja amiga que Lilith alcanzo a reconocer, reina consorte de Maldonia, había intentado hacerse amiga de su hija hace mucho tiempo. Pero las actitudes sociales de Lilith nunca fueron las mejores.

La reina se llevó de manera disimulada una mano a sus labios donde largo un ligero bostezo. Cuando en eso hizo contacto visual con un guardia. Levy sonríe divertido alzando una ceja, ella se lo quedo mirando un rato poniendo los ojos en blanco, el joven guardia se llevó su mano a los labios e imito su acción de bostezar. La joven reina lanzo una risita.

—¿Algo fue divertido, cariño?

—¿Perdón?—pregunta viendo a su esposo y luego se dio cuenta que tenía la mirada de todos los reyes y futuros tratados puestos en ella— Oh no, no quería interrumpir. Solo...me alegra que todos estemos aquí por un nuevo comienzo de todos nuestros reinos. Si me disculpan me gustaría excusarme al tocador.

Unos guardias echaron su silla hacía atrás, los hombres se levantaron e hicieron una reverencia. Su madre le dirigió una mirada furiosa que ignoro. Cuando sus ojos hicieron contacto con Levy, porque él siempre la estaba mirando aunque ella no lo supiera, le hizo una seña de que lo siguiera.

Solo tuvo que esperar unos minutos en uno de los salones hasta que el joven guardia apareció.

—¡Esto es un desastre!

—¿Enserio? Para mi parece ir bastante bien, no es que haya asistido anteriormente a una cena de tratados internacionales, pero ¡ey! No hay amenazas de guerras, ¿eso no es bueno?

—No me refiero a eso Levy—dice la joven reina caminando por el salón—¿Cuántas de esas personas me han mirado a mí? ¿Cuántas de esas personas han mirado a Ambrose y entablado una conversación de países con él? ¡Yo gobierno aquí! Y oh, a todos se les olvida. Aparte esta cena es tan aburrida, todo países y tierras y toda esta política todo el tiempo es tan agotador.

—Entonces cámbialo—dice Levy viéndola—Tienes razón, eres la reina, puedes cambiar lo que quieras. Hacer lo que quieras.

—¿Quedarme aquí hasta que todos se vayan es una opción?

El joven guardia sonríe con las manos detrás de su espalda mientras se acercaba a la reina acabando con toda la distancia. Solo eran ellos dos, y un salón repleto de cuadros que los miraban, pero eso no era importante para ellos.

—¿Y privarles a todos de ver tu belleza e inteligencia?

—Créeme, en este momento me siento la reina mas inútil de todas.

Levy extendió su mano a ella acariciándole lentamente la mejilla, la joven suspira apoyando la misma en su mano mientras se miraban a los ojos. En ellos había una gran calma que parecía incluso cómoda, como si nada de afuera importara. El joven se inclina ante ella y Lilith se le acerca rozándole los labios.

La puerta se abre haciendo que ambos se separen de golpe, pero la ex reina se les había quedado viendo fijamente mientras que la piel se le ponía sumamente pálida.

—Vine a ver si todo estaba bien—dice su madre viendo a ambos.

—Levy, vuelve a ver que todo este bien en la cena.

El joven guardía la mira, pero asiente haciendo una reverencia alejándose.

Cuando la puerta del salón se cierra, la ex reina se acerca rápidamente a su hija. Si Lilith no estuviera embarazada, se imaginaba a su madre agarrándola de los pelos y tirándoselos con fuerza. La reina se quedo mirándola fijamente.

—¿Qué se suponía que hacías? ¿Qué pasaba si otra persona te atrapaba viendolo?

—No es nada, no hacíamos nada. Vamos, volvamos a la cena—dice Lilith dándole la espalda.

—¿De quien es el bebe?

Se detuvo de golpe. Esa pregunta se sentía como una bofetada, su corazón se apretaba con fuerza mientras se giraba lentamente. Los ojos celestes de su madre nunca se vieron tan fríos e inexpresivos como en aquel momento, se miraban como si no se reconocieran.

—¿Enserio me acabas de preguntar eso?

—Es una pregunta valida después de atraparte con...con ese muchacho. ¿¡Sabes el disgusto que le agarraría a tu padre si supiera!?

—Es de Ambrose, yo se que es de Ambrose porque lo creas o no tengo un recuerdo todas las noches de como esta cosa fue concebida, ¡y se que a papá no le hubiera agradado para nada la idea! Pero no te atrevas ni un segundo a hacerte la inocente conmigo—responde ella sintiéndose demasiado molesta mientras que su corazón latía con fuerza. Había demasiados secretos en su familia, ¿enserió se atrevía a juzgarla justo a ella—¿Crees que no se los secretos detrás de estos muros? ¿crees que no se qué papá te engaño con tu mejor amiga y tu le devolviste el favor engañándolo con su primo? ¿crees que no se del bastardo que estabas por tener hasta que lo perdiste?

—No tienes ni idea de lo que hablas—respondió la ex reina intentando mantenerse firme pero sus manos adquirieron un pequeño temblor.

—Créeme, tengo mucha idea de lo que hablo. Se que se engañaron cuando mis hermanos y yo éramos demasiados jóvenes, se que te embarazaste, te escuchaba llorar cada noche por eso y papá odiándote. Temblabas y la única razón por la que seguías aquí era porque Camden aun era demasiado pequeño para dejar la leche materna, se que si Camden hubiera sido mayor papá no hubiera dudado ni un segundo en deshacerse de ti o de mi hermano nonato, pero tú te adelantaste, ¿no?

La puerta del salón volvió a abrirse. El ambiente tensó entre las dos reinas era demasiado notable que te hacía sentir incomodo, la ex reina Ariah se había puesto demasiado pálida y sus ojos parecían recorrer las decisiones de su pasado. 

—Todos preguntan donde estas—dice Ambrose acercándose a su esposa y luego alterna su vista desde su esposa a su suegra—¿Esta todo bien?

—Si, descuida. Mamá solo se siente agotada, creo que lo mejor es que vaya a descansar—dice Lilith agarrando suavemente el brazo de su esposo para alejarse de aquel salón que de repente se sentía sofocante.

—Lilith, ¿ocurre algo?—pregunta deteniéndola en medio del camino, le acaricia la mejilla con la primera suavidad en mucho tiempo mientras la miraba a los ojos—Te ves...cansada.

—Tenías razón, cundo decías que ningún matrimonio es perfecto. El de mis padres nunca lo fue...tienen sus...sus muertos en el armario. Pero fui idiota y quise fingir que no. Quise fingir que ellos eran perfectos y..no lo son.

—Ey, esta bien, tranquila—dice Ambrose abrazándola. La reina se permitió acurrucarse en los brazos de su marido, sintió la mano de Ambrose acariciar su espalda—Si quieres puedes excusarte de la cena, puedo decir algo del bebe o una cosa así.

—No, no...estoy bien—dice separandose de su abrazo, se acomoda el cabello y le deja un beso en la mejilla—Vamos.

Marido y mujer volvieron juntos donde se desarrollaba la cena. Sus invitados parecían confundidos hablando entre ellos hasta que los vieron entrar, uno de los reyes de Europa se levanta viéndolos

—¿Está todo bien sus altezas?

—Si, lo está, me encontré con mi madre en el camino. No se sentía demasiado bien asi que nos excusara el resto de la noche—habla Lilith agarrada todavía del brazo de su marido.

—Oh, ¿le ha sucedido algo?

—Nada grave, simplemente un mareo, nada que un buen descanso no arregle—dice la reina mirando a su alrededor. Todos en la mesa parecían tan agotados y aburridos como ella se sentía unos minutos antes. La joven se suelta del brazo de su esposo—¿Les gustaría bailar?

—¿Disculpe?

—Creo que ya hablamos suficientes de tratados políticos esta noche, y mañana temprano todos volverán a sus países, asi que disfrutemos la velada. Un pequeño baile, ¿Qué dicen?

Algunos la miraban, pero el rey de Estaña le sonríe extendiendo su mano hacía ella donde Lilith la agarra. Los músicos comenzaron a entonar unas melodías algo mas animadas invitando a todos a unirse, Lilith puso la mano en el hombro del Rey mientras se movían al ritmo de la música, de a poco, varias personas fueron siguiéndola.

—Sin duda esta cena fue todo un éxito, su padre estaría orgulloso de usted, su majestad.

—Muchas gracias—dice ella mientras seguían bailando.

—Espero que no le moleste, pero su esposo nos hablo de su embarazo. Muchas felicidades por eso—habla el señor tomando a Lilith por sorpresa—No se enoje con él, un hombre orgulloso de su primer hijo es algo digno de admirar.

Lilith llevo la mirada de Ambrose, donde su esposo bailaba con la reina de Estaña, parloteando entre ellos, con risas compartidas. Cuando su esposo alza la mirada para encontrarse con ella, Lilith le rehúye.

—Es algo muy pronto, pero quería mantenerlo en secreto por el momento.

—No se preocupe, su secreto está a salvo conmigo. Pero eso me puso a pensar, ¿Por qué no unimos nuestros reinos a través de nuestros hijos? Estañia tiene todo lo que usted podía necesitar, y mi hijo esta siendo educado para ser un gran gobernante.

—Con todo respeto, su hijo y mi primogénito se llevarán nueve años, ni siquiera sabemos si será niña.

—Y si lo fuera, ¿no le gustaría casarla con mi hijo para perseverar la paz de nuestros reinos?

—No, me temo que no.

—Entiendo—dice el rey deteniendo su baile y le da una reverencia—Si me perdona, iré a sentarme.

Para suerte de la joven reina, nadie les prestaba atención. Se voltea en el sentido contrario saliendo de las puertas del castillo mientras soltaba un suspiro abrazándose a si misma, lleva su mirada al cielo nocturno, donde Selene le saludaba con una luna llena y un gran cielo estrellado.

—¿El Rey Everett te ofendió? Porque puedo sacarle la lengua si lo deseas—escucha la voz de Levy.

—No, pero creo que debemos vigilarlo. Rechace casar a mi futura hija con el suyo, yo que tu no le sacaría la mirada.

—Entiendo—dice Levy viéndola—Lamento si te metí en problemas con tu madre.

—No es la primera vez que me metes en problemas con mis padres, dudo que sea la ultima—dice ella provocando una sonrisa de lado del muchacho—Después de todo, yo tampoco fui amable con ella, la trate fatal cuando te marchaste. Le saque cosas del pasado que seguramente prefería enterrarlas. Mis padres tuvieron una época donde eran infieles el uno con el otro, mamá se ponía celosa de las amantes de mi padre entonces lo engaño...se embarazo de ese engaño.

—Cielos...¿Cuál...?

—Mato al bebe cuando ni pudo nacer. Era eso o ella terminaba muerta si somos honestos, pero papá rechazó por mucho tiempo a Camden, quizás llego a odiarlo hasta que se dio cuenta que era inútil.

Levy estiro una mano hacía ella, Lilith se la agarra donde su tacto se mantuvo por un buen rato, sintiendo el roce agradable de sus pieles. Aferrándose al otro. Ambos sabían que estaban a pocos metros de reyes, reinas y del propio esposo de Lilith, pero en ese momento no parecía interesarles. Como usualmente pasaba cuando se veían.

—Nuestros padres tienen sus pecados, un hijo de una aventura parece uno grande. Lamento que tu madre haya tomado tal decisión pero...¿que hubiera pasado si el bebe nacía?

—No lo se la verdad, ocultarlo, protegerlo. Si fuera mi caso, haría hasta lo inimaginable por proteger a mi hijo—dice viéndose al vientre—Aunque no parece que estoy haciendo un buen ejemplo.

La mano de Levy se poso en su vientre suavemente. Ambos se miraron, y se sonrieron levemente. Los Dioses los miraban desde los cielos seguramente ansiosos porque algo pasara, eran los únicos espectadores de aquella noche. Pero Levy retiro su mano, y Lilith se alejo un poco como si le quemara.

—Hoy Brian me dijo que mi padre esta muriendo—hablo el chico, la joven reina lo miro. Levy no parecía triste, si no que parecía agotado, como si lo hubieran derrotado en una batalla.

—¿Irás a verlo?

—Cuando me fui, me dijo que no planeara volver porque él no sería mas mi padre. ¿Por qué volvería?

—Porque a veces pesa demasiado cuando no puedes despedirte de una persona—dice Lilith abrazándose a si misma—Las últimas palabras de mi padre hacía mi fue "es tu deber" y no pude contestarle nada. Le abrieron el cuello el día de mi boda si no te acuerdas.

Levy se pasa una mano por el cabello algo incomodo mientras suspiraba.

—Solo digo, que aunque odies a una persona, también es bueno para cerrar etapas, por mas que no lo necesites. Es horrible quedarse con las palabras en la punta de la lengua.

La joven reina se levantó de puntas dejándole un beso en la mejilla, y luego se encamino hacía dentro donde la música de la fiesta seguía sonando. Levy se quedo un rato mas en el jardín acariciándose las manos. ¿Se arrepentiría tanto como decían o era un consejo de lo que podría pasar en el futuro?

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