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Capitulo XXIII


1883

El consejo estaba reunido discutiendo el problema de la falta de pescadería y minería que había habido en el reino las últimas semanas, era algo que los tenía preocupados, la producción se atrasaba, la economía bajaba, y la popularidad de la corona otra vez estaba en la mira. Lo que tenía a Lilith bastante estresada leyendo una y otra vez los papeles, intentando entender que era lo que estaba ocurriendo su reino, pues según todo el consejo, estaban por vivir un momento de verdadera crisis.

Aun cuando la reina había dado órdenes para que los problemas se resolvieran, se dio cuenta que los hombres de aquella mesa no estaban del todo contentos con su nuevo reinado, mas de una vez había escuchado que alguno de ellos ofrecía la idea de que el rey Ambrose se uniera a las discusiones del reino. Aun cuando Lilith dejo en claro que Ambrose solo podría unirse si esto tuviera que ver algo entre acuerdo de países, nadie se mostraba alegre por como llevaba las cosas.

Su reino necesitaba avanzar, y ella quería hacerlo. Pero era difícil cuando se daba cuenta que realmente nunca tuvo apoyo. Toda su vida su padre la crío para ser la reina perfecta, y ahora parecía ser la reina más patética de toda la historia.

—Deberias descansar—escucho que Constanza decía mientras ingresaba a su oficina dejándole una taza de té negro—¿Puedo decirle algo, su majestad?

La joven reina suspira alzando la mirada antes de verla. Su doncella sonríe de una manera dulce mientras juntaba sus manos por delante de la falda de su trabajo.

—Los problemas del reino no se resolverán por mas que se quede leyendo todos los papeles y sacando cuentas, a su padre seguramente también le ha costado miles de cosas, y al padre de él y a todos sus pasados. Tiene un montón de peso en los hombros en este momento y se le nota cansada, ¿Por qué no toma su baño favorito y descansa? Mañana las hojas estarán esperándola aquí.

Lilith suspira asintiendo.

—Supongo que tienes razón—dice levantándose—¿Sabes algo de los guardias DeBlanc?

—El guardia Brian está recuperándose demasiado bien, Levy se encuentra mejor. Él comenzara mañana.

Lilith aguanto la respiración. Habían pasado varias semanas desde aquel beso en la cocina, semanas en la que su cabeza rememoraba lo sucedido una y otra vez. La firmeza de sus labios, y el agarre de sus manos eran los pensamientos que la calmaban en las noches que no podía conciliar el sueño.

Constanza camino hacía la charola donde había llevado la cena de la reina quien había insistido en comer en su oficina, los ojos oscuros de la doncella se detuvieron con atención en el plato quien aún contaba con una gran porción de pollo y papas asadas.

—¿La cena estuvo mala, su majestad?

—Oh no, para nada, solo sentí un poco de nauseas. Pero habrá sido cosa mía, tienes razón, no descanse bien últimamente con todo este papeleo.

—Su majestad, últimamente note que casi todas las comidas le producen nauseas, y...no quiero meterme en asuntos demasiados privados. Pero, este mes no hemos visto que le haya bajado.

Lilith se quedo muda mientras miraba a su doncella. La joven ahora tenía las mejillas al rojo vivo al mencionar aquello, pero había sido una observación importante que Lilith también paso por alto. No le había bajado la regla aquel mes, todo le producía unas pequeñas nauseas, y juraba que a veces sentía el dolor en los senos en las mañanas.

—¿Crees que...?

—Es probable...esas son excelentes noticias majestad, ¿no lo cree?

La reina no contesto, solamente salió caminando de su oficina.



—Vine lo más rápido que pude, ¿estás bien?

La reina se voltea para encontrarse con Levy, lo esperaba en su preciado jardín de rosas a la luz de la luna. No podía esperar mas, su cabeza dio vuelta todo el tiempo en aquellas horas, ya era demasiado tarde, pero había mandado un mensaje con unas de sus doncellas quien fue corriendo a la casa de Levy para que se reencontraran.

El muchacho no estaba ni siquiera abrigado, tenía puesta la remera blanca holgada que usaba para dormir, unos pantalones arremangados hasta las pantorrillas, y estaba descalzo. No se había dado cuenta que su nota era tan urgente hasta verlo así.

—No quería preocuparte, solo te eche de menos.

Levy relaja su respiración antes de verla y sonríe levemente.

—También te eche de menos.

—Quise visitarte mas veces, pero si iba muchas veces a verlos...hablarían, seguramente dirían que tengo cierto favoritismo. No es bueno que sepan eso.

—No, claro que no—dice él mientras se acercaba a ella colocando las manos detrás de su espalda—Pero podrías simplemente decirme "quiero verte" en lugar de un "ven rápido, te necesito"

—Es que te necesito—dice viéndolo a los ojos—Quiero que me beses.

Ambos se observaron a los ojos antes esas palabras, sus miradas se entrelazaron mientras que Levy sentía una suave corriente recorrer su cuerpo. Estiro su mano hacía Lilith y le acarició la mejilla, echándole el corto cabello negro hacía atrás. Inclino su rostro hasta el de ella, y sus labios se encontraron en el punto medio, el corazón de la reina exploto en miles de sensaciones que no esperaba sentir, un calor abrazador le recorrió el cuerpo, sus manos fueron al hombro del joven guardia mientras que sus bocas se reclamaban más sin tener suficiente.

Al separarse, sus respiraciones se volvieron agitadas, apoyaron su frente uno junto al otro. Lilith se aferró a la tela de la ropa de Levy, y el chico se dio cuenta que el cuerpo de la reina había comenzado a temblar a la vez que unas lágrimas le caían en el rostro. Se la quedo viendo en silencio.

—Lilith—le susurra, la reina alza la mirada hacía él algo apenada, el chico retira sus lágrimas de su mejilla y deja besos en donde anteriormente habían caído—Mi Lilith.

—No digas eso—pide negando y se apoya en su hombro—No me hagas esto más difícil.

—¿Vas a echarme?

—No—dice separándose de su cuerpo viéndolo—No, nunca podría echarte ni hacerte que renuncies a tu puesto, tampoco quiero eso. Y todo es tan complicado Levy, que necesito que algo me sea simple para variar, los del consejo no me creen una buena líder, todos ven mis acciones bajo una lupa, estamos entrando a una crisis nueva y no se resolverla. ¡Mírame! Te llame aquí, y...Dioses, estoy casada.

—Lilith...

—Y creo estar embarazada.

El joven se quedo de piedra antes esas palabras. Sentía un crujido en su interior como si estuviera rompiéndose, aunque por un lado sabía que eso pasaría tarde o temprano, era líder de una nación entera, estaba casada, debía tener hijos para que el legado siguiera. Y sabía perfectamente que sus hijos serían de Ambrose desde que estuvieron en el altar.

Pero egoístamente, quería ser él, egoístamente quería ser él quien fuera el padre de todos los hijos que Lilith quisiera tener. Quería ser él quien pudiera besarla libremente, ser él quien arreglara todos sus problemas y estar junto con ella.

—Y no sé si quiero este bebe.

—No digas eso.

—Pero no lo hago.

—Es un bebe, Lilith, no tiene la culpa de nada. Al igual que tu—dice acercándose a ella poniéndole una mano en el hombro—No fingiré saber lo que se siente estar en tu posición, pero estoy aquí, como tu mejor amigo desde que somos niños, y el futuro rey...o una futura y fuerte reina, será tan increíble como tu, estoy seguro de eso. Eres una reina ejemplar Lilith, y llevas en el poder un año, te ponen más presión en ti justamente para que dudes, porque seamos honestos, esos viejos están acostumbrados a sus reglamentos que le asustan las voces jóvenes, mas de una hermosa reina como tu. Así que mantente fuerte, y si viene un ejército a por ti, estaré a tu lado para protegerte, a los dos.

Lilith se lo quedo mirando, el chico le sonríe antes de poner la mano en su vientre que estaba sumamente plano todavía, aun en la expectativa de si lo estaba o no. Aunque todo parecía indicar que realmente estaba sucediendo.

—Y estoy muy emocionado de conocer a una pequeña versión de ti, tengo mas para querer.

—No puedes ser real, Levy.

Cuando rodeo sus brazos en su cuello, Levy la estrecho con fuerza hundiendo su rostro en la curva de su cuello. Ambos se quedaron ahí un buen rato, en aquel abrazo que se sintió eterno en el jardín secreto que era solamente suyo.

Su cabeza era un desastre, cuando Levy la acompaño hasta su habitación, donde caminaron con las manos unidas y se separaron a la mitad no pudo hacerlo. Porque ambos sabían que lo pequeño que tenían no podía ser, sus besos robados y las miradas anhelantes deberían quedar en el pasado y enfrentarse a la realidad. Aquella noche, la reina lloro hasta quedarse dormida.

Al despertarse, las empleadas le habían preparado un baño de sales, peinaron su corto cabello. Y mientras todas hablaban de algo buscando que ponerle, Lilith solo pudo observar su cuerpo en el espejo, notaba cambios pequeños en el mismo, no sabía si estaba poniéndose paranoica, pero creía que sus senos habían aumentado un poco, y pronto tendría una panza mas grande.

—No usare corset hoy.

—Pero majestad, hoy debe ir a la embajada y...

—Y lo haré sin corset, ¿quedo claro?

Sus doncellas agacharon la mirada y comenzaron a moverse de manera rápida en silencio, termino por ponerse un vestido simple de color crema sin demasiado detalles, seguía siendo formal. Con la falda larga y una que otra joyería, le habían colocado la corona en la cabeza y tras una ultima mirada suspiro dándose la vuelta y se va.

Ambrose la esperaba en el salón de la entrada, sus ojos fueron a ella cuando comenzó a bajar las escaleras.

—¿No es muy formal para una reunión?

—Es una reunión de negocios y para resolver los problemas que nos estamos enfrentando, pero tal vez la corona sea mucho. Aunque papá la usaba casi todo el tiempo, supongo que para que no se olvidaran quien era cuando hablaban con él.

Ambrose suspiro encogiéndose de hombros antes de ofrecerle el brazo, la reina lo tomo con cuidado mientras comenzaban a caminar saliendo del castillo. Había cuatros guardias para escoltarlos, entre ellos se encontraba Levy, con la mirada seria y enfocada en otra cosa aun cuando sus ojos se desviaban a la reina de reojo.

Marido y mujer subieron al carruaje. Ambos se quedaron sentados en extremos del mismo como si no soportaran tocarse, Lilith jugueteo con sus dedos antes de verlo. Ambrose parecía ausente, con la mandíbula apretada, el traje aunque era echo a su medida parecía apretarle en los músculos de su brazo como si fuera más pequeño.

La reina golpeo el techo del carruaje.

—Deténgase—ordeno.

—¿Qué haces? —pregunta su esposo viéndola—Llegaremos tarde.

—¿Todo está bien, majestad? —escucho la voz de Levy en la ventana.

—Solo cinco minutos—pide ella mirando a su mejor amigo, el chico asiente una vez mientras se mueve encima del caballo en el que estaba montado haciendo guardia. La reina miro hacía Ambrose—Necesito que estés de mi lado.

—¿Qué dices ahora Lilith? Estoy de tu lado.

—¿Lo estas realmente? ¿o vas a hacer un plan a mis espaldas para que te den el trono a ti? Estoy segura que a todo el mundo les gustaría más tenerte a rey de ti más que a una sensible reina, ¿es eso lo que piensas?

—Estoy de tu lado—repite viéndola—Enserio.

—Creo que tengo a tu hijo en el vientre, ¿enserio estarás de mi lado?

Ambrose se queda completamente mudo y sorprendido.

—¿Qué?

—Creo que estoy embarazada.

—Eso es...increíble Lilith—dice besándola. Aun cuando su concepción fue por obligación, aun cuando su concepción no fue por amor, si no que fue forzado. Pero la reina nunca vio a Ambrose tan alegre junto a ella como en ese momento, y no quería ponerle de mal humor.

—¿Estas feliz?

—Claro que lo estoy, ¿Cómo no estarlo?—pregunta besándola de nuevo mientras la acercaba a su cuerpo—Luego de la reunión, si todo esta bien, ¿podemos pasar tiempo juntos?

Lilith traga saliva, pero termina por asentir. Su esposo sonríe y entrelaza los dedos con los de ella, ante la orden, el carruaje vuelve a moverse. Y el caballo de Levy apresura el paso para ir adelante liderándolos, pero a la vez alejándose de ella.  

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