
Capitulo XVII
1882
El cielo presentaba unas enormes nubes grises, como si los mismos Dioses pudieran adivinar el humor que cargaba Lilith aquella mañana. Pues la princesa, ahora futura reina, no pudo pegar un ojo en toda la noche, lo que suponía que iba a ser una tranquila noche de bodas se vio a trajeada por todo lo que sucedió en menos de veinticuatro horas, no había tiempo que perder, ya había perdido mucho.
Sus ojo fueron a la daga que tenía frente a ella mientras que apoyaba su barbilla en su mano estudiándola, la empuñadora era de plata con suaves dibujos de raíces a su alrededor y hojas, la guarda tenía un circulo con el escudo del tigre grabado, había sido un regalo de su padre cuando creció, algo de herencia que perteneció por muchos años.
Al sentir unas ásperas manos en sus hombros, su cuerpo entero se tensa, pero supo bien de que se trataba. Ambrose fue un esposo comprensivo, durmió en el cuarto asignado aquella noche, ayudo demasiado en todo lo que se le fue pedido, tomo las riendas del asunto cuando Lilith parecía a punto de desfallecer. Su esposo le deja un beso en la coronilla.
—¿Estas lista?
Esa pregunta, Lilith esperaba que el contexto de esa pregunta hubiera sido referida a su noche de bodas, algo como ¿estas lista para nuestra luna de miel? Seguramente se irían al palacio que tenían en las playas de Sardegna, también podría referirse a un montón de otras situaciones que ahora no podía pensar. Pero la pregunta de Ambrose se refería a otra cosa, si estaba lista para la ejecución que se haría en unas horas.
—Si, estoy lista—dice ella levantándose—Bueno en parte, quiero ver a mamá primero, me han dicho que no ha salido de la cama. Debe ser muy difícil para ella.
—Y para ti.
Lilith no sabía como sentirse, no pudo concentrar en un sentimiento mas que una ira creciente naciendo en su corazón. Ambrose le acaricia la mejilla haciendo que levante los ojos hacía él, el joven príncipe le deja un beso en la frente como si le asegurara que todo estaría bien, pero la verdad es que no estaba seguro, ninguno de los dos.
—Hay algo que no entiendo de las leyes de aquí, Lilith. Si tu mamá esta viva, ¿Por qué la corona pasa a ti directamente? En mi país, aunque haya un solo rey o reina, siguen hasta que no mueran ambos.
—Es una antigua Ley que pusieron hace mucho tiempo, fue debido a que un ancestro mio falleció dejando a su esposa, según los registros, una chica que no sabía nada de reinar, era manipulable, se dejo engañar fácilmente. Ella volvió a casarse con el primo del difunto Rey, quiso llevar todo el país a la ruina—dice Lilith acomodándose la falda del vestido negro—Desde entonces, se creo esta ley de que si el principal gobernante fallece, su corona pasaría a su primer heredero. Mamá ahora tiene el titulo de Reina madre, pero no poder.
—Es decir, si en el hipotético caso que mueras...¿yo no sería rey?
—Si no tenemos herederos, la corona pasaría a Ophelia directamente, y si la rechaza como ha expresado en muchos deseos, iría a Camden—dice Lilith y sonríe amargamente—¿Qué? ¿planeabas asesinarme?
Ambrose no le contesto la broma, ni dijo nada relacionado a eso, solo le dejo un beso en la mejilla y dijo algo sobre verla mas tarde pues tenía cosas que hacer, dejando a la chica completamente sola en su habitación.
No le dio muchas vueltas a la actitud de su esposo, simplemente suspiro y agarro la daga de su escritorio, se la escondió en la manga de su vestido negro y salió de la habitación caminando a la torre del Sur de su castillo.
Los guardias quedaron perplejos al verla ahí parada, pero no le negaron el paso, le sugirieron que no pasara, pero Lilith no les hizo caso. Las grandes puertas de hierro fueron abiertas para ella, la futura reina bajo las escaleras de la torre intentando no patinarse con la humedad mientras que era alumbrada por la leve luz, mientras mas bajaba, mas sentía que su piel se enfriaba hasta que llego al salón que tanto buscaba.
Las cárceles se levantaban en lo alto con grandes barrotes de hierro, Lilith se movió por el suelo de piedra pasándose por las diferentes celdas hasta llegar a la última. Ahí estaba el chico, no parecía mucho mayor que ella, su rostro estaba severamente golpeado, el cabello oscuro le caía en la frente y tenía sangre seca en todos lados. Lilith trago saliva con fuerza, no sabía si la sangre era de su padre, los demás invitados o suya. Cuando el chico se voltea a verla, notó que su ojo izquierdo estaba tan inflamado que no podía abrirlo, mientras que el ojo derecho estaba completamente abierto, era de un color turbio. Una sonrisa desagradable mostrando dientes amarillos se le asoman.
—Pero miren, si es la princesa en persona, ¿a que le debo el honor de su visita?
—En menos de cuatro horas serás colgado en la horca—dijo la princesa haciendo que la sonrisa del chico se borre de golpe, ahora no había ningún rastro de diversión—¿No quieres confesar tus pecados para irte en paz? Como para empezar, ¿en que cabeza hueca entra la idea de irrumpir a una celebración y armar una pelea?
El chico ríe, una risa escandalosa y horrible antes de comenzar a toser. Su esquelético cuerpo se sacude en cada toz donde se le ve un hilo de sangre.
—Estamos cansados de vivir así, siempre siendo los hijos de los barrios a los que le dan la espalda, es algo que usted no entenderá nunca, su majestad. Créame, si hubiera estado usted ahí, sería la primera en morir, estábamos tan cerca de no ser porque mi estúpido compañero fue un impulsivo de mierda, el plan era tan sencillo. ¿Y sabe que es lo mejor? Que usted no tiene ni idea de la cantidad de gente que en realidad la desprecia, ¿quiere matarme? ¿colgar mi cuerpo como mensaje? Adelante, que vean el horrible ser humano que es usted, usted no es mejor que yo ni mucho menos.
—Puedo dejar que tu cuerpo se pudra aquí abajo si quiero, puedo dejar que las ratas se alimenten de ti y que nadie te saque nunca, pero has matado a mi padre y has demostrado ser un gran peligro para todos nosotros al confesar que no sientes ningún remordmiento. Puedo ser una tonta, sacarte y que me cortes la cabeza, o te pondré fin.
—Hija de puta—dice el chico antes de echarle un escupitajo que no le llego ni a tocar a los pies. Lilith se voltea dispuesta a irse, cuando alguien de una celda cercana llama su atención.
Era una mujer, una de las que también formaron partes de aquella masacre, usando un vestido roto con sangre en sus manos. El cabello cobre todo despeinado y lloraba demasiado fuerte aferrándose a las rejas, Lilith supuso que también debían ser cercanas de edad, al lo mejor esa chica era un poco mayor. La mujer extiende su mano entre los barrotes.
—Por favor majestad, se lo suplico, perdóneme la vida. Me deje engañar como idiota pensando que seria para bien, no quería herir a nadie. Por favor, tengo un pequeño de dos años esperándome en casa junto a mi hermana menor, soy lo único que tienen, mi esposo y mis padres fallecieron de una terrible enfermedad, por favor, le ruego su clemencia majestad, le ruego su perdón.
El llanto de la mujer era sumamente desagradable, soltaba sollozos y alaridos como si la estuvieran apuñalando mientras suplicaba perdón, lo que a Lilith le pareció genuino. Su corazón vacío dio unos pequeños latidos. Podría estar por tomar una drástica decisión, pero quería pensar que no era mala.
Se acerca a las llaves de la celda y camina de regreso sacando el candado.
—Gracias mi reina, gracias—decía la chica, Lilith suspira comenzando a caminar, iba a hablar cuando sintió un golpe con demasiada fuerza en la parte de atrás de su cabeza aturdiéndola y arrojándola al suelo. Escucho risas en las demás celdas, el primer chico con el que hablo la animaba a la chica para que terminara con su trabajo.
Lilith quiso levantarse pero sintió el cuerpo delgado de la chica encima de su espalda.
—¿Enserio es tan patética? Mira que fuerte es la nueva gobernante, un poco de llanto y ya se le arruga el corazón.
Las celdas donde se encontraban los demas prisioneros comenzaron a victorear y gritar mientras golpeaban las rejas.
—¡Mátala Denise!
—¡Mata a la reina!
Lilith movió su cuerpo para derribarla antes de que llegara el segundo golpe, la chica, Denise, suelto un gemido por el golpe mientras que Lilith se obligaba a levantarse y echar a correr, debía llamar a los guardias. Pero no llego muy lejos cuando sintió una manos jalar de su vestido provocando que todo su cuerpo cayera al suelo sin aire.
—¿Ibas a buscar a su esposo, mi reina? ¿necesita que la salven?
—Hablas demasiado—dijo Lilith esquivando el golpe que la chica le quería dar, estuvieron forcejeando un buen rato entre ellas dos, Denise que buscaba cualquier forma de matarla con sus manos y Lilith que solo quería defenderse mientras que todos los prisioneros apoyaban a la chica diciendo que debía matarla.
En un movimiento rápido, Lilith se retira la daga y sin pensarlo mucho, se lo clava en el cuello. Los grandes ojos grises de Denise se abren con impresión, mientras que toda la sangre comenzaba a brotar manchándola. Los gritos se detuvieron, todos miraban perplejo la escena, Lilith se aparto rápidamente del cuerpo mientras escuchaba varias pisadas bajar con rapidez las escaleras.
La joven reina se levanta rápidamente sintiendo su cuerpo entero temblar, sus manos estaban completamente manchadas de sangre, nadie hablo, nadie se atrevía.
—Limpien esto, y preparen a los prisioneros—se obligó a decir antes de echar con rapidez escaleras arriba.
—Lilith—escuchan que la llaman, la joven reina comienza a correr levantándose la falda de su vestido, no quería que nadie la viera, pero el joven que la perseguía no se iba a detener tan fácil. Cuando la joven llego a su cuarto fue corriendo al baño donde se lavo apresurada la sangre de sus manos, no podía sacar esa expresión de su rostro, el grito de todos.
—¿Lilith?
La joven apoya su espalda en la pared y se desliza lentamente hasta terminar sentada en el suelo donde intenta calmar su respiración y los agitados latidos de su corazón.
—Lilith...
—Levy, ¿Qué hice?
El muchacho se acerca a ella con calma apoyando su mano en su espalda.
—Yo...yo realmente creí que ella tenía una familia, y solo quise pararla, quizás podríamos llegar un acuerdo, y...
—Lilith—la interrumpe el chico—Esas personas, las que están encerradas, vinieron con el propósito de matarte, matarlos a todos. ¿Crees que acaso ellos sienten algo de pena por herirte? Tomaron la primera oportunidad que vieron para atacarte, te buscaron la parte mas vulnerable de ti y la usaron, ¿eso te hace una asesina? Bueno, al diablo la doble moral, porque si vamos al caso, ellos son igual de asesinos.
La joven reina apoya su cabeza en la pared mientras suspiraba.
—Hace menos de veinticuatro horas que soy reina y me siento tan agotada, entre esto, el funeral y la coronación, me siento...agobiada. Levy, ¿crees que sea una idea? ¿matar estas personas?
Levy se quedo en silencio un rato y suspira acomodándose junto a ella, a veces la familiaridad con el chico se sentía tan bien que se sentía como un hogar. Estar ahí juntos, uno al lado del otro, le recordaba a la incontable cantidad de veces que se escapaban al jardín de rosas para verse, donde hablaban de muchas cosas, comían juntos y simplemente se dedicaban a ser la mejor compañía del otro. Pero este caso era muy diferente para ellos.
—Creo que si las sueltas, volverán a atacarte, creo que si las dejas encerradas o los destierras buscarán una forma de vengarse. Y pienso que pararlos, aunque es algo que solo Themis podría juzgar bien, es la mejor opción. No serás una enemiga por ponerte a salvo como prioridad a ti y a tu familia por primera vez, la gente que te traiciona no es tu pueblo.
—Es curioso, cuando era niña, todo lo que ansiaba era esto, y ahora...ahora no estoy segura. No creo ser buena para este trabajo Levy—susurra ella apoyada en el brazo de su guardia y mejor amigo—Soy la primera reina mujer de la línea de sucesión después de una larga trayectoria de reyes hombres, soy la más joven de todos mis ancestros, y seré la primera que fracasa en la historia.
—Es normal sentirse así, Lilith, hasta los reyes tienen su momento de dudas. Pero lo harás increíble, siempre estuve seguro de eso, eres buena, pero no por eso deben tomarte por tonta, eres valiente, y sabes defenderte cuando lo necesitaste. No dejes que nadie te haga dudar de eso.
Lilith alza la mirada al muchacho, Levy le sonríe corriéndole el cabello del rostro suavemente.
—Majestad, ya es hora...perdón—dice Brian ingresando al baño donde se les queda viendo—Solo...ya es hora, están preparando todo.
—Claro, iré en un rato terminare de prepararme caballeros.
Levy se levanta del suelo y tras una ultima mirada se retira, Brian le hace una reverencia antes de seguir a su hermano menor.
—Levy—dice al salir.
—Solo hablábamos, ¿tengo prohibido hablar con ella también?
Su hermano se lo quedo viendo antes de suspirar, le coloco una mano en el hombro.
—Solo ten cuidado, un corazón roto es difícil de sanar—le dice antes de seguir su camino.
Los criminales estaban parados en el escenario que se había armado, eran ocho de ellos o al menos los que atraparon, tenían sus muñecas atadas y los ojos vendados. Les habían colocado el collarín y todos miraban murmurando entre ellos.
De la familia real, estaban Lilith, Camden y Ambrose. Su madre había desistido de levantarse de la cama y Ophelia decidió quedarse con ella. Lilith no podía juzgarla, su hermana fue una de las testigos de cómo le abrían el cuello a su padre de par en par.
Camden tenía una mirada indescifrable, sus ojos azules parecía cargar una tormenta entre ellos mientras miraba con recelo a todos esos chicos y chicas, Lilith sospechaba que si lo dejaba, su hermano en persona sería capaz de enterrarles la espada en el vacio pecho de cada uno de esos individuos. Ambrose se mantenía en silencio junto a Lilith, se miraron de reojo, su esposo le dio un movimiento con la cabeza a lo que la joven suelta un suspiro enderezando lo mejor que podía su espalda.
—El día de mi boda, el que se supone que debió ser un gran recuerdo, se vio opacada por la interrupción de rebeldes que creyeron que podían matar a toda la monarquía y destronarnos. El rey ha muerto a manos de estas personas—dijo Lilith en voz alta para ser escuchada, el pueblo presente exclamo un grito ahogado, la princesa suspira, no se animaba a mirar a su alrededor—Estas personas han demostrado ser un peligro, y serán castigadas, todo acto que se vea como una amenaza será un castigo de la misma forma. Espero que Hades les de un lugar y sepa dónde dirigirlos, al menos puedo pedir por sus almas, no como ellos.
—¿Por qué no cuenta lo que le hizo a la pobre Denise, majestad? —escupe la voz de un chico quien no hacía falta voltearse a verla para saber quién hablaba—¿Por qué no cuenta como mato a una chica desarmada?
—Mejor cállate si no quieres que te haga comer tu puta lengua—gruñe Camden molesto.
—Terminemos con esto—pide Lilith a uno de los guardias más cercanos para que diera la orden, antes de que sus cuerpos fueran colgados, se escuchó el grito "muerte a la reina" y luego, silencio.
La joven chica estaba sentada frente a su tocador pensando en los sucesos de esa tarde, tras el ahorcamiento de ese grupo de rebeldes, su pueblo entero soltó un grito de horror y perplejidad. Y la mirara que le dieron, simplemente la odio, como si no se lo hubieran esperado de ella, y al ser honestos, ni Lilith se reconocía ahora. Sentía que algo acababa de morir en su interior hace menos de un día.
No había cenado, simplemente se dio un baño que no disfruto para nada, se coloco su camisón y se quedo ahí sentada con la cabeza pensando en otras cosas mientras peinaba su cabello. La puerta de su cuarto se abre tras escuchar unos suaves golpes, Ambrose ingresa.
—No has bajado a cenar, me preocupe.
—Mi estómago se encuentra demasiado cerrado en este momento.
—¿Sigues pensando si fue una buena idea lo que hiciste? —pregunta su esposo viéndola a través del reflejo, la chica suspira.—Lilith, no soy quien para juzgar tus decisiones, claramente hice cosas peores en mi adolescencia.
—¿Qué hiciste?
—Me da mucha vergüenza confesarlo—dice el joven, Lilith se voltea para enfrentar a su esposo—Pero no te juzgare si eso buscas, tu pueblo no lo entienden ahora porque a ellos no le hicieron nada, no fue a ellos a quien le abrieron el cuello a su padre y mataron a cientos de sus invitados y trabajadores. Fue a ti, y no tienes porque sentirte culpable, eres una buena reina y lo verán.
Lilith suspira asintiendo viendo a los ojos de su esposo, el muchacho rodea su cintura con sus brazos antes de besarla, a lo que le sigue su beso. Los labios se movían en sintonía, pero seguía sin haber nada, lo cual era frustrante, cuando sintió las manos de Ambros jugar con los listones de su camisón, Lilith se aparta enfadada.
—¡Por Zeus! Ambrose estoy en mi peor momento como para que andes pensando con tu otra cabeza.
—Solo queria relajarte, me haces parecer un inútil aquí, prácticamente soy un decorado mas de este castillo.
—¡Pasaron miles de cosas en un día, Ambrose! No es mi culpa que no sepa bien que hacer, hay cosas que no se me enseñaron porque se pensó que papá moriría en muchos años, que vería a sus nietos crecer, ¡ni yo se que hacer y todo esta mal ahora! ¡Mate a una chica esta tarde, y a ocho mas en la horca! Y lo único que queria de ti, de mi esposo, era un abrazo y palabras consolantes no que se tome cualquier momento para desnudarme.
—Lilith—empieza Ambrose, pero Lilith no le hizo caso ya se había alejado de su habitación.
En el cuarto de Camden, el muchacho estaba escribiendo sobre un cuaderno cuando su puerta fue abierta, el chico rubio se voltea para ver a su hermana. Ambos se sostuvieron la mirada unos segundos, lentamente, Lilith camino a la cama de su hermano donde se acostó. El chico rubio cerro su cuaderno y fue junto a su hermana donde ambos se metieron bajo las sabanas.
—¿Qué hizo Ambrose para que tengas que terminar durmiendo en la cama de tu hermano?
Sabía que la intención de Camden era bromear, pero Lilith ya no pudo tolerarlo, y por primera vez desde el fallecimiento de su padre, se puso a llorar. Un llanto desconsolado con las grandes lagrimas cayendo en su rostro, Camden la rodea con sus brazos pegándola en su pecho dejándole un beso en la coronilla permitiendo que su hermana llorara todo lo que quisiera.
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