
Capitulo XLIX
1908
—¿Cómo esta? —pregunta Levy cuando ve a Constanza salir de la habitación de la reina, la doncella hizo una mueca. Había pasado ya un año de todos los acontecimientos, pero Lilith seguía débil, enferma, muy pocas veces podía salir de su cuarto.
—Puedes entrar a verla, pero no mentiré Levy, está muy enferma, ayer vomito sangre incluso. Eso no es normal, pero los médicos no me escuchan. No quiero ser pesimista, pero quizás no tenga mucho tiempo.
Levy mira a la doncella antes de hacer una mueca, Constanza se retira rápidamente por el pasillo dejando que el guardia ingresara. Al abrir la puerta, se encontró a Lilith acostada en su cama, estaba mas pálida que antes, los ojos notablemente cansados y débil. Cuando la mirada agotadora de la reina caen en el guardia, en su mejor amigo, en su imposible amor, sonríe débilmente.
Aquella débil sonrisa que provoco que a Levy se le estrujara todo el corazón al verla, pues le recordaba a su madre. Le recordaba a cuando su madre le daba esas mismas sonrisas débiles. El guardia ingresó a la habitación y entrelazo sus dedos tras agarrar su mano, deposito un suave beso en el dorso mientras la veía.
—Levy...si muero...
—No digas eso, no vas a morirte.
—Hay que pensar en todos los escenarios, llevo un año entero así, la primavera se fue y volvió demasiado rápido. Mis hijos cumplieron años, y la fiesta de Olivia es dentro de poco, hace un año estoy débil y agotada y no puedo hacer nada. Es un escenario muy posible, debemos tenerlo presente Levy—comento ella estirando su mano a la mejilla de su guardia y le sonríe—No tengo miedo, Levy, si me voy se que dejo a Shera en buenas manos. Se que Ender, Kaiser y Olivia serán excelentes niños, harán un excelente trabajo.
—Ellos te necesitan, tanto como yo te necesito todos los días—dice el guardia inclinándose ante ella dejándole un suave beso. Sus labios eran fríos y secos, tenían un sabor desconocido que no alcanzó a identificar, la reina respiraba de manera pausada mientras que acariciaba la mejilla del guardia.
—Mi Levy, pasamos muchas cosas ¿no? Nos conocimos cuando éramos unos jóvenes imprudentes, nos vimos crecer uno junto al otro. Hay que tener la posibilidad de que yo moriré antes que tu.
—Mi Lilith...
—Si llego a morir, necesito que la protejas con todas tus fuerzas a mi Livvy, no estará a salvo sin mí, cuando le digas la verdad suplícale que me perdone, que no me tenga rencor en su corazón porque no podré soportarlo aun cuando este lejos de aquí. Que ella fue el mejor regalo que tuve contigo, que fue el producto de nuestro amor.
—Vas a poder decírselo tu, Lilith...
La reina sollozo suavemente como nunca antes. Con sumo cuidado, el guardia se colocó a su lado, y dejo que la reina se le apoyara en el pecho mientras la abrazaba, apoyo sus labios en su frente y la acercó mas a él acariciándole el cabello.
Decidió borrar la tristeza en aquel cuarto, y comenzó a relatar una historia. Una historia donde en Año Nuevo, una joven princesa se escapó de su hogar y un mal educado muchacho del barrio obrero la había salvado antes de que la agarraran como prisionera. La reina sonrió y se quedó dormida escuchando a Levy relatar la historia. Su historia, con la cabeza apoyada en su pecho, escuchó los suaves latidos de su corazón.
Pronto se cumpliría un año de que Emeric llego a Shera a pedir ayuda y la recibió. Traer a sus padres y hermana fue mas difícil de lo esperado, pues la situación en Amissa Stella era mas grave desde que se fue, pero con mucho esfuerzo logro traer a su familia. Ellos decidieron hospedarse en una casita en una ciudad a unos kilómetros de la capital de Shera, Emeric iba al menos casi todos los fines de semana o día libres a verlos.
Mientras, seguía trabajando en el castillo.
La amistad con la princesa se había hecho demasiado fuerte, disfrutaban su tiempo juntos en lo mas que podía. Emeric se había encontrado sumamente sorprendido al descubrir que la princesa Olivia no era como él se esperaba que fuera una princesa, pues se imaginaba con una niña sumamente caprichosa, quizás una insoportable con la que tardaría en llevarse bien o al menos aguantarla. Pero Olivia era todo lo contrario, era amable, con un bondadoso corazón, siempre la veía pasear acompañada de un niño pequeño, amaba a sus animales y disfrutaban de las mejores tardes juntos.
Aquella tarde, tras el descanso de la cocina, Emeric caminaba por el jardín hasta encontrarse con Olivia quien leía a la sombra de un árbol.
—¿Escapando de sus labores reales? —pregunto el joven, Olivia le sonríe alzando la vista del libro.
—En realidad estoy en ello, este libro esta en francés.
—¿Qué historia lees?—pregunto Emeric recostando la cabeza en la falda de la princesa. En aquel tiempo ambos agarraron la suficiente confianza para tener esos acercamientos, lo que últimamente venia provocando en Olivia cierto cosquilleo en su cuerpo, como a Emeric le producía un revoltijo de emociones en el corazón cuando la veía sonreír, o una molestia en su cuerpo cuando la veía acompañada de lords o príncipes para ganarse su corazón.
—Es un libro de medicina de hecho, medicina francesa, pensaba que aquí habría algo que pueda decirme de mamá. Pero no, todo lo que me encuentro es sobre reproducción, esto me pasa por no saber demasiado bien el francés para distinguir títulos.
—Teniendo en cuenta que es el sexto idioma que hablas...
—Séptimo.
—Esos son muchos idiomas.
—Español, Ingles, Griego, Turco, Alemán, Italiano y Francés...aunque ando muy floja con el francés y tres de esos idiomas es el idioma natal del país.
—Y yo solo se dos—sonríe. La princesa cierra el libro en francés viendo al joven que seguía acostado en su falda, los golpes con los que había llegado a la ciudad ya no existían. Su rostro se encontraba con una que otra vieja marca, la nariz estaba ligeramente torcida y tenía unos finos labios, consideraba que era uno de los chicos mas lindos que vio en mucho tiempo.
—¿Cuántos años vas a cumplir?
—En unos meses tendré dieciocho—le contesto el joven—Y faltan dos semanas para tu cumpleaños dieciséis, princesa.
—No estoy con muchas ganas de festejarlos, no con mamá así. Aunque Kaiser y Ender dicen que lo festeje, hasta mamá lo dice—contesta suspirando—¿Puedo hacerte una pregunta personal?
—Tienes toda mi atención.
—¿Haz tenido novias en Amissa Stella?
El cuerpo entero de Emeric se tensó notablemente ante la pregunta. Se levanta de su falda para sentarse a su lado y mirarla.
—¿A que se debe esa pregunta?
—Solo curiosidad. Varias de amigas de mi escuela dieron su primer beso, yo no tuve eso.
—Bueno, eres joven todavía para ir besando sapos, ¿no crees?
—¿Tu eres un sapo?
—No creo, ¿Por qué?
—¿Me besarías?
—¿Qué?—preguntó perplejo
—Nunca bese a nadie, y no quiero que el día de mañana cuando bese a alguien por primera vez sea un asco. Si ya tengo una base de practica quizás lo hago bien y...oh Zeus sueno como una tonta, perdón Emeric, olvida lo que dije—dijo ella con las mejillas incendiadas mientras se levantaba de su lugar.
Se detuvo cuando sintió el agarre en su mano, Emeric la agarraba con fuerza evitando que se fuera mientras se levantaba hasta colocarse frente al cuerpo de la princesa. Olivia sentía el corazón salirse de su pecho mientras que el joven sostenía su rostro dulcemente.
Livy era sumamente hermosa ante sus ojos, sus rasgos eran demasiado delicados, sus ojos tenían una expresión ligeramente caídos, pero siempre brillaban como las mas grandes estrellas en le cielo nocturno. Sus ojos bajaron a la boca de la princesa, sus labios eran mas carnosos y sumamente rosados. Se aproximó ante su boca con cuidado y la princesa cerro los ojos hasta que acabaron con toda la lejanía tras besarse.
La boca de la princesa tenía un sabor frutal y al té de la tarde. Sus cuerpos tuvieron miles de descargas eléctricas mientras que sus corazones bombardeaban con fuerza. Las manos del joven se pusieron en su cintura aproximándola a él, mientras que la princesa enredaba sus brazos alrededor del cuello profundizando el beso.
Al separarse, el rostro de la princesa estaba al rojo vivo y sin decir nada, se dio la vuelta y echo a correr dejando al joven parado en el jardín. Se acarició su barbilla mientras la veía irse sintiéndose demasiado tenso, miro el libro olvidado junto al árbol y se agacho para sostenerlo.
El sol estaba ocultándose, y el día traía la noche cuando Emeric golpeo suavemente la puerta del cuarto de la princesa. La joven la abrió, sus ojos tenían un brillo especial y sus mejillas estaban rosas, Febe, su cachorra de un año, salió corriendo de la habitación seguramente queriendo tomar aire fresco.
—Tu libro—dijo Emeric. Livy lo tomo en sus manos rozando sus dedos suavemente—Quiero disculparme por si...por si hice algo indebido.
—No huía por eso, el beso...me gusto.
—A mi también—dijo el joven, la princesa lo miro a los ojos y luego a los labios, se acercó a él de manera tímida y le dio un beso en la boca.
Emeric le dio otro. Y luego, ambos ingresaron a la habitación cerrando la puerta detrás de ellos.
—¿Estas segura que no quieres que me quede, mamá? —pregunta Ender. El verano había pasado sumamente rápido, y las vacaciones ya llegaban a su fin, lo que eso significaba rutina. Volver a lo de siempre, Kaiser se encontraba ocupado con sus clases en la academia más que pronto entraría a la universidad.
A Ender le quedaba pocas materias y se recibiría pronto. El frio se acercaba aquel septiembre.
—Siempre eres de mucha ayuda cuando vienes, Ender, pero prefiero que te gradúes con honores y no que te atrases por mi, me siento mejor.
Eso era mentira, no estaba mejor. Pero tampoco se encontraba peor. Su cuerpo aún era sumamente débil, y se cansaba más rápido que otros años. Pero no quería preocupar a su hijo, no quería darle una carga que todavía no le correspondía.
Ender le dejo un beso en la mejilla a su madre antes de retirarse, tras cruzar una mirada con su padre quien justo ingresaba a la habitación, solo se miraron de esa forma fría y distante. Se dieron una reverencia y Ender se fue.
—¿Marcha a la universidad?
—Unos exámenes mas y ya se gradúa finalmente, está muy nervioso, le dije que se vaya al campus todo aquí está bien.
—Y yo también estoy para ayudar—dice acercándose a su esposa agarrando su rostro suavemente—¿Cómo te encuentras?
—Mejor hoy que otros días—fue honesta por primera vez en el día. Ambrose asiente y besa su frente con cuidado.
—Lo que tengas espero que no sea contagioso, Olivia también esta algo indispuesta—dice.
—¿Cómo?
—Su doncella dijo que Olivia estuvo vomitando recientemente, debe ser una fiebre común, iré a revisar uno de los papeles por ti ahora. Tomate el día, si mañana te sientes mejor vuelve.
—Gracias...¿puedes decirle a Constanza que quiero hablar con la doncella de Olivia, por favor?
La doncella de Olivia se había presentado la reina, estaba sumamente nerviosa como un ratoncito asustadizo, era menudita de grandes ojos verdes que miraba todo aterrada. Solo tuvo que mirar a la reina a los ojos para largarse a llorar, y pedir perdón mientras soltaba todo lo que se mantuvo oculto.
Cuando la doncella se retiró tras el permiso concedido de la reina, ella se movió por los pasillos sintiendo su cuerpo más cansado que nunca. Cada músculo le dolía, cada paso que daba era peor que el otro. Tocó la puerta del cuarto de su hija quien le contesto con su dulce voz diciendo "adelante".
Olivia le sonríe a su madre cuando ingresa al cuarto, la joven estaba colocada frente a su tocador mientras que su diario se encontraba abierto de par en par. La reina contemplo a su hija en silencio, mientras que su corazón se le apretaba con fuerza.
—¿Te encuentras mejor, mamá?
La reina camino en silencio hasta el baúl frente a los pies de la cama. Siempre le había gustado el cuarto de su hija, predominaban los colores claros y brillantes, había uno que otro desgastado y viejo oso de peluche acomodado encima de una repisa con un delicado juego de té que su tía Ophelia le había regalado ese año.
—¿Mamá?
—Ven tesoro, siéntate conmigo.
Livy cerro su diario antes de levantarse. Lilith no se perdió ningún solo movimiento de su hija, la adolescente se sentó al lado de su madre con un rostro preocupado mientras le agarraba sus manos.
—¿Estas bien, mamá? ¿pasa algo?
—De echo hay algo que quiero hablar contigo, de mujer a mujer—dijo la reina. Olivia enderezo su espalda de golpe mientras tragaba con fuerza—No culpes a Flor, es bastante nueva y le pediste que guarde un enorme secreto. ¿No planeabas avisarme que no te llega la regla hace tres meses? ¿No planeabas decirme que estas embarazada hasta que no pudieras ocultarlo mas?
A la princesa se le cristalizaron los ojos y rompió en llanto como una pequeña niña, era un llanto desconsolador y horrible de escuchar. La reina soltó el aire que contenía antes de acercar a su hija a su pecho dándole unas caricias en el cabello, la princesa se aferro a su madre con fuerza mientras lloraba.
—Lo siento tanto mamá, lo siento mucho.
—Solo me importa una cosa—dice levantando el rostro de su hija—¿Tu querías esto?
—¿Embarazarme?
—No, hija, no es lo que estoy preguntando.
—Claro que lo quería, fue un momento de estupidez e impulsividad, pero quería. Simplemente...simplemente nos dejamos llevar, pero fue tan lindo, fue un caballero y yo...yo lo siento tanto. Estuve tan asustada estos meses, no sabía cómo decírtelo, no se ni como decírselo a él o a nadie. ¿Qué haré?
Lilith asintió ante las palabras de su hija. Que estuviera embarazada sin duda era un enorme problema, pero saber que lo hizo por amor, impulsividad o por lo menos que estaba segura era una calma para su corazón. No sabía si podía aguantar que su hija hubiera pasado lo mismo que ella al tener a su primogenitico.
¿Pero como le explicaba al reino que su hija de apenas dieciséis años estaba embarazada? ¿Cómo explicaba ante los demás que no hubo boda, ni nada y ella estaba embarazada? Podría ocultarlo, ella oculto el embarazo de su segundo hijo por varios meses. Pero no era lo mismo, no era lo mismo ser reina y tener esposo. Que ser una princesa y estar soltera.
—Es de aquel muchacho, ¿verdad? —pregunta ella.
—Si...
—Tuve que suponer que sería un problema cuando llego, por los cielos Livy—dice levantándose sintiéndose molesta e impotente. Se agarró el tabique de su nariz mientras intentaba mantener la compostura, Livy agacho la mirada mientras seguía sollozando.—Debemos decirle a tu padre, y te lo advierto, no le gustara ni un poco.
Como Lilith advirtió, Ambrose se tomo fatal la noticia. Tan fatal que arrojo un florero de cristal con demasiada fuerza al otro lado de la habitación, y cuando golpeo la pared, el cristal se rompió en mil millones de pedacitos.
Olivia se puso a temblar, y su cachorra a gruñir a su lado. La reina se coloca frente a su hija mientras se enfrentaba a su marido que largaba millones de insultos en su idioma natal, a pesar de que madre e hija tuvieran un gran reconocimiento del idioma, aquellas palabras no eran dignas de repetirlas.
—¡Ambrose! Ya es suficiente.
—¿Cómo es que puedes estar tan tranquila después de lo que esta mocosa hizo?—grito Ambrose furioso viendo a su esposa.—¡Embarazarse como una puta sin ningún cuidado!
Los sollozos de Olivia eran terrible ante los oídos.
—Lo siento—dijo ella.
—Claro que lo sientes, haz manchado a toda esta familia con tus errores a ir como una puta y abrirte de piernas.
—¡Suficiente! ¿tengo que volver a repetirlo?—dice Lilith furiosa—Gritándole no harás que se desembarace.
—¡Pues claro que es muy difícil deshacerse de esa cosa en su vientre! ¡tres meses! Una zorra enteramente por tres meses, ¿estas orgullosa de tu hija acaso, Lilith? ¡pues claro! Si la manzana no cae muy lejos del árbol.
La reina apretó los labios poniéndose al rojo vivo cuando en eso la puerta de la habitación se abre de golpe donde Levy ingresa, el rey se voltea a la vez que Levy estrella su puño en la cara del rey. Ambos comienzan a tener una pelea entre gritos y puños, el llanto de Olivia se hacía mas histérico, mientras que la reina pedía a todos que pare.
Para su suerte ingresan otros guardias separando a Levy del cuerpo del rey.
El corazón de la reina comenzó a doler en su pecho, y entre todo ese desastre. Cayó desmayada.
Olivia llevaba acurrucada en su cama abrazada a Febe que ofrecía lengüetazos en su mano. El medico se había ido hace un rato, su madre se encontraba fuera de peligro, simplemente tuvo demasiado estrés y emociones en poco tiempo que no su cuerpo ya agotado no tuvo ningún momento para procesarlo.
La puerta de la habitación se abre, en ella se asoma Levy. La princesa se sienta en la cama de golpe mientras se limpia las lagrimas, el guardía ingresa a la habitación con cuidado cerrando la puerta mientras la miraba.
—La reina esta fuera de peligro, solo necesita descansar como bien sabes.
—¿Y papá?
—Tras asegurarse que tu mamá estaba bien, se fue, no sabemos a donde—dice viendo a Olivia y suspira—Esta muy molesto.
—¿Tu también?
Levy la mira, su hija estaba embarazada. Y ella no sabía que él era su padre. Con un suspiro pesado se acerca a la princesa, se le sienta en la cama al lado y le extiende la mano. Livy la toma con cuidado mientras intentaba no volver a ponerse a llorar.
—Estoy de tu lado, Livy, no importa lo demás.
Livy sollozo nuevamente antes de abalanzarse a sus brazos. Levy la sostuvo como otras tantas veces, ella pensaba que el abrazo de Levy era reparador y protector, se quedaron ahí un buen rato hasta que la princesa cayó dormida.
Dejó que pasaran dos días pues en aquel tiempo Livy se mantuvo alrededor de su madre, la reina seguía débil, su salud era demasiado delicada por lo que Livy se negó a dejarla. Pero tenía algo que hacer primero, y era enfrentarse a Emeric.
Su relación se estuvo enfriando en esos meses, pues al enterarse que estaba embarazada, prefirió encerrarse en ella misma y tratar de buscar algo que pudiera hacer. Pero ahora su madre, padre y Levy lo sabrían, en cuestión de días sus hermanos también. Pronto su vientre crecería demasiado y sería imposible ocultarlo.
Sin embargo, se detuvo en medio del pasillo, toda su valentía se había ido de golpe al ver a un joven chico acercarse a ella. Su hermano, Kaiser, la miraba con ojos preocupados mientras la abrazaba con fuerza.
—¡Livy! Recién me entero de mamá, ¿Cómo es que nadie me dijo? Llame a Ender, también viene en camino.
—¿Qué? Pero...no es nada grave, solo necesita descanso y...Ender tiene exámenes.
—Somos una familia, Livy, nos mantenemos uno junto al otro. Pensé que estarías mas feliz de verme hermana, tu saludo me decepciona un poco.
—Claro que estoy feliz de verte, muy feliz Kai. Solamente...tengo algo que confesarles.
—¿Qué pasa? ¿es sobre mamá? ¿es sobre su salud? ¿Qué tiene?—pregunto su hermano sintiendose demasiado ansioso mientras la veía.
—No, no es sobre mamá, es sobre mi...—murmuro ella, que difícil era confesar la verdad. Sus hermanos y ella eran unidos desde siempre, ellos la protegían lo mejor que podían. Claro, peleaban, tenían sus desacuerdos. Pero se amaban a pesar de todo.
El no saber cómo reaccionarían la estaba matando, en eso ve la sombra de Emeric caminar por los pasillos llevando una caja. Sin darle explicaciones a su hermano sale corriendo para alcanzar a Emeric.
—¡Emeric! ¡Emeric espera!
El muchacho se voltea.
—¡Olivia! Mierda estaba tan preocupado, escuché los gritos de tu padre y quise preguntarte si estabas bien, pero me dijeron que no debo intervenir, ¿estás bien? ¿Qué paso?
—Tengo que hablar contigo.
—Claro, déjame que lleve estas cosas abajo y estaré...
—No puedo esperar—dijo ella, pues si esperaba perdería todo su valor, si esperaba se iría toda su valentía a la basura. —Estoy embarazada.
El cuerpo del chico no reacciono, se quedo duro como una estatua mientras la veía fijamente. Actuaba de manera extraña, como si una parte de él se lo hubiera esperado, como si algo en él lo supiera y no le sorprendía para nada la noticia. Dejo la caja en el suelo y luego soltó el aire mientras se ponía la mano en su cadera.
—¿Entonces que harás con la cosa?
—¿Eh?
—Tu sabes de lo que hablo, ¿Qué harás...? ¿Qué esperas que haga yo?
—No-no se, sin duda no esperaba esa respuesta.
—¿Y que esperabas? ¿una pedida de matrimonio? ¿una promesa de huir juntos? ¡mira esto Olivia! Mírate a ti, y luego mírame a mi, yo no encajo para ser uno mas de los peones y lujos de estos, no encajo para ser lo que se supone que debo ser. Y claramente no encajo en un rol de padre como estas esperando que lo haga. Lo hubieras pensado dos veces antes de que lo hiciéramos. Esto no es un cuento de hadas tonta niña, ¡lo nuestro no debió pasar para empezar!
—Y-yo creí que me amabas.
Las palabras de Emeric no alcanzaron a salir de su boca que Kaiser ya se acercaba furioso, su mirada parecía encendida en mil llamas ardientes, empuja al muchacho del pecho colocándolo en la pared y apoya su daga en el cuello del chico apretando con fuerza.
—¡Kai!
—Repite de nuevo esas palabras escoria, repítelas y como me hagas enojar más de lo que estoy, bañare el pasillo del castillo con tu sangre, y lo disfrutare tanto mientras veo la vida salir de tus malditos ojos.
—Kaiser—dice Ender tras cruzar las puertas del castillo—Suéltalo ya.
—No me apetece—contesto apretando los dientes sin despegar la vista del chico.
—Déjalo que se vaya, no querrás que nuestra hermana vea como le rebanas el cuello al chico, ¿no? Déjalo que se vaya a las calles.
—Deberías agradecer a mi hermano por ser mas compasivo, mientras que yo, si vuelvo a verte por aquí o incluso pisar cerca del castillo. Voy a matarte—en un rápido movimiento, el filo de la daga provoco una fina línea al costado del cuello de Emeric. El muchacho se agarró del lugar mientras la sangre brotaba y miraba sorprendido y temeroso al príncipe, sin esperar mucho, ni molestarse en agarrar sus cosas, echó a correr.
Ambos hermanos vieron a la joven princesa que se abrazaba a si misma, Ender la abrazo con fuerza, y Kaiser se unió al abrazo dejándola en el medio, aferrándose a sus dos hermanos.
—¿Entonces que haremos?—pregunta Ender cuando los tres hermanos estaban reunidos con la reina. Olivia se había recostado al lado de su madre mientras la abrazaba, la reina suelta un suspiro demasiado cansado mirando a sus dos hijos.
—Lo mantendremos en secreto, ustedes volverán a sus actividades de siempre.
—Podría casarme—dice ella—Puedo decirle a mi buen amigo Charles de casarnos, quizás lo haga, no quiero que este bebe sea juzgado por su estúpida madre.
—Me da repulsión sugerir esto, pero...—empieza Kaiser poniéndose demasiado pálido de golpe mientras se agarraba con fuerza las manos, como si su madre hubiera leído su mete lo interrumpe haciendo un suave gesto con la mano.
—No planeo casar a su hermana con Philip, o algo por el estilo muchachos, no estoy tan retorcida.
Kaiser relajo los hombros y su piel volvió a adquirir color nuevamente.
—Vamos a solucionarlo, ¿no podemos decir que es tuyo, mamá?
—Estoy demasiado vieja para concebir, pero algo se nos ocurrirá—dijo la reina abrazando a su hija menor y besa su frente—Mi Oli, mi tontita Oli.
La princesa se acurruco en sus brazos mientras que la reina la acariciaba. Como añoñarían esos años en el futuro, pues nada volvió a ser igual.
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