
Capitulo XLIV
1904
El reinado de Shera prosperó aquellos años como bien se era esperado, se abrieron dos nuevas universidades en diferentes partes del país con diferentes carreras en las que todos tenían completamente acceso sin importar su estatus social y demás. Sin contar que se abrió una universidad de Elite donde el príncipe Ender asistía cuando cumplió los dieciocho años especializándose en la carrera de política, también dieron bienvenidas a dos nuevas escuelas, tanto de Elite para aquellos con estatus demasiado alto y una secundaria y primaria accesible para todo el mundo.
En el reinado de su esposo, Amissa Stella, Berenice finalmente pudo tener un bebe. Por lo que el país de Amissa Stella iba a prosperar finalmente, dieron la bienvenida a un niño al que llamaron Amir, actualmente ya contaba con cuatro años. Sin embargo, tanto Ambrose como la reina Lilith pensaban que aquel bebe no llegaría demasiado lejos, era demasiado débil y se enfermaba constantemente. Pero, aun así, muchos tenían fé de que el nuevo príncipe pudiera crecer sano y salvo.
La ex reina falleció finalmente en 1899 de vejez, llevándose consigo el secreto que su hija le había dado. La ceremonia fue demasiado emotiva para el reino y para los familiares.
Mientras tanto, su hermana Ophelia ya contaba con siete hijos que tenía junto al Conde, se veía demasiado radiante y feliz de toda formas con su esposo e hijos que Lilith no se sentía demasiado comoda juzgando aquel estilo de vida. Pues ella creía que con sus tres hijos estaba mas que suficiente.
La princesa Olivia ya contaba con doce años, y la familiaridad de su rostro con Levy era demasiado notable, o al menos para la reina. Tanto la princesa como el príncipe Kaiser cursaban en la secundaria de Elite la cual se llamaba Instituto Remi I en honor al fundador del país, su uniforme contaba con un bléiser azul con el escudo del país al costado de su pecho, camisa blanca con corbata y falda negra las chicas. Las escuelas y demás instituciones fueron bien recibidas por varias personas tanto las del reino como las del extranjero, en aquel momento estaban arreglando para hacer otra universidad en Las Islas del Sur.
La navidad estaba cerca, y como cada año, la familia real brindaba un banquete especial para que varios vinieran a celebrar. Cuando aquellas fechas se acercaban, todos parecían muy apresurados y ajetrados, las doncellas sacaban brillo a las cosas, algunos de los guardias eran pedidos para ayudar en la decoración al igual que los mayordomos, Lilith no dejaba de escribir demasiadas tarjetas de invitación mas las cosas del reino.
Y mientras Levy caminaba por los pasillos, en una de las habitaciones, distinguió a un pequeño cuerpo en el. Demasiado curioso abrió un poco la puerta para darle vista al salón de baile, Olivia estaba ahí, aun vestía gran parte de su conjunto escolar, llevaba el cabello atado en pequeñas trenzas. Sus labios se movían como si estuviera hablando en voz muy bajita mientras se movía de lado a lado imitando un baile, al girar, sus pies se tropiezan tirándola al suelo lo que hizo a Levy entrar.
—¡Hola Levy! No te ví ahí—dijo la niña con una sonrisita mientras que el guardia la levantaba.
—¿Qué estás haciendo, alteza?
—Quiero practicar el baile tradicional de Amissa Stella, pensaba en que podía ser un gran regalo para papá. Sé que le gusta cuando Kaiser o Ender pregunta sobre su país de origen—dijo la princesa mientras agachaba un poco la mirada, a Ambrose le gustaba que sus hijos varones le preguntaran cosas, hablar con ellos sobre todo con Kaiser, pero no se podía decir que tenía la misma relación que con Olivia.
Ambrose hizo notar miles de veces el poco cariño que le tiene a su hija menor, y ahí iba Olivia, desesperada por ser notada y querida por su papá como cualquier niña. Si supiera la verdad tal vez sería mas fácil, Levy la amaba, él la quería demasiado a su hija, verla crecer esos años y no poder formar parte de su vida como le gustaba era algo que le dolía.
—¿Quieres que practique contigo?
Los ojos de la princesa brillaron como las mas grandes estrellas como cada vez que pasaba cuando Levy le proponía hacer algo que le encantaba, a pesar de no poder cumplir su rol de padre, cumplió la de mejor amigo o algo parecido. Incontablemente de veces la ha acompañado a andar a caballo, la ayudo en el tiro al arco e incluso se ha dejado invitar incontablemente de veces a una fiesta de té cuando sus hermanos no querían participar con vagas excusas.
Así que ambos comenzaron con aquel ensayo, era Livy la que más guiaba al guardia debido a que bailar nunca fue el fuerte de Levy, su mente divago a aquel recuerdo de cuando la Lilith de quince años le estaba enseñando el vals en su pequeño jardín. Parecía tan lejano aquel recuerdo, era increíble que eso hubiera sucedido.
El guardia y la princesa siguieron bailando hasta que se hizo el atardecer, y Lilith ingresó al salón del baile mirándolos. Su corazón se hizo demasiado pequeñito mientras los observaba, no había duda de que Levy era su padre, y de la forma en la que la miraba destruía el débil corazón de la reina. Le gustaba que al menos una parte de ellos estuviera en ese momento.
—Livy—Llamó interrumpiendo a ambos—Es hora de tu té, y recuerda medirte el vestido para el banquete de mañana.
—Mañana bailaras conmigo, ¿no Levy? Casi lo logramos será divertido—dijo ella agarrando las manos del guardia. A Levy no le salieron las palabras así que solo asintió, la princesa lo abrazo con fuerza, agarro su bléiser que estaba tirado en uno de los sillones, y abrazo a su madre antes de retirarse.
El guardia y la reina la vieron alejarse.
—No se cuanto más pueda soportar—escucho a Levy mientras se acercaba, Lilith lo veía fijamente a los ojos.
—Me dijiste que a los dieciocho, no puedo decirle ahora, tu sabes cómo es esta edad. Es una edad demasiado frágil para ella.
—Lo sé, simplemente me rompe el corazón. Cada vez la veo triste quiero alegrarla.
—Y lo haces, ¿te acuerdas cuando apenas abrí la escuela y envíe tanto a Kaiser como Olivia a ella? ¿recuerdas que a veces Olivia volvía triste porque no lograba hacer amigos? Lograste animarla, siempre logras animarla, le encanta ser parte de tu vida Levy.
El guardia dejo escapar el aire mientras veía los ojos de su reina, estiro la mano acariciando la mejilla de Lilith quien cerró los ojos, apoyaron la frente una con el otro mientras que sus corazones latían débilmente. El guardia junto sus labios en un beso que sabía a tristeza, ella sabía lo que se venía, se aferró con fuerza al uniforme de Levy mientras le seguía el beso.
—Quiero que me mandes lejos. Necesito poner distancia o no sé cuánto más podré aguantar.
—No quiero tenerte lejos.
Levy volvió a besarla con urgencia mientras que la reina se aferraba al cuerpo de su guardia, ninguno de los dos quería eso, ninguno de los dos quería alejarse, pero Levy tenía razón, ¿Cuánto más podría soportar estar ahí? ¿Cuánto mas podría fingir que no había nada?
No solo era el tema de su hija, también era el tema de ellos dos, aunque los años pasaran sus emociones seguían siendo demasiado fuerte, seguían amándose, se necesitaban a toda costa en todo momento.
—Por favor.
¿Cómo podía rechazarle cuando se lo pedía así? La reina lo miro sintiendo unas enormes ganas de ponerse a llorar como una criatura en aquel momento.
—Tal vez Camden tenga lugar en su tripulación, vendrá mañana al banquete puedes irte con él...pero si te quieres ir ya, podrias esperar directamente en el puerto mañana temprano, hay muchos que estarán en otra parte.
—Gracias.
Ambos se miraron a los ojos, y sin necesidad de decir nada se separaron, a la noche volverían a verse. Pues necesitaban una pequeña despedida.
En la madrugada, cuando todos dormían, Lilith estaba esperando en su cuarto. Se había colocado un camisón de seda que se había echo hacer hace un tiempo junto a una bata de dormir, su cabello negro caía libremente en su espalda mientras se miraba en el espejo.
Al escuchar unos golpes suaves de la puerta dijo un "pase" donde Levy ingresó, aun vestía su uniforme. Ambos adultos se miraron a los ojos, Levy se acerco a paso lento a ella y le acaricia la mejilla antes de besarla. Lilith le siguió el beso abriendo sus labios permitiéndole mas espacio, acaricio la tela de su camisón cerrando sus dedos en la tela mientras suspiraba en sus labios.
Ambos se cayeron a la cama donde siguieron besándose y tocándose, la ropa comenzó a desaparecer de sus cuerpos mientras que sus manos se acariciaban, querían recordarse de la mejor forma posible, recordarse con las manos en cada caricia, con los labios en cada beso, los suspiros de la noche y que la noche jamas terminara.
Para cuando ambos terminaron de hacerse el amor, sus cuerpos quedaron entrelazados, la espalda de Lilith descansaba en el pecho de Levy mientras que sus manos estaban entrelazadas, hablaron toda la noche de cualquier tema, hablaron de sus recuerdos, de Livvy, recitaron prosas y se besaban en los momentos de silencio.
Cuando el sol del amanecer comenzó a bañarlos con su luz, Lilith solto un suspiro mientras sentía los labios de Levy en su hombro.
—Deberias irte antes de que todos se levanten, ya prepare tu orden antes de que vinieras la encontraras en el escritorio.
Levy suspira dejando besos en su hombro mientras que Lilith miraba con atención sus dedos entrelazados, la mano de Levy era mas grande que la suya, su tacto siempre le pareció cálido y agradable. Cerro los ojos con fuerza cuando el chico comenzó a separar sus cuerpos lentamente, al levantarse, comenzó a caminar por la habitación en busca de su ropa. Lilith se volteo y se abrazo a la almohada, enterró la cara en la misma aspirando el aroma de Levy, siempre olía a naturaleza y crema de afeitar. No quería verlo, verlo que se iba era como enterrarse una daga en el corazón y dejar la herida abierta.
Él si la miro, mientras se abrochaba de manera lenta los botones de su camisa la miro bien. Miro su pelo desordenado, la espalda desnuda y la silueta de su cuerpo bajo las sabanas. Su rostro enterrado en la almohada pero un leve sonrojo en las mejillas. Tras vestirse, se acerco lentamente a ella donde le dejo un beso en la mejilla.
Tras ensillar su caballo, Levy estaba a punto de irse cuando escucho una pequeña voz gritar su nombre. Se voltea tras el llamado, Livvy se acercaba corriendo levantando la falda de su largo camisón, pequeños mechones de su cabello escapaba de su trenza mientras que estaba descalza.
—¿Dónde vas?—pregunta ella cuando se acercó. Levy hace una mueca viéndola.
—Iré a hacer un trabajo importante a Sardegna, y luego me iré con tu tío Camden para ayudar en su expedición.
—Pero...¿llegaras para el festival de Navidad esta noche? Estuve practicando nuestro baile, ¿llegaras?
—Me temo que no, alteza, la reina...es un trabajo que debo hacer rápido.
—Pero...pero estuvimos todos estos días practicando, ¡ya lo hago muy bien! Prometiste que bailaríamos juntos.
Como odiaba desilusionar a su hija, pero también sabía que si se quedaba solo sería peor para él, ¿Cuánto mas podía soportar su corazón? ¿Cuánto mas podía estar atrapado en esa mentira? Sus ojos van a la puerta del castillo donde observa a la sombra de Lilith parada bajo el umbral. Levy se saca el collar que llevaba consigo a todos lados y se lo cuelga a la princesa en el cuello.
—Volvere pronto, ¿si? Pero debo irme.
La princesa se aferro al medallón con fuerza mientras que el guardia se subia al caballo y se iba. La niña lo vio marcharse mientras sentía escurrir las lagrimas en sus ojos, cuando Levy se perdió en la distancia, se voltea para ingresar al castillo con los ojos hinchados cuando repara en la figura de su madre parada bajo la puerta también vistiendo un camisón blanco.
—¿Por qué lo enviaste lejos?—pregunta ella enojada mientras miraba a su madre, Lilith podía soportar el enojo. Prefería que su hija estuviera enojada con ella que con Levy, la reina entrelaza las manos delante de su cuerpo.
—Porque es parte de su deber.
—Pero es mi amigo, me ayudo a ensayar mi baile para esta tarde, no tenías derecho.
La reina recordaba las palabras de su padre en el pasado. Y odiaba repetirlas cuando salieron de su boca.
—Una princesa no es amiga de un guardia, ahora vamos, vístete y a desayunar.
—Te odio—murmura.
—¿Qué dijiste?
—Te odio, te odio, te odio, te odio, ¡te odio!—grito antes de echar a correr por los jardines mientras lloraba. Lilith enderezó los hombros intentando que las palabras de su hija no le afectaran, cuando las doncellas y guardias hicieron ademán de seguirla, con un movimiento de mano la reina los detuvo.
—Déjenla, necesita estar sola.
La reina se voltea y siendo seguida por sus doncellas sube las escaleras, se mete a la bañera y al hundirse en el agua deja que sus lágrimas se mezclaran con la misma.
—Su majestad, la princesa Olivia aun no ha ingresado, ni siquiera a querido comer o se ha cambiado de ropa. Sigue sentada bajo el olivo, los príncipes intentan hacerla ingresar pero nadie lo logra. Y el banquete esta muy cerca de iniciar.
La reina sabía que su hija estaría enojada un buen rato, pero el atardecer ya había aparecido y ninguna de las dos se había acercado. Lilith sabía lo que su hija necesitaba, espacio a solas para pensar y llorar, inútilmente imaginó que su tristeza hubiera al menos permitido aparecer en la hora del almuerzo o la merienda.
—Bien, gracias, yo me ocupo—dijo la reina dejando los papeles de lado y se levanta caminando por los pasillos hasta salir del jardín.
Las plantas de olivo se encontraba demasiado alejada de los jardines de flores, casi al borde de la colina donde si no tenías cuidado al bajar llegarías al mar. Localizo a su hija sentada en las raíces del árbol, con su espalda colocada en el tronco y aun vistiendo un camisón con la trenza desarmada. Una pequeña manta que seguramente uno de sus hermanos le trajo estaba colocada encima de sus hombros.
El príncipe Kaiser se baja de manera agil del árbol aterrizando con sus propios pies.
—Ja, mira, las mejores aceitunas de todo el reino que conseguí para ti...¿quieres?
—No tengo hambre.
—Bueno, escale un árbol para que comas aunque sea una miseras semillas, ahora abre la boca y come malcriada.
—Así no lograras nada—dice Ender viendo a su hermano.
—Entonces tu comelas.
Kaiser intento llevarle las aceitunas a la boca a su hermano mayor, pero el príncipe Ender fue mas rápido y rodeo su brazo en su cuello, Kaiser golpeaba inútilmente con sus puños el abdomen de su hermano mayor quien le fortaba con fuerza los nudillos en la cabeza. Al menos Olivia se reía.
—Bien, Bien—dijo la reina interrumpiendo a los dos jóvenes—Dejen de pelear y mejor váyanse a vestirse, el castillo se llenara de mucha gente , vamos.
Los dos príncipes asintieron con la cabeza, le echaron una mirada a su hermana menor antes de retirarse. La princesa se tapo mejor con la manta mirando para el otro lado, la reina suelta un suspiro ligeramente mirando a su hija mientras se sentaba a su lado.
—La vista de aquí es hermosa, tu abuelo le gustaba sentarse en este árbol también, podías encontrarlo con facilidad cuando lo buscabas—dice viendo a su hija, Olivia seguía ignorándola a pesar de estar escuchando—¿No quieres ir a cambiarte? El banquete será divertido seguro.
—¿De que sirve vestirme si mi compañero de baile no esta porque lo enviaste lejos?—murmura molesta abrazada a sus piernas—No me importa lo que digas, Levy es mi amigo y lo mandaste lejos.
La reina suspira con pesar, extiende su mano y acaricia los rizos castaños de su hija. Si ella supiera todo ¿la odiaría? ¿lo entendería? Lilith solo podía ver a Levy en su hija, desde el cabello levemente rizado castaño, los ojos de una expresión caídas que a veces parecían estar tristes, los labios gruesos y también la torpe forma que tenía para pararse.
—No lo hice con la intención de lastimarte, Livy, debes saberlo—responde ella acariciando su cabello—Lo último que quería hacer era herirte. No sabía que aquel baile era tan importante.
—Era un regalo para papá, estuvimos ensayando un baile tradicional de Amissa Stella, le conte a Levy que papá no me quiere.
—Claro que te quiere.
—Eso dijo él, pero no, papá no me quiere. El quiere a Ender o a Kaiser, pero no a mi...intenté de todo para que papá me quiera. Aprendí turco, muchas costumbres, me esforcé en la escuela o en demostrar que soy buena en muchas cosas, pero él ni me mira, y pensé que bailando la danza tradicional de Amissa Stella, sentiría...no lo se, orgullo de que una de sus hijas este interesada en su país natal. Es horrible estar lejos de casa, al menos yo lo extrañaría...Levy me ayudo a practicar, y hablamos mucho. Con Levy era todo diferente.
—Lo lamento, mi niña, no sabía lo importante que era esto para ti—dice acariciando su mejilla haciendo que los ojos castaños con motas verdes de su hija se fijen en ella. Hasta en el color de ojos era Levy, la reina traga saliva—Tu papá te ama, solo tiene una forma muy mala de demostrarlo, y me alegra saber que te interesas por él, y que Levy te haya ayudado. No quise herirte mi tesoro, sabes que te adoro demasiado.
La niña hace una mueca antes de abrazar a su mamá, la reina apoya la barbilla en la coronilla de su hija dándole unas caricias en la espalda mientras que sus ojos se fijaban en el azul del mar que se extendía en toda su isla.
—¿Sabes? Repetí las palabras de mi padre, y me odie a mi misma por eso. No tengo ningún problema que Levy sea tu amigo, él solamente...también quería unas aventuras fuera del castillo, pero se que te quiere tanto como tu a él.
Eso provoco una sonrisa en la princesa, acaricio la mejilla de su hija con ternura antes de besarle la frente.
—Ahora, ¿Qué opinas si te das un baño para el banquete real? Les ordenare que también te den algo de fruta para que comas antes del banquete.
Madre e hija se levantaron y se dirijeron al castillo, la joven princesa rodeo con fuerza a su madre de la cintura tomándola por sorpresa.
—Lamento decirte que te odio, no lo hago realmente. Te amo, mamá, te amo, te amo, te amo.
La reina sonríe un poco besándole la frente a su hija y su mejilla.
—También te amo mi princesa.
La princesa parecía sumamente aburrida sentada en la mesa del banquete, mas que aburrida, estaba triste. Su cabello castaño y levemente rizado en las puntas estaba suelto, encima de su cabeza tenía una pequeña tiara de oro, y llevaba un vestido de color verde oscuro con pequeñas flores blancas en los hombros, y también tenía la mejilla apoyada en su puño moviendo con desinteres una papa en la salsa mientras todos a su alrededor bailaban, o hablaban o sus primos jugaban. La reina había visto como varios de sus primos se acercaba a pedirle que jugara con ellos, pero la niña solo negó con la cabeza, también atrapó varias veces a su hija observando a su padre, pero Ambrose estaba muy envuelto en una conversación con su hermano, mientras que Berenice a su lado sostenía a su pequeño hijo de un año.
La reina se acerco a sus dos hijos que estaban en el salón observando a todas las posibles compañeras, muchas de las personas invitadas eran nobles del reino, o reyes de otros lugares cercanos que aceptaron la invitación. Los dos hijos observaron a su madre cuando esta se les acercó.
—Les tengo una tarea antes que misteriosamente uno de ustedes desaparezca y no tengo ningún interés en saber lo que estarán haciendo. Pero su hermana esta muy triste, y lo único que le haría feliz es bailar la danza que tanto tiempo le tomo practicar, así que uno de ustedes dos, ira en este preciso momento a llevar a su hermana al salón del baile o de lo contrario, puedo traerles a un grupo de señoritas que sin duda estarán mas que dispuestas a acosarlos para que se casen con ellas.
Los dos príncipes no pudieron poner objeciones, ni siquiera tuvieron tiempo de hacerlo. Se echaron una mirada donde parecían comunicarse con los ojos, toda la conversación telepática termino con Ender alzando una gruesa ceja negra, y con Kaiser gruñendo antes de darle el vaso a su madre (que claramente no tenía jugo) y se acerca a la niña. Olivia alzo la mirada cuando su hermano se le acercó, el príncipe coloco una rodilla en el suelo antes de ofrecerle su mano, a lo que ella demasiado sonriente acepto y agarro la misma mientras iban a bailar. Ender soltó algo parecido a una risa y estaba dispuesto a irse cuando su madre le agarro el brazo.
—Y tu bailaras conmigo.
—Esa no era parte del trato—dijo Ender pero su madre ya lo arrastraba del brazo a la pista del baile mientras que los músicos se ponían en posición cuando la princesa Olivia dijo lo que quería bailar.
Muchas personas, en su mayoría provenientes de Amissa Stella, se colocaron en la pista dispuestos a bailar. Se movieron con demasiada similitud en cada paso que daba, la reina coloca una mano en la barbilla de su hijo alzándole la mirada.
—Sigues viendo mucho los pies cuando bailas.
—Apenas si conozco esta danza, y no me gusta bailar.
—Lo se, pero avergonzar a los hijos con su madre es un poder que me encanta, lo entenderás cuando tengas hijas.
Ender puso sus ojos azules en blanco mientras seguía bailando, cada tanto, la reina echaba una mirada a su hija menor quien era la mejor bailarina entre sus dos hermanos. Los pasos de Kaiser eran torpes, pero sonreía un poco mientras se movía con su hermana, pues hacer feliz a Olivia era algo que a ambos hermanos les gustaba.
—¿Por qué Levy no se despidió de nosotros?—pregunta Ender—Es amigo de todos también.
—Era un llamado importante de trabajo—respondió Lilith.
—Es raro que se haya ido, no era solamente un guardia real, siempre fue como mas...personal.
Su hijo no se dio cuenta de la mirada que su madre le echo, la reina detuvo el baile cuando su hijo la miro.
—¿Dije algo malo?
—No, para nada, solo me duelen los pies cariño. Iré a sentarme.
—Genial, entonces...¿yo puedo ir a...?
—Bueno claro Ender, si crees que estás listo para tener esposa ,acepto cualquier jovencita que quieras presentarme—dijo la reina en un tono demasiado alto que llamo la atención de varias jóvenes, Ender echo una mirada llena de pánico a su madre, y mientras un grupo de señoritas se acercaba tímidamente, la reina se retiraba sonriente.
—¿Qué se supone que hacen todos?—pregunta la voz de su esposo al lado de ella, Lilith lo mira y se encoge suavemente de hombros.
—A tu hija pensó que te gustaría un baile tradicional como regalo de navidad, ¿no?
Ambrose hizo una mueca, claramente no opinaba lo mismo, sus ojos oscuros cayeron en la niña que bailaba muy feliz con Kaiser. Luego sin decir mas nada, se retiro, la reina dejo escapar el aire mientras acariciaba el dije de su collar con una suave sonrisa posando en sus labios.
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