Capítulo 52. Adrienna
Cuando le quedaba a Daniela una hora para terminar de trabajar, estaba de espaldas a la puerta echando un vistazo a unos planos, cuando alguien la abrazó por detrás.
Ese perfume lo reconocería a mil kilómetros de distancia. Una sonrisa se dibujó en su rostro, y antes de darse la vuelta, preguntó:
-¿Adrienna?
-Siiiiii….La misma.
Daniela se dio la vuelta, y abrazó a su amiga fuertemente. No se podía creer que Adrienna estuviera en su trabajo, en España.¿Qué hacía ella ahí?. Comenzaron a hablar en italiano, ya que Adriana aunque entendía el español, no acababa de soltarse a hablarlo con Daniela.
-¡Adrienna!No me lo puedo creer. ¿Cuándo has venido?¿Y cómo es que has venido sin avisar?
-¡Quería darte una sorpresa!¿Te la he dado? Tiene pinta de que sí- Le contestó sonriéndole.
-Por supuesto que me la has dado. No me esperaba para nada que vinieras. Pero estoy encantada de verte. Estás guapísima.
-Tú también lo estás. Cómo siempre, estás divina. ¿Acabas ya de trabajar?sino, espero a que acabes...Y si no tienes planes te invito a cenar.
-Puedo acabar ya. No me van a llamar la atención los jefes…
-Perfecto entonces.¿Nos vamos?
Mientras tanto, Patricia finalmente se animó a ir a buscar a Daniela a su trabajo. Preguntó a la secretaria si estaba Daniela y si podía verla.
-Hola señorita. Si, la señorita Mayoral aún sigue en su despacho, iré a avisarla. ¿Y usted se llama?
-Me llamo Patricia.
-Muy bien. Ahora la aviso. Pero creo que tenía otra visita.
Justo fue decir esas palabras y aparecieron Daniela con Adrienna hablando en italiano y muy sonrientes las dos. Adrienna la tenía cogida por la cintura.
Patricia palideció. Enseguida reconoció a la rubia de ojos azules como la tal Adrienna, la italiana con la que se acostaba Daniela. Joder, era joven, muy femenina y muy guapa. Patricia quería que la tierra la tragara.
Y Daniela no se quedó atrás cuando vio a Patricia estática y con cara de pocos amigos.
-Hola Daniela…
Daniela se separó de Adrienna y fue a saludar a Patricia dándole un beso en la mejilla.
-Hola Patricia. Vaya, no esperaba que vinieras aquí. ¿Querías algo?- No sabía ni qué decirle, estando Adrienna delante...
-En realidad no. Sólo quería hablar contigo. Pero puede esperar. Ahora estás ocupada.
Daniela miró a Adrienna. Y confirmó que sí estaba ocupada.
-Sí, ha venido mi amiga a verme, de sorpresa, no me lo esperaba.
-Ya...E imagino que se quedará en tu casa, ¿No?
-Sí, eso creo. ¿Puedo presentártela?
-Sí, claro. Preséntamela y os dejo ya a solas.
-Vale, Adrienna mira, ella es Patricia y Patricia, ella es Adrienna, mi amiga italiana.
Las dos se saludaron de forma cortés. Adrienna se fijó en lo guapa que era Patricia, a pesar de sacarles unos cuantos años, tenía una encantadora sonrisa con unos preciosos hoyuelos y un color de ojos muy parecidos a los de ella. Era una mujer muy interesante. Ella ya sabía quién era Patricia. A pesar de ello, intentó ser lo más educada posible.
Una vez ya presentadas, Patricia se excusó y se despidió de Daniela, pero ésta no quería que se fuera tan rápido. Patricia no quería quedarse ahí más tiempo, para ver cómo Daniela se iba con esa mujer. Sentía unos celos que la estaban agobiando. Necesitaba aire en ese mismo momento.
-Patricia...Habías dicho que querías hablar conmigo. A mi también me gustaría hablar contigo, así que…¿Buscamos otro momento y hablamos?
-Claro. Ya hablaremos. Bueno, pásalo bien con tu amiga. Adiós Daniela.
-Adiós Patricia.
Joder justo hoy que había llegado por primera vez y de sorpresa Adrienna, tuvo que ir Patricia a verla a su trabajo. Le hubiera encantado irse con ella. Se moría por estar con la doctora, y por algo se había pasado a verla. ¿De qué querría hablar con ella? Seguro que al ver a Adrienna, Patricia cambiaba de parecer.
Daniela se fue con Adrienna a su casa para que ésta dejara su maleta. Además quería presentársela a Laura. Y luego se irían a cenar.
Cuando llegaron a su casa, fueron directas a casa de Laura. Por el camino, Adrienna prefirió no sacar el tema de Patricia. Tocaron a la puerta de Laura y ésta enseguida abrió.
-Hola Laura, mira que sorpresa me ha dado Adrienna. Adrienna, ella es Laura, la loca de mi hermana.
-Encantada guapísima. ¿Así que tú eres la chica que tanto ha ayudado a mi hermanita en Italia?-Laura estaba encantada de conocer por fin a Adrienna, pero rápidamente pensó en Patricia y sabía que a ésta no le haría ninguna gracia saber que Daniela estaba con Adrienna.
-Si, esa misma. Encantada Laura- Contestó Adrienna en español, con una sonrisa sincera.
-Bueno Laura, vamos a dejar la maleta de Adrienna en casa y nos vamos a cenar por ahí.
-¿Ah sí? Ya sé que tendréis que hablar de muchas cosas…¿Pero puedo irme con vosotras?
Justo salió del ascensor Patricia. Se le veía muy cansada y triste. No estaba para nada ni para nadie. Cuando Laura la vio se acercó a ella y la vio tan mal, que les dijo a Daniela y a Adrienna que se fueran ellas a cenar. Ella se quedaría con Patricia. Ésta necesitaba tener a una amiga que la animara. Y para eso estaba Laura.
Daniela se quedó mal también de ver a Patricia como la vio. Estaba claro que le había afectado mucho verla con Adrienna. Pero ella no podía hacer nada al respecto. Adrienna había venido a verla y ella no podía pasar de la arquitecta. Aunque lo que más deseaba era ser en ese momento Laura, y poder estar con ella ahora en su casa.
Daniela se quiso ir cuanto antes de ahí. No quería seguir viendo así a Patricia. Además, ésta casi ni las miró cuando las vio en la puerta de la casa de Laura.
Daniela y Adrienna fueron a cenar a un chino cercano. Mientras Laura pidió unas pizzas e invitó a Patricia a cenar en su casa.
-Patricia... Tienes que animarte. Vaya cara llevas…
-Sabes Laura. Te hice caso. Fui al trabajo de tu hermana y Adrienna ya estaba allí.
-Lo sé. Me lo acaba de contar Dani. Pero ella no sabía nada. Adrienna llegó de sorpresa.
-¿Y te ha dicho cuánto tiempo se va a quedar?
-No...No lo sé. Pero no te preocupes Patricia. Estoy segura que mi hermana no va a hacer nada con Adrienna.
-Yo no lo tengo tan claro. Es una chica muy guapa, se parece algo a mí pero ella es más joven. Yo ya no tengo nada que hacer con Daniela. Lo mejor será que me retire.
-¿Pero te estás oyendo?¿A la mínima de cambio vas a tirar la toalla?¿Acaso las has visto besarse o hacer algo incorrecto con ella?
-Laura, a Adrienna le gusta tu hermana. Sólo hay que verla cómo la mira. No soy ciega. Y yo no puedo competir con una mujer como ella.
-¿Pero tú crees que se trata de una competición? A mi hermana le gustas tú, Patricia. Y tú y Adrienna, aunque ella se parezca a ti, no tenéis nada que ver la una con la otra.
-Laura, te lo agradezco mucho, pero sufrí mucho por tu hermana. Ahora estoy sufriendo de nuevo y te aseguro que no quiero volver a pasarlo como lo pasé cuando Daniela se fue. Eso no se lo deseo ni a mi peor enemigo.
-Lo sé Patricia. Y te entiendo perfectamente. Bueno vamos viendo a ver cómo van las cosas entre ellas y a ver cuándo se va Adrienna.
-Gracias por los ánimos Laura. Me alegro mucho de haberte conocido.
-Yo también, Patricia. Aquí me tienes si tienes que reír o llorar.
Se dieron un fuerte abrazo y al rato siguieron cenando mientras hablaban de Daniela.
Después de cenar, Daniela le ofreció a Adrienna ir a tomar una copa por ahí, pero ella declinó la invitación y prefirió irse a casa a descansar. El viaje, aunque había sido corto, la había dejado más cansada de lo que ella esperaba.
Cuando llegaron a casa, Daniela le enseñó su habitación. A Adrienna le gustó mucho la casa de Daniela. Se notaba que ahí vivía una arquitecta.
-Adrienna, ponte cómoda. Yo me iré a cambiar de ropa y también me pondré cómoda.
-Vale. Ahora nos vemos.
Adrienna se quitó la ropa, hasta el sujetador, y simplemente se puso una camiseta de tirantes holgada que le cubría hasta las nalgas. Se veían sus hermosas y torneadas piernas. Cuando la vio Daniela, ésta tragó saliva.El tener a Adrienna ahí, iba a ser una tarea más difícil de lo que ella había pensado en un principio.
Decidieron salir a la terraza a tomar unas cervezas. Daniela solía pasar tiempo en la terraza. La tenía montada tipo chill out y le encantaba relajarse ahí cuando llegaba después de un día estresante. Además solía meterse en el jacuzzi y ahí sí que conseguía casi hasta dormirse.
Daniela y Adrienna estaban tan a gusto bebiendo y charlando, que se les hizo de madrugada. Llevaban las dos unas cuantas cervezas en sus cuerpos, por lo que estaban algo ebrias. Además Adrienna estaba cachonda. Y no se le ocurrió otra cosa que ir a su habitación para quitarse la ropa que llevaba y ponerse un bikini que le quedaba de maravilla. Le pidió a Daniela que se pusiera también el bikini, así podrían meterse las dos en el jacuzzi. Y sin saber por qué, le hizo caso.
Cuando Daniela volvió ya con el bikini puesto y una chaqueta vaquera encima por si tardaba en meterse en el jacuzzi, Adrienna se pasó la lengua por sus hinchados labios por el deseo.
Finalmente Daniela se quitó la chaqueta vaquera y se introdujo lentamente en el jacuzzi, sentándose enfrente de Adrienna. Ésta, quería tenerla bien cerca así que sin pensárselo dos veces, se sentó a horcajadas encima de ella. A Daniela no le dio tiempo de reaccionar. Adrienna puso las manos de Daniela en sus muslos y las llevó de arriba a abajo para que los acariciara.
Daniela estaba tan sumamente relajada que ni se le dio por pensar que estaban en la terraza, dentro del jacuzzi, y su hermana o Patricia las podían ver. Además era ya de madrugada y éstas seguro que ya dormían. Las dos solían acostarse pronto.
Patricia no podía dormir pensando en lo que estaría haciendo Daniela con Adrienna en su ático. Los celos la carcomían. Se levantó de la cama y se fue a la cocina para beber agua. Y cuando se asomó a la ventana para ver qué noche se había quedado, la imagen que vio no se le olvidaría nunca de su memoria.
Adrienna estaba encima de Daniela, en el jacuzzi, mientras la besaba y chupaba sus labios lentamente con la lengua. Frotándose con el cuerpo de la morena. Daniela tenía una mano en el muslo de la rubia y la otra mano en su cabello…
Patricia en ese mismo momento quería morirse. Nada le pudo hacer tanto daño como ver a la mujer que ella amaba en plena acción sexual con otra mujer. Pero lo que ella ya no vio, fue que Daniela cuando se dio cuenta de lo que estaba haciendo con Adrienna, se separó bruscamente de ella.
-Adrienna...Hemos bebido mucho y si seguimos así, mañana nos arrepentiremos.
-Daniela...Te necesito. Quiero hacerte el amor. Por favor, déjame hacerlo contigo. No sabes lo que te he echado de menos este tiempo. Necesitaba verte.
-Adrienna, lo siento. Lo nuestro es sólo amistad. Yo estoy enamorada de otra mujer. La quiero a ella. Y no puedo hacer esto. Lo siento.
Daniela se fue enfadada para su habitación. Sabía que le iba a costar dormirse con lo que había pasado. Sólo esperaba que ni Laura ni Patricia las hubieran visto. Necesitaba irse a dormir y ya al día siguiente hablaría con Adrienna de lo que había sucedido.
Lo que ella no podía imaginarse es que le había roto a Patricia el corazón en mil pedazos, otra vez más.
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