Capítulo 49. Comenzando a trabajar
Cuando vio marcharse a Patricia con Elisa, tuvo que hacer un gran esfuerzo para no echarse a llorar o pedirle a Patricia que se quedara con ella y no se fuera con la cirujana. Pero sabía que Patricia tenía todo el derecho a rehacer su vida. Fue ella la que se marchó sin despedirse de la doctora. Y sabía, gracias a Laura, que ésta lo había pasado muy mal. Ahora solo le quedaba resignarse por mucho que le doliera y la hiciera trizas. Patricia tenía derecho a ser feliz, y si no era con ella, podría ser con otra mujer perfectamente.
Daniela les dijo a todos que el vino le había sentado mal y que lo sentía mucho pero que necesitaba descansar. Así que se despidió de todos no sin antes darles las gracias por haber ido a su cena de bienvenida.
Ana también se despidió de todos y quiso acompañarla a su casa. Quería hablar con ella porque sabía perfectamente que el haber visto a Patricia con la cirujana le habría roto el corazón.
Laura se despidió de Daniela y le pareció muy bien que Ana la acompañara a su casa. También sabía porqué se iba Daniela apresuradamente de su propia fiesta.
Nada más entrar en su ático, Daniela comenzó a llorar desconsoladamente. Ana la abrazó con fuerza.
-Tranquila Dani...Estoy aquí contigo…
-Gracias Ana. La he cagado, Patricia nunca me perdonará haberme ido como me fui.
-Dani...Eso no lo sabes. Yo veo como os miráis y hay mucha luz y amor en esas miradas. Cuando ha venido Elisa, he visto a Patricia tensarse. Debía estar muy a gusto contigo teniéndote a tu lado.
-Si tú supieras…-Dijo acordándose de lo que habían hecho las dos debajo de la mesa.
-¿Qué?¿Qué quieres decir con eso?
-Nada, Ana. Perdona. Sólo sé que Patricia no es la misma de hace tres años.
-Claro que no. Pero tú tampoco lo eres. Tú has cambiado mucho también. Estás hecha una mujer preciosa y madura.
-Gracias Ana. Tú que me ves con buenos ojos.
-Para nada. Es verdad lo que he dicho.
-Ana…¿Te quedarías a dormir conmigo?
-Cuenta con ello. ¿Pero en la misma cama?
-Siiii...Te necesito cerca, por favor.
-Está bien. Pero lejos una de la otra, a ver si me vas a hacer dudar de mi heterosexualidad…
-¡Qué más quisieras!
Estuvieron las dos hablando un buen rato más hasta que se quedaron dormidas una pegada a la otra.
Mientras Patricia y Elisa fueron a tomar una copa por ahí. Pasaron las dos un rato agradable, pero Patricia tenía en la cabeza a Daniela y en cómo la había dejado en la cena.
Elisa quiso invitar a Patricia a acabar la noche en su casa, pero ésta declinó la oferta alegando que estaba muy cansada y necesitaba dormir y descansar. Sabía perfectamente que de irse con Elisa estarían toda la noche manteniendo sexo, y después de lo que había hecho Daniela con ella debajo de la mesa en la cena, tenía clarísimo que los únicos dedos que quería que la tocaran,eran los de Daniela. Sólo podía pensar en la joven. En nadie más. Seguía igual de enamorada que antes. Pero le daba pavor sufrir más por ella. Tenía que intentar mantenerse lejos de ella.
Se despidió de Elisa en su portal, ya que ésta quería acompañarla. Le dió un beso en los labios y Patricia se lo devolvió. Total solo era un beso. Pero Elisa quería más, así que pegó su cuerpo al de Patricia e intentó besarle por el cuello, mientras la apretaba contra ella con las manos en su cintura.
-Elisa...Por favor... Estoy cansada, vamos a dejarlo por hoy- le dijo Patricia mientras la otra intentó profundizar el beso poniendo sus manos en el trasero de la rubia.
-Pati... Sólo un poco más... vamos…
-Te he dicho que no, Elisa.
-Está bien, lo siento. Es que tengo muchas ganas de ti, esa es la verdad, Pati ¿Nos veremos mañana?.
-No lo sé. En el hospital sí nos podemos ver.
-No Patricia, no me refiero a vernos en el hospital. Quiero verte fuera del trabajo.
-Elisa, lo paso muy bien contigo, pero necesito tiempo para mí.
-¿Tiempo para ti?¿No será que te ha trastocado la llegada de esa jovencita?
-¡Oye! A Daniela no la metas en ésto.
-¡Qué pasa!, ¿aún estás enamorada de esa mocosa?
-Elisa, no quiero que hables así de Daniela. Cuando hables de ella hazlo con respeto.
-Sí, claro, perdona. Lo mejor será que no hable más de ella. Bueno Patricia, nos vemos mañana y ya hablaremos. Lo he pasado muy bien esta noche.
Se acercó a darle un beso en la mejilla y Patricia prefirió no retirarle la cara, ya le había parado los pies con respecto a Daniela y no quería seguir siendo borde con ella. Lo mejor era dejar las cosas como estaban.
Patricia subió en el ascensor hasta su planta. Y cuando salió del ascensor, estaba a punto de tocar la puerta de Daniela. Pero le daba miedo que ésta la rechazara, además ya era bastante tarde y seguramente estaría ya dormida. Sería lo más normal después de haberla visto marcharse con Elisa por ahí. No quería hacerle más daño y menos si éste era innecesario.
Fueron pasando los días y Daniela no estaba mejor. El haber visto a Patricia con Elisa la había trastocado por completo. Llevaba días sin ver a Patricia. Ésta intentaba no coincidir con la joven porque le daba miedo que la rechazara por haberse ido con Elisa el día de la cena. Y además, no le hacía ningún bien ver a Daniela. Así que lo mejor sería evitarla. Aunque sabía que tarde o temprano la iba a ver. Mejor no pensar en ese día. Ya llegaría y ya vería como se enfrentaría a tal situación.
El verano acabó y Daniela iba a comenzar a trabajar en el despacho de sus padres. Ya estaba totalmente recuperada del accidente que tuvo.
A Daniela le encantaba la arquitectura porque le fascinaba diseñar espacios, proyectar los diseños y dirigir los trabajos para ejecutar las obras.Sabía que iba a ser una buena arquitecta porque ella lo llevaba en la sangre y para ella era totalmente vocacional.
El día que empezó a trabajar, estaba de los nervios. Quería dar una buena impresión a todo el equipo que trabajaba para sus padres. Además sabía que cuando sus padres se jubilaran, ella se encargaría del despacho Ese día se esmeró en ponerse guapa. Se vistió con un traje ajustado negro y una blusa blanca, con unas botas con tacón. Estaba preciosa. Se recogió su espesa melena en una coleta. Se hizo un café para llevar y se marchó apresuradamente. No quería llegar tarde el primer día y dar mala impresión.
Su padre le presentó a todo el equipo. Estos quedaron encantados con la joven. Se le veía una chica muy eficaz y resolutiva, además de agradable y con los pies en la tierra. No era nada creída y sí muy humilde. Había una arquitecta de unos treinta años que no paraba de mirar a Daniela. Se llamaba Valeria y a Daniela le pareció muy agradable, además de guapa. Pero tenía claro que en el trabajo, y más en el despacho de sus padres, no quería líos de ningún tipo. También le cayó muy bien otro arquitecto que debería tener unos treinta y cinco años y se llamaba Carlos.
A la que aún no había visto era a su madre. La última vez que la vio fue cuando discutieron en su ático por su orientación sexual. Y su madre desde ese día, la había estado evitando constantemente. Estaba claro que la mujer no iba a dar su brazo a torcer.
Daniela aprovechó a que tenía a su padre por el despacho y él quería hablar un poco con ella, para preguntarle por su madre.
-Bueno cariño, verás que lo vas a hacer muy bien. Tus padres estamos muy orgullosos de ti- dijo su padre cuando se quedó sólo con Daniela.
-Papá… Habla por ti. Mamá me debe de odiar. Lo sé. No quiere ni verme.
-Hija, tu madre necesita tiempo. Ya la conoces. Acabará aceptando que te gustan las mujeres. No le va a quedar otra.
-Papá, gracias por tu apoyo. Si te soy sincera, necesito tener a mi familia ahí. Si has hablado con Laura, ella también me apoya. Y para mí eso es muy importante. Necesito ser yo misma, vivir mi vida y elegir por mí misma. No quiero llevar una vida que no quiero por tener contenta a mamá. Lo siento pero no.
-Cariño, es que tienes que llevar la vida que tú quieres llevar. Tú madre ya eligió lo que creyó más conveniente para ella, ahora te toca a ti...Y tú tienes que elegir por ti. Aunque te equivoques. No pasa nada. Lo importante es que aprendas también de los errores. Yo sólo quiero verte feliz, al igual que tu hermana. Y tu madre acabará aceptándolo. Sé que lo está pasando muy mal al llevar tanto tiempo sin verte. Ella te quiere mucho, pero a su manera.
-Lo sé. Pero también te digo que no daré mi brazo a torcer. Mamá me tendrá que querer tal y como soy. No pienso cambiar ni por ella ni por nadie.
-Y bien que harás, Dani. Por cierto...Tienes que presentarme a esa mujer que te ha robado el corazón.
-¿Qué?¿A qué te refieres, papá?-Daniela no se lo podía ni creer.
-Tu hermana me ha hablado de ella...Dani. De Patricia. Aquella mujer que nos presentó Laura cuando te dieron el premio por tus notas. Que por cierto, era bastante mayor que tú, me acuerdo de eso, pero también recuerdo que era muy guapa. Tú tienes el mismo gusto que tu padre- le dijo el hombre riéndose.
-Vaya con Laura...Cuando la vea verás. Pues sí...Estoy muy enamorada de esa mujer. Pero cada una va por su lado, papá. Han pasado muchas cosas entre las dos y de momento lo mejor es dejar las cosas como están.
-Hija, si tan enamorada estás, no entiendo por qué tienes que dejar las cosas como están y no le echas narices al asunto y luchas por ella.
-Papá, créeme. No es nada sencillo. Si lo fuera, estaríamos las dos juntas y amándonos día tras día.
-Ya me imagino. Sólo sé que se le veía una mujer muy interesante. Que entiendo perfectamente que te guste si te van las mujeres, y que por supuesto, vas a tener todo mi apoyo. Ya te he dicho que yo solo quiero verte feliz. Y bueno, también quiero verte triunfar en la arquitectura. Sé que lo harás.
Daniela sólo pudo acercarse a su padre y darle un abrazo de esos que quitan el sentido. El hombre se merecía eso y mucho más. Él sí la quería tal y como era. Él la respetaba. Y ella lo valoraba mucho. Como también el poder contar con su hermana siempre que la necesitaba. Sólo faltaba que su madre le demostrara que realmente también la quería, pero tal y como era.
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Nota:
En el próximo capítulo por fin Patricia y Daniela intimarán. Pero cuando acaben, nada saldrá como ellas esperaban.
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