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Capítulo 34. La fiesta

Cuando Patricia salió del salón de actos, no lo pudo aguantar y se echó a llorar. Había visto a Daniela y estaba preciosa. Lo que hubiera hecho por poder sacarla de ese sitio y llevársela a su casa, donde no pararía de amarla ni un segundo. Se moría por tenerla de nuevo en su cama. Además le había dicho que la amaba. Eso sí que no se lo esperaba. Se subió a su coche y ahí se acabó por derrumbar.

Mientras Daniela se fue con su familia, sus amigos y su profesora a tomar algo para celebrar el premio. Daniela tenía el corazón hecho trizas. Para ella, la persona más especial de su vida, no iba a compartir con ella ese momento tan importante y único y eso la destrozó. Mientras todos bebieron, rieron y celebraron, Daniela tenía la cabeza, el corazón y el alma en otro sitio.

Esa noche Daniela no pudo dormir bien. Así que a la mañana siguiente la joven tenía un humor de perros. Ana quedó con ella en pasar a buscarla para ir juntas a la fiesta.

Daniela había escogido un vestido ajustado con unas sandalias muy finas que le resaltaban sus piernas morenas y perfectas. Cómo siempre, estaba deslumbrante. Ana llegó a la hora acordada. También estaba muy guapa. Cuando salieron las dos de la casa de Daniela, justo apareció en el rellano Patricia, y ésta se quedó helada cuando las vio. Daniela no podía articular palabra pero Ana sí, así que fue ella la que saludó a la doctora.

-Hola doctora ¿Qué tal?¿Va ahora a trabajar?¿Baja con nosotras en el ascensor?

-Eh... sí, bajo y sí, me toca el turno de noche hoy...Y vosotras...Por lo que veo...Hoy no tenéis que trabajar, ¿Me equivoco?- Patricia intentó no mirar a Daniela pero le fue imposible no mirarla al escote que llevaba, y las piernas tan divinas que tenía. Desde luego esa joven tenía cuerpo de modelo.

Daniela se percató de cómo la miró la doctora. ¡Carajos! Si no tuvieran que ir a la dichosa fiesta y la doctora no tuviera que trabajar, Daniela se hubiera ido directamente al ático de la doctora.

Estando las tres en el ascensor, se mezclaron los perfumes de las tres y ese ascensor olía delicioso.

-Hoy pedimos libre en el trabajo, doctora. Tenemos la fiesta de la universidad. Van a ir también los profesores así que tenemos que ir sí o sí.

Patricia fue oír la palabra profesores y se puso de mal humor. Osea que Daniela iba a ir a una fiesta donde iba a estar esa loba de mujer. Si no tuviera que trabajar intentaría que Daniela no fuera a esa fiesta. No podía imaginarse a Daniela con esa mujer. Y lo que tenía clarísimo después de haber visto cómo miraba la profesora a Daniela en la entrega de premios, que iba a intentarlo todo con Daniela. ¡Mierda! Patricia era más que consciente de que esa noche en el trabajo no iba a poder dejar de pensar en Daniela y en esa mujer.

-Bueno chicas, pasadlo bien entonces. Hasta luego- Patricia se fue rápidamente. No aguantaba estar tan cerca de Daniela y no poder tocarla.

-Adiós doctora- Le dijo Ana.

Daniela no pudo decir nada hasta que la doctora salió del portal apresuradamente.

-Daniela tía, ¿Por qué no has hablado con ella?Ahora se pensara que pasas de ella.

-¿Pero tú crees que pensara eso? Ayer vino a verme a la entrega, y se encontró de bruces con Lucía. La cual luego nos acompañó a la celebración, y no veas cómo se fue ayer Patricia. Le pedí que se quedara a celebrarlo conmigo pero me dijo que ella no pintaba nada con mi profesora. La he cagado Ana. Ella no quiere saber nada de mí-Dijo Daniela muy apenada.

-¿Pero qué tonterías estás diciendo?¿Tú has visto cómo te miraba esa mujer?Joder, no te quitaba ojo del escote y de las piernas, que me he fijado perfectamente donde iban sus ojos. Y a esa mujer la pones como una moto. Hazme caso. Si no llego a estar yo en el ascensor te digo yo que acabáis o en tu ático o en el suyo.

-¿Tú crees?Por mi parte, no tengo la menor duda de dónde hubiera acabado con ella.

Las dos rieron con ganas. De repente Daniela quiso ir a hablar con Patricia, por lo que le dijo a Ana que la esperara un minuto. Era su oportunidad de poder disculparse por lo que pasó en el reservado con Lucía.

-Claro, ves, yo te espero aquí, pero no tardes, anda.

-Gracias Ana. Sí, ahora mismo vengo.

Daniela corrió hacia el coche de Patricia. Ésta estaba a punto de abrir la puerta para subirse.

-Patricia...Espera.

Cuando la doctora oyó su nombre de boca de Daniela, su corazón empezó a latir con mayor fuerza. Los nervios se apoderaron de ella. Se dio la vuelta y ahí estaba, la mujer por la que suspiraba día tras día y con la que soñaba noche tras noche.

-Hola Daniela...

-Hola Patricia...- A Daniela no le salían las palabras. Estaba más nerviosa de lo normal y no atinaba a decir nada coherente. La miró a esos intensos ojos azules y se le olvidó qué le quería decir. Pero Patricia también la miraba fijamente. Tenía que aprovechar ahora que la tenía ahí para ella sola. Encima se iba a ir a una fiesta donde seguro que se lo pasaría muy bien y no faltaría su profesora...

-Daniela...Lo siento, tengo prisa.

-¿Eh? sí, claro...Perdona, no quería entretenerte. Yo...

-Bueno, te está esperando Ana. Ves con ella, anda. Y pásatelo muy bien.

Patricia le retiró la mirada porque la joven estaba espectacular y si seguía mirándola como la estaba mirando, no sería dueña de sus actos y podría hacer una locura. Los labios de Daniela, pintados con un bonito carmín rojo, le estaban pidiendo a gritos que se los comiera. Joder, y después de haberla visto tan deslumbrante, ella se tenía que ir a trabajar. Lo que daría por poder quedarse con ella, abrazarla y amarla durante toda la noche...

Patricia se subió rápidamente al coche despidiéndose apresuradamente de Daniela. Lo arrancó y se fue. Y Daniela se quedó peor que antes de haberla visto. ¿Por qué se fue Patricia de esa manera? No le había dejado ni decirle lo que le quería decir. A Daniela le salió un par de lágrimas. No lo pudo evitar. No le había hecho ningún bien ver a la doctora. Daniela quería haberse disculpado con ella pero ésta no estaba por la labor ni de escucharla ni seguramente de perdonarla.

Daniela se secó sus mejillas y fue corriendo a donde estaba Ana.

-¿Cómo ha ido?¿Has conseguido hablar con ella?.

-No,Ana. Nada, lo he intentado pero ella tenía prisa. Además me costaba hasta hablar... Me he quedado como una imbécil mirándola a los ojos...Y ella ha aprovechado para irse rápidamente.

-Joder, ¡qué madura que es! Bueno, igual tenía prisa de verdad, pero poco le costaba esperar a escuchar lo que le tenías que decir. Pues nada, ahora vamos a pasarlo bien, a ver qué se cuece en la fiesta.

-Yo creo que me emborracharé para no pensar por lo menos durante esta noche en Patricia.

-Bueno, vamos a una fiesta, beber tenemos que beber, pero hagámoslo con moderación.

-Jaja con moderación tú, yo tengo que quitarme esta pena que tengo que no me deja ni respirar.

-Vamos Daniela, hoy pasemoslo bien. Ya mañana será otro día.

-Lo intentaré. ¿Vamos?

Seguidamente subieron a la moto de Ana y se dirigieron a la fiesta.

El local estaba lleno de estudiantes y de unos cuantos profesores. Daniela no estaba nada animada. Así que para animarse se pondría a beber unas cuantas copas. Esperaba que el alcohol le ayudara a ser ella misma y a disfrutar de la fiesta. Seguro que sí.

Ya llevaba tres copas cuando vio a lo lejos a Lucía. Tenía que reconocer que estaba preciosa con un vestido negro escotado y algo ajustado. Lucía tenía un cuerpo muy bonito y si no sintiera nada por Patricia, sí se hubiera dejado llevar con Lucía. Y ésta no le quitaba los ojos de encima. De repente alguien tocó su hombro, y cuando se dio la vuelta se sorprendió al ver a una chica castaña muy guapa.

-Hola, ¿Qué hace una chica tan bonita como tú aquí sola?- le preguntó la chica.

-Pues verás, mi amiga se ha ido a coger una bebida. Igualmente ha venido también su novio.

-Vaya, entonces deduzco que estás bien sola...¿Cómo te llamas?Yo soy Lorena.

-Hola Lorena, encantada, yo me llamo Daniela. Tú...No eres de arquitectura, ¿Verdad?

-No, vine con una amiga que estudia arquitectura. Yo estudio ingeniería.

Mientras hablaban, Lucía no podía dejar de mirar a Daniela. Cuando vio acercarse a esa joven a la morena, estuvo a punto de llamar a Daniela para que se fuera con ella, pero justo se acercó a ella un par de profesores. Por lo que se tuvo que fastidiar mientras Daniela tonteaba con esa joven.

-Oye Daniela, ¿Te gusta bailar?¿Te gustaría bailar conmigo?-Lorena se animó a preguntarle.

-¡Claro!¿Por qué no?- Daniela le dijo que sí porque ya veía que Lucía iba a acabar por acercarse, y la única manera que tenía de alejarse de ella, era bailando con otra chica. A decir verdad a Daniela ya le estaba subiendo el alcohol que había ingerido.

Lorena puso sus manos en la cintura de Daniela y la acercó a ella. Estaban peligrosamente muy juntas. Esa chica estaba excitada de tener a Daniela tan cerca, y se estaba muriendo por besarla. Pasó su nariz por el cuello de Daniela y ésta sintió un escalofrío al sentir la respiración y el aliento de la chica cerca de su oreja. Joder, no quería sentir nada con esa chica que no conocía de nada, pero le estaba siendo imposible. Esa chica se estaba rozando más de lo necesario y estaba claro que quería algo con ella.

De pronto Lorena bajó sus manos de la cintura de Daniela a sus caderas, y luego a sus glúteos. Daniela soltó un gemido sin poder evitarlo. Lorena pasó sus labios por la mandíbula de la morena, y se fue acercando poco a poco a la boca de Daniela. Y ésta estaba tan absorta en el baile que se dejó hacer por Lorena. La castaña aprovechó y posó sus labios sobre los de Daniela. El simple roce de ambos labios las excitó a las dos. Finalmente Lorena pidió con su lengua paso entre los labios de Daniela y cuando ésta sintió esa lengua dentro de su boca, se separó de Lorena al momento.

-¿Qué pasa Daniela?¿Voy muy rápido?

-No, tranquila. No sé qué me ha pasado, pero no puedo hacer ésto. Lo siento.

-¿Por qué? Si lo estábamos pasando muy bien las dos.

-Si, tienes razón, pero yo no puedo seguir haciéndolo. Perdóname- se disculpó y se alejó de Lorena. Joder, cuando comenzó a besarla se acordó al momento de Patricia. Y al acordarse de ella la hizo sentirse mal al besar a otra mujer que no era ella. Tenía que reconocer que Lorena era muy guapa y la estaba excitando mucho, pero lo que sentía por Patricia era mucho más fuerte que eso, y no quería tener unos labios pegados a los suyos salvo si eran los de Patricia, que entonces muy gustosamente se dejaría besar.

Daniela estaba asqueada.Y el alcohol ya le estaba haciendo efecto en su cuerpo. Así que aprovechando que Ana estaba bailando con Diego, y Pedro y Raquel estaban con otros amigos, salió fuera del local y no se le ocurrió otra cosa que llamar a la persona menos indicada.

Patricia estaba en un box atendiendo a un paciente cuando su móvil comenzó a sonar. Lo llevaba en el bolsillo de la bata. No pensaba contestar, además era la una de la mañana y nadie la llamaba a esas horas, pero cuando vio que era Daniela la que llamaba, le pidió a una compañera que la sustituyera un momento.

Patricia salió corriendo para poder atender la llamada. Se metió en un vestuario para que nadie la molestara. Temía que Daniela estuviera en peligro.

-¿Sí?

-Hola...Patricia...soy yo, Daniela..

-Sé quién eres- Patricia suspiró. Daniela debía estar borracha. -¿Qué quieres Daniela?Es tarde...

-Patricia, solo quiero oír tu voz.

-Daniela, estás en una fiesta, ¿Porque no me cuelgas y te vas a bailar y a pasarlo bien?

-No quiero colgarte, de hecho necesito escuchar tu voz.

-Estás borracha, Daniela.

-Sí, lo estoy. Pero sabes, los niños y los borrachos siempre dicen la verdad...

-Daniela, ¿está Ana contigo?

-Sí, bueno, vinimos juntas pero ella está ahora con su novio.

-Ya veo. ¿Y tú estás sola?

-Si. Lo estoy. Necesito decirte algo...

-¿Qué quieres decirme?

-Quiero decirte tantas cosas...Que no sé por dónde empezar.

-Daniela, no tengo toda la noche. Estoy trabajando.

-Perdona, Patricia. No quería molestarte.

-No me molestas...

-Bueno, lo primero de todo, quería pedirte perdón por lo que hice con mi profesora en el club. Estaba muy enojada contigo por no acordarte de mí cumpleaños y pensé que por rozarme un poco con ella no estaba haciendo nada malo. Pero me equivoqué.

-No pasa nada Daniela. Eso ya ha pasado. Además eres libre de hacer lo que tú quieras.

-Sí,lo sé. Pero por culpa de lo que pasó ese día, te he perdido.

-¿Tú crees que me has perdido, Daniela?-A Patricia le cayeron un par de lágrimas por sus mejillas.

-Si, lo creo. Y creo que he perdido al amor de mi vida por mi inmadurez.

-¿Ah, sí?¿eso piensas?- Patricia no podía creer esa confesión de Daniela.

-Patricia...Ahora me gustaría poder verte...Me gustaría que estuvieras aquí conmigo, o estar juntas en tu casa o en la mía...Sería la chica más feliz del mundo si simplemente pudiera dormir contigo, abrazadas, y desnudas...Cuerpo con cuerpo.

Patricia no contestó. ¿Cómo iba a contestar a eso? Pero sus ojos sí reaccionaron a esas maravillosas y sorprendentes palabras de Daniela. Cayeron más lágrimas por sus mejillas sin poder evitarlo.

-Sabes...Lo que daría ahora mismo por poder besarte y meter mi lengua en tu boca...Por hacerte mía...Por tener mis dedos en tu interior...Joder Patricia. Te deseo tanto...Nunca antes deseé a alguien como lo hago contigo.

La entrepierna de Patricia se humedeció al oír esas palabras de boca de Daniela. Así que como ya era de madrugada y no entraría nadie al vestuario, aprovechó y se encerró en un baño.

-Daniela...Por favor, mañana te vas a arrepentir de todo lo que estás diciendo ahora- le dijo Patricia con la voz ronca.

-No me arrepentiré de lo que siento por ti. Y lo que te he dicho es la verdad. Ahora sería la mujer más feliz del mundo si estuviera haciendo el amor contigo. Y si tuviera tus largos y finos dedos en el interior de mi estrecha vagina como la llamas tú...

Patricia comenzó a masturbarse.¡Carajos! Nunca antes había hecho algo así, pero se sentía tan bien. Además estaba manteniendo sexo telefónico ni más ni menos que con Daniela. No podía pedir más.

-Daniela...¿Te gustaría que te embistiera con mis dedos? ¿ Tienes tus bragas ahora húmedas?

-¿Húmedas? Están empapadas, Patricia. De sólo imaginarme tus dedos acariciándome los pechos, juntándolos y poniendo mis pezones bien duros... Luego arañándome el abdomen, y después pasando tus perfectos dedos por mi clítoris...Me podría correr de sólo pensar en eso. ¿Y tú, Patricia?¿Cómo tienes tú las bragas?

-También están húmedas, como las tuyas. Daniela...Me voy a correr,pero me gustaría hacerlo en tu boca, con tus labios pegados a mis labios vaginales y tu lengua danzando en mi interior... Joder Danielaaaa...ummmm...

Finalmente Patricia se corrió. Joder, le había encantado lo que había hecho con Daniela. Era la primera vez que hacía algo así y le había vuelto loca hacerlo con la joven. Esperó unos segundos para recuperar la respiración.

Y justo cuando se iba a despedir de Daniela, escuchó una voz que se dirigía a Daniela. Era la maldita profesora.

-Daniela, te estaba buscando. Has bebido mucho. Te llevaré a mi casa y así te tendré controlada, y ya mañana te llevaré a tu casa.

Joder la cabrona esa se la iba a llevar a su casa y seguro que se aprovechaba de Daniela.

-Daniela... Por favor...Pásame a tu profesora, quiero hablar con ella-Le pidió Patricia a la joven.

-Está bien Patricia, no sé si ella querrá hablar contigo.

-¿Con quién tengo que hablar, Daniela?- Preguntó Lucía pensando que sería la madre de Daniela.

-Con Patricia, mi ex novia.

-¿Qué? Tienes una ex novia? a ver, pásame el teléfono.

Daniela se lo pasó.

-Hola, soy Lucía, la profesora de Daniela.

-Hola...yo soy Patricia. Sólo quería asegurarme de que usted no se va a aprovechar de Daniela - ¿Y Daniela la había presentado como su ex novia?-Si es necesario puedo salir un momento del trabajo y llevar yo a Daniela a su casa-No quería que la profesora se la llevara a su casa.

-¿Perdone?¿Aprovecharme de ella? Mire, tengo muchas ganas de acostarme con Daniela, si le soy sincera. Me vuelve loca. Y siento algo fuerte por ella. Pero le aseguro que si me llego a acostar con ella, será estando completamente sobria. Así que puede quedarse tranquila. Yo la llevaré. Y usted es...¿La mujer que vino ayer a la entrega de premios?

-Sí. Soy yo.

-Vale. Haremos una cosa. Ahora la acompañaré a su casa, y según cómo esté, me quedaré con ella hasta mañana.

-Perfecto. Si se pusiera peor, o lo que fuera, por favor, llámeme y acudo a su casa si es necesario.

-Bueno, no se preocupe, Patricia, si se pone peor llamaría a un médico.

-Lucía, yo soy médico. Ahora estoy trabajando, así que si se pone peor o ella necesita algo, avíseme, por favor.

-Ah, vale. No sabía que fuera médico. Está bien. Gracias. Le dejo trabajar entonces. Hasta luego.

-Hasta luego- Se despidió y colgó la llamada.

-Lucía...Pásame a Patricia- Le dijo Daniela a la profesora.

-Daniela, ha colgado la llamada. Estaba trabajando.

-Joder. Necesitaba decirle que la amo y que la quiero...

-¿Qué?¿Pero no es tu ex?¿Y cómo es que me acabo de enterar que tienes una ex?¿Y que encima la sigues queriendo?- Lucía se quedó de piedra.

-Eso no es asunto suyo, profesora. Y sí, esa mujer es la dueña de mi corazón. Me tiene a sus pies.

-Joder, ¿amas a esa mujer y en la fiesta dejas que otra te coma la boca? Porque a mí bien que siempre me has apartado...

Lucía no podía creer las palabras de la joven. Aunque a decir verdad, el día que coincidió con la doctora en el club, y Daniela luego apareció en el reservado llorando, ya se olía que entre ellas había habido algo especial.

-Profesora, a usted no le tengo que dar ninguna explicación de lo que yo haga con mi vida. Pero aún así le explicaré lo que ha pasado en realidad para que usted no saque conclusiones erróneas. Esa chica quiso bailar conmigo y luego intentó besarme. Y sí, como amo a Patricia y estoy muy enamorada de ella, he sido incapaz de llegar más lejos con esa chica. Fin de la historia.

A Patricia le hubiera encantado ser ella la que cuidara de Daniela y se ponía enferma de sólo pensar que esa mujer la iba a llevar a su casa e igual la acababa desnudando y poniéndole el pijama. Pero sabía que tenía que dejar los celos a un lado y pensar en Daniela. Era mejor que esa mujer la llevara a su casa a que cualquiera se aprovechara de ella y la dejara por ahí tirada. Mañana por la mañana pasaría a casa de Daniela a ver cómo se encontraba.

Lucía estaba algo molesta con Daniela. No sabía que ésta tuviera una ex novia, y a decir verdad era una mujer más mayor que Daniela pero era muy atractiva, muy interesante y encima tenía que reconocer que estaba de muy buen ver porque tenía un cuerpo lleno de curvas. Y para que Daniela se hubiera fijado en esa mujer, eso quería decir que era una mujer muy especial. Lucía tuvo celos de Patricia.

Ahora se llevaría a Daniela a casa de ésta y ya mañana por la mañana hablaría con ella, y una vez que estuviera sobria tal vez pasara algo entre ellas. Ya se vería. O no, si seguía enamorada de esa mujer...

Lucía avisó a Ana de que iba a llevarse a Daniela a su casa. Le pidió la dirección y ésta no dudó en dársela.

Lucía la llevó directamente a su casa. Le sacó las llaves del bolso y ayudó a Daniela a entrar en su casa. Y como había pensado Patricia, Lucía también la ayudó a desnudarse y la acostó en su cama. Desde luego Daniela tenía un cuerpo que quitaba el sentido. Pero Lucía, aunque le gustara el sexo como a un tonto los palotes, era una mujer muy legal y no se le ocurriría por nada del mundo intentar algo con Daniela estando ésta ebria. A lo sumo lo único que hizo fue darle un pico en los labios a Daniela.

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