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Capítulo 24. La primera vez de Daniela


Cuando Patricia cerró la puerta y fue donde estaba Daniela, el corazón se le iba a salir del pecho. Sabía que la había cagado y que Daniela querría irse.

-Daniela, yo...Lo siento. Vino sin avisar...-A Patricia le iba a dar algo de sólo pensar que Daniela se iba a querer ir.

-Venía directamente a acostarse contigo...-A Daniela se le escapó alguna que otra lágrima. Su rostro estaba desencajado y la voz le temblaba.

-Si, eso parece, Daniela...Lo siento mucho...Yo...No la esperaba, la verdad. No sé por qué ha venido- Patricia se intentó acercar a Daniela con algo de temor, para limpiarle las lágrimas que estaban derramando sus preciosos, y en esos momentos, tristes ojos.

-¿Y con ella sí follas duro?-Daniela estaba llena de rabia por dentro. Por lo que parecía, Patricia aún seguía acostándose con esa mujer.

-¿Qué, Daniela?- le preguntó Patricia sorprendida. Por lo visto Daniela había escuchado la conversación y no la iba a pasar por alto.

-Que con ella si te abres de piernas fácilmente y conmigo te cuesta horrores simplemente tocarme. Lo que no entiendo por qué conmigo pierdes el tiempo así, cuando te puedes ir tirando a las mujeres que tú quieras con un abrir y cerrar de ojos. ¡Mírate! Si quieres acostarte con una mujer, no necesitas ni llamarla. Ella ya viene a tu casa sin avisar.

-¡Daniela, no me hables así! Sí, con ella sólo me acostaba. O eso habíamos acordado. Pero contigo es totalmente diferente. No sé por qué ha venido hoy a mi casa. Contigo quiero hacer las cosas bien, y no solo quiero acostarme. No tengo ninguna prisa, pero en realidad quiero que sepas que lo quiero todo contigo.

-Lo siento Patricia. Lo mejor será que me vaya. No esperaba para nada que te siguieras viendo con esa mujer. Y encima que haya venido a tu casa con total libertad para follarte con ganas- Daniela estaba llorando. Sentía que perdía a Patricia, y no la podía ni mirar a la cara de lo que estaba sintiendo por dentro en ese mismo instante.

Patricia estaba desesperada. No quería que Daniela se fuera por nada del mundo. La agarró esta vez más fuerte del brazo, para que no se fuera. Iba a seguir persuadiéndola todo lo que hiciera falta hasta que la joven cediera y se quedara con ella.

-Daniela, ¿Tú quieres que te folle duro?¿Quieres que tu primera vez sea así?Yo me muero por hacerte el amor toda la noche. No quiero follar contigo. Tú no sabes todo lo que siento por ti y lo que deseo hacerte mía. Es la primera vez que me pasa algo tan bonito como lo que estoy viviendo contigo. Y la culpable eres tú, por ser tan perfecta y tan especial para mí. Quiero sentirte, tocarte, besarte, lamerte, chuparte, hacerte de todo Daniela, pero hoy no quiero que sea duro ni fuerte, ya tendremos tiempo de hacerlo así. Hoy quiero que sea especial para ti, tanto que nunca lo puedas olvidar.

Daniela no sabía qué hacer. Seguía llorando pero algo dentro de ella le decía que se marchara. Pero si Patricia le había dicho que hoy no quería que fuera duro ni fuerte, ¿Quería decir, en serio, que iba a haber más veces?¿Aún sabiendo que ella era virgen y que no se podía comparar con todas las amantes con las que se había acostado? Eso la descolocó por completo.

-¡Suéltame por favor!. Quiero irme.

-Daniela...No quiero forzarte...Pero esta noche necesito hacerte mía, por favor. Me encantaría que me permitieras compartir contigo tu primera vez. Me harías sentir la mujer más feliz y especial del mundo.

Daniela no sabía si reír o llorar. ¿Patricia necesitaba ser especial para ella? ¿estaba siendo realmente sincera con ella? Esas palabras llegaron a lo más hondo de su corazón. Daniela también deseaba hacer el amor con esa mujer que estaba poniendo su vida patas arriba. La deseaba como nunca antes había deseado a nadie. Y hacía tiempo que sabía que de perder la virginidad, le encantaría que fuera con la mujer que tenía en ese momento a su lado.

Patricia la acorraló contra la pared suavemente, mientras la tenía cogida por las manos. Pegó su cuerpo al de la joven para evitar que ésta se fuera. Además de no soltarla de las manos. Aún con todo, fue delicada porque por nada en el mundo quería acabar forzando a Daniela ni lastimarla. Acabó entrelazando sus dedos con los de Daniela. Sus alientos se hicieron sólo uno. Sus respiraciones iban acompasadas una con la otra. Se dispuso a lamer las lágrimas que le caían por las mejillas. Y cuando acabó, le chupó lentamente los labios. Daniela cerró los ojos, fue lo único que pudo mover, sus párpados, porque toda ella estaba a merced de la doctora. Su lengua se introdujo en la boca de la joven y cuando Patricia sintió la lengua de Daniela en su boca, por fin pudo sonreír y relajarse. Patricia necesitaba morderle el labio inferior, y lo hizo con mucha delicadeza. El cuerpo de Daniela estaba temblando de la emoción que sentía por tener a esa mujer besándola con tanta pasión y tanto amor.

-Cariño, estás temblando. ¿Tienes frío?

-No Patricia, no es frío lo que siento...-Dijo Daniela con una medio sonrisa muy seductora y tímida a la vez.

Patricia sólo pudo sonreír mirando embelesada a los ojos de la preciosidad que tenía entre sus brazos.

-Ven conmigo, por favor- Patricia la cogió de la mano entrelazando sus dedos con los de la joven y se la llevó a su habitación. Había llegado la hora de que la muchacha compartiera su mayor tesoro con ella. Había llegado el momento de por primera vez, disfrutar de lo que era hacer el amor con otra mujer. Daniela no olvidaría esa noche nunca en su vida, porque así lo quería Patricia, y ésta se iba a esmerar lo indecible para que así fuera.

Cuando abrió la puerta de su habitación, Daniela se quedó muy sorprendida cuando vio la cama de la doctora llena de pétalos haciendo una forma de un corazón. Había velas por todas partes. Desde luego que Daniela no se lo creía. Con otras mujeres podía ser dura y bruta, mientras con ella era paciente, detallista y delicada. Y entonces no pudo dejar de llorar.

-Eh... Cariño, ¡No llores, por favor!¿Estás bien? Mira, puedes irte cuando tú quieras. Quédate tranquila porque no pienso hacer nada que tú no quieras hacer.

-Patricia, no me quiero ir. Me vuelve loca que seas así. Además eres detallista. Quiero compartir contigo mi primera vez. Eres tú esa persona que llevo tanto tiempo esperando. La que me hace tocar el cielo simplemente con una mirada o una suave caricia.

Patricia también estuvo a punto de ponerse a llorar. Entonces, ¿Era ella la persona que estaba esperando Daniela para compartir su primera vez?. Finalmente se centró en lo que quería hacer y consiguió sentarse en el borde de la cama.

-Ven preciosa. Entonces pondrás tú el ritmo. Siéntate encima mío.

Daniela estaba con el corazón a mil. No sabía lo que tenía que hacer con Patricia, solo sabía que se dejaría llevar. Pero no podía dejar de pensar que era totalmente inexperta y que tal vez Patricia prefiriera acostarse con su amiga porque ésta estaba en la misma igualdad de condiciones que ella y le doblaba la experiencia. Quizás la doctora podía aburrirse con ella.

Daniela se sentó encima de Patricia. Las dos estaban a esas alturas humedísimas. Patricia se dispuso a acariciarle suave y lentamente los brazos, la espalda, los muslos, mientras la besaba muy suavemente. Tenía su piel totalmente erizada. Quería y necesitaba que Daniela se relajara. Luego pasó una mano por el cabello de la joven. Esa melena la ponía a mil por hora. Era preciosa y perfecta al tacto.

Después puso sus manos en los glúteos de Daniela y la apretó todo lo que pudo contra ella para que sus sus sexos se rozaran. Daniela se olvidó de todo. Ella misma empezó a rozar su sexo con el de la doctora. Patricia comenzó a acariciarle los muslos a Daniela. Fue subiendo sus manos y las introdujo por debajo del vestido, llevándolas por el duro abdomen de la joven, arañándolo con sus uñas con delicadeza y acariciándolo con las yemas de sus dedos. Daniela empezó a gemir. Patricia llevó una mano a un pecho de la joven y comenzó a acariciarlo por encima del sujetador. Mientras la otra mano la bajó muy despacio hasta el monte de venus de Daniela. Introdujo un dedo por debajo de las bragas y comenzó a hacer círculos por dicha zona. Daniela sintió que iba explotar de un momento a otro. Joder, sólo la estaba acariciando cerca de sus partes íntimas y por un pecho, y ya sentía que iba a perder el control de un momento a otro. Finalmente estaba tan fuera de sí, que ella misma se quitó el vestido.

Necesitaba que Patricia la tocara por todas partes. Patricia sólo pudo sonreír. ¡Pues sí que tenía prisa Daniela!. Lo que la joven no sabía era que Patricia quería hacerle el amor muy lentamente. Como ya le había dicho anteriormente, no tenía prisa alguna y quería disfrutar de cada segundo de ese momento único y tan especial. Quería hacerlo lo más largo posible, ya tendrían tiempo de hacerlo rápido en cualquier otra ocasión. Su principal objetivo era aprenderse de memoria todo el maravilloso cuerpo que tenía en ese instante encima de ella.

-¡Joder Daniela, qué cuerpazo tienes! podría tener un espectacular orgasmo sólo mirándote. Eres puro vicio. Tu cuerpo es como una droga para mí.

Daniela cogió las manos de Patricia y las puso en sus pechos. Ésta directamente le desabrochó el sujetador y se lo retiró. Patricia se quedó embelesada con esos pechos tan morenos,firmes y perfectos de tamaño. Parecía que las manos de Patricia y los pechos de Daniela estaban hechos a medida. Además, Daniela no podía tener la piel más suave. Patricia no sé creía la suerte que tenía de poder compartir con Daniela su primera vez.

-Daniela, tus pechos son perfectos para mis manos, ¡joder!.Toda tú eres perfecta. No sé de dónde narices has salido.

-Patricia, soy toda para ti...

Patricia estaba que no cabía en sí. Después de todas las mujeres que habían pasado por su cama, lo que estaba haciendo con Daniela era la primera vez que le llegaba al corazón y al alma. Nunca antes había sentido nada parecido. Ya no solo era una conexión sexual brutal, sino también emocional.

-Patricia...Quiero que te desnudes. Necesito sentirte y quiero verte desnuda. Necesito sentir tus pechos junto a los míos.

A Patricia le encantó que Daniela llevara la iniciativa. Así que hizo caso a la joven y se quitó el vestido. Daniela abrió los ojos como platos ante tal visión. Iba con un conjunto interior de color blanco muy sexy y con medias de encaje. Y esos pechos más grandes que los suyos, la podían volver loca de remate.

Era la primera vez que la veía así. Tenía los pechos grandes pero firmes a la vez. Y el abdomen, plano y duro. ¿Cuando hacía deporte Patricia?Nunca antes le dijo que hiciera algo de ejercicio, y estaba claro que tenía ese cuerpo de practicar deporte.

-Patricia...Yo sí voy a tener un orgasmo sólo con verte. ¡Qué curvas tienes! debería estar prohibido tener un cuerpo como el tuyo.

Patricia se rió por la ocurrencia de Daniela. Era verdad que su cuerpo tenía más curvas que el de la joven, pero también se notaba en él los años de más que le sacaba a Daniela.

-Pues también es todo para ti esta noche...

-¿Esta Noche?-Preguntó Daniela con algo de decepción.

-Sí, esta noche... Y todas las que vienen a partir de ahora. Siempre y cuando tú quieras.

Daniela no cabía en sí de felicidad. Finalmente le quitó el sujetador a Patricia, quedándose embelesada con esos magníficos pechos ya sin nada encima. A Patricia le excitó mucho sentir esa mirada lujuriosa en sus senos. La joven comenzó a tocarle los pechos muy despacio mientras los miraba como si fueran lo más bonito que había visto en su vida. Esa mujer era un monumento y era toda para ella.

Patricia decidió abrazarla mientras la besaba con pasión. Así pues, los pechos de una chocaban con los pechos de la otra. Se acariciaban unos a otros. Las dos gemían sin parar. Hasta que Patricia por fin decidió bajar su mano y acercarla a la entrepierna de Daniela.

-¿Estás preparada, cariño?- le susurró Patricia al oído a Daniela.

-Siiiiii... Ummmm- Le contestó con la voz muy ronca- Total y completamente preparada.

Patricia se separó un poco del cuerpo de Daniela y observó de arriba a abajo todo su cuerpo. Sus pechos, su abdomen, el comienzo de su monte de venus...No asomaba ningún vello púbico. Se moría por saber si lo tenía totalmente depilado. Así que mientras la besaba con una pasión y ternura a la vez descomunal, introdujo una mano debajo de las bragas de Daniela.

Seguían besándose mientras la mano de la doctora acarició toda la entrepierna de Daniela. Ésta abrió sutilmente las piernas para que la mano de Patricia pudiera moverse con total libertad. Los gemidos de Daniela comenzaron a subir de intensidad. Patricia le acarició los labios vaginales, de arriba a abajo, y lentamente. Se acercaron con maestría al comienzo de su vagina. Sus dedos estaban completamente mojados. En la vida había tenido los dedos tan empapados por tocar la vagina de una mujer.

-Joder... Patricia...No creo que aguante mucho...

-Tranquila amor, ésto acaba de empezar...Estás empapada, Daniela...Quítate las bragas, por favor.

Daniela se levantó y se las quitó. Luego se volvió a sentar encima de la doctora. Daniela estaba totalmente depilada. Como había predicho Patricia. Cuando ésta observó con detenimiento las partes íntimas de Daniela, pensó que iba a enloquecer ahí mismo.

Patricia quería deleitarse con la frescura de esa vagina. Así que le abrió con los dedos de una mano los labios vaginales y con un dedo de la otra mano, acarició la entrada de la vagina.

-Daniela, joder, qué maravillosa visión tengo ante mis ojos.

Daniela estaba roja de la vergüenza pero a la vez estaba muy excitada con los ojos de la doctora puestos en sus partes íntimas. Estaba claro que a Patricia le estaba gustando mucho lo que estaba viendo.

Una vez que Patricia retiró sus manos de la entrepierna de la joven, ésta rozó con su sexo ya humedísimo el abdomen de Patricia dejándoselo todo mojado. A Patricia le iba a dar un infarto ahí mismo. De eso estaba segura. La doctora fue acariciando de nuevo poco a poco la entrepierna de Daniela, y enseguida, cómo no, sus dedos volvieron a llenarse de líquidos vaginales de Daniela, y eso acabó por rematarla. Su abdomen también se llenó de fluidos. Daniela no paraba de gemir. Y vaya cómo se movía la joven encima de Patricia. Se notaba que tenía mucha experiencia a la hora de hacer bailes privados y eróticos.

-Ummmm...¿te gusta que te acaricie ahí? Porque te noto muy mojada, cariño.

-Joder Patricia... siiiiii... No pares por favor. Me estás volviendo loca...Quiero que me penetres.

Patricia fue tanteando la zona de Daniela, el comienzo de su vagina, mientras no paraba de besarla. Necesitaba que estuviera muy excitada y lubricada para poder introducirle un dedo y que la joven no gimiera de dolor. Y vaya si lo estaba.

La doctora introdujo finalmente un dedo en la cavidad vaginal de Daniela delicadamente y enseguida notó el himen de la chica. Como parecía que a Daniela no le hizo daño, metió el dedo más profundamente hasta que acabó por romper el himen. Patricia fue metiendo y sacando el dedo con mucha suavidad, mientras su dedo estaba impregnado de sangre. Pero como a Patricia no le importaba, no quiso parar porque Daniela lo estaba disfrutando muchísimo. Su dedo estaba sintiendo la calidez y suavidad de las paredes vaginales de Daniela, y cómo éstas se contraían al contacto con el dedo de la doctora. Daniela, al sentir el dedo de Patricia dentro de ella, contrajo conscientemente su vagina, no quería que Patricia sacara ese dedo de su interior por nada del mundo. Y la doctora se dió cuenta de las contracciones voluntarias que estaba provocando Daniela para que no pudiera retirar su dedo.

-Cariño, relájate, no pienso sacar el dedo de tu interior...Y que estrechita eres. Voy a perder la cordura pensando en mi lengua dentro de tu estrecha vagina.

Daniela no paraba de moverse sensualmente encima de Patricia. Como ésta se dio cuenta que necesitaba más fricción para que Daniela pudiera correrse, acabó por meter un segundo dedo. Y Daniela finalmente tuvo el mejor orgasmo de su vida, nada que ver cuando ella se masturbaba. De repente sus mejillas se llenaron de lágrimas por la felicidad que le invadió por todo lo que acababa de vivir.

-Por favor...No saques todavía los dedos de mi interior. Quiero sentir tus dedos por un rato más. Quiero sentir que esto es real y no es un sueño. No quiero despertar, Patricia.

-No pensaba hacerlo, amor, ahora mismo no encuentro mejor lugar donde puedan estar mis dedos - Mientras con su otro brazo abrazó tierna y amorosamente a la joven. Cuerpo con cuerpo, piel con piel, labios con labios y corazón con corazón.

Estuvieron así un buen rato. Sintiendo el latir de la otra.

-Patricia, ahora te toca a tí. Quiero hacerte disfrutar.

-No es necesario Daniela, yo ya he disfrutado con lo que acabas de vivir tú ahora mismo. De verdad, me ha parecido lo más espectacular que he vivido. Nunca pensé decirlo, pero nunca antes había disfrutado tanto sin necesidad de tener yo un orgasmo.

-Me parece perfecto Patricia, pero no me has entendido. Quiero hacerte tocar el cielo. Quiero hacerte mía y quiero verte gozar de placer. Igual que lo he hecho yo.

Y Daniela besó con lujuria y una pasión desmedida a Patricia. Acto seguido le pidió que se tumbara en la cama y Patricia le hizo caso. Estaba fascinada con esa muchacha.

Daniela lamió sus piernas, sus muslos, el interior de éstos, pasó su lengua cerca de la entrepierna de la doctora y las piernas de ésta se tensaron. La doctora quería que el momento durara eternamente. Daniela siguió pasando su lengua por el abdomen de Patricia, por su ombligo, por sus senos, por las costillas que asomaban debajo de sus pechos,recreándose en ellas. Volvió a subir hasta el cuello chupándoselo lentamente, hasta que acabó llegando a la boca de la mujer. Mientras, llevó su mano a la entrepierna de Patricia. Ésta no podía estar más húmeda. Cuando Daniela puso su mano en sus partes íntimas, introdujo directamente dos dedos. Estaba lubricadísima. Sacó los dedos y se los llevó a su boca, lamiendo los flujos que resbalaban por sus dedos. Quería dejarlos completamente limpios.

Daniela quiso bajar con su lengua a la intimidad de Patricia pero ésta se tensó y cerró las piernas en un acto reflejo.

-No mi amor, no quiero que ahora hagas eso...

-Pero yo sí quiero. Por favor, déjame hacerlo-Se moría por lamerle la vagina.

-Daniela, eres muy joven para hacer eso. Ya tendremos tiempo, no te preocupes.- Le contestó Patricia, aunque en realidad era lo que más estaba deseando que hiciera Daniela en ese momento.

A Daniela le encantó que Patricia le dijera que ya tendrían tiempo, eso quería decir que quería seguir estando con ella y que entonces no lo estaría haciendo mal del todo. Era la mujer más feliz del mundo.

-Patricia, por favor, si no me dejas hacerlo me voy a volver loca.

Patricia finalmente asintió con una sonrisa. Y Daniela vio vía libre con esa preciosa sonrisa para hacer lo que más quería hacerle.

Patricia abrió todo lo que pudo las piernas. La joven quería guardar esa imagen para siempre en su memoria. Daniela pasó su nariz por la humedad de Patricia. Ese olor la extasió. De repente empezó a lamerle como si de un helado se tratara. Patricia se agarró a las sábanas con fuerza. Iba a tener el mejor orgasmo de su vida con la lengua de Daniela pululando por su vagina. Daniela se ayudó con dos de sus dedos. Mientras los introdujo en el interior de Patricia, su lengua se movía por los labios vaginales de la mujer. Daniela vio tan sumamente excitada a Patricia que se le ocurrió acariciarle el ano con la otra mano.

-Patricia, di mi nombre mientras gimes y te corres...

-Daniela...Jo...Joder...arrrrgggggg...No aguanto.....

Patricia no pudo evitarlo y gimió como nunca antes lo había hecho. Estaba más que segura que si Laura estaba en su casa, la habría oído gemir como una loca, pero en ese momento le dio exactamente igual lo que pudo oír Laura. Se corrió con la lengua de Daniela en sus labios vaginales, con unos dedos dentro de su vagina y con otros dedos acariciándole el ano. ¿Podía pedirle más a la vida?

-Joder Daniela...¿Qué narices me has hecho?¿Tú estás segura que nunca antes te habías acostado con alguien? Porque te digo yo que lo que me has hecho ha sido espectacular. Y eso una mujer sin experiencia...No lo hace- Le dijo Patricia con una sonrisa pícara y arrebatadora.

-¿Te ha gustado entonces?-Preguntó tímidamente Daniela.

-¿Qué si me ha gustado?joder, ahora que te he probado, no quiero dejarte ir. Ni quiero que te pruebe otra mujer. Lo siento, a partir de ahora vas a ser solo mía.-Le dijo Patricia riéndose.

-No tengo ninguna intención de acostarme con otra mujer que no seas tú. Así que puedes estar tranquila.

-Así me gusta, mi amor. De sólo pensar que lo que me acabas de hacer se lo puedes hacer a otra mujer... Joder, no puedo. Por cierto, me preguntaba...¿Querrías quedarte a dormir conmigo?

-¿En serio?-Daniela no lo podía creer.¿ La mujer de sus sueños quería dormir con ella?

-Sí, Daniela, quiero dormir contigo, con tu cuerpo pegado al mío toda la noche. Necesito sentirte. Además, la noche aún no ha acabado y tengo la intención de seguir amándote un poquito más...

Daniela se puso encima de la doctora, y comenzó a pasar de nuevo su sexo desnudo y húmedo por todo el cuerpo de Patricia. Ésta se iba a volver a correr con solo mirar a la joven moverse encima de ella, y como no, sintiendo su sexo acariciando y rozando todo su cuerpo. Patricia sólo pudo sonreír pensando en lo larga que podía ser la noche y lo que la iba a disfrutar con Daniela hasta que llegara el amanecer.

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