Capítulo 21 La primera cita.
Patricia no quería que Daniela se levantara. No quería dejar de abrazarla. Ni quería que hiciera más bailes. De sólo pensar en lo que hacía Daniela en ese sitio le hervía la sangre. Pero Patricia sabía que ella no era quién para pedirle que lo dejara, y menos si Daniela necesitaba ese dinero para vivir. Era una chica sumamente madura y sabía perfectamente lo que debía hacer.
-Daniela, muy a mi pesar, tengo que irme. Me van a echar ya de aquí. Lo dicho, piensa en nuestra primera cita, y me dices. ¿Vale?
-Sí, Patricia. Gracias por lo de hoy, no esperaba que regresaras.
-Gracias a ti. Y yo no esperaba que finalmente me atendieras. Pensaba que me echarías. Y no sabes lo que me alegra que no lo hicieras.
-Patricia, no sabes lo que tú provocas en mí. Y cuando te he visto aparecer tan preciosa, es imposible decirte que no. Eres una mujer que quita el sentido.
-Eso me ha parecido...Que cuando me has visto te he asustado. Pues te digo una cosa, espero que cuando veas chicas preciosas que quieran tener algo contigo, digas que no- le dijo Patricia en broma, aunque inconscientemente esperaba que así lo hiciera Daniela.
-Patricia, es imposible sentir lo que siento por ti, y estar tonteando con otras mujeres. Yo no soy así. Así que quédate tranquila.
-Además tienes unos valores espectaculares Daniela. Si fueras más mayor, ojalá te hubiera conocido mucho antes. No sé de dónde has salido, sólo sé que quiero disfrutar a tu lado todo lo que tú me permitas.
Justo entró Raúl para recordarle a las dos que el turno había acabado e iba a entrar un cliente que había reservado a última hora. Daniela ya no quería bailar más, pero como estaba en una nube, bailaría más contenta que nunca.
La doctora se acercó a Daniela y le plantó un beso suave y tierno en los labios de la joven. A Daniela le hubiera encantado salir de allí de la mano de la doctora, pero se conformó con ese beso que la puso del revés.
No se creía lo que había pasado entre ellas. Aún tenía que sentarse y digerir lo sucedido. Entonces...Le gustaba a la doctora. Ésta le había confirmado que estaba enamorada. ¿Pero lo estaría tanto cómo ella?. Y si intimar como había intimado con Patricia, le había parecido la experiencia más espectacular que había tenido en sus diecinueve años, no quería pensar cómo sería el día que hicieran el amor. Porque conociendo a Patricia y cómo ésta la trataba, seguro que es lo que iban a hacer. Ese momento seguro que no tendría palabras para poder describirlo.
Patricia llegó a su casa ensimismada. Daniela era un diamante en bruto que ella debía de pulir. Y vaya si lo iba a pulir. Con paciencia, esmero y mucha delicadeza.
Sabía que esa noche se había esmerado en ponerse guapa. Quería llamar la atención de la joven. Y vaya si la llamó. No se esperaba que Daniela cayera tan rápido. Esa niña le había robado el corazón. Era tan sumamente inocente, delicada, sensual, pasional y perfecta, que no paraba de sonreír cuando pensaba en ella.
Se tiró directamente a la cama. Y como sólo de pensar en la joven, se ponía cachondísima, acabó por masturbarse. Nunca antes había tenido tantos orgasmos en tan poco tiempo, pero esta chica activaba sus partes íntimas sólo con pensarla. Y si ya la tenía cerca, sus hormonas se disparaban automáticamente. Era increíble que le pasara eso con treinta y cinco años. Con Daniela estaba viviendo una segunda juventud.
Lo mismo le pasó a Daniela cuando llegó a su casa. A pesar de estar muy cansada, se dispuso a relajarse tirándose en su cama. Se quitó la ropa quedándose en bragas. Se tumbó en la cama y se acomodó. Empezó a pasar su mano por sus pechos y su duro abdomen, mientras la otra mano la bajó directamente a su clítoris. En la cabeza, como no, tenía a la doctora. Estaba disfrutando como una niña pequeña. Y quería recrearse. Comenzó a gemir sin ningún reparo. Pensó en los labios pintados de rojo pasión de la doctora, en esos preciosos ojos azules mirándola con deseo, en esas delicadas y suaves manos tocándole el abdomen y las nalgas...y luego pensó en cómo ella le metió mano por el escote, en cómo sus dedos se introdujeron en su cálida y maravillosa vagina, en lo suaves que tenía los muslos...Joder lo que le gustaría ver a esa mujer totalmente desnuda, abrazarse las dos sin nada de ropa, sentir la piel de la otra. Y Daniela, finalmente, se corrió con ganas, cómo no.
Lo que no sabía era que a Patricia le costaba dormir porque no se podía quitar de la cabeza lo que había pasado en ese reservado. Como era ya de madrugada y no se oía ningún ruido, y sólo las separaba una pared, sin quererlo, escuchó los gemidos de la joven y se excitó de sólo escucharlos, así que se volvió a tocar de nuevo. Esa noche consiguió dormir de tirón.
A la mañana siguiente Daniela había quedado con Ana para ir a estudiar a la biblioteca. Quería contarle lo que había pasado con pelos y señales con Patricia.
-Hola Ana. ¿Llevas mucho tiempo esperando?
-¡Qué va!Acabo de llegar. ¿Entramos ya a estudiar o vamos a desayunar algo?
-Vayamos a desayunar que quiero contarte lo que pasó ayer con Patricia- le dijo Daniela eufórica.
-¿Qué?¿Ya la llamas por su nombre? pensé que para tí siempre sería la doctora. Eso es que has avanzado con ella- Daniela sólo pudo sonreír con lo que su amiga le dijo.
Fueron a la cafetería más cercana a la biblioteca. Se sentaron en una mesa algo apartada. Pidieron unos cafés con croissants y se pusieron a hablar.
-Ana... Ayer sucedió lo más bonito que he vivido en mi corta vida.
-Cuéntame ya, anda que me tienes nerviosa perdida.
-Patricia es maravillosa. Ayer fue ella la que reservó para una hora. Cuando entró en el reservado yo no quería ni verla, porque sé que se ha estado acostando con una amiga suya. Bueno, en realidad claro que tenía ganas de verla, pero estaba muy enfadada y desilusionada con ella porque pensaba que pasaba de mí. Pero ayer me demostró que no, que le gusto y que está enamorada de mí. Y también me lo verbalizó.
-¡Joder tía!¿Se acuesta con otra y te dice que está enamorada de ti?¿No suena raro?-Ana no quería parecer desconfiada con Daniela, pero a decir verdad el comportamiento de Patricia le pareció algo extraño.
-Me dijo que no se acostaría con ninguna otra mujer y que quería que tuviéramos una cita. Y quería ser ella la primera en acostarse conmigo, pero quería hacerlo bien, no en el club. Ella quiere que sea un momento muy especial para mí.
-Vaya, nos ha salido romántica la doctora.
-Sí, tengo que reconocer que me trata con mucha delicadeza, es una mujer sensible y me encanta. En ningún momento se ha sobrepasado conmigo, de hecho, yo la toqué a ella, pero ella a mí no me tocó. Y por lo que sé y me ha dicho ella, ganas no le faltan.
-Pues es la mujer perfecta para ti. Se ve que te adora, Daniela. Estoy segura que otra ya se hubiera aprovechado y se hubiera acostado contigo, sin importarle si para ti es tu primera vez…
Cuando dijo ésto, Daniela enseguida pensó en Lucía. Si Daniela hubiera querido, ya se hubieran acostado. Por eso Patricia era muy especial para ella. La doctora la respetaba y no la forzaría a hacer algo que ella no quisiera. Pero lo que la doctora no sabía es que Daniela estaba ya más que preparada para hacer de todo con ella.
Cuando estaban acabando el desayuno, le llegó un mensaje de WhatsApp de un número desconocido donde ponía:
"Hola preciosa, te preguntarás cómo es que tengo tu número de teléfono, espero que no te moleste, pero lo cogí cuando te atendí en el hospital. No sabía por qué, pero algo me decía que mirara tu teléfono en la base de datos de los pacientes...Y bueno, la verdad, pensaba pasarme en cualquier momento por tu casa, pero he visto que no estás en casa. Esta tarde tengo guardia hasta mañana por la mañana. Tengo unas ganas locas de verte. Y quería recordarte que tú y yo tenemos una cita pendiente...No te olvides. Patricia"
Cuando Daniela lo leyó por primera vez, casi le da algo. Lo tuvo que releer varias veces, y finalmente se lo enseñó a Ana. El corazón se le iba a salir del pecho.
-Tía, tienes a esta mujer loquita por tus huesos. Joder que cabrona, ya tenía tu número de teléfono de hace tiempo, que callado se lo tenía.
-¡Joder Ana!¿Cómo voy a poder estudiar teniendo a esta mujer en mi cabeza?no me lo puedo creer que sienta tanto por mí. Estoy soñando. ¿Y qué le contesto? estoy de los nervios Ana. Por cierto...Ya tengo su número de teléfono- Daniela sonrió embobada.
-Normal que estés nerviosa. Tienes algo con una mujer hecha y derecha. Esta mujer te va a enseñar mucho, me parece a mí. Vas a aprender a pasos agigantados- Ana dijo sin poder evitar reír.
-Ya te digo. Como para tener ahora algo con una chica de mi edad, ¿Te imaginas?.
-Es que las cosas como son, Dani, tú eres muy madura para la edad que tienes. Te pega más una mujer madura que una chica de nuestra edad.
Daniela sabía que su amiga tenía razón. Ella se aburría con la mayoría de gente de su edad. Con la única de su edad que congeniaba a la perfección era con Ana. Ésta la animó a que dejara de perder el tiempo y le escribiera de una vez por todas. Así que empezó a escribirle:
"Vaya, Patricia, tengo que decirte que nunca antes me había alegrado porque alguien tuviera mi número de teléfono sin pedirme permiso para tenerlo. Yo también necesito verte ya, de hecho tengo que estudiar todo el día y no sé si voy a poder hacerlo porque estás en mi cabeza y no consigo dejar de pensarte ni un segundo. Y la cita…¿Cuándo te viene bien a ti?".
Estaba deseando que la invitara cuanto antes. No quería ni podía esperar más para estar con ella.
Daniela vio que la doctora estaba en línea, y al momento estaba escribiendo.
"¿Te parece bien mañana a las 8:00pm en mi casa?"
Patricia estaba esperando la respuesta de Daniela ansiosa.
"Me parece perfecto, Patricia. No veo el momento de ver esos preciosos ojos y esa sonrisa con esos hoyuelos que me vuelven completamente loca".
"Gracias, cariño.¿Porque te puedo llamar cariño? Ayer me dijiste que te encantó que te lo llamara, pero tal vez te dejaste llevar por la emoción del momento".
"No me dejé llevar por la emoción del momento. Me encanta que me llames cariño"
"Y a mi me encantas tú, Daniela. Bueno, te dejo que tendrás que estudiar mucho, para mañana por la noche tener libre y poder cenar con la vieja de tu vecina. Y yo tengo que trabajar un poco. Hasta mañana guapísima"
"Hasta mañana Patricia y gracias por tus palabras. Y sí, tengo que estudiar para seguir con mis Matrículas de Honor. Un beso".
"Un beso, preciosa".
No se vieron las caras cuando se despidieron, pero parecían dos adolescentes chateando con su primer amor. De hecho, Patricia estaba con María y ésta cuando le vio la cara de felicidad que tenía se rió de ella.
-Patricia, tía, se te está cayendo la baba y no quiero recogerla, así que contente un poco, anda.
-¿Qué dices María?ya será para menos…
-¿Para menos?¿Has visto qué cara pones cuando chateas con esa chica? Te tiene loca perdida. Y no me extraña la verdad, ¡Qué suerte tenéis algunas!
-La verdad es que sí tengo suerte...No lo voy a negar. Y quiero vivir el momento a tope a su lado. Esta chica saca lo mejor de mí. Con ella estoy todo el día sonriendo. Estoy muy enamorada, sí, lo tengo que reconocer.
-Pues entonces me encanta para ti, Patricia. Porque con lo borde, fría y antipática que eres…Además…¿tú te has enamorado alguna vez en tu vida?
-Ja ja ja. ¡Qué graciosa eres!.¿Antes de Daniela?. Pues no, María. Es la primera vez que siento ésto por alguien. Es algo tan desconocido para mí, que si te soy sincera, me da pavor que no salga como yo espero, pero a la vez tengo unas ganas inmensas porque esto funcione. Lo que me hace sentir esa chica es algo maravilloso. El tener mariposas en el estómago cuando la veo, los nervios que me produce el saber que la voy a ver o cuando coincido con ella en alguna parte sin saber que la voy a ver, la felicidad que siento cuando sus ojos se posan en los míos y cuando me dedica sus preciosas sonrisas...Joder, ¿Cómo no voy a estar enamorada de Daniela?.
-Es verdad Pati, tengo razón. Yo porque soy tu amiga y no me queda otra que aguantarte. Pero vamos, es verdad que te veo feliz cuando hablas de ella o la tienes a tu lado. Nunca antes te había visto así. Y me encanta.
-Lo que tú digas. Pero sí, ¿Cómo no voy a estar feliz si la tengo conmigo? .No me creo que esa joven morenaza sienta algo tan bonito y sincero por mí. Es una chica que me inspira mucha ternura, es muy dulce, fina y a la vez pasional e impulsiva. Es como una mezcla explosiva. Me vuelve loca y me muero porque llegue el momento de hacerla mía…
-¿Hacerla tuya?¿Aún no habéis intimado?¿Qué me he perdido, querida?
-Si, hemos intimado algo, pero ella sigue siendo virgen, María. Y bueno, lo de hacerla mía me refiero a unir nuestros cuerpos y que se hagan uno solo. Quiero hacerle el amor y solo espero que por ser su primera vez, no lo olvide jamás.
-Joder Patricia, si estás enamorada de la criatura...Nunca antes habías hablado así de un ligue tuyo. Espérate que se lo diga a Lola, que nuestra querida amiga se ha enamorado hasta las trancas de una preciosa jovencita.
-Lola ya lo sabe, María. Ya he hablado con ella sobre Daniela. Y tú lo has dicho. Es que Daniela no es un simple ligue. Daniela lo es todo para mí. Si la tengo cerca mi cuerpo se estremece y empieza casi a convulsionar. Y si la tengo lejos, mi cabeza no deja de pensarla.
-Pues ya sabes, invitala a cenar y después de la cena, hazla la mujer más feliz del mundo.
-En eso estoy, ¿Qué te piensas?. Sólo espero estar a la altura de las circunstancias... Bueno, vamos a trabajar un poco que para algo nos pagan, ¿no?.
Daniela también habló con Ana sobre los mensajes que se habían estado mandando, y ésta le dio la enhorabuena por la mujer que se había llevado. La doctora le resultaba una buena mujer y se notaba que estaba colada por su amiga. Además de ser muy atractiva. No podía pedir más para Daniela. Ésta se merecía lo mejor y sobre todo ser feliz.
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