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55. Hoja de vida


Hagan de cuenta que todavía es 18 de febrero 7u7 Feliz cumpleaños para mí y para Luca c:

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Capítulo final

55. Hoja de vida

LUCA

Como una de las anfitrionas, Grisel recibe a los invitados que llegan a la inauguración de Soluciones en rojo. También los saludo conforme ingresan. Sin embargo, me concentro más en platicar con mis amigos y las chicas de la Perrera.

Ivanna hace lo mismo. No hace mucho hubiera dado prioridad a los clientes o colegas, negocios son negocios, pero me reiteró que esta noche es para disfrutar.

El piso de oficinas está decorado como le gusta, ya contrató al 80% del personal que tiene planificado tener a su cargo y hoy por la mañana firmó otro contrato. Lo está haciendo sensacional.

El personal de Doble R contempla con asombro las instalaciones, Ivanna citó a la mayoría, desde el señor Rodwell hasta Ruth, del personal de limpieza y miembro de los «invisibles». Si bien, ella, en particular, junto con Ángela, ex asistente de Ivanna, se muestran cabizbajas. Sé que le pidieron no renunciar a Doble R. Lamentan ser parte de una empresa en medio de una «reingeniería».

Rodwell luce exhausto, desde aquella competencia fraudulenta por el puesto de vicepresidente estuvo seguro de que podría explotar a conveniencia las cualidades de Ivanna, y no. Sus médicos le advirtieron que debe cuidar su corazón y retirarse. No obstante, por mamá también sé que no quiere confiar Doble R a su descendencia. Entregó su vida a la empresa, acaparó la dirección de todo y, en consecuencia, crio parásitos y vividores. De ahí que, insista en que Clarissa lleve su apellido. Puso sus esperanzas en mi hermanita por, según él, ser la única «digna».

Bueno, señor Rodwell, mi hermanita es tan «digna» que por eso no quiere ser una Rodwell.

Se lo platiqué a Ivanna y está de acuerdo. Lo mismo le está demostrando que ya no pone su talento al servicio de nadie, mucho menos de él. No volverá a ser la cuarta, tercera o segunda en un organigrama; en su empresa es la presidenta, es la jefa.

Me siento orgulloso de ella. Es mucho más feliz ahora que no necesita competir ni demostrar nada a nadie más que a ella misma.

Del mismo modo ha sobrellevado bien lo del enanito. De mi parte, le dije que no hay prisa, y que, si así lo quiere, se dará cuando esté lista, o puede nunca estar lista. En su momento lo platicaremos, ya que hoy tampoco es ese el motivo por el que estamos juntos. Para mí, Ivanna no es Blancanieves, sino una versión sexy de Maléfica.

Por ahora, «Soluciones en rojo» es su bebé, su enanito, su positivo, y está bien. Tengo mucho que dibujar, y ella, feliz, y, gracias a eso, haciéndome feliz, es la mejor inspiración y motivación.

Cada que algún invita, me señala y comenta mis ideas y el proceso creativo al respecto. En mi opinión, mi aporte fue mínimo, pero insiste en señalarlo, referirse a mi como artista y un creativo en general, además de repetir que está orgullosa de mí.

Asegura que me lo da todo porque yo primero le di todo, pero ¿qué es «todo»? Tan solo acepté sus estrellas.

Para mí ella era un sueño y hoy me hace sentir que lo soy también.

Nos compaginamos, y eso, una vez más, nos vuelve un gran equipo y ya no solo para negociar.

—El señor Rodwell ya te vio hablar con Marco —susurro a su oído en cuanto tengo oportunidad.

—Perfecto. Hora de hacer mi jugada —anuncia, indicándoselo a Marco con un ligero asentimiento de cabeza.

Acto seguido, pasa de más invitados para llevar a Marco y amigos de este con el señor Rodwell.

Los sigo.

—Lionel, ¿conoces a Marco Maldonado? Es el Presidente de Grupo M —presenta Ivanna a su vecino y Rodwell no parece contento. Planeó lo de ofrecerle el 30% cuando asumió que Ivanna sería contratada por Grupo M.

»Grupo M compra e invierte en empresas.

—Lo sé —responde Rodwell a secas.

—Lo menciono en caso de que llegues a ese extremo con Doble R —bromea Ivanna, lo que alarma a Rodwell.

Pero, ¿Ivanna en serio bromea?

—También te voy a presentar a los abogados de Marco; Daniel Saviñon y Armando Calaschi —continúa—, los dos son socios del bufete S&A —El semblante ceñudo de Rodwell no cambia—. Por cierto, con uno de ellos tres me acosté en la universidad, al rato podemos hacer una trivia para adivinar con quién —insiste en bromear Ivanna para aligerar el ambiente, lo que solo empeora el humor de Rodwell.

No hay razón para que le «presente» al presidente de Grupo M y sus amigos abogados. Esto solo parece una forma de fastidiarlo... o presionarlo.

Sé que es lo segundo.

—Me alegra que tengas como invitados a diversas personalidades de Ontiva.

—Ex compañeros de la UVO, la Universidad de Ontiva —explica Ivanna—, compartimos mucho allí y egresamos casi al mismo tiempo.

—Señor Rodwell, escuché que se quedó sin jefa de Recursos Humanos, tal vez podría recomendarle a alguien —comenta uno de los abogados.

—Estamos bien —masculla Rodwell.

»¿Intentas amenazarme? —le pregunta a Ivanna.

Ella sonríe con la altanería que le caracteriza, sobre todo cuando trata con Rodwell.

—Lionel, soy una empresaria, no una mafiosa. Lo que quiero es hacerte una oferta. Puedes escuchar y luego aceptar, o esperar la de Marco —señala a su amigo—, que seguramente también te hará una si Doble R continúa en la misma situación.

—Sí, lo que quieres es amenazarme —concluye Rodwell.

»Aprovecharte de mi situación actual, de que estoy enfermo y no puedo hacerme cargo de Doble R como antes. Entonces, quizá conseguir un trato beneficioso.

—¿Dónde escuché eso antes? —se pregunta a sí misma Ivanna en voz alta—. ¿Aprovecharte de alguien por una enfermedad o incapacidad y tomar ventaja? ¿Dónde lo escuché? ¿Dónde? Luca, ayúdame.

—No estoy seguro —Al igual, finjo pensarlo—, mi memoria falla, pero creo que... Ah, sí; Babette —suelto de pronto, viendo fijamente a Rodwell.

—¡Cierto; Babette! —me secunda Ivanna—. ¿Cómo pude olvidarlo? O tú mismo, Lionel. Tu ex esposa, ¿recuerdas? En Doble R la apodaban «la conejita».

Furioso de que otros invitados, además de Marco Maldonado y sus amigos, estén escuchando, el señor Rodwell le exige a Ivanna comentar el asunto por privado.

Y me sorprende que ella acceda, ya que es igual o más orgullosa que él; hasta que, al ingresar los tres a su nueva oficina, la miro tomar asiento y señalar la placa sobre su escritorio, en la que se lee «Presidenta».

Ivanna tampoco aparta la sonrisa altiva de su cara.

—Está bien, no hablaremos frente a mis invitados, incluido el personal de Doble R; pero si quiero que tu esposa esté presente.

—¿Linda? —pregunta Rodwell.

—¿Es que ya cambiaste de esposa otra vez? —se burla Ivanna y Rodwell, cansado de verse en esta situación, coge aire.

—La llamaré —digo, timbrando por teléfono a mi madre para que venga.

No demora en entrar, es posible que se mantuviera cerca al vernos hablar; no lo sé, ya es sorpresa para mí que aceptara venir a un evento de Ivanna.

—Al comprar su parte de Doble R, ayudé a Babette a pagar sus deudas —defiende Rodwell, mientras tanto.

—Y yo pretendo ayudarte a evitar la quiebra. Nos ayudamos entre todos.

—Como familia —secundo.

Ivanna asiente.

—Así es.

Nuestro tono de burla no es del agrado de Rodwell y tampoco de mi madre.

—Ivanna siempre ha sido muy altruista —continúo—. Ayudó a un chico a venir de África para estudiar en Ontiva.

—No podía dejarlo allá —«reflexiona» ella—. Su historia conmovió mi corazón.

—El buen Tyson —recuerdo.

—¿El novio de Pru? —pregunta mamá.

—El mismo.

—Aún dudo que no sea amenaza y venganza —insiste Rodwell.

—Yo le llamo justicia —responde Ivanna, haciendo girar su silla hacia los lados. En contraste con Rodwell, se ve relajada.

—¿Y qué quieres, Ivanna?

—No seguir trabajando para ti. Eso es un hecho. Ahora tengo mi empresa. Sin embargo, tú necesitas que yo siga al frente de tu empresa.

—Así es.

—Por lo que te ofrezco ser la asesora del nuevo presidente o presidenta de Doble R.

—¿Luca? —pregunta Rodwell e Ivanna se echa reír.

Rodwell asume que nuestra «venganza» consiste en tomar el control total de Doble R y a mamá no le disgusta la idea. Estamos aquí porque desde el principio me quiso como aprendiz.

—No. Luca tiene sus propios planes —informa Ivanna—. Es artista; a él le gusta dibujar.

Sé que la atención de mamá continúa en mí, de nuevo no podrá creer que desperdicie la oportunidad de ser parte de una gran empresa, pero mantengo mis planes intactos y mi vista fija en Ivanna.

—De hecho, mi primera tarea puede ser ayudarte a preparar a los nuevos presidente y vicepresidente —continúa.

»Uno podría ser Lobo. Ha mejorado consiguiendo cuentas reales.

Rodwell hace rodar sus ojos y es evidente que no ha considerado a Lobo como opción.

—En conclusión, firmaríamos un contrato para que sea tu asesora. De esa manera, seguiré involucrada con Doble R, pero trabajando por mi cuenta y tú aún recibirás los beneficios de mi trabajo y contactos.

»¿Acaso no nos conviene a todos?

»Pero, supongo que tienes más opciones. Como elegir tú mismo a los nuevos directivos, prepararlos y que mantengan mi nivel.

—Y tu prestigio —agrego.

—Y mi prestigio.

—Y tus clientes —sigo.

—Y mis clientes.

—Sin contar las nuevas conexiones que tendría Doble R gracias a los tratos que estás haciendo en el extranjero.

—Luca, gracias por recordarme eso —«me agradece» Ivanna para horror de Rodwell... y mamá.

—Es un honor, ex jefa.

—Me ayudas tanto.

—No. Error. Le estoy ayudando al señor Rodwell —«corrijo»—. A petición de mi mamá, él, en su momento me contrató para ayudarlo a vigilar tu trabajo. Todo por el bien de Doble R. Y aquí estoy, de nuevo, viendo por Doble R y mi padrastro el señor Rodwell. Aunque me habías pedido llamarte «Lionel». ¿No es así, Lionel?

Rodwell aprieta los labios, en tanto mamá continúa horrorizada.

—Luca, tendrías que estar de mi lado —me «reprocha» Ivanna.

—No puedo dejar solo a Lionel, Ivanna. Lo siento.

Ella alza los brazos.

—Oh, Rayos, que traidor. Odio las jugadas tipo Caballo de Troya.

—¿Podemos ir al punto? —protesta con enfado Rodwell.

»Pensé que trabajarías para siempre en Doble R por lealtad, no a mí, sino a la memoria de tu padre —defiende.

—No. Prefiero trabajar por lealtad a mí. Y estoy segura de que él también lo hubiera querido así. Recuerda que tú mismo me confirmaste que a él ya no le importaba Doble R.

»Pero, tú decides si lo tomas o lo dejas. Puedo darte tiempo para pensarlo, aun cuando es posible que no mantenga mucho tiempo mi oferta, ya que también tengo un par de condiciones.

—¿Tú pones las condiciones?

—Sí, Lionel. Habiendo reconocido los dos mi valor, yo pongo las condiciones. Primero, necesito autonomía.

»Segundo, de nuevo quiero tomar decisiones respecto al plan de carrera del personal. En especial, de las mujeres que son madres —Ivanna procura no mostrarse endeble. Sé que lo último lo hace por Ángela y Ruth. Lo que habló con ellas y pasó ella misma, la sensibilizó en cuanto a ese tema.

»Tercero, que dejes de presionar a Clarissa para que cambie su apellido. A ella le gusta ser «Bonanni» —agrega, sorprendiéndonos tanto a mí como a mamá. No esperaba que Clarissa fuera parte de su plan.

No le platiqué el problema para que interviniera, pero sé que estima a Clarissa y tiene en sus manos la posibilidad de ayudarla.

—Cuarto, que la dejes vivir donde ella desee. Conmigo y Luca es bienvenida. Y quinto, ya que, asumo, tu porcentaje total de acciones pasará a tus herederos, no quiero que Clarissa esté entre ellos. Quiero que a ella le des 15% del 30 que tenías planeado para mí. De esa forma será parte sin deberte nada.

—¿Y el otro 15%? —pregunta Rodwell y a mamá esta vez le sorprende que a él no le importe perder cualquier vínculo con mi hermanita.

—Para mí, desde luego —responde Ivanna.

—Eso era a cambio de que siguieras trabajando para Doble R.

—¿Y qué estoy haciendo, Lionel? Trabajaré mejor si tengo incentivos, como acciones, además de mi respectivo salario, el que debe ser igual al del presidente, más bonos.

»Imagina que Sherlock siga rompiendo mis zapatos Miu Miu o Manolo Blahnik —me comenta.

—Una catástrofe —concuerdo—. Necesitas presupuesto para tus zapatos.

»Lionel, Ivanna trabaja mejor con incentivos —le digo a Rodwell—. Pero ya no te atrevas a pedirle más al señor Rodwell, Ivanna —le «exijo» a ella de forma dramática—, esto es un atropello. Ni que él, con su salud deteriorada no pudiera evitar una bancarrota.

Ivanna continúa sonriéndole con altanería a Rodwell:

—Sabes que lo valgo.

—¿Y puedes hacerte cargo de Doble R y de tu empresa al mismo tiempo?

—Pues, eso he estado haciendo durante los últimos meses. Además, si tu temor es que no de el 100%, ahora tengo a gente trabajando para mí, gente que está siendo capacitada por mí.

—Tampoco te he visto trabajar siendo mamá, no sé si bajará tu rendimiento, no sé si...

—¿Eres consciente de la cantidad de mujeres que tienes en Doble R trabajando para ti siendo madres al mismo tiempo? —lo interrumpe Ivanna—. No, no lo sabes. Porque ninguna ha bajado su rendimiento.

—La mayoría de ejecutivos en Doble R son hombres.

—Y por eso estás sentado frente a mí.

—Tu hijo aún no nace, Ivanna —insiste Rodwell, sin tener idea de que, de momento, eso no pasará, y ella tampoco lo desmiente.

»Y nada me garantiza que cuando pase seguirás dando el 100%.

—Ve a pedir ayuda a Lobo o a otro de tus ejecutivos entonces —resuelve Ivanna, estirando hacia los lados los brazos para sentarse más cómoda.

Rodwell mantiene su boca en una línea recta.

—Eso pensé —concluye con éxito la presidenta de Soluciones en Rojo y nueva asesora de Doble R, abriendo sonriente el folder en el que guarda el borrador del contrato.

»¿Durante muchos años no sacaste adelante tú sola una casa hipotecada y a tus hijos, Linda? —le pregunta a mamá, que permanece callada.

Pensativa y callada.

—Pipo insistió en que debo sacarte de vacaciones constantemente —le recuerdo al llegar a nuestra habitación.

«Nuestra habitación».

Me abraza y de ese modo nos deja caer a los dos sobre la cama.

Se le ve cansada. Además de lo de Rodwell, no dejó de atender invitados, pero continúa sonriente y juguetona. Una faceta desconocida de Ivanna a la que quiero acostumbrarme.

—Sí, pero acabo de empezar de manera oficial —responde a mi pregunta—. No puedo marcharme y abandonar la empresa tan pronto. Pero podemos comenzar a planear nuestras siguientes vacaciones.

Dejo un camino de besos desde su barbilla hasta su cuello y me quedo allí.

—Nunca hemos tenido vacaciones —le recuerdo.

—Cierto, y eso hará más divertida la planificación.

—¿Llevaremos a Sherlock?

Ya que hasta se subió a la cama con nosotros.

—No si vamos a una fábrica de lácteos.

—Volvamos a Playa Paraíso —propongo y parece pensarlo, aunque creo que ya lo decidió—. Puede ser un buen punto de partida. Ahí fue donde empezamos... o donde nos quedamos. ¡O podríamos ir a París!

La idea me emociona. No conozco el extranjero.

—Dejemos París para diciembre —Puedo ver en sus ojos que también le hace ilusión— o podemos dejar la playa para diciembre —cambia de opinión—, y huir del frío.

—Me gusta el frío —opino, abrazándola.

—Indudablemente, Lucalicious —Suspira, rodeándome con anhelo.

Veo terminar esta noche con vino, una tabla de quesos, tentempiés de piña y Lady in red.

—Lo podemos decidir en el camino.

—Sí... Al fin y al cabo, no serán las únicas vacaciones que tendremos.

Y me hace feliz que lo mire de esa manera, porque significa que no solo planeamos nuestras vacaciones juntos, sino una vida juntos.

Qué importa si solo se trata de las próximas semanas o meses, lo esencial es que ambos vemos hacia el futuro y eso es más de lo que teníamos no hace mucho.

Salir a cenar, irse de vacaciones, pensar a dónde mudarse, tener o no tener hijos. Las parejas hacen planes.

Ivanna toma mejor que bien que aún bromee con su hoja de vida falsa. Aunque está sentada de brazos cruzados frente a mí, estira su boca en una sonrisa cada que echo mi cabeza hacia atrás para reírme con algo.

—«Doctora en Penelogía», ¿es en serio?

—Pipo y su sentido del humor —masculla, todavía con una sonrisa.

—¿Y enviaste esto a empresas?

—Por lo menos a diez.

E, insisto, me alegra no ser el único.

—Tengo que actualizarla ahora que ya no soy vicepresidenta de Doble R, pero, al mismo tiempo, soy asesora. En fin, tengo que explicar eso.

—Ya que lo mencionas, también tengo que actualizar mi hoja de vida —recuerdo.

—¿Por qué? ¿No ibas a dedicarte a las novelas gráficas?

—Sí, pero también quiero involucrarme en proyectos de dibujo o diseño y para postularme necesito una presentación formal.

»Un escritor leyó La loba y quiere que platiquemos sobre la posibilidad de que ilustre su novela. Prepararé eso y unos bocetos.

—Te puedo ayudar con tu hoja de vida —sugiere, tomando asiento a mi lado, y no hacen falta besos o caricias... aunque, por fortuna, tampoco sobran.

—Solo si yo te ayudo con la tuya. Tengo una lista de cosas en las que eres buena.

—De acuerdo, entonces esto será divertido —decide, y, estoy de acuerdo.

Planes de futuras salidas, barbacoas, regalos cursis para San Valentín, adoptar un perro y comprar una casa; un anillo de compromiso, boda, fotografías en Facebook, Instagram y repisas... sexo.

Estrellas, falsas y verdaderas.

Porque, como dibujante sé que una hoja en blanco es una oportunidad, y, que mejor que, no escribir tú solo tu hoja de vida.


FIN


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AWWWW 7u7 Como sufrieron, ingratos.

No es el final; final. Falta el epílogo y escenas extras. Solo déjenme *se sienta* respirar un poco. Fue un viaje largo *cansada* ♥ Y estoy muy conforme con el resultado. Dije que aún tenía algo que decir, y lo dije c:

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¡GRACIAS POR APOYAR MI TRABAJO VOTANDO! Hoy cada voto es una cosa wonita que Luca e Ivanna harán en el futuro ♥

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