54. El yerno favorito. PARTE 2
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54. El yerno favorito. Parte 2.
IVANNA
—Estoy muy orgullosa de ti —le digo a Alexa.
Pendiente de mis palabras, Roy carraspea y da un paso adelante.
—También de ti, Roy —agrego—. Imagino que no fue fácil ceder.
—Porque, sin duda, fuiste tú el que cediste —opina Luca.
Alexa tuerce su boca en un gesto de fastidio.
—¿Qué te hace pensar que no fui yo quien cedió? —demanda.
—No sé, Alexa —Luca finge pensarlo—, tal vez, ¿veinte años de conocerte?
Ella coloca una mano en su cintura.
—En cambio, yo estoy completamente segura de que en tu relación fuiste tú quien cedió.
»Una reina no inclina la cabeza —agrega, contemplándome con devoción.
Alexa siempre me ha admirado.
—Los dos cedimos —aseguro, dejándola sin palabras.
Luca se cruza de brazos.
—¿Ves?
—¡Tú empezaste al insinuar que fue Roy quien cedió! —Lo acusa Alexa.
—¿Y no fue él?
—Sí. Pero asumirlo desde el principio es machista.
Luca pone los ojos en blanco.
—Categóricamente machista —concuerda Roy.
No obstante, cuando pasa de nosotros al seguir a Alexa, le guiña un ojo a Luca.
«Hombres».
Devuelvo el funko de Linterna verde a su bolsa y se lo entrego a Luca para que lo sostenga por mí en lo que recibo más condolencias. Por fortuna, la siguiente es de Pipo. Me siento reconfortada al hablar con mis amigos.
—¿Viniste con Alexa y Roy?
—No. —Besa mis mejillas—. Nos sentamos juntos durante el servicio religioso y estuvimos platicando. ¿Por qué?
—Me preocupa Alexa. ¿Consideras que estará bien?
Pipo fue testigo de su último colapso y sé que a los tres nos preocupa.
—Sí —Pipo lo dice seguro—, pero me prometí hacerle una visita a su mamá. Las contiendas con ella son el origen de muchos de sus conflictos.
—Nunca defraudas. —Luca le da la mano para agradecerle y Pipo le hace saber que se lo debe.
Además, al margen de mi relación con Luca, los dos sentimos un afecto genuino por Alexa y Roy.
—En cuanto a ustedes —continúa Pipo—, desde el principio estuve 100% seguro de que terminarían juntos.
—2% seguro —objeta Luca.
—3% —opino, consiguiendo un gesto cómplice por parte de Pipo.
—¿Recuerdas nuestra conversación sobre que quizá te produce cierto placer ser Sugar Mommy? —escupe y Luca echa su cabeza hacia atrás, riendo—. Por lo cual, lo dejaré en un 5%.
»Si bien, también hemos descubierto que, tóxicos o no, los dos son incapaces de vivir el uno sin el otro, de modo que podría subir mi apuesta a un 98% —agrega, en tanto Luca no deja de reír y yo arqueo una ceja.
De 5% a 98%. Pero, es la verdad. No podemos, ni queremos, vivir el uno sin el otro. Somos un maridaje perfecto.
—¿Qué hay del 2% restante?—pregunto.
—Aún eres Workaholic. —Pipo mira con súplica de mí a Luca—. Por favor, sé paciente y llévala de vacaciones constantemente.
—Lo haré.
Mi amigo toma mi cara entre sus manos.
—Todo va a salir bien —promete—, aún cuentas con muchas personas, incluyéndome. —Esta vez se refiere a la ausencia de Babette—. Ya no estás sola.
»Ese es tu mayor logro en los últimos años: ya no estás sola. Aparte de Luca, tienes amigas y amigos leales que están aquí.
»Los lobos son solitarios, pero también saben estar en manada, necesitan a su manada.
Aunque quiero llorar, Pipo no lo permite.
—Espera a que vayamos por un whisky.
—Dos... y gracias por todo.
—No lo digas como si mi labor aquí hubiera terminado, no soy Mary Poppins, soy más como un Pepe grillo.
—Pepe grillo era buena influencia para Pinocho —dudo.
Pipo saca sus gafas de sol para ponérselas.
—Sí, pero yo quiero que te diviertas, tú no eres de madera —«defiende», y una vez más se vuelve hacia Luca pareciendo recordar algo—. Sin embargo, a partir de ahora seré muy muy muy buena influencia —promete.
—O podemos divertirnos los tres —propone Luca.
—¿Ya dije que lo adoro? —Pipo le apretuja los cachetes. Adora hacer eso—. Está hecho de azúcar y quiero comérmelo.
Luego de Pipo, habiendo recibido el pésame de enfermeras que cuidaron en el hospital de salud mental a Babette, pasan una detrás de otra mis amigas. De ellas, nuevamente, solo falta Michelle, pero hablamos hoy por la mañana cuando Luca hizo las llamadas.
—Sabes que estará mejor —dice Lina, consolándome, y asiento—. Todavía celebramos su cumpleaños.
—Sí, eso hicimos —recuerdo, agradecida con ellas—. Fue una bonita fiesta. Babette no dejaba de sonreír.
—Tú también —susurra Lina en mi oído—, luego de ver otra vez a Luca.
—Y por eso, a partir de ahora, esa fecha será de doble celebración —se agrega a la conversación Simoné, también dándome un abrazo.
»Fuiste buena hija —continúa y siento un nudo en mi garganta, pero tampoco me deja llorar.
»Es la verdad —insiste— y ten paz porque ahora descansa.
Simoné y Lina también dan el pésame a Luca, todos los presentes lo hacen y él habla de Babette con propiedad. La conoció, compartió con ella, la quiso como amigo y, ¿por qué no? También como yerno. Sé que lo hizo.
—¿Cómo va todo? —le pregunto a Victoria cuando ella me da el pésame y enseguida advierte a qué me refiero, ya que busca con la mirada a Omi, que, a lo lejos, es abordado por Pipo.
—Todo empeorará en cualquier momento —contesta Victoria y me arrepiento de preguntar, porque de pronto parece cansada—. Omi es una amenaza constante por no dejar de buscarme.
Si fuera ella, no tendría reparos en decir a todos la verdad, estoy acostumbrada a que me critiquen o etiqueten como lo peor, pero esa soy yo. A Victoria, en cambio, sí le importa su imagen. Se le dificulta ser abiertamente una «perra». Ahora la pregunta es, ¿en algún momento se cansará de eso o la desenmascararán?
—Evito pensar en eso, a pesar de que, al mismo tiempo, no hay otra cosa en la que mi cabeza se ocupe más. Sé que no tiene sentido.
—Tiene sentido —la consuelo, pues he pasado por lo mismo en otras circunstancias— y te vuelvo a repetir que, pase lo que pase, no lo enfrentarás sola.
Vuelve a mirar a Omi y, por el brillo triste en sus ojos, sospecho que él también la mira a ella.
—Es guapo, bueno en la cama, divertido, millonario... me ama con locura, ¿qué tengo que pensar? —Viro siguiendo la dirección de su mirada y confirmo que se fija en Omi y él en ella—. Es una decisión fácil, ¿cierto? —Suspira.
—No lo sé. —Me vuelvo para ya no verlo a él—. A mí Luca me ganó con una rosa semi marchita.
Victoria curva sus labios en una sonrisa triste y de vuelta me mira solo a mí.
—Te perdería el respeto si ya hubieras elegido a Omi y solo por su dinero. Sé que no es tan simple.
—Que elijan ellos.
—Uno ya lo hizo —le recuerdo, señalando de vuelta a Omi, porque él ya eligió a Victoria mil veces, la adora. Aun cuando, ella se siente atemorizada y, por tanto, aún no es suficiente para dejar todo atrás.
»Y para que Gary elija, primero tiene que saberlo. Todo. Y sería bueno que lo sepa por ti.
Ella asiente. Pero tiene miedo. Terror.
—Todo va a salir bien —insisto, pero una vez más asiente solo porque debe hacerlo, tiene miedo.
Permanecemos abrazadas hasta que Simoné y Lina se despiden y Victoria debe marcharse con ellas. Lo hace sin volver a ver a Omi, que, probablemente, sospechando que hablábamos de él, lo mismo se aproxima. Sin embargo, cuando consigue abrirse paso, mi amiga ya se ha marchado.
Se sumerge en sus pensamientos conmigo y Luca mirándolo, pero no lo forzamos a abandonarlos y hablar. Sin presiones, esperamos a que se reponga y nos salude primero. Cuando se sienta listo.
—La boda será en Tailandia, en uno de mis yates —dice, por fin, depositando un beso en mi mejilla y a Luca... Sí, a Luca también lo saluda besándolo, lo que nos hace reír.
Omi libera aire que retiene, intenta no parecer tenso, lo que en verdad quiere es ir tras Victoria, pero se obliga a permanecer.
—Me encantan tus yates —le asegura Luca y entrecierro mis ojos en su dirección.
Hace una semana no hubiera dicho lo mismo.
—Ven a cenar con nosotros un día de estos. O nosotros vamos a tu casa a pasar el rato —le propongo a Omi. Ahora es mi amigo y no quiero que esté solo.
—No va a ser posible. Hoy me voy de Ontiva —anuncia, sorprendiéndonos.
—¿Por cuánto tiempo? —A Luca lo deprime.
—Toda la temporada deportiva. Debo entrenar, reunirme con patrocinadores e intervenir en competiciones que yo mismo patrocino. Eso me ayudará a distraerme.
—Entonces, estás huyendo. —Soy directa.
—A ustedes no puedo mentirles. —Cambia el peso de su cuerpo de una pierna a la otra. Está claro que el escrutinio de Victoria lo sacó de su zona de confort—. Si me quedo, iré diario a buscar a Victoria y eso no nos hará ningún bien a los dos —Mientras lo dice miro salir a Victoria acompañada de Lina y Simoné—. Entiendo que necesita tiempo para tomar su decisión y yo... Solo ya no quiero pensar en eso. Me hace daño.
«Omi no sabe que Victoria ya decidió tener al bebé», me recuerdo.
—El otro día terminé de copas con un oso grizzly —añade.
—Fue una gran noche —defiende Luca.
—Excelente —confirma Omi—. Pero toqué fondo. Y si no me marcho solo empeoraré todo.
«Que es exactamente lo que Victoria teme», pienso.
—¿Lo hablaste con ella?
—No creo que le importe. —Omi ríe sin humor. Le duele—. Tal vez le alegrará y hasta la inste a sincerarse con Gary o con Michelle, y elegir entre ellos dos.
—A ti no te vio en años mientras a ellos los ha tenido cerca, y, con todo y eso, en cuanto tuvo la oportunidad, volvió a estar contigo. Contigo —intenta animarlo Luca.
Si bien, es evidente que la indecisión de Victoria reprimió cualquier esperanza de Omi. ¿Esta vez sí funcionará la distancia? ¿Y sí funcionará para quién?
Omi también me abraza, me sostiene con firmeza, se está despidiendo.
—Eres mi cuarta favorita —asegura, haciéndome sonreír.
Omi es el tipo de persona que puede estar deprimido, en un infierno emocional o abismo, pero no te dejará bajar a ti.
Mente disciplinada. Resiliencia. Por eso es un gran deportista.
—¿Quiénes son las primeras tres? —pregunto, buscando su mirada.
—Mi nana Tida, Victoria y tu mamá.
—Gracias por recordarme que fuiste amable con mi mamá. Incluso la hiciste bailar.
—A ella sí te la quité —le dice Omi a Luca.
Luca alza la barbilla.
—Quisieras.
Omi lo toma con humor:
—¡Éramos demasiado perfectos juntos! —empieza a gritar, pretende que todos lo escuchen—. ¡Tu ego y el mío no caben en la misma habitación, Ivanna!
Hago rodar mis ojos.
Intenta que las personas a nuestro alrededor, empezando por el personal de Doble R que supuso que salimos, piensen que me está «botando».
¡A mí!
Se aleja y esboza muecas con exageración:
—¡Sé que me superarás!
»Te di un yate, tienes que aguantar al menos diez bromas más de estas —susurra a Luca antes de continuar con el drama.
—¡Confórmate con Luca! —sigue gritando, con otra pose que haría sentir orgulloso al grupo de teatro de Pipo.
Al terminar, coge a Luca por los hombros y se lo lleva para platicar, lo que arruina su «discurso» de «A mí nadie me botó».
—Así que no funcionó con Omi De Gea —escucho decir detrás de mí a otra voz.
Una voz «inconfundible» por ser parte de la mitad de mis pesadillas.
Lobo.
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Ya solo falta la última parte de este capítulo y EL FINAL c,:
Y pronto NOTICIAS.
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