53. ... Un diamante de verdad. PARTE 2

IVANNA

No correr riesgos te mantiene a salvo, no involucrarte te evitará salir lastimado, no confiar no te decepcionará, pero hay personas que valen la pena. Tú mismo, por ejemplo.

Pegar tu corazón para otra vez darlo entero, perdonar y dejar atrás. Volver a confiar requiere el doble de esfuerzo.

Y es una apuesta incierta, puesto que, a veces se gana y otras se aprende, pero cada puerta es una oportunidad y lo que entre esta vez, con suerte, pudiera ser un universo entero.

—¿Cómo lo tomó Laura? —pregunto, aun recostada en mi cama en lo que miro a Luca dibujar. Se quedó en el hospital a hacerme compañía.

—Bien. Creo que... se lo esperaba. Le dije que no debe ser opción, sino privilegio.

Me dirige una mirada cómplice al recordar la primera vez que me dijo eso.

—Aun así, teme que le guardes rencor y no mantengas el trato con su empresa —continúa—. Le dije que no debe temer, que nunca me has puesto por encima de ninguna cuenta.

Me gustaría contradecirlo, asegurar que no he puesto el trabajo por encima de nosotros, pero tiene razón y, de todas formas, lo toma con humor.

—Isabella te ve como una figura paterna —insisto, porque me preocupa.

—Como ahora viven con los padres de Laura, la instan a llamar «papá» a su abuelo, él no entra y sale de sus vidas conforme termina o avanza una relación, así que es lo mejor.

»Acordamos que la llamaré una vez a la semana, luego cada quince días, y así. Es una niña pequeña, con el tiempo me olvidará.

—Por mí no había problema.

—Pero, por parte de Laura; sí. Clarissa opina lo mismo y comprendí que tienen razón.

Aun así, me preocupa.

—La vas a extrañar.

—Estoy donde quiero —asegura—. Podría estar con otras personas, cientos, miles o millones más, pero estaría pensando en ti. ¿Lo entiendes?

—Sí. Porque me pasa lo mismo.

Siento mi corazón querer saltar de mi pecho al corresponderle y es una sensación agradable. Felizmente me puedo acostumbrar.

«Las estrellas son incontables, y, por fortuna, las hay en vastedad en el espacio y tiempo».

Sigo recostada en lo que él continúa dibujando a un lado de la cama. No lo he dicho en voz alta, pero tenerlo aquí es un alivio.

—No parece justo que yo me ocupe en algo y tú solo mires.

—Vale la pena solo mirar —lo tranquilizo. Su compañía me hace sentir segura y me da paz.

—Pude esperar, pero de verdad quiero mostrarte esto.

Gira en mi dirección su carpeta de dibujos para mostrarme lo que está haciendo. En la hoja hay una loba y a su alrededor lo que parecen los bocetos de otras.

—Tengo una idea y le estoy dando forma —explica.

—¿Qué idea?

—De alguna manera, la loba será capturada y terminará en una perrera.

La forma en la que lo dice me hace reír. Inequívocamente que la idea lo emociona.

—Y, aunque al principio parecerá perjudicial, al final será bueno porque hará amigas.

—Pero ¿cómo terminará allí? ¿La van a confundir con un perro?

—No suena bien, ¿cierto? —duda—. No tendría sentido —Se lo dice a él mismo—. Un lobo no se dejaría atrapar.

—Pero, la loba está mal anímicamente y débil por buscar al ratón. Por eso la confunden con un perro, la atrapan y llevan a la perrera —resuelvo, para que no se desanime—. Créeme que tiene sentido.

—Entonces, el ratón también debería verse mal anímicamente —acepta, volviendo a alcanzar mi mano.

Es maravilloso cómo, al sentir que estás con la persona correcta, los miedos desaparecen y te dices «Le creo». Confirmando, una vez más, que cuando las nubes se van, las estrellas permanecen.

—¿Qué tipo de perros serán las chicas? —pregunto, para que el tema de conversación permanezca en la novela gráfica.

—Aún son bocetos, ¿qué propones?

—Por su carácter, Victoria sería una mezcla de poodle y galgo —empiezo y Luca frunce el ceño al tratar de imaginar eso—. Michelle un doberman y Simoné, no lo sé, ¿cuál es el perro más temperamental?

—¿Los chihuahuas? —duda.

—Eso. Y Lina sería un gato.

Luca asiente y continúa dibujando.

—Dime si quieres que hagamos otra cosa.

—Estoy bien. Hace un año hubiera dado lo que fuera por tenerte cerca.

—Y ahora te aburrirás.

—No me aburriré —prometo, lanzándole un beso.

Volvimos al punto de partida y somos como novios de secundaria.

...

Salgo del hospital y, aunque no es necesario, permanezco en cama un día más. Solo por el placer de ver a Luca esforzarse en hacerme sentir bien.

No necesito una habitación llena de rosas, coches o joyas, eso me lo puedo comprar yo sola, necesitaba a alguien que quisiera conocerme y haga de mí una musa. Ser el objeto de su deseo e inspiración. A eso me «mal acostumbró» Luca y ya no quiero menos.

A cambio, tiene mi lealtad, mi corazón dispuesto y... a Sherlock.

—We are the champions —entra cantando a la habitación, sujetando por encima de su cabeza a la perra.

—No me digas que funcionó.

—Ayer por la mañana encontré un par de plastas, debió comer algunos quesos cuando nos distrajimos, pero nada de cuidado.

»Sin embargo —Vuelve a hacer girar sobre su cabeza a la perra—, hoy, a pesar de que temprano le di el queso deslactosado, no ha hecho nada.

—Se tapó —concluyo.

Preocupado, Luca coloca a Sherlock sobre la cama y le masajea la panza.

La perra no deja de intentar zafarse al mismo tiempo que busca mi mirada.

—Eso es más de lo que alguna vez haré yo por ti, así que colabora —le advierto.

Si bien, pronto una flatulencia me hace arrugar la nariz:

—No, no se tapó.

Luca retoma la celebración y la deja andar libre.

Verlo comprometido en demostrarle a la veterinaria que sí podemos cuidar a Sherlock con todo y su intolerancia a la lactosa, me hace preguntarme si es una indirecta para mí.

Ojalá sí.

—Voy por el desayuno —anuncia, regresando a la cocina.

Trae con él un desayunador portátil con un plato con Hotcakes más una copa con jugo de papaya. Y no puede hacerme más feliz, pues, al tener cerca el plato, puedo apreciar que los hotcakes tienen dibujadas flores.

Flores de Navidad.

—Dijiste que ya no importan los carbohidratos —Me recuerda.

—No, ya no.

Pero este detalle va mucho más allá.

—Te extrañé —digo, sintiendo mi voz quebrarse.

—Solo me fui unos minutos —responde, sin comprender.

—Sentí que fue más tiempo.

Dos años.

El viejo Luca está de regreso, este, y no el cumpleaños de Babette, fue el verdadero reencuentro.

No volvió hasta encontrar a una mejor Ivanna, a la que valga la pena dibujarle flores sobre Hotcakes y servirle en la cama el desayuno.

—Además, aún debes ayudarme con muchas calorías.

—Es cierto —recuerda—. Y me alegra seguir sumando.

Pruebo el primer Hotcake y también le doy un pedazo en la boca a él.

—Cuando te sientas mejor, me cenaré yo solo un pay de piña.

«Piña».

—Podemos intentarlo ya —ofrezco.

—No. Descansa. —Deposita un beso en mi frente—. Esta vez no hay prisa.

»¿Miramos otra vez Top Gun?

—No lo sé. Prefiero Lady in red sobre Take my breath away. Pero podemos comenzar con la saga de James Bond.

Y eso hacemos. Una vez que termino de desayunar, Luca devuelve el desayunador portátil a la cocina y regresa con palomitas.

Como mi teléfono está apagado, no recibo llamadas, de modo que cuando vamos por la tercera película de James Bond, nos sorprende escuchar sonar con insistencia el teléfono fijo. Luca jura que es Pipo, Omi o alguna chica de la Perrera para preguntar cómo estoy, pero no, y es que, por más de que aún «la esperábamos», nos sorprende.

Es el médico de Babette.

-----

¿Qué sigue? c: 

Spoiler: En el próximo capítulo regresan Alexa y Omi, además dos personas por las que siempre preguntan: El abuelo de Luca y MARINARO ♥

Solo faltan DOS CAPÍTULOS y Wattpad a veces no notifica o tarda, síganme en redes para no perderse nada:

Twitter: TatianaMAlonzo (Siempre comparto spoilers y adelantos)

Instagram: TatianaMAlonzo, LucaBonanni93 e Ivanna.Rojo , (Contenido extra de esta y todas mis historias)

TikTok: TatianaMAlonzo Vídeos cute con imágenes y frases de la novela.

Grupo de Facebook: Tatiana M. Alonzo - Libros (Para el desmadre)

Gracias por apoyar mi trabajo votando, hoy CADA VOTO es una cosa buena que nos pasará a todos en el 2023 ♥ ¡GRACIAS POR VOTAR!