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38.5 Veintidós y contando... PARTE 2


La primera parte de este capítulo la publiqué el domingo c:

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38.5 Veintidós y contando... PARTE 2

LUCA

Despierto de golpe debido a que siento subir de vuelta el whisky a mi garganta con una arcada, me incorporo y salto de mi cama con la intención de vomitar.

Salgo corriendo de mi habitación y avanzo por el pasillo conteniéndolo todo en mi boca hasta que llego al baño. Que por suerte es mi baño. Lo que significa que dormí en mi habitación, en mi cama y no con Laura; pues, lo que sale de mi boca no se ve ni huele bonito.

Hubiera odiado estropear su baño... Aunque no sé cómo llegué aquí.

La respuesta se presenta con el olor a Hot Cakes abriéndose paso a través del hedor a vómito. «¿Laura está en la cocina?». Tirito con más arcadas y conforme avanzan los minutos no me siento en paz hasta que termino de sacar todo.

—¿Todo bien ahí, simio culón? —escucho que pregunta alguien al otro lado de la puerta.

Alexa... naturalmente.

—¿Salió todo?

—Creo que sí —musito, limpiándome la boca con el dorso de la mano.

Después cojo cepillo, pasta de dientes y enjuague bucal y me apoyo en el lavamanos.

—Abre —me pide Alexa y echando mi cabeza hacia atrás lo hago.

Apenas puedo con mi propio espíritu.

—Dios —exclama Alexa al ver con horror el desastre en el baño. Nuestro baño—. Haremos piedra, papel y tijera para decidir quién limpia —propone a las dos personas tras ella de pie en el pasillo: Roy y Laura. Sin duda los tres fueron por mí.

Y consiguen ponerse de acuerdo. En lo que lavo mi boca juegan piedra, papel o tijera hasta decidir quién limpia.

—La última vez Ivanna limpió voluntariamente —me echa en cara Alexa al mismo tiempo que ella y Laura celebran que el perdedor fue Roy.

—No me hables de Ivanna —exijo, amenazándola con mi cepillo de dientes.

—Será difícil porque anoche estuvo aquí —dice Alexa, sorprendiéndome.

Por lo que termino de enjaguar lo más rápido que puedo mi boca y le pido explicarme.

—Vino a eso de las nueve de la noche —empieza Alexa—. Y acompañada de Victoria y Simoné. Ellas se quedaron unos pasos atrás en lo que yo atendí a Ivanna en la puerta.

—¿Dijo que quería?

—Sí. Vendernos Herbalife —contesta Alexa y ladeo mi cabeza hacia un lado sin comprender.

—¡Preguntó por ti, Chimpancé con pañal! —me regaña Alexa y ahora la miro enojado—. ¡¿Qué más iba a querer Ivanna aquí?!

Devuelvo con enojo mi cepillo de dientes a su lugar.

—¡Yo qué sé, ¿saludarte?!

—Preguntó con insistencia por ti, Luca —remarca Alexa—, y créeme que no sé si por el tiempo que pasó en el avión, pero no se veía nada bien. Era Ivanna sin glamour... Se veía desesperada.

—¿Se habrá enterado de lo de La loba? —pregunta Laura a nadie en particular.

Niego con la cabeza.

—Rodwell le dijo a Clarissa que en Doble R lo saben hace mucho. Clarissa entendió que incluso antes de que la novela saliera a la venta.

—Pero Ivanna no te dijo nada.

Me apoyo en el marco de la puerta del baño, pensando.

—Ivanna no es cercana a nadie en Doble, allí todos hablan a sus espaldas —recuerdo—. Quizá por eso no sepa. Aunque ahora es cercana a Grisel y ella le pudo decir —añado, al recordar que vi a Grisel en el cumpleaños de Babette—. Es eso o... no me dijo que sabe —Siento volver el dolor de gastritis al decirlo.

—Tal vez esperó a que tú mencionaras algo —dice Roy.

—Pues no dije nada.

—Pero, ¿vino a buscarte con ese nivel de desesperación por una novela?

—Estuvo con Omi —les recuerdo—. Tal vez al llegar a Ontiva recordó que ya puedo ver lo que publica en Instagram y quiso venir a disculparse.

Alexa, Roy y yo nos miramos de reojo luego de decir yo eso.

—¡¿Ivanna disculparse? Na! —reímos los tres.

Laura, en tanto, nos ve sin entender nada, lo que me apena, porque sí recuerdo lo que prometí anoche. De modo que, en lo que Roy limpia el desastre, camino de regreso a mi habitación para volver tomar mis pastillas y regresar a darme una ducha.

En cuanto estoy listo me uno a todos para desayunar, aunque primero, y porque me da gusto verla aquí, saludo con un doble beso en la mejilla a Isabella, de momento ocupada en medio de la sala jugando con una mesa de té y tres conejitos de peluche.

—¡Papá! —me saluda, devolviéndome los besos, lo que me hace sentir más feliz de lo que me he sentido en semanas.

Por eso, con ella en brazos camino de la sala hasta nuestro refrigerador en la cocina para mostrarle lo que fijé allí con un par de imanes.

—¡Mi dibujo! —dice, feliz.

Porque sí, es el dibujo que pintó de Laura, ella y yo como una familia.

Me giro en dirección a Laura para ver qué opina y también sonríe. Durante el último año, tanto ella como Isabella han venido a menudo a pasar el rato conmigo y Alexa. Alexa, como mi amiga, nos ha ayudado a cuidar a Isabella cuando queremos tiempo a solas o por el simple placer de jugar con ella, lo que me ayuda a tener en cuenta que estoy tomando la decisión correcta al formar una familia con ellas.

—Ya no me dijiste si quieres salir hoy —insisto en preguntarle a Laura mientras desayunamos, y, aunque al inicio parece dudosa, al tomar en cuenta que ahora sí lo pregunto sobrio, finalmente sonríe y acepta.

Y del mismo modo vuelvo a ser consciente de lo mucho que me ama cuando, sin haber terminado de desayunar aún, emocionada nos encarga a Isabella y se va de vuelta a su apartamento a prepararse.

Es domingo y tenemos todo el día para andar por ahí. No obstante, en lo que sigo comiendo mis Hot Cakes ni Alexa ni Roy dejan de verme con recelo.

—¿Qué? —me quejo en voz baja, pues no quiero que Isabella escuche sus idioteces—. Ustedes mismos insistido en que lo intente con Laura.

—Antes de demostrar que sigues idiota por Ivanna —masculla Alexa.

—Ya me alejé de Ivanna una vez y estuve bien —le recuerdo—. De nuevo es cosa de tiempo.

—Pero no puedes usar a Laura para intentar olvidarla —me acusa Roy—. Eso es tóxico.

—Asquerosamente tóxico —concuerda con él Alexa y envía a Isabella de vuelta a jugar en la sala para que no nos escuche.

Pues, aunque a Alexa y a Roy les moleste estar de acuerdo, continúan el frente común en mi contra. Esto es como conseguir Corea del Norte y Corea del Sur se unan.

—Pero ahora que lo pienso no estás usando a Laura para olvidar a Ivanna —asegura Alexa—, para eso está el whisky, Laura es para aparentar.

—No aparento querer a Isabella —defiendo.

—A Isabella, tú lo has dicho —remarca Alexa y Roy la secunda—. Todos la queremos.

—También quiero a Laura. Primero quise a Laura.

—Para acostarte con ella —dice Roy.

—¿Y acaso no es lo mismo con Ivanna? —defiendo.

—¿Cuántas novelas gráficas ha escrito Luca sobre Laura, Roy? —le pregunta Alexa a Roy y los dos fingen pensarlo, se miran entre ellos y después a mí—. Ah cierto, ¡ninguna!

Cambio el peso de mi cuerpo de una pierna a la otra, incómodo.

—¿Y cuántas veces hemos visto a Luca emborracharse por Laura? —le pregunta ahora Roy a Alexa—. Déjame pensar, ¡nunca!

—Ni poner La gata bajo la lluvia.

—¡Que esa fue la vecina!

»Además, todo lo anterior significa que, a diferencia de Ivanna, mi relación con Laura no raya en lo obsesivo y eso es bueno —continúo defendiendo—. Con Laura me descontaminaré. La cosa con Ivanna no es saludable, sé que en el fondo los dos lo sabemos y, ahora que sé que estará bien, por fin lejos de Doble R, me puedo alejar en paz.

»Estaba preocupado por ella, lo admito, pero ya no. La vieron, se ha superado a sí misma, está... mucho mejor que yo... Siempre lo ha estado.

—Lo del desayuno de la otra vez...

Levanto mis manos, cansado.

—Quedó atrás. Y si ya sabe lo de La loba; mejor. Así las cosas estarán claras entre los dos.

Alexa niega con la cabeza.

—Luca...

Pero no presto atención a lo que resta del sermón, ni siquiera a la amenaza de que informarán de todo a Clarissa, y, en cambio, les hago callar al decir que he pensado en reconocer legalmente a Isabella como mi hija.

Eso es una gran idea.

Por ello, cuando Laura regresa la saludo con un efusivo beso en los labios, voy por Isabella y, tal como se lo prometí, salimos a dar una vuelta.

Primero a parque y nos sentimos como una familia, porque allí, sentados uno junto al otro, vemos jugar a Isabella con otras niñas. En cada oportunidad que tiene, ella, feliz, señala a su papá y a su mamá. Y cómo no sentirme complacido de hacer feliz a una niña.

De manera que por la tarde no regreso a mi apartamento. A pesar de que quedé con Roy para jugar videojuegos en línea, subo con Laura e Isabella a cenar.

Más tarde ayudo a Laura a hacer tareas, bañar y dormir a Isabella; y al terminar, vemos una película, platicamos y decidimos pasar la noche juntos.

La última vez fue una semana antes de reencontrarme con Ivanna, en esa ocasión solo dejé perdida una corbata, pero ahora, habiendo tomado una decisión, le prometo a Laura quedarme seguido o, si así lo quiere, a tiempo completo.

También platicamos sobre contarle a su mamá que por fin nos decidimos a tener una relación formal, ir con Isabella a la playa, a acampar o conocer yo a sus amigas del mismo modo que ella conoce a mis amigas y amigos, y así, viendo a futuro como una pareja normal, cuando al fin se queda dormida, sin otra cosa más para hacer pues tengo insomnio, paso el rato revisando mi teléfono.

La última llamada de Ivanna fue a las 4:35 de la mañana y con esa sumó un total de treinta. ¿Un nuevo récord? Pero lo último fue un mensaje a las 5:02

¿Que prefiera ir a buscarte o llamarte en lugar de dejarte un mensaje no te una idea de lo SERIO que es el tema a tratar?

Lo envió hace casi veinte horas y después ya no volvió al apartamento, llamó o envió nada más.

Ya no.

Por lo que, confiando en que entendió que volvimos al mismo lugar en el que estábamos antes de reencontrarnos, dejo mi teléfono a un lado, me reacomodo en la cama abrazando por la espalda a Laura y trato de dormir.

De verdad trato.

...

A la mañana siguiente bajo a mi apartamento a prepararme para el trabajo, Laura y yo pasamos dejando a Isabella al Jardín de infantes, la dejo a ella en el centro de la ciudad para que haga otras diligencias de trabajo y con mi gastritis de nuevo incomodándome llego puntual a las oficinas de Chevalier.

Por ser el último lunes de junio, y ya mitad de año, Anette, dueña y gerente general de Chevalier, citó a una reunión a los gerentes de tienda para presentar informes y reevaluar metas.

Soy el quinto en llegar a la sala de reuniones. Dentro solo se encuentran Anette, su asistente y otros dos gerentes, lo que es bueno porque tendré tiempo para revisar los papeles que traje conmigo y prepararme.

En eso estoy cuando Anette, como regla general, nos recuerda que debemos dejar los teléfonos en medio de la mesa para evitar distracciones. Todos lo hacemos y la reunión comienza.

—Ha sido un año para replantearnos lo que significa nuestra marca —repite Anette, pues Chevalier, como marca de ropa de lujo para hombres, continuamente es señalada como snob y el encargado de relaciones públicas parece no haber recibido en la universidad la clase de responsabilidad social corporativa como para proponer una solución que sirva a todos.

Y estoy por proponerlo yo, hasta pienso en presentar formalmente una propuesta, cuando soy interrumpido por mi propio teléfono.

Estamos acostumbrados a que los teléfonos suenen durante una reunión, no pasa nada con eso, la idea es no tenerlos en la mano para no distraernos. Sin embargo, por lo demás, podemos contestar. Es solo que... reviso y quien me llama es Ivanna.

De nuevo Ivanna.

«Treinta y uno y contando...»

Miro del teléfono en medio de la mesa a Anette:

—Si, este... quería proponer algo —Las palabras ya no salen con la facilidad que imaginé.

—¿No vas a contestar, Luca? —me pregunta Anette, advirtiendo que el que suena es mi teléfono.

—No, no es urgente —resto importancia y trato de volver al punto—: Decía que, respecto al tema de Chevalier como marca...

Mi teléfono para, «¡Bien!», pero enseguida vuelve a sonar.

—Parece urgente —señala uno de los gerentes.

—No, no lo es —insisto—. Decía que estaba pensando...

Pero el interés no está sobre mí, sino en el teléfono que sigue sonando.

«¡Maldición!»

—Lo voy a apagar —anuncio, estirando mi brazo para alcanzarlo.

—¿Eso haces cada vez que te llaman de Chevalier? —me pregunta con vileza el encargado de relaciones públicas, no cabe duda que molesto por estar a punto de meterme en su terreno—. ¿Eso haces cada vez que, por ejemplo, te llama Anette?

—Siempre contesto llamadas de Chevalier —mascullo en su dirección y, por fortuna, precisamente hace silencio mi teléfono.

»¿Ves? Ya se calmó —agrego, también con un tono malicioso.

Sin embargo, cuando estoy por retomar el punto, el teléfono vuelve a sonar. Y le voy a dar más largas al asunto, no le quiero contestar a Ivanna, pero justo Anette se remueve en su asiento con incomodidad y no me queda de otra que coger el aparato y contestar.

—Será cosa de unos segundos —prometo, levantándome de mi lugar sin la intención de salirme de la sala.

Solo me alejo unos cuantos pasos de la mesa y, fingiendo frente a los demás sonreír, bajo mi tono y le contesto a Ivanna con un poco amistoso:

—¿Qué quieres?


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Lo bueno es que la Ivanna es bien blandengue y le va a contestar ese «¡QUÉ QUIERES! »de forma sumisa, ¿cierto? JJAJAJAJAJAJAAJAJAJAJJAJAJAJAJAJA RIP LUCA

Dejaré un spoiler en mi cuenta de Twitter para empezar.

Twitter: TatianaMAlonzo (Allá siempre comparto adelantos)

Instagram: TatianaMAlonzo, LucaBonanni93 e Ivanna.Rojo , (Contenido extra de esta y todas mis historias)

TikTok: TatianaMAlonzo Vídeos cute con imágenes y frases de la novela.

Grupo de Facebook: Tatiana M. Alonzo - Libros (Para el desmadre)

¡Gracias por apoyar mi trabajo votando, hoy CADA VOTO es una dosis de drama que se añade al siguiente capítulo: LA BOMBA»! xD ♥

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