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27.5 El plan. PARTE 2


27. El plan, PARTE 2

Aprieto con fuerza mis labios al percatarme de que Alexa y Roy me esperan en las escaleras. «Preferiría estar solo». Sin embargo, al igual que Clarissa, merecen saber a detalle todo. Han vivido este proceso conmigo y temen que a causa de mis malas decisiones vuelva a salir afectado.

Es tarde.

—¿Qué pasó? —pregunta Roy en tanto Alexa mantiene un semblante serio, y que no estén discutiendo o soltando cualquier sandez demuestra lo mucho que realmente les interesa saber cómo terminaron las cosas allá abajo.

No debería ser difícil explicarme:

—La seguí porque... —Miro sobre mi hombro escaleras abajo, todavía en shock.

—Te arrepentiste —dice Alexa sin dudarlo, y con mi atención de vuelta a ella no sé qué contestar a eso. Siento que las cosas pasaron demasiado rápido.

—No se arrepintió —contesta Roy viendo de uno a otro—. Sabe lo que está en juego.

No obstante, aunque le quiero dar la razón a Roy, es a Alexa a quien estoy mirando.

—Me dijo lo del 30% —confieso y los dos saltan.

Bajo la cara sin tener el valor de decir más. Apenas lo estoy procesando.

—¡¿Qué hiciste, Luca?! —pregunta Alexa, furiosa, y al volver a darle la cara comienzo a llorar. Porque esa es una buena pregunta. «¿Qué hice?»

—Le dije que si acepta la propuesta de Rodwell tendremos una relación formal tal como ella quiere.

—¡SÍ! —grita Roy como si celebrara un jonrón. Agita hacia arriba su puño y da vueltas, bailando—. ¡SÍ!

»¡Te arrojó Post-its a la cara! ¡Y te gritó, ¿cierto?! —quiere saber—. ¡¿Te volvió a decir que solo te utilizó y que, pase lo que pase, nunca dejará de ser tu jefa?!

En lugar de responderle a Roy sigo mirando con culpa a Alexa.

—No hizo nada de eso, ¿cierto? —me pregunta Alexa con la voz entrecortada y clara intención de pronto asesinarme.

—No —digo, doliéndome, y, dándome la espalda, Alexa termina de subir las escaleras de regreso al apartamento.

Roy y yo la seguimos.

Al entrar me doy cuenta de que tanto Laura como Isabella se marcharon, de modo que para mí mala suerte podemos hablar sin reprimirnos. Sobre todo Alexa, que, furiosa, va de la sala a la lavandería y regresa cargando con una edredón mojado que me avienta a la cara.

Es el edredón y sábanas con vómito que Ivanna quitó de mi cama en la madrugada.

—¡No solo limpió del piso tu vómito, sino que también dejó en remojo el edredón de tu cama y tu pijama!

Roy salta sin comprender qué sucede.

—¡Ahora lo ves, ¿verdad Clarissa?! —le pregunta Alexa a su teléfono.

Y es cuando, una vez tirado el edredón al piso, reparo en que en algún momento entre ir a la lavandería y regresar a la sala, Alexa llamó a Clarissa y ahora ella nos ve a los tres en videollamada.

Pero mi hermana aún no dice nada y Alexa apunta la pantalla del teléfono en mi dirección para que solo mire a Clarissa negar con la cabeza desde algún lugar del patio de su preparatoria. Aun así, a pesar del vómito sobre mi ropa, me veo en la obligación de ser un hermano responsable:

—¿Por qué no estás en clases?

—Me salí para poder hablar. ¿Por qué no estás en tu trabajo? —dispara de regreso mi hermanita.

—Tuve otro incidente con el colon y me reporté enfermo.

—¡Clarissa y yo nunca estuvimos de acuerdo con el plan! —nos devuelve al tema a Alexa—. ¡Sobre todo Clarissa! ¡Te dijimos que hablaras claro con Ivanna!

—¡Es un gran plan! —defiende Roy en tanto los dos tomamos asiento.

Ahora nosotros estamos sentados, Clarissa en el teléfono apoyado de tal modo que nos pueda ver a todos y Alexa, todavía airada, camina de un lado al otro como fiera en una jaula.

Quiere ahorcar a Roy por insistir en que el plan fue buena idea.

—¡Nunca fue buena idea! —grita—. ¡Lo sabrías si hubieras visto lo mismo que yo los últimos días!

No podía dejar de sentirme inseguro por lo que hice y ahora es peor con la mirada de Clarissa también clavada en mí, evaluándome. No hay una opinión que respete más.

Alexa le da la espalda a Roy y se dirige solo a Clarissa:

—Reevaluemos todo. El día de tu cumpleaños Rodwell habló con Luca —empieza a inventariar y Clarissa se sienta más derecha—. Le dijo que quería hablar de Ivanna y Doble R, y Luca le dijo que ninguno de los dos temas le interesaban, que todo había quedado atrás y que solo estaba allí por ti —continúa Alexa y ve de Clarissa a mí para que confirme ese dato.

Asiento a mi pesar y, como en el teléfono de Alexa está Clarissa, Alexa le pide el teléfono a Roy para ver el calendario.

—Eso fue el sábado 29 de abril.

«Oh no, lo reevaluaremos por fechas». Dejo caer mis hombros.

»Entonces Rodwell le dijo Luca que lamentaba que aún estuviera resentido con Ivanna y que buscaría a alguien más para hacerla entrar en razón.

»A Luca le preocupó eso y le dijo que si planeaba alguna nueva estrategia con Ivanna le gustaría participar. Hasta ahí estamos bien —dice Alexa y agacho la cara.

—Quería saber lo que pensaba hacer —digo.

—Que era ofrecerle a Ivanna la presidencia de Doble R más el 30% de la empresa para que siga haciéndola crecer, aumentando su valor y ganando dinero, mientras él se va tranquilo a su casa a rascarse la panza —concluye Alexa.

—La quiere usar otra vez —digo—. Sabe que Doble R no es nada sin Ivanna.

—Pero no está tan seguro de que Ivanna acepte —dice Roy—. Porque él sospecha que trabaja para otra empresa.

—Grupo M —contesta Clarissa.

Por vivir en casa de Rodwell con mamá ha escuchado conversaciones

—Según Rodwell, Ivanna está haciendo tratos para Marco Maldonado —nos recuerda—. A él nombraron presidente de Grupo M en 2015, meses antes que a Ivanna vicepresidenta de Doble R y son amigos, viven en el mismo edificio.

»Grupo M se ha posicionado de mejor manera desde entonces y Rodwell cree que es porque Ivanna está ganando cuentas para ellos en lugar de para Doble R.

—Pero Doble R y Grupo M no se dedican a lo mismo —dice Roy—. Doble R asesora empresas mientras Grupo M invierte en ellas.

—Pero las dos empresas necesitan «cazar» cuentas. Grupo M limitaba su forma de trabajar antes de tomar de forma definitiva la presidencia Marco Maldonado. A Rodwell le dijeron que Ivanna lo asesoró para que cambiaran su estrategia de trabajo y desde entonces crecieron. Pero Ivanna no reportó eso en Doble R.

—Lo asesoró de forma independiente —comprende por fin Roy.

—Y recibió dinero por ello. Dinero que, por ser una asesoría independiente, no entró a Doble R.

»Su paranoia alcanzó la cúspide el año pasado cuando Maldonado invitó a Ivanna a su boda, a la que también asistieron abogados del bufete que asesora a Grupo M —continúa Clarissa—, que, da la casualidad, Rodwell y mamá investigaron, y uno de ellos salió con Ivanna en la universidad y especialmente con él estuvo hablando largo y tendido durante toda la fiesta.

»Ahora Rodwell piensa que Grupo M le ofreció a Ivanna trabajar a tiempo completo con ellos, y posiblemente hasta ser su nueva vicepresidenta, pues durante los últimos meses la ha visto desapegada de Doble R.

»Cumple como vicepresidenta, pero, a diferencia de cuando era ejecutiva, ya no se esfuerza en ganar ella misma cuentas para la empresa. Ahora lo deja todo en manos del resto de ejecutivos.

»Ivanna ahora es la loba... para Grupo M —termina Clarissa.

—Cuando fui su asistente ella recibió una visita de Marco Maldonado en su apartamento. Hablaron de Grupo M. Son amigos y son cercanos —confirmo.

—Y aquí es donde entra Luca —dice Alexa, volviendo a repasar el plan.

»Luca acordó con Rodwell que le ayudaría a persuadir a Ivanna a aceptar la propuesta del 30% a cambio de un millón de dólares.

—Y te creyó —señala Clarissa.

—Él vio que desaparecí para Ivanna y le acababa de decir que no quería saber de ella ni de Doble R —digo—, pero como estaba por publicar mi novela dijo que podía retribuir mi ayuda con dinero que me ayude a dejar de trabajar para dedicarme 100% a dibujar.

»No tienen idea de cómo me lo planteó —río, sin humor—. Fue peor que cuando me pidió espiarla durante la contienda por la vicepresidencia.

»Dijo que, aunque odie a Ivanna y no me importe lo que le pase, me garantizaba que no estaba haciendo nada malo pues Doble R es lo que más le conviene por los años que ha invertido allí, además de ser la empresa que fundó su papá.

»Y acepté —agrego, soltando un sonoro resoplido—. Acepté ayudarlo.

—¿Qué más dijo? —pregunta Alexa y sé hacia dónde quiere llegar.

—Le preocupó que otra vez me involucrara de más —digo «Preocupó» riéndome—, pero le dije que le iba a proponer a Ivanna lo mismo que ella a mí hace dos años: tener una relación que solo implicara sexo, con la posibilidad de ir más si me demostraba que ya no pondría a Doble R por encima de nosotros, porque fue eso lo que nos dañó. Y que eso solo me lo demostraría aceptando el 30% que él le propone en lugar de exigir 50.

»Me estuvo hablando sobre reconsiderar perdonar a Ivanna y tener una relación con ella, salir y más adelante inclusive llegar a casarnos... Le dije que lo iba a pensar.

—Porque cree que doblegas a Ivanna —señala Clarissa.

—Cuando es al revés —dice Alexa con una risita y vuelvo mi atención a ella con enojo.

»Lo que no entiendo es —continúa, e ignorándome— que si Rodwell conoce al menos un poco a Ivanna cree que eso va a funcionar.

—Porque él vio cuánto le dolió perder a Luca —le contesta Clarissa— y porque está seguro de que Grupo M no ofrecerá siquiera un 15% de su empresa.

»Y está desesperado. No tiene otra forma de persuadir a Ivanna. Con Luca solo mejoró su oferta.

»Según él, Ivanna está recibiendo dos ofertas que no puede rechazar. Se asegura de que acepte.

—Luca nos platicó su reunión con Rodwell a nosotros —continúa recapitulando Alexa—, y a él y al imbécil de Roy se les ocurrió el resto: el «plan».

—No hables de mí como si no estuviera aquí Alexa, eso es tóxico —se queja Roy—. ¡Indignantemente tóxico!

—Solo de la cabeza de un hombre podría haber salido un «plan» así —continúa Alexa, sin importarle—. Ahora imagínate si lo planearon dos.

—¡Y ese es un comentario machis...! —El comentario de Roy se queda en el aire—. ¿O es «sexista»? —me pregunta a mí.

Alzo los hombros.

—No lo sé, pero sonó gracioso —ríe Clarissa y Alexa, desde su lugar, recibe gustosa el halago.

»Solo tenías que hablar con Ivanna y aconsejarle pedir el 50% y autonomía total sobre la empresa o irse a Grupo M —agrega mi hermanita.

—Yo quiero que esté fuera de Doble R —digo, recordando con dolor todo lo que pasamos por culpa de Rodwell, Lobo, mi madre... y nosotros dos—. Ese lugar saca lo peor de ella, saca lo peor de cualquiera. No la merecen. Porque la tratan mal, no la valoran, pero necesitan de ella.

Sin poder evitarlo, y aunque por dentro me avergüence porque mi mejor amiga, mi mejor amigo y mi hermana me están mirando, vuelvo a llorar.

—Desde el día en que me fui —continúo— no hay noche en la que no me pregunte «¿Qué sí...?». ¿Qué si no nos hubiéramos conocido en Doble R? ¿Qué si no hubiera sido gracias a Rodwell o mi madre? —vuelvo a «reír» al decir «Gracias»—. ¿Qué si Doble R no le importara tanto? —tomo una bocanada de aire al sentir que no puedo respirar. Me duele hablar de esto—. ¿Qué si nos hubiera puesto por encima de eso? De esa maldita gente, de esa... maldita empresa.

»Porque sé que ella me ama —lo digo cerrando mis ojos—. Lo sentí desde que fui su asistente, lo viví, pero no pudo dejar de lado esa maldita competencia.

»Tal vez de coincidir en otro lugar, otro tiempo y oportunidad, ella ni siquiera se hubiera fijado en mí. Pero no importa. Quiero verla lejos de allí. Merece rodearse de gente que la miren como algo más que Maléfica, Cruella o Loba. Merece ser feliz.

»Y Marco Maldonado es su amigo —agrego, abriendo otra vez los ojos para restregar mi cara—. Si está trabajando para él es porque en su empresa debe sentirse más apreciada y valorada. Sería magnifico que se quedará allí.

Clarissa, Alexa y Roy guardan silencio en lo que me tranquilizo, en lo que descargo el dolor acumulado que me hizo reventar allá abajo, en Doble R, en Ta-tacontento, anoche en Cashba... En donde sea.

—Entonces, al enviar el correo y hacerle saber a Ivanna que Rodwell una vez más me intenta usar para lastimarla, ella va a repeler su oferta y luchará por el 50%, o se irá definitivamente a Grupo M —concluyo—. Porque no permitirá que le hagan por segunda vez la misma mala jugada.

»No permitirá que me vuelvan a usar de caballo de Troya, de «carnada», siendo ella la protagonista de su propia epopeya.

—Ivanna no se irá de Doble R —duda Roy—. Una oferta del 30 o, mejor aún, del 50% es demasiado atractiva.

—Ese 30, 50 o hasta 75% no es nada sin Ivanna —insisto—. Es ella quien le da el valor a Doble R. Marco Maldonado solo necesita mejorar las comisiones que seguramente ya le da y negociar un porcentaje lo suficiente atractivo para ella en una empresa que pueda ayudar a hacer crecer sintiéndose valorada.

»Y, por otro lado, sin Ivanna, Doble R se hunde.

—Pero es la empresa que fundó su papá. Puede que para ella eso valga más.

Vuelvo a dejar caer los hombros con desanimo. Porque sí, lamentablemente ése es un punto válido.

—Y la idea era que al leer Ivanna el correo tuviera la misma reacción que al descubrir la doble jugada de Lobo hace dos años —continúa Alexa, devuelta en el «plan»—, y mandara al carajo a Rodwell y a todos.

—Y que ya no quisiera saber de mí —agrego—. Porque eso probaría que Doble R sigue siendo su prioridad, le daría perspectiva y finalmente podríamos superarnos.

»Antes de enviar el correo le hice saber que aún visitaba a Babette y recibí una llamada de su parte para invitarme al cumpleaños. Ella debió cancelar mi invitación al leer el correo —reconozco.

—Pero no lo hizo —suspira Clarissa en el teléfono—. Quería verte.

—Todavía teníamos la esperanza de que esperara a reclamarle todo en la cara —le dice Alexa tanto a Clarissa como a Roy—. Por eso, cuando llegamos al cumpleaños de Babette le dije a Luca que entrara primero y luego yo haría mi entrada triunfal, justo cuando Ivanna le estuviera reprochando ser otra vez un traidor y venderse como carnada.

»Pero lo estaba tratando bien —Alexa sigue sin poder creerlo—. Y también me recibió con amabilidad a mí. Me presentó a sus amigas, halagó mi ropa, hablamos y... reímos.

—Ahí debiste parar todo —me dice Clarissa—. Es claro que no es la misma Ivanna de hace dos años.

—«No asumas» —musito, triste.

—¿Cómo? —pregunta Clarissa.

—Que no asumas.

—Omi De Gea —dice Roy a modo de explicación, porque le hablé de él.

—Sí. Omi De Gea, Taburete o Mr. Yatecito —mascullo.

»Al terminar el cumpleaños de Babette le pedí a Ivanna reunirnos al día siguiente —explico—, la invité a un café para hablar.

»Le cancelé horas antes para hacerla enfadar, para que me contestara otro de sus «No será cuando tú quieras», «Vete al diablo» o «Yo aquí soy la jefa», tomara en cuenta el correo y cancelara todo respecto a mí en definitiva. Pero no contestó mi mensaje de cancelación —suspiro—. Así que la llamé para medir el terreno, saber cómo estábamos y... la escuché tener sexo con ese tipo.

—Fui ahí cuando me llamaste llorando —dice Alexa y Clarissa esboza una mueca de «Era de esperarse».

—¡No te llamé llorando, Alexa! —me defiendo.

»¡Te dije que se me había ocurrido una idea! —continúo y Clarissa no quiere seguir escuchando, predice la estupidez que se aproxima, pero se obliga a seguir escuchando— ¡Que utilizaría esa situación a mi favor, y que, tal como acordé con Rodwell, le diría a Ivanna que solo la quiero para sexo y que de pedirme una relación formal la trataría mal hasta hacerla desesperar y entonces decirle que sé lo del 30%, y que quiero que lo acepte para demostrarme que ahora le importo más que Doble R, que esa es mi condición.

Clarissa cierra los ojos y niega con la cabeza, horrorizada.

—Entonces ella confirmaría que lo que dice el correo es cierto y allí rompería todo —agrego.

—Entonces, el plan cambió un poco pero sí funcionó —defiende Roy.

—No —opina Clarissa—. Claramente en ese punto mezclaste tu dichoso plan con rencor, celos y calentura.

—¡TA DÁ! —aplaude Alexa en dirección a Clarissa dándole la razón.

»Deberías ver lo loco que se pone cuando Ivanna está cerca de Omi De Gea —agrega para mi enojo—. Le sale el cromañon que lleva dentro.

—¡No es así! —me vuelve a defender.

—Comenzaste a competir con Omi De Gea —me echa en cara Alexa—. Él ha puesto en evidencia todo lo que aún te afecta Ivanna.

»Quieres que ella lo mande al carajo, y que, a pesar de decirle que están en una relación que solo implica sexo, no quiera estar con nadie más. Solo contigo.

—Luca... —Clarissa ríe.

Y ya ni siquiera Roy me está dando la razón al ponerse al corriente sobre cómo va todo.

—¡El plan funcionó! —zanjo.

—Te has acostado varias veces con ella —continúa Alexa.

—¡Pero le dije que solo era sexo! ¡No me porté como antes! ¡Fui como ella fue conmigo!

—Y la trajiste aquí.

—¡No iba a ir a su apartamento! —sigo defendiendo—. ¡La traje aquí y le hablé de mis propias reglas! ¡Las que ella me enseñó!

—Te encontré abrazado de ella.

—¡No!

—Te dije que era mala idea, Luca —vuelve a intervenir Clarissa, estoy en medio de ella y Alexa, y Roy no sabe cómo defenderme—, tú todavía la quieres.

—¡No, yo seguí el plan y lo mejoré!

—No estabas listo para volver a estar con ella.

—¡Claro que sí! —mascullo—. ¡Después de ella he frecuentado a más mujeres sin involucrarme!
¡Es fácil! ¡...Ahora juego su juego tan bien como ella!

—¡Ay Luca! —Clarissa vuelve a reír—. ¡Es «fácil» porque ninguna de ellas te importa! ¡Ninguna es Ivanna Lorraine Rojo Pinaud, la loba!

»¡Ivanna es la barricada emocional que cualquiera que quiera entrar en ti encuentra!

»¡Es tu trauma!

»¡Porque es tóxica, está loca..., pero tú estás loco por ella!

Sigo negando con la cabeza.

—¡Sigues loco por ella!

—¡No es así, Clarissa! —Me pongo de pie para seguirnos gritando—. ¡Yo he avanzado mucho estos dos años! ¡Ya no soy su ratón!

—¡Sí, felicidades! —Mi hermana aplaude—. ¡Ahora estás a su nivel de toxicidad!

Doy dos pasos hacia atrás en desacuerdo.

—Sí, qué tóxicos —bufa Alexa.

—Impresionantemente tóxicos —concuerda Roy, ahora del lado de ellas.

—¡Pobre Laura! —insiste Clarissa, aunque esta vez viendo hacia todos lados, preocupada de que alguna profesora le llame la atención por estar gritando.

»Porque sí, has avanzado mucho —reconoce—. Ahora eres independiente, tienes un mejor empleo y ya no te dejas mangonear.

»Pero emocionalmente, Luca... Emocionalmente serías un buen ejemplo para cualquier libro de Walter Riso.

Hago girar mis ojos.

—Aprendiste francés por ella —secunda Alexa.

—Para demostrarme a mí mismo que podía superar el trauma de no entenderla —insisto en defender.

—Sí. Metiéndote a clases los siete días de la semana y agarrando de deporte olímpico a Duolingo —objeta Clarissa.

—¡Pero ahora está aprendiendo chino que no tiene nada que ver con ella! —me vuelve a defender Roy y Alexa ríe porque ella sí sabe la verdad.

«wǒ ài nǐ es otro trauma a superar».

—Te hizo ilusión ver que puso de papel tapiz las flores que pintaste para ella —dice Alexa y, cansado de esta situación, mejor me siento.

—Te recuerdo que lo arrancó. Vi el papel tirado en el suelo.

—Y el dibujo enmarcado, que te pidiera prepararle Hot Cakes o la PlayList en Spotify.

«O que le dijera a Laura "Trátalo bien"», pienso.

—Te hace mucha ilusión confirmar que te ama —continúa Alexa y vuelvo a visualizar a mi corazón como una pintura de Vincent Van Gogh.

—Y escribiste seis novelas gráficas sobre ella, Luca —agrega Clarissa—. Aunque apenas hayas autopublicado la primera.

—Tiene una buena historia —musito—. Es una excelente... musa.

—Y ahí le dices una y otra vez cuánto la admiras y... la amas.

—Sí. Deberías darle a leer La loba —concuerda Alexa—. Sobre todo ahora que va tan bien en ventas.

—Pasé dos años negándome a verla o hablar con ella —les recuerdo.

—¿Y quieres que te diga por qué? —me pregunta Clarissa y, como si fuera una película, mi historia con Ivanna, la loba, se reproduce tortuosamente en mi cabeza.

—Yo sé por qué —contesto sin importarme nada de lo que hayan mencionado: la calentura, los celos respecto a Omi De Gea, la Playlist en Spotify, las flores pintadas o las novelas gráficas.

Porque nada de eso importa cuando regreso a la tarde que me marché de Doble R, escuché gritar a Ivanna que me utilizó y me entregó un último Post-it. Claramente el peor de todos.

Me lo dijo el primer día que salí de cacería con ella y pregunté por qué utilizábamos una agenda física en lugar de una electrónica, también me lo dijo la noche que le quise declarar mi amor.

Porque en el último Post-it volvimos al primero:

No asumir.

—No confundas todo.

—¿Yo? Fuiste tú la que me ofreció donde quedarme cuando me fui de aquí.

—Eso fue hospitalidad. Rara vez pero se me da.

—Ir por mí a Ta-Tacontento.

—Eso lo hice por trabajo.

»Todo lo interpretas mal —afirma.

—Hoy en Doble R dijeron que mientes, que me utilizas, que me manipulas. Y no es difícil creerlo, Ivanna. No. Es. Difícil. Tiene sentido en realidad.

»Pero es que cerca de ti todo se siente diferente. No eres tan odiosa cuando gimes debajo de mí, cuando te anclas a mí, nos volvemos uno y sin alzar la guardia me permites estar en todas partes.

—Y eso es solo sexo —insiste, parpadeando muchas veces.

«Solo sexo».

—¿Entonces qué haces aquí?

»¡Eres confusión hasta que vuelves a besarme!¡Eres, la mayor parte del tiempo, barreras hasta que te obligas a decidir si te marchas o te quedas!

Si Ivanna hace algo por mí, no debo asumir que fue por amor, a lo mejor fue por trabajo.

A lo mejor soy «demasiado estúpido» para entender los motivos detrás.

Y por eso «no entendí» porque esa tarde, en lugar de reconocer frente a todos que me ama, me aventó sin piedad a los lobos.

El amor de Ivanna es no es estrellitas doradas, es Post-its de aclaraciones, advertencias y rectificaciones. Y debes andarte con precaución porque si no eres un lobo, eres un ratón.

—¿Qué sigue? —pregunta Clarissa, sacándome de mi ensoñación.

—Esperar a ver qué hará Ivanna luego de lo que le dijo Luca —asegura Alexa.

—¿Ya iría a Doble R a montar otro escándalo? —pregunta Roy, dudoso, ya no celebra el «éxito» del plan.

—No lo sé y de momento no tenemos forma de saberlo —suspira mi hermanita—, en cuanto llegue a casa y hable con mamá les cuento.

Me despido de ella sin verla directamente a los ojos. Dice tener claro por qué no acepto tener una relación formal con Ivanna a pesar de todavía amarla y le creo. Y también sé que pese a todo lo entiende. Cualquiera al que le hayan roto el corazón en mil pedazos lo entiende.

...

Me bañé, lavé mis dientes y me recosté en mi cama vistiendo solo bóxer y el suéter de Flash que Ivanna dejó sobre el toallero.

«Trátalo bien».

A ratos lloro y ni siquiera me levanto cuando Alexa me avisa que Laura me trajo de comer un pedazo de pechuga asada y patatas al vapor.

A pesar de los «Peros» me apegué al plan y eso es lo único que debería importarme.

Ivanna se terminará de decepcionar de mí, rechazará el 30%, se irá de Doble y los dos seremos felices.

En español, chino y francés.

—Pasé dos años negándome a verla o hablar con ella —le dije a Clarissa.

—¿Y quieres que te diga por qué?

—Yo sé por qué.

«Yo sé por qué», repito a mis adentros.

...

Ya es de noche cuando Alexa entra de golpe a mi habitación y me despierta.

—No vas a creer esto —asegura mostrándome su teléfono.

Allí está otra vez Clarissa en una videollamada.

—¿Qué pasó? —pregunto, todavía adormitado.

—Escuché a Rodwell hace un rato cuando vino —dice mi hermanita y eso me termina de despertar.

—¿Y qué dijo?

—Ivanna si puso de cabeza a Doble R hoy por la tarde —asegura, seria.

—¿Enfrentó a Rodwell? ¿Le dijo que sabe que otra vez intentó usarme para lastimarla?

Necesito que Clarissa hable rápido.

—No.

Clarissa lo dice con tranquilidad mientras mi estómago está hecho jirones.

—¿Entonces?

—Pidió vacaciones.

—¡¿Qué?! —salgo de mi cama sin poder creerlo.

—Ivanna llamó por la tarde a su secretaria y le pidió informar a la oficina de Recursos Humanos que se tomará un mes de vacaciones.

No puedo cerrar mi boca.

—La noticia se regó como pólvora y nadie en Doble R puede creerlo —continúa explicando Clarissa—. Ni la planta general de empleados, Lobo o el mismísimo Rodwell.

No, ni yo.

—Se supone que utilizaría lo que le dije a su favor —digo, nervioso.

—Perdón Luca, pero, ¿qué de tu «plan» realmente ha funcionado? —cuestiona Clarissa y Alexa, con teléfono en mano, se muestra de acuerdo.

—¿Y ahora qué? —digo más para mí que para ella.

Clarissa se sienta más derecha.

—Esperar. —Ni siquiera lo supone, lo asegura—. Porque lo único que importa ahora es ver qué hará Ivanna con la información que le diste... o lo que le propusiste —Una sonrisita se expande en el rostro de Clarissa...

...una sonrisita que no me gusta nada.

—Porque estoy segura de que, aunque no la traté tanto, la conozco mejor que tú o Rodwell y no se quedará ni con el 30 o el 50... va a pelear el 100%. 

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Ahora sí, díganme si la novela no tenía rumbo (como algunos dijeron) o una segunda parte es innecesaria. 

Hacía falta leer a Luca para tener todo más claro, ¿no? Pero todo debía ser a su debido tiempo.

Y LO QUE FALTA. Y. Lo. Que. Falta. 

Twitter: TatianaMAlonzo (Allá comparto adelantos)

Instagram: TatianaMAlonzo, LucaBonanni93 e Ivanna.Rojo , (Contenido extra de esta y todas mis historias)

TikTok: TatianaMAlonzo Vídeos cute con imágenes y frases de la novela.

Grupo de Facebook: Tatiana M. Alonzo - Libros (Para el desmadre)

¡Gracias por apoyar mi trabajo votando, hoy CADA VOTO es algo que salió mal en el «Plan» de Luca c: ! ♥

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