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24. Tequila


Capítulo dedicado a Liana_Hon ¡Gracias por esforzarte con las teorías!

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24. Tequila

A pesar de aún estar molesto, salimos del baño con Luca sosteniendo firmemente mi mano y de nuevo pendiente de dónde piso para no tropezar y caer. Por momentos lo miro con agradecimiento aunque él no quiera verme o responder.

—¿Me la prestas? —escucho que le pregunta un tipo ebrio.

Luca frunce los labios y se vuelve hacia él para darle la cara, por lo que ahora solo puede ver la parte de atrás de su cabeza, y aunque no escucho que le diga algo tipo, este, asustado, se apresura a agregar: «Tranquilo, es una broma».

Para alejarlo Luca solo necesitó mirarlo.

—Me puedo defender —digo, mirando maravillada a mi ratoncito en «modo violento», pero estoy a punto de caer de bruces otra vez.

Estoy ebria.

—Que no te cuide mucho Omi De Gea —se queja sarcástico Luca, instalándome frente a él al mismo tiempo que ve de mí a la puerta del baño, de donde Omi acaba de salir seguido por Victoria y Michelle.

Nosotros salimos y ellos tres se quedaron platicando.

—Él y mis amigas me estaban cuidando antes de que tú vinieras —defiendo e intento regresar con ellos—. Lo pueden seguir haciendo.

«Porque si tanto le molesta...»

—No —masculla Luca, deteniéndome.

No quiere que vuelva con Omi.

Le fastidia Omi tanto como a mí me fastidiaba Prudensa.

¡Etiquétame en esto, Instagram! —le grita de lejos un amigo del primer ebrio, que además procede a bajarse el pantalón para mostrarle el trasero.

Atento a la situación, Luca tuerce su gesto en una mueca de enojo y vuelve a verme.

—¿Qué? —me defiendo—. No soy la primera en hablar con extraños de nuestra relación.

—No pensé que te molestaría lo de Instagram —miente. Sé que miente—. Ni que lo llevarías tan lejos. Ya hablamos sobre qué tipo de relación tenemos.

—No pensé que te molestaría lo de Omi —devuelvo, sonriendo a la fuerza, y profundamente herida—, ni que lo llevarías tan lejos —agrego y otra vez intento volver con Omi para que él me cuide mientras continúe ebria, pero no hace falta... acaba de llegar.

Él, Victoria y Michelle acaban de pasar de nosotros.

—¿Pasa algo, amor? —me pregunta Omi, deteniéndose al ver que intenté zafarme de Luca.

—¡No es tu amor! —le advierte Luca, señalándolo, y dejo caer mis hombros porque de nuevo no lo entiendo.

¡Él estuvo tonteando con la tal Laura!

—Tampoco el tuyo —le contesta Omi, cruzándose de brazos.

No va a continuar el camino de regreso a la mesa, donde ya nos esperan Lina y Simoné, se va a quedar a discutir con Luca, lo que obliga a mis amigas a igualmente volver sobre sus pasos.

Y soy la responsable de lo que siga después, porque Luca, negándose a dejarse vencer, lleva su dedo índice derecho a su mejilla y le da de golpecitos, pidiéndome con ese gesto que me aproxime a darle un beso.

Segura de estar en medio de otro de Dejá vu, hago lo que me pide y Luca, orgulloso de sí mismo, arquea una ceja en dirección a Omi, retándolo.

Yo solo sé que Luca, con quien hace un par de minutos discutía a pesar de querer estar bien, me pidió un beso en la mejilla. Sin embargo, Omi, no conforme, y habiendo tomado ya como deporte favorito enfadar a Luca, finge doblarse de la risa: exagera la forma en la que echa la cabeza hacia atrás y enseguida se arrodilla al no poder contener más las supuestas «carcajadas».

—¡Ahora trata a Ivanna como perro amaestrado! —se burla a manera de crítica Omi, sin saber que hace dos años pedí a Luca hacer lo mismo muchas veces.

»¡Y cree que es su propiedad! —continúa Omi, acercándose a Luca peligrosamente.

«¿Quiere pelear?»

Así, mientras más gente en el bar se percata de todo, Omi, en lugar de intentar irse a los puños con Luca, posa su dedo índice sobre mi hombro.

—¡Uy, la estoy tocando! —le dice con burla a Luca que responde empujándolo lejos de mí.

—¡Omi, ya! —intento detenerlo, pero apenas puedo hilar un par de palabras o señalo con certeza hacia un mismo lugar sin caer hacia un lado.

—¡Esperen, esperen, esperen! —continúa riendo Omi, avanzando de vuelta hacia donde estoy a pesar de que Luca no lo deja de retar.

»¡Ay, le toqué el cabello! —se carcajea, volviendo a conseguir llegar a mí, y sí, apenas alcanza a tocar un par de hebras sueltas de mi cabello con las yemas de sus dedos, pero es suficiente para que Luca se vuelva a lanzar contra él para golpearlo.

—¡Luca! —intento detenerlo, pero me ignora.

Omi acabó con su paciencia al tocar mi cabello.

Mi cabello.

—¡Omi, basta! ¡Solo quieres enojarlo! —regaña Victoria a Omi respaldada por Michelle, pero Omi no deja de carcajearse y gritar que ama la textura suave de mi cabello con tal de mantener al borde del desquicio a Luca.

—¡Pero si lo único que haces es lastimarla! —le echa en cara Omi a Luca ignorando a los demás, en tanto Luca no deja de golpearlo.

Además de Victoria y Michelle, otros clientes se acercan a intentar separarlos y el animador, cansado de la situación, igualmente amenaza con llamar a la policía, lo que pone en alerta a los guardaespaldas de Omi, desde temprano distribuidos por el lugar. Estos, por orden de su jefe, aún no se meten para que este pelee en igualdad de condiciones con Luca.

—¡No dejas de lastimarla! —le vuelve a recriminar Omi a Luca, señalándome.

—¡No tienes idea de lo que hablas! —rebate Luca impregnando aflicción en sus palabras; y aunque todavía soy ajena a la totalidad de mi consciencia, de nuevo siento una gran necesidad de hablar, o balbucear, lo que sea, ¡pero entendernos!

Ser claros con lo que pasó.

Las cosas se salen tanto de control que los guardaespaldas de Omi están a punto de intervenir, por lo que, como puedo me impulso hacia adelante y me coloco en medio de Omi y Luca con la intención de primero dirigirme a Omi:

—Si tus guardaespaldas tocan a Luca, te dejo de hablar —lo amenazo apuntándole con mi dedo, lo que, en lugar de enfadarle, de vuelta lo hace carcajearse.

Aunque esta vez no son risas de burla, son de frustración, Omi también está enfadado.

—¡Y todavía ve por ti! —le reclama a Luca, apartándome del camino para empujarlo de vuelta.

No se dejan de empujar el uno al otro.

—¡Se preocupa por ti a pesar de que la lastimas! —le insiste Omi.

—Él y yo tenemos un acuerdo —trato de explicarle a Omi volviendo a llamar su atención, e intentando aclarar las cosas a pesar de que apenas puedo hablar—. Lo nuestro no es una relación formal. —Muevo de un lado al otro mis manos al hablar—, es... es...

—¡Ivanna, por favor! —me calla Omi con Victoria otra vez pidiéndole que se tranquilice y deje de provocar a Luca.

—Y Luca jamás se atrevería a hacerme daño en serio, ¿verdad, Luca? —le pregunto a Luca directamente, pero, aún jadeante por pelear con Omi, me mira de regreso sin contestar.

»¿Verdad, Luca? —repito, rogándole con mi gesto decir algo, lo que sea.

Pero no lo hace y, por el contrario, pareciera apenas poder sostenerme la mirada.

—¿Luca? —repito, con mi voz quebrándose.

«¿Por qué no dice nada?»

Sin demora, Victoria se instala a mi derecha y Michelle a mi izquierda, Simoné y Lina al igual se acercan; y del lado de Luca, como era de esperarse, salta Alexa, que pareciera intentar contenerlo, pues Luca agacha la cabeza cuando empiezo a llorar, pero sigue sin decir nada.

Nada.

Lo comparo a un volcán, porque luchando contra sí mismo aprieta los labios, cierra los ojos y luego los puños resistiéndose a explotar. Pero ¿cuánto más y por qué?

Y, furioso, traga duro, y luego, sorprendiéndonos, vuelve a lanzarse contra Omi cogiéndole del cuello de la camisa, descargando con él su frustración.

—¡Haremos una competencia! —anuncia, respirando fuerte y pareciendo contener las ganas de llorar, ¡y no comprendo!

—¿Perdón? —Omi apenas se da por enterado. No sé a qué estaba poniendo atención.

—¡Haremos una competencia! —le repite tajante Luca—. ¡Y si yo gano, le venderás el centro de estética a Ivanna!

«¡¿Cómo?!».

Con Victoria sujetándome del brazo, doy dos pasos hacia adelante sin poder creerlo.

Omi juega a no tomar a Luca en serio:

—¿Y si pierdes?

—No se lo venderás —concluye Luca para oídos todos, y como si fuese obvio—. O al menos no hoy —aclara como buen negociador, para al menos, de momento, dejar abierta la posibilidad.

«Bien ahí».

—Ah, no. Eso no es un incentivo para mí —ríe de vuelta Omi, un tanto malévolo—. Si pierdes, le contestarás a Ivanna la pregunta que te hizo —zanja, sorprendiéndome, y la gente cerca aplaude, incluidas mis amigas de la perrera.

La cara de Luca se desencaja.

—¡Ese no es tu asunto! —le advierte a Omi.

Omi se cruza de brazos:

—Entonces no hay trato.

«¿En serio tienen que obligar a Luca a contestarme esa pregunta?». Quiero sentarme por allí a pensarlo mientras repito la Playlist del Festival de la autocompasión.

—De acuerdo —acepta por fin Luca, aunque a regañadientes—. Pero será una competencia de tequilas.

Lo veo boquiabierta.

—No quieres participar conmigo en una competencia de tequilas —le advierte Omi—. Díselo, Victoria —le pide a mi amiga para secundarlo.

—No quieres competir contra Omi bebiendo tequilas —le advierte amistosamente Victoria a Luca.

—Díselo tú también, Leroy —pide también Omi a uno de sus guardaespaldas.

—No quieres competir contra el jefe bebiendo tequilas —le advierte Leroy a Luca.

—Entonces no tienes nada que perder —le dice Luca a Omi sin dejarse amedrentar por nadie.

—Que sea una competencia de tequilas entonces —acepta Omi y, sin importar si tengo algo que opinar yo, cierran el trato dándose de mala gana la mano.

«No. Puede. Ser». Sin embargo, tal como lo hice yo, Michelle se coloca en medio de los dos para intervenir.

—Somos adultos, no un grupo de adolescentes —su tono es de regaño—, por lo que considero que esto se podría resolver con dialogo y no bebiendo a lo salvaje como un par de bárbaros.

—Sí, podríamos resolverlo con diálogo —concuerda Omi.

—Sí, sin duda alguna podríamos —dice Luca, viendo con admiración la madurez de Michelle.

...

En total son veinticinco caballitos o shots de tequila sobre una mesa frente a la barra, cada uno de una onza, con limón y sal en el borde.

Omi baila alrededor de la mesa mientras yo, con una mano en la cara, no dejo de repetir: «Cuatro y cinco».

De acuerdo con las reglas del animador, tanto Omi como Luca deben elegir una canción para cantar y durante los intermedios, es decir; cuando no sea necesario que canten, deben beber la mayor cantidad de caballitos que puedan.

—¡Omi! ¡OMI! ¡Omi! —grita la gente que queda en las mesas dando apoyo a Omi, incluidos sus guardaespaldas y gente de servicio de Cashba, que no les importa que la pelea continúe mientras haya consumo de bebidas o comida.

Pero como la perrera se mantiene «neutral», solo Alexa y yo apoyamos a Luca. Aunque yo lo hago a medias. Sigo sin poder creer que prefiera intoxicarse con tequila que hablarme con la verdad.

—Lazaremos una moneda al aire para decidir quién canta primero —dice el animador y Omi escoge «cruz» dejándole a Luca «cara».

Y sale «cara», de modo que, para emoción de la mayoría, Omi cantará primero; y su elección de canción, como buen fanfarrón, es «Matador» de los Fabulosos Cadillacs.

Esa canción le da a Omi la oportunidad de lucirse a sus anchas. Pues, al mismo tiempo que canta, baila mezclando movimientos de flamenco, y encima, para volver a enfadar a Luca, finge tener en sus manos una capa roja, como si toreara con esta... a Luca.

Cuando no canta, Omi bebe los caballitos de dos en dos, sujeta uno con la mano derecha y el otro con la izquierda, empinándoselos al mismo tiempo. Y aunque su garganta parece quemar, coge limón y sal, y continúa.

Sus guardaespaldas gritan con él «¡Ey, Ey!» para animarlo.

Luca, sin dejarse intimidar, se mantiene de brazos cruzados a pocos metros de Omi, siempre serio y con la barbilla arriba.

—¡Ey, ey! —canta con Omi la gente, aplaudiéndole, consiguiendo que al terminar la canción haya bebido un total de doce shots.

No obstante, mientras los demás aplauden, Victoria lo ve preocupada y le quita el teléfono para hacer una llamada. Tampoco me sorprende que Omi la deje desbloquearlo.

—¿Tida? Soy yo; Victoria —saluda a la persona al otro lado y se aleja para seguir hablando.

Me vuelvo hacia Michelle y, como era de esperar, luce mucho más molesta que yo, Luca o cualquiera presente al ver lo que hace Victoria.

Hasta Simoné y Lina se niegan a volver a mostrarse indiferentes y, tal como yo, quieren saberlo todo... o confirmar lo que al menos ya suponen.

—¡Es el turno de Luca Bonanni, señoras y señores! —anuncia el animador y de nuevo, con excepción de Alexa y yo, apenas hay aplausos para Luca, tan solo abucheos.

No contará con apoyo durante la competencia y, aunque parece no importarle, no sé si en lo personal eso me ánima o desanima, porque lo quiero ver ganar. No obstante, contrario a lo que cualquiera pudiera pensar, esta vez; si él gana yo pierdo, ya que podría encontrar otras maneras de hacerme con la estética, pero no de obligarlo a hablarme con la verdad.

—¿Qué vas a cantar, amigo? —le pregunta el animador a Luca y contesta «Tequila» dejándonos a todos pensativos.

»Tequila de The Champs —agrega, para aclarar, y me cuesta descifrar la confianza que expresa su rostro hasta que la canción comienza y advierto la trampa.

Al igual que Omi, Luca baila moviendo las caderas y el trasero de un lado al otro, lo mismo hacia adelante y atrás, y, para sorpresa de todos, la canción no ha sonado ni quince segundos cuando ya ha bebido tres caballitos. Y así, conforme la música de Rock And Roll avanza, Luca parece tener todo el tiempo del mundo para empinarse uno detrás de otro más Shots, pues resulta que «Tequila» prácticamente no tiene letra para cantar, ya que a lo largo de la tonada solo debes parar para decir tranquilamente: «Tequila» y seguir bailando.

—¡Eso es trampa! —le dice Omi al animador, pero este lo niega, pues tanto Omi como Luca escogieron su canción, y Luca, con esto, solo demuestra haber sido más estratégico.

—Yo tengo que descansar entre un caballito y otro —me dice con una mueca Simoné y, al igual que Victoria con Omi, no dejo de ver con preocupación a Luca.

A un Luca dispuesto a ganar.

Para mayor enfado de Omi, cuando Luca va a la mitad de la canción y ya habiendo dicho dos veces «Tequila», la gente ahora baila y aplaude con él, apoyándolo, pues reconocen que le jugó una vuelta ingeniosa a Omi.

«Ay, Luca».

Tomando la batuta como el nuevo «alma de la fiesta», Luca se vuelve hacia mí buscando mi aprobación y alzo mis manos para mostrarle que estoy aplaudiendo.

Sonríe feliz y continúa bebiendo caballitos hasta llegar al número doce para horror de Omi. Pero Luca no lo toma con prisa, ¡no!; espera a que falten pocos segundos para terminar la canción, bebe el treceavo Shot y gritar por tercera vez «¡Tequila!» entre aplausos eufóricos de los presentes.

Ganó.

Y festeja.

Luca alza los brazos con triunfo, recibiendo aplausos de las mesas y de la perrera, especialmente de Michelle, que, en particular, parece disfrutar ver derrotado a Omi.

—¡Un brindis por Luca! —pide, cogiendo uno de los Shots que quedan para a continuación beberlo de golpe.

—¡Tenemos nueva jefa! —me felicita Simoné, lo mismo Lina y Michelle, ¡casi soy la dueña del centro de estética!, pero solo sonrío a la fuerza.

—Es increíble lo mucho que se esforzó en ganar con tal de no hablarte con la verdad —me dice con enfado Omi, empezando a tener la voz turbada y la cara roja. Los efectos de tantos Shots de tequila ya se notan.

De nuevo sonrío a la fuerza para disimular. No obstante, en el dolor que aún expresan mis ojos Omi puede percibir cómo me siento. Un dolor que, además, ahora entiendo, probablemente es parecido al que siente él.

—¡Le vas a vender ese centro de estética a Ivanna! —declara Luca todavía festejando con el último caballito en mano.

Omi aún no puede creerlo, ni mucho menos aceptarlo, y lo demuestra virando su atención de la alegría en los ojos de Luca al dolor en los míos.

—Solo te advierto que buscaré más pretextos para verla —le advierte a Luca.

»Ay, le toqué el codo —agrega, apenas rozando mi codo y volviendo a despertar la furia de Luca que lo taclea hasta conseguir que los dos caigan sobre la mesa de caballitos.

...

Ya sea porque ya no soportan a Omi y a Luca o porque es tarde y van a cerrar, la gente de Cashba termina por sacarnos del lugar a todos. Aun así, demostrando otra vez que tienen cuatro y cinco, la pelea continúa en el estacionamiento.

—¡Es increíble que Ivanna prefiera a un mequetrefe como tú! —le recrimina Omi a Luca.

Y Luca, sin inmutarse, saca del bolsillo trasero de su pantalón un pañuelo que sacude en dirección a Omi, ofreciéndoselo.

—Ten, para que llores.

«¡Dios mío!»

Tomando impulso, Omi da dos largas zancadas hacia Luca para golpearlo.

—¡Suficiente Omi! —lo detiene Victoria—. ¡Te pasó por fanfarrón!

—Es cierto, mi error —reconoce Omi—. ¡Mi error! —repite, dirigiéndose principalmente a Victoria—. Así que, sí me lo permiten —Apenas puede mantenerse de pie—, le voy a pedir una disculpa.

Señala a Luca como si no supiéramos a quién le tiene que pedir esa disculpa y Victoria, a favor de que hagan las paces, lo deja ir. Omi apenas puede caminar en línea recta, y, al estar cerca de Luca, se le vuelve a ir encima a los puños.

Victoria lo vuelve a alejar de Luca.

—¡Perdón, perdón! ¡Eran disculpas! —dice Omi, volviendo a mostrar arrepentimiento—. Ahora sí —promete y Victoria otra vez lo vuelve a soltar para que se acerque a Luca. Sin embargo, al estar frente a frente, de nuevo le cae a golpes y Luca, que también apenas puede mantenerse de pie, reacciona del mismo modo.

—¡Omi! —le grita Victoria, llevándoselo de regreso con ella por tercera vez.

—¡Me ofreció un pañuelo para que llore! —se queja Omi con Victoria señalando a Luca.

—¡Ivanna, Luca le dio a Omi un pañuelo para que llore! —se queja Victoria conmigo.

Suspirando, cojo del hombro a Luca y lo hago volverse en mi dirección.

—Luca, eso no se hace —lo regaño.

Él, apenas manteniendo los ojos abiertos y un pie junto al otro debido a lo ebrio que está, lleva una mano a su pecho.

—Czzierto —reconoce—. Pero le voy a demostrar cómo se pide una disculpa —dice, primero a mí y luego a todos—: Le voy a demozztrar cómo se pide una disculpa —repite Luca, caminando como puede hacia donde se encuentra Omi, a quien Victoria vuelve a soltar.

Pero al llegar con él se vuelven a golpear. O al menos lo intentan, porque de lo ebrios que están solo le atinan al aire.

—¡Luca! —grito.

Y con ayuda de Victoria, Lina y Simoné los volvemos a separar.

Yo tiro del brazo de Luca, y, al otro lado, Victoria y Simoné del de Omi.

—Espera, se le cayeron suz llaves —me dice Luca enseñándome su puño derecho, está cerrando como si dentro sujetara algo—. Ze le cayeron suz llaves y se las voy a devolver —me repito y lo dejo ir de vuelta con Omi.

»Ze le cayeron suzz llaves y se las voy a devolver —le dice Luca a Victoria y a Simoné para que también suelten a Omi, y ellas ceden.

Y sí, Luca alza el puño en dirección a Omi, pero en lugar de entregarle algo se vuelven a golpear.

Tanto con puños como con patadas al aire.

Los volvemos a separar.

—¡Basta! —le digo a Luca empujándolo contra el Audi para evitar que se caiga de lado, pero en lugar de eso lo que hace es apoyarse en mi hombro para vomitar.

Deja caer todo sobre una de las llantas delanteras del Audi.

—Eso te va a ayudar —musito, confiando en que así sea.

Luca, en agradecimiento, se incorpora y sujeta mi cara con la intención de besarme.

De nuevo se mece de lado y abre y cierra los ojos de lo ebrio que está.

Lo miro.

—Qué más da; es solo tequila —digo, acercándome a él para aceptar sus labios.

¡Puaj! —se quejan nuestros amigos y extraños todavía yendo hacia sus coches en el estacionamiento.

¡POR QUÉ!

¡Son un par de puercos!

—¡Odio Instagram!

—¡Hasta que te conocí! —canta Luca al separarnos y esta vez derrumbándose sobre el Audi tal como predije—. ¡Vi la vida con dolor...! ¡No te miento fui feliz! —me señala y después tira de mi para abrazarme, cayendo ahora los dos sobre el Audi—. ¡Aunque con muy poco amor! —... y ya no canta; ¡grita! Intento tranquilizarlo—: ¡Y muy tarde comprendí que no te debía amar, porque ahora pienso en ti, más que ayer... mucho más! —agrega, separándonos un poco para que pueda mirarlo y vuelve a besarme con un frenesí que supera a cualquiera que haya empleado antes.

»Ivanna Lorraine —dice con los ojos cerrados al volver a separarnos, ¡casi lo llora...! y solo puedo mirarlo, comparando quizá su dolor con el mío.

Y, entretanto, a lo lejos Omi grita «¡Antes me voy a despedir de Luca!» mientras lo meten a la fuerza a su coche, le voy a preguntar a Luca si todavía me ama e insistiré en cuestionarle si me lastimaría, pero Alexa tira con fuerza de su cabello para que levante la cara y ahora la mire a ella.

Tiene en sus manos el saco de Luca, uno de mis zapatos, mi bolso y nuestros teléfonos. ¿En qué momento dejamos caer todo eso?

—¿Ahora qué hago yo con dos ebrios en un estacionamiento? —le recrimina Alexa a Luca.

—Yo no estoy ebria, puedo conducir —la tranquilizo, incorporándome, y tiro de la puerta del Audi para poder subir.

—Primero, esa es una de las puertas traseras, y segundo, todavía tiene llave —me detiene Alexa, evitando que Luca vuelva a tirar de mí y caer otra vez los dos al piso.

Intento buscar soluciones.

—Bien, me puede llevar mi amiga Victoria.

—Ella también está ebria.

—Lina —señalo el estacionamiento en la dirección que, creo, se encuentra Lina.

Alexa alza las cejas:

—También lo está.

«Oh, Dios»

—¿Simoné? —propongo ahora y Alexa agita hacia un lado su cabello al carcajearse.

—Ella es la peor de todas y ya la está llevando a su casa Michelle.

Deja caer los hombros:

—Ya, ya, esto es problema mío —suspira y ve de nosotros al estacionamiento, reparando en el Corolla de Luca aparcado a unos metros— y lo peor es que voy a tener que llamar a Roy —chilla, dejando caer nuestras cosas para buscar su teléfono.

Y no sé si en verdad estoy demasiado ebria, porque ahora alucino que Luca empieza a hablar en chino.

—¡Cállate! —lo regaña Alexa, genuinamente preocupada, pero enseguida devuelve la atención a su teléfono—. ¡Roy, soy yo, Alexa; menos mal no me bloqueaste... No, no, no, no es para hablar de nosotros, no asumas eso porque es machista —levanta su dedo índice al decir eso—, es por Luca... Sí, Luca...!

Se aleja para hablar, y yo, con la duda instalada en mi cabeza, regreso con Luca para oír lo que dice porque no, no creo alucinar que de lo ebrio que está intenta hablar en chino.

¡¿Chino?!

Y esta vez soy yo la que le levanta la cara para también hablar con él.

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Nop, la noche aún no ha terminado c;

Twitter: TatianaMAlonzo (Allá comparto adelantos)

Instagram: TatianaMAlonzo, LucaBonanni93 e Ivanna.Rojo , (Contenido extra de esta y todas mis historias)

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¡Gracias por apoyar mi trabajo dejando estrellitas, CADA VOTO es un shot que nos beberemos en honor al ship de Ivanna y Luca: #Luvanna c: ! ♥

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