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Capítulo Tres.

Necesito que alguien me diga si lo que estoy sintiendo está bien o mal. ¿Por qué pienso tanto en alguien a quien no conozco? No es normal en mi. No soy esa clase de persona que se pasa las horas muertas suspirando por el primer chico que le parece atractivo.

Ya no.

¿Qué tiene él que los demás no tengan?

"Wonho, la mesa tres lleva esperando a que les atiendas hace diez minutos. Espabila o ya sabes donde tienes la puerta."

Han sido unas semanas completamente agotadoras: no solo por el trabajo y las horas extra para ganar el dinero de la fianza, sino el problema que tiene Jooheon sobre sus hombros. Tengo que hacerme cargo de él y aunque Hyunwoo esté a mi lado, siento que la cabeza me va a estallar. Los rumores se esparcen a la velocidad de la luz y en el vecindario empiezan a mirarme con miedo. Como si el presunto asesino fuera yo. Joder, todo esto parece una pesadilla.

Necesito un descanso, despejar la cabeza. No pensar en nada ni en nadie. ¿Cuándo seré yo el cliente que espera en mesa a ser atendido? Quiero salir como los demás, divertirme unos minutos, beber y fumar por placer y no por ansiedad.

Mis deseos nunca son escuchados. Tengo que responder por los demás aunque eso me vaya apagando por dentro.

"¿Qué desean tomar?"

"Te pediría que me sorprendieras pero te noto bastante cansado como para experimentar detrás de la barra."

"No seas así. Un cóctel de uvas está bien, gracias."

No levanté la vista del cuaderno. Sabía que muchos chicos intentarían ligar conmigo y no estaba de humor. Lo último que quiero esta noche, es meter a alguien en mi cama.

"Oye, deberías dormir un poco..."

Shownu me acompañaba al trabajo cada día desde que aceptó ser el abogado de mi hermano. Se sienta en la barra y me observa. Nunca toma alcohol, solo se queda ahí, cuidándome.

"¿Estás loco? Necesito pagar tus servicios y aunque mi jefe sea un capullo explotador, mi sueldo no es una mierda." Odiaría quedarme en casa y depender de mi amigo. "Puedes irte si estás cansado, aún me quedan tres horas."

Terminé de preparar las bebidas: dos copas de cóctel con licor de uva, hielos cilíndricos y unas rodajas de limón con azúcar. Los puse en la bandeja de plata y salí de la barra con los ojos de Shownu pegados a mi espalda.

Por alguna extraña razón, comencé a sentirme mareado. A cada paso que daba hacia la mesa de los dos clientes, más aturdido me encontraba. Comencé a sudar, la bandeja temblaba en mi mano y mi respiración se volvía más pesada. Fue entonces cuando, al llegar a la mesa y dejar las copas de cóctel en ella, el perfume de aquel cliente entró por cada poro de mi cuerpo. Era casi hipnótico y por primera vez en la noche, alcé la mirada hacia el cliente que portaba tal aroma. Conocía esos ojos, ya los había visto antes.

"Hyungwon basta..." Escuché como su amigo le susurraba al oído.

Hyungwon...

Chae Hyungwon...

El chico que veía por todas partes estaba sentado justo en frente de mi, acompañado por otro chico con la misma apariencia de delincuente que él.

"M-muchas gracias. Puede retirarse ahora." Me habló el amigo.

Chae Hyungwon no dejaba de mirarme, sonriendo con arrogancia, apoyado en el sofá de cuero negro con las piernas cruzadas. Se veía completamente diferente, la ropa que llevaba puesta era casi trasparente. Quería dejar de mirarle, volver detrás de la barra y no salír de ahí en las tres horas de turno que me quedaban. Pero simplemente no era capaz de moverme. Era casi como si el tiempo se hubiera detenido en ese mismo instante y yo me hubiera detenido con él.

Seguí sus movimientos, lentos y llenos de atrevimiento. Él ignoraba a su amigo, haciendo caso omiso a sus advertencias. Chae, se inclinó para coger su copa y volvió a su posición anterior. Con los dedos, jugó con la rodaja de limón hasta llevarsela a los labios, humedeciendo estos con el agrio líquido de la fruta. Mi corazón dejó de latir unos segundos cuando fui testigo de como el chico que ocupaba mi mente las veinticuatro horas del día, tomaba a su amigo del cuello y lo hacía callar con un beso.

¿Amigo? No parecían amigos. Eso era un beso de película porno, joder.

"¡Deja de hacer eso sin mi permiso! El limón me seca la garganta, imbecil."

El chico de pelo corto y piercing en la ceja, se limpió la boca con una servilleta. La escena resultaría graciosa para cualquiera que la hubiera presenciado pero no para mi.

Ver como Chae Hyungwon actuaba me daba escalofríos y desde luego no me había gustado ver su lengua paseandose por la boca del otro.

"Si necesitan algo más, mi compañero les atenderá. Que disfruten de la noche..."

¿Por qué tenía que pasarme a mi?

Me quitaba el delantal a medida que me dirigía al almacén. Claro, con Shownu pisándome los talones.

En cuanto entré, él cerró la puerta y se cruzó de brazos esperando a que yo explicara lo que acababa de pasar porque era obvio que lo había visto todo.

"No sé que coño hace aquí." Dije con más rabia de la que gustaría haber ocultado.

"¿Hyo-rin no te dijo nada?" Se sentó en mi pequeño sillón esperando a que terminara de cambiarme de ropa.

"No y esperaba que no hubiera sido real."

"Habla mañana con ella a ver si sabe algo. No parece un tío legal..."

"A ti nadie te parece legal. Además, no voy a acercarme a él. ¿Debería importarme? Si ha salido de la cárcel, es normal que quiera vivir la noche... Por desgracia, ha tocado en mi turno."

"Dile a tu jefe que no le permitan la entrada." Alzó los hombros sin meditar en lo que acaba de decir.

"A veces me sorprende lo tonto que eres, abogado." Restringirle la entrada sería como decirle al demonio que tiene via libre para cometer los pecados que quiera.

Me sentía como una jodida mierda. Por desgracia o no, él estaba a solo unos pasos de mi. Era real. Y no dejo de tener esa confusión y extraña sensación en el cuerpo. Nunca antes el perfume de una persona me había calado tanto, como si me cortara la respiración e invadiera cada parte de mi. No me gustaba. Era incómodo.

Shownu me llevó a casa y se encargó de dar parte a mi jefe para que no me despidiera. Detestaba que me tratara como un niño y no como el adulto que era.

Por supuesto, no pegué ojo en toda la noche. Aun tenía a Chae Hyungwon en mi cabeza. No dejaba de pensar en como se había untado los labios con el limón y la manera tan dominante en la que había besado a su...¿amigo?...¿amante?. Qué más daba. El caso es que por un momento había deseado ser yo. Su labios eran gruesos y su lengua lo bastante caliente como para adueñarse de la ajena. Había deseado tenerle sentado sobre mi, repitiendo ese beso.

"Todo es por tu culpa, Jooheon."

Dejé a Shownu solo en la cocina, se me había quitado el apetito. Cuando estuve encerrado en mi habitación, me deshice de la ropa y me oculté bajo las sábanas. Aun si tenía la mosca detrás de la oreja, esas horas en las que se me permitía cerrar los ojos y evadir los problemas de los demás que recaían en mí, era cuando más me sentía en paz.

Solo estaba yo.

Yo y esa puñetera mosca llamada Hyungwon con problemas de autocontrol.

Joder.

Es como si estuviera a mi lado todo el tiempo. Puedo sentirle y eso me asusta. Solo han sido un par de miradas, ¿por qué me afecta tanto? Quiero dejar de sentirme así.

"Es de mala educación darle la espalda a quien te habla..."

Cierro los ojos y ahí está él. Entre las sombras, oculto en el manto de oscuridad que invade mi cuarto.

"No quiero jugar sucio contigo..."

Cada noche el mismo monólogo, el mismo perfume que se cuela por mis fosas nasales y me hace reaccionar de una forma espeluznante, la misma sonrisa gatuna. Siempre intenta ir a más, y cuanta más resistencia pongo, más me cuesta despertar.

"Deja de negarte. Al final, soy yo el que decidirá cuando acabará esto."

Qué significa eso. ¿Hay un «nosotros»? Él ni siquiera sabe como me llamo, quién soy.

Todo es tan extraño. Me da vueltas la cabeza y no soy capaz de ver nada con claridad. Hasta su voz se escucha lejana aunque me esté susurrando al oido y acaricie mi piel pálida con sus labios.

"Ayudame y haré todo lo que me pidas."

Puede que haya pasado unos minutos o una horas, no soy consciente del tiempo que transcurre. No sé por qué le doy tanta importancia a un estupido sueño. Pero sentir su aliento sobre mi piel y el calor de sus manos en mi cuerpo estando despierto, me hace creer que es real. Que ha estado aquí, en mi cama, sobre mi cuerpo.

Joder, es un exconvicto.

Es peligroso. Jodidamente caliente y peligroso.

No quiero verle más.

No quiero pasar otra vez por lo mismo.

No quiero soñar con él.

Me niego a que vuelvan a romperme el corazón.

Chae Hyungwon no existe. Fue pura casualidad encontrarlo en el bar.

¿Por qué es tan complicado?

Me gustaría dejar de recordar su perfume y como me miraba.

Hyungwon...

Chae Hyungwon...

Sal de mi cabeza, por favor.

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