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10 años atrás.
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En la ciudad de cristal.
Cierto día un joven de cabellos verdes se encontraba regresando a su hogar en su carroza. Él era él dueño de una de los mejores viñedos de la ciudad por lo cual mantenían un buen lugar en la alta sociedad.
Dégel: estoy ansioso por verte Kardia - fue lo que susurró mientras sacaba una cadenita de oro que colgaba de su cuello, la cuál abrió encontrandose una fotografía de su familia, esposo e hijo estaba orgulloso de todo lo que había logrado tenía un esposo hermoso y un hijo muy inteligente no podía pedir más. Suspiro con una sonrisa para después seguir viendo su caminó.
El camino se le hizo largo, pero a eso de las seis de la noche se encontraba descendiendo de su carroza para poder por fin entrar a su hogar.
Dégel: ¡Ya llegué! - anuncio en voz alta al entrar a su saca. No pasó mucho cuando un hombre de cabellos azules se hizo presente.
Kardia: hola, bienvenido Dégel - dijo sonriendo mientras se acercó a él mayor con los brazos abiertos para poder abrazarlo.
Dégel: ¿Cómo que Dégel?, Kardia - pregunto ofendido - ¿Por qué estás molesto conmigo? - pregunto mientras su cónyuge reía por lo bajo.
Kardia: claro que no ¿de dónde sacas eso? - pregunto mientras se colgaba de los hombros de su esposo.
Dégel: recibeme como se debe - exigió mientras él otro sonriendo dijo.
Kardia: bienvenido a casa amor - le dijo para después besar sus labios - ¿ahora sí estás feliz? - pregunto con una sonrisa burlona mientras él otro asintió complacido.
Xx: ¡Papá! - se escuchó al menor de la familia aparecer, se soltó de la mano de su Nana y corrio en dirección a su padre el cuál lo recibió en sus brazos y cargo.
Dégel: hola Camus. ¿Cómo está mi pequeño campeón? - pregunto sonriendo mientras él menor sonreía a lo grande al ver a sus progenitores. Camus era físicamente parecido a Dégel y también tenía su carácter su única diferencia era que apesar de parecer alguien frío era cálido al igual que su madre.
Camus: estoy muy bien, hoy hice un ejercicio de matemáticas yo solito - afirmó orgulloso.
Dégel: eso es genial pequeño - fue lo que felizmente dijo él mayor.
Eran una familia feliz, unida y gracias a su posición económica sin ninguna necesidad, todo era perfecto e la vida de Dégel, hasta que cierto día. Kardia le dió la noticia de su vida.
Dégel: y bien... ¿De que querias hablar? - pregunto mientras le sacaba una silla para que tomará asiento y después el se sentó a su lado mientras tenía la de su esposo sujeta a la suya, ambos estaban en él jardín, viendo a su pequeño Camus jugar, aprovechando que era día libre para Dégel, estaban todos juntos.
Kardia: muy pronto Camus tendrá con quién jugar - fue lo que sonriendo dijo.
Dégel: si... - susurró él sin haber puesto mucha atención a las palabras de su esposo, hasta que reaccionó - ¡Espera ¿Que?! - grito mientras Kardia comenzaba a reír - Kardia, ¿Estás embarazado? - pregunto sorprendido mientras él peliazúl solo asintió con una enorme sonrisa adornando su rostro.
Kardia: si vamos a ser papás otra vez Dégel - fue lo que respondió mientras su esposo se puso de pie y lo puso a él de pie para después abrazarlo.
Dégel: ¡¿Escuchaste eso Cam?!, ¡Vas a ser hermano! - le gritó mientras él menor saltaba feliz en él jardín.
Kardia: em... Dégel no me abraces tan fuerte - pidió Kardia a lo que Dégel reaccionando lo soltó.
Dégel: p-perdon, ¿No te lastimé? - pregunto preocupado a lo que Kardia solo negó.
Kardia: tranquilo estoy bien...
Eso fue lo que sonriendo le dijo ese día. Sin embargo la realidad era otra, una realidad de la cual él no quería que me enterará.
Fin del Flashback.
Dégel: De haber sabido eso desde un principio, jamás hubiera dejado que ese embarazó continuará y el todavía seguiría con nosotros - eso fue lo que pensó mientras se levantó del sillón donde estaba.
Lentamente se dirigió a la habitación del mayor de sus hijos, Camus. Él cual se encontraba haciendo sus prácticas de piano, a su lado uno de sus hermanos menores Isaac de cinco años de edad, o se le olvidaba, su esposo como último recuerdo le había dejado tres bendiciones más. Y ahora que observaba bien... ¿Donde estaba los otros dos?. Curioso por eso se fue a buscarlos.
Los busco por toda la casa: cuartos, escondites en la casa, cocina, baño, sótano, cobertizo y jardín. No estaban por lo cual supuso estaban afuera de la casa así que salio y bingo ahí estaban sus dos bendiciones aunque no supo como reaccionar al verlos cerca de dos muchachos. Uno de cabellos rubios y la otra de cabellos lilas.
Dégel: ¡Hyoga!, ¡Aurora!, ¿qué están haciendo fuera de la casa? - pregunto molesto mientras ambos niños rápidamente lo voltearon a ver, rápidamente los otros dos lo vieron con una sonrisa, Dégel solo le dio una mirada a los menores que rápidamente obedecieron la orden que les dieron con esa mirada por lo cual rápidamente corrieron al interior de la casa, mientras que Dégel sólo se acercó a los desconocidos, para después preguntar - ¿en que puedo ayudarles? - pregunto serio.
Xx: tranquilo joven Chevalier, no hemos hecho nada malo - se apresuró a decir el rubio mientras hacía una pequeña reverencia con su compañera al ver la molestia del otro.
Dégel: ¿creen que hablar a solas con dos niños no es algo de dudar? - pregunto dejando ver su molestia.
Xx: creo que hemos comenzado con él pie izquierdo, permítame presentarme, mi nombre es Alone y ella es mi hermana Sasha - dijo mientras la dama saludo.
Dégel: eso no me importa, ¿quiero saber que es lo que estaban hablando con mis hijos? - pregunto molesto.
Alone: que carácter, ahora entiendo porque ese patito rubio estuvo tan a la defensiva. Pero bueno en fin no hemos dicho nada malo - dijo el entonces la chica prosiguió.
Sasha: nos enteramos de sus problemas joven Chevalier y hemos venido a ofrecerle algo que estamos seguros no podrá rechazar - dijo la joven.
Una brisa sopló haciendo hondear su cabello de ambos jóvenes, Dégel se mantenía serio mientras los jóvenes sonreían de una forma poco usual.
Continuar...
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