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Capítulo 5: Ramé

Palabra en Balinés, se refiere a algo que es caótico y hermoso a la vez

Luary se levantó temprano esa mañana. Casi no pudo dormir la noche anterior, a las 5 de la mañana decidió que era hora para prepararse, así que se levantó, tomó una ducha corta y se vistió cómodamente, hizo el desayuno para toda su familia y le mandó un mensaje a Takashi diciéndole que iría a su casa en media hora mientras comía su desayuno.

El padre de Lu fue el primero en bajar, seguido de su madre.

–Buenos días. –saludó Lu, sorprendiendo a ambos. –Hice avena.

–Buen día. –saludó su padre. –Te levantaste temprano hoy.

–Buenos días hermosa. –le saludó su madre besándola en la frente. –¿Hasta qué hora te quedaste despierta anoche?

–No hasta muy tarde. Tenía que levantarme temprano.

Sus padres se sirvieron la avena que Lu preparó y se sentaron con ella.

–Creí que hoy tenías clases a las 11. -dijo su padre. –son las... ¿6?

–Sí, pero tenemos un examen mañana y con Takashi acordamos estudiar en su casa temprano, antes de la clase.

–¿Está muy ruda la universidad? Últimamente se están esforzando bastante. –observó su madre.

–Sí... es que es el primer examen del año y queremos asegurar nota. –Mintió.

–Bueno, por mí no hay problema que te quedes hasta la madrugada en casa de Takashi. –dijo su padre. –Pero ven a desayunar o a dormir a casa. No porque vayan a hacer algo malo, sino porque no deben hacer ruido cuando su madre está en casa, ella llega tarde del trabajo.

–La mamá de Takashi está en Japón, desde hace unos días. –explicó Lu. –Y prefiero quedarme en la casa de Takashi a dormir para que no se sienta solo.

–Mi vida, no estarás con Takashi para siempre. –dijo su padre.

–¿Quién dice? –interrumpió su madre. –Puede que se casen y estén juntos toda la vida.

–Sí... mamá, no lo creo.

–Hija, son jóvenes, aún no saben lo que quieren, por ahora pueden probar todo lo que quieran, pero ya cuando crezcan querrán casarse, tener una familia...

–Ya es tarde mamá, tengo que irme. –interrumpió Lu levantándose. –Te quiero mamá. –la besó en la cabeza y repitió la operación con su padre. –También a ti, papá. Me despiden de mi hermana cuando despierte.

Lu dejó los platos sucios en el lavado y se apresuró a salir de su casa. La casa de Takashi no estaba muy lejos de la casa de Lu, las separaban tres casas, así que no tuvo que caminar mucho para llegar con su amigo. Entró sin problema, tenía una copia de la llave desde que estaban en la escuela.

La casa estaba en completo silencio, Lu supuso que Takashi aún dormía, pero no, él estaba despierto en su habitación mirando los conjuntos en los que había trabajado los días anteriores.

–Buenos di... –Lu miró a Takashi, estaba absorto en sus diseños. –¿Estás bien?

–Míralos, están horribles. –Lu se paró al lado de Takashi para observar los trajes. –¿cómo podría presentar algo así?

–Take... son hermosos. Es lo mejor que has hecho hasta ahora.

–Exacto, es un trabajo horrible, pero es lo mejor que pude hacer, es lo mejor que hice. No debería presentarme...–se apoyó en su mesa de diseño cubriéndose el rostro.

–¿Dormiste algo anoche?

–No... –dijo en la misma posición. –tenía que terminar algunos detalles.

–Bien, yo creo que deberías dormir un poco, te prepararé el desayuno y saldremos de aquí a las...

–No iré. –dijo Takashi encaminándose a su cama. –Es un desastre, no soy lo suficientemente bueno.

Lu lo sentó en la cama de manera brusca, sorprendiendo a un Takashi que estaba al borde del llanto.

–Escucha, pedazo de caca. No me agobiaste los últimos tres meses para que me inscriba en las audiciones para que a último momento me dejes sola.

–Sí, pero tú...

–Pero yo nada. Estudié el doble de lo normal para cubrirte el trasero en clases, mañana tenemos prueba de lectura y tú no sabes una mierda, así que mejor te duermes y despiertas con ganas de violar al mundo porque caso contrario te partiré esa linda cara que tienes, y volverás a tu atuendo de Harry Potter porque ya no podrás usar lentillas, ¿me has comprendido?

–El que digas todo eso no hace que los atuendos estén menos horribles.

–Cállate. –Lu lo tapó por completo con la manta y salió de la habitación hecha una furia.

Bajó a la sala y encendió la televisión para ver alguna película de terror en Netflix. Dejó la película a la mitad y regresó a la habitación de Takashi, quien dormía tan pesado que ni un terremoto lo hubiera despertado.

Lu bajó una maleta de la parte de arriba del armario y con mucho cuidado guardó las mejores confecciones que su amigo había hecho desde los trece años, dejando en la parte de arriba los últimos diseños que Takashi había hecho. Desarmó el perchero doble en el que Takashi colgaba sus camisas, y lo guardó en su caja junto con algunos colgadores extra.

Bajó maleta por maleta con mucho cuidado para no despertar a su amigo, aunque bien sabía que eso era difícil, nunca está demás ser respetuosa con el sueño ajeno. Cuando terminó estaba agotada, finalmente bajó su violín, eso la puso más nerviosa de lo que ya estaba.

Se colocó audífonos para escuchar música mientras preparaba el desayuno para Takashi, tostó pan, mejor dicho, quemó levemente algunos panes, preparó leche con café, eso sí le salía bien, y esperó a que Takashi bajara para hacer los huevos.

Takashi despertó casi a las 10 de la mañana bajó sin abrir bien los ojos, y aunque lo hiciera, no vería del todo bien, estaba sin lentes, así que no se dio cuenta de las maletas en la puerta ni que su ropa había sido removida, se dirigió a la cocina y se sentó en una de las sillas de la isla.

–Buenos días otra vez. –dijo Lu.

–¿Te sientes mejor?

–Me duele un poco la cabeza.

–Es porque no dormiste bien.

Le puso la taza de leche caliente con café frente a él y el plato con las "tostadas" y dos intentos de huevo con la yema reventada y la clara levemente cruda.

–Come.

–Gracias.

Takashi miró los panes casi quemados y luego miró a Lu en busca de una innecesaria explicación. Ella sólo se encogió de hombros como diciendo "es lo que hay" Takashi sonrió ante su respuesta.

–¿Ya estás más tranquilo? –preguntó Lu preocupada.

–No lo sé. Sigo creyendo que lo que hice es horrible. No creo que me acepten.

–Yo creo que sí lo harán. Ya alisté las cosas, pediremos un taxi y nos iremos en cuanto termines de comer.

–Lu, tengo que vestirme.

–Bien, en cuanto termines de vestirte, entonces.

Takashi observó mejor a su amiga en ese momento. Vestía con pantalones y un canguro, su pelo amarrado en una moña que con suerte le recogía todos sus cabellos.

–¿Irás con eso a la audición? –le preguntó.

Luary miró hacia abajo contemplando su atuendo.

–¿Tiene algo malo? –preguntó con inocencia. Takashi rio.

–Se supone que es el día más importante de tu vida. –dejó de comer. –Ven conmigo.

La llevó a su habitación. Sacó una caja que Luary nunca había visto, y de ella extrajo un vestido rojo con la falda de ceda, cuello alto y los hombros descubiertos.

–¿De dónde lo...? Espera. –Luary acarició la parte superior del vestido. –Es la tela que compraste con tus ahorros de navidad.

–Sí, pensé en hacer algo lindo. Pruébatelo. –Luary negó con la cabeza. –Lu, ponte esto, por favor, por mí.

Suspiró rendida y obedeció. Takashi le trenzó el pelo para que ella estuviera más cómoda. Cuando terminó, recibió un fuerte abraso de su mejor amiga. Luary no se había dado cuenta de cuánto miedo realmente tenía hasta que se miró en el espejo, el gran día era hoy.

–Lo harás bien. –la animó Take. –Eres una crack

Luary se separó y tomó su rostro cansado por la falta de sueño entre sus manos.

–No me animes, guarda un poco de ese optimismo para ti. Y ve a cambiarte.

Takashi se alistó lo más rápido que pudo, y ambos, con un manojo de nervios en el estómago, partieron.

Athan se despertó a las 7 de la mañana, TJ aún dormía, así que salió para comprar el desayuno. Fue a Mystic, y aprovechó para pedirle a Sandra que les preparara un almuerzo ligero para llevar para cada uno.

Cuando regresó al departamento, TJ ya había despertado y se duchaba. Dejó el desayuno en la mesa y entró a su habitación para preparar su ropa.

–¡Athan! -gritó TJ desde el baño de su habitación.

–¡¿Qué?!

–¡Ve a comprar el desayuno a Mystic!

–¡Ya lo hice!

–¡¿Qué?!

–¡Qué ya lo hice!

–¡¿Qué dices?!

Athan corrió y le abrió la puerta del baño a TJ.

–¡Te dije que ya lo hice! –gritó aún más fuerte.

–No grites. –se quejó TJ. –vas a dejarme sordo.

Athan se sintió tentado a quitarle las toallas y hacerlo sufrir un poco, pero no había tiempo para bromas.

–Sólo... Apresúrate y ven a comer.

Athan salió con una sonrisa en el rostro, y comenzó a comer su desayuno sin TJ, cuando éste terminó de ducharse Athan ya había terminado de comer.

–¿Ya comiste? -preguntó TJ aún en batas.

–Sí, alistaré el teclado y me daré una ducha.

–Bien. Prepararé té con limón, ¿quieres?

–Tibio y sin azúcar ni miel.

–A la orden, patrón. –dijo sarcásticamente.

Athan no tardó más de 10 minutos en la ducha, se vistió con tres atuendos diferentes y escogió el segundo. Cada vez se le hacía más difícil controlar sus nervios, su boca se secó por completo y sentía su corazón latir con demasiada fuerza. Con sus cosas ya listas en la sala, decidió llamar a su doctor.

–Sí, ¿hola? -respondió.

–Doctor, habla Athan.

–Buenos días, Athan. ¿En qué puedo ayudarte?

–En unas horas tengo las audiciones para el Instituto Merak.

–¿Es hoy? ...Ah sí ¿Y cómo te sientes?

–Temo que suceda de repente.

–No pienses en que te vendrá un ataque, recuerda no beber ninguna bebida con cafeína, por más que estés sediento.

–Sí, no, llevaré agua con limón.

–Muy bien, recuerda respirar y llamarme si sucede algo. Eres tú el que decidió todo esto, puedes dejarlo y abandonar. Analizaré tu horóscopo y te encenderé una velita y algo de incienso si eso te deja más tranquilo.

No lo dejaba más tranquilo. Pero era un doctor, algo debía saber.

–Gracias doctor. –colgó.

–¿Estás listo? –preguntó TJ terminando de colocarse un arete.

–Sí.

–Bien. Uf, estoy más nervioso que en mi audición, pero tranquilo, yo cargaré todos los nervios, tú tranquilo.

–Bien, carga también con el teclado.

Bajaron hasta el estacionamiento y subieron con cuidado el teclado en la parte de atrás, luego recogieron los almuerzos de Mystic y se pusieron en marcha.

Llegaron al Instituto a las 11, había mucha gente, como siempre, Athan se sorprendió al ver el lugar. Al ingreso los recibían dos guardias de seguridad acompañando a una chica y a un chico, quienes revisaban el código QR de cada participante y les entregaban una pegatina con su número de participación que indicaba el dicho código. Una vez dentro los guiaban hacia el salón A. Era el salón en el que normalmente hacían todas las audiciones, su camerino tenía varias aulas equipadas para que los estudiantes ensayen antes de sus presentaciones, sofás y televisiones para que puedan ver las audiciones de sus compañeros mientras esperaban.

–TJ –susurró Athan. –Este lugar es enorme.

–¡TJ! -gritó un chico de uno de los grupos que esperaban. El pelirrojo saludó de lejos y se acercaron al pequeño grupo. –Listo muchachos, TJ llegó, ya pueden estarse olvidando de la beca.

Estaban sentados en el piso sobre cojines, algunos se apoyaban contra la pared y otros sentados de forma que cerraban un círculo.

–¿Qué hacen aquí, grupo de vagos? –saludó TJ, a la pregunta le siguieron los choques de manos, puños y algunos abrazos.

–¿Audicionarás para la beca? –preguntó uno de los chicos.

–No, yo vengo de apoyo. Les presento a Athan, es nuevo en la Isla, es un amigo de Corea. Athan, ellos son mis chicos: Seul-Ki, Leo, Jyn, Ryuuk, Weylin y Cassian. –los chicos saludaron al escuchar su nombre.

–Hola. –dijo Athan algo aturdido por tantos nombres.

Ambos se sentaron con el grupo, estaban muy cerca de la entrada al corto pasillo que conducía al auditorio, pero no había mucho problema, sobraba espacio.

–¿Por qué tu nombre no es coreano? -preguntó Seul-Ki. –¿Hablas inglés?

–Mi padre es de la Isla, y mi madre es coreana, y sí, hablo ambos idiomas a la perfección.

–Athan viene de un clan antiguo en la Isla. –dijo TJ. –Los Zeev.

Más de uno se admiró y se miraron entre ellos. Pero Athan, aunque sabía que su apellido era antiguo no sabía la historia de su familia., así que se limitó a sonreír.

–¿Qué hace un Zeev con una coreana? Creí que sólo se relacionaban con gente de la isla. –preguntó Leo.

–¿Vienes a las audiciones para la beca? ¿O sólo para entrar al instituto? –preguntó Ryuuk.

–No soy tan ambicioso como para aspirar a una beca, sólo quiero entrar. –Los chicos se miraron y el ambiente se tranquilizó.

–Lo siento, es que conseguir una beca es muy importante para nosotros y temíamos que fueras competencia. –dijo Ryuuk.

–Igual tienen una dura competencia. –habló un chico detrás de Athan. Todas las miradas se dirigieron hacia él.

Era un muchacho chino, de la misma estatura de TJ, vestía de traje y llevaba una tabla de apoyo con algunos papeles en la mano.

–Ze Lei. –dijo TJ con una amplia sonrisa. –No esperaba encontrarte aquí hoy. ¿Audicionarás?

–No, yo ya tengo beca por ser estudiante destacado. –Los otros chicos murmuraron acerca de los presumido que era. –Vine como voluntario para apoyar las audiciones. –Ze Lei miró a Athan y le regaló una breve sonrisa. –Hola chico nuevo, vine por ti. Necesito saber la canción que cantarás y si necesitas que alguien toque el piano o que coloquen una pista para ti.

–No, yo traje mi teclado, yo tocaré.

–Bien... ¿tu número es?

–78. –Ze Lei buscó el número entre los papeles y encontró el número de registro de Athan.

–Muy bien. Athan Zeev... no necesita apoyo. –Ze Lei se detuvo un momento en el apellido de Athan y luego de anotar le dedicó una nueva sonrisa. –Mucha suerte Zeev.

–Gracias. –Ze Lei se despidió con un movimiento de cabeza y se fue hacia el siguiente grupo.

–Ese es Ze Lei. –dijo TJ. –es el mejor estudiante de la sinfónica. Toca el violín como un dios, también toca el piano, la guitarra, la batería, el chelo...

–Es un prodigio musical. –interrumpió Jyn. –No pierde la oportunidad de restregártelo en la cara, es insoportable.

–Es un buen chico. –concluyó TJ.

–Eres el único que dice eso. –dijo Seul-Ki. –Eres su único amigo, tú y Dilara.

TJ sólo rio nervioso para dar por concluido el asunto, e inmediatamente después cambió de tema interesándose por la canción que presentarían sus amigos. Athan permaneció ausente en cuanto esa conversación inició, miraba alrededor con mucha curiosidad, todos los grupos practicaban sus coreografías, o su canto, había algunos solistas que estaban sentados con audífonos ensayando o bailando, había 4 bandas que tenían sus instrumentos guardados y aguardaban por su turno; observó con curiosidad que la mayoría de los que esperaban eran grupos con canciones pop, se sintió del montón.

A las 12:30 llegaron Takashi y Luary, revisaron sus códigos QR y les entregaron las pegatinas con sus números correspondientes, Takashi se negó rotundamente a pegar algo sobre su ropa así que guardó los números en su bolsillo, tampoco permitió que Lu pegara la pegatina en el vestido o el saco que él le había prestado.

Takashi llevaba una de las maletas de ropa, el maletín con el colgador y un bolso con accesorios, Lu llevaba la otra maleta, su violín y el estuche del atril. Se ubicaron en el lugar contra la pared más vacío del salón, de esa forma podían alistar las cosas de Takashi sin mucho problema.

En cuanto comenzaron a sacar las prendas que Takashi había diseñado los murmullos arreciaron, muchos grupos de chicas y chicos vieron la ropa colgada y más de uno hizo un comentario al respecto.

–Oigan. –dijo uno de los chicos del grupo de TJ. –¿Ya vieron eso?

Athan y TJ que se encontraban de espaldas al lugar indicado voltearon y vieron cómo Lu colgaba uno de los últimos dos conjuntos que Takashi había confeccionado.

–Un diseñador... ¿o diseñadora? –comentó TJ.

–Dudo que sea la chica la que diseña. –dijo Jyn. –¿Ya viste cómo está vestida? –bufó. –Mira su pelo, es un desastre. El chico tiene mejor estilo.

–No sabes lo que lleva puesto. –dijo Athan. –Me refiero a ella, el saco es muy grande, no deja ver lo que tiene debajo.

–Amigo, eres un pervertido. –se burló Jyn. Athan calló y volteó a verlos una última vez, para luego olvidarse momentáneamente de su presencia.

Luary trabajaba ajena a las miradas que sentía y algunos comentarios que llegaba a oír, Takashi por el contrario apenas si podía concentrarse en lo que hacía, tardaba mucho en colgar la ropa y trataba de hacer a un lado los comentarios que escuchaba y las miradas que sentía sobre él, pero no podía.

–Lu... Todos nos están mirando...

–Sólo unos cuantos curiosos, no todos. –dijo Lu sin dejar de trabajar. –No les hagas caso, sólo miran tu trabajo porque es genial. –Lu hizo una pausa y miró a su amigo, se acercó y le tomó ambas manos. –Tu ropa es genial, por eso todos la ven, todos la quieren.

La sonrisa de Lu ayudó a que Takashi se tranquilizara, un poco, lo suficiente para que terminaran el trabajo más rápido y lograran cubrir el colgador con una sábana oscura.

–Hola. –dijo un chico detrás de Lu apenas terminaron de cubrir la ropa. Era Ze Lei.

–Hola. –Contestó Lu dando un saltito, reflejo de sus nervios. Ze Lei le sonrió.

–No quería interrumpirlos mientras trabajaban. Vine para saber sus números y si necesitan algún apoyo musical en su presentación.

–Claro. Ah... Takashi es el número 67 y yo soy el número 66.

Ze Lei buscó sus números en su lista y sonrió al encontrarlos.

–Takashi Yanase, diseñador... –lo miró. –¿Necesitarás algún apoyo?

–No, no creo. –Ze Lei asintió y anotó "sin apoyo"

–Luary... ¿Tametz?

–Sí...

–Tocarás el violín. –al leerlo en voz alta su sonrisa se hizo aún más grande y sus ojos brillaron. –¿Necesitarás algún apoyo?

–Bueno, no practiqué con apoyo real. No creo que tengan a alguien que toque el corno inglés conmigo, ¿verdad? –bromeó.

–¿Un corno inglés? -preguntó Ze Lei con curiosidad. – No lo creo.

–Está bien, tengo la pista. –le entregó el pendrive

–Suerte.

–Gracias. Perdona... ¿Cuál es tu nombre?

–Hua Ze Lei, si entras al Instituto ensayaremos juntos a menudo. Nos vemos. –Ze Lei se apresuró a acercarse al siguiente grupo y Lu lo siguió con la mirada, él era lo que ella quería ser, en el corto plazo.

En ese momento, del pequeño pasillo emergieron dos adultos, una mujer y un hombre, ella era una mujer de color, muy alta, con un pelo afro recogido y decorado hermosamente, vestía una túnica de tonos verdes y celestes muy intensos. Cuando Lu la vio se quedó boquiabierta.

–Es hermosa. –dijo. Takashi guardó silencio, se había quedado sin palabras al verla.

La mujer aparentaba unos 40 años, era altiva y cautivadora, en cuanto comenzó a caminar en el pasillo el ruido del salón comenzó a callar. El hombre que la acompañaba era el técnico de sonido, tenía una estatura promedio, pero le llegaba al hombro a la mujer, quien, además de ser alta, usaba tacones.

–¡Los participantes 38, 39, 40, 41, 42, 43 y 44 aproxímense al pasillo con sus respectivos números! –dijo el hombre levantando el tono de voz.

–Si aún no registraron su apoyo musical, Ze Lei se aproximará a ustedes mientras esperan en el pasillo. –dijo la señora sin elevar el tono de voz, no era necesario, su voz era potente.

Al finalizar el comunicado regresaron por el pasillo, los participantes con el número 40 estaban al lado de Takashi y Luary, era un grupo de cuatro chicas que no dejaron de practicar desde que llegaron. Takashi y Lu les desearon suerte y ellas respondieron con los mismos deseos.

–Lu, creo que voy a vomitar. –comentó Takashi en cuando las chicas se retiraron.

–Hay bolsas para eso en la maleta. –replicó al instante sorprendiendo a su amigo. – ¿Qué? Tenía miedo de vomitar de verdad.

El salón A contaba con 4 televisores, uno en cada pared, en el momento que llegaron TJ, Athan, Luary y Takashi, estas pantallas estaban transmitiendo las audiciones de los anteriores 7 grupos o participantes. Algunos las veían, otros las ignoraban.

Al terminar las audiciones convocadas Takashi se quedó mirando fijamente el pasillo para ver cómo salían los grupos, todos lo hacían en silencio, no mucho más tarde volvieron a salir el hombre y la mujer imponente para hacer el llamado de los otros participantes.

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