El tren hacia los taxis voladores salía a las 10, por lo que habían quedado a las 9 en la puerta de la estación.

¿Por qué tan pronto? Os preguntaréis.

Pues veréis, había cierta persona que era incapaz de llegar puntual, por mucho que su hermano lo intentara, Gloria era un caso perdido a la hora de ser puntual.

Al contrario que Mía, la cual ya estaba en la puerta antes de la hora acordada. El chico que usaba máscara conocía ese hábito suyo por ser muy puntual, por lo que decidió ir antes de hora a la estación para hacer compañía a la chica.

-. ¡Hola Alistair!

El chico se limitó a levantar la mano, llevaba su traje de líder de gimnasio, cosa que no la sorprendió. Mía empezó a hablar, como de costumbre, pero esta vez se notaba el nerviosismo en su voz. Alistair, el cual estaba pendiente hasta del más mínimo detalle de la chica no le costó mucho trabajo notarlo, así que decidió hablar.

-. ... ¿Sucede algo?...

-. ¿Eh?-. La chica lo miró sorprendida.

-. ... Te noto nerviosa...

-. ... -. Mía pensó si hablar o no.-. Solo estoy nerviosa sobre el tal Mostaz, después de todo es un ex-capeón de Galar.

Mentira. Eso no le importaba en lo más mínimo. Alistair lo sabía de sobra, pero teniendo en cuenta que Mía no quería hablar no podía hacer nada más. Después de todo, no es como si el tuviera el valor para contradecirla.

Después de unos minutos incómodos, llegó Berto.  El chico con el pelo blanco que también llevaba su uniforme puesto notó la extraña atmósfera que había en el lugar, pero prefirió no decir nada. Después de todo, ¿Mía ayudaría a Alistair en lo que sea que le pase, no? 

Si tan solo Berto supiera que el problema lo tenía Mía y no Alistair...

La siguiente en llegar fue Roxy, la cual también llevaba la ropa de tipo siniestro, aunque también tenía puesta una chaqueta negra de Nerio. La habitante de pueblo Crampón iba esquivando y escondiéndose del Team Yell. También notó el ambiente que había alrededor de sus amigos, pero, al contrario que Berto, ella sí supo que algo le pasaba a Mía. También sabía lo cerrada que podía llegar a ser cuando se trataba de sus problemas, así que decidió dejarlo pasar, pero preguntarle qué era lo que le molestaba en cuanto estuvieran solas.

Los presentes empezaron a hablar de temas triviales, y, aunque Mía tratara de evitar que sus amigos supieran de su nerviosismo, aún era perceptible en el ambiente, pero no tanto como antes.

Finalmente, cuando faltaban cinco minutos para que saliera el tren, Víctor y Gloria llegaron. Con las prisas ni siquiera se dieron cuenta que Mía estaba delante de ellos y chocaron.

-. Perdón...-. Dijo la de pelo añil mirando el suelo.

-. No te disculpes.-. La reprendió su prima.

-. Ha sido nuestra culpa, nosotros te pedimos perdón.-. Añadió su hermano poniéndose de pie, para luego tenderle la mano.

-. Tenemos dos minutos para entrar.-. Avisó Berto.

Los seis presentes se apresuraron a entrar. Una vez dentro, pasaron sus tarjetas por la máquina que les impedía el paso para subir el tren. Cuando entró Alistair, el cual iba último, las puertas se cerraron. Lo habían logrado por los pelos.

Buscaron sitio por el vagón. Dio la casualidad (guion) de que justo había seis asientos juntos, tres mirando hacia delante y tres hacia detrás. Las chicas se sentaron en la parte trasera, mientras que los chicos estaban en la parte delantera.

-. ¿No pensáis disculparos por llegar tarde?-. Los recriminó Berto levantando una ceja y cruzándose de brazos.

-. Hemos llegado puntuales para tomar el tren.-. Contestó Gloria sin mirarlo.

-. Aún así, habíamos quedado a las 9 para poder hablar y pasar el rato.-. Añadió Roxy.

-. Gloria, tienen razón. Hemos llegado una hora tarde.

-. ¡Maldito traidor!-. Exclamó la castaña dramatizando.-. En fin da igual, todos sabíamos que eres incapaz de resistirte a... Roxy.-. Lo último lo susurró de forma que solo su hermano lo pudo escuchar.

El chico, más rojo que una baya tamate se levantó y se abalanzó sobre su hermana.

-. Voy a ir a por agua... ¿Vienes, Mía?-. Le preguntó la peli negra a la de ojos azules.

La nombrada asintió. Ambas se levantaron y se fueron de allí dejando a los hermanos peleando mientras Berto miraba por la ventana y a Alistair le entraban ganas de morirse.

-. ¿Ha pasado algo?-. Preguntó cuando se alejaron lo suficiente.

-. No.

-. ... Estás rara.- . Contestó.

-. Solo estoy nerviosa.

-. Te crecerá la nariz si sigues mintiendo.- . Contestó en modo de broma.

-. ...

-. Si no quieres hablar no voy a forzarte, pero ten en cuenta que nos preocupamos por tí.- . Añadió la contraria.

-. Verás... -. Hizo una pausa, no sabía cómo decirlo.- . Solo tengo algunas cosas en la cabeza, nada que no pueda llevar.

-. ... ¿Segura?-. Mía asintió.- . Bien, pero en caso de que no puedas con lo que sea que te moleste, el Team Shield estará ahí para tí.

Luego siguieron su camino en busca de agua.

En parte no había mentido, era algo que tenía en la cabeza, por lo que Roxy no podía enfadarse con ella.

Compraron varias botellas de agua, luego volvieron al vagón donde estaban sus amigos. Gloria y Víctor ya habían dejado de pelear, Berto seguía sin hacer el mínimo intento por socializar y Alistair estaba muy incómodo.

-. Traemos agua.- . Dijo "alegre" Mía.

Le entregó una botella a cada uno de los presentes. Roxy y ella se sentaron en sus lugares.

El resto del camino se la pasaron hablando.

Finalmente llegaron al lugar de los taxis voladores. Subieron y viajaron hasta la isla de la Armadura.

Por fin habían llegado a la famosa isla.

Ellos aún no lo sabían, pero esa isla escondía un enorme secreto.

Continuará...

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Buenas mi gente!

Qué os parece la historia?

Aunque bueno, este capítulo ha sido un poco de relleno.

El tema de la familia Zerua no se tocará abiertamente, pero si tendrá algunos momentos. Todo ese tema me lo guardo para futuros libros o capítulos en Pokémon Púrpura.

Dicho todo,

Espero que os haya gustado.

Me gustaría leer vuestras teorías sobre la historia.

Os leo!

Entidad fuera.