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Capítulo 17 [1/2]

El cuarto donde se encontraba era oscuro y pequeño, de un metro cada pared a excepción de la que creía era la entrada del cuarto ya que no lograba tocar esa pared. En su pie sentía un frío grillete reduciendo su movilidad.

Le dolía la cabeza y estaba mareado, supuso el culpable fue el fuerte golpe que recibió; soltó el aire, no podía hacer nada en esa situación más que esperar lo mejor.

Pero siendo sincero consigo mismo, no sabía qué esperar, todavía tenía presentes las palabras de Byakuran, también las de Uni y su intuición continuaba golpeando en su cabeza señal de peligro, empeorando las punzadas en su cabeza.
Temía no solo por su vida, sino también por su cuerpo; el no comer bien le había debilitado demasiado y si se presionaba demasiado, lo más probable era que su cuerpo cedería.

—no es momento de reproches..—se dijo

Aún llevaba puesto el traje, aunque sentía algunas hebras sueltas.
Sonrió ante la idea de Lussuria enojado por ver el traje que había hecho ahora en mal estado.

Buscó en sus bolsillos, aliviándose.
En el último instante había arrojado a Natsu lejos de él, dejándoselo a los demás para mantenerlos al tanto de sí mismo.

—“espero que al menos lo noten”—deseó, sabiendo que se pondrían en marcha a buscarlo —“perdóname Reborn”—recordó que habían intercambiado miradas antes del desastre

Ligeros pasos le sacaron de sus pensamientos, cada vez haciéndose más nítidos, acercándose probablemente a la puerta.
Murmullos se escucharon antes del sonido de varios cerrojos y llaves, abriéndose la puerta.

El pasillo era oscuro a excepción por una muy tenue luz a espaldas de los tres sujetos frente a él.

—buenas noches, cielo mío..—la voz juguetona le hizo fruncir el ceño

—Adriano Fiume..—murmuró viendo la delgada sombra

—sáquenlo..—ordenó

Uno de los hombres le quitó el grillete para después, junto con el otro, le levantaran por los brazos. El constante mareo le impidió ver bien su alrededor, aunque no era como si la luz ayudase mucho.
Reaccionó cuando algo golpeó sus pies, viendo escaleras debajo de ellos; Adriano hablaba y hablaba sobre cosas que Tsuna no conseguía escuchar con claridad.

—siento mucho haber irrumpido en el funeral..—al fin el pitido había abandonado su cuerpo así como el mareo su cabeza —pero fue una oportunidad que no podía perder..

—.. las tumbas..—murmuró; su garganta se sentía seca con el solo pensamiento que el lugar donde sus padres descansaban se encontrara arruinado

—tranquilo amore, procuré dejar intacto el lugar..—aseguró; a pesar de quién venían esas palabras, se permitió suspirar aliviado

—puedo saber la razón del secuestro?—trató de sonar lo más cortés que pudo

Las palabras de Byakuran continuaba taladrándole la cabeza y no podía darse el lujo de recibir un castigo por algo tan banal como una manera de hablar.

—.. ya habrá tiempo para eso..—le sorprendió el hecho de que no fuera un NO rotundo pero aún así, la sonrisa que sabía tenía le daba un mal presentimiento

El camino hacia la salida era bastante largo, quizá incluso habían pasado cinco minutos caminando. El pasillo al que salieron estaba mucho más iluminado, permitiéndole ver unas paredes de tonos oscuros.
Lújubre, así se veía. Incluso el estado lújubre de la mansión Varia era más brillante que éste.

Continuaron arrastrándole por varios pasillos, encontrándose con trabajadores que les daban una reverencia.
Miedo. Podía percibirlo en la tensión de sus cuerpos cada vez que pasaban a su lado.

Tsuna se preguntó si ellos podrían confirmar los métodos que Byakuran le había mencionado y que, por los golpes, cortada y raspones, podía asegurar que así era.
Un ligero miedo se apoderó de su ser, el cual se había obligado a desaparecer.

Pensó en las peleas que había tenido en el transcurso del año y cómo había terminado en cada una.

—“nada puede ser peor que Daemon Spade acribillando mis huesos”—se trató se convencer

Pero de nuevo regresaba el miedo, recordándole que Fiume era un enemigo nuevo al cual enfrentar, además que se encontraba en un lugar desconocido, sin Natsu y completamente ciego de razones del porqué le había secuestrado. Una situación precaria. Demasiado precaria.

—.. donde estoy?—jugó con su suerte

—en mi casa, claro..—estuvo a punto de volver a hablar, pero fue interrumpido —Italia..

Al menos era un consuelo el estar quizá cerca de Vongola y no en sabrá qué lugar del mundo.

—ésta será tu habitación a partir de ahora..—apenas se daba cuenta de la puerta negra, confundiéndose con el tono azul oscuro

—mi habitación?—miró los ojos celestes totalmente confundido

—por supuesto, no esperarás que te deje en esa prisión, o si?—negó respondiendose a sí mismo —jamás me lo perdonaría..

—p.. puedo..!—exclamó antes que lo metieran al cuarto

—si?—le sonrió, tratando de verse amable

—qué día es hoy?

—es domingo, las seis.. dentro de tu cuarto hay un calendario y un reloj..—hizo un movimiento de cabeza indicando que le ingresaran a la habitación

La puerta se cerró con un suave crujido, dejándole solo. Observó la habitación; ésta, a contraste con el pasillo, tenía un tono suave anaranjado en las paredes, había un estante con libros junto a una de las paredes, también había una ventana dando una vista a rosales muy parecidos a los que había en Vongola, frente a ésta se encontraba un sofá aparentemente cómodo de color negro.

Una cama matrimonial se encontraba imponente cerca de una esquina de la habitación, lo suficientemente grande como para competir con la de Xanxus. Había otros muebles, mesitas de noche, lámparas incluso había hojas y plumas.
Parecía que realmente quería hacerlo sentir cómodo. Caminó a otra puerta configurando que fuese el baño; dentro había todo lo que pudiese necesitar.

Se sentía confundido. Una persona no secuestra a otra e intenta hacerlo sentir como en casa, al menos no una cuyos intereses sean peculiares.
Lo que sea que Adriano estuviese tramando, su esfuerzo por no intimidarlo le asustaba todavía más.

Caminó alrededor de la habitación observando la ventana, analizándola; era imposible que le dejaran un vidrio normal, mucho menos que le dejaran abrirla.
Lo comprobó cuando golpeó el vidrio con la única silla que había.

Decidió no malgastar energías y dejo la ventana en paz. Miró ésta vez la puerta. No había escuchado ningún tipo de cerrojo y tampoco lo había visto por fuera.
Acercó su rostro a la puerta, tratando de escuchar algo.

Nada. Absolutamente nada, ni un solo ruido se escuchaba fuera.

Llevó su mano al picaporte, esperando que estuviese cerrado.
Contuvo el aire al girarle. Abrió con lentitud la puerta para después dar el primer paso.

Todo parecía normal, no había pasos apresurados en su dirección. Solo sentía la advertencia de su intuición, pero ella llevaba días ahí, así que no le prestó atención.
Corrió todo lo que sus piernas daban, mirando varias veces a su espalda.

Rogó no encontrarse con nadie, aguantando la respiración cada que giraba por un pasillo.
Miró de nuevo a su espalda, ésta vez sintiendo un fuerte golpe en su estómago frenando su carrera.

Delante se encontraba Adriano mirándole con seriedad junto al guardia que le había golpeado; otro golpe, ahora en su rostro, lo llevó al suelo provocando que su cabeza rebotara contra la alfombra.
El dolor que recién se había ido regresaba de nueva cuenta a su cabeza con punzadas más fuertes. Por un segundo le pareció ver puntos blancos en un fondo negro.

Una patada hacia su pecho le regresó a la realidad, recibiendo otras dos en el estómago.
Apenas pudo escuchar el ligero murmullo de la voz de Adriano parando al guardia, permitiendole toser y tratar de jalar aire, pero incluso ese pequeño esfuerzo hacia su pecho arder.

Rememoró todas las clases de Reborn, inhalando y exhalando de manera lenta, ignorando el temblor en su cuerpo.

—amore, si necesitabas algo debiste esperar a que una sirvienta fuera a tu cuarto..—contuvo la necesidad de escupirle

En su lugar, tosió en la alfombra, manchando el tono gris en rojo.

—oh, cielo mío, te queda perfecto el rojo..—sonrió —levántalo..

Le llevaron de regreso a la habitación, acostándole en la cama. El guardia salió a buscar un médico y por una fracción de segundo Tsuna estuvo tentado a rogarle que no se fuera. Descartó aquello, Reborn, Xanxus y prácticamente toda Vongola lo encontraría humillante, y ciertamente, él lo encontraba inútil.

Squalo, Lussuria y Mukuro se habían encargado de enseñarle cómo funcionaba un cerebro retorcido y obsesivo, así que tendría que pensar en otra cosa.

—siento dejar que te golpeara..—su voz le sacó de sus pensamientos —pero debes ser obediente..—acarició su mano, tomándole desprevenido —mas tarde traerán tu desayuno, entendido?—asintió lento

Le temía, debía admitirlo. El hombre frente a él podría no ser tan retorcido como Varia, siquiera como Mukuro, pero había una enorme diferencia: juicio.
Su familia era sádica y retorcida, pero tenían muy presentes los límites que podían tocar. En cambio, podía ver cierta locura en su cara lo cual significaba un peligro para él.

ser retorcido y sádico no es un problema si se tiene juicio, pero una persona que no lo tiene, puede ser más peligroso sin importar qué tan loco esté

No había comprendido las palabras de Squalo hasta ese momento. Los sádicos retorcidos sin juicio no ven límites, solo van hacia aquello que satisfaga la loca idea que haya atravesado su cabeza, no importa si eso conlleva a su propia muerte.
Ser conocedor de ese detalle no era precisamente tranquilizador, pero le hacía ser consciente que si decía o hacía algo erróneo, ahí acabaría su vida.

—te sientes muy mal?—de nueva cuenta su voz le sacó de sus pensamientos

—.. estoy bien..—susurró —cuándo.. cuándo me..

La puerta abriéndose le calló, dejando ver al guardia seguido por una mujer.
Adriano se hizo a un lado para que ella hiciese su trabajo, pero en ningún momento miró los ojos de Tsuna. La mujer era un usuario de la llama Sol, así que en cuestión de minutos el ardor y dolor bajó un poco.

—dos de sus costillas estaban rotas pero.. su abdomen no tiene nada de qué preocuparse..

—que hay de la sangre que escupió..

—f.. fue por el golpe en su rostro..

—estás segura?—asintió con velocidad —sabes lo que te pasará si te equivocas..—fue suficiente para que hiciese un segundo chequeo, diciendo lo mismo que con el primero

—p.. para los golpes..

—no será necesario..—interrumpió —eso será un recordatorio..—Tsuna apretó los dientes al ver su mano acercarse a su rostro, deteniéndose a escasos centímetros —váyanse..—ordenó

Mujer y hombre se retiraron, pero el segundo se quedó afuera de la habitación esperando por su jefe.

—qué me ibas a preguntar?—se sentó a su lado

—“si lo presiono me golpeará”—recordó —q.. que si me.. me llevarás a ver los rosales..—jugó de nuevo con su suerte

Al no recibir respuesta, cerró los ojos esperando cualquier golpe, podía soportarlo.

—te gustaron?—soltó el aire aliviado de no tener que rememorar todos los golpes que había recibido de Reborn —me esforcé mucho en que se vieran como los de la mansión Vongola..

—miraste?—la idea aterraba

—claro, debía saber qué le gusta a mi cielo..

El vago recuerdo de él frente al ventanal sintiendo ser observado le cayó como un balde de agua fría.
Adriano antes de secuestrarlo le había acosado con antelación.

—porque?

—para hacerte sentir cómodo, no te sientes cómodo?—la ligera amenaza en su mirada le respondió su duda

—s.. si, si..—asintió

De momento dejó de hacer preguntas, no quería tentar demasiado la ‘amabilidad’ mostrada por el contrario.
Tras unos minutos en silencio, el suave golpe en la puerta hizo que llevara sus ojos hacia ésta.

—e traído el desayuno, mi señor..—murmuró la mujer aún en el marco de la puerta

—bien, dejaré que desayunes..—asintió, deseando que se apresurara y se fuera —no vuelvas a desobedecer, de acuerdo?—de nuevo asintió

Cuando al fin se quedó solo soltó el aire. Apretó los dientes, sentándose en la cama.
Ya no ardía el respirar, pero el dolor en su abdomen, pecho y mejilla aumentaba con cualquier movimiento, además que las punzadas en su cabeza tampoco eran de ayuda.

Caminó con pasos temblorosos hacia la pequeña mesa, inspeccionando comida y agua.
Teniendo en su cabeza algo más que el dolor del funeral, había abierto su apetito y tras asegurarse que el desayuno no contenía nada raro, se sentó a comer mirando hacia el exterior.

Pasaron varias horas para que alguien abriera de nuevo la puerta; eran cerca de las diez cuando entró una mujer intercambiando el plato y el vaso.
No intentó hablarle y mucho menos acercarse, tenía la ligera sospecha de que si Adriano descubría que había hablado con ella, le haría algo malo a ambos.

Observó el plato desde la cama, notando una rebanada de pastel. Decidió no tocar nada, el dolor no le dejaba moverse en su totalidad y prefería quedarse acostado.

—“llevo un día aquí..”—miró el calendario —“con suerte puedo sobrevivir unos días de éste modo”

Pero pensó en su intuición y todo lo que había acarreado. La suerte no estaba de su lado en los últimos días.
La puerta se abrió dejando entrar a Adriano.

—.. no te gustó el postre?—le miró, provocando que pegara un brinco —lo mandé hacer especialmente para ti..

—yo..—tragó duro, pensando qué decir

—oh! Es por los golpes?—asintió no muy seguro —entiendo, por un segundo creí que lo habías rechazado, que tontería, verdad?

—s.. si..—intentó sonreír, siguiéndole el juego

Tomó el plato y se acercó a él, sentándose en la cama; lo obligó a comerse la rebanada, a lo que solo pudo fingir no sentir el sabor a sangre mezclarse con el del pastel.

—está bueno?—asintió —de acuerdo..

—porque estoy aquí?—preguntó lento, observando la reacción en su rostro

—no te lo e dicho ya? No, probablemente no..

Que se respondiera a sí mismo le puso más nervioso de lo que ya estaba.

—escuché de ti hace un par de meses y comencé a sentir curiosidad.. cuando te ví, no pude evitar caer rendido..

Obsesión. Ya no siguió prestándole atención sabiendo que el secuestro y hacerlo sentir cómodo no era más que eso. Una obsesión.

—.. te investigué por muchas semanas, buscando qué te gustaba y qué no, fue aquí cuando te ví tan mal y a los pocos días descubrí el porqué. Sentí tanto deseo de consolarte, pero sabía que no podía.. entonces mandé aquella carta a Vongola, pareció ser un error ya que nunca te dejaban solo y cuando lo estabas, esas mascotas estaba ahí..

—solo querían protegerme..—susurró

—protegerte? Protegerte de quién?—reclamó

—“de tí”—se resistió a decirlo —s.. soy el heredero de Vongola, es normal que quieran protegerme..

—cierto, cierto..—asintió de acuerdo —pero aún así, estás aquí en mis brazos y nada ni nadie nos va a separar..

—“probablemente Reborn lo vaya a hacer..”

—descansa, hablaremos en la cena..—el asco subió por su garganta al recibir un beso en la comisura de sus labios

Contuvo las ganas de limpiarse hasta que se supo solo en la habitación.

—“chicos, dense prisa”

No quería pensar en lo peor, pero debía hacerlo; Adriano tenía un extraño sentido de querer, y si quererlo significaba secuestrarlo, no dudaba en que querría más que solo tenerlo ahí.
Las lágrimas se agruparon en sus ojos ante ese solo pensamiento. Podía soportar el daño físico, no era problema para él, pero un daño emocional de esa magnitud sumando el daño que ya tenía, podría terminar de romperlo, y nada podría repararlo.

Enterró el rostro en las almohadas y pensó en el recuerdo de Iemetsu y Nana, en Reborn, sus guardianes, Dino, Enma, Byakuran, incluso pensar en Varia lo tranquilizaba. Pensó en sus reacciones si lo encontraban.
Sabía que Reborn y Xanxus si no lo dejaban como coladera le darían unos buenos golpes, quizá Hibari también se una por ser un ‘impertinente’. Timoteo le regañaría junto a sus guardianes y Enma, Dino también estaría ahí.

Sus guardianes le reprocharían y Adelheid y Hana le darían una bofetada por el coraje, ya podía sentirlas. Sonrió ligeramente, su familia podía estar loca, pero sabía que le querían y eso era más que suficiente.
Lo único que debía hacer, era aguantar.

Miró la ventana, notando los rosales. Al menos tenía algo parecido a Vongola con él.
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El resto de la tarde se la pasó solo para su alivio; cada hora una sirvienta iba a la habitación preguntándole si necesitaba algo.
No intentó huir otra vez, tras meditarlo unos minutos, se dió cuenta de lo tonto que había sido, pues desconocía la mansión, los pasillos y ningún trabajador se atrevería a ayudarle.

Reconocía haber actuado por impulso y por su propia seguridad no se lo diría a Reborn, no estaba dispuesto a escuchar su reproche por lo insensato que había sido y que debía darle más entrenamiento, si, podía escucharlo conforme lo pensaba.

A las ocho un hombre había dejado un traje y zapatos nuevos en el cuarto para después avisarle que la cena sería a la hora siguiente.
Su miedo por Adriano aumentó al darse cuenta que el traje estaba hecho a la medida; no sabía de dónde había sacado sus medidas y no estaba seguro de querer saberlo.

El traje era blanco con una camisa negra; Tsuna sentía extraño el no usar ropa que haya sido hecha por Lussuria o las chicas.
Observó los zapatos, cuyo color también era blanco, a un lado de la cama. La talla era exactamente la misma que usaba, haciendo que se preguntara si alguna vez había dicho su talla en voz alta en alguna tienda o algo parecido.

Se sentó en el sofá frente a la ventana preguntándose qué estarían haciendo sus guardianes, tutor y aliados, si ya le habían encontrado, si todavía no, o si se estaban matando entre ellos como hacían a diario.
Reconsideró lo último, seguramente Reborn les dispararía si perdían el tiempo en eso.

Soltó el aire. Hacía apenas un día podía controlar sus emociones debido a la pérdida de sus padres y ahora se encontraba secuestrado por un loco obsesivo. Es decir, Byakuran también era un loco obsesivo con Mukuro, pero él recibía los golpes de la niebla y dudaba con creces que alguna vez haya pensado en golpear a Mukuro, siendo que podía si quería.
Pero Adriano no era Byakuran, Adriano le golpearía si hacia o decía algo que no le gustara y lo haría ver cómo un castigo por desobedecer aunque Tsuna tuviese razones para huir.

Soltó el aire de nuevo. La única manera de huir era haciendo que le sacara de la mansión, así tendría más campo para correr además que se encontraría al aire libre.
Miró el reloj, faltaba poco para las nueve. Ese día ya no conseguiría que le sacara, así que esperaría al día siguiente.
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La cena había marchado normal, más normal de lo que esperaba; Adriano le había preguntado cosas personales, qué le gustaba hacer, acerca de sus estudios y cosas triviales de su día a día.
Tsuna sabía que él ya conocía todas las respuestas, pero decidió responderle aún así.

—mañana tendré un poco de tiempo libre, te gustaría hacer algo?—la oportunidad brilló como sol frente a él

—me gustaría caminar por los rosales..—rogó en sus adentros para que aceptara

—de acuerdo..—ambos sonrieron, por distintos motivos claro está

—“si no lo consigo probablemente me golpee de nuevo, pero si se molestó en investigar a fondo sobre mí, no me matará..”

Despertó gracias a la luz del sol golpeándole directamente en la cara, provocando que se levantara con rapidez; si iba a correr debía ejercitarse, ya que debido a la falta de entrenamiento y a los golpes del día anterior, su cuerpo se encontraba con poca condición.
Su abdomen y pecho tenían moretones notables al igual que su rostro tenía una ligera hinchazón. Si no tenía éxito, probablemente le darían una verdadera paliza.

Con aquel pensamiento siguió con sus ejercicios. Era el segundo día de su secuestro y en ese momento pensó en sus compañeros; todos habrían regresado a la mansión, así que sus compañeros tratarían de hablar con ellos.
Realmente compadecía a quien tuviese el valor de hablarles en ese momento, sobretodo a Xanxus y a Reborn.

Los suaves golpes en la puerta le sacaron de sus pensamientos, esperando a que entrara la persona del otro lado.

—buenos días..—saludó Adriano —amore, tendré que decepcionarte el día de hoy..

—decepcionarme?

—surgió un pequeño problema y no podré llevarte a los rosales..

—ya veo..—se maldijo para sus adentros —otro día será..—intentó sonreír, fallando estrepitosamente —puedo pedirte un favor?

—claro amore, lo que quieras..

—puedo salir de la habitación?

—no necesitas salir..—se apresuró a responder

—pero es un poco aburrido..—notó la rápida tensión en el contrario

—te aburres?

—.. estoy dentro de cuatro paredes, me gustaría mover un poco las piernas..—esperó respuesta por unos segundos —y me ayudaría a familiarizarme con el lugar..

—familiarizarte.. tienes razón..—asintió —mas tarde le diré a Lorenzo que te acompañe..

—Lorenzo?

—uno de los guardias..—no le tomó tanta importancia, con suerte lograba escaparsele

Soltó el aire, estaba apostándole demasiado a su suerte, pero no sabía qué más hacer, necesitaba apoyarse en algo para tomar valor y energía.

Permanecieron en silencio durante un par de minutos hasta que Adriano se despidió y le dejó solo. Tan pronto escuchó la puerta cerrarse se dirigió a la ventana, tratando de ver más allá de los rosales.

Éstos eran extensos, muy extensos, pero eso no impidió que divisara una reja a lo lejos; sonrió complacido, ya comenzando a hacerse una idea de cómo era el resto del lugar. Si conseguía evadir a toda persona que le pasara por enfrente, había una mínima posibilidad de llegar a la reja y en esa posibilidad iba a confiar para escapar.

Pero primero lo más difícil: salir de la habitación.
No sabía si Adriano cumpliría, quería pensar que si, después de todo le había estado complaciendo con lo que sea que pidiesen, excepto claro, cualquier cosa que significara comunicarse con el exterior.

Decidió sentarse en el sillón, mirando directamente a la puerta esperando a que diera algún indicio de abrirse.
Pero nada, esperó durante tres horas sin moverse de su lugar y lo único para lo que se había abierto era para dejar entrar a la mujer que le llevaba el desayuno.

Después de comer pensó en volver a sentarse negando antes de alejarse de la ventana.
No debía desesperarse, si lo hacía corría el peligro de hacer una tontería y golpes gratis no iba a recibir, suficiente tenía con los que recibía de su familia.

Se paseó por la habitación como león enjaulado durante un par de minutos mirando el techo, a veces jugando con los interruptores de luz o haciendo figuras invisibles en las paredes con su dedo.
Para ese punto ya no sabía qué más hacer y era apenas el segundo día; tomó un libro y se sentó en la cama, aunque solo observaba las páginas unos segundos antes de cambiarla.

De vez en cuando le daba una mirada a la puerta, deseando que se abriera. Soltó el aire antes de mirar el reloj.
Eran cerca de la una pero sentía como si hubiera pasado todo el día; extrañaba el ruido de sus guardianes peleando entre sí, Reborn disparándoles, Squalo gritando, que lo perdonaran todas las deidades que conocía, incluso extrañaba a sus compañeros.

Reaccionó en cuanto escuchó pasos acercándose, pero lo descartó al suponer que se trataba de la comida.

—adelante..—habló tras escuchar los ligeros golpes en la puerta

—señor Vongola..—levantó la cabeza; en el umbral se encontraba un hombre de cabellos rojizos y ropa negra —soy Lorenzo..

Tsuna se levantó de un brinco apresurado a la salida, si continuaba ahí dentro se volvería loco; mientras caminaban Lorenzo le explicaba los lugares que podía ver.
Eso no le interesaba al castaño, solo quería encontrar una puerta al exterior.
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Suspiró frustrado. Se encontraba en la cocina y ya estaba harto, los pasillos eran confusos y se conectaban a otros caminos con igual decoración que de no ser por los destinos juraría que se encontraban en el mismo pasillo.

—“concéntrate, saliendo de la habitación todo derecho a la izquierda, ignora los primeros tres pasillos de ambos lados, después giras a la derecha y continúas recto hasta la biblioteca, sales y caminas a la derecha hasta el primer pasillo a la izquierda, ese me lleva al salón principal, en dónde hay tres puertas, dos a la derecha y una a la izquierda, en ella se encuentra la cocina..”—soltó el aire

Ese día no lograría nada, lo más cerca que estuvo al exterior fue por una ventana ligeramente abierta en la biblioteca, y Lorenzo no le había dejado acercarse a ella.
Miró la ventana de la cocina y se preguntó si podría romperla; negó con la cabeza. Era arriesgado y tonto, podría salir por esa ventana pero el ruido llamaría la atención y sería el mismo resultado de la huida de la habitación.
Descartó todo plan que se le hubiese ocurrido con anterioridad, necesitaba pensar en otra cosa.

Tras un par de minutos Lorenzo le indicó que debían seguir el camino, aunque Tsuna no tenía deseos de quebrarse la cabeza memorizado dónde y cuándo dar vuelta en los pasillos.

—quiero regresar a mi habitación..—solo recibió un asentimiento

Solo esperaba que Adriano no tomara su decisión de cortar el recorrido de mala manera.
Aunque si lo pensaba un poco, probablemente sí lo tomaría a mal siendo que él había pedido salir para 'familiarizarse'.

Pensó en una escusa durante el camino de vuelta a la habitación, realmente no quería otros golpes, los moretones de su abdomen apenas y había cambio de sanación pero los de su pecho se veían exactamente como se sentían.

—gracias Lorenzo..—recibió un movimiento de cabeza antes de que cerrara la puerta

Y ahí estaba de nuevo dentro de esas cuatro paredes, comparadas con los pasillos no resultaban tan malas.
Miró el reloj, habían pasado si al caso tres horas pero con lo confusos y revueltos que eran los pasillos lo sintió como una eternidad.

Recordó las palabras que les había dicho a todos y después pensó en sus acciones.

—que estoy haciendo?—se dejó caer en la cama con lentitud —“vamos Tsuna, ellos te van a encontrar, lo único que debes hacer es seguirle el juego a Adriano..”—se dió ánimos

Permaneció observando el techo en lo que se acercaba la hora de la cena hasta que le avisaron que se preparara; se bañó y vistió con el traje del día justo antes de que llegaran por él para llevarlo al comedor.

—Lorenzo mencionó que no terminaron el recorrido..—levantó la mirada antes de asentir

—m.. me dolía el pecho y quise descansar..—mintió esperando que le creyera

—ya veo, quieres que alguien te cure?

—eh?

—si te resulta molesto puedo mandar que te curen..

—no, no, es.. es un recordatorio, verdad? Debo obedecer..—la respuesta pareció hacerle feliz de alguna retorcida manera

—me alegra que lo recuerdes..—sonrió —mañana tengo algo de tiempo libre, quieres salir a los jardines?

Pensó en acceder, sería una buena oportunidad. Pero oportunidad de que? Probablemente Adriano reforzaría la seguridad para evitar un escape.
Al mínimo movimiento sospechoso probablemente le golpearía.

—lo estuve pensando y sería mejor no salir.. éstas fechas suelo tener alergias y sería una molestia.. prefiero mirar desde la ventana, es lindo verlo desde arriba, no crees?—de donde se había sacado todo eso, ni él estaba  seguro

—tienes razón..—soltó el aire para después seguir comiendo

No quería hablar con Adriano, sentía que cualquier cosa que dijese lo pondría más nervioso y al final diría algo erróneo.
Solo quería regresar a la habitación y no volver a verle, lo cual sería pedir mucho, sobretodo con la suerte que se cargaba.

Para su alivio, ya no se dijo más hasta que acabó la cena, Adriano solo se despidió de él y le llevaron a la seguridad de las cuatro paredes.

Los siguientes tres días no hizo nada diferente. De vez en cuando Adriano le visitaba e intentaba entablar conversación con él pero no pasaba mucho antes de que se fuera y le dejara solo por varias horas.
Ya no intentó escapar ni hizo esfuerzos por salir a los pasillos o a los jardines, debía guardar sus energías para cuando realmente las necesitara, y no era como si los golpes en su cuerpo le permitieran mucha movilidad.

Esos días se dedicó a observar el exterior desde la ventana, esperanzado con que en cualquier momento vería a alguien familiar.
Se sentía como un pájaro encerrado en una jaula, solo observando lo que no tenía desde ahí.

Incluso en ese momento de la noche, solo podía observar como las hojas y las flores se movían al compás del aire, siendo iluminadas por la poca luz de la luna que se hacía paso entre las nubes.

Faltaba poco para que comenzara el sexto día de su secuestro y en vista de que nada nuevo pasaría, se levantó de su asiento y se dirigió a la cama levemente deprimido.
No le hacía bien el encierro, comenzaba a sentirse miserable y a dolerle más la muerte de sus padres.

Había seguido el consejo de Hibari y se la había pasado llorando por las noches, eso lo aliviaba, aunque tuviera que desahogarse solo. Incluso tener a Xanxus a su lado lo haría sentir mejor.
Soltó el aire antes de acomodarse en la cama.

El ruido en el pasillo evitó que se durmiera; preguntándose qué sucedía procedió a levantarse. En esos casi seis días jamás había escuchado tanto ruido en el pasillo y mucho menos a esa hora.

Fue justo cuando sus pies tocaron el piso que éste tembló seguido de un fuerte estruendo.
El característico rugido de Besta lo emocionó, pero no quiso precipitarse, sintiendo que ya comenzaba a escuchar cosas que no eran.

Pero unos potentes gritos que ya conocía a la perfección solo le confirmaron lo que pensaba.
Solo pudo sonreír aliviado.

—.. al fin..



Hola!

Si soy sincera con ustedes iba a hacer sufrir más a Tsuna, pero me iba a ver muy oj*te con todo lo que había pensado.

Espero les guste y la segunda parte trataré de tenerla pronto.

Ojalá les esté yendo bien con todo ésto del Coronavirus y si no tienen necesidad, no salgan.

Nos vemos y que tengan un lindo día~♥

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